Vuelven los clásicos: este invierno, las heladerías porteñas apuestan por los sabores vintage

Con la compra de un kilo de helado artesanal, este sábado regalarán medio de sabores vintage, como la crema rusa.

Castañas, nueces, higos, pasas de uva embebidas en ron, whisky. Todos estos ingredientes tienen calorías de las buenas, de esas que calientan el alma en el invierno. Todos ellos forman parte de gustos de helado tradicionales que, sin embargo, fueron desapareciendo de las heladerías. Pero este invierno vuelven con todo. Y para que la gente los redescubra, por iniciativa de la Asociación Fabricantes Artesanales de Helados y Afines, este sábado quienes compren un kilo en los locales adheridos a la promoción recibirán medio más de regalo de estos “sabores vintage”.

Los sabores que regresan a la oferta son kinotos al whisky, crema rusa, málaga, marrón glacé, crema de higos y moka. El rescate de sus fórmulas forma parte de un plan para que el helado artesanal se consuma todo el año. Porque se trata de gustos que se caracterizan por ser cremosos y darle protagonismo a frutas secas. Y su composición los convierte en una muy buena opción para comer cuando hace frío.

“El Helado Artesanal tiene un consumo cada vez menos estacional y desde AFADHYA lo incentivamos año tras año con nuestras campañas. De esta manera, hemos generado resultados notables, como un aumento en el consumo a casi siete kilos al año per cápita. Esta vez decidimos traer nuevamente los sabores clásicos vintage que, además, se distinguen por ser los que aportan más energía durante los meses más fríos”, manifestó Gabriel Famá, presidente de AFADHYA.

“Estos sabores de antaño nos remiten a los elegidos por nuestros padres y abuelos y nos remontan a aquellos años en donde la crema rusa, málaga o marrón glacé, eran favoritos -rememoró Francisco Maccarrone, vicepresidente de la entidad que reúne a los heladeros artesanales-. Esta campaña nos llena de recuerdos y volver a preparar estos clásicos vintage en nuestras heladerías forma parte de nuestro ADN”.

Una investigación de mercado realizada por AFADHYA junto a la consultora D’Alessio IROL revela que el 83,25% de los argentinos consume helado artesanal en todas las estaciones del año. Y 7 de cada 10 personas lo hace en invierno. Además, el 70% de las personas consultadas afirma que el helado gratifica.

Las recetas de de los sabores del recuerdo
Kinotos al whisky. Es un clásico argentino y se hace con una crema de huevo, parecida a la vainilla. Lleva los kinotos confitados, que se maceran con whisky y después se pasan por un molino para que la crema adquiera el sabor. Luego, se le agregan kinotos enteros.

Málaga.  Es una especie de sambayón y tiene su origen en la Argentina. Se usan pasas de uva rubias sultaninas embebidas en ron hasta que se hinchan por el licor. Las pasas no se mezclan en forma homogénea con la crema, sino que al sacar el helado de la máquina se hace un “variegato” con las pasas de uva. El variegato es una técnica tradicional, que consiste en una mezcla tosca, para que el helado quede marmoleado. La receta varía un poco según cada maestro heladero.

Marrón glacé. Se elabora con crema de huevo y castañas en almíbar. La preparación es parecida a la de kinotos al whisky, solo que con un variegato de castañas. Se le puede adosar algún licor que pueda funcionar.

Crema rusa. La base se hace con crema de huevo y después se le agrega una cantidad de nueces para que adquiera el sabor de la fruta seca, si es posible en caliente. Después de mantecarlo, es decir batirlo mientras se congela, se le agregan nueces a modo de variegato. Estas se pasan por un molino para que quede todo integrado. Es un sabor conocido en todo el mundo.

Moka. Es un sabor muy difundido en Italia y llegó a la Argentina con los inmigrantes. Para prepararlo se hace una infusión de café y después se elabora el helado con crema y azúcar. Lo más importante al momento de la preparación es que salga una buena infusión que le aporte su sabor característico al helado.

Crema de higos. Se distingue por estar elaborado con una crema blanca tipo chantilly. Luego se le agrega un variegato de higos en almíbar.

Publicado por Clarín el 10/08/19.

Cristina, combatiendo (al pequeño) capital

El capitalismo es un sistema económico y social basado en la propiedad privada de los medios de producción, lo que requiere de un corpus legal que brinde certidumbre (seguridad jurídica) a la personas o empresas que son, precisamente, propietarias. La experiencia histórica sugiere que uno de los principales riesgos consiste en las expropiaciones o confiscaciones por parte de gobiernos que usan su poder de forma discrecional y con pretextos ocasionales, como `defender la soberanía nacional` (recordar el caso YPF, cuyas consecuencias nuestro país aún está pagando, o el de Ciccone, efectuado con el único fin de encubrir un ominoso caso de corrupción). Otras excusas típicas remiten a `evitar monopolios o abusos por posición dominante` (inevitable recordar el famoso 7-D, día en el cual el gobierno anterior pretendió tomar control de un medio de comunicación privado).

Otro componente esencial del sistema capitalista es justamente la importancia del capital como generador de riqueza. La actividad económica se basa en el hecho de que los agentes que organizan los medios de producción puedan obtener un beneficio económico. La competencia entre las empresas es vital y garantiza que los mecanismos del mercado funcionen de forma que los bienes y servicios se distribuyan en el conjunto de la sociedad. La riqueza se acumula gracias al aumento de capital por medio de la inversión. El libre juego de la oferta y la demanda se expresa en los precios, que son expresión de la escasez relativa de bienes y servicios. El capitalismo es entonces complejo y sencillo al mismo tiempo. Lo que está claro es que, contrariamente a lo afirmado por Cristina Fernández de Kirchner, no es en absoluto sinónimo de `consumo`.

En efecto, el consumo es solo un componente, de ninguna manera el más importante. Durante mucho tiempo, en especial hacia mediados del siglo pasado, notables intelectuales de formación marxista mantuvieron largas disquisiciones de carácter teórico y empírico sobre la enorme diferencia entre la producción y la circulación de bienes. Su principal conclusión fue que el modo de producción capitalista se distinguía de todos los demás (como el feudal o el `asiático`), por la propiedad privada de los medios de producción y la generación de una plusvalía gracias al papel clave del capital. De ahí surge el título de la principal obra de Karl Marx. Para aclarar estos asuntos, la expresidente podría consultar la obra de la recientemente fallecida Marta Harnecker, sobre todo en sus frecuentes viajes a Cuba, donde esta intelectual chilena muy cercana a Hugo Chávez entre 2002 y 2006 (luego del fallido golpe que intentó destituirlo) ha sido tan influyente. Es curioso que Axel Kicillof no se haya preocupado ni ocupado de evitarle a su jefa y referente esta clase de confusiones tan elementales. Podría, por ejemplo, haberle explicado que el consumo existe desde mucho antes de la Revolución Industrial, momento en que surgieron los cambios económicos, sociales, culturales y políticos que permitieron la consolidación y la expansión del sistema capitalista a escala global.

Es posible que esta falta de comprensión por parte de Cristina respecto de los mecanismos más elementales de la economía política moderna explique su inclinación a recurrir a la inflación con el objetivo de incentivar el consumo, aunque fuese de manera transitoria. Si `capitalismo` y `consumo` significaran lo mismo, entonces `un poco de inflación` para alimentarlo no tendría nada de malo. Contradiciendo la experiencia práctica y el conocimiento acumulado por más de medio siglo, la emisión espuria de dinero podría considerarse, en el peculiar ideario K, una política consistente y hasta necesaria para impulsar un modelo procapitalista.

En la tradición peronista, las pequeñas y medianas empresas siempre tuvieron un papel fundamental. El proteccionismo como estímulo a la política de impulso a la sustitución de importaciones fue, hasta el giro promercado impulsado por el menemismo, uno de los pilares de las políticas económicas de los gobiernos justicialistas. Buena parte de esas políticas habían comenzado luego de la crisis de 1930, una década y media antes de la llegada de Perón al poder, y no solo en la Argentina. Se trató de un fenómeno generalizado que alcanzó incluso países pequeños con escaso mercado interno (sin escala). El peronismo, con una clara visión estatista, impulsó `desde arriba` el proceso de industrialización del país, incrementando la importancia política y social que adquirieron los sindicatos y, sobre todo, una profusa y compleja red de pequeños y medianos empresarios. La Confederación General Económica (CGE) fue la expresión de dichas redes que, por tamaño, sofisticación y ser en su enorme mayoría de capital nacional, desarrollaron intereses disonantes con los de la Unión Industrial Argentina. José Ber Gelbard (ministro de Economía de Cámpora, Lastiri, el propio Perón y el primer tramo de Isabel entre 1973 y 1974) fue uno de los principales referentes de la CGE y quien impulsó la malograda política de `inflación cero`, que profundizó la crisis y derivó en aquel costoso episodio de ajuste salvaje conocido como `Rodrigazo`.

Por todo esto, sorprendieron tanto las alusiones de Cristina a las marcas Pindonga y Cuchuflito. Tal vez se trató de un malogrado intento de empatizar con parte del electorado de clase media, frustrado con la crisis económica, que recurre a menudo a segundas o terceras marcas para compensar la caída de sus ingresos. Sin embargo, un estudio reciente de D´Alessio IROL-Berensztein demostró que 8 de cada 10 argentinos habrían sustituido el consumo de primeras marcas por otras de menor precio. Estas segundas opciones, lejos de ser vistas como algo peyorativo, son consideradas una compra inteligente por parte de los sectores medios, por lo que criticarlas abiertamente tampoco resulta conveniente a la hora de empatizar con dicho electorado. Además, la expresidenta perdió de vista un pequeño detalle: todos conocemos a, trabajamos para o somos uno de esos dueños de pequeñas empresas que no saben de descansos ni feriados y que, pase lo que pase, están ahí, en la trinchera a puro sacrificio, cubriendo los bancos, pagando los impuestos y tratando, con los pocos recursos de los que disponen, de salir adelante. Por otra parte, no parece ingenua esa afirmación de que `capitalismo era lo que hacíamos nosotros con Axel`, como para intentar despejar las dudas sobre una eventual radicalización de un nuevo gobierno K, que sigue generando miedo, si no terror, en buena parte del electorado independiente.

Vale la pena recordar que marcas establecidas, muy conocidas por la señora de Kirchner, como Louis Vuitton o Hermès, fueron en sus orígenes meras pymes familiares. Más aún, esta Cuarta Revolución Industrial nació en simples garajes, donde jóvenes visionarios (los Steve Jobs, Bill Gates y Paul Allen de este mundo) sentaron las bases de la economía digital. Ese espíritu emprendedor se ha continuado, profundizado y multiplicado desde entonces con infinidad de aventuras, algunas exitosas y muchas fracasadas, que incluyen marcas hoy icónicas como Amazon, Google, Facebook o eBay. La Argentina no es ajena a esa ola, como lo ponen de manifiesto grandes casos de éxito como Mercado Libre, Globant, Despegar, OLX y AuthO. Así, aquella vieja tradición comercial, industrial y de servicios que convirtió a la Argentina en un país próspero y moderno (Bagley, Terrabusi, Alpargatas, Bunge & Born, Quilmes, Di Tella o Arcor, por mencionar solo algunas) continúa en una nueva generación de empresarios y empresas que comenzaron bien de abajo, y que con resiliencia y tesón pudieron hacer una diferencia. Por eso, les debemos mucho más respeto y reconocimiento a los Cuchuflitos y las Pindongas de este país y de este mundo.

 

Publicado por La Nación el 26/07/19.

Bolsas flacas

La caída del consumo tocó su piso. Cómo puede evolucionar de acá en más. Los rubros más y menos afectados. ¿Recuperación estable o con altibajos? Las estrategias de los Supermercados para recuperar terreno. Qué consumidor se perfila para 2020.

En economía, los especialistas recuerdan momentos de contracción en distintas industrias a lo largo de la historia. Al apelar a la memoria reciente, aparece a nivel global el término credit crunch para referirse a la crisis del crédito, a partir de la implosión bancaria de 2008 en los Estados Unidos. Luego, la expresión se usó a nivel local para hablar de la crisis energética, tomando el concepto de crunch tal como se usa para hablar del Big Crunch, en la teoría de la destrucción del universo.

Decir que el consumo en la Argentina está atravesando por una etapa de crunch puede sonar alarmante, pero la realidad es que los números muestran una contracción comparable con la crisis de 2002. Si se pregunta sobre el año pasado, tanto los retailers, los fabricantes y los consumidores prefieren olvidarlo. Los aumentos en las góndolas y en los costos para las cadenas, la devaluación que generó una inflación de casi el doble de lo planeado y salarios que no acompañaron esa curva fueron los motivos que hicieron que 2018 fuera un año de crisis para el consumo. Con caídas en volúmenes de entre 4 y 7 por ciento en promedio, fueron muchas las categorías que tuvieron pérdidas aún mayores. Algunas tendencias, como la compra online, la búsqueda de promociones y el desarrollo de los mayoristas no son nuevas, pero el consumidor todavía se encuentra en una etapa de transformación, que lleva a que también se transforme la industria.

Según datos de Kantar Worldpanel actualizados a mayo, este año tuvo cinco primeros meses `bastante negativos`, tal como los define Joaquín Oria, gerente de Comportamiento del Consumidor de Kantar división Worldpanel. El piso, según la consultora, fue en marzo, con una caída de 15 por ciento interanual en volúmenes, para luego atenuar el derrumbe en abril (-7) y en mayo (-6). Para lo que resta del año, Oria prevé que seguiría esa tendencia de desaceleración en la caída para la canasta que mide la consultora, a pesar de que los precios no seguirían ese ritmo. `El aumento de los precios se sigue acelerando`, observa el ejecutivo, pero menciona como dato positivo que, gracias a una leve recomposición del poder adquisitivo, los aumentos no se traducirán en menos ventas.

Ante este escenario, Kantar Worldpanel prevé que el año cerrará con una caída del 3 por ciento en el consumo (siempre en volúmenes), producto de un primer trimestre con -9,4 por ciento, un segundo en torno al -5 por ciento, un tercero que registraría una baja menor a un punto y un último trimestre ya con una leve recuperación. Vale recordar que, a la hora de la comparación interanual, la segunda parte de 2018 ya mostraba números en rojo producto de la devaluación. En tanto, Nielsen midió un desplome del 15,3 por ciento en marzo/abril últimos, en comparación con el mismo período del año anterior, y un -14,2 por ciento en el acumulado del año. `Nos encontramos frente al mayor retroceso en lo que va del año, acompañado nuevamente de un aumento en los precios promedio -de 56,8 por ciento para marzo/abril`, avisó el informe de la consultora.

`Nueva base de consumo`, dicen los analistas. Ese concepto tiene que ver con un nuevo mercado adaptado a esta recesión, donde el shopper no solo analiza cada precio porque es más consciente de lo que consume, sino porque además se ve obligado a hacerlo para no resentir a un bolsillo que ya está dolido y que pide ayuda. Por el momento, esa ayuda parece provenir de las promociones, que son una amenaza para la rentabilidad de los supermercadistas pero también son la única manera que encuentran para sostener los volúmenes vendidos. Hábitos nuevos y viejos Con paritarias que empiezan a verse, inflación en terreno descendente (aunque en niveles altos todavía) y dólar contenido, los especialistas creen que lo peor ya pasó. Pero todavía no está clara cuál será la nueva forma de consumir para los argentinos. Para los expertos, muchos de los hábitos adquiridos durante la crisis se mantendrán una vez que se recompongan los salarios y las variables económicas, mientras que otros deberían desaparecer.

Facundo Aragón, gerente Comercial de Nielsen, sostiene que la búsqueda de una nueva base de consumo sigue en marcha. `Tiene que ver con que durante muchos años hubo un consumo muy inflado. El poder de compra del argentino promedio era extremadamente inflado, debido a no tener que afrontar gastos que hoy hacen que tenga que reducir su compra en términos macro`, analiza. Además, la recesión del último año, acelerada por la devaluación y la inflación, hizo que la retracción sea mayor desde la segunda mitad de 2018 a esta parte.

Para los meses que vienen, no se espera una recuperación que signifique un boom. Los hábitos adoptados en contextos de crisis suelen prolongarse una vez que se recupera el poder de compra, sobre todo en esos casos en los que el consumidor logra obtener una buena experiencia más allá del precio. Por eso, Aragón cree que el consumo de segundas marcas, marcas propias y la compra de cercanía en mayoristas seguirán vigentes en los shoppers más allá de los bolsillos en rojo. `El consumidor retiene los aprendizajes cuando ve beneficios al mantener estos hábitos`, explica.

Para establecer un marco de referencia, Oria, de Kantar, aclara que la crisis 2018/2019 tiene características distintas, pero en algunos rasgos se parece a la de 2002. A su juicio, el pico en unidades alcanzado en 2013 en materia de consumo no puede ser tomado como un modelo a recuperar, sino que un nivel aceptable podría ser volver a 2010. En este contexto, los nuevos hábitos van a variar: algunos se mantendrán y otros irán desapareciendo a medida que se repongan los bolsillos. `Las promociones son un derecho adquirido. La participación de los descuentos en la canasta sigue creciendo y hoy representa el 30 por ciento, cuando en 2015 era el 20`, ejemplifica.

En la variación entre primeras y segundas marcas, el comportamiento argentino es particular. `En general, el público latinoamericano y el argentino es muy marquero. Las marcas en consumo masivo son aspiracionales en los países en desarrollo`, explica Oria. Es por esto que, a pesar de la tendencia a nivel global que muestra a un cliente yendo hacia segundas y terceras marcas, hay muchas categorías en las que el argentino podría volver a las líderes una vez que se recupere el consumo. `En la crisis de 2001 se vio que lo último que se abandonó fueron las primeras marcas, y después fue lo primero que se recuperó`, recuerda.

Sin embargo, el nuevo shopper busca la relación precio-calidad, por eso en los productos en los que pudo encontrar un mejor ahorro y una experiencia que cumpliera con sus expectativas los analistas esperan que se modifique la manera de comprar y crezca de manera sostenida -más allá de la coyuntura- el consumo de segundas marcas.

En el caso de los canales, la situación parece ser distinta. `Cuando vino la explosión de los mayoristas en 2017 les preguntamos a los consumidores si iban a seguir comprando ahí y dijeron que sí. Sin embargo, cuando hubo algunos indicios de recuperación económica se empezó a contraer el volumen en este canal y ahora que volvió la crisis más fuerte empezó a aumentar la participación`, explica Oria sobre el comportamiento de los consumidores finales en este tipo de tiendas de mayor tamaño.

El financiamiento en bienes durables también aparece como una oportunidad para aliviar el consumo masivo y el clima social. Según un informe elaborado por Focus Market vía Gustavo Córdoba & Asociados, más del 42 por ciento de los encuestados utilizaron alguno de los planes Ahora -3,6, 12,18-, mientras el consumo en cuotas con tarjetas de crédito fuera de este instrumento cae mes a mes. La extensión del Ahora 12 forma parte de la batería de medidas que aplicó el Gobierno para impulsar las ventas, en el marco de la campaña electoral.

La posibilidad de pagar sin intereses en electrodomésticos, electrónica, indumentaria y calzado no solo permite una recuperación de casi 10 puntos en shoppings en junio -según Damián Di Pace, director de Focus Market- para esas categorías que fueron las más golpeadas por la crisis, sino que además se traduce en un mayor ahorro de bolsillo para consumir en el supermercado. `Antes el financiamiento en cuotas quedaba abajo del ingreso futuro, ahora el costo financiero total es más bajo, entonces el salario post paritarias le ganaría a la cuota en un plan de financiamiento en cualquier extensión, ya sea de 3,6,12 o 18 cuotas`, afirma Di Pace.

En los próximos meses se verá qué tendencias cobran forma y si el consumo se aleja lentamente del piso para protagonizar una recuperación estable, aunque con otras características.

Una vuelta a lo básico Cómo se comportaron las distintas familias de productos desde la crisis de 2018 a la fecha. Las más y menos afectadas por la retracción de los consumidores. Qué tendencias observan los expertos. Desde hace un año, cuando empezó a impactar en los bolsillos la primera corrida cambiaría de 2018, la bolsa del consumo viene vaciándose mes a mes con cifras que habrían tocado su piso en mayo. Y, según explican los expertos, en los próximos meses debería hacer efecto la combinación de aumentos salariales, estabilidad del dólar -por lo pronto, hasta las PASO- y baja de la inflación para actuar como resorte e impulsar hacia arriba los números interanuales.

El desplome del consumo desde la crisis de 2018 afectó a todos los sectores pero no de la misma manera. La retracción del 10,5 por ciento del consumo privado en el primer trimestre de este año -según la medición del Indec- y del 2,5 por ciento frente al cuarto trimestre de 2018 da una dimensión del impacto que causó la pérdida del poder adquisitivo post devaluación. Semejante derrumbe incidió para que el nivel de actividad cayera 5,8 por ciento en los primeros tres meses de este año frente a igual lapso de 2018 -cuando la economía todavía estaba creciendo.

Al analizar las categorías, y sin perder de vista que la contracción fue general en todos los niveles, se observa que algunas salieron mejor paradas que otras (es decir, perdieron menos volumen). En su último informe correspondiente a mayo, la consultora Kantar Worldpanel reveló que dentro de ese panorama la categoría Alimentos sufrió la caída más suave, sostenido por la demanda de productos de la canasta básica como pastas secas, arroz, polenta y leche en polvo. En la comparación con mayo de 2018, el consumo de alimentos bajó 1 por ciento en volúmenes, y en los cinco primeros meses de este año, 4 por ciento contra el mismo período del año último, según Kantar Worldpanel.

La contracara de los alimentos básicos son las categorías de mayor valor agregado, con pérdidas de dos dígitos. Es el caso de Lácteos, que se contrajo 12 por ciento en los primeros cinco meses de 2019 frente a igual lapso de 2018; Congelados (también 12 por ciento de caída); y Bebidas (-11 por ciento). Limpieza del hogar retrocedió 9 por ciento en enero-mayo, y Cuidado personal, 4 por ciento. Infusiones cayó 5 por ciento.

La búsqueda de ahorros en cada compra y la tendencia hacia un consumo más básico como consecuencia de la caída del poder adquisitivo explica esta tendencia, observa Joaquín Oria, gerente de Comportamiento del Consumidor de Kantar Worldpanel.

En mayo, frente a mayo de 2018, las pérdidas de volumen continuaron, aunque se atenuaron en algunos rubros, de acuerdo con el informe. Alimentos bajó solo 1 por ciento e Infusiones, 2 por ciento. En el resto de los casos, los números siguen en rojo intenso: Lácteos, 11 por ciento; Congelados, 12; Bebidas, 6; Cuidado personal, 6; y Limpieza del hogar, 8 por ciento.

Como podría deducirse, las primeras marcas son las más golpeadas en este proceso. Según Kantar, en mayo cayeron un 13 por ciento en la preferencia del consumidor. Las segundas marcas, en cambio, crecieron un 6 por ciento y las terceras, un 2.

Del lado de las grandes cadenas confirman el dato. `Evidenciamos un cambio en el mix de compras muy claro. Categorías commoditizadas como arroz, harina, fideos, son las que más crecen. Por otro lado notamos un viraje hacia otras, donde nuestras marcas propias cumplen un rol fundamental`, señala Joaquín Santa Coloma, gerente General de Cencosud. En detalle Dentro de cada familia de productos también se viven diferentes realidades. Para la consultora Focus Market, el consumo cayó 8,65 por ciento medido en unidades en los primeros cinco meses de este año contra igual lapso de 2018. Al hacer el análisis de las 15 familias y subfamilias en las que divide su estudio la consultora, se observa nuevamente que la categoría Congelados es la principal perdedora, con un derrumbe del 17 por ciento en unidades vendidas. Luego siguen las Bebidas sin alcohol (gaseosas, aguas saborizadas, isotónicas y jugos), que retrocedieron 15,53 por ciento en el período. Y en el tercer lugar entre los mayores perjudicados, Lácteos, con una caída de 14,58 por ciento.

Con doble dígito en cuanto a menores ventas en unidades aparecen también Cuidado del hogar y del auto (artículos de limpieza, insecticidas y limpiadores), con 11,84 por ciento; Copetín (snacks), 11,02; y Cuidado capilar (shampoo, acondicionador, coloraciones y tratamientos), con 10,77 por ciento. Las demás caen entre 9,85 por ciento (cuidado de la ropa) y 2,58 por ciento la canasta básica (arroz, azúcar, fideos secos, harina, polenta, café, té, yerba y otros productos).

La variación de precios entre 2019 y 2018 no explica, necesariamente, la pérdida que pudo sufrir una categoría, sino que lo que parece imponerse es la compra de primera necesidad. Los productos de Higiene, por ejemplo, acumularon un alza promedio del 65,40 por ciento según Focus Market entre enero-mayo 2019 versus mismo lapso 2018, pero las ventas en unidades cayeron 7,98 por ciento, menos que las de Cuidado capilar (10,77 por ciento), aunque en este caso el aumento de precios fue levemente inferior (63,4 por ciento en promedio). En Higiene entran desodorantes, jabones, papel higiénico y protección femenina, entre otros productos.

Lo mismo se observa al analizar lo que le ocurrió a las Bebidas sin alcohol. Pese a no estar entre las que más aumentaron de precio (46,04 por ciento de un año a otro), perdieron más de 15 por ciento en unidades. De las 15 familias que analiza Focus Market, Productos para bebé es la que más varió de precio 78,49 por ciento- y de las que menos cayó en unidades -3,50 por ciento.

`En la categoría de bebé no hay sustitutos, y los productos de la canasta básica son de demanda inelástica, se tiene que mantener el consumo más allá del precio. En cambio, los congelados son prescindibles`, analiza Damián Di Pace, director de Focus Market, para explicar la diferencia entre dos categorías con distinto comportamiento. Además, el especialista agrega que el segmento de congelados es uno de los más afectados porque le pegó el costo de almacenamiento debido al consumo energético y el costo de la distribución -que debe mantener la cadena de frío.

Otro rasgo de la foto de hoy del consumo es la tendencia a llevar menos unidades por acto de compra. En mayo último las transacciones cayeron 6,4 por ciento frente al mismo mes de 2018 y, en promedio, las unidades por ticket fueron 4,48, contra 4,65 del año anterior. El ticket promedio ascendió a $ 207,3, un 51 por ciento más que un año atrás. El efecto palpable de la devaluación.

De todas maneras, Di Pace analiza los datos que muestran una desaceleración y es optimista respecto del tercer trimestre de este año. `En octubre, para las elecciones, más del 50 por ciento de las categorías que medimos podrían estar recuperándose, aunque seguirán en su mayoría con números negativos`, grafica para explicar cómo será el leve repunte en lo que queda de 2019 . Pablo Ortega. Tira y afloje Mientras fabricantes y retailers afirman que el traspaso de la devaluación de 2018 nunca se completó, la recesión los obliga a moverse con pies de plomo. Cuánta rentabilidad se puede resignar para sostener el volumen. Durante 2018, la devaluación de más del 50 por ciento impactó en los precios en las góndolas y aceleró la inflación y la pérdida de poder adquisitivo. Tanto los consumidores como las consultoras de la industria coinciden en el efecto negativo que tuvo en las superficies de venta y en la retracción aun mayor de un consumidor que ya estaba receloso a la hora de comprar. Sin embargo, los proveedores afirman que el pass through no se pudo hacer al 100 por ciento, con la intención de sostener los volúmenes vendidos y no generar resultados incluso peores en las cadenas y en sus propios balances.

Ahora que el año pasó un primer semestre con una relativa calma cambiaría y una inflación que empezó a desacelerarse, algunos jugadores se plantean si es momento de comenzar a recuperar esos puntos que no se pudieron trasladar a precios en 2018. La jugada es arriesgada, ya que busca recuperar la rentabilidad perdida pero podría profundizar la caída del consumo, la principal preocupación para los retailers y los fabricantes. Del lado de las empresas,muchas dicen que los precios actuales reflejan solo el 80 por ciento del impacto de la devaluación. Algunos players se plantean si ahora es momento de comenzar a recuperar los puntos que no se pudieron trasladar a precios en 2018, una jugada arriesgada.

En un año electoral, los expertos parecen indicar que no es el momento para hacer pruebas. `Hoy se les complica a los fabricantes hacer el pass through, sabiendo que el consumo está muy restringido y puede afectar a otros indicadores. Todos están jugando con un nivel de análisis quirúrgico para ver hasta dónde pueden aguantar los márgenes`, opina Facundo Aragón, gerente Comercial de Nielsen, sobre el riesgo en un contexto en el que nadie tiene volúmenes para perder.

Por el momento, las promociones todavía aparecen como las aliadas para mantener el nivel de tickets y de changuitos que salen de las tiendas, a pesar de las consecuencias negativas que demostraron tener en el sector, que resigna márgenes a la vez que se genera una distorsión en los precios que lleva al consumidor a desconfiar de los descuentos. `El tema está en hacer bien el balance entre el volumen y la rentabilidad. Además, hoy se hace mucho foco en las comunicaciones de los descuentos, para que el consumidor entienda que el resto de los productos fuera de promos mantienen precios bajos`, señala Aragón como parte de la estrategia de las cadenas.

`Hoy el único crecimiento en volumen es a nivel promocional, pero esto es porque retrocede el volumen regular, no es que haya un boom`, detalla Joaquín Oria, gerente de Comportamiento del Consumidor de Kantar Worldpanel, y diferencia este momento del de mediados del año pasado, en el que sí creció mucho el volumen de descuentos en la participación de las ventas totales.

Según Ecolatina, la inflación prevista para este año sería del 40 por ciento. Sin embargo, la consultora aclara que desde junio la inflación comenzó a descender y acentuaría su desaceleración para lo que resta de 2019. De acuerdo con Ecolatina, en la primera quincena de junio los rubros que más subieron fueron Otros bienes y servicios (por el aumento en Cigarrillos y Artículos de tocador y belleza), y Equipamiento y mantenimiento del hogar (por la suba en Productos y utensilios de limpieza). Alimentos y bebidas creció por debajo del nivel general y puede resultar una luz al final del túnel para los retailers. La historia sin fin (del segundo semestre) ¿Cuándo se espera la recuperación? Esa es la pregunta que se hacen los consultores, los fabricantes y los retailers. `Hoy no hay ningún indicador que muestre que durante este año haya expectativas crecientes de consumo. A medida que avance el año las caídas pueden empezar a desacelerarse, pero es complicado que haya números positivos, dados los niveles de caída de 2018`, describe Aragón.

Más allá del potencial alivio que pueden traer las paritarias, con resultados en el bolsillo en los próximos dos meses, el especialista no espera una recuperación, sino caídas estables tras tocar el piso: `El supermercadismo estuvo muy castigado. Sigue cayendo pero menos, impulsado por las promociones y el foco en las marcas propias`. Al analizar los productos, el ejecutivo de Nielsen afirma que no hay ninguna categoría que tenga un repunte que ofrezca un panorama más optimista. Hoy, solo alcanza con que deje de profundizarse la caída.

El alivio en los bolsillos no solo es ansiado por las compañías de consumo masivo, sino también por el Gobierno, que busca mejorar el humor social. Por eso, el oficialismo apeló a medidas para reactivar el consumo, como la extensión del Ahora 12 a todos los días. Para Ecolatina, una mejora en el poder adquisitivo podría traccionar una recuperación en la actividad comercial y que las empresas recompongan sus márgenes con mayores cantidades vendidas en lugar de aumentar precios.

`En este sentido, se puede argumentar que la principal política que favorece el consumo es la estabilidad del tipo de cambio. De mantenerse esta calma iniciada luego de que el BCRA anunciara que podría intervenir en el mercado cambiario, la inflación podría continuar su sendero decreciente`, proyecta Ecolatina. Además, los aumentos salariales entrarán en escena. `Si bien esta dinámica no impedirá que el salario real permanezca deprimido en la comparación interanual (en promedio caerá más de 6 por ciento), sí ayudará a que el poder adquisitivo se recupere lenta pero sostenidamente mes a mes, lo que será central para las aspiraciones electorales del oficialismo`, concluye el análisis de la consultora. Florencia Lippo.

Llenar el chango Qué están haciendo los supermercados para impulsar ventas y recuperar espacio frente a los mayoristas y autoservicios de cercanía. Las estrategias en tiempos de bolsillos comprimidos. En la mente del consumidor promedio, el rol de los supermercados es el del malo de la película. `Hacen las promociones y remarcan los precios antes`, responden los consultados en investigaciones de mercado. Pero más allá de las responsabilidades de cada actor en la cadena de comercialización, niveles de inflación del 40 por ciento no hacen más que diluir la percepción de cuánto cuestan los productos. En esta película, tanto los analistas como los jugadores de la industria aseguran que el país está atravesando el nudo, un conflicto con varios antagonistas y sin un héroe que salve a la dama en peligro -en este caso el bolsillo. La resolución no parece tan clara.

Para las cadenas del canal moderno, el desafío es múltiple. A las habituales amenazas por el desarrollo de nuevos canales, la informalidad y las estrategias de precios se suma un consumidor omnicanal, más atento y menos fiel, con un bolsillo resentido. Todo esto hace que la tarea de seducción sea más difícil y cada paso en falso se puede traducir en menos volúmenes.

Algunas cadenas lo vieron a tiempo, otras corrieron detrás de la tendencia. En el mundo digital, todavía queda mucho para hacer y los retailers no parecen encontrarle 100 por ciento la vuelta a la logística. Fuera del e-commerce, la estrategia tienda por tienda también resulta clave para ganar clientes y convencerlos de que llenen -un poco más- sus changuitos, lo que se traduce en un ticket más robusto y atractivo.

Según datos de Nielsen, todos los canales presentan variaciones negativas en el corto plazo y en el acumulado de 2019. En lo que va del año, el segmento que la entidad denomina como Self Cadena -que incluye a los locales con selfservice con tres o más sucursales- fue el que menos se contrajo, con un -6,3 por ciento dentro de un total de canales, que estuvo en el -14,2 por ciento. Por su parte, Perfumería fue el que tuvo un mayor retroceso (-20,5 por ciento), ya que Cuidado personal y Limpieza es la categoría que más cayó en lo que va del año. Al hacer un análisis zona por zona, la mayoría de las regiones tomadas por Nielsen presentan caídas de dos dígitos, a excepción de Córdoba (-6,6 por ciento en el acumulado interanual). La provincia de Buenos Aires es la región con la caída del consumo más pronunciada, de -21,5 por ciento.

Una variación similar muestra la caída en la facturación que mide el Indec: las ventas a precios corrientes del sector supermercadista en marzo de 2019 registraron $ 51.119,1 millones, un aumento del 39,9 por ciento respecto al mismo mes del año anterior. Sin embargo, medidas a precios constantes, fueron de $ 24.673,1 millones, una caída interanual del 14,5 por ciento. `Esta distancia es un claro indicador del impacto del proceso inflacionario y no un crecimiento real del sector`, interpretan desde Claves.

En el último año, la reconversión de cadenas como Carrefour -la que más factura según datos del sector- fue una señal de alerta para los retailers que seguían perdiendo rentabilidad. Consultada para esta nota, la firma francesa no quiso participar, pero el cierre de locales y la conversión de hipermercados a otros formatos habla del ajuste que atravesó en busca de eficiencia en los costos para sortear la recesión.

Otras, como Coto y Walmart, enfatizaron su posicionamiento online y buscaron crecer a través de promociones ad hoc para cada canal y tipo de cliente, con estrategias de la mano de sus tarjetas de fidelización. Con una política similar se movió DIA, con su red de Expertas que ofrece descuentos a partir del perfil de consumo de sus usuarios. Para la española, la crisis se convirtió en una oportunidad para desarrollar su modelo low cost de tiendas y sus productos de marca propia.

Juan Frangella, director Comercial de DIA Argentina, detalla que en 2018 la marca de la cadena fue la más vendida en el canal moderno, tomando en cuenta marcas propias y de fabricantes. Uno de cada dos pesos que se venden de marcas propias corresponden a Marca DIA, un marketshare cercano al 50 por ciento, según destaca Frangella sobre la base de un estudiq de Nielsen que contempló a 191 categorías. `La marca propia es uno de los principales ejes de nuestra estrategia comercial`, agrega el ejecutivo sobre la etiqueta que cuenta con más de 1300 referencias. `En las categorías en que tenemos históricamente un buen desempeño somos líderes en participación, como papel higiénico, hamburguesas, helados, arroz o aceites. Pero también tenemos excelentes resultados en otras con productos más complejos, como toallitas desmaquillantes, tinturas o snacks`, asegura. Segundas que son primeras Una encuesta de DAlessio/IROL detalla que ocho de cada 10 consumidores se pasaron a segundas marcas y las utilizan en el 20 a 60 por ciento de sus categorías de compras. Los niveles de ventas en supermercados registraron una caída del 14,5 por ciento a precios constantes en marzo, mientras que en autoservicios mayoristas esta caída fue del 16 por ciento, según Claves. Algunas de las cadenas ya desarrollaron más de 400 productos de primera necesidad de su marca propia. Otras apelaron a procesos de reconversión de bocas.

En los formatos, los hipermercados son los grandes perdedores, no solo por la crisis sino porque los clientes buscan otro tipo de experiencia. La motivación pasa por el precio -o por controlar lo mayor posible el gasto en la tienda- y la comodidad. Ambas demandas se ven atendidas por las tiendas de proximidad y los mayoristas, los dos formatos que empezaron a consolidarse antes de la crisis y que se mantendrán una vez que pase el temblor. `Los retailers se adaptaron a esto, que pasó en todo el mundo. Se abren más bocas de cercanía, se apuesta al e-commerce y las tiendas de mayor superficie adoptan un look andfeel más del estilo del mayorista, sin mostrarse como mayoristas, para abaratar los costos`, describe Facundo Aragón, gerente Comercial de Nielsen. Entonces, la receta está en apostar a la cercanía, donde el ticket promedio es acotado, o adoptar un estilo mayorista para optimizar costos y aumentar los volúmenes de venta.

Con la obligación de liderar el mercado local luego de la salida de Matías Videla para encabezar el IPO de los shoppings de Cencosud, Joaquín Santa Coloma, nuevo gerente General de la cadena dueña de Jumbo, Disco y Vea, sostiene que en los primeros cuatro meses del año se vio una recuperación respecto del 2018. `Los sectores con un retroceso de dos dígitos logran ir a la mitad en mayo`, grafica.

`Hoy el cliente busca cercanía. Nuestras tiendas Jumbo de supermercados (1200 m2) vienen creciendo de forma importante. Ya tenemos nueve con este formato y esperamos seguir creciendo en cercanía. Disco y Vea también vienen mostrando crecimientos sostenidos, sobre todo en los últimos meses. Los formatos de hipermercados son los que más están sufriendo`, explica el ejecutivo.

Para Juan Vasco Martínez, director Ejecutivo de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), la agenda de las cadenas está marcada por dos preocupaciones, una estructural y otra coyuntural. La competencia informal en consumo masivo, que alcanza el 74 por ciento en autoservicios independientes según mediciones de la entidad, es el principal problema. `Una gran parte del costo de las cadenas es el laboral y la informalidad da desventajas impositivas`, analiza Martínez.

Inevitablemente, en ASU se habla de la caída del consumo. `En mayo, tomando cadenas y autoservicios, estamos 6,7 por ciento abajo en unidades. Por formato, los supermercados están 1,8 abajo y los autoservicios, 10 por ciento`, detalla el director de la asociación que tiene a Alfredo Coto como presidente. `Rentabilidad no hay, en la industria se habla de números menos malos. Hay ejemplos de cadenas que presentaron el procedimiento preventivo de crisis o que están en quiebra. Es una situación complicada que obliga a adaptarse, tratar de ser más eficientes y compensar los costos`, agrega. Empresa por empresa La consultora Claves toma distintas variables para medir la situación actual de los principales retailers del país. Una es el ROA (retorno sobre activos), que da cuenta de la rentabilidad de los activos existentes de una compañía. De acuerdo con este indicador, las empresas más rentables son Millán -de Supermercados Átomo- con el 16,1 por ciento y Cencosud con el 11,8 por ciento. Por su parte, La Anónima y Mayorista Makro muestran indicadores financieros negativos. `La Anónima no cerraba un balance negativo desde la crisis de 2001/2002, perdió en tres meses casi lo mismo que en un año. La caída del consumo y la suba de costos le provocaron una pérdida de $ 102 millones entre julio y septiembre de 2018`, detalla el estudio sobre la cadena que tiene 163 sucursales y ocupa el cuarto lugar en ventas a nivel nacional.

Carrefour en 2018 inició un fuerte proceso de reestructuración en la Argentina con cierre de sucursales y la reconversión de tiendas tradicionales en mayoristas. Según los resultados de su tercer trimestre económico, el grupo francés obtuvo ventas globales por 21.097 millones de euros, cifra 2,8 por ciento inferior a la de hace un año debido a la depreciación de las divisas de la Argentina y Brasil frente al euro. Mientras que a tipo de cambio constante las ventas en la Argentina aumentaron un 26,8 por ciento, la devaluación provocó que a precios corrientes la facturación local cayera 29,7 por ciento, según Claves.

El caso de DIA es similar a pesar de sostener sus volúmenes. En su último balance cerrado en septiembre y por el período de nueve meses aplicó por primera vez para sus números argentinos la norma contable para economías hiperinflacionarias y el rojo local ascendió a 27 millones de euros.

Finalmente, Claves analiza a Cencosud. A junio de este año, los ingresos aumentaron 26 por ciento en moneda local, mientras que en pesos chilenos disminuyeron 20,1 por ciento, por la devaluación del peso argentino. F.L. En los formatos, los hipermercados son los grandes perdedores, no solo por la crisis sino porque los clientes buscan otro tipo de experiencia.

 

Publicado por Apertura el 25/07/2019. 

Pindonga y Cuchuflito, marcas rebajadas por CFK como el “Yuyito” de la soja, venden el 43% del mercado

El 43% de los productos vendidos en el canal masivo corresponde a estas categorías más económicas, las segundas marcas, nombradas y rebajadas despectivamente por Cristina en Mar del Plata, son miles de Pymes las que las fabrican y crecen y crecen. “Ahora aparecen y proliferan marcas La Pindonga o Cuchuflito que nadie conoce”, dijo Cristina Kirchner, ex presidente y actual candidata a vice, e instaló la polémica (una de tantas luego de su discurso de presentación de su libro “Sinceramente”, en Mar del Plata, el viernes pasado).

Como se viene informando en los medios, en los últimos meses las segundas marcas no paran de ganar terreno en las preferencias de los argentinos en las góndolas. La crisis pegó fuerte, la inflación castiga los bolsillos y la gran mayoría se ve obligada a ajustar sus presupuestos.

En unidades las marcas ‘Pindonga y Cuchuflito’ alcanzan el 42,8% de los productos vendidos en el canal de consumo masivo (Di Pace). “El consumo masivo cae 10,5% en el acumulado del primer semestre del año. Las ventas minoristas de acuerdo a la CAME presentan una baja para el mismo período del 12,2 %. Las transacciones, con una variación del -4,55% vs en el mismo periodo, nos indican que continúa la tendencia de menos unidades por cada compra. Sin embargo, hay marcas dentro de ciertas categorías de productos que resultan ganadores incluso en el actual contexto”, asegura Damián Di Pace, director de Focus Market.

Según datos de la consultora, desde 2016 a 2019 las “marcas mayoristas y económicas” pasaron de un participación del 32,6% al 42,8% en unidades y del 21,5% al 27,7% en facturación. Así, algunas marcas por categoría que se están subiendo al podio de los colosos del consumo masivo son:
– Gaseosas: Manaos, Secco y Cunnington
– Galletitas: Pitusas, Don Satur, Gaona, Okebón y Tym
– Leche: La Martona y Apostoles
– Quesos: Barraza y Punta del Agua
– Cervezas: Scheneider e Isenbeck
– Aceites: Marolio
– Purés de tomates: Molto
Estamos ante un consumidor cada vez más abierto a la hora de comprar, y más informado e inteligente, que comprendió y comprobó que existen alternativas de igual o mejor calidad que las marcas que venían comprando, y a menor precio (Mellicovsky). “En precios por segmento, en el primer trimestre de 2019 el crecimiento de estas segundas marcas en consumo masivo fue del 5% y en facturación del 4,3%. En unidades las marcas”Pindonga y Cuchuflito”alcanzan el 42,8% de los productos vendidos en el canal de consumo masivo”, detalla Di Pace.

Una encuesta de D”Alessio/IROL, en tanto, detalla que ocho de cada diez consumidores se pasaron a segundas marcas y las utilizan en un rango del 20 al 60 por ciento de sus categorías de compras.
“Creemos que el consumidor valora a aquellas marcas que lo acompañan en momentos difíciles. Protegiéndolo y poniéndonos de su lado, estamos construyendo esa relación a futuro. Por eso el año pasado no trasladamos la totalidad de las subas de costos y resignamos márgenes. Nuestro crecimiento refleja que el consumidor lo reconoce y lo valora”, aseguro Julián Mellicovsky, uno de los dueños de Ecovita, una fábrica del conurbano de con 70 productos de higiene y limpieza.

“Somos entre un 10% y 30% más baratos que primeras marcas. Por ejemplo, un jabón líquido de 800 ml nuestro cuesta unos $ 70, versus entre $ 90 y $ 130 de las más conocidas”. Según la empresa, estos productos tuvieron un 30% de crecimiento en litros producidos en lo que va del año.
El crecimiento de estas segundas marcas en consumo masivo fue del 5% y en facturación del 4,3%
Mellicovsky describe que el auge de las segundas marcas en realidad es un fenómeno mundial y algo que viene ocurriendo hace muchos años. “Muchos piensan que es sólo un producto de la crisis e infieren que cuando termine el consumidor va a volver a las marcas tradicionales. Pero en realidad estamos ante un consumidor cada vez más abierto a la hora de comprar, y más informado e inteligente, que comprendió y comprobó que existen alternativas de igual o mejor calidad que las marcas que venían comprando, y a menor precio”, detalla.

“Desde 2016, este segmento ganó mercado con mucho esfuerzo y generando empleo”, asegura Di Pace.
“Dentro de las categorías donde las marcas económicas ganan más terreno en forma interanual se encuentran cerveza, gaseosas, harina, salchichas y aceite. Sin embargo cuando lo analizamos por nivel de penetración de mercado en las que mayor participación tienen es en enlatados, puré de tomate, detergentes, pastas secas, entre otros”, detalla en analista.

Mañana martes se conocerán los datos del Indec sobre ventas en supermercados. Según la última cifra disponible, en abril las ventas en grandes cadenas a precios constantes (base de diciembre de 2016) sumaron un total de $ 23.097,7 millones, lo que representa una caída de 6,4% respecto al mes anterior y una caída del 12,6% respecto a abril de 2018.

 

Publicado por Día por Día el 23/07/19.

“Pindonga y cuchuflito”: las segundas marcas ya representan más del 40% del consumo

Tras los dichos de Cristina Kichner se instaló la polémica sobre el consumo de marcas alternativas “Pindonga” y “cuchuflito”, desde el viernes hasta hoy han sido tendencias y de las palabras más mencionadas en las redes sociales. Fueron los terminos que usó la precandidata a vicepresidenta del Frente de Todos Cristina Fernández de Kirchner en la presentación de su libro “Sinceramente” en Mar del Plata para referirse a las segundas marcas en los supermercados, en medio de las fuertes críticas al Gobierno por la situación económica. Como era de esperar, en las redes sociales no la perdonaron y cruzaron a la expresidenta por sus declaraciones.

“Durante nuestra gestión los supermercados rebosaban de mercaderías de primera marca. Ahora aparecen y proliferan marcas que nadie conoció, la pindonga, el cuchuflito. Hasta te venden productos que dicen en lugar de leche, producto lácteo que contiene leche. ¿Qué es eso? ¿Esto es capitalismo?
A partir de allí, vino la polémica. Por ejemplo, la funcionaria Laura Alonso aprovechó su desayuno para enviar un mensaje a la expresidenta Cristina Kirchner por redes sociales, aunque sin mencionarla, y ponderó el auge de las terceras marcas en la crisis económica del país.

“Voy a desayunar con leche Las Tres Niñas (de Chivilcoy, probé de Bs As) y Yogur TREGAR (de Crespo, Santa Fe) porque son excelentes productos. No son “pindonga”, señora sinceramente”, escribió en su cuenta de Twitter, junto a una foto con su desayuno.Como correlato de la recesión económica, el consumo masivo se desplazó claramente hacia las segundas y terceras marcas de alimentos, bebidas y artículos de limpieza, donde en el primer trimestre ya ocuparon el 42,8% del mercado total, frente al 32,6% en los primeros tres meses de 2016.

Una encuesta de D”Alessio/IROL, en tanto, detalla que ocho de cada diez consumidores se pasaron a segundas marcas y las utilizan en un rango del 20 al 60 por ciento de sus categorías de compras.
“Creemos que el consumidor valora a aquellas marcas que lo acompañan en momentos difíciles. Protegiéndolo y poniéndonos de su lado, estamos construyendo esa relación a futuro. Por eso el año pasado no trasladamos la totalidad de las subas de costos y resignamos márgenes. Nuestro crecimiento refleja que el consumidor lo reconoce y lo valora”, aseguro Julián Mellicovsky, uno de los dueños de Ecovita, una fábrica del conurbano de con 70 productos de higiene y limpieza.

“Somos entre un 10% y 30% más baratos que primeras marcas. Por ejemplo, un jabón líquido de 800 ml nuestro cuesta unos $70, versus entre $90 y $130 de las más conocidas”. Según la empresa, estos productos tuvieron un 30% de crecimiento en litros producidos en lo que va del año.

Por otro lado, de acuerdo con un estudio de la consultora Focus Market, en el primer trimestre el consumo de las segundas y terceras marcas creció 5% frente a igual período de 2018; y su facturación se elevó 4,3%. “Desde 2016 a 2019, las marcas mayoristas y económicas pasaron de un participación del 32,6% al 42,8% en unidades y del 21,5% al 27,7% en facturación”, indica el informe.

Dentro del “top tres” de categorías con mayor participación de marcas mayoristas, se encuentran: puré de tomates, con el 38% del mercado; conservas, 26%; y enlatados de pescado, 13%. “La evolución de las segundas y terceras marcas en la participación en la facturación entre el primer trimestre de 2016 y el primer trimestre de 2019 es: las caras, bajaron 3,5%; medias, cayeron 7,6%; económicas saltaron positivamente el 10,4%; y las mayoristas, 0,8%”, detalló Damián Di Pace, titular de Focus Market.

Para Focus Market, las variaciones (de consumo) en el Gran Buenos Aires -medidas tanto en unidades como en facturación-, son más profundas que en el interior. Las transacciones, con una caída de 4,55% en el primer semestre, indican que sigue la tendencia de menos unidades por acto de compra.

Publicado por El Día el 22/07/19.

 

Día del Amigo austero: ¿pizza, picada o empanadas?

Más pizza, menos asado. Regalos por hasta $300. A pesar del bolsillo ajustado, hay decisión de festejar el Día del Amigo con lo que se pueda. Las promociones ayudan, claro, pero lo que importa es juntarse.

El 44% de los argentinos elegirá pizza en la celebración de la amistad, asegura un estudio de la consultora Focus Market que relevó 6849 casos en todo el país. Luego, sigue la picada (36%) y en tercer lugar, un clásico argentino: el asado (14%). Un 3% eligió pastas y otro 3%, empandas.

En 2018, la historia era distinta. Reinaba la picada con el 57% de los encuestados que la elegían. Seguía la pizza, con un 28%, y luego el asado, con un 11%.

La decisión de abandonar la picada coincide con los hábitos de consumo relevados por otra consultora, D’Alessio IROL. Según la firma, un 62% de los argentinos dice haber reducido su consumo de fiambre.

Los precios por kilo de los fiambres se dispararon con la inflación y en 2019, según relevó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos en junio, se podía conseguir queso pategrás por $542,49 y salame por $477,73.

A la pregunta “¿Cuánto pensás gastar en el Día del Amigo?”, realizada en el estudio de Focus Market, un 27% asegura que no planea regalar nada. Un 23% dice que gastará hasta $500 y otro 23%, hasta $300.

Finalmente, en los canales de comunicación para enviar saludos durante la celebración triunfa el WhatsApp en el 75% de los casos. Un 10% elegirá el teléfono y un 8%, Facebook.

Consejos para ahorrar en el Día del Amigo

  • Planear importa. La demanda en los restaurantes y bares va a ser alta el sábado por la noche y, para evitar rebotar en la puerta y tener que irse a otro lugar con otro presupuesto, es mejor reservar donde cada grupo se sienta cómodo.
  • Hacer cuentas. La pizza es más barata que las empandas. Suponiendo que hay un grupo de cuatro amigos y que cada persona come cuatro porciones o cuatro empanadas, y sobre la base de un relevamiento de cadenas “premium”, la pizza costaría unos $140 por persona contra las empanadas que saldrían unos $200 por persona.
  • Atención a los descuentos. Las grandes cadenas de supermercados están haciendo promociones en snacks y cervezas durante el fin de semana. Hay promociones del 70% en la segunda unidad (es decir, 35% de descuento en cada producto) y de 3×2 (un 33% menos en cada bien).
  • Apostar por el celular. La competencia en las apps de delivery está alta y algunas ya anunciaron que van a tener promociones ese día para captar más clientes. Tal vez sea una mejor opción que pedir por teléfono.

 

Publicado por La Nación el 20/07/2019

Más consumidores eligen las segundas marcas

Los clientes abandonan los productos líderes de cada categoría y se vuelcan hacia otras opciones más económicas. 14/07/2019 11:16 Los cambios en el consumo, producto de la caída de la actividad económica impactaron en todas las clases sociales. Frente a este panorama, los clientes abandonan los productos líderes de cada categoría y optan por segundas y terceras marcas.

La crisis económica está generando importantes modificaciones en los hábitos de consumo, entre las que se destaca el abandono de las “primeras marcas” hacia otras opciones más económicas, e incluso en ocasiones se llega al “abandono de la categoría”, es decir, suspender la compra de determinada línea de productos. Este fenómeno se verifica en mayor medida en rubros como indumentaria, juguetes, electrónica y muebles, pero también afecta al consumo masivo, que se compone de productos vinculados al uso cotidiano.

Según un estudio realizado por la consultora D’Alessio Irol y Berensztein, “9 de cada 10 hogares de clase media reemplazaron a las primeras marcas por otras alternativas de menor precio”.

Respecto a este fenómeno, Carlos María Beigbeder, presidente de la Cámara de Comercio de Posadas, indicó a PRIMERA EDICIÓN que ésta “es una cuestión netamente monetaria. A la gente no le alcanza el dinero y entonces termina buscando segundas marcas, en muchos casos no llenan más el carrito del supermercado sino que hacen compras diarias. Van cambiando la forma de gastar su dinero, lo dosifica mucho más. No hace una compra general, sino va haciendo compras más cortitas para poder ir distribuyendo el dinero de otra manera”.

A su vez, también destacó que “lo último que se deja de consumir es lo que uno come, pero así y todo hay un montón de gastos e inclusive lo que se lleva a la boca ha sido reemplazado. Antes todos los domingos se hacía asado, ahora un domingo sí y un domingo no, o se hace fideos, o pastas. Van achicando esa clase de consumo que son superfluos”.

Con el objetivo de suprimir lo que pueda generar mayor impacto en el presupuesto, las gaseosas son el primer producto en ser desplazado. Los consumidores consideran que pueden suplir lo que resulta más costoso por productos de estación. De este modo, la categoría gaseosa es la que más se descartó; un 71% ya no consume esta bebida como antes. El cambio de hábito se dio en todos los niveles sociales, más fuerte en las clases más bajas y aunque la clase media resiste al cambio, un 71% ya las reemplazó.
“Aquella familia que tomaba una gaseosa de primera marca, hoy lo hace con menos frecuencia y también eligen en muchos casos una segunda marca. Aquella que tomaba una gaseosa de segunda marca, hoy toma agua”, destacó Beigbeder.

Siguiendo esta línea, las categorías de alimentos que más cayeron están encabezadas por la carne: un 72% dejó de consumirla. Las carnes estarían siendo suplantadas por arroz (41%), fideos (40%), y pollo (36%). De este modo, las personas optan por consumir mayor cantidad de verduras (35%) y frutas (31%).
Frente a este panorama, las familias están armando una nueva planificación de sus gastos donde los “extras” están quedando afuera. Es así como fueron descartando el apoyo escolar para los chicos (48%), las actividades extracurriculares (33%), salidas al cine o teatro (32%), gimnasios (30%), comidas fuera de casa (30%) y viajes o vacaciones (28%).

“Una familia tipo que necesita más de 30 mil pesos para comprar o para mantenerse dentro de la canasta básica, en esa línea, busca ahorrar también en los costos. Primero deja algunas cuestiones superfluas y después empieza a buscar otras cosas”, destacó el presidente de la CCIP.

Con la caída de la demanda, antes de que el público abandone el hábito de consumo, las propias empresas líderes impulsan marcas más económicas. Respecto a esto, Beigbeder comentó que “las primeras marcas, las más tradicionales están pasando por una situación económica complicada, justamente por eso. Porque no le alcanza a la gente y entonces empieza a consumir segundas marcas, que es lo que viene ocurriendo en todo el país, no sólo en Misiones”, y agregó: “Hay muchas empresas que tienen segundas marcas y eso invita a poder abarcar ese segmento de consumidores que no pueden comprar primeras marcas. En algunos casos se nota la diferencia, pero en muchos otros es bastante similar la primera a la segunda marca”.

“ Está mutando el consumo porque no puede sostenerse como tal, en la medida en que lo veníamos haciendo. Hoy llenar un carrito de supermercado si lo haces una vez o dos veces a la semana son 2 mil o 3 mil pesos y hay gente que no puede destinar ese dinero. En muchos casos van a comprar a los mayoristas. Esa es una herramienta que se está utilizando mucho, en esos casos no es demasiado el ahorro, pero la gente tiene la idea de que comprar en el mayorista es mucho más barato, y en muchos casos no es así. En realidad no es tan barato”, concluyó.

 

Publicado por Primer Edición (Misiones) el 14/07/19.

El 52% de los argentinos piensa que la economía estará mejor dentro de un año

El último Monitor del Humor Social de D”Alessio IROL indica que continúa la tendencia positiva a futuro sobre las expectativas económicas. De acuerdo a los resultados, el 52% cree que la economía del país estará mejor dentro de un año, contra el 38% que opina que estará peor, valores que se acercan a los previos a las legislativas de 2017.

Este optimismo es sostenido principalmente por electores de Cambiemos, ya que el 71% considera que estará mucho mejor o mejor el año entrante, contra el 32% de aquellos que votaron a Scioli en el balotaje en 2015. Aún en el grupo de electores de la oposición se observa una merma en la visión negativa hacia al futuro económico de la Argentina, quizás debido a la esperanza que sientan por un cambio de gobierno con cual se sientan más identificados, pasando del 57% al 55% en esta medición, alcanzando su nivel más bajo desde octubre de 2017.A pesar de la estabilidad del dólar y la calma de los mercados, la realidad es que la situación económica sigue siendo angustiante para la enorme mayoría de los argentinos: el 78% opina que la situación económica del país está peor en comparación con el año pasado, contra el 20% que expresa lo contrario.

Nuevamente se observa una diferencia de percepciones según el lado de la grieta en que se encuentra el consultado: para el 35% de los electores de Macri en el balotaje en 2015 la situación está mejor que hace un año (cuando esa cifra llegaba a 15% hace apenas dos meses), mientras que esta visión alcanza a sólo un 4% de los votantes opositores.Una vez más la obsesión por la inflación y la incertidumbre sobre el rumbo económico se encuentran entre los principales problemas que desvelan a los argentinos: para el 94% de los consultados la inflación lidera el podio, seguida por la falta de certeza respecto del rumbo de la economía del país, con el 72%, aunque parecieran tener mayor peso entre los opositores (98% y 83%) que entre los partidarios de Cambiemos (90% y 61%, respectivamente).

En tercer lugar, aparece los temas vinculados a la inseguridad y delincuencia con el 59%, preocupación que crece al 69% entre oficialistas.

En cuarto lugar, con 42%, las menciones a no ver propuestas realizables para mejorar el crecimiento económico, seguida por el persistente reclamo por la corrupción del gobierno anterior, con alrededor del 40%, pero que asciende a 6 de cada 10 partidarios de Cambiemos.

Le siguen la dificultad para pagar tarjetas y créditos, con 39%, que sigan dando subsidios a quienes no lo merecen, con el 36%, y el temor a perder el trabajo, con idéntico porcentaje.Sin embargo, la dificultad para afrontar el pago de tarjetas y créditos se da con mayor énfasis entre los opositores (54%), así como el temor a perder la fuente de ingresos (55%), en cambio, la entrega indiscriminada de subsidios es un reclamo sostenido por el 57% de los electores oficialistas.

Sigue la inquietud acerca de la posible corrupción del actual gobierno, con el 34%, preocupación que alcanza al 46% de los opositores.

Finalmente aparecen quién resultará vencedor en octubre, con el 31% y la falta de control de los piquetes, con 26%, inquietudes que tienen mayor peso entre oficialistas: 46% (contra 15% entre opositores) y 45% (contra 5% entre opositores), respectivamente.La preocupación por la inflación atraviesa de manera similar a todos los encuestados por igual, sin distinción por tramo etario.

Sin embargo, las diferencias aparecen en torno la inseguridad y a cuestiones de tinte político, como la corrupción del gobierno kirchnerista, la entrega indiscriminada de subsidios y la falta de control de los piquetes y cortes, que se afectarían más a los mayores de 55 años.

También se observan distinciones respecto de las dificultades para afrontar los pagos de créditos y tarjetas, del temor a perder el trabajo, que afectarían más a los segmentos de hasta 55 años.Por último, la falta de crédito para comprar una vivienda preocupa más a los menores de 35 años.Pese a que los altos niveles de inflación y la incertidumbre sobre la economía siguen estando al tope de las preocupaciones, en la visión más optimista influyó la menor volatilidad que registró el mercado cambiario en los últimos días, sumada a una leve recuperación del consumo, producto de los planes de estímulo lanzados por la Casa Rosada, tales como Precios Cuidados y Esenciales, más la extensión de los programas Ahora 3, 6, 12 y 18 cuotas.

En efecto, el pago en cuotas es una práctica común de los argentinos: tres de cada cuatro consultados se encuentra actualmente realizando ese tipo de operaciones, ya sea por tarjeta de crédito (55%), préstamos bancarios (16%) o de algún otro tipo (3%).

Además, 3 de cada 10 admiten que comprarán indumentaria, calzado y marroquinería con estos planes en cuotas fomentados por el Gobierno Nacional y un 21% que los destinarán al turismo.
Aunque los que apoyan a la administración macrista, se muestren más propensos a su uso: un 39% de ellos aseguró que comprará indumentaria en cuotas o un 30% que los destinará al turismo, contra sólo 18% y el 9%, respectivamente, del votante Frente para la Victoria en el balotaje de 2015, según TN.El fortalecimiento del peso en la Argentina, en un contexto en el cual el dólar se aprecia a nivel internacional, alimenta en los mercados la sensación de estabilidad relativa de nuestra moneda.

Hace poco más de una semana el periódico británico Financial Times publicó un artículo titulado “Los inversores se entusiasman con las señales de la Argentina”, en el que se destaca el surgimiento de un escenario más prometedor para el país.

Por el momento parecen haber quedado atrás las jornadas en las cuales los inversores se desprendían masivamente de los activos argentinos ¿Parará la contienda electoral con la misma apacibilidad? Es la principal incertidumbre.

Los balanceos propios de la contienda electoral tienen la potencialidad de provocar nuevas mareas, estas podrían afectar la calma relativa.

Volviendo al ámbito doméstico, la mejora de los salarios y el provecho de los planes electoralistas (en el pasado vituperados por los socios de Cambiemos cuando eran utilizados por el FPV como instrumento para ganar elecciones) renuevan el humor social, lo que a su vez promueve una mayor ilusión en la campaña del oficialismo. La euforia es tal que el propio Jaime Durán Barba afirmó que se puede ganar en primera vuelta. ¿Exageración, realidad o mera estrategia de campaña?.

¿Tenés deudas con tu tarjeta? Enteráte qué podés hacer

Según un sondeo de D’Alessio Irol dado a conocer en junio, el 77% de la clase media está endeudada y el 38% destina el 40% de sus ingresos familiares para cancelarla. Los consejos de ADECUA.

Un 58% de los argentinos tiene deudas con la tarjeta de crédito, un 12% con tarjeta no bancarias, un 31% en préstamos bancarios, un 8% le debe a una concesionaria de autos o terminal, un 7% a cadenas de comercio, un 6% a otras entidades financieras y un 6% tiene deudas con el supermercado, según un sondeo realizado por la consultora D’Alessio Irol.

“A lo largo de un año una deuda de 20.000 pasan a ser entre 50.000 y 60.000, según la tarjeta y el banco emisor”, señaló Pablo Wende en Buen Miércoles.

Sólo 4 de cada 10 argentinos que están endeudados pagando cuotas, destinan menos del 20% a esas deudas. Un 38% destina el 40% de sus ingresos familiares a pagar deudas. La mitad espera poder saldar sus deudas antes de fin de año, pero la otra mitad asegura que necesita por lo menos tres años más para cumplir el sueño de no tener deudas.

“Las cuotas son un arma de doble filo”, sentenció Wende.

El año pasado, el 47% estaba conforme con los préstamos que había pedido, hoy la misma valoración bajó a la mitad; apenas el 24% no reniega. Los tres aspectos principales que tienen en cuenta a la hora de tomar un crédito para un auto o vivienda es el nivel de inflación (42%), el monto final con intereses (35%) y poder pagar la cuota (32%).

Por su parte, el abogado de ADECUA, Osvaldo Riopedre, denuncia el acoso de los acreedores.

 

Publicado por Telefé Noticias el 10/07/19.

Los argentinos, cada vez más endeudados

Crece la falta de pago y se acentúa la crisis en la economía de la mayoría de los ciudadanos. Pagar el mínimo de la tarjeta de crédito es el motivo más común para el endeudamiento.

Las cuentas no cierran y hay alarma en bancos y consumidores. Las cuentas no cierran y hay alarma en bancos y consumidores.

“El mes es demasiado largo, o tu sueldo demasiado corto”, reza una publicidad de un banco que te ofrece adelantar parte de tu próximo salario. Es apenas una imagen más de una realidad que no cambia: la economía de los argentinos está en crisis. En ese marco, algunas operaciones que eran habituales para miles de personas se convirtieron en un verdadero desafío financiero. Soluciones como pagar el mínimo de la tarjeta de crédito o llegar a cambiar el auto con los planes de ahorro son en la actualidad un dolor de cabeza de difícil solución.

Desde septiembre del año pasado,cuando la crisis que comenzó a mitad de 2018 llegó a los bolsillos de los argentinos, la morosidad bancaria fue en aumento a un ritmo sostenido y significativo. Informes recientes destacan que, durante el mes de marzo, el aumento fue de 0,2%, una cifra considerable para las entidades bancarias.

El índice nacional se ubica en torno del 4%, aunque eso se agrava si se dejan de lado los aspectos empresariales y, al concentrarse en las familias, trepa al 4,5%. Se podría argumentar que es un dato bajo, pero la mayor alarma se verifica al comprobar que desde 2015 hasta mediados del año pasado, pese a las complicaciones económicas, la tasa de morosidad se mantuvo practicamente igual: 1,9%.

En menos de doce meses se duplicó, y los especialistas consideran que podría seguir subiendo al menos unos meses más. De esta manera, Argentina se ubica tercera en el ránking de países con mayor morosidad de la región, detrás de Colombia y Uruguay.

“La gente está muy complicada con ese tema. Tenemos mucha gente que nos llama para ver cómo pueden refinanciar o ver qué se puede hacer”, le dijo a Crónica Sandra González de la Asociación de Defensa de Consumidores y Usuarios de Argentina (Adecua). Un estudio de la consultora D´Alessio Irol lo puso en cifras. Un 77% de la clase media está endeudada. Un 58% tiene deudas con la tarjeta de crédito. El dato más alarmante es que un 37% de los argentinos paga sólo el mínimo.

Distintos informes señalan que, por el constante aumento de las tasas de interés, pagar el mínimo de la tarjeta de crédito es una bola de nieve que crece con rapidez inédita. Tanto, que muchos bancos subieron en estos meses el porcentaje de pago mínimo, buscando reducir la deuda que generan mes a mes sus usuarios. Para evitar que lleguen al punto de un monto impagable, directamente achican lo que van a deberles.

Cabe destacar que para que un deudor sea considerado moroso no debería pagar el mínimo de la tarjeta y recién se considera en situación irregular a los 30 días del incumplimiento.

El viajar no es un placer

Si pagar las tarjetas de crédito o las deudas personales se hizo difícil, hacer frente a un plan de autoahorro, cuyas cuotas subieron en torno del 130% en un año, es directamente imposible. De hecho, uno de los objetivos de los descuentos anunciados el mes pasado por el gobierno nacional apuntó a movilizar un sector de fuerte generación de empleo en distintos puntos del país, que estaba paralizado y con un stock considerable. Los planes dejaron de pagarse, y nadie los quería comprar.

Hubo denuncias en distintas provincias del país, y se llegó incluso a presentar un proyecto de ley en la Cámara de Diputados de la Nación para fijar un sistema claro de cómo se moverán los valores. El proyecto propone una regulación para la etapa precontractual y contractual destinada a acentuar la obligación de información relativa a un aspecto que es constante motivo de reclamo por parte de los adherentes y consumidores: la forma de determinación del denominado “valor móvil” y su incidencia en el monto final de las cuotas futuras a pagar por el adherente.

 

Publicado por Crónica el 09/07/19.