Para el votante, la inflación debe ser la prioridad del próximo gobierno

En un panorama polarizado, también importan el combate contra la pobreza, la falta de trabajo y la inseguridad, la incertidumbre económica y el castigo a los hechos de corrupción

Luego de largas especulaciones y frenéticas negociaciones, tenemos a partir del cierre de listas un escenario bastante más preciso respecto de la naturaleza del proceso electoral . Muchas de las certezas que hasta hace poco parecían dominar el debate público quedaron descartadas, mientras que otras hipótesis que lucían tentativas o de baja probabilidad serán claves para comprender el desarrollo político de los próximos meses e, incluso, el eventual resultado final.

Tres hechos estilizados se destacan hasta el momento. El primero, una temprana polarización que abarca más de dos tercios del electorado. El segundo, una moderación discursiva que apunta a seducir a un votante independiente que rechaza las propuestas radicalizadas. El tercero, la preeminencia de factores económicos en las prioridades de los votantes. En un entorno tan volátil y dinámico como el que caracteriza a la política argentina, algunos de estos pilares pueden perder importancia relativa a medida que avance la campaña, al tiempo que otros ejes seguramente terminen agregando matices e interés a un debate que, por el momento, no se distingue por su calidad ni por la originalidad de las (pocas) ideas que lo nutren.

Ahora bien, ¿cuál ha sido hasta ahora la reacción del electorado en estos pocos días que transcurrieron desde la oficialización de las candidaturas? Un estudio muy reciente de D’Alessio Irol-Berensztein sugiere que, confirmado que no habrá contiendas internas para seleccionar candidatos a presidente en ningún espacio, el 60% de los encuestados considera inútiles las PASO, contra un 38% que las sigue estimando necesarias. La grieta se hace presente en este punto: las primarias no sirven para el 85% de los votantes de Cambiemos en el ballottage de 2015, cifra que baja a 35% entre los que en aquella oportunidad eligieron al Frente para la Victoria. Esto explica la insistencia de Alfredo Cornejo por limitar las primarias a aquellos distritos y cargos donde exista, en efecto, competencia. El desinterés por las PASO se explica, por ejemplo, por el hecho de que el 85% de los consultados ya tiene definido su voto para octubre.

Un 46% de los consultados considera que hubo más “traiciones” que en el pasado, al que se suma otro 43% que estima que el número de “sorpresas” en las alianzas también fue mayor. Los hechos más significativos previos al cierre de listas fueron la decisión de Cristina de presentarse como candidata a vicepresidente (67%), la inclusión de Miguel Pichetto como vice de Macri (62%) y la salida de Sergio Massa de Alternativa Federal para convertirse en primer candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires del Frente de Todos (49%).

A la hora de evaluar a los candidatos a presidente, el 37% se mostró conforme con el menú de opciones. Existen algunos ausentes con peso en la preferencia de la ciudadanía: un 21% hubiera querido que se presentase María Eugenia Vidal, mismo porcentaje que clama por Cristina Fernández. Martín Lousteau y Axel Kicillof, con 9% cada uno, las siguen en el ranking. En contraposición, existe un ítem en el que Alejandro Biondini, candidato del Frente Patriota, podría quedar cerca de ganar en primera vuelta: el del rechazo. Un 44% hubiera preferido que no figurase como potencial presidenciable en ninguna boleta. Macri tiene un 40% en este rubro, no muy lejano al 37% que ostentan Alberto Fernández y el excarapintada, extitular de Aduana y hoy candidato del Frente Nos, Juan José Gómez Centurión.

Un 32% de los votantes se identifica con el peronismo (21% constituye el núcleo duro del kirchnerismo) y un 29% con Juntos por el Cambio. El tercio restante lo constituyen partidos minoritarios (4% liberales, 2% izquierda -que está representada en estas elecciones con FIT Unidad, liderada por Nicolás del Caño, y con Manuela Castañeira, la única mujer candidata a presidente, por el Nuevo MAS-, 1% Consenso Federal), descreídos de la política e independientes.

Podemos imaginar la enorme perplejidad que un Lucien Febvre o un Fernand Braudel, padres fundadores de la Escuela de los Anales, sentirían si pudieran analizar esta singular Argentina: aquí la distancia entre junio y octubre puede considerarse largo plazo. Por eso, la certeza respecto de las listas no despeja las incertidumbres en otras áreas, en particular en materia económica y, más específicamente, respecto del tipo de cambio. En este sentido, apenas un 41% de los consultados estimó que su situación económica estará mejor que ahora en el momento de emitir su voto, contra un 51% que cree que estará peor que en la actualidad. De nuevo, la polarización se visualiza con total claridad en este rubro: los optimistas son 68% entre los votantes de Cambiemos de 2015 y apenas 12% entre los del Frente para la Victoria. Los que ven el vaso medio vacío, 23% y 80%, respectivamente. Sin embargo, se vislumbra un punto de unión entre todos los argentinos: el hecho de que el próximo gobierno debe combatir la inflación como prioridad. El 61% opinó de este modo (contra el 29%, que priorizó la cuestión de la pobreza) y las diferencias entre votantes de Cambiemos (63%) y del Frente para la Victoria (59%) son mínimas. La falta de trabajo quedó en tercer lugar, seguida de la inseguridad, la incertidumbre económica y que queden sin castigar los hechos de corrupción del gobierno anterior, ítem mencionado por el 20% de los encuestados, de los cuales solo un 4% votó al FPV en 2015.

Ante la consulta “¿quién cree que será el próximo presidente de los argentinos?”, el actual mandatario Mauricio Macri obtuvo ventaja sobre Alberto Fernández: 47% contra 42%. José Luis Espert (2%), candidato por el Frente Despertar, y Roberto Lavagna (1%), titular de Consenso Federal, fueron mencionados en este punto. Macri y Fernández también fueron los nombres que aparecieron en prácticamente todas las respuestas cuando se consultó cuál es el candidato que podría mejorar la situación económica, aunque en este caso se inclinó levemente la balanza a favor del titular del Frente de Todos: 37% (el 99% de los que se identifican con el kirchnerismo lo eligieron) contra 36% de Macri (avalado por el 88% de quienes se sienten representados por Cambiemos). Los porcentajes de Lavagna (8%) y Espert (6%) resultaron más elevados en este rubro.

El punto más destacado de la encuesta, notablemente, es el que demuestra el relativo escepticismo imperante en la sociedad: un 43% considera que Macri podría hacer un buen gobierno, contra un 39% de Fernández. La mayoría, no obstante, mira con pesimismo el futuro: 48% y 54%, en ese orden, auguran un mal gobierno. La grieta aquí alcanza su máxima nitidez: 99% de los cercanos al kirchnerismo consideran a Fernández-Fernández la salvación y ese mismo porcentaje ve en Macri-Pichetto el apocalipsis; un 96% de quienes se identifican con Juntos por el Cambio estima que un nuevo ciclo populista podría ser nefasto y un 95% augura un buen porvenir a la fórmula encabezada por el Presidente. El telón se ha levantado: es hora de ver, de aquí a octubre, qué tienen los actores para mostrar.

 

Publicado en La Nación el 28/06/19.