Empresarios tienen mejores expectativas económicas para después de las elecciones

Los empresarios muestran una mejora en sus expectativas en el desempeño económico para luego de las elecciones presidenciales, lo que marcó un cambio de la tendencia que se había consolidado a partir del primer semestre del 2012, destacó una encuesta presentada en el marco del 51º Coloquio de Idea que se desarrolla en la ciudad.

El relevamiento efectuado por la consultora D´Alessio IROL, ya tradicional en este encuentro que reúne a los principales empresarios del país, dio cuenta que el 12% de los encuestados anticipan que la situación será “mucho mejor” en el próximo semestre, con otro 29% que anticipa que será “moderadamente mejor”, y un 35% que anticipó que la situación será “igual”.

Incluso, la evaluación del semestre en curso resultó positiva en un 56% “rompiendo la tendencia que se evidenciaba desde el primer semestre del 2012, con un valor neutro del 50%”, destacó el informe.

“Para encontrar números positivos hay que remontarse a 2010”, recordó Eduardo D’Alessio, al presentar el relevamiento a a la prensa.

Recordó que desde marzo de 2012 las expectativas estaban dentro de los rangos “moderadamente peor” o “mucho peor” con lo que nuevo dato irrumpe dentro del lado positivo “y coincide claramente con el cambio de gobierno”.

Para el año próximo, los 178 ejecutivos, socios de Idea, consultados por D´Alessio-IROL esperan “un crecimiento de las ventas, de las exportaciones, y la inversión, con mantenimiento del nivel de empleo”.

Esto último da por tierra algunas estimaciones de abogados de empresas que anticiparon despidos para después de los comicios de octubre.

Para enfrentar este mayor nivel de actividad, el 75% de las compañías trabajan a menos del 85% de su capacidad instalada.

Las inversiones sobre las ventas se mantienen en el 11%, con preeminencia de las inversiones “blandas” , que pueden integrarse en dosis relativamente pequeñas y sucesivas, y que en general sirven para sacar el mayor provecho a las inversiones “duras” o de equipos productivos.

A los empresarios, hay tres factores que preocupan predominantemente, y que son “la clarificación de las reglas de juego, la eliminación de los impuestos distorsivos, y la formulación de una política fiscal pro inversión”.

Los hombres de empresa también reclamaron que haya mas inversiones en electricidad y gas para impulsar el crecimiento industrial, y en segundo lugar aparecen el estado de las rutas y del ferrocarril.

Empresarios esperan con optimismo al nuevo Gobierno

MAR DEL PLATA.- El empresariado confía en una evolución favorable de la actividad durante 2016, aunque mantiene un grado de incertidumbre por cómo se implementarán las medidas necesarias para corregir los desequilibrios económicos. Según una encuesta privada difundida ayer en el marco del 51º Coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), “se observó un cambio de tendencia positiva” en el sector empresario para el
próximo período, aunque se mantienen los reclamos por “reglas de juego claras, políticas públicas pro inversión y la eliminación de impuestos distorsivos”.

Asimismo se reveló que el 66% de las compañías fijó como prioridad avances en la inversión en el sector energético. El informe presentado por D’Alessio Irol surge de las respuestas on line de 178 ejecutivos consultados para IDEA, que basaron su optimismo “en un crecimiento del consumo en el mercado interno, las exportaciones, con mantenimiento del nivel de empleo”. No obstante, la confianza reflejada en el informe contrasta con la cautela que expresan los hombres de negocios cuando se los consulta en forma puntual y directa sobre el escenario post electoral. “Habrá que ver cómo se implementan las correcciones”, fue el factor común de las respuestas de Isela Constantini, presidenta del General Motors, del petrolero Oscar Vicente y Oscar Andreani, empresario dedicado a la logística.

De acuerdo con la encuesta de D’Alessio, un 76% de los empresarios se inclinó por pronosticar un mejoramiento económico o el mantenimiento de la situación actual. Este escenario se plantea a partir de la confianza en una mejora de los niveles de consumo interno. Respecto de los niveles de inversión, el 38% de las respuestas marcan que “aumentará moderadamente o significativamente”, con 13% de un año atrás. A su vez, hubo un 52% de respuestas a favor de un alza de las ventas, contra un 19 de octubre de 2014.

Con relación a las exportaciones, el 36% de las compañías aguarda un progreso, frente al 17% que se había conocido un año atrás.

En otro orden, el 32% de las firmas está trabajando con una tasa de capacidad instalada de entre el 50% y 70%, el 43% lo está haciendo entre el 71% y 85% y el 25% restante entre el 85% y 100%.

Consultados sobre el grado de competitividad que tiene la Argentina, un tercio manifestó que “depende del tipo de cambio” y apenas un 16% lo consideró “alto”.

Cabe apuntar que debido a que la encuesta está focalizada en empresas que integran IDEA, el sector agropecuario -el de mayor necesidad de tipo de cambio competitivo- tiene una participación acotada que influye en el resultado final.

Coloquio de IDEA: Para los empresarios la economía mejorará después de las elecciones

El dato se desprende de una encuesta de la que participaron 168 ejecutivos.

Como si un cambio de Gobierno generara de por sí un viento de cola para la economía, la encuesta anual de expectativas hecha entre los empresarios que participan del Coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA) arrojó un resultado que contrasta con el de los últimos años: predomina la visión de que el año que viene habrá perspectivas favorables para el crecimiento industrial.

Para los empresarios esta sensación responde al final del ciclo kirchnerista, marcadamente confrontativo e intervencionista, y a la ilusión que despierta la llegada de un nuevo presidente más abierto a dialogar con los sectores productivos.

De los 168 empresarios que participaron de la encuesta, el 29% opina que la situación económica del país estará moderadamente mejor y el 12% vaticina que estará mucho mejor. Para el resto de los consultados, todo seguirá igual. Sobre el volumen de ventas, el 45% espera un incremento moderado y sólo un 8% imagina que aumentará fuertemente.

Uno los resultados de la encuesta que causó sorpresa fue el referido a la pregunta ¿cuál es la mayor preocupación que tiene para el año que viene? En el tope de esa lista se ubican el cómo afrontar la actualización de los salarios, las negociaciones paritarias con los sindicatos y un nuevo item que años atrás no figuraba en la agenda: la retención de talentos.

Sin embargo, los dirigentes de empresas predicen un escenario con menor tasa de ganancia: el 50% de los encuestados cree que la rentabilidad de sus compañías bajará a causa del persistente aumento de costos que no siempre pueden trasladar a precios. Si bien aspiran a que mejore la demanda en el mercado interno, no esperan que crezcan las exportaciones, a menos que disminuya la carga impositiva. El 48% pide que bajen los impuestos distorsivos, en especial las retenciones, y el 45% pide políticas fiscales de fomento a la inversión.

La presentación de los resultados de la encuesta estuvo a cargo del consultorEduardo D’Alessio y del economista Dante Sica, quien se refirió al nivel de actividad industrial. Sica reveló que este año hubo sectores que se vieron favorecidos por una mayor demanda interna. Rubros como el de la construcción y los electrodomésticos crecieron 8% y 4% respectivamente. En oposición, hubo sectores que se vieron perjudicados por la caída de las exportaciones: la producción automotriz bajó 12% y la siderurgia cayó 9%.

Uno los resultados de la encuesta que causó sorpresa fue el referido a la pregunta ¿cuál es la mayor preocupación que tiene para el año que viene? En el tope de esa lista se ubican el cómo afrontar la actualización de los salarios, las negociaciones paritarias con los sindicatos y un nuevo item que años atrás no figuraba en la agenda: la retención de talentos. Los ejecutivos están tan preocupados por mantener fidelizados a sus empleados mejor capacitados como por afrontar los aumentos salariales que se empezarán a negociar en las próximas paritarias.

Los empresarios esperan un repunte de la economía en el próximo semestre

La expectativa de un nuevo gobierno genera optimismo entre los empresarios, que esperan para el próximo semestre un repunte de la actividad económica. El análisis surge de la encuesta elaborada por Eduardo D’Alessio que presentó este mediodía en el 51° Coloquio de Idea junto al economista Dante Sica.

El titular de D’alessio Irol habló de un “cambio de tendencia” respecto a los semestres anteriores, cuando el nivel de expectativas se mantuvo en un nivel bajo o neutral. El consultor ubicó el índice de expectativas en 56, que no se registraban desde el 2010 o 2011, recordó.

En una charla distendida con periodistas, D’Alessio explicó que el porcentaje de empresarios que esperan una economía “moderadamente mejor” pasó del 21 al 29 por ciento, los que esperan un nivel de actividad “igual” pasó del 31 al 35 por ciento, y los que piensan que el país estará “mucho mejor” del 4 al 12 por ciento.

En tanto, los que creen que la economía estará mucho pero cayeron del 11 al 6 por ciento, y los que esperan que esté “moderadamente peor” pasaron de representar el 33 por ciento al 18 por ciento, en comparación a la evaluación que hicieron del último semestre.

Según el analista, los empresarios creen que el año que viene aumentarán la inversión, las ventas al mercado interno y las exportaciones.

“Los resultados de la encuesta muestran que los empresarios suponen que en los próximos meses habrá cambios”, planteó D’Alessio.

Otro punto llamativo del trabajo presentado hoy es que los empresarios dejaron al petróleo en segundo plano luego de la caída en el precio del barril. Consultados acerca de las “inversiones necesarias para el 2016”, el crudo pasó del 45 al 20 por ciento en las respuestas, mientras que el resto de los rubros se mantuvo prácticamente estables.

En su turno, Sica repasó lo que fue el plan económico del gobierno para el 2015, focalizado en la inyección al consumo por medio del gasto público y el anclaje del tipo de cambio, lo que “se notó más en el segundo semestre que en el primero” y que focalizó el crecimiento en el sector construcción, pero perjudicó duramente a las economías regionales.

“El swap con China quitó de la agenda la posibilidad de una devaluación brusca”, reconoció.

LPO consultó al titular de Abeceb hasta qué punto puede mantenerse este esquema, a lo que el economista respondió que no podría precisar si aguantará dos o tres meses más, pero que sin duda es “insostenible” por la iliquidez de dólares del Banco Central y el déficit en pesos del sector público, en torno a los 5 puntos del PBI, de los que sólo 4 puntos corresponden a subsidios, advirtió.

Para lidiar con estos dos limitantes, Sica adelantó que “los dólares van a tener que entrar por la cuenta capital, por medio del endeudamiento y la Inversión Extranjera Directa(IED)”, y previó que habrá una modificación en el tipo de cambio, ya que “atrasar el valor del dólar es como ir en contra a la ley de gravedad”.

En ese sentido, dio por hecho que el próximo presidente buscará que los ruralistas ganen competitividad por medio de una “devaluación fiscal”, quitándole las retenciones a las economías regionales y a las exportaciones industriales, pero no a la soja.

Las pymes no prevén eliminar puestos de trabajo

Las pequeñas y medianas empresas (Pymes) de la Argentina descreen que el cambio de gobierno modifique demasiado su situación actual. Si bien las expectativas de sus directivos para el primer tramo de 2016 son mejores que las registradas en años anteriores, el fin de ciclo no les genera gran optimismo en relación a una mejora sobre la economía que impulse sus negocios, ni creación de puestos de trabajo, pese a los pronósticos de crecimiento del PBI.

Esa fue una de las conclusiones de una encuesta a directivos de esas compañías realizada por D’Alessio Irol durante agosto, y publicada esta tarde en Idea Pyme, un evento de la entidad empresaria que reunió a cientos de empresarios en el Auditorio del Buenos Aires Design, ubicado en Recoleta. “En un horizonte a un año, no se espera un cambio explosivo, ni sobresaltos”, ni para bien, ni para mal. En términos del debate político de estos tiempos, al parecer, las pymes descartan un shock y proyectan un gradualismo.

En una revisión sobre los datos de 2014, Eduardo D’Alessio, presidente de la firma que lleva su apellido, destacó el “divorcio” entre las perspectivas y lo que finalmente sucede. Dio de ejemplo lo ocurrido en 2015, que mostró un mejor desempeño respecto de la baja prevista. “La realidad (en el primer semestre) no convalidó el pesimismo de 2014”, se leyó en la pantalla. El año anterior, había ocurrido a la inversa.

En base a los datos obtenidos, D’Alessio precisó que un 31% de las empresas mantuvo y 45% tuvo un incremento en sus ventas entre enero y julio, pero con la rentabilidad en baja. “¿Les suena conocido?”, le preguntó D’Alessio al público distribuido en las mesas del salón. No fueron pocos los que asintieron.

De allí otro de los indicadores de proyección que aparecieron en la pantalla: no se espera que las responsables del 60% del empleo en el país generen nuevos trabajos. Aunque tampoco un recorte. “Las pymes tienen mejor capacidad de previsión de los costos laborales. Esperaban cerrar paritarias en 27,3 y un 82% cerró en 27,9” de subas, dijo el responsable del relevamiento. Hace un tiempo podría haber sido un dato positivo el hecho de que no se prevean recortes de personal, pero los augurios de crecimiento para 2016, lo empañan. Por caso, la consultora Elypsis, dirigida por Eduardo Levy Yeyati, estimó un avance del 4% del PBI en el año próximo.

Claudio Zuchovicki, gerente de desarrollo de la Bolsa de Comercio, que acompañó al dueño de la firma de investigación de mercado en la exposición, consideró que el empresariado está en una posición de espera hasta que llegue el próximo gobierno y disipe las dudas sobre qué curso tomará la economía para salir de los problemas actuales. Lo dicho se reflejó en la encuesta, en la cual, una mayoría respondió que frente al cambio de Gobierno prefiere “mantener el statu quo” y, en menor medida, “hacer ajustes preventivos”.

Zuchovicki citó uno de los inconvenientes de la macro, que viene en aumento. ¿De dónde saldrá el dinero para pagar el déficit fiscal?, se preguntó. En relación con las pymes, la presión impositiva se posicionó como uno de los principales, y crecientes, desafíos. “La queja es más por la distorsión que por la presión, porque están pagando impuestos por ganancias ficticias”, matizó D’Alessio.

En el frente externo, la encuesta dejó entrever la preocupación de los empresarios pyme sobre una desmejora que, según D’Alessio, “les preocupa más que el cambio de Gobierno, porque lo ven como impredecible”. “La mayoría percibe un cambio negativo; sobre todo, hablamos de Brasil”, dijo, del cual depende buena parte de las exportaciones argentinas. Al igual que el mantenimiento de la demanda interna, las condiciones para el comercio internacional están al tope de las preocupaciones sobre el año próximo.

Con todo, en un momento en que el 75% de las pymes operan por encima del 70% de su capacidad, la inversión tiende a mejorar, “a estirar la capacidad existente”. En este sentido, el sector agropecuario y servicios fueron los destacados, por encima de la industria.

Las pymes venden más, pero ganan menos

Según un informe de IDEA, el 45% de las empresas vive esa realidad.

Encuesta

Las pymes no creen que el cambio de gobierno modifique demasiado su situación actual. Si bien las expectativas de sus directivos para el primer tramo de 2016 son mejores que las de años anteriores, el fin de ciclo no les genera gran optimismo porque una mejora de la economía impulse sus negocios ni la creación de puestos de trabajo. La encuesta que D’Alessio Irol hizo entre directivos de esas compañías para Idea Pyme tiene otra conclusión de peso: el 45% de las empresas tuvo un aumento de las ventas entre enero y julio, pero su rentabilidad fue en baja. “En un horizonte a un año, no se espera un cambio explosivo ni sobresaltos”, dice el informe que presentó ayer Eduardo D’Alessio, presidente de la consultora, en un evento organizado por la entidad.
“¿Les suena conocido?”, preguntó D’Alessio a los ejecutivos que lo escuchaban sobre la situación de ventas en alza y ganancias en caída. No fueron pocos los que asintieron.
De allí que no se espera que se generen nuevos empleos. Aunque tampoco un recorte. “Las pymes tienen mejor capacidad de previsión de los costos laborales. Esperaban cerrar paritarias con subas de 27,3%, y un 82% cerró en 27,9”, dijo el responsable del relevamiento.
El analista destacó el “divorcio” entre las perspectivas y lo que finalmente sucede. Señaló lo ocurrido en 2015, que mostró un mejor desempeño respecto de la baja prevista. “La realidad (en el primer semestre) no convalidó el pesimismo de 2014”, se leyó en la pantalla. El año anterior había ocurrido a la inversa.
Claudio Zuchovicki, gerente de desarrollo de la Bolsa de Comercio, que acompañó a D’Alessio en la exposición, consideró que el empresariado está en una posición de espera hasta que llegue el próximo gobierno y disipe las dudas. Una mayoría respondió en la encuesta que frente al cambio de gobierno prefiere “mantener el statu quo” y, en menor medida, “hacer ajustes preventivos”.
Zuchovicki citó uno de los inconvenientes. ¿De dónde saldrá el dinero para pagar el déficit fiscal?, se preguntó. Aliviar la creciente presión impositiva fue uno de los principales desafíos planteados. “La queja es más por la distorsión que por la presión, porque están pagando impuestos por ganancias ficticias”, matizó D’Alessio.
En el frente externo, “la mayoría percibe un cambio negativo”, sobre todo por Brasil, dijo el consultor.

Las pymes no esperan grandes cambios tras las elecciones

Encuesta de IDEA

En la mayor parte de las empresas chicas y medianas no esperan cambios significativos con el Gobierno que asumirá el 10 de diciembre, al menos hasta que la nueva administración muestre todas sus cartas. Esa es la principal conclusión de la encuesta Expectativas de Ejecutivos PYME, presentada ayer en el marco de IDEA Pymes.

“Las futuras medidas económicas son percibidas como cambios graduales, no demasiado significativos”, planteó Eduardo D’Alessio, responsable del sondeo, realizado por Internet entre 168 directivos y dueños de pyme.

Casi nueve de cada diez entrevistados pronosticaron un escenario post-10 de diciembre similar al actual: 22% dijo que estarán “moderadamente mejor” que ahora, un 41% respondió que esperan estar “igual” y otro 26% dijo que sus expectativas son de estar “moderadamente peor”. Un 8% dijo que espera estar “mucho mejor” y, en el otro extremo, apenas un 3%, “mucho peor”. En cuanto a la actividad económica, la gran mayoría señaló que está trabajando en niveles altos (41%) o muy altos (31%).

“Se prevé que no habrá cambios significativos durante el próximo semestre”, agregó D’Alessio. “Si hilamos fino en los números, el pronóstico es el de una ligerísima mejora”. De todos modos, ante el cambio de Gobierno, la estrategia de las empresas es mantener el statu quo y realizar ajustes preventivos.

En ese contexto de moderada estabilidad, la principal preocupación es la presión fiscal: un 45% de los encuestados la señaló como el problema que más los afecta. “La queja no es tanto por las alícuotas, sino por la distorsión de no actualizar por inflación”, agregó el consultor. También inquieta el mantenimiento de la demanda interna y las condiciones para el comercio internacional.

Sobre el final de la séptima edición de IDEA Pyme, hubo un momento entre irónico y divertido cuando el moderador, Claudio Zuchovicki, interpeló al público: “¿Cúantos de ustedes atravesaron una crisis económica”, preguntó. Todos alzaron sus manos. “¿Dos?”. De nuevo, todas las manos se alzaron. “Muy bien –agregó– ahora pido que levante su mano quien cree que no vamos a tener una nueva crisis”. Ni una sola mano se alzó.

El preferido de los empresarios

Por Cledis Candelaresi

No hay un favorito nítido como próximo presidente para las empresas: ningún candidato asusta, pero todos plantean incógnitas. Daniel Scioli, beneficiado por un buen clima económico en el fin de mandato. Buitres o cepo ya no desvelan.

cledis

Los hombres de empresa no tienen un favorito nítido para los próximos comicios presidenciales y sus preferencias esbozan un viraje de humor similar al manifestado en las encuestas que testean a la ciudadanía en general.

Parte por esto, parte porque aún no hay un número puesto en la Rosada, reparten los aportes económicos de campaña cuidando no desairar al eventual ganador o al eventual jefe de la oposición, sus futuros interlocutores.

No es que todo les de lo mismo. Es que no perciben diferencias sustanciales en la cosmovisión de aquellos candidatos con más chances de ocupar el sillón de Rivadavia.

Del mismo modo, muchos hombres de empresa se inquietan ante similares incógnitas sobre cuestiones de estrategia económica que consideran sustanciales.

Y no se trata de a quién van a privilegiar con su voto sino a quién consideran más fiable para garantizar generar y sostener un buen clima de negocios. Salvo que un candidato se acercara a algún extremo, la ideología poco importa.

Es cierto que Mauricio Macri era concebido, en principio, como el presunto garante de ese marco amigable para la actividad patronal en general.

Pero el líder del PRO aún no dio precisiones sobre muchos aspectos del que podría ser su programa económico y tampoco ofrece certezas de que podrá hacer lo que decida. No se trata sólo de encumbrarse en el poder sino de permanecer y ejercerlo, con un entorno que garantice la gobernabilidad.

En este sentido, a cualquier fuerza le cuesta superar al Peronismo y los pragmáticos hombres de empresa bien lo saben.

“Aún no conocemos cuál será la política industrial de Macri”, comenta Héctor Méndez ante este diario, relativizando la supuesta simpatía con que privilegiaba al jefe de Gobierno de la Ciudad.

Es la voz de máxima jerarquía pero sólo una de las que pueden escucharse en la UIA, cuyo cuerpo directivo está fragmentado por la inquina con que se tratan sus miembros: más de uno retacea la palabra al otro por las diferencias sobre el apoyo o desprecio hacia la política en curso.

No es extraño. Dentro de la misma entidad hay intereses comunes y otros contrapuestos, radicalmente.

“Aerolíneas e YPF no son los puntos centrales de la política que se necesita conocer”, opina Carlos de la Vega, titular de la Cámara Argentina de Comercio, en referencia al discurso de Macri precisando que no reprivatizaría esas empresas. Estatizar o privatizar no es un punto caliente en el debate de la agenda de coyuntura.

Pero el líder de la CAC respira aliviado: ningún postulante de los que pugnan con más posibilidades tiene una posición que pueda definirse como antiempresaria.

Lo cierto es que en la medida que para la tribuna patronal se desdibuja la figura macrista, cobra nitidez la de Daniel Scioli.

Buitres y cepo: no son para tanto

Ese viraje no sólo está a tono con lo que muestran los sondeos de opinión respecto a la ciudadanía en general, cada vez más partidaria de la continuidad, sólo con retoques sobre lo hecho hasta el momento.

La última Encuesta de Expectativas de los Ejecutivos realizada por D’Alessio & Irol, seguimiento semestral que el consultor hace para Idea, puede dar una pista de porqué el gobernador bonaerense gana aceptación.

Un 59% de los 182 ejecutivos que respondieron a un cuestionario on line consideran que el próximo semestre la situación económica estará igual o mejor, relativo optimismo fundado en la percepción de que habrá un fin de mandato tranquilo.

Aunque muchos hayan experimentado una baja en las ventas y 1 de cada 4 empresas opere casi al tope -más del 85% de su capacidad instalada-, cuando hace un lustro 2 de cada 4 gozaban esa situación.

Cuándo se le pregunta qué medidas son necesarias para promover la inversión el ítem de “renegociación con acreedores externos” baja de 27 puntos a 19 respecto al sondeo anterior, formulado en octubre del 2014. En otras palabras, el otrora reclamado acuerdo con los buitres, presunto pasaporte a millonarios desembolsos de capital, perdió importancia relativa.

Otra cuestión ilustrativa es qué proporción de su facturación están dispuestos a invertir.

En la última encuesta esa proporción baja al 10% desde un 12% que se había registrado en el 2011, antes de la instauración del cepo.

De algún modo el dato muestra que las restricciones para girar divisas, entre otras limitaciones cambiarias, no tuvo en las inversiones un impacto negativo de la envergadura insinuada por las protestas patronales.

Lo paradójico del cepo es que, en algunos rubros, hasta estimuló la reinversión de utilidades de empresas que se vieron inhibidas de enviarlas al exterior: valga de ejemplo que los bancos empezaron a comprar inmuebles, dando ánimo a uno de los sectores más dinámicos del momento.