Nota: La inseguridad no es una estadística. Tiene nombre, rostro, familia.

Hace poco surgió una entrevista que llamó nuestra atención. Hablaban de cómo, mientras la política discute internas y campañas, hay una realidad que no se puede ignorar: el miedo cotidiano de miles de personas.
Según el último Monitor de Humor Social y Político de D’Alessio IROL / Berensztein en, el 66% de los argentinos ve la inseguridad como su principal preocupación. En el conurbano bonaerense, esa cifra sube al 78%.
Y, sin embargo, no es un tema central en el discurso público.
El caso de Rita Suárez, docente de 47 años asesinada frente a su hijo en González Catán, lo expone de forma brutal. No se resistió. Igual la mataron.
¿Alguien acompañó a su familia? ¿Alguien dijo su nombre después?
Lo que duele es el silencio.
El olvido.
La sensación de que la víctima queda sola, mientras se discute todo menos lo esencial. Surge así una convicción: la seguridad no debería dividirnos ni ser un tema incómodo. Debería unirnos en lo básico: el derecho a vivir tranquilos.