- Fuerte rechazo a la Vacunación VIP. Lo consideran un símbolo de la corrupción y la impunidad. Inclusive en los cercanos al partido gobernante.
- Para evitar reiteración de este episodio apuntan a un mayor control y sanciones a los que contravinieron el orden justo.
- Los argentinos están esperando vacunarse en el transcurso del 2021. La mitad (45%) de los votantes a la fórmula Fernández-Fernández supone que podrá lograrlo antes de Junio. Es menor la certeza entre quienes votaron a otros partidos (26%).
- La mayor parte de los argentinos puede diferenciar entre lo que está bien (esperar el turno) y lo que está mal (recibir una vacuna antes de tiempo) y consideran reprobable adelantar su turno.
- Se encuentra convicción en que la rapidez en la aplicación de la vacuna está marcada por el signo político. Y, por lo tanto, que provincias y distritos afines al sector gobernante tendrán más rápido acceso .
- En general, aceptarían la vacuna de cualquier marca y origen, siempre que se encuentre aprobada por los organismos competentes. Sobresale la Sputnik V, la cual ha logrado revalidación desde los últimos anuncios científicos. Pfizer es la vacuna elegida especialmente por el sector opositor al Gobierno nacional y los millennials.
Cristina, combatiendo (al pequeño) capital
El capitalismo es un sistema económico y social basado en la propiedad privada de los medios de producción, lo que requiere de un corpus legal que brinde certidumbre (seguridad jurídica) a la personas o empresas que son, precisamente, propietarias. La experiencia histórica sugiere que uno de los principales riesgos consiste en las expropiaciones o confiscaciones por parte de gobiernos que usan su poder de forma discrecional y con pretextos ocasionales, como `defender la soberanía nacional` (recordar el caso YPF, cuyas consecuencias nuestro país aún está pagando, o el de Ciccone, efectuado con el único fin de encubrir un ominoso caso de corrupción). Otras excusas típicas remiten a `evitar monopolios o abusos por posición dominante` (inevitable recordar el famoso 7-D, día en el cual el gobierno anterior pretendió tomar control de un medio de comunicación privado).
Otro componente esencial del sistema capitalista es justamente la importancia del capital como generador de riqueza. La actividad económica se basa en el hecho de que los agentes que organizan los medios de producción puedan obtener un beneficio económico. La competencia entre las empresas es vital y garantiza que los mecanismos del mercado funcionen de forma que los bienes y servicios se distribuyan en el conjunto de la sociedad. La riqueza se acumula gracias al aumento de capital por medio de la inversión. El libre juego de la oferta y la demanda se expresa en los precios, que son expresión de la escasez relativa de bienes y servicios. El capitalismo es entonces complejo y sencillo al mismo tiempo. Lo que está claro es que, contrariamente a lo afirmado por Cristina Fernández de Kirchner, no es en absoluto sinónimo de `consumo`.
En efecto, el consumo es solo un componente, de ninguna manera el más importante. Durante mucho tiempo, en especial hacia mediados del siglo pasado, notables intelectuales de formación marxista mantuvieron largas disquisiciones de carácter teórico y empírico sobre la enorme diferencia entre la producción y la circulación de bienes. Su principal conclusión fue que el modo de producción capitalista se distinguía de todos los demás (como el feudal o el `asiático`), por la propiedad privada de los medios de producción y la generación de una plusvalía gracias al papel clave del capital. De ahí surge el título de la principal obra de Karl Marx. Para aclarar estos asuntos, la expresidente podría consultar la obra de la recientemente fallecida Marta Harnecker, sobre todo en sus frecuentes viajes a Cuba, donde esta intelectual chilena muy cercana a Hugo Chávez entre 2002 y 2006 (luego del fallido golpe que intentó destituirlo) ha sido tan influyente. Es curioso que Axel Kicillof no se haya preocupado ni ocupado de evitarle a su jefa y referente esta clase de confusiones tan elementales. Podría, por ejemplo, haberle explicado que el consumo existe desde mucho antes de la Revolución Industrial, momento en que surgieron los cambios económicos, sociales, culturales y políticos que permitieron la consolidación y la expansión del sistema capitalista a escala global.
Es posible que esta falta de comprensión por parte de Cristina respecto de los mecanismos más elementales de la economía política moderna explique su inclinación a recurrir a la inflación con el objetivo de incentivar el consumo, aunque fuese de manera transitoria. Si `capitalismo` y `consumo` significaran lo mismo, entonces `un poco de inflación` para alimentarlo no tendría nada de malo. Contradiciendo la experiencia práctica y el conocimiento acumulado por más de medio siglo, la emisión espuria de dinero podría considerarse, en el peculiar ideario K, una política consistente y hasta necesaria para impulsar un modelo procapitalista.
En la tradición peronista, las pequeñas y medianas empresas siempre tuvieron un papel fundamental. El proteccionismo como estímulo a la política de impulso a la sustitución de importaciones fue, hasta el giro promercado impulsado por el menemismo, uno de los pilares de las políticas económicas de los gobiernos justicialistas. Buena parte de esas políticas habían comenzado luego de la crisis de 1930, una década y media antes de la llegada de Perón al poder, y no solo en la Argentina. Se trató de un fenómeno generalizado que alcanzó incluso países pequeños con escaso mercado interno (sin escala). El peronismo, con una clara visión estatista, impulsó `desde arriba` el proceso de industrialización del país, incrementando la importancia política y social que adquirieron los sindicatos y, sobre todo, una profusa y compleja red de pequeños y medianos empresarios. La Confederación General Económica (CGE) fue la expresión de dichas redes que, por tamaño, sofisticación y ser en su enorme mayoría de capital nacional, desarrollaron intereses disonantes con los de la Unión Industrial Argentina. José Ber Gelbard (ministro de Economía de Cámpora, Lastiri, el propio Perón y el primer tramo de Isabel entre 1973 y 1974) fue uno de los principales referentes de la CGE y quien impulsó la malograda política de `inflación cero`, que profundizó la crisis y derivó en aquel costoso episodio de ajuste salvaje conocido como `Rodrigazo`.
Por todo esto, sorprendieron tanto las alusiones de Cristina a las marcas Pindonga y Cuchuflito. Tal vez se trató de un malogrado intento de empatizar con parte del electorado de clase media, frustrado con la crisis económica, que recurre a menudo a segundas o terceras marcas para compensar la caída de sus ingresos. Sin embargo, un estudio reciente de D´Alessio IROL-Berensztein demostró que 8 de cada 10 argentinos habrían sustituido el consumo de primeras marcas por otras de menor precio. Estas segundas opciones, lejos de ser vistas como algo peyorativo, son consideradas una compra inteligente por parte de los sectores medios, por lo que criticarlas abiertamente tampoco resulta conveniente a la hora de empatizar con dicho electorado. Además, la expresidenta perdió de vista un pequeño detalle: todos conocemos a, trabajamos para o somos uno de esos dueños de pequeñas empresas que no saben de descansos ni feriados y que, pase lo que pase, están ahí, en la trinchera a puro sacrificio, cubriendo los bancos, pagando los impuestos y tratando, con los pocos recursos de los que disponen, de salir adelante. Por otra parte, no parece ingenua esa afirmación de que `capitalismo era lo que hacíamos nosotros con Axel`, como para intentar despejar las dudas sobre una eventual radicalización de un nuevo gobierno K, que sigue generando miedo, si no terror, en buena parte del electorado independiente.
Vale la pena recordar que marcas establecidas, muy conocidas por la señora de Kirchner, como Louis Vuitton o Hermès, fueron en sus orígenes meras pymes familiares. Más aún, esta Cuarta Revolución Industrial nació en simples garajes, donde jóvenes visionarios (los Steve Jobs, Bill Gates y Paul Allen de este mundo) sentaron las bases de la economía digital. Ese espíritu emprendedor se ha continuado, profundizado y multiplicado desde entonces con infinidad de aventuras, algunas exitosas y muchas fracasadas, que incluyen marcas hoy icónicas como Amazon, Google, Facebook o eBay. La Argentina no es ajena a esa ola, como lo ponen de manifiesto grandes casos de éxito como Mercado Libre, Globant, Despegar, OLX y AuthO. Así, aquella vieja tradición comercial, industrial y de servicios que convirtió a la Argentina en un país próspero y moderno (Bagley, Terrabusi, Alpargatas, Bunge & Born, Quilmes, Di Tella o Arcor, por mencionar solo algunas) continúa en una nueva generación de empresarios y empresas que comenzaron bien de abajo, y que con resiliencia y tesón pudieron hacer una diferencia. Por eso, les debemos mucho más respeto y reconocimiento a los Cuchuflitos y las Pindongas de este país y de este mundo.
Publicado por La Nación el 26/07/19.
La publicidad electoral impacta en los más jóvenes
La televisión continúa siendo la principal fuente de consumo de pauta política, pero las redes sociales ocupan un lugar predominante entre los jóvenes como medio de información sobre los candidatos.
El domingo 7 de julio se comenzaron a emitir los anuncios de la campaña electoral de cara a las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Según un estudio realizado para la Asociación Argentina de Publicidad por las consultoras D´Alessio Irol y Berensztein, la propaganda política presenta una tendencia a generar desagrado y hastío en la población en general, pero encuentra un nuevo público interesado entre los centennials.
En cuanto al atractivo de las publicidades electorales, existe una división entre un desagrado generalizado y aceptación pero solo de algunas piezas. Como sensación, predomina el hastío, con un 38%, siendo más notorio en los mayores de 40 años, seguido por el agotamiento (18%).
Los atributos negativos superan a los positivos, resaltando la falta de credibilidad y cercanía, la distorsión de la realidad y la ausencia de propuestas claras. Dos tercios de los encuestados consideran que los candidatos solo hacen promesas en busca de votos y casi la mitad cree que está alejada de los intereses de los ciudadanos.
Si bien se resalta un mayor escepticismo entre hombres y mayores de 40 años, se percibe una visión favorable entre la Generación Z.
La claridad del mensaje es el elemento más destacado, aunque en baja medida, seguido por la creatividad y la relevancia de la información. En este aspecto, nuevamente es el grupo más joven el que realiza mayores valoraciones, y la tendencia demuestra que a mayor edad, mayor rechazo.
En lo que respecta a la grieta, se hace presente determinando la atracción o el rechazo de las publicidades electorales, y sobre todo en la recordación y valoración de las mismas.
Medios de difusión e impacto
El informe elaborado por la AAP tiene un apartado dedicado a los medios con los que se informa la población, teniendo en cuenta que este año se destinó un 20% de los espacios de campaña a medios digitales. Sin embargo, la televisión continúa siendo la principal fuente de consumo de propaganda política.
La televisión y los diarios online son los más consumidos. La primera tiene un impacto mayor en el segmento adulto de la sociedad, mientras que los medios digitales sobresalen entre millennials, y se percibe una gran importancia de las redes sociales, especialmente entre millennials y centennials.
La mitad de los encuestados califica a la publicidad electoral como “muy invasiva”. A la inversa, millennials y centennials son más tolerantes y receptivos.
Si bien este año el espacio destinado para los partidos políticos se redujo en un 50% en lo que respecta a la emisión diaria, no se percibe una visión predominante con respecto a la notoriedad de esta modificación.
En relación a la regulación de la pauta electoral, mientras que 6 de cada 10 coinciden en el pedido por una menor duración y espacio, con mayor intensidad entre mayores de 25 años, el grupo de menor edad evidencia conformidad con la normativa actual.
Finalmente, al momento de definir el voto, 9 de cada 10 mencionan no haber sido influenciado por la publicidad política en su decisión, sin embargo, un tercio de los centennials indica que fue de utilidad. Además, el 77% de los encuestados aseguró no sentirse representado.
Informe completo: Análisis publicidad electoral – Julio 2019
Ficha técnica:
Muestra: 582 casos
Universo: Población mayor de 18 a 70 años, ambos géneros, de niveles medios.
Plaza: Nacional
Fecha: Julio 2019
Según encuesta, crece la imagen positiva del Presidente Macri y de su gestión de gobierno
De acuerdo con el último monitoreo de D´Alessio Irol y Berensztein, esto se debe a la tranquilidad cambiaria de los últimos meses
Por segundo mes consecutivo, la imagen y la evaluación positiva del Presidente Mauricio Macri están en ascenso.
Según el último monitoreo de D´Alessio Irol y Berensztein, esto se debe en gran medida a las mejoras obtenidas en las expectativas económicas logradas por la tranquilidad cambiaria de los últimos meses.
El 32% de los consultados evalúa positivamente su administración, mientras que el 66% la reprueba.
Si se tiene en cuenta las edades, las críticas hacia la gestión de Macri disminuyen entre los mayores de 55 años, con el 51%, mientras que entre los más jóvenes ascienden al 82%.
En esta medición, la imagen positiva del Presidente Macri pasó de 37% a 39%, registrando el valor más alto desde septiembre del año pasado, y su imagen negativa se mantuvo en 56%.
Estos números lo colocan dos puntos por delante de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, pero también dos puntos debajo de su principal adversario, Alberto Fernández.
En el caso de la senadora, en junio recuperó dos puntos y obtuvo 37% de imagen positiva y 59% de negativa.
En cuanto a María Eugenia Vidal, si bien la imagen positiva de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires bajó tres puntos en comparación a la medición anterior, por lo que pasó de 51% a 48%, sigue al frente del ranking y es la única figura del oficialismo cuya imagen positiva es mayor a la negativa.
Al hacer un paneo de la imagen y posicionamiento de los principales candidatos, Vidal está al frente con 48%, seguidos por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich y el jefe de gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, con 42% cada uno.
Por detrás está Axel Kicillof y Alberto Fernández, con 41%. Le sigue el presidente Macri con 39% y Martín Lousteau, con 38%, quien tiene el mismo porcentaje que Roberto Lavagna. Al final está la expresidenta Cristina Fernández, con 37%.
Estos datos corresponden a la medición de junio realizada en forma online a 1.038 encuestados, mayores de 18 años, de todo el país.
Publicado por iProfesional el 15/07/19.
Midieron a 20 candidatos en un sondeo nacional: reprobaron 19
La idea de que la elección de este año estará marcada más por el espanto que por la esperanza lo muestra el rechazo a los dos principales candidatos y exponentes de la grieta: tanto Mauricio Macri como Cristina Kirchner superan el 50% en el incómodo “nunca los votaría”. Sin embargo, esa mirada escéptica sobre los políticos no se agota en ellos. Una nueva encuesta puso bajo la lupa a 20 candidatos. 19 reprobaron. Sólo una, y por poquísimo, logró más imagen positiva que negativa, el parámetro que sirve para comparar dirigentes de todo el país.
El trabajo es de D’Alessio IROL – Berensztein, una conjunción de dos firmas: la primera, una consultora con más de 30 años en el mercado, básicamente dedicada al marketing y los negocios; la segunda pertenece a Sergio Berensztein, que fue director de Poliarquía pero hace varios años fundó su propia empresa.
Se trata de un sondeo nacional de 1.038 casos, que se relevaron durante junio; los resultados fueron difundidos este lunes. Es el informe de “Humor social y político” que estas consultoras publican mensualmente. Puede verse la evolución de las imágenes de los principales políticos desde julio de 2017.
En su último trabajo muestran datos de 32 dirigentes muy variados: 17 serán candidatos en agosto y octubre; 3 ya se postularon en sus provincias este año. Desde los experimentados Macri y Cristina a los debutantes José Luis Espert y Matías Lammens.
Como en muchas encuestas, la única que rompe la hegemonía es María Eugenia Vidal. Según D’Alessio IROL – Berensztein, combinó en junio 48% de imagen positiva con 47% de negativa. Balance a favor de un punto. La gobernadora tuvo un pico de 60% de ponderación favorable en noviembre de 2017. En mayo estaba en 51%. Su piso, de 45%, lo había tocado en abril.
Los otros 19 postulantes, ordenados por su imagen positiva, son:
1) Horacio Rodríguez Larreta (42 de positiva).
2) Alberto Fernández (41).
3) Axel Kicillof (41).
PUBLICIDAD
4) Macri (39).
5) Roberto Lavagna (38).
6) Martín Lousteau (38).
7) Cristina (37).
8) Juan Schiaretti (35).
9) Pino Solanas (34).
10) Miguel Angel Pichetto (31).
11) Diego Santilli (30).
12) Juan Manuel Urtubey (27).
13) Omar Perotti (26).
14) Sergio Uñac (25).
15) Victoria Donda (25).
16) José Luis Espert (24).
17) Matías Lammens (24).
18) Alfredo Cornejo (17).
19) Sergio Massa (16).
Schiaretti, Perotti y Uñac ya consiguieron un triunfo para gobernadores en Córdoba, Santa Fe y San Juan. El resto, con Vidal, serán candidatos en los comicios nacionales.
Si el orden se hace por el diferencial de imagen (el resultado de restar la positiva de la negativa), debajo de la gobernadora (con un punto a favor, la única en verde), se ubican Perotti (-3), Schiaretti (-7), Larreta (-8) y Lavagna (-9).
En el caso del ex ministro y candidato de Consenso Federal, si bien tiene uno de los mejores balances, fue notoria su caída desde que anunció que se postularía para la presidencia. Un dato: en junio del año pasado, cuando aún seguía afuera de la campaña, llegó a tener dos puntos más de imagen positiva que Vidal (55 contra 53).
El que venía muy mal y apenas repuntó es Massa: pasó de 11 puntos de positiva en mayo a 16 en junio. Su diferencial sigue siendo rojo oscuro (-55), el peor entre los candidatos.
Del resto de los dirigentes medidos por D’Alessio IROL – Berensztein, algunos datos para destacar:
– El neurocirujano Facundo Manes, con 46% de imagen positiva y sólo 27% de negativa, queda con un diferencial top: 19 puntos a favor.
– En el otro polo, el sindicalista Hugo Moyano, con 12 de positiva y 77 de negativa, termina con 65 puntos en contra. Otro récord. Pero por lo malo.
Publicado por Marcelo Bonelli el 02/07/19.
Encuestas políticas: cuáles pueden ser los riesgos de su sobreinterpretación
La proliferación de sondeos antes de las elecciones genera incógnitas acerca de la efectividad y su utilización. Con qué herramientas se trabaja y cuáles son los riesgos de sobrelectura de los resultados Aprobación de gestión, imagen, intención de voto –incluso para la segunda vuelta electoral– y perspectivas económicas son algunos de los datos que se publican mes a mes en una gran multiplicidad de encuestas. En un año impar, en el que habrá elecciones, este fenómeno se potencia. En muchos casos, el impacto del dato puntual desposeído de contexto le gana a las cuestiones metodológicas, a las tendencias y a los atenuantes que pueda tener si se observa la película completa.
“Se sobredimensiona el valor de la encuesta”, dispara Mariel Fornoni, socia directora de Management & Fit, quien justamente realiza sondeos de opinión política. Según su visión, este fenómeno sucede porque los candidatos, en vez de decir qué van a hacer, “discuten cuánto miden. Y como los políticos no dicen nada, los periodistas también dicen cuánto mide cada uno”. Pero en realidad, agrega, son pocas las veces en las que un candidato se sorprende con el resultado que obtiene en una elección.
Por otro lado, Fornoni recuerda que no hay que olvidar que el insumo de las encuestas “es lo que la gente dice que va a hacer, que no siempre es lo que hace”. Por eso, cuenta que realizan preguntas de control. Por ejemplo, si se detecta a una persona indecisa en cuanto a la intención de voto, se le pregunta cuál es la imagen que tiene tanto de los candidatos del oficialismo como de la oposición, aunque reconoce que “cada vez más la gente dice menos lo que va a hacer en realidad”.
Otra de las complicaciones que registra la analista es que mucha gente no sabe a quién votará con demasiada anticipación. Devela que “el 50% lo define un mes antes. Pero el 25% lo hace en la semana previa y el 10% adentro del cuarto oscuro”, lo que conlleva inconvenientes sobre la eventual capacidad predictiva de los relevamientos.
Sobre el contexto actual, agrega la presencia de un fenómeno conocido, el voto vergüenza. “Hay mucha gente que insulta a Mauricio Macri y después lo termina votando. Y mucha otra no dice que va a votar a Cristina Kirchner, lo cierto es que sucede en ambos casos”, desarrolla. Eso lo comprueban con preguntas complementarias de los cuestionarios. Por ejemplo, consultan sobre el voto pasado. Cuando los oficialismos están mal, son muy pocos los que confiesan haberles dado el voto, lo que refuerza las dificultades de guiarse por las declaraciones de los encuestados.
Diego Reynoso, director de la Encuesta de satisfacción política y opinión pública de la Universidad de San Andrés, aclara sobre la cuestión metodológica que ellos realizan encuestas online, ya que “los usuarios de internet son casi el 90% de la población”, por lo que tiene más cobertura que los teléfonos fijos y también se reducen los sesgos de las entrevistas presenciales, ya que hay lugares alejados a los que es difícil acceder.
Sobre la utilidad de las encuestas, recuerda los conceptos brindados por Manuel Mora y Araujo, uno de los grandes referentes en la materia. Él diferenciaba tres instancias: conocer las opiniones del electorado, elaborar un diagnóstico y, finalmente, desarrollar una estrategia. El tema, agrega, es que “todo el mundo toma el resultado para hacer una predicción. Eso tiene que ver con cómo se usan, no con el trabajo de la encuesta”. Y ejemplifica la complicación de utilizar las encuestas de enero para escenarios de octubre, ya que suceden muchas cosas en el medio y los actores juegan su rol.
En este sentido, sostiene que su trabajo no es predecir, sino analizar. “No quiero caer en el juego de que soy bueno si acierto y malo si erro, es muy perverso”, comenta. Además, añade que no conoce a nadie que quiera predecir, ya que “el stress que se vive es enorme”.
Además, Reynoso agrega que los actores tienen papeles activos, y que “a partir de las encuestas se pueden generar profecías autocumplidas, lo que cambia el resultado”. Lo que plantea es que se puede decir una “burrada”, pero tal vez los protagonistas actúan en función de eso, por lo que a la postre se puede cumplir.
Coincide con él Eduardo D”Alessio, director de D”Alessio IROL, quien cuenta que no hacen “predicción electoral, sino imagen de candidatos”. Una de las dificultades de la actual coyuntura es la incertidumbre que hubo acerca de las candidaturas. “A un mes del cierre de listas no se sabía quiénes serían los candidatos que aparecerían en las listas. Tendremos PASO y generales, entonces hablar de la segunda vuelta es muy prematuro. Se hacen hipótesis, pero estamos demasiado lejos y hay mucho margen de error”, asegura, y justifica que por eso prefieren medir imagen de los protagonistas.
Agrega otros elementos que pueden atentar contra las predicciones. Por un lado, ejemplifica que en la última elección “el 7% confesó haber tomado la decisión adentro del cuarto oscuro, y en definitiva Macri ganó por dos puntos”, por lo que la incertidumbre es grande. Esto se acentúa en el actual contexto, ya que se mantuvo una gran incertidumbre sobre las alianzas y las candidaturas hasta los últimos días.
Y, por otro lado, D”Alessio suma las dificultades de basarse en lo que la gente dice que va a hacer en el futuro. “Si te pregunto qué comiste, probablemente me digas la verdad. Pero si te pregunto qué vas a comer mañana, capaz que no es verdad, porque en el medio puede haber cambios que no estén previstos”, ilustra.
Por todo esto considera que existe una sobreinterpretación de las encuestas, ya que, en muchos casos, “se difunden los datos parcialmente. Cuando que se publica una encuesta debería indicarse la ficha técnica, con el método de recolección de la información, lo que se hace cada vez más seguido”.
Finalmente, Celia Kleiman, al frente de CK Consultores, contrasta con sus colegas, ya que sostiene, tajante, que “es mentira que las encuestas no pronostican. Si no pronostican es porque están mal hechas”. En este sentido, lo vincula a los análisis de mercado del sector privado, que usan técnicas similares. “Una multinacional toma decisiones millonarias antes de lanzar un producto. Si no pronosticaran, no lo harían”, compara.
Por eso es que se detiene sobre la cuestión metodológica, y rescata que lo mejor “es tocar el timbre”. Es decir, realizar entrevistas presenciales. Desconfía, por ejemplo, de los relevamientos telefónicos, ya que se encuentran pocos hombres y jóvenes, por lo que “hay que ponderar con muy pocos casos y se dispara el margen de error”.
Sobre las encuestas online también agrega reparos, ya que, más allá de la cobertura, “el nivel bajo no se encuentra, ya que tienen sistemas prepagos”. Según su visión, quienes consumen de esta forma no van a gastar los datos en completar una encuesta.
Igualmente, Kleiman no pierde de vista el tema de los costos, ya que reconoce que las encuestas online son las más económicas. El problema, según señala, es que “no hay precios, se cobra cualquier cosa una encuesta telefónica, entonces una presencial es imposible”. Algo similar sucede con el tiempo, ya que todos quieren la información inmediatamente. “Una presencial a nivel nacional es cara y lleva tiempo. Entonces se forma un círculo perverso y es muy difícil salir de ahí”, agrega.
Por último, destaca la importancia de saber interpretar los datos además de saber recabarlos. “Si uno tiene experiencia, los datos le hablan”. Es decir, no solo se trata de hacer una encuesta, sino que también es importante cómo procesarla, cruzar las variables y leer los flujos de votos. “A veces parece que es una fábrica de pastas, que cualquiera puede salir a encuestar. Pero no, es una especialidad”, finaliza.
¿Qué se decía en la previa a las elecciones generales de 2015?
Hace cuatro años el contexto electoral fue muy distinto. Mauricio Macri, Daniel Scioli y Sergio Massa estuvieron lanzados como los principales candidatos un año y medio antes de los comicios, a diferencia de lo que ocurre en esta oportunidad.
Es decir, había un candidato del oficialismo de aquel entonces, uno del peronismo disidente y otro opositor. La única gran modificación llegó cuando se conformó Cambiemos. Es decir, cuando el radicalismo y la Coalición Cívica se unieron al PRO y decidieron ir a las primarias.
A continuación, y como se ve en el cuadro, un repaso por los datos que informaban algunas de las principales encuestadoras después de las PASO de agosto y antes de las elecciones generales, en septiembre de 2015. Y, además, la comparación con los números finales de las elecciones de octubre, cuando Scioli se impuso a Macri por tres puntos, aunque luego no podría mantenerlo en la segunda vuelta.
En todos los casos se pronosticaba una mejor performance para el Frente para la Victoria. La fórmula Daniel Scioli – Carlos Zanini obtuvo un 37,08%. La encuesta que auguraba una peor performance le daba 37,9%, mientras que la que más confiaba en su candidatura preveía un 42,6%. Además, tres de las seis encuestas lo daban como vencedor en la primera vuelta, sin necesidad de recurrir a un ballottage.
A contramano, todas auguraban un peor resultado para Cambiemos. Mauricio Macri llegó al 34,15% el 25 de octubre, pero las previsiones calculaban entre un 26,7% y un 31,1%.
El caso de Sergio Massa fue más variable: obtuvo un 21,39% y las encuestas le daban entre 19% y 24,2%. Es decir, en el caso del tigrense los relevamientos previos estuvieron más cerca que en los casos de Scioli y Macri. Todos estuvieron en un margen de casi 3 puntos porcentuales de diferencia.
Luego de las elecciones generales de octubre, igualmente, la situación cambió. Es que casi todas las encuestadoras del mercado previeron la victoria de Cambiemos en el ballottage, lo que se comprobó en noviembre, cuando Mauricio Macri se impuso por casi tres puntos a Daniel Scioli.
Después de las generales de octubre se había registrado un cambio de tendencia. Es que no solo Macri quedó más cerca de lo previsto –fueron tres puntos, y se habían previsto entre 8 y 14 de diferencia–, sino que además la provincia de Buenos Aires tuvo su peso propio. Es que en octubre se confirmó el triunfo de María Eugenia Vidal, quien aseguró un resonante triunfo para Cambiemos.
Publicado por El Cronista el 20/06/19.
Berensztein: “Los partidos políticos están en crisis”
En Cada Mañana, Pablo Rossi conversó con el analista político Sergio Berensztein acerca del Monitor de Humor Social que elabora la consultora D’Alessio Irol/Berensztein.
El estudio, realizado el mes pasado a 1132 adultos en todo el país, muestra que mientras casi la totalidad de quienes optaron por el kirchnerismo en el ballottage presidencial de 2015 reprueban la gestión de Cambiemos, solo uno de cada dos de los que votaron por Macri en aquella ocasión le dan el visto bueno.
“No hay demasiados cambios, la gente está muy preocupada por la inflación, las tarifas, la situación socioeconómica. Si bien es cierto hay una base importante que tiene el gobierno que lo apoya, similar a la que tiene Cristina, el tema de este año en la sociedad son los temas económicos”, comentó el analista político.
Las frases más destacadas:
“El Gobierno apuesta a mostrar estabilidad, sobre todo en tipo de cambio, inflación alta pero bajando de a poquito. Dujovne decía que la inflación va a ser más baja que el año pasado. La apuesta es mostrar una mejora relativa en un contexto de normalización de las variables más importantes sobre todo del tipo de cambio”.
“Argentina festejó como si fuera un mundial la primera exportación de cerezas, lo cual está muy bien. Pero en un momento en el cual el crecimiento en el mundo está basado en tecnología, en capital humano, en informática, nosotros festejamos la primera exportación de cerezas”.
“Complicó mucho la decisión en particular en la provincia de Buenos Aires. Ambos candidatos que dominan hoy el terreno electoral, Mauricio Macri y Cristina Kirchner tienen pisos sólidos y pisos bajos. Esto sugiere que hay espacio para algo distinto. Este es un espacio muy heterogéneo”.
“Hay la posibilidad de construir algo que capitalice a los sectores desalentados con la oferta existente. Hoy tenés un cúmulo largo de gobernadores detrás de esta construcción. Massa nunca tuvo un apoyo con excepción de De la Sota un apoyo tan contundente. La ancha avenida del medio se construyó antes de la crisis cambiaria. Todavía Cambiemos tenía atributos muy sólidos fundamentalmente en términos económicos. Hoy esto es distinto”.
“Ambas cosas en conjunto generan un entorno diferente. Hay un sector de la sociedad que está a la búsqueda de alternativas y no las encuentra en las ofertas que están instaladas”.
“Los partidos políticos hoy en occidente están en crisis. Al mismo tiempo hay cuestiones de la vieja idea del movimientismo que nos guste o no siguen teniendo vigencia. La Argentina tiene matices, hay múltiples sectores que tienen cosas que aportar. La Argentina tiene que construir utilizando las diferencias como riqueza. La grieta es un gran negocio para los que la dominan”.
Publicado por Radio Mitre el 04/02/2019
Encuesta llamativa: Venezuela rompe la grieta entre los votantes K y los de Cambiemos
Una consultora midió la opinión de los argentinos según sus preferencias políticas. El sistema democrático, el régimen de Maduro y la intervención del Gobierno.
Un tamiz internacional parece haber logrado lo (casi) imposible: que se rompa al menos parte de la grieta entre los votantes de Cambiemos y del kirchnerismo. El milagro político lo logró Venezuela, el país con las reservas de petróleo más importantes del mundo y una crisis humanitaria sin precedentes. Con matices en los porcentajes y en los modos, tanto los seguidores de Mauricio Macri como los de Cristina Kirchner se muestran lejanos al régimen de Nicolás Maduro.
La conclusión sale de un trabajo de la consultora D’Alessio-IROL / Berensztein, que viene midiendo sistemáticamente la gestión del Gobierno nacional, a las principales figuras oficialistas y de la oposición, y que suele intercalar trabajos por temas de coyuntura como el venezolano. En esta oportunidad, a fines de enero hizo un relevamiento de 800 casos a nivel nacional.
La encuesta partió de una consulta básica y de final previsible: el 93% de los argentinos (encuestados) consideró que la “democracia es mejor que el autoritarismo”. Pero con el 7% restante, el que optó por un modelo totalitario, la consultora hizo un segundo recorte y preguntó si prefería un gobierno “como el de Cuba o Venezuela”. Allí, sólo un 7% eligió esta opción: ninguno entre los votantes de Cambiemos y 17% entre los K. Es decir, ni siquiera los kirchneristas que prefieren un régimen autoritario ven como buena opción la variante venezolana. Maduro lo hizo.
Otro punto que parece ahondar las diferencias entre el discurso político de los dirigentes kirchneristas y sus seguidores se vincula a la actitud que debe adoptar la Argentina. “Cree que la posición del Gobierno de Macri frente a la crisis de Venezuela debe ser…”, es el disparador y pone las opciones “intervenir” / “no intervenir”. Los resultados revelan pocas diferencias entre los votantes de ambos polos de la grieta: un 71% de los macristas pide intervención, contra un 60% de los K.
Los matices aparecen, claro, en el tipo de intervención que sugiere cada grupo. Hay cuatro variantes con resultados diversos:
– “Reclamar por vías diplomáticas el respeto por los derechos humanos”, la eligen el 68% de los votantes de Cambiemos y el 19% de los K.
– “Promover un efectivo diálogo político entre chavistas y la oposición”: 33% votantes Cambiemos, 50% votantes K.
– “Requerir de forma activa a Maduro que libere a los presos políticos”: 57% votantes de Cambiemos, 8% votantes K.
– “Activar las acciones de la OEA que finalmente separen a Venezuela de esta Organización de Estados Americanos”: 41% votantes de Cambiemos, 5% votantes K.
Sobre el final, volviendo a la Argentina, también se ven coincidencias generales sobre el “logro más importante de ese período de democracia” en el país. Las principales opciones elegidas por ambos votantes es “erradicación de los golpes militares” (46% entre los macristas, 61% los K) y “libertad de expresión” (35% los macristas y 20% los K)
Publicado por Clarín el 04/02/2019
La corrupción, otra vez como uno de los ejes de campaña de Cambiemos
El Decreto de Necesidad y Urgencia que habilita la extinción de dominio fue el puntapié inicial de la estrategia del oficialismo. Qué piensan los argentinos sobre el trabajo de Macri.
En diciembre de 2015, en su primer y breve discurso de apenas 29 minutos ante la Asamblea Legislativa, el flamante presidente Mauricio Macri prometió la unión de los argentinos, “sacar el enfrentamiento del centro de la escena” y uno de los tramos más aplaudidos fue cuando se refirió a la lucha contra la corrupción: “Voy a ser implacable con aquellos que, de cualquier partido, sean propios o ajenos, dejen de cumplir lo que señala la ley. No habrá tolerancia con esas prácticas abusivas, no hay principio ideológico que pueda justificarlas. Los bienes de la Argentina son para todos los argentinos y no para el uso incorrecto de los funcionarios”.
En enero de 2019, el gobierno de Cambiemos se encuentra en “modo electoral” y se pone nuevamente a la ofensiva en cuestiones vinculadas a la corrupción, reinstalando el tema en la agenda pública. En efecto, junto con el miedo al retorno de CFK y la lucha contra la inseguridad, la corrupción es el tercer issue o eje discursivo del oficialismo. Esto explica la polémica sanción del DNU sobre la extinción de dominio, pero más allá del debate acerca de la utilización correcta o incorrecta de los DNU, lo que se pone de manifiesto es la intención de que la campaña gire sobre temas no económicos, talón de Aquiles de la coalición gobernante.
¿Dónde se encuentra Argentina en el mapa de la corrupción mundial?
El Índice de Percepción de la Corrupción 2017 (IPC), de Transparency International, mide la percepción de la corrupción en el sector público, empleando una escala de cero a 100, en la cual cero equivale a muy corrupto y 100 a muy transparente. En un ránking de 180 países, este año los primeros puestos fueron para Nueva Zelanda (89 puntos) y Dinamarca (88). En los últimos puestos se ubicaron Siria, Sudán del Sur y Somalia con puntuaciones de 14, 12 y 9 respectivamente.
El IPC concluyó que más de dos tercios de los países obtienen una puntuación inferior a 50, y que la puntuación media es de 43. La región con mejor desempeño es Europa Occidental, con una puntuación media de 66; las regiones peor posicionadas son África Subsahariana (promedio de 32) y Europa del Este y Asia Central (promedio de 34). El promedio de América es de 44,19.
La Argentina, con 39 puntos, se ubica en el puesto 85 del mundo y en el puesto 16 entre los 31 países de América del Sur y del Caribe. Y si bien escaló 10 puestos respecto de la medición anterior, sigue estando en el grupo de los países corruptos a altamente corruptos y por debajo del promedio global y regional.
En realidad, todos los países que integran la región pertenecen a este grupo, se encuentran en rojo, a excepción de Uruguay, Chile y Costa Rica, que son percibidos como altamente transparentes. Uruguay se ubica primero en la región en términos de transparencia, en el puesto 23 del ranking global, con 70 puntos. En contraposición, Venezuela con apenas 18 puntos en la escala de transparencia, se ubica en el puesto 169 de 180.
En cuanto a la evolución del IPC para Argentina, se observa una mejora durante el gobierno de Cambiemos, puesto que en las mediciones entre 2012 y 2014 el país obtuvo alrededor de 35 puntos; en 2015 consiguió su peor puntaje, 32 y en cambio, en 2016 mejoró 4 puntos (36) y continúa haciéndolo en 2017, alcanzando los 39 puntos.
Pero, ¿cuál es la importancia que le otorgan los ciudadanos a la corrupción como principal problema del país? ¿La consideran una prioridad? A nivel nacional, según los datos del último Humor Social y Político que realizamos mensualmente junto con DAlessio-Irol, la corrupción preocupa a 4 de cada 10 argentinos. Se ubica, así, en el octavo puesto en el ránking de problemas a resolver prioritariamente.
Más precisamente, la corrupción alcanza al 38% y produce indignación en ambos lados de la grieta, diferenciándose al momento de especificar quiénes son los involucrados. En efecto, que queden sin castigar los actos de corrupción del gobierno anterior sigue siendo uno de los temas a resolver para el 65% de los partidarios de Macri en 2015, mientras que la mitad de los que votaron a Scioli pone la lupa en la posible corrupción del gobierno actual. (Datos correspondientes a la medición de diciembre realizada en forma online a 1.355 encuestados mayores de 18 años de todo el país.)
A nivel regional, según la última medición del Latinobarómetro, realizado entre el 15 de junio y el 2 de agosto de 2018, los encuestados de 18 países de América Latina mencionan a la corrupción, junto con la situación política, como el tercer principal problema a resolver en la región, con del 9% de las menciones; después de la economía, con el 35% y la delincuencia, con el 19%.
Al analizar el problema país por país, en los tres primeros puestos se encuentran: Colombia con 20%; Perú, 19%; y Brasil, 16%. Sin embargo, ni en Uruguay ni en Venezuela la corrupción representa un problema ya que sólo la mencionan el 1% de los consultados. Argentina aparece con el 3%, junto con El Salvador. “La Argentina es un país que ha tenido una larga historia de corrupción en sus instituciones públicas como ha quedado consignado en informes anteriores de Latinobarómetro. Sin embargo, en el año 2018, este problema país no aparece como relevante, ya que está opacado por la crisis económica actual”, se expresa en esta nueva edición.
Sin embargo, independientemente del lugar que ocupe la corrupción como principal problema a resolver, la percepción de su aumento persiste: mientras que en la medición anterior un 62% de los latinoamericanos decían que la corrupción había aumentado, en 2018 este porcentaje crece a 65%. Es más, en sólo en uno de los 18 países que participan de la medición, Honduras, el porcentaje está por debajo del 50%. En cuanto a Argentina, el 56% de los consultados considera que la corrupción aumentó respecto del año pasado.
Se preguntó por el grado de acuerdo/desacuerdo con la siguiente frase: “Se puede pagar el precio de cierto grado de corrupción, siempre que se solucionen los problemas del país” y como respuesta obtuvimos que 5 de cada 10 latinoamericanos estarían dispuestos a pagar ese precio. Entre los menos dispuestos, estarían Chile, Uruguay y Brasil, con 33,9%, 39,2% y 40,6%, respectivamente; y entre los más dispuestos, República Dominicana y Honduras, con 73,9% y 69,8%. En cuanto a la Argentina, la tolerancia a la corrupción fue creciendo: en 2012, sólo 2 de cada 10 argentinos estaba dispuesto a pagar este precio, pasando a 3 de cada 10 en 2016 y terminando en 5 de cada diez argentinos en esta última medición.
En cuanto al desempeño de los gobiernos latinoamericanos en la lucha contra la corrupción pública, el promedio regional demuestra la insatisfacción de la ciudadanía en la materia, ya que casi el 53% afirma que la actuación es mala (muy mala 18,45 y mala 34,2%), contra un tercio que opina lo contrario (muy buena 5,9% y buena 26,5). El 15,2 % restante no tiene la suficiente información como para opinar acerca de este tema. Entre gobiernos mejor evaluados se encuentran Ecuador, Nicaragua y Honduras, todos con balance positivo, 29,5%, 26,5% y 22,9% respectivamente. Entre los peores, aparece Brasil en primer lugar con balance negativo de casi 71%, seguido por Chile, con -47,8% y Venezuela, con -43,6%.
Respecto de la actuación del gobierno de Mauricio Macri en la lucha contra la corrupción pública, el 15,9% la evalúa como muy mala; el 29,3% mala; en tanto que para un 29% está actuando bien y, para un 8,3%, muy bien en la materia. Al igual que el promedio regional, también es alto el porcentaje de quienes no pueden calificar su desempeño por no contar con los datos suficientes: 17,5%.
Acerca de la percepción de quiénes son los actores políticos y sociales involucrados en actos de corrupción, para el 51% de los latinoamericanos “todos o casi todos” los parlamentarios están involucrados; el 50% cree que lo están los presidentes y el 47%, los concejales y el gobierno local. Entre los actores sociales considerados como no involucrados por la mayoría de los encuestados de la región se encuentran los líderes religiosos, con el 57%, los empresarios, con 53% y los empleados públicos, con 51%.
Haciendo foco en los presidentes y sus funcionarios, sólo en tres países su población cree que están minoritariamente involucrados en actos de corrupción: Uruguay (26%), Costa Rica (29%) y Chile (32%). En el resto de los países de la región la mitad o más de la mitad cree lo contrario y Argentina no escapa a esta percepción, con el 53%.
Para concluir, el tema de la corrupción no pasa desapercibido para los argentinos, según el Latinobarómetro, el 56% considera que ha aumentado, pero queda evidentemente relegado como problema prioritario a resolver en el país. Es preocupante la percepción que tiene el 53% de los ciudadanos acerca de que el presidente Macri y sus funcionarios estarían involucrados en actos de corrupción y que el 45% considere malo el desempeño del gobierno de Cambiemos en la lucha contra la corrupción pública.
¿Estará bien encaminada la estrategia electoral de Cambiemos al poner a este tema como eje de campaña? ¿Alcanzará, sumada al miedo al retorno populista y la inseguridad, para compensar las penurias económicas que experimentan la enorme mayoría de los argentinos, incluyendo a los que votaron por Cambiemos? Al menos reconocer su existencia y su importancia es sin duda el primer paso y la incorporación de propuestas anticorrupción en las plataformas electorales deberían tener como objetivo cambios estructurales, demostrando que existe un compromiso a largo plazo para combatirla.
Publicado por TN el 27/01/2019
El kirchnerismo, en el espejo venezolano
El kirchnerismo cometió una excepción: fue coherente. El apoyo al régimen dictatorial de Nicolás Maduro forma parte de la biografía de los Kirchner y de su insalvable destino. En el chavismo se refugió Néstor Kirchner cuando se fue de la presidencia. Promovió entonces un diálogo con la guerrilla colombiana que fracasó. Por mediación de Hugo Chávez , Cristina Kirchner llegó mucho después al gobierno iraní y a la firma del tratado sobre el criminal atentado contra la AMIA. La historia posterior es conocida: la denuncia de ese pacto le costó la vida al fiscal Alberto Nisman y el tratado fue declarado inconstitucional por la Justicia argentina. Maduro es una secuela caricaturesca de Chávez, como de alguna manera Cristina Kirchner lo fue de su marido muerto.
Cuando Chávez llegó al poder, en febrero de 1999, el precio del barril de petróleo era de 10 dólares. Cuatro años después, en 2003, el precio del barril superaba los 100 dólares. El ingreso a Venezuela de una cantidad diez veces mayor de petrodólares explica en gran medida el éxito del chavismo.
El monumental despilfarro de ese dinero (y la consiguiente corrupción) revelan las razones de la crisis terminal que se abatió ahora sobre Maduro. Venezuela tiene la mayor reserva de petróleo del mundo, por encima de Arabia Saudita, de los Emiratos Árabes o de Rusia. Pero los venezolanos se mueren de hambre o por falta de medicamentos esenciales. Un país potencialmente rico puede terminar arrastrándose en el fracaso. El populismo no es solo una forma de enfrentar a la sociedad con sus instituciones, que también lo es, sino una receta extremadamente ineficaz para gobernar. Maduro no se está cayendo por autoritario, sino por inepto. China, por ejemplo, es gobernada por uno de los sistemas más autoritarios del mundo, pero su eficacia está fuera de discusión.
Cuando los Kirchner gobernaban la Argentina, el precio de la soja trepó hasta los 630 dólares la tonelada. Ahora cuesta menos de la mitad. Sin embargo, Cristina Kirchner dejó un déficit fiscal de más del 7 por ciento del PBI, una inflación escondida de casi el 30 por ciento y una pobreza superior al 30 por ciento. El Banco Central se quedó sin dólares al extremo de que la expresidenta le impuso un cepo a la compra de moneda norteamericana. Los Kirchner recibieron el país en default y lo entregaron en default. ¿Cómo pedirle al kirchnerismo que cuestione al chavismo si son casi lo mismo? La única diferencia, y no menor, es que el kirchnerismo no llegó a los niveles criminales de persecución política (aunque la hubo a opositores y periodistas), a la colonización absoluta del Poder Judicial (aunque la intentó sin suerte) ni al descarado fraude electoral. El camino del kirchnerismo, guste o no, terminaba en una crisis política y económica parecida a la que padece ahora Venezuela. Ese camino giró dramáticamente en 2015, y salvó al país del destino venezolano, cuando cambió el gobierno argentino. Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo con Macri , pero no se le puede negar esa conversión decisiva de la política local.
El gobierno de Maduro es un régimen militar. Todo el mundo está pendiente de qué hacen o qué dicen los militares venezolanos. El poder de la nomenclatura civil del chavismo casi ha desaparecido. Cristina Kirchner hizo un intento similar cuando le dio el poder militar y los servicios de inteligencia al general César Milani (ahora preso por delitos de lesa humanidad después de haber puesto el Ejército al servicio del “movimiento nacional y popular”), pero la sociedad argentina no es la venezolana. Una clase media más numerosa y más sofisticada significa aquí un reparo a los excesos políticos. La sociedad argentina, además, vivió el militarismo durante varias décadas en el siglo pasado como para repetir esa lamentable historia, que ahora ya es un anacronismo en cualquier lugar.
Con el apoyo de los militares, Maduro convocó a elecciones a todas luces fraudulentas. Adelantó los comicios presidenciales con el beneplácito de la autoridad electoral (CNE), cooptada por el chavismo; inhabilitó para participar de las elecciones a los principales partidos y dirigentes de la oposición, y obligó a los votantes a presentarse en los centros de votación con el “carnet patriótico”, que obviamente lo concede el gobierno de Maduro. Tampoco convocó a elecciones de legisladores para la Asamblea Nacional, según lo estipula la Constitución. La abstención fue altísima; solo el 46 por ciento de los inscriptos se presentó a votar.
Venezuela tiene dos presidentes. Uno, Juan Guaidó , con más reconocimiento entre los países occidentales y con el apoyo de la mayoría inmensa de América, desde Canadá hasta la Argentina y Chile. El otro, Maduro, es solo reconocido por gobiernos autoritarios (Rusia, China, Turquía).
La diarquía no puede ser eterna. Los intentos de negociación fracasaron uno tras otro, porque Maduro los convalidó solo para ganar tiempo, incumplirlos y fraccionar a sus opositores. Fracasaron las gestiones del papa Francisco, de una comisión de expresidentes liderada por el español José Luis Rodríguez Zapatero y hasta una gestión embrionaria de la OEA. La propia Unión Europea apoya ahora a Guaidó, pero no lo reconoce porque aspira a mediar en una negociación. Maduro les dice que sí a todas la iniciativas de diálogo después de una treintena de muertos. Luego las dinamitará. Guaidó y la oposición unánime no quieren saber nada de negociaciones porque saben que será tiempo ganado por Maduro. En la Argentina, Macri denunció al chavismo desde la campaña electoral y lo sigue haciendo, ahora con la ejecución convencida de esa política por parte del canciller Jorge Faurie. El de Macri fue uno de los primeros gobiernos en reconocer a Guaidó como presidente interino de Venezuela. La Cámpora, el bloque de diputados kirchneristas, Luis D’Elía y Hebe de Bonafini (es decir, Cristina) apoyan al régimen militar de Maduro, aun contra la opinión de gran parte de sus propios votantes. Según una encuesta de D’Alessio/Berensztein, solo el 20 por ciento de los votantes del Frente para la Victoria apoya a los gobiernos de Venezuela y Cuba. En esa medición, la frase “la democracia tiene errores económicos, pero es el mejor sistema de gobierno que existe” recibió el 90 por ciento de aprobación. El 65 por ciento de la sociedad cree que Macri debe intervenir en la crisis de Venezuela. Macri interviene, ni lerdo ni perezoso.
El gobierno de Estados Unidos podría darle un golpe mortal al régimen de Maduro solo con no comprarle más petróleo. De ahí proviene casi la única caja recaudadora de dólares. Un historiador venezolano, que prefiere que no se diga su nombre, suele afirmar que “si Estados Unidos dejara de comprarnos petróleo, Venezuela volvería en horas a la Edad Media”. La otrora poderosa petrolera venezolana PDVSA tiene tres refinerías cruciales en territorio norteamericano. La más importante, en Luisiana, puede refinar casi todo el petróleo que Estados Unidos le compra a Venezuela, unos 500 mil barriles diarios, casi la mitad de lo que produce. Le vendía más, pero la producción de PDVSA también se cae. Las refinerías en Venezuela ya no sirven por falta de repuestos. De hecho, Caracas debe importar derivados del petróleo. Pero ni Donald Trump ni Maduro hablan de petróleo; solo intercambian insultos políticos. También hay negocios con el oro y los diamantes, pero estos están en manos de grupos libaneses.
Fuentes diplomáticas extranjeras (y organismos internacionales) esperan en los próximos días un hecho decisivo que volcaría definitivamente la situación. ¿La prisión de Juan Guaidó? ¿Un asedio militar a la embajada norteamericana o a las de otros países? Suponen que una fracción de los militares podría presentar entonces una propuesta de mediación para la convocatoria de elecciones transparentes y libres. La maniobra no será nunca fácil, porque gran parte de la cúpula militar, si no toda, está manchada por las corrupción del narcotráfico y el contrabando. Guaidó ya les ofreció una amnistía a todos los militares que reconozcan a su gobierno. También hay gestiones para que el propio Maduro se beneficie de una amnistía y de un exilio en Sudáfrica. La foto de la caída del chavismo sería una pésima novedad electoral para el kirchnerismo. La coherencia de los seguidores de Cristina (y la de ella misma) se finca en razones más prácticas que las de una romántica revolución.
Publicado por La Nación el 27/01/2019