Para el votante, la inflación debe ser la prioridad del próximo gobierno

En un panorama polarizado, también importan el combate contra la pobreza, la falta de trabajo y la inseguridad, la incertidumbre económica y el castigo a los hechos de corrupción

Luego de largas especulaciones y frenéticas negociaciones, tenemos a partir del cierre de listas un escenario bastante más preciso respecto de la naturaleza del proceso electoral . Muchas de las certezas que hasta hace poco parecían dominar el debate público quedaron descartadas, mientras que otras hipótesis que lucían tentativas o de baja probabilidad serán claves para comprender el desarrollo político de los próximos meses e, incluso, el eventual resultado final.

Tres hechos estilizados se destacan hasta el momento. El primero, una temprana polarización que abarca más de dos tercios del electorado. El segundo, una moderación discursiva que apunta a seducir a un votante independiente que rechaza las propuestas radicalizadas. El tercero, la preeminencia de factores económicos en las prioridades de los votantes. En un entorno tan volátil y dinámico como el que caracteriza a la política argentina, algunos de estos pilares pueden perder importancia relativa a medida que avance la campaña, al tiempo que otros ejes seguramente terminen agregando matices e interés a un debate que, por el momento, no se distingue por su calidad ni por la originalidad de las (pocas) ideas que lo nutren.

Ahora bien, ¿cuál ha sido hasta ahora la reacción del electorado en estos pocos días que transcurrieron desde la oficialización de las candidaturas? Un estudio muy reciente de D’Alessio Irol-Berensztein sugiere que, confirmado que no habrá contiendas internas para seleccionar candidatos a presidente en ningún espacio, el 60% de los encuestados considera inútiles las PASO, contra un 38% que las sigue estimando necesarias. La grieta se hace presente en este punto: las primarias no sirven para el 85% de los votantes de Cambiemos en el ballottage de 2015, cifra que baja a 35% entre los que en aquella oportunidad eligieron al Frente para la Victoria. Esto explica la insistencia de Alfredo Cornejo por limitar las primarias a aquellos distritos y cargos donde exista, en efecto, competencia. El desinterés por las PASO se explica, por ejemplo, por el hecho de que el 85% de los consultados ya tiene definido su voto para octubre.

Un 46% de los consultados considera que hubo más “traiciones” que en el pasado, al que se suma otro 43% que estima que el número de “sorpresas” en las alianzas también fue mayor. Los hechos más significativos previos al cierre de listas fueron la decisión de Cristina de presentarse como candidata a vicepresidente (67%), la inclusión de Miguel Pichetto como vice de Macri (62%) y la salida de Sergio Massa de Alternativa Federal para convertirse en primer candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires del Frente de Todos (49%).

A la hora de evaluar a los candidatos a presidente, el 37% se mostró conforme con el menú de opciones. Existen algunos ausentes con peso en la preferencia de la ciudadanía: un 21% hubiera querido que se presentase María Eugenia Vidal, mismo porcentaje que clama por Cristina Fernández. Martín Lousteau y Axel Kicillof, con 9% cada uno, las siguen en el ranking. En contraposición, existe un ítem en el que Alejandro Biondini, candidato del Frente Patriota, podría quedar cerca de ganar en primera vuelta: el del rechazo. Un 44% hubiera preferido que no figurase como potencial presidenciable en ninguna boleta. Macri tiene un 40% en este rubro, no muy lejano al 37% que ostentan Alberto Fernández y el excarapintada, extitular de Aduana y hoy candidato del Frente Nos, Juan José Gómez Centurión.

Un 32% de los votantes se identifica con el peronismo (21% constituye el núcleo duro del kirchnerismo) y un 29% con Juntos por el Cambio. El tercio restante lo constituyen partidos minoritarios (4% liberales, 2% izquierda -que está representada en estas elecciones con FIT Unidad, liderada por Nicolás del Caño, y con Manuela Castañeira, la única mujer candidata a presidente, por el Nuevo MAS-, 1% Consenso Federal), descreídos de la política e independientes.

Podemos imaginar la enorme perplejidad que un Lucien Febvre o un Fernand Braudel, padres fundadores de la Escuela de los Anales, sentirían si pudieran analizar esta singular Argentina: aquí la distancia entre junio y octubre puede considerarse largo plazo. Por eso, la certeza respecto de las listas no despeja las incertidumbres en otras áreas, en particular en materia económica y, más específicamente, respecto del tipo de cambio. En este sentido, apenas un 41% de los consultados estimó que su situación económica estará mejor que ahora en el momento de emitir su voto, contra un 51% que cree que estará peor que en la actualidad. De nuevo, la polarización se visualiza con total claridad en este rubro: los optimistas son 68% entre los votantes de Cambiemos de 2015 y apenas 12% entre los del Frente para la Victoria. Los que ven el vaso medio vacío, 23% y 80%, respectivamente. Sin embargo, se vislumbra un punto de unión entre todos los argentinos: el hecho de que el próximo gobierno debe combatir la inflación como prioridad. El 61% opinó de este modo (contra el 29%, que priorizó la cuestión de la pobreza) y las diferencias entre votantes de Cambiemos (63%) y del Frente para la Victoria (59%) son mínimas. La falta de trabajo quedó en tercer lugar, seguida de la inseguridad, la incertidumbre económica y que queden sin castigar los hechos de corrupción del gobierno anterior, ítem mencionado por el 20% de los encuestados, de los cuales solo un 4% votó al FPV en 2015.

Ante la consulta “¿quién cree que será el próximo presidente de los argentinos?”, el actual mandatario Mauricio Macri obtuvo ventaja sobre Alberto Fernández: 47% contra 42%. José Luis Espert (2%), candidato por el Frente Despertar, y Roberto Lavagna (1%), titular de Consenso Federal, fueron mencionados en este punto. Macri y Fernández también fueron los nombres que aparecieron en prácticamente todas las respuestas cuando se consultó cuál es el candidato que podría mejorar la situación económica, aunque en este caso se inclinó levemente la balanza a favor del titular del Frente de Todos: 37% (el 99% de los que se identifican con el kirchnerismo lo eligieron) contra 36% de Macri (avalado por el 88% de quienes se sienten representados por Cambiemos). Los porcentajes de Lavagna (8%) y Espert (6%) resultaron más elevados en este rubro.

El punto más destacado de la encuesta, notablemente, es el que demuestra el relativo escepticismo imperante en la sociedad: un 43% considera que Macri podría hacer un buen gobierno, contra un 39% de Fernández. La mayoría, no obstante, mira con pesimismo el futuro: 48% y 54%, en ese orden, auguran un mal gobierno. La grieta aquí alcanza su máxima nitidez: 99% de los cercanos al kirchnerismo consideran a Fernández-Fernández la salvación y ese mismo porcentaje ve en Macri-Pichetto el apocalipsis; un 96% de quienes se identifican con Juntos por el Cambio estima que un nuevo ciclo populista podría ser nefasto y un 95% augura un buen porvenir a la fórmula encabezada por el Presidente. El telón se ha levantado: es hora de ver, de aquí a octubre, qué tienen los actores para mostrar.

 

Publicado en La Nación el 28/06/19.

El 56% de la gente cree que el PJ tratará de poner frenos y distanciarse del Gobierno

La imagen del PJ ¿Cómo imagina que será la dinámica del peronismo dentro del Congreso en los próximos dos años?

Las elecciones legislativas evidenciaron una crisis dentro del peronismo. Así lo refleja un sondeo de la consultora D Alessio IROL, que señala que el 56% de la población piensa que el PJ `tratará de frenar u obstaculizar` los proyectos que proponga el Gobierno.

El 30% sostiene que si bien avalará los proyectos del oficialismo, el peronismo marcará las diferencias en los puntos en que no coincida y apenas el 2% cree que `tratará de apoyar` las propuestas del macrismo en el Congreso.

El sondeo revela, además, que a pesar de las dificultades afrontadas por el Gobierno en el último mes, el movimiento que engloba al Partido Justicialista y al Frente para la Victoria (FPV) aún no logra reacomodarse y su fragmentación es evidente.

Los resultados señalan también que el PJ es un partido `carente de poder de fuego`, aunque sí lo suficientemente combativo para obstaculizar los proyectos del Gobierno en los próximos dos años de gestión.

La encuesta, realizada entre el 19 y 20 del mes pasado de forma oriline a 1278 personas, indica que las tensiones provocadas durante diciembre durante el debate por la reforma previsional, los despidos y las políticas del Gobierno incidieron en contra de la imagen de todo el espectro político.

Los más afectados fueron las figuras de Cambiemos. Pero si bien muchos de los máximos exponentes del peronismo mejoraron sus niveles de adhesión, aún se ubican en los puestos del fondo de la lista. En esta misma línea, el 65% de los consultados cree que el peronismo se encuentra debilitado. Sin embargo, más de la mitad coincide en que adoptará una postura más dura y combativa.

En cuanto a las elecciones presidenciales de 2019, el panorama aún no es muy preciso. Las respuestas fueron bastante diversas. El 40% considera que el Partido Justicialista se presentará de forma fragmentada y el 19% sostiene que lo hará absorbiendo a Unidad Ciudadana. Al ser consultados sobre los dirigentes capaces de liderar la eventual reorganización del PJ, el 24% mencionó a Cristina Kirchner, seguida de Juan Manuel Urtubey (17%), Miguel Pichetto (7%), Florencio Randazzo (5%), Sergio Massa (4%) y el 13% eligió `algún otro dirigente`. En tanto, el 30% sostuvo que no hay ningún político que sea capaz de rearticular el partido.

Al respecto, los votantes de Cambiemos en las elecciones de 2015 consideraron en primer lugar la figura de Urtubey (30%), mientras que el núcleo de electores del FPV destacó básicamente aCristina Kirchner (45%).

Las conclusiones del sondeo presentan a un peronismo inmerso en su `propia grieta`, en un contexto de crisis de representatividad política, con una oposición dividida y falta de líderes políticos. La mayoría de los entrevistados adherentes al FPV sostuvieron que en los próximos años les gustaría ver a un peronismo combativo, mientras que los allegados a Cambiemos esperan encontrar una oposición más dialoguista.

Publicado en La Nación el 8/01/2018.

Indecisiones

VOTO 2017 PANORAMA

Lo que cambia y no de la elección. Final de campaña con errores de CFK.

A apenas una semana de las elecciones, todavía quedan alrededor de 14% de indecisos. Casi la mitad decidirá su voto en algún momento de las últimas 24 horas antes de dirigirse a las urnas. Y un 6% se definirá en el cuarto oscuro. Los datos surgen de una encuesta que realizamos esta semana con DAlessio Irol. ¿Pone esto en duda el descontado triunfo de Cambiemos a nivel nacional? ¿Algo puede torcer la suerte (o la desgracia) de CFK dentro y fuera de Buenos Aires? El número de indecisos para estas elecciones es inferior al que había en las PASO a la misma altura. Como ocurre con los principales indicadores de opinión pública, la polarización también explica el comportamiento de los votantes: entre el 86% del electorado que se considera `totalmente decidido`, están prácticamente todos los que apoyan a Esteban Bullrich (97%) y los de Cristina (96%). Más aún, Cambiemos y Unidad Ciudadana se caracterizan por la fidelidad de sus votantes: muy pocos cambiarán su preferencia en relación al 13 de agosto pasado. La grieta se ha convertido en un prisma intenso y desalmado a partir de la cual buena parte de la Argentina lee e interpreta la realidad.

Los indecisos, entonces, son sobre todo votantes del peronismo no kirchnerista, algunos de la izquierda dura y un puñado de independientes poco o nada interesados por la cosa pública. Sergio Massa retiene dos de cada tres de los sufragios obtenidos en las PASO. Su proclamada `ancha avenida del medio` se convirtió en un callejón sin salida. Su regreso a las filas del justicialismo parece confirmado (ha venido peronizando su discurso en el último tramo de la campaña, aunque sigue mechando reivindicaciones de clase media y tratando de seducir a los jubilados). Volverá vencido a la casita de los viejos, pero con un caudal de votos nada despreciable para volver a empezar. Sobre todo, en relación a su competidor natural, Florencio Randazzo, que experimenta en relación a sus votantes un fenómeno muy similar. A propósito, el ex ministro de Interior y Transporte prefirió invertir el último fin de semana de campaña, aunque parezca curioso, en viajar al Uruguay para conseguir una foto con Mujica.

En este contexto, una amenaza no menor asoma en el horizonte de la política bonaerense: la gobernadora Vidal se dispone a reducir muy significativamente el gasto político, en particular en (y comenzando por) la Legislatura. Se trata de una de las fuentes de recursos más generosas y menos transparentes mediante las cuales se han financiado las estructuras políticas de la Provincia desde la vuelta a la democracia hasta la fecha. Esto explica la incertidumbre (¿incredulidad?) de la que son víctima muchos actores (no sólo del peronismo) que durante décadas gozaron de la protección de un sistema que puso de manifiesto la existencia de acuerdos interpartidarios muchos más profundos y duraderos de lo que la volatilidad de la política pública pareciera indicar.

Vidal no deja de sorprender: su ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, anunció en el Coloquio de IDEA una eventual reducción del impuesto a los ingresos brutos. Música para los oídos de los empresarios que, con cifras récord, abarrotaron el evento. Y tiro por elevación para el resto de los gobernadores que se disponen a debatir a partir del lunes 23 de octubre el presupuesto 2018, pero sobre todo están preocupados por la reforma tributaria y por la nueva ley de responsabilidad fiscal. Moderar la presión tributaria y mejorar la calidad del sistema impositivo (simplificándolo y eliminando los más distorsivos, como el impuesto al cheque) constituye uno de los pilares de las políticas pro competitividad que pretende impulsar el presidente Macri. Crucial para diferenciar a la Argentina de otros países de la región que ofrecen ventajas para atraer inversiones, como es el caso de Brasil y su promocionada reforma laboral.

Por su parte, la campaña de Unidad Ciudadana carece de consistencia, sobre todo de foco en el mensaje. Cristina mecha su versión `abuenada` con declaraciones duras y gestos agresivos, como los que tuvo en la inusual conferencia de prensa que dio esta semana en el Instituto Patria. La principal novedad fue la incursión puntual en el interior bonaerense, que parecía haber resignado luego de las PASO, para centrar casi todos sus esfuerzos en el Conurbano

y en los medios de comunicación. Pero la mejora en los indicadores de aprobación de Cambiemos tanto en la primera como en la tercera sección electoral (fruto de la obra pública, de los créditos subsidiados y del crecimiento económico), la obligó a replantear su táctica en su último y tal vez fútil esfuerzo por sobrevivir en la política nacional. Improvisó una contra cumbre en Dolores, para diferenciarse de la simbiosis perfecta entre el Gobierno y el establishment cuando Macri cerró el Coloquio de IDEA.

Allí, la crema del sindicalismo peronista hablaba de acuerdos políticos de largo plazo, en absoluta sintonía con los principales líderes del sector privado. La enorme mayoría del peronismo la ha abandonado, disfruta de su eclipse, imagina una recomposición sin ningún legado de la era K.

Cristina los ayudó huyendo hacia el pasado, con su típica reivindicación del estatismo, el proteccionismo extremo, los subsidios inflacionarios y el consumismo como objetivo de la política económica. Así escribe la trama de su primera derrota electoral: aferrada a las ideas que la llevaron al fracaso, incapaz de una mínima autocrítica, rodeada sólo de mediocres y obsecuentes, en el tobogán de su propia encerrona trágica, alimentando la voracidad de quienes la esperan pletóricos de evidencias en su patíbulo de Comodoro Py. La polarización explica el comportamiento de los votantes: el 86% está totalmente decidido

Macri, con mejor imagen tras las Paso

Los cordobeses mejoraron su percepción del Gobierno nacional después de las Paso. Los datos se desprenden del relevamiento mensual correspondiente a septiembre de las consultoras DAlessio Irol-Berensztein.
El relevamiento fue realizado on line a 551 cordobeses mayores de 18 años. Un 73 por ciento evalúa de manera positiva la gestión de Mauricio Macri, mientras que un 25 por ciento la juzga negativamente.
La particularidad es que un tercio de votantes del kirchnerismo tiene valoración positiva del Gobierno nacional.

En lo que va del año, en las mediciones de estas consultoras, este es el valor más alto de imagen positiva de la administración de Cambiemos.
Sobre la situación económica, un 70 por ciento indica que está mucho mejor o mejor que el año pasado, mientras un 28 por ciento sostiene que está peor o mucho peor.
En cuanto la expectativa para dentro de un año, un 73 por ciento cree que la economía mejorará; y un 21 por ciento, que empeorará.
Una de las consultas estuvo referida al caso Santiago Maldonado. Se preguntó quién es el responsable de la desaparición.
Un 18 por ciento respondió que la Gendarmería, un 17 por ciento lo atribuyó a algún gendarme en particular y un 53 por ciento dijo que ninguna de las dos opciones anteriores.
Respecto a la política de derechos humanos de la gestión de Macri, un 74 por ciento sostiene que son respetados, un 6 por ciento entiende que son amenazados y un 16 por ciento que son vulnerados.

Formas y contenidos

METODO CAMBIEMOS
Sergio Berensztein
Se suman elementos a la polémica por el estilo oficial de comunicar. Campaña vs. gestión.

Comunica bien el Gobierno? ¿Existen en efecto serios problemas de comunicación, más allá de la polémica surgida esta semana en torno de la cuestión Malvinas, como para motivar un retiro por parte de los principales voceros oficiales en el emblemático CCK, la nave insignia del culto a la personalidad que caracterizó la gestión de Cristina? A menudo me preguntan sobre estas cuestiones, y confieso que no sé qué contestar.
Si me guío por los resultados, ¿cómo dudar de las virtudes de un equipo y de una concepción teórica que, desde 2005, cuando Macri fue electo diputado nacional, a la fecha sólo cosechó éxitos políticos resonantes, muchos de ellos inesperados, como la victoria de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires? “Nos subestiman”, dijo Marcos Peña, y tal vez tenga al menos parte de razón.

Pero hay quienes sugieren que, al margen de las virtudes del “método Cambiemos”, la estrategia comunicacional del Gobierno es, por lo menos, insuficiente sino errónea: una cosa es una campaña electoral, donde el objetivo es seducir a los votantes, y otra muy diferente es comunicar actos o planes de gobierno, sobre todo en un país tan complejo, amplio y diverso (en contraste con un distrito relevante pero acotado y, sobre todo, más rico y homogéneo que el promedio del país, como la Ciudad de Buenos Aires). Respecto de los éxitos logrados por los estrategas de Macri, el contraargumento principal apunta a un conjunto de escenarios contrafácticos que sugieren que el ajustadísimo triunfo de Cambiemos tuvo mucho más de contingencia (en la ciencia política contemporánea, el concepto más aceptado y utilizado es tujes; en el país suele adquirir una connotación más gaseosa) que de planificación estratégica, incluyendo la utilización de redes sociales, mensajes esperanzadores y cosas por el estilo.

En efecto, ¿qué hubiera ocurrido si, en vez de Zannini, Cristina le hubiera dejado elegir a Scioli un compañero de fórmula más competitivo (menos tóxico), que no asustara tanto a los electores independientes? ¿Y si Randazzo hubiese aceptado ser candidato a gobernador o Domínguez le hubiese ganado a Aníbal (en los papeles, no sólo en los rumores o especulaciones de los corredores del poder)? ¿Cuál hubiera sido el nivel de participación de los voluntarios que fiscalizaron la elección presidencial si en Tucumán los comicios se hubiesen desarrollado con relativa normalidad, sin tantos escándalos? ¿Y si arreglábamos con los buitres, volvía el financiamiento, crecíamos fuerte y hasta bajaba algo la inflación? ¿Los sectores medios y medios altos, principal base de apoyo de Cambiemos, hubiesen alterado sus preferencias en un contexto sin tantos cepos ni profundiz ación del intervencionismo autárquico? ¿Acaso hubiese alcanzado Scioli una diferencia más significativa en la primera vuelta (incluso más de 40%, más 10 puntos de diferencia) de haber concurrido al primer debate televisado en la historia política argentina? ¿Y si la campaña duraba una semana más, la tradicional propaganda negativa del FpV hubiera tenido más impacto? Planteos. Estos interrogantes plantean, además, escenarios inquietantes respecto de la solidez de la vocación de cambio que en efecto ha demostrado y aún tiene la sociedad: a pesar de todo lo anterior,

Macri ganó la segunda vuelta apenas por 2 puntos y medio. No cabe duda de que un eventual triunfo de Scioli hubiera cuestionado de manera terminal la estrategia desplegada por Peña, Duran Barba y compañía. De todos modos, es probable que el resultado obtenido los haya obligado a replantearse el margen de acción del nuevo gobierno. Se entiende, entonces, que el imperio del gradualismo haya penetrado transversalmente la agenda gubernamental.

Por algo el peronismo abandonó tan abrupta y contundentemente a Cristina: indudable mariscal de la derrota, responsable de un descalabro electoral y político sin precedentes, no merece ni siquiera la más mínima solidaridad en medio del tornado judicial en el que está metida. A pesar de que, en un reciente sondeo elaborado por D Alessio IROL, un 30% de los argentinos aún tiene imagen positiva de la ex presidenta, y en la provincia de Buenos Aires ese porcentaje se eleva a la mitad. Eso no se traduce automáticamente en votos, pero no abundan los potenciales candidatos que puedan mostrar semejante aceptación en el principal distrito. Por eso todos los caminos, o casi, parecen conducir a Massa, que no está solo ni espera, sino que trabaja para consolidar una estructura que, a diferencia de lo ocurrido entre 2013 y 2015, con el peronismo pero con una vocación frentista y plural, se proyecte como alternativa de poder ampliando su base de sustentación. Lo mismo que hizo Macri con la UCR y la Coalición Cívica.

Una cuestión hasta ahora menos debatida es si los cuestionamientos a la comunicación oficial apuntan a los qué o a los cómo. Algunos especialistas sostienen que el Gobierno hace mucho más de lo que parece, y que algunos temas importantes se diluyen en la vorágine del día a día. Tal vez por estar integrado por tantos hinchas xeneixes, el equipo presidencial parece haber olvidado aquello de poner el huevo y además cacarear. Otros, por el contrario, apuntan a las formas: el combo redes sociales/timbreo no parece convencer demasiado a los segmentos más convencionales de la coalición de gobierno. Por ejemplo, esta semana Ernesto Sanz embistió sin tapujos contra Jaime Duran Barba, a quien culpó por algunos de los principales errores del Gobierno. Sorprende dicha actitud de alguien que conoce de sobra que en última instancia es Macri el que toma o avala las decisiones más importantes.

¿Es necesario que el Gobierno haga más “política”? ¿Qué significa eso exactamente? ¿Qué clase de acciones, en concreto, no se están llevando a cabo que mejorarían en todo caso los resultados de la gestión? El Presidente afirmó que pasa el 80% de su tiempo con el matafuego en la mano apagando incendios y que solamente en el 20% restante puede pensar en el mediano y largo plazo.

Es posible que una vez que se ordene un poco más la agenda y se despejen cuestiones acuciantes (el lío de las tarifas, por ejemplo, consumió muchas más horas y paradójicamente energía de lo pensado, desplazando o postergando otras prioridades), lo importante se imponga a lo urgente. O todo lo contrario: el avance del calendario electoral podría desviar el foco otra vez hacia la coyuntura. Y el debate sobre las cuestiones de fondo (las reformas estructurales, la calidad institucional, la competitividad, el futuro del empleo) sufrirá una nueva, costosísima, típicamente argentina postergación.

SOLO 29% DE LOS ARGENTINOS CONSULTADOS ESPERA UNA RENOVACIÓN DEMOCRÁTICA Y TRANSPARENTE DEL PERONISMO

Los siguientes datos corresponden a una encuesta realizada por D’Alessio IROL y Berensztein®, entre los días 9 y 12 de septiembre, sobre 500 argentinos mayores de 18 años de todo el país. Fue efectuada en forma online sobre panel propio de respondentes.

64% de la población estima que se producirá una reorganización de esta fuerza. De ellos, apenas el 46% considera que se realizará asegurando una justa y ordenada  representación de los distintos sectores que lo componen.

  • 6 de cada 10 argentinos consultados prevén que el Partido Justicialista vivirá una etapa de renovación.
  • Quienes apoyaron a esta fuerza en las elecciones son más proclives a vislumbrar un cambio.
  • La mitad de los consultados duda que el proceso de renovación del PJ pueda llevarse adelante en forma ordenada y asegurando una correcta participación y representación de todos los intereses.
  • La percepción de dichas falencias es más fuerte desde fuera de este espacio.
  • Massa es la figura que lidera el recambio tanto para los votantes de Cambiemos como para los del FPV.
  • El ex ministro Florencio Randazzo es la segunda opción entre los encuestados afines al FPV, en tanto que Urtubey lo es entre los de Cambiemos.
  • Los votantes del FPV ven con buenas posibilidades a Scioli, ligeramente por detrás de Randazzo, en tanto que por fuera de ese espacio el ex candidato es observado con escasas oportunidades de quedar como nueva cabeza del PJ.
  • Aunque se renueve, solo 32% de los consultados creen que el PJ tendrá una actitud colaborativa con el actual Gobierno.
  • Más de la mitad de los votantes de Cambiemos supone que la nueva conducción buscará entorpecer las gestiones gubernamentales.

Puede descargar el informe completo acá: Renovación Peronismo

 

7 DE CADA 10 CREEN QUE CRISTINA DEBERÍA IR PRESA

La presente información pertenece a la medición de julio del Tracking de Humor Social y Político, que D’Alessio IROL efectúa en forma continua junto a Berensztein®

PRINCIPALES CONCLUSIONES

  • El 69% de la población considera que finalmente Cristina Fernández de Kirchner debería ser encarcelada.
  • La convicción de que finalmente pueda quedar presa alcanzaría el 46%. Este número aumentó en comparación con el 27% que tenía está certeza hace poco más de un mes.

Puede descargar el informe completo acá: 7 DE CADA 10 CREEN QUE CRISTINA DEBERÍA IR PRESA

Héroes y villanos de la inflación: a quiénes salvan y culpan los argentinos

Por: Jorgelina do Rosario

Las familias comienzan a regular el gasto en consumo por la alta inflación Crédito: Ministerio de Economía La antinomia entre héroes y villanos marca a fuego miles de historias en cómics, libros y películas. Allí están, enfrentados, para realizar hazañas fuera de lo común o demostrar cuán vil se puede ser para alcanzar la victoria. Pero esos héroes y villanos saltan de las páginas (y de las pantallas) para hacerse carne en la economía.

Y en el contexto del país, la inflación se afianza como la madre de las preocupaciones para los argentinos que, según la consultora que lo mide, se ubica entre un 32 y 37% interanual.

Una encuesta realizada por D´Alessio Irol junto a Sergio Berensztein evidenció que “es el tema que desplaza a cualquier otro”, y el 86% de los encuestados dice que hoy es el tema que más le preocupa, sin importar a quién votó en las elecciones presidenciales de 2015.

Los malos…

Con la lupa en esta preocupación central, los encuestados debían contestar “¿Cuáles son los cinco culpables que no permiten que se pare la inflación?” para detectar al primer grupo: a losvillanos de la suba de precios.

Casi seis de cada 10 argentinos señalaron a “la situación heredada/lo que se llevó el gobierno anterior” como el primer culpable. “Los empresarios en general remarcan los precios” apareció segundo en la lista, con un 33% de las respuestas. En tercer lugar, “el gobierno actual no sabe qué hacer para frenarla” apunta a la actual administración de Mauricio Macri.

El top five de villanos lo completan “el aumento de tarifas” (21%) y “los supermercados remarcan los precios” (12%), según los datos correspondientes a la medición realizada en abril entre 400 casos de todo el país. La suma de los porcentajes supera el 100% porque son respuestas múltiples, esto quiere decir, que el encuestado puede elegir más de una opción.

…y los buenos

Los seis héroes se encuentran del otro lado de la vereda, y son los que están luchando para que comience a detenerse la inflación. ¿Quiénes son, siempre según los encuestados? El 48% menciona al “Gobierno actual en su conjunto”, pero hay una gran diferencia cuando se revela el voto del encuestado.

El 81% de los que votó a Cambiemos cree que la actual administración lucha contra la suba de precios, y baja al 14% para quienes votaron al Frente para la Victoria.

“Los argentinos que cambian su manera de comprar” es el héroe número dos, seguido por el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay en tercer lugar. Los “periodistas” se ubican en el cuarto lugar de la lista, seguidos por algunos dirigentes, como Sergio Massa y Marco Lavagna. En el último casillero, aparecen los comercios de barrio y los supermercados chinos.

En último lugar, aparecen las víctimas de la inflación. “Es cómo se siente la población”, explicó la encuesta, y la preocupación por la suba de precios iguala a los que tienen posiciones políticas contrapuestas. Así, el 94% de los encuestados mencionó haber efectuado alguna acción para contrarrestar la inflación.

¿Qué hicieron en estos últimos meses? Más allá de comparar precios, bajaron el consumo de carne vacuna, cambiaron sus marcas preferidas, sus lugares de compra y disminuyeron sus salidas.