Según los resultados de la última encuesta de expectativas de ejecutivos realizada en junio por la consultora D’Alessio Irol, la mayoría confía en que se producirá una mejora en el segundo semestre de este complicado 2018.
En medio de la tormenta financiera, no todas son pálidas para el Gobierno nacional.
Según los resultados de la última encuesta de expectativas de ejecutivos realizada en junio por la consultora D’Alessio Irol, la mayoría confía en que se producirá una mejora en el segundo semestre de este complicado 2018.
El relevamiento electrónico, que alcanzó a 230 directores y gerentes de compañías asociadas al Instituto para el Desarrollo Empresarial Argentino (Idea), mostró una adversa percepción sobre lo ocurrido en los primeros seis meses del año, donde el 68 por ciento calificó ese período como peor o mucho peor respecto del semestre inmediato anterior.
Pero cuando se les pregunta por lo que viene, el 51 por ciento ve un escenario moderadamente mejor o mucho mejor, y la visión pesimista se reduce al 25 por ciento.
“Los aspectos de mayor impacto positivo están marcados por una apertura al mundo. La devaluación del peso muestra aspectos tanto negativos como positivos”, indicó el estudio en sus conclusiones. De todos modos, no se llega al optimismo que caracterizó a la etapa poselectoral del año pasado.
Una quinta parte de los consultados confía en incrementar las inversiones, con una mayor suba en las empresas medianas, ya que el 32 por ciento aumentará, contra 20 por ciento de las grandes.
También un tercio de las compañías prevé subas en sus ventas. Las pequeñas están con mejores expectativas: en este segmento, 42 por ciento espera aumentos. La mitad de las firmas no prevé cambios en el empleo, y un 19 contempla tomar gente.
Para considerar que la situación es “mucho mejor”, los ejecutivos relevados destacaron el acceso al crédito del FMI a baja tasa y la calificación de Argentina como país emergente.
Advierten, asimismo, una mejora en el comercio exterior por la suba del dólar y el acceso a más mercados, y el sinceramiento de las variables económicas.
Otro costado del relevamiento es que una tercera parte de los encuestados espera mejoras en su rentabilidad. La industria es la que en mayor medida ha sentido el impacto de una disminución en su nivel de operación, comentó D’Alessio Irol. Los niveles de inversión están por encima del promedio de ocho años.
Entre las preocupaciones, aparecen las dificultades para bajar la inflación como una cuestión preponderante para la competitividad.
“Al Gobierno se le reconocen especialmente sus esfuerzos para lograr la apertura del país al mundo” y “surgen las menciones positivas por la obra pública”, agrega.
Pero estiman necesario, en el corto plazo, que se logren controlar el gasto público y la inflación. A esto se suma la necesidad de reforzar la confianza.
Publicado en La Voz del Interior el 11/07/2018