Lavagna recibió a Pichetto y, en silencio, continúa alimentando expectativas de una candidatura

Roberto Lavagna ya no solo le abre la puerta a los dirigentes de la oposición que se acercan a consultarlo por los avatares de la economía presente y futuros El exministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner se permite hablar con ellos de encuestas, construcciones políticas y candidaturas, al menos las ajenas. Y posa para las fotos con sus visitantes. El motor inmóvil de la oposición sigue dejando que otros hablen por él y se sirve de sus ecos. Pero ahora también se mueve y se muestra, en sandalias y con medias.

Esa fue la postal que dejó la visita que esta mañana hizo el senador nacional del PJ Miguel Ángel Pichetto, precandidato presidencial de Alternativa Federal, a la casa que Lavagna tiene en Cariló. La segunda en cuatro días, si se cuentan las imágenes que el economista compartió en el mismo lugar con el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz.

“Roberto es una figura presidencial, pero también es muy prudente y, eventualmente, él decidirá que camino seguir”, le dijo Pichetto a LA NACION, para destacar una coincidencia del café compartido con Lavagna: “Es fundamental que a partir de diciembre la Argentina tenga un gobierno de unidad nacional que reúna el aporte de todas las fuerzas democráticas. Quedó claro que las visiones sectarias le han hecho mucho daño al país”.

El viernes, Lifschitz había roto la inercia discursiva que siguió a los encuentros que Lavagna comparte desde hace años con gobernadores, sindicalistas, referentes opositores y empresarios. “Roberto estaría dispuesto a encarar un proyecto presidencial”, dijo el santafesino sin mayores tapujos.

Hasta ese entonces, y si se deja de lado el impulso que Duhalde viene dando a la postulación de Lavagna, la frase más arrojada había llegado de boca del gobernador sanjuanino, Sergio Uñac, que visitó al economista en diciembre. “Creo que si varios como yo nos juntamos y se lo proponemos, él podrá analizar ser candidato”, señaló.

¿Qué opinó en público Lavagna? Nada. Lo mismo que ayer, tras reunirse con Pichetto, y el viernes, tras conversar con Lifschitz. Igual que cuando semanas atrás recibió a referentes de la CGT, al gobernador salteño Juan Manuel Urtubey o al otro precandidato presidencial de Alternativa Federal, Sergio Massa, con quien habla seguido.

Para no censurar las expresiones públicas de sus invitados, o porque prefiere mantener viva la llama, el economista comenta entre los suyos que dichos como los de Lifschitz son “interpretaciones respetables” y que las peregrinaciones hacia su puerta, como otros movimientos en la oposición, responden a la idea de que un gobierno “de unión nacional” es “una necesidad a gritos después de ocho años de retroceso económico y social”, como define al último mandato de Cristina Kirchner y el de Mauricio Macri.

En su entorno más cercano son más tajantes. “Roberto no piensa ser candidato. Sigue sosteniendo, como hace tres años, que es tiempo de los jóvenes, que él está para ayudar. Escucha a todos los que lo visitan y les da consejos, pero a nadie le dice que va postularse o quiera hacerlo: eso sí, a todos les repite que hay que lograr la unidad”, enfatizan.

La visita de Pichetto a Lavagna no fue el primer encuentro entre ambos. De hecho, compartieron varios el año pasado. La diferencia es que ayer el rionegrino desembarcó con su equipo de comunicación y el bonaerense no tuvo reparos en posar para las cámaras. “Así como estaba”, bromeaban cerca del economista, a sabiendas que Lavagna presta poca atención a esos detalles.

El fenómeno del Lavagna como foco de atención opositor puede ser adjudicado tanto a la crisis económica que desde abril del año pasado le estalló al Gobierno como a la encuestadora D’Alessio IROL/Berenztein, que a mediados de 2018 reveló que el exministro aparecía como el dirigente -no en funciones- que mejor medía en el país. Al compás de los vaivenes financieros, Lavagna pasó de medir 47 puntos de imagen positiva en febrero a 55, en junio.

Cuando se dio a conocer esa encuesta se produjo el segundo fenómeno: inmediatamente después de que Lavagna se convirtió en un candidato posible para los encuestados, sus números dejaron de crecer y cayeron: en julio su imagen positiva bajó a 51 puntos.

“No hay que confundir imagen con intención de voto. Cuando uno se convierte en candidato debe empezar a dar respuestas, fijar posiciones”, resume Eduardo D’Alessio, presidente de la consultora. Le sucede cada año a las figuras con renombre fuera de la política que deciden postularse a un cargo.

Lavagna se maneja fuera de los márgenes de esas alquimias. “No le interesan, él sigue escuchando y dando consejos”, repiten a su lado. Pero ahora, también, se mueve.

Publicado por La Nación el 16/01/2019

¿Será Lavagna el candidato “tapado”?

Nadie puede asegurar hoy si el exministro de Economía Roberto Lavagna estará o no dispuesto a competir en el proceso rumbo a las elecciones presidenciales y convertirse en un “tapado”. Pero el simple hecho de que se lo mencione con tanta insistencia en las últimas horas y de que no pocos representantes del empresariado vean con buenos ojos su posible participación electoral da cuenta de una realidad: que hay una vasta porción de la ciudadanía que no se siente representada por Mauricio Macri , ni por Cristina Kirchner , ni por ninguno de los principales precandidatos del peronismo no kirchnerista.

La supuesta polarización del electorado entre Macri y Cristina Kirchner es por ahora una hipótesis de trabajo, que alientan tanto la Casa Rosada como los principales adláteres de la expresidenta de la Nación. La suma de la intención de voto entre ambas figuras solo arrastra por el momento al 60% del electorado o poco más. Quiere esto decir que alrededor del 40% de la ciudadanía no se ha subido a la teoría de que la única opción electoral está planteada entre el primer mandatario y su antecesora inmediata.

Este dato también da cuenta de la existencia de espacio para terceras alternativas. Por una cuestión de peso y de estructura territorial, sería la llamada Alternativa Federal, que reúne al peronismo no alineado detrás de Cristina Kirchner, el sector político llamado a ocupar ese lugar de tercera fuerza capaz de competir por un lugar en una hipotética segunda vuelta electoral.

La Alternativa Federal tiene a su favor el apoyo de referentes de 11 provincias, incluidos nueve gobernadores peronistas y los dirigentes Sergio Massa , de Buenos Aires, y Miguel Pichetto , de Río Negro.

Pero el grupo tiene dos cosas en contra: la primera es que la posibilidad de concurrir juntos o separados de Cristina Kirchner divide las opiniones entre sus dirigentes. La segunda es que ninguno de sus precandidatos presidenciales (Massa, Pichetto y Juan Manuel Urtubey ) ostenta una imagen positiva mayor que su imagen negativa, al tiempo que su intención de voto se ubica lejos de la que se les asigna a Macri y a la líder del kirchnerismo.

Es en este particular contexto que cobra importancia lo que pueda hacer Lavagna, una figura moderada con atributos personales que parecen otorgarle cierta competitividad electoral y que resulta atractiva tanto para hombres del peronismo como del radicalismo, al tiempo que, recientemente, recibió el apoyo explícito del gobernador de Santa Fe, el socialista Miguel Lifschitz . Este aseguró que Lavagna podría ser candidato si hay apoyo suficiente.

Una reciente encuesta de D’Alessio IROL y Berensztein ubicó a Lavagna como la figura política con mayor imagen positiva (52%), por encima de la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal , que lo sigue con el 48%. Ese mismo relevamiento, efectuado en diciembre entre 1355 encuestados que forman parte de un panel online, situó al exministro de Economía con el mejor diferencial entre imagen positiva y negativa. Su balance es de 20 puntos, que resulta de la resta entre el 52% de imagen favorable y el 32% de percepción desfavorable.

Algo interesante de Lavagna, según el mismo sondeo, es que tiene imagen positiva entre el 48% de los votantes de Cambiemos y entre el 58% de los votantes del kirchnerista Frente para la Victoria en el último ballottage presidencial de 2015.

Otra encuesta, de la consultora Opinaia, también lo ubica como el dirigente con mayor imagen positiva (52%), aunque eleva su imagen negativa al 48%.

Las probabilidades de que Lavagna pueda ser candidato de la Alternativa Federal habrían aumentado en los últimos días. Anoche, en el programa Terapia de Noticias, el senador Pichetto lo calificó como “un gran candidato”.

Quienes lo conocen, sin embargo, señalan que difícilmente Lavagna acepte ser de la partida “si no le ponen la mesa servida”. Esto es, si no hay un amplio consenso en torno de su postulación que le evite tomar parte en una primaria abierta para definir la candidatura presidencial definitiva. Hay quienes piensan que su edad (el 24 de marzo cumplirá 77 años) podría ser un limitante para una eventual postulación y están quienes descreen que su buena imagen en la opinión pública se traduzca fácilmente en los votos necesarios para superar a Macri o a Cristina Kirchner.

En las elecciones presidenciales de 2007, que ganó Cristina Kirchner con algo más del 45% de los votos, Lavagna compitió con una alianza encabezada por la Unión Cívica Radical y terminó tercero, con el 16,9% de los sufragios, detrás de Elisa Carrió , que cosechó el 23%.

Independientemente de las chances reales de que Lavagna compita o no, el dato llamativo es que el redescubrimiento de este veterano dirigente que fue ministro de Eduardo Duhalde y de Néstor Kirchner es un síntoma más de la debilidad que exhiben los principales postulantes presidenciales en vísperas de los comicios de octubre.

Publicado por La Nación el 15/01/2019

Corrupción y ficha limpia

Es necesario contar con instrumentos legales que impidan a un condenado en dos instancias judiciales ser candidato a un cargo público electivo.

n la ley de ficha limpia, “los corruptos van a ir a la cárcel en lugar de ir al Congreso”. La frase, contundente, fue lanzada durante la reciente Jornada de Derecho Electoral y Ética Pública, realizada en la Facultad de Derecho de la UBA, durante la que se debatió sobre la posibilidad de instaurar en nuestro país la norma que, en Brasil, impidió a Lula da Silva presentarse nuevamente como candidato presidencial.

La ley brasileña, que curiosamente fue sancionada en 2010 con el apoyo del propio Lula, impide que una persona que ha sido condenada en dos instancias judiciales se presente como candidata. También prohíbe que puedan competir por cargos públicos quienes atraviesan un proceso de impeachment o hayan renunciado a un cargo para evitar un juicio político.

En el caso de Lula, la Justicia brasileña lo condenó, en primera instancia, a nueve años y medio de prisión por haber aceptado sobornos en el escándalo de corrupción política conocido como Lava Jato. En segunda instancia, un tribunal de apelaciones de Porto Alegre confirmó los cargos en su contra y elevó la pena de cárcel a 12 años y un mes. Y, luego, el Tribunal Superior Electoral de Brasil, por seis votos contra uno, falló en contra de la intención de Lula de volver a ser candidato.

No fue un camino fácil en el vecino país llegar a esa norma en defensa de la transparencia y el combate de la corrupción. Como en nuestro medio, muchos dirigentes políticos que preveían que podían quedar eliminados de futuras contiendas electorales intentaron hacer caer la ley tildándola de inconstitucionial, pero fue el respaldo de gran parte de la sociedad lo que hizo posible su aplicación. Más de 1,3 millones de brasileños firmaron un petitorio en ese sentido.

La primera pregunta es si esa norma puede llegar a aplicarse en nuestro país.

Hace ya un tiempo, una diputada nacional por la Coalición Cívica, Marcela Campagnoli, acompañada por otros legisladores del oficialismo, presentó un proyecto de ley para limitar que puedan presentarse como candidatos quienes tengan una condena penal en segunda instancia.

Mediante ese proyecto se reforma la carta orgánica de los partidos políticos con el objetivo de que quienes pretendan acceder a un cargo público mediante elecciones presenten una declaración jurada en la que expresen que no cuentan con una sentencia penal condenatoria en segunda instancia respecto de todos los delitos dolosos. No solo los referidos a corrupción estatal. En la actualidad, la diputada Campagnoli, junto con sus pares de bancada Graciela Ocaña, Silvia Lospennato y Paula Oliveto, impulsa el ingreso al Congreso de un nuevo proyecto en la materia.

Cabe recordar en este punto lo que viene ocurriendo de manera escandalosa con el senador Carlos Menem. Hace dos años, la Cámara Nacional Electoral lo inhabilitó para competir por una banca por La Rioja, pero la Corte Suprema de Justicia terminó facultándolo. Para entonces, la Cámara Federal de Casación ya había confirmado la pena de siete años de prisión y 14 para ejercer cargos públicos para el expresidente por el tráfico de armas a Croacia y Ecuador durante la década del 90. Es decir, ya había una condena de segunda instancia. Finalmente, Menem fue absuelto por prescripción de la causa y no por supuesta inocencia, ya que habían pasado 23 años. O sea que la Justicia, invocando su propia torpeza (el excesivo paso del tiempo), avaló la impunidad.

En otra causa, en octubre pasado, Casación ratificó la pena de cuatro años de prisión contra el expresidente por el pago de sobresueldos a funcionarios de su gobierno. Menem y, ahora, Cristina Kirchner se amparan en un uso tan espurio como indebido de sus fueros parlamentarios para evitar ser encarcelados. Lo mismo intentó hacer Julio De Vido, pero la Cámara baja -no sin resistencias- le quitó los fueros, por lo que hoy se encuentra preso.

La senadora Kirchner no ha sido tratada con la misma vara como consecuencia de la oposición de la mayoría de senadores peronistas a desaforarla. Especulan, además, con la posibilidad de que la expresidenta vuelva a competir electoralmente por un nuevo mandato presidencial en los comicios por realizarse este año. Difícilmente los próximos meses la encuentren con una doble condena judicial confirmada, dada la lentitud con la que se mueve la Justicia, pero una ley de ficha limpia le impediría que volver a presentarse en elecciones siguientes. No solo a ella, sino a cualquier candidato en su situación.

El caso de Cristina Kirchner es, además, descabellado desde su propio punto de vista, cuando en 1996, siendo legisladora, pidió la renuncia del entonces ministro de Defensa, Oscar Camilión, en la propia cara del funcionario, acusado junto con Menem por la venta ilegal de armas. ¿Qué dijo entonces Cristina Kirchner?: “Es recurrente la afirmación del ministro Camilión en el sentido de que hasta tanto no tenga fin la investigación, parece que no pudieran determinarse responsables, con lo cual esto conduciría a la curiosa lógica de que los ministros en este país o se van presos o no se van de ninguna manera, porque entonces se puede ir preso únicamente cuando a uno lo condenan penalmente”.

El interrogante ahora es: ¿va la ley de ficha limpia contra la presunción de inocencia, como falazmente quieren hacer aparecer sus detractores? Quienes la impulsan en nuestro país sostienen que no, ya que no se trata de castigar un crimen -eso rige en sede penal-, sino que lo que se está protegiendo es el derecho de la ciudadanía a reglamentar las condiciones para ser candidato y evitar que nadie más pueda refugiarse en sus fueros parlamentarios como estrategia para escapar de la Justicia.

La tercera pregunta es si en nuestro país se puede iniciar este proceso mediante una iniciativa popular. La respuesta es sí. La reforma constitucional de 1994 incorporó ese mecanismo de democracia semidirecta. La ley que lo reglamentó dispone que los ciudadanos pueden ejercer el derecho de iniciativa popular para presentar proyectos ante la Cámara de Diputados de la Nación siempre que se logre la firma de un número de personas no inferior al 1,5% del padrón electoral, que represente a por lo menos seis distritos electorales y que no verse sobre reforma constitucional, tratados internacionales, tributos, presupuesto ni materia penal. La norma establece plazos de presentación para la obligatoriedad de su tratamiento por parte de los legisladores.

Vale hacer notar que ese impulso ciudadano comenzó a tomar forma en la plataforma change.org/fichalimpia, donde fue lanzada una petición a Diputados para solicitar la aprobación de esa ley.

Como otra muestra del interés ciudadano por poner freno a la corrupción en nuestro país, una reciente encuesta de la consultora D’ Alessio/Irol arrojó como resultado que esa norma cuenta con el apoyo de más del 60% de los encuestados.

Entre quienes escasea el interés es entre nuestros legisladores, que han dejado caer proyectos tendientes a transparentar la política y castigar a los corruptos.

Es de esperar que todos, como ciudadanos, nos comprometamos a hacer notar a nuestra dirigencia política que, como muchas veces se ha dicho, sin ética no hay democracia

Publicado por La Nación el 14/01/2019

Las encuestas que mira Mauricio Macri: cuáles lo tranquilizan y cuáles lo incomodan

Mientras el presidente Mauricio Macri descansa junto a su familia en el country Cumelén de Villa La Angostura, dos encuestas sobre su desempeño en las futuras elecciones presidenciales lo tranquilizan y una lo incomoda. En el programa Modo verano, que se transmite por LN+, contaron cuáles son y qué números surgen de esas encuestas que mira Macri.

Según la encuestadora D’Alessio Irol-Berensztein, Macri cuenta con un 38% de imagen positiva. Eso significa que el Presidente subió dos puntos con respecto a la encuesta realizada antes del G20 . Mientras tanto, la expresidenta Cristina Kirchner acumula un 33% de imagen positiva y, la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal , un 48%. Tanto Cristina como Vidal continúan con el mismo porcentaje que en la encuesta de noviembre pasado.

Asimismo, la encuestadora señaló que, según el sondeo realizado, la gente que participó del mismo considera en un 39% que la situación del país mejorará este año. El porcentaje aumentó dos puntos luego del G20. Por último, señalaron que un 52% de los encuestados considera que la gestión del Gobierno es buena.

Otra de las encuestas que el oficialismo ve con buenos ojos es la de Poliarquía, que se realizó sobre el círculo rojo. Éste considera en un 74% que Macri será reelecto como presidente. En cuanto a Cristina, solo un 4% cree que tiene chances de ganar en los comicios. Además, el 58% considera que la economía mejorará este año.

Sin embargo, una tercera encuesta incomoda al Gobierno. Es la de Marketing & Estadística, que posiciona a Cristina con un 41% de apoyo, a Macri con un 30% y a Vidal con un 37%. Además, un 67% de los encuestados votaría un cambio en la gestión del Gobierno y solo un 28% votaría por la continuidad.

Publicado por La Nación el 08/01/2019

Los mercados oscilan entre la desilusión, la desconfianza y el terror

“Mejor que prometer es realizar”, reza la máxima peronista. En el mercado financiero muchos opinan lo contrario. Añoran al Macri candidato, al que prometía la agenda de transformaciones estructurales. Esa reputación le facilitó la emisión de títulos públicos con los que navegó los primeros dos años de mandato y gracias a los cuales, paradójicamente, pudo postergar esas mismas reformas. A punto de cumplir tres años en el poder, el presidente más promercado de nuestra historia reciente generó, en la comunidad de negocios y en buena parte de su electorado, una profunda desilusión. Eso se verifica en el altísimo riesgo país, de 745 puntos, y en la floja demanda de títulos públicos. Antes de que el ciclo se revierta, tenemos meses de recesión por delante. Casi nadie espera que las cosas se modifiquen significativamente en el corto plazo.

 De cara al proceso electoral de 2019 impera en los mercados, a pesar de todo, el pragmatismo: la decepción con Cambiemos, ahondada por el improvisado manejo de la crisis cambiaria, constituye el escenario menos malo si se lo confronta con las opciones hasta ahora existentes: Alternativa Federal y, en especial, Unidad Ciudadana. Esto no implica que predomine nada parecido al optimismo respecto de un eventual segundo mandato del actual mandatario: “Imaginate otra gestión con una probable minoría en ambas cámaras, limitada por la restricción fiscal, imposibilitada de avanzar con la agenda de reformas, con un presidente ‘pato rengo’ y más disputas por su sucesión”, comentaba esta semana un avezado operador bursátil.

 Por su parte, el peronismo moderado genera en los mercados una confusión cercana a la desconfianza. Muchos inversores que tuvieron reuniones privadas con algunos de sus principales referentes salen entre sorprendidos y esperanzados por lo que escucharon. “Tienen en claro la necesidad de implementar reformas, incluyendo áreas políticamente sensibles como la laboral y la previsional”, contó un inversor europeo que participó en un evento previo a la Cumbre del G-20, en el que Nicolás Dujovne admitió que el principal riesgo es el político. Sin embargo, sobreviene la decepción cuando esos mismos líderes hablan en público, critican el programa con el FMI o, más aún, plantean posiciones ambiguas respecto deun eventual acuerdo con el kirchnerismo. “No entienden que tenemos que ganar la elección para gobernar: estamos en plena campaña”, afirmó uno de los integrantes de Alternativa Federal. Nadie desconoce la tradición de pragmatismo que siempre caracterizó al peronismo, con su histórico despliegue de tácticas y estrategias flexibles para llegar al poder y permanecer en él. Pero los gerentes de los fondos de inversión que monitorean dos docenas de países no tienen tiempo ni paciencia para contemplar detalles de la política doméstica. Ante la duda, prefieren vender.

 “Tenemos que trabajar todos para lograr la unidad del peronismo. Es difícil, pero el que no suma, resta y facilita el triunfo de Macri”, me dijo un exministro noventista, visiblemente rejuvenecido gracias a semejante desafío. En los mercados genera escozor la mera hipótesis de que los segmentos más racionales del justicialismo acuerden con Cristina, aunque nada se sepa o se imagine sobre el contenido de ese compromiso. En el Gobierno, por el contrario, la celebran: suponen que dicho pacto les permitiría polarizar la elección, pues los atributos ideológicos moderados y la construcción política embrionaria de Alternativa Federal quedarían rápidamente desplazados por los duros componentes del populismo autoritario que caracterizan a la expresidenta.

 A medida que se acerca el inicio del ciclo electoral y se mantienen las principales tendencias de opinión pública, la hipótesis de un posible retorno de CFK genera verdadero terror en el sector privado. Axel Kicillof intentando enviar señales de relativa moderación no produce ningún efecto positivo. Al contrario: la chance de que vuelva a tener un cargo jerárquico es prácticamente sinónimo de default, cepos, controles extremos y potenciales riesgos expropiatorios.

 Esto se retroalimenta con afirmaciones doctrinarias como las que Cristina hizo en la contracumbre organizada por Clacso, en particular cuando se refirió a la necesidad de rediseñar los sistemas democráticos y terminar con la división de poderes. Un potencial retorno del kirchnerismo implicaría un “nuevo régimen político”, como afirmó el fin de semana pasado AMLO en su discurso de asunción en San Lázaro, sede del Congreso mexicano. ¿Qué otros componentes críticos incluiría la inevitable reforma constitucional que impulsaría Cristina? ¿Su reelección indefinida? Esta presunción toma más cuerpo por su cercanía con Evo Morales, que pretende entronizarse a pesar de los límites impuestos por su propia Constitución y hasta por el resultado de un plebiscito. El viejo concepto del “vamos por todo” parece más vigente que nunca, a pesar de que una remozada “yegua herbívora” pretenda seducir a los votantes afectados por la crisis económica. Por ahora, en todos los sondeos, incluyendo el monitor de opinión pública que mensualmente elaboro con D’Alessio-IROL, se verifica que al menos un 30% de la sociedad tiene una buena imagen de Cristina. Si bien su nivel de rechazo sigue siendo elevado, “la crisis económica va camino a agudizarse y eso ampliará nuestro electorado”, afirmaba confiado uno de sus lugartenientes.

 Melconian acaba de afirmar que la recuperación económica no llegará a tiempo para mejorar las expectativas electorales de Cambiemos. Al contrario, puede ocurrir que la naturaleza del proceso político la postergue. La “doctrina Dujovne” convertida en un bumerán: el riesgo político real sería una responsabilidad del propio Gobierno. En agosto de 2017 el panorama se complicó como consecuencia de que Cristina apareciera competitiva en las elecciones para senadora. Si en 2019 ocurre lo mismo en una elección presidencial, un terremoto financiero alteraría la dinámica política del proceso de sucesión presidencial mucho antes de las primarias: los mercados siempre se adelantan. El pánico derrumbaría los bonos y las acciones, impactando en la ya alicaída actividad económica. Es el peor escenario para Macri, que advertiría demasiado tarde el error de eternizar la polarización con el antiguo régimen.

 ¿Puede suceder lo contrario? Si Cristina no crece y Macri se afirma, mejoraría el valor de los activos y eso aceleraría la recuperación, incrementando las perspectivas de Cambiemos. Solo el optimismo que sobrevive en torno del Presidente puede hacer de esa vana ilusión un escenario electoral factible. La gran incógnita consiste en develar si Alternativa Federal será capaz de aprovechar el alto nivel de rechazo que tienen Macri y Cristina. ¿Cómo armar una estrategia suficientemente seductora y amplia para lograr el apoyo de un electorado desencantado, desconfiado y abatido por la crisis? Es un desfiladero angosto y sinuoso. Si conforma una oferta electoral competitiva y se presenta como opción a Cambiemos, parte del voto kirchnerista será esencial en la segunda vuelta. Si el oficialismo se desinfla y la gran final es contra CFK, deberá sacar a relucir sus componentes más moderados. Un galimatías que puede parecer demasiado hasta para los peronistas más experimentados.

Publicado por La Nación el 07/12/2018

Las lágrimas del Presidente, catarsis nacional

La amplitud que tenemos para hacer amigos suele ser bastante mayor que la que exhibimos cuando vamos a comprar un auto usado.Se sobreentiende: a la hora de poner un billete sobre otro no hay afectos ni simpatías que valgan y las sospechas son muchas. Es el momento en que solo imperan las rígidas normas de las razones objetivas y la conveniencia.

 Algo de eso le viene sucediendo a Mauricio Macri desde el 10 de diciembre de 2015: no para de recibir palmaditas en la espalda y buenos deseos de los gobernantes más poderosos del mundo que lo alientan a sacar adelante el país que preside. Realmente lo desean. Y esas sensaciones se acaban de ratificar de manera descomunal en la impecable realización local del G-20.

 Sin embargo, siguiendo aquella imagen inicial, cuando Macri levanta el capot del auto que pretende vender aparecen las dudas. Pistonea demasiado el motor cuando se le exige seguridad jurídica, rentabilidad, una carga impositiva razonable, un sindicalismo menos petardista y más moderno, un mercado local con saludable capacidad de consumo y un horizonte electoral previsible.

 El peligro de un país tan ciclotímico, que en cuestión de días pasa de sentirse el peor del mundo por ser incapaz de tramitar con normalidad una final deportiva al estallido futbolero e hipernarcisista del “¡¡¡Ar-gen-ti-na!!!” coreado por artistas e invitados en la gala del Teatro Colón ante los principales líderes del planeta, es que tendemos a enamorarnos demasiado de “lo que somos capaces” sin atrevernos a remover de una vez las causas profundas que nos impiden transformarnos de verdad.

 Macri lloró al final del espectáculo en el Teatro Colón 00:59

Por no entender las razones profundas del conflicto con el campo, que no era un mero reclamo de ricos terratenientes, sino también de pequeños y medianos productores, un año más tarde, en 2009, las urnas humillaron al fundador del kirchnerismo, derrotado por ¡Francisco de Narváez!, que solo tenía humildes pergaminos en la política argentina y que aún con ese triunfo luego se diluyó.

 Dos sucesos trascendentes que tocaron distintas fibras -los fastos del Bicentenario primero y el funeral de Néstor Kirchner después- aseguraron el 54% con el que Cristina Kirchner, de riguroso luto y que facilitaba un consumo subsidiado a la larga inviable, consiguió ser reelegida. A partir de allí su fuerza perdió tres elecciones consecutivas (2013, 2015 y 2017).

 Jorge Asís, quien viene resultando un muy dudoso adivinador del futuro político argentino, aplica ahora aquel razonamiento de que un buen relato visual todo lo puede. Escribió en su Twitter hace unas horas: “El macrismo va a utilizar las postales del G-20 -con el llanto presidencial- para el relanzamiento similar al festejo del Bicentenario que en su momento aireó al kirchnerismo”. Y agregó en otro de sus telegramas virtuales: “Desde el beso de la señora Juliana en el debate con Scioli que no se registra un hallazgo escenográfico de semejante magnitud. Felicitaciones”.

 Más allá de la filosa ironía del exsecretario de Cultura del menemismo, el sismógrafo de emociones nacionales (ese que se movió con el “Estamos ganando”, durante la Guerra de Malvinas, o, apenas unos meses después, con el recitado del Preámbulo de la Constitución por parte de Raúl Alfonsín) registró en estas horas un nuevo temblor (del que, podría decirse, el verdadero del conurbano fue mera alegoría).

 Las redes sociales de Mauricio Macri y de la Casa Rosada se movieron como nunca con récord de posts (47, el jueves, y 73, el viernes) y transmisiones en vivo, lo que generó que se cuadruplicara su tráfico. Notable también fue el rating inusual de la gala por la TV Pública: 17 puntos (y eso que la transmitían al mismo tiempo varios canales y sitios en la web; TN llegó a picos de 7 puntos).

 Según un sondeo de D’Alessio Idol Berensztein, un 55% de los 837 encuestados en todo el país considera que la participación de Macri en el G-20 ha sido importante contra un 45% que cree que fue intrascendente. La grieta se nota en las muy distintas expectativas que genera la llegada deinversiones: para los votantes de Cambiemos se eleva a un 56%, pero para los seguidores de Cristina Kirchner se reduce apenas a un 8%. En la nube de palabras recolectada por Jorge Giacobbe & Asociados sobre 2500 encuestados las dos que más destacan son: “importante” y “oportunidad”. Aunque en menor dimensión, las palabras negativas que más se destacan son “innecesario” e “inútil”.

 La foto en Instagram en la que se veía a Macri y Juliana Awada informalmente sentados en la escalinata de la residencia presidencial de Olivos esperando al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, fue la que obtuvo mayor cantidad de reacciones en el menor tiempo. La primera dama, en paralelo, fue otro foco de atención constante del periodismo y las audiencias en un plano más blando, conjugando la moda -también sumaron las acompañantes de los mandatarios extranjeros- y la cultura (con las visitas a Villa Ocampo y al Malba).

 Pero nada comparable con el “hit” impensado del G-20, el video récord que saltó del plano audiovisual y digital a las tapas de los diarios papel: la emoción del presidente Macri al término del espectáculo en el Teatro Colón.

 Sorprendieron sus lágrimas en un hombre habitualmente tan contenido en lo expresivo, pero resultaron pura catarsis no solo para él, sino también para buena parte del vasto público que lo vio en directo o en diferido. Tantas tensiones y malas noticias acumuladas por fin recibían un espaldarazo simbólico de enorme impacto. Importante: capitalizarlo, sí; engolosinarse, no.

 Volviendo a la metáfora del principio: en estos días, el Gobierno sometió a chapa y pintura los múltiples rayones y abolladuras que tenía el auto que pretende vender. Por fuera, ahora otra vez luce flamante. Es hora de ocuparse en serio del motor.

Publicado por La Nación  el 02/12/2018

La Noche de las Heladerías: se vendieron 65.500 kilos de helado en una fiesta que duró hasta la madrugada

El cuarto kilo se ofrecía a mitad de precio. Hubo largas colas en más de 250 locales.

 El helado es una pasión de multitudes: en La Noche de las Heladerías, que se celebró este jueves, se vendieron 62.500 kilos, repartidos en 250 mil potes de cuarto kilo. Desde antes de las 19, la gente hizo colas de hasta una cuadra en más de 250 locales de todo el país para aprovechar una tentadora promoción: cada cuarto se entregó a mitad de precio.

 De acuerdo a la Asociación Fabricantes Artesanales de Helados y Afines (AFADHYA), cada uno de los 250 locales vendió un promedio de mil cuartos kilos. El clima templado acompañó a la segunda edición de la fiesta máxima de este dulce manjar, que se hizo en el marco de la 34° Semana del Auténtico Helado Artesanal.

 Sólo entre Capital Federal y Gran Buenos Aires, participaron 158 heladerías. En cada una hubo shows de música, acrobacias y baile que se extendieron hasta la calle, para amenizar la espera de la gente.

 “Fue una fiesta, aún estamos viviendo la felicidad de ver el negocio lleno. El verdadero fanatismo por el helado artesanal se vio reflejado en la convocatoria que tuvo este evento: miles de familias haciendo fila en todas las heladerías del país”, contó Francisco Maccarrone, Vice-Presidente de AFADHYA.

 “Desde nuestra asociación trabajamos incansablemente para posicionar el helado artesanal -contó Gabriel Famá, el presidente de AFADHYA-. Saber que el 83% de los argentinos nos elige nos motiva a seguir haciendo crecer al sector siempre basados sobre todo en la calidad como norte de cada una de nuestras acciones y de nuestro producto”.

 De acuerdo a un estudio de mercado encargado por los heladeros artesanales, el cuarto kilo de helado favorito de los argentinos se compone dedos sabores: dulce de leche granizado y chocolate con almendras. El sambayón los sigue de cerca. Y bastante más lejos quedan gustos vintage como el tramontana, el mascarpone y la crema americana.

 Otro sello argentino en relación al helado es el formato XL: el pote de un kilo es el favorito (31%) por estas pampas, seguido por el de un cuarto (24%), según el estudio que fue realizado por la consultora D’Alessio IROL.

Publicado en La Nación el 16/11/2018

Locales: el marketing como aliado

Las iniciativas de marketing son claves a la hora de posicionar no sólo zonas comerciales sino también rubros.

Sin ir más lejos, la movida que se generó con la `Noche de las Heladerías` que este año, con 250 locales -80 de ellos ubicados en la Capital Federal-, tuvo un 50 por ciento más de adhesiones que el año pasado en todo el país, fue una prueba de ello. La acción que otorgaba como beneficio para los compradores la posibilidad de acceder a comprar 1/4 de helado con un 50 por ciento de descuento generó buenos rindes: cada uno de los locales participantes vendió un promedio de 1000 potes. Un dato interesante es que es la única Noche de las Heladerías que se realiza en el mundo.

Hoy la Argentina cuenta con 2000 heladerías artesanales, según datos de la Asociación Fabricantes Artesanales de Helados y Afines (Afadhya), la entidad que desde 1985 representa a las auténticas heladerías artesanales de todo el país. El crecimiento de la industria del helado y la importancia estratégica que adquirieron en la demanda de inmuebles comerciales no es casual. Según el estudio llevado a cabo por la consultora D´Alessio IROL e impulsado por Afadhya, el 83,25 por ciento de los argentinos consume helado artesanal en las diversas estaciones del año. En verano: nueve de cada diez argentinos; en primavera ocho de cada diez; y en el otoño y el invierno, siete de cada diez. A la hora de analizar las razones que incentivan el consumo, el mismo estudio detalla que el 83 por ciento de los argentinos valoran el helado de heladería y en especial el artesanal. Asimismo, el 70 por ciento de los encuestados afirmó que el helado gratifica y genera endorfinas y la mayoría (80%) lo adquiere para encuentros sociales. Sin embargo, ir a comprar a la heladería continúa siendo una tendencia en alza en comparación con el delivery. Por eso, la elección del local y su ubicación son fundamentales en la ecuación del negocio. De hecho el boom que se generó a partir de la irrupción del formato de las paletas también generó dinamismo, revolucionó la industria y hasta le permitió generar un vínculo más cercano con las generaciones más jóvenes como los millennials y los centennials. La explicación también de por qué las marcas se convirtieron en parte de una demanda estratégica de los inmuebles comerciales ubicados en focos claves de la ciudad.

 Publicado en La Nación el 20/11/2018

La crisis y los cuadernos de las coimas amenazan a la política: ¿hay lugar para un outsider en 2019?

La crisis económica y el estallido de los casos vinculados a la corrupción sacudieron durante las últimas semanas el tablero electoral de 2019. A la turbulencia cambiaria, la inflación y la recesión se sumaron las revelaciones de los cuadernos de las coimas , la histórica condena a Amado Boudou en el caso Ciccone o las irregularidades en el financiamiento de la campaña de Cambiemos en Buenos Aires. El cóctel, coinciden los especialistas, refuerza el “desencanto” con los políticos y dispara interrogantes a un año de la batalla por la presidencia.

¿Se avecina un terremoto político como ocurrió en EE.UU., México o Italia? ¿Quién se beneficiaría con el nuevo escenario? ¿Hay un contexto proclive para que irrumpa un outsider?

Las esquirlas del escándalo de los cuadernos de las coimas, la investigación judicial que involucra a exfuncionarios y empresarios poderosos, no solo pueden dañar al kirchnerismo. “Cualquier elemento de cercanía a la corrupción que sea tangible (los bolsos de José López, la plata de ‘la Rosadita’, los cuadernos) acelera el incremento de la visión de la política asociada a la corrupción”, sostiene Pablo Knopoff, de Isonomía Consultores. “Indudablemente, esto afecta la potencialidad de crecimiento del kirchnerismo, pero también a la política en su conjunto”, añade.

Los especialistas consultados aún no midieron el efecto del caso de los cuadernos, que volvió a poner al kirchnerismo como protagonista de un escándalo de corrupción. “No necesariamente aumente la imagen negativa de Cristina Kirchner”, opina Raúl Aragón, de Raúl Aragón & Asociados, que coincide en que el caso “alimenta” el descontento con los políticos.

Según Federico González, de González y Valladares, es probable que las revelaciones del chofer de Roberto Baratta dañen la imagen de la expresidenta entre sus seguidores menos fundamentalistas. Pero, al igual que Knopoff y Aragón, supone que la causa perjudica a la dirigencia política en general. “El Gobierno no acierta el rumbo y, además, Ángelo Calcaterra, primo de Macri, y otros implicados lo salpican en el caso”, analiza.

Ricardo Rouvier aporta otra visión sobre las consecuencias que tendrían las anotaciones de Oscar Centeno, que detalló el circuito de pago de coimas durante los gobiernos kirchneristas. Si bien cree “hay que dejar pasar el tiempo para determinar con más precisión” el efecto de la causa en la dirigencia, el consultor advierte que el escándalo podría lastimar a la administración de Mauricio Macri si “no se observara” una reacción efectiva de la Justicia. “El caso tiene una fuerte connotación política”, argumenta.

Su consultora ya midió el efecto de una causa que golpea directamente a Cambiemos: la denuncia sobre los aportantes falsos en la campaña de 2017 del oficialismo en la provincia de Buenos Aires. Según la encuesta nacional de julio de Rouvier & Asociados, casi la mitad de los consultados cree que la gobernadora María Eugenia Vidal sabía de la maniobra, mientras que 38,5 piensa que no. En tanto, la imagen positiva de la gobernadora cayó casi 3 puntos respecto de junio.

Caída de expectativas y desencanto

A doce meses de las primarias presidenciales, los especialistas coinciden en el diagnóstico: hay una mayor paridad entre el oficialismo y la oposición -algunos prevén un ballottage- y un creciente malestar con la clase dirigente.

La variable económica deteriora la imagen de Cambiemos desde diciembre pasado, cuando la Casa Rosada avanzó con la reforma previsional. Luego hubo más aumentos de tarifas, la inflación siguió indomable y llegó la “tormenta” cambiaria. Según el “índice de optimismo” que elabora Managment & Fit, las expectativas sobre el futuro de la economía “superaban” en más de 12 puntos a la percepción sobre la situación económica actual cuando Macri comenzó su mandato. Esa diferencia se acortó a 4.45 puntos en la medición de junio.

“La gente sintió que el Gobierno podía dar respuestas y encaminar el país, pero no está tan claro que esas expectativas se cumplan. Frente a eso hay un descontento generalizado”, sostiene Mariel Fornoni, de Managment & Fit.

La última encuesta de D’Alessio Irol refleja el alto nivel de pesimismo sobre el futuro de la economía. El 59% de los consultados considera que la situación empeorará el año próximo, mientras que un 39% aventura que mejorará. La evaluación negativa de la gestión del Gobierno crece desde noviembre pasado.

Otro sondeo que muestra resultados alarmantes para la Casa Rosada es el índice de Confianza en el Gobierno (ICG), que elabora la Universidad Torcuato Di Tella en base a una encuesta nacional. El ICG fue de 2,01 en julio, lo que representa una caída de 1,4 por ciento respecto del mes pasado. Se trata del “segundo valor” más bajo registrado durante la gestión de Macri.

Todos están bajando. La gente está enojada con la clase dirigente en general

Mariel Fornoni

“Cambiemos llegó con la promesa de la renovación y del progreso económico. La mitad del padrón electoral creyó en esa propuesta y hoy una parte importante está decepcionada”, señala Rouvier.

Fornoni subraya que si bien el Gobierno cayó porque las expectativas que había generado no se cumplieron, ningún dirigente de la oposición logró capitalizar el mal momento de Macri. “Todos están bajando. La gente está enojada con la clase dirigente en general porque siente que está muy alejada de responder a sus necesidades”, afirma.

El deterioro del nivel de aprobación de los principales líderes políticos se puede observar en el monitoreo mensual de Isonomía Consultores. El promedio de “diferenciales” (imagen positiva menos la negativa) de los dirigentes era del 24% en febrero de 2016, tres meses después de que Macri asumiera la presidencia. El mes pasado cayó hasta el -2%. “Si bien hay movimientos diversos, las caídas son mucho más fuertes que las recuperaciones o crecimientos”, explica Knopoff.

¿Outsider?

Fornoni señala que el malestar “generalizado” con los políticos está lejos de los niveles de la crisis de 2001 y del “que se vayan todos”, un escenario proclive para que los outsiders de la política se tienten con probarse el traje de candidatos.

Desde hace varias semanas Marcelo Tinelli coquetea con una eventual candidatura. No oculta sus ganas, pero esquiva una definición. Mientras tanto, charló con Macri, se reunió con legisladores del peronismo y analizó encuestas.

Fornoni afirma que hasta el momento no se percibe una “necesidad” en el electorado de buscar dirigentes fuera del ámbito político. “Lo cual no quiere decir que [Tinelli] puesto en un contexto determinado pueda funcionar mejor o peor. Este país es particular y volátil. Él tiene a favor el nivel de conocimiento”, analiza.

¿Puede irrumpir un tapado en 2019? “En teoría sí, pero el descontento general -que habría que particularizar y dimensionar- suele ser ambiguo o impreciso. El hecho de que mucha gente critique la gestión actual no significa que vaya a aceptar algo nuevo”, indica González. Para el consultor, el desencanto con Macri y el kirchnerismo podría beneficiar a candidatos del riñón de la política, pero que no están identificados con ninguna de las dos opciones.

 Marcelo Tinelli amaga con un eventual candidatura en 2019 Marcelo Tinelli amaga con un eventual candidatura en 2019

Como el kirchnerismo no capitaliza la erosión del oficialismo, Knopoff dice que “es posible” que se quiebre la “lógica” de la grieta que imperó en las últimas dos elecciones. Y marca que la eventual aparición de un outsider tiene un factor “limitante”: “Es difícil que los argentinos avancen hacia alguna opción que no tenga una ‘muestra gratis'”.

Según Aragón, la irrupción de un outsider es “posible”. Pero resalta que también podría surgir una “nueva fuerza política” integrada por referentes más jóvenes provenientes del PJ, la UCR y el Pro. “Hay en proceso una transformación generacional que está dando lugar al surgimiento de un nuevo sujeto social (nuevo elector) y un agotamiento de la vieja dirigencia”, acota.

A un año de las primarias presidenciales, la crisis económica y los escándalos de corrupción generan incertidumbre. Un exfuncionario de Cambiemos que aún frecuenta los despachos de la Casa Rosada plantea un interrogante que sobrevuela en el mundo de la política desde que Tinelli amaga con una eventual postulación: “Vamos a llegar bien, pero ¿qué pasaría si apareciera un outsider?”, suelta y repasa los últimos batacazos electorales en el exterior: Donald Trump en EE.UU., Andrés Manuel López Obrador en México o el triunfo del movimiento antisistema en las legislativas de Italia. “El mundo está raro…”, reflexiona.

Publicado en La Nación el 10/08/2018

La AFA y el problema de que nos sigan sacando la lengua

Aterrizar en Ezeiza con la burlona lengua de los Rolling Stones en el fuselaje generó hoy un extraño efecto: puso en marcha la máquina del tiempo. Sólo así se explica el tono sepia que se desprendía de las fotos, obviamente en colores, que registraron la llegada de Claudio “Chiqui” Tapia a Buenos Aires. Al estilo del peronismo verticalista de los ’70, sesenta dirigentes aplaudiendo al líder, muchos de ellos sin poder dejar de mirar al piso. ¿Pudor? Seguramente, porque no está el asunto precisamente para aplaudir. Y los aplaudidores no sabían aún del resultado del trabajo de D’Alessio IROL/Berenzstein que LA NACION publicará mañana. Un adelanto: el 87 por ciento de los encuestados cree que Tapia deben dejar su puesto. Lo mismo cree el 86 por ciento sobre Jorge Sampaoli. Un dato que no le hará ni cosquillas a la dirigencia de la AFA, que sigue el modelo del sindicalismo peronista: el desprestigio es un asunto menor, la clave pasa por mantener el poder y lo que se ha dado en llamar “la caja”. La AFA, dice, tiene “la caja” mejor que nunca, porque cumple con sus pagos en término y ya no existe más el tráfico de cheques endosados. Cuando la economía funciona, ninguna molestia por otros aspectos gana suficiente entidad, pasa también en la política.

Lo que está claro ya es que lo de la AFA es caso de estudio, protagonista de un insólito agrande tras el peor resultado de la selección en 16 años. Es cierto que la salud del fútbol argentino no pasa sólo por los resultados de la selección, y es cierto, también, que esta AFA gobierna hace sólo un año. Pero es la que gobierna, por eso es la responsable. No sirve tomarse en serio lo que dice Humberto Grondona (“Mi Papá elegía a entrenadores campeones y del medio local. Nunca hubiera pagado una rescisión como la de Sampaoli”), entre otras cosas porque su padre le dio la selección en un Mundial a Diego Maradona. Pero, claro, fueron 35 años, y el fútbol argentino tiene el problema de seguir recordando a papá.

En todo caso, papá es hoy “Chiqui”, dueño de un sólido poder no necesariamente condicionado por el de Daniel Angelici. Lo asombroso es cómo se sostiene el enojo con Marcelo Tinelli. No les alcanza el 38-38, ahora lo acusan de “grondonista”. “La continuidad del grondonismo era Tinelli. Ni Tapia ni ninguno de nosotros fuimos socios de Burzaco. Tinelli, sí. No fuimos tampoco socios de Cristóbal López y Fabián de Souza. Tinelli, sí. A Tinelli no le fue bien en una sola empresa, todas las quebró. Vendían a Tinelli como lo nuevo y era la continuidad de Burzaco”. Hablan los incondicionales de Tapia, que siguen exhibiendo el poder del fútbol de ascenso contra los clubes grandes y son capaces de pronunciar frases como la siguiente: “Esto es como cuando estaban convencidos de que ganaba Tinelli, se equivocó todo el periodismo. Fue Atlas, Villa Dálmine, Claypole y Victoriano Arenas contra Mirtha y los Leuco”.

El fútbol argentino tiene un problema si se instala la idea de que en la noble competencia de la D y el ascenso en general está su fuerza y su futuro. El fútbol son todos, claro, pero una federación nacional, que representa al país ante una internacional como la FIFA, y que tiene además una selección que disputa Mundiales con la ambición de llegar lejos, tiene que aspirar a más.

Si no sucede lo que se está dando con Sampaoli, ese técnico que fracasó y que por eso, pese a bajar del mismo avión con la lengua afuera, hoy fue ignorado por prácticamente todos los dirigentes que aplaudieron a Tapia. Ese Sampaoli que no fue contratado un año y medio atrás porque su cláusula de rescisión del Sevilla costaba un millón y medio de dólares, ese mismo que hoy, si lo forzaran a irse, podría costarle 11 millones a la AFA. O menos, si el “operativo desgaste” cumple sus objetivos, pero millones al fin. El avión tiene razón: nos siguen sacando la lengua.

Publicado en La Nación el 04/07/2018