Nueva encuesta coincide en la recuperación de la imagen positiva de Macri

Por segundo mes consecutivo, muestra subas en imagen personal y de gestión. También repuntan las expectativas. Pero en todos los casos sigue en rojo.

 “Una evaluación crítica del presente económico y un optimismo bajo, pero con signos de recuperación gracias a una mayor confianza entre oficialistas”. Con esas palabras, la consultora D’Alessio IROL – Berensztein arranca las conclusiones de su última encuesta mensual de “Humor Social y Político” de 2018. Con letras más grandes, en su completo informe de 32 páginas y a modo de título, agrega: “Por segundo mes consecutivo, la imagen del Gobierno se recupera moderadamente”.

 Se trata de una de las firmas que viene midiendo al presidente Mauricio Macri y su gestión casi desde que asumió. Por eso, permite ver la evolución de algunos parámetros clásicos de ponderación social.

 En cuanto al trabajo de diciembre, fueron 1.355 encuestados de modo online en todo el país. En base a los resultados, Clarín destaca cinco “datos consuelo” para Cambiemos. Pequeños chispazos verdes dentro de un horizonte rojo. Estamos mal pero vamos bien, versión 2019.

1) Situación económica respecto a un año atrás

Pese a los datos malos sobre la economía que se suceden desde hace semanas -el último, la caída abrupta de la industria y la construcción en noviembre-, bajó la puntuación negativa (de 89 a 88, tras el pico de 92 en septiembre y octubre) y creció la positiva (de 8 a 10, tras el piso de los meses más pesimistas) respecto a la comparación un año atrás.

 En octubre de 2017, el Gobierno había logrado su clímax en este rubro: un 55% veía la situación económica “mejor” que un año antes y un 42%, “peor”.

 2) Situación económica dentro de un año

 Es lo que se conoce como las “expectativas económicas”; un rubro fundamental, desde el punto de vista económico (la gente se puede predisponer a consumir más, por ejemplo, o a encarar una inversión) y también político (si cree que con este Gobierno la economía mejorará, probablemente lo vote).

 Acá se ve una tendencia parecida a la anterior, pero partiendo de techos y pisos distintos. En octubre pasado, un 63% pronosticaba que la economía empeoraría en el siguiente año; en diciembre bajaron a 57%. De modo inverso, en octubre un 34% era optimista respecto a la evolución de la economía y en la última medición subieron a 39%.

 En ambos casos se nota la incidencia de los votantes de Cambiemos en la mejora de los números. Los kirchneristas siguen siendo igual de pesimistas.

 3) Proyectos de inversión

 Es uno de los ítems particulares e interesantes que mide D’Alessio IROL – Berensztein. La predisposición de la gente a realizar ciertos proyectos de largo, mediano y corto plazo, como “comprar/cambiar/mejroar la vivienda”, “terminar con las deudas” o “vacaciones/viajar”.

 Este parámetro viene mejorando para el Gobierno desde agosto: los que tienen proyectos de inversión pasaron de 44% a 49%; los que no, de 56% a 51%.

  4) Gestión de Gobierno

 Ya sobre la evaluación más pura de Cambiemos, también se cuentan repuntes por segundo mes consecutivo, tras los picos y pozos de octubre. En dos meses, la mirada positiva de la gestión subió de 26% a 30% y la negativa bajó de 72% a 68%.

 Claro que hace apenas poco más de un año, según muestra el gráfico de la serie, el parámetro de imagen “buena y muy buena” estaba en 56%, y el de “mala y muy mala” en 42%.

 Dentro de este capítulo, y como otra prueba del cambio de humor de los seguidores del oficialismo, los votantes de Cambiemos que tienen mirada positiva de la gestión volvieron a superar a los que la mantienen negativa: 52% a 45%.

 5) Imagen de Mauricio Macri

 Con leve repunte en diciembre, la imagen del Presidente igual sigue en los niveles más bajos desde que la mide la consultora. Cerró el año con 55% de negativa y 38% de positiva. En noviembre estaba en 56% y 36%.

 ¿Otras conclusiones que aporta la consultora en su informe de diciembre?

 – “Se detiene el avance de las críticas hacia la gestión del Gobierno. Su imagen sigue siendo negativa, pero se observa cierta mejora en el vínculo con su electorado”.

 – “La economía continúa siendo la principal preocupación de los argentinos, basada en una observación negativa sobre las variables centrales y la falta de certezas sobre su evolución. La inseguridad persiste como un foco relevante de angustia. Este último tema, junto con la entrega indiscriminada de subsidios y los cortes de calle son particularmente importantes para el electorado de Cambiemos. Por otro lado, la corrupción produce indignación en ambos lados de la grieta, diferenciándose al momento de especificar quienes son los involucrados”.

– “Se observa un crecimiento lento de la mención de proyectos personales. Quienes los afrontarían demuestran capacidad para solventarlos sin recurrir a un endeudamiento riesgoso”.

 – “Imagen de políticos: Vidal continúa destacándose; le sigue Macri, que podría estar capitalizando cierta recuperación de la confianza en su gestión; Carrió pierde espacio entre electores de Cambiemos”.

 – “Cristina logra acaparar la mayor aceptación entre votantes opositores. Sin embargo, no genera el mismo entusiasmo que la gobernadora de Buenos Aires; Lavagna mantiene una buena imagen en ambos posicionamientos políticos”.

Publicado por Clarín el 06/01/2019

Macri recupera apoyos pero preocupa la delicada situación económica

La visión sobre la actualidad es muy crítica aunque dos de cada tres electores del Presidente confían en que se revertirá este año. Lavagna y Cristina, en carrera.

Luego de atravesar un 2018 en el que experimentó un deterioro de imagen y expectativas, el Gobierno encara el año electoral con la difícil misión de recuperar adhesión en la opinión pública, para sostener la posibilidad de alcanzar la reelección presidencial de Mauricio Macri.

 El control de la crisis cambiaria le permitió tomar un leve respiro en el último bimestre que, no obstante, será puesto a prueba en los próximos meses, debido a que la combinación de alta inflación con recesión alimentan una evaluación crítica de la sociedad.

 Así lo revela la última entrega del Monitor del Humor Social que elabora la D’Alessio IROL/Berensztein en exclusiva para El Cronista. El estudio, realizado el mes pasado a 1355 adultos en todo el país, recogió un cese en el avance de los cuestionamientos, principalmente gracias a una mayor confianza de quienes eligieron a Macri en 2015.

 Es por ello que mientras que la evaluación de la actualidad económica recoge de manera casi unánime una visión negativa (88%), las perspectivas sobre la situación que registrará dentro de un año recuperaron el nivel que mostraba en agosto pasado, antes de que se iniciara el fuerte proceso de devaluación que impactó fuertemente en los precios.

 Hoy, si bien un mayoritario 57% del total de los encuestados mantiene proyecciones negativas, dos de cada tres votantes de Cambiemos expresa su confianza en que la actividad evolucione favorablemente en los próximos 12 meses. El número refleja una mejora de nueve puntos respecto del piso observado en octubre pasado, pero también el desgaste de un año de gestión, en el que el optimismo entre los oficialistas cayó 10 puntos, mientras que el pesimismo de los opositores conservó su elevado nivel, que hoy abarca al 85% de los entrevistados.

 Esa tendencia es la que puede observarse en la evaluación de la gestión, que recoge un 30% de adhesiones, básicamente por haber recobrado el balance positivo entre los votantes oficialistas que le otorgaron 52% de aprobación, cinco puntos más que el mes previo.

 En esa línea, hoy cerca de la mitad de los encuestados considera que podrá concretar proyectos personales, un número que se muestra en ascenso desde septiembre pasado. Entre ellos, un 18% proyecta mejoras en su vivienda (tres de cada cuatro de ellos planea pintarla), un 12% proyecta terminar con sus deudas, otro 10% piensa en la compra de indumentaria y un mayoritario 30% piensa en viajar o tomarse vacaciones. El estudio plantea que un alza de la confianza en el Gobierno “podría incidir en una mejora de la expectativa personal de gasto o inversión de dinero” y refleja que solo un 8% planea comprar o adquirir un vehículo y apenas 2% tiene el mismo pensamiento respecto a un inmueble.

 “Los datos del monitor del mes pasado sugieren que se consolida una leve recuperación de los principales indicadores en relación a la imagen del Presidente, a la eventual recuperación de la economía en el próximo año y a sus eventuales perspectivas en términos electorales. No significa esto, de ninguna manera, que se trata de cifras contundentes para que el oficialismo enfrente con optimismo el escenario electoral pero, indudablemente, el año termina mucho mejor de lo que se suponía cuando se profundizó la crisis cambiaria hacia agosto/septiembre del año pasado”, sostiene el politólogo Sergio Berensztein.

 “El Gobierno sigue disfrutando de un interregno de tranquilidad cambiaria que ha quebrado su tendencia decreciente ya por segundo mes consecutivo. Siguen los referentes de Cambiemos, entre quienes se encuentran en gestión, liderando el rango de Imagen”, agrega el consultor Eduardo DAlessio.

 Sin embargo, el mismo desgaste referido para la gestión es el que puede detectarse en esa imagen de los principales dirigentes políticos en funciones. Así, mientras que la gobernadora María Eugenia Vidal se sostiene como la funcionaria con mejor posicionamiento (48% de imagen positiva y balance neutro) y el Presidente capitalizó una leve recuperación de la confianza (38%), ambos cedieron cinco y seis puntos de apoyos, respectivamente, a lo largo del año. Peor le fue a la diputada Elisa Carrió, que cedió 16 puntos en todo ese período, ocho de los cuales cayeron en la última medición.

 Para el caso de Macri, el dato lo ubica apenas cinco puntos por encima de la calificación estable que registra la senadora Cristina Kirchner (33%), aunque con un menor nivel de rechazos (55% frente a 62%).

 “Vale la pena señalar la relevancia de la figura de Roberto Lavagna, a quién mostró por primera vez como figura de prestigio El Cronista a través de este Monitor en el mes de junio pasado. Desde entones su imagen positiva se ha mantenido entre el 50 y 55%”, remarca DAlessio.

 En efecto, el ex ministro de Economía, que un grupo de dirigentes peronistas y del socialismo pretende lanzar como candidato presidencial, cosecha adhesiones de ambos lado de la grieta, con un 52% de imagen positiva y apenas 32% de negativa.

 Para vislumbra la pelea en las urnas, Berensztein considera que “va a ser fundamental monitorear cómo evoluciona la opinión pública en los próximos dos meses, de cara a un proceso electoral que definirá las principales variables en el comienzo del segundo trimestre, en particular las candidaturas y, sobre todo, las eventuales alianzas, principalmente si el peronismo logra consolidar ese nuevo espacio llamado Alternativa Federal. Antes que eso, febrero será un mes clave para entender si vamos a un desdoblamiento de la elección en la provincia de Buenos Aires. Por eso, lo que ocurra en los próximos meses será fundamental”.

 Por lo pronto, la agenda de preocupaciones sigue dominada por la situación económica, en particular por la evolución de la inflación que abarca al 90% de los consultados, pero también por la incertidumbre sobre el futuro, el incremento de tarifas y hasta el desempleo, que forma parte de la lista de los principales temores de la oposición. En cambio, para los votantes del oficialismo y los mayores de 55 años, la inseguridad, la corrupción, la entrega sin control de subsidios y que no se logren detener los piquetes son temas que reclaman una solución y que, seguramente, formarán parte de la campaña proselitista.

Publicado por El Cronista el 04/01/2019

Crece la imagen positiva del Gobierno por segundo mes consecutivo

Así lo expuso el informe de la consultora D`Alessio IROL. Mientras que la imagen de Vidal se mantiene a la cabeza en Cambiemos, Cristina se consolida como la opositora con más apoyo electoral.

Cambiemos cerró el año con una leve mejoría en la imagen de su gestión y manteniendo a la cabeza a María Eugenia Vidal como la funcionaria mejor recibida entre los votantes, según un informe de la consultora D`Alessio IROL. Además, la imagen de Carrió cayó y Cristina Kirchner se consolida como la persona más fuerte de la oposición, aunque sin el mismo alcance que la Gobernadora de Buenos Aires.

En cuanto a la gestión del Gobierno, la actuación de Cambiemos registró una leve mejoría, según lo opinado por sus propios votantes. La imagen positiva aumentó cinco puntos y la negativa cayó 3. Por otro lado, los votantes del Frente para la Victoria, al momento de juzgar este Gobierno, si bien continuaron con su postura negativa predominante, la visión positiva aumentó 4 puntos, hasta alcanzar el 7%.

En cuanto a la imagen personal de cada político, María Eugenia Vidal continúa a la cabeza, manteniendo el mismo porcentaje de credibilidad que en noviembre. En el segundo puesto aparecer Mauricio Macri con una leve mejoría, de 2 puntos, en su imagen política, importante de cara a las elecciones.

Mientras tanto, Cristina Kirchner mantiene una imagen predominante entre los opositores, constante y en crecimiento desde octubre, pero su 33% de presencia positiva no alcanza a compararse con el 48% de Vidal. También del lado de la oposición, Roberto Lavagna mantiene su nivel positivo por encima del 50%.

También por el lado de Cambiemos, Elisa Carrió protagoniza una caída estrepitosa en su imagen favorable, pasando del 40% en noviembre a los 32% en diciembre, perdiendo varias posiciones frente a opositores y demás oficialistas.

De entre las 1355 personas encuestadas, mayores de 18 años, de todo el país, el 38% ve en Macri una imagen positiva y un 55% una negativa; en el caso de Cristina Kirchner, el 33% se inclina por el lado positivo y el 62%, hacia el negativo. Además, Marcos Peña cosecha una imagen desfavorable del 65%; y Daniel Scioli, del 71%. En la cúpula se encuentra Sergio Massa, con una imagen negativa del 82%, y Hugo Moyano, quien alcanza el 80%. Por el contrario, Roberto Lavagna es quien obtuvo el mayor porcentaje positivo, el 52%.

Publicado por El Intransigente el 04/01/2019

¿Hay Plan V? Vidal le saca 12 puntos a Macri en imagen positiva

Según una encuesta de Berensztein y D’Alessio IROL, la gobernadora supera al Presidente. Carrió en segundo lugar. Peña acumula la mayor tendencia negativa dentro de Cambiemos.

 La gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, surfea la crisis económica de una manera distinta al resto de los dirigentes de Cambiemos y encabeza la tabla en la categoría mejor imagen positiva, incluso superando al presidente Mauricio Macri. La mandataria bonaerense le saca 12 puntos de ventaja en imagen positiva y vuelve a reflotar el debate sobre el mejor candidato del oficialismo para la reelección.

 Según un sondeo conjunto de las consultoras Berensztein y D’Alessio IROL, Vidal tiene un 48% de imagen positiva, ocho puntos por encima de Elisa Carrió (40%) y a 12 de Macri, que posee un 36% de imagen positiva y arrastra un 56% de imagen negativa.

 En tanto, la gobernadora Vidal cuenta con un 47% de imagen negativa y ese índice llega al 54% para la diputada de la Coalición Cívica. Los números de Vidal vuelven a poner bajo la lupa una idea que albergó el macrismo en plena corrida cambiaria, al calor del descenso de apoyo a la gestión y la figura del Presidente, como marcaron las encuestas. ¿Puede la gobernadora ser la candidata de Cambiemos en 2019? Tanto en la Casa Rosada como en la gobernación bonaerense niegan esa versión y advierten que, a pesar de estar por debajo de Vidal y Carrió, Macri aumentó el nivel deimagen positiva a raíz del “éxito” de la Cumbre de Líderes del G20.

 La tabla de imagen negativa por parte de Cambiemos la encabeza el jefe de Gabinete, Marcos Peña. El ministro coordinador posee una percepción negativa del 65%, según el sondeo realizado en noviembre en todo el país. El segundo lugar lo tiene la vicepresidenta, Gabriela Michetti, que arrastra un 61% de imagen negativa.

Publicado por Letra P el 14/12/2018

La deuda de la democracia: no asumir que somos los dueños del problema

Para los argentinos, el mayor mérito de la democracia es haber desterrado los golpes militares. A 35 años de la asunción de Raúl Alfonsín, hay un fuerte consenso social de que el autoritarismo no conduce a nada positivo. Pero según un estudio reciente preparado por D’Alessio/IROL Berensztein, dos tercios de los que apoyan este sistema de gobierno tienen críticas sobre sus resultados: la principal es que permite la corrupción y la segunda es que no ha permitido generar logros en materia económica, lo cual a la larga solo profundiza la desigualdad.

 Pese a lo que afirman las conclusiones centrales del informe, la mayor demanda insatisfecha no es el combate a los negocios apañados entre el Estado y algunos empresarios, o el uso indebido de dinero público por parte de funcionarios de todos los niveles, sino la deficiencia en crear estabilidad económica o disminuir la pobreza.

 Por último, la misma encuesta califica a Raúl Alfonsín como el mejor presidente de estos años, con 37%, seguido por Néstor y Cristina Kirchner con 29% y 12%, y Mauricio Macri con 9%. Cuando la pregunta es por el peor presidente, la lista la encabeza Cristina con 42%, seguido por Macri con 38%.

 La encuesta permite hacer algunas lecturas. Una de ellas es que todos los valores que enaltecen la gestión de Alfonsín y hacen revalorizar la democracia, no condicen con lo que fue el factor que hundió su gestión: un gigantesco déficit fiscal financiado por el Banco Central que terminó en hiperinflación.

Lo que falta, y es probable que continúe faltando, es un sinceramiento sobre qué puede dar la democracia. Los argentinos se acostumbraron a vivir en un sistema al que le piden más de lo que le dan. Hasta que la sociedad no comprenda que esa brecha se debe cubrir con la generación de más recursos (ni con deuda ni con inflación), lo que celebraremos cada 10 de diciembre es un déficit que no terminamos de entender.

Publicado por El Cronista el 11/12/2018

Macri tras el G20: la hora del relanzamiento

El Gobierno cree que salió fortalecido luego de la Cumbre. Las encuestas y el efecto llanto: ¿obra de Durán Barba? Espaldarazo a Patricia Bullrich.

Los médicos tienen el tema bien estudiado. Según la ciencia, para llorar el humano primero tiene que absorber una gran cantidad de aire en los pulmones y, en esa pulsión, el sistema nervioso ordena a la laringe que permanezca abierta más allá de lo normal. Esa acción es la que provoca lo que se conoce como “el nudo” en la garganta, efecto típico que viene junto a los momentos sensibles. En la noche del sábado Mauricio Macri experimentó esa emoción y la consiguiente bocanada de oxígeno pero por dos carriles distintos: por un lado tuvo que respirar profundamente para que se le escapen unas lágrimas luego del show en el Teatro Colón, ante la atenta mirada de los mandatarios más importantes del mundo, y junto al llanto del Presidente ocurrió también una exhalación simbólica, que compartió el oficialismo entero además del líder del PRO, luego deuna victoria política tras tantos meses de malaria.

Ese fue el capital más importante que dejó la visita de los jefes de los Estados más fuertes del globo, reunidos por el G20: un gigantesco soplo deaire fresco con el que el Gobierno aspira a cerrar el año en paz.

Imagen. El día de las lágrimas, fue tan llamativa la situación que los priopios miembros del Gobierno sospecharon de alguna intencionalidad detrás de las lágrimas. Bien lo sabe Jaime Durán Barba, el gurú de Cambiemos. El ecuatoriano había logrado mantener el perfil bajo en el que se suele mover durante el show “Argentum”, agazapado entre los que llenaban la platea del Colón -tanto el analista como otros invitados aprovecharon que las butacas no eran numeradas para acomodarse-, pero luego de la emoción del Presidente las miradas se posaron sobre él. ¿Había sido una maniobra duranbarbiana? Incluso se lo llegó a preguntar un desconfiado miembro de la mesa más chica del Gobierno que también estaba en el Teatro. “No tuve nada que ver, fueron días intensos para Mauricio y lo debe estar expresando así”, contestó el consultor, aunque se divirtió con la pregunta.

De lo que si se convenció el equipo que trabaja la imagen del Presidente es que la foto del llanto de Macri en el balcón del Colón será recordada como una de las escenas más fuertes de su gestión. Entre esas personas se animan, incluso, a comparar las lágrimas a fines del G20 con el beso entre el líder del PRO y su esposa Juliana Awada tras el debate con Scioli en el 2015.

Luis Etchevehere, secretario de Agroindustria, le aseguró a esta revista que la emoción de Macri fue real. “Es que Mauricio estaba muy metido en toda la organización y también en el show, hasta había pedido ver algunos ensayos de la obra y había sugerido algunas ideas, como que sea un evento ágil y dinámico”, dice el funcionario, que tuvo mucha actividad en las reuniones bilaterales entre Argentina y China que culminaron con una promesa del gigante asiático de aumentar las compras de las materias primas locales.

El ex presidente de la Sociedad Rural tuvo una suerte que no todos en el oficialismo compartieron: varios ministros de la provincia de Buenos Aires y de Capital Federal mostraron su descontento por no haber estado incluido entre los invitados al Colón. Su enojo, encima, fue en aumento cuando las cámaras que transimitían el evento en vivo mostraron que había varios asientos disponibles.

Futuro. Luego de que Putin, Trump, Xi Jinping y el resto de presidentes abandonaran el país, la sensación generalizada que corrió puertas para adentro en el Gobierno fue de satisfacción y de esperanza. “Necesitábamos relajar, fue un año duro y largo pero con los frutos del G20 y con trabajo del Presidente y de todo el equipo esperamos que el que viene sea mucho mejor”, asegura el diputado Eduardo Amadeo. Sin embargo, las mentes más importantes del oficialismo prefieren ser más prudentes. “El G20 que organizamos fue un éxito y eso no lo puede discutir nadie. Pero que esto se traduzca en un voto de acá a ocho meses no es sencillo: a lo sumo va a ser un elemento bueno más que se va a tener que sumar a otros elementos positivos para convencer al votante”, asegura uno de los encargados de la estrategia oficial.

Sin embargo, Macri, al menos en público, se mostró exultante: en una reunión con su tropa en el museo de la Casa Rosada, el martes 4, el Presidente felicitó a todos por el trabajo y, con temas de Diego Torres sonando de fondo, aseguró: “Fue muy importante (el evento), porque ocurrió en un momento donde necesitábamos encontrarnos con el porqué de lo que estamos haciendo, fue una inyección para que confirmemos que vamos en el camino correcto”, aseguró ante la atenta mirada de varios funcionarios y de Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad que salió fortalecido del evento internacional.

Ese día, un alto funcionario porteño, resentido aún tras el papelón de la final de la Copa Libertadores, se divertía criticando a Bullrich: “Ella quiere creer que porque le salió bien la organización del G20 se van a borrar todos los problemas que tuvo al frente de su cartera”. Fuego amigo.

Sin embargo, son varios los que prefieren mantener la calma dentro del Gobierno, y que recuerdan el caso de Felipe Calderón. El ex mandatario mexicano había auspiciado la Cumbre de Presidentes en el 2012, pero al mes del evento internacional su partido, el PAN, perdió las elecciones en su país. Hay otro elemento de la economía real que le juega en contra al optimismo amarillo: de los 19 países que integran el G20 -el otro miembro es la Unión Europea-, Argentina es el único que cierra el 2018 con una economía en contracción, y también consiguió el triste récord deser la nación con la inflación más alta del grupo.

No todas son buenas noticias, pero en la política muchas veces es más importante parecer que ser. Y lo que revelan la encuestas locales es que el trabajo de Macri y de los suyos en el G20 dio sus frutos. Según la consultora Management & Fit, el Gobierno detuvo la caída en su imagen que venía sufriendo durante todo el anteúltimo mes del año. De acuerdo a M&F, la percepción social de la situación económica mejoró un 1,2% en la última semana de noviembre, comparada a la tercera, y, de la misma manera, levantó un 1,4% la sensación respecto a la confianza política en el oficialismo.

En la encuesta que realizó la consultora D’Alessio IROL y Berensztein, un 35% opinó que la cumbre de líderes en Buenos Aires terminaría beneficiando al país, mientras que el 18% aseguró todo lo contrario. Ante la consulta de como habían evaluado la participación de Macri en el G20, los votantes de Cambiemos respondieron, en un 84%, que fue importante, mientras que los seguidores de CFK aseguraron, en un 76%, que resultó “intrascendente”. La grieta llegó hasta los eventos de magnitud internacional.

 El Gobierno, por estos días, festeja. Con la economía en crisis, a días del siempre traumático fin de diciembre, luego del papelón del frustrado Boca-River, y, en especial, tras un año que fue muy largo, con FMI y varias renuncias de funcionarios de por medio, el oficialismo finalmente pudo anotar un gol y, sobre todo, respirar aliviado.

Publicado por Perfil el 10/12/2018

Los mercados oscilan entre la desilusión, la desconfianza y el terror

“Mejor que prometer es realizar”, reza la máxima peronista. En el mercado financiero muchos opinan lo contrario. Añoran al Macri candidato, al que prometía la agenda de transformaciones estructurales. Esa reputación le facilitó la emisión de títulos públicos con los que navegó los primeros dos años de mandato y gracias a los cuales, paradójicamente, pudo postergar esas mismas reformas. A punto de cumplir tres años en el poder, el presidente más promercado de nuestra historia reciente generó, en la comunidad de negocios y en buena parte de su electorado, una profunda desilusión. Eso se verifica en el altísimo riesgo país, de 745 puntos, y en la floja demanda de títulos públicos. Antes de que el ciclo se revierta, tenemos meses de recesión por delante. Casi nadie espera que las cosas se modifiquen significativamente en el corto plazo.

 De cara al proceso electoral de 2019 impera en los mercados, a pesar de todo, el pragmatismo: la decepción con Cambiemos, ahondada por el improvisado manejo de la crisis cambiaria, constituye el escenario menos malo si se lo confronta con las opciones hasta ahora existentes: Alternativa Federal y, en especial, Unidad Ciudadana. Esto no implica que predomine nada parecido al optimismo respecto de un eventual segundo mandato del actual mandatario: “Imaginate otra gestión con una probable minoría en ambas cámaras, limitada por la restricción fiscal, imposibilitada de avanzar con la agenda de reformas, con un presidente ‘pato rengo’ y más disputas por su sucesión”, comentaba esta semana un avezado operador bursátil.

 Por su parte, el peronismo moderado genera en los mercados una confusión cercana a la desconfianza. Muchos inversores que tuvieron reuniones privadas con algunos de sus principales referentes salen entre sorprendidos y esperanzados por lo que escucharon. “Tienen en claro la necesidad de implementar reformas, incluyendo áreas políticamente sensibles como la laboral y la previsional”, contó un inversor europeo que participó en un evento previo a la Cumbre del G-20, en el que Nicolás Dujovne admitió que el principal riesgo es el político. Sin embargo, sobreviene la decepción cuando esos mismos líderes hablan en público, critican el programa con el FMI o, más aún, plantean posiciones ambiguas respecto deun eventual acuerdo con el kirchnerismo. “No entienden que tenemos que ganar la elección para gobernar: estamos en plena campaña”, afirmó uno de los integrantes de Alternativa Federal. Nadie desconoce la tradición de pragmatismo que siempre caracterizó al peronismo, con su histórico despliegue de tácticas y estrategias flexibles para llegar al poder y permanecer en él. Pero los gerentes de los fondos de inversión que monitorean dos docenas de países no tienen tiempo ni paciencia para contemplar detalles de la política doméstica. Ante la duda, prefieren vender.

 “Tenemos que trabajar todos para lograr la unidad del peronismo. Es difícil, pero el que no suma, resta y facilita el triunfo de Macri”, me dijo un exministro noventista, visiblemente rejuvenecido gracias a semejante desafío. En los mercados genera escozor la mera hipótesis de que los segmentos más racionales del justicialismo acuerden con Cristina, aunque nada se sepa o se imagine sobre el contenido de ese compromiso. En el Gobierno, por el contrario, la celebran: suponen que dicho pacto les permitiría polarizar la elección, pues los atributos ideológicos moderados y la construcción política embrionaria de Alternativa Federal quedarían rápidamente desplazados por los duros componentes del populismo autoritario que caracterizan a la expresidenta.

 A medida que se acerca el inicio del ciclo electoral y se mantienen las principales tendencias de opinión pública, la hipótesis de un posible retorno de CFK genera verdadero terror en el sector privado. Axel Kicillof intentando enviar señales de relativa moderación no produce ningún efecto positivo. Al contrario: la chance de que vuelva a tener un cargo jerárquico es prácticamente sinónimo de default, cepos, controles extremos y potenciales riesgos expropiatorios.

 Esto se retroalimenta con afirmaciones doctrinarias como las que Cristina hizo en la contracumbre organizada por Clacso, en particular cuando se refirió a la necesidad de rediseñar los sistemas democráticos y terminar con la división de poderes. Un potencial retorno del kirchnerismo implicaría un “nuevo régimen político”, como afirmó el fin de semana pasado AMLO en su discurso de asunción en San Lázaro, sede del Congreso mexicano. ¿Qué otros componentes críticos incluiría la inevitable reforma constitucional que impulsaría Cristina? ¿Su reelección indefinida? Esta presunción toma más cuerpo por su cercanía con Evo Morales, que pretende entronizarse a pesar de los límites impuestos por su propia Constitución y hasta por el resultado de un plebiscito. El viejo concepto del “vamos por todo” parece más vigente que nunca, a pesar de que una remozada “yegua herbívora” pretenda seducir a los votantes afectados por la crisis económica. Por ahora, en todos los sondeos, incluyendo el monitor de opinión pública que mensualmente elaboro con D’Alessio-IROL, se verifica que al menos un 30% de la sociedad tiene una buena imagen de Cristina. Si bien su nivel de rechazo sigue siendo elevado, “la crisis económica va camino a agudizarse y eso ampliará nuestro electorado”, afirmaba confiado uno de sus lugartenientes.

 Melconian acaba de afirmar que la recuperación económica no llegará a tiempo para mejorar las expectativas electorales de Cambiemos. Al contrario, puede ocurrir que la naturaleza del proceso político la postergue. La “doctrina Dujovne” convertida en un bumerán: el riesgo político real sería una responsabilidad del propio Gobierno. En agosto de 2017 el panorama se complicó como consecuencia de que Cristina apareciera competitiva en las elecciones para senadora. Si en 2019 ocurre lo mismo en una elección presidencial, un terremoto financiero alteraría la dinámica política del proceso de sucesión presidencial mucho antes de las primarias: los mercados siempre se adelantan. El pánico derrumbaría los bonos y las acciones, impactando en la ya alicaída actividad económica. Es el peor escenario para Macri, que advertiría demasiado tarde el error de eternizar la polarización con el antiguo régimen.

 ¿Puede suceder lo contrario? Si Cristina no crece y Macri se afirma, mejoraría el valor de los activos y eso aceleraría la recuperación, incrementando las perspectivas de Cambiemos. Solo el optimismo que sobrevive en torno del Presidente puede hacer de esa vana ilusión un escenario electoral factible. La gran incógnita consiste en develar si Alternativa Federal será capaz de aprovechar el alto nivel de rechazo que tienen Macri y Cristina. ¿Cómo armar una estrategia suficientemente seductora y amplia para lograr el apoyo de un electorado desencantado, desconfiado y abatido por la crisis? Es un desfiladero angosto y sinuoso. Si conforma una oferta electoral competitiva y se presenta como opción a Cambiemos, parte del voto kirchnerista será esencial en la segunda vuelta. Si el oficialismo se desinfla y la gran final es contra CFK, deberá sacar a relucir sus componentes más moderados. Un galimatías que puede parecer demasiado hasta para los peronistas más experimentados.

Publicado por La Nación el 07/12/2018

Tres semanas cruciales para Macri

El gobierno de Mauricio Macri sabe el tiempo que se avecina. Cambió el optimismo banal por la moderación.

El Gobierno parece, a primera vista, no haberse dejado encandilar por el éxito de la Cumbre del Grupo de los 20. Mauricio Macri fue realista delante de la prensa. También con sus ministros. “Quedan meses difíciles”, auguró. “Los problemas no han desaparecido”, completó. Una señal alentadora, siempre que en su recorrido no sufra algún viraje.

 Aquel baño de realismo contó con el adicional de la ex canciller, Susana Malcorra. Conocedora de cómo suelen ser los procesos deacomodamiento en el mundo. Malcorra desmenuzó los resultados del G20 con ojos distintos. Subrayó que haber logrado la firma de un documento conjunto constituyó en sí mismo “un resultado positivo”. En especial por dos razones: las mutaciones políticas están a la orden del día, aún en las principales potencias; las últimas cumbres habían concluido sin consensos. El desafío será ahora poder sostenerlo.

La ex canciller puntualizó otra cosa. Que aún con la cantidad de reuniones bilaterales que mantuvo Macri y el excelente clima político que, en general, rodeó a la Cumbre “no habría que pensar en que rápidamente llegará una lluvia de inversiones”. Sobrevuela en tal apreciación la incertidumbre que derrama el año electoral.

Tal vez, la moderación del Presidente y de Cambiemos haya tenido relación con evaluaciones realizadas por distintas consultoras. Que en la Casa Rosada repasaron. Una de ellas, de D’Alessio IROL, marcó percepciones sociales interesantes. Una mayoría de argentinos (44%) señaló que el G20 no resolverá los problemas de la gente. Otro 40% estimó importante el encuentro y un 16% no opinó. La importancia, aunque revelaría la existencia de cierta expectativa, no se contrapondría necesariamente con aquellos que descreen sobre los efectos concretos de su realización.

 De todas formas, más allá de las consecuencias inmediatas fugaces que arroje la Cumbre pasada, pudo haber significado un freno a la sangría política y al derrumbe de las expectativas populares que viene sucediendo desde que en abril se desató la crisis financiera. Es muy poco, sin dudas. Pero le permitiría al Gobierno afrontar de otro modo el tránsito más delicado del año: el del último mes. Diciembre se ha convertido casi en karma desde la crisis del 2001. Cambiemos los ha sobrellevado más o menos bien (2015-16). Con excepción del año pasado. El debate sobre el cambio defórmula para el ajuste de remuneraciones de los jubilados detonó antes de fin de año una salvaje y recordada batahola callejera. Ese constituyó el punto de partida de la pérdida de capital político del Gobierno, que había amasado en las legislativas de octubre con una victoria clara. Desde entonces, no pareció recuperarse nunca más.

 Ni Cristina Fernández, en sus presuntos años de oro, se salvó de los mismos desvelos. Ya en 2012, apenas un año después del éxito reeleccionista con el 54%, se registraron incidentes y saqueos en cinco provincias, con dos muertos. Entre ellas figuró Buenos Aires. Escenas similares recrudecieron en 2013. El vandalismo social estuvo, en esa ocasión, acompañado por rebeliones de la Policía en cerca de 20 provincias. Se computaron 13 muertos. Buenos Aires y Córdoba, sobre todo, permanecieron en el foco.

Macri viene arrastrando desde mayo un boletín de malas noticias cotidianas. La alteración de ánimo resultó brusca. Reflejada por su propio discurso. El Presidente dijo en un reportaje por televisión en abril que el momento más feliz de su gestión había sido la comunicación del INDEC sobre una caída de 2,9% en el indice de pobreza. Semanas antes de la cumbre del G20 confesó que estaba atravesando los peores meses de su vida. Equiparables, a lo mejor, a cuando en 1991 fue secuestrado por una banda policial.

 El último mes del 2018 terminará de actualizar de nuevo los índices de pobreza. Que corresponderán al primer semestre de este año. Los últimos reflejaron el último tramo del 2017, cuando el Gobierno navegaba todavía el gradualismo económico. Las diferencias prometen ser notables porque impactará el primer tramo de esta crisis. Un informe de Unicef anticipó en las últimas horas un cuadro estremecedor. Sostiene que el 48% de los niños en la Argentina viven en situación de pobreza. No lo refiere sólo a los déficits en la alimentación. Menciona las falencias en educación, protección social y hábitat. Es decir, a una pobreza estructural que no se modificaría sólo con la mejora en los ingresos del grupo familiar.

Para peor, ningún experto está seguro de que la recesión esté cerca de su piso. Según el INDEC, tanto la industria como la construcción cayeron más de un 6% en octubre. Durante la cumbre del G20, la titular del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, dijo que habría por delante aún tres o cuatro meses difíciles. La recuperación podría sobrevenir en el segundo trimestre del 2019.

Las precariedades sociales argentinas abarcan a toda la nación. Pero el centro de gravedad es, como siempre, Buenos Aires. El principal distrito electoral. El 38% del padrón nacional. Territorio de los sectores más vulnerables y fortín de la oposición kirchnerista. Sobre todo la tercera sección electoral. Se comprenden, entonces, las prevenciones de María Eugenia Vidal que no apuntan únicamente a su gobernabilidad. También a intentar preservar el proyecto de reelección de Macri.

La gobernadora anticipó un paquete de medidas tendiente a bajar la temperatura social. De un alcance que supera el bono de $ 5.000 concedido por el Gobierno nacional. Ese mismo bono lo aplicará a jubilados y pensionados bonaerenses que reciben las retribuciones mínimas. También adelantó el pago del aguinaldo para los empleados estatales. Actualizó además las sumas para los planes sociales de contención. Entre ellos, el llamado Más Vida que incluye a 300 mil beneficiarios. El Banco Provincia, durante este mes, mantendrá el descuento del 50% para las compras dehasta $ 1.500 en los supermercados. El agua posible para aplacar fuego.

La gobernadora, con una diestra martingala, garantizó otro pilar para su gobernabilidad. Logró tener el Presupuesto votado por la Legislatura provincial que prevé un endeudamiento de $ 68.500 millones. Imprescindible para funcionar, según el oficialismo. Destinado únicamente a pagar deuda, de acuerdo con la interpretación de sectores de la oposición. Lo cierto es que esa aprobación requería de los dos tercios de los votos. Que Vidal logró cosechar con el peronismo dialoguista y el massismo. Aunque el líder del Frente Renovador haya ordenado rechazar el resto del Presupuesto.

El Gobierno ingresa en tres semanas muy difíciles. Con el bálsamo que dejó el G20. Pero sin el optimismo banal del cual supo hacer gala en otras oportunidades. Macri eligió la prudencia. Aclaró que no hará más pronósticos económicos. Hace bien: varias veces se quemó con leche.

Publicado por Radio Mitre el 05/12/2018

Tres semanas cruciales para Macri

El Gobierno parece, a primera vista, no haberse dejado encandilar por el éxito de la Cumbre del Grupo de los 20. Mauricio Macri fue realista delante de la prensa. También con sus ministros. `Quedan meses difíciles`, auguró. `Los problemas no han desaparecido`, completó. Una señal alentadora, siempre que en su recorrido no sufra algún viraje.

 Aquel baño de realismo contó con el adicional de la ex canciller, Susana Malcorra. Conocedora de cómo suelen ser los procesos deacomodamiento en el mundo. Malcorra desmenuzó los resultados del G-20 con ojos distintos. Subrayó que haber logrado la firma de un documento conjunto constituyó en sí mismo `un resultado positivo`. En especial por dos razones: las mutaciones políticas están a la orden del día, aún en las principales potencias; las últimas Cumbres habían concluido sin consensos. El desafío será ahora poder sostenerlo.

 La ex canciller puntualizó otra cosa. Que aún con la cantidad de reuniones bilaterales que mantuvo Macri y el excelente clima político que, en general, rodeó a la Cumbre `no habría que pensar en que rápidamente llegará una lluvia de inversiones`. Sobrevuela en tal apreciación la incertidumbre que derrama el año electoral.

 Tal vez, la moderación del Presidente y de Cambiemos haya tenido relación con evaluaciones realizadas por distintas consultoras. Que en la Casa Rosada repasaron. Una de ellas, de D´Alessio IROL, marcó percepciones sociales interesantes. Una mayoría de argentinos (44%) señaló que el G-20 no resolverá los problemas de la gente. Otro 40% estimó importante el encuentro y un 16% no opinó. La importancia, aunque revelaría la existencia de cierta expectativa, no se contrapondría necesariamente con aquellos que descreen sobre los efectos concretos de su realización.

 De todas formas, más allá de las consecuencias inmediatas fugaces que arroje la Cumbre pasada, pudo haber significado un freno a la sangría política y al derrumbe de las expectativas populares que viene sucediendo desde que en abril se desató la crisis financiera. Es muy poco, sin dudas. Pero le permitiría al Gobierno afrontar de otro modo el tránsito más delicado del año: el del último mes. Diciembre se ha convertido casi en karma desde la crisis del 2001. Cambiemos los ha sobrellevado más o menos bien (2015-16). Con excepción del año pasado. El debate sobre el cambio defórmula para el ajuste de remuneraciones de los jubilados detonó antes de fin de año una salvaje y recordada batahola callejera. Ese constituyó el punto de partida de la pérdida de capital político del Gobierno, que había amasado en las legislativas de octubre con una victoria clara. Desde entonces, no pareció recuperarse nunca más.

 Ni Cristina Fernández, en sus presuntos años de oro, se salvó de los mismos desvelos. Ya en 2012, apenas un año después del éxito reeleccionista con el 54%, se registraron incidentes y saqueos en cinco provincias, con dos muertos. Entre ellas figuró Buenos Aires. Escenas similares recrudecieron en 2013. El vandalismo social estuvo, en esa ocasión, acompañado por rebeliones de la Policía en cerca de 20 provincias. Se computaron 13 muertos. Buenos Aires y Córdoba, sobre todo, permanecieron en el foco.

 Macri viene arrastrando desde mayo un boletín de malas noticias cotidianas. La alteración de ánimo resultó brusca. Reflejada por su propio discurso. El Presidente dijo en un reportaje por televisión en abril que el momento más feliz de su gestión había sido la comunicación del INDEC sobre una caída de 2,9% en el indice de pobreza. Semanas antes de la cumbre del G-20 confesó que estaba atravesando los peores meses de su vida. Equiparables, a lo mejor, a cuando en 1991 fue secuestrado por una banda policial.

 El último mes del 2018 terminará de actualizar de nuevo los índices de pobreza. Que corresponderán al primer semestre de este año. Los últimos reflejaron el último tramo del 2017, cuando el Gobierno navegaba todavía el gradualismo económico. Las diferencias prometen ser notables porque impactará el primer tramo de esta crisis. Un informe de Unicef anticipó en las últimas horas un cuadro estremecedor. Sostiene que el 48% de los niños en la Argentina viven en situación de pobreza. No lo refiere sólo a los déficits en la alimentación. Menciona las falencias en educación, protección social y hábitat. Es decir, a una pobreza estructural que no se modificaría sólo con la mejora en los ingresos del grupo familiar.

 Para peor, ningún experto está seguro de que la recesión esté cerca de su piso. Según el INDEC, tanto la industria como la construcción cayeron más de un 6% en octubre. Durante la cumbre del G-20, la titular del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, dijo que habría por delante aún tres o cuatro meses difíciles. La recuperación podrían sobrevenir en el segundo trimestre del 2019.

 Las precariedades sociales argentinas abarcan a toda la nación. Pero el centro de gravedad es, como siempre, Buenos Aires. El principal distrito electoral. El 38% del padrón nacional. Territorio de los sectores más vulnerables y fortín de la oposición kirchnerista. Sobre todo la tercera sección electoral. Se comprenden, entonces, las prevenciones de María Eugenia Vidal que no apuntan únicamente a su gobernabilidad. También a intentar preservar el proyecto de reelección de Macri.

 La gobernadora anticipó un paquete de medidas tendiente a bajar la temperatura social. De un alcance que supera el bono de $ 5.000 concedido por el Gobierno nacional. Ese mismo bono lo aplicará a jubilados y pensionados bonaerenses que reciben las retribuciones mínimas. También adelantó el pago del aguinaldo para los empleados estatales. Actualizó además las sumas para los planes sociales de contención. Entre ellos, el llamado Más Vida que incluye a 300 mil beneficiarios. El Banco Provincia, durante este mes, mantendrá el descuento del 50% para las compras dehasta $ 1.500 en los supermercados. El agua posible para aplacar fuego.

 La gobernadora, con una diestra martingala, garantizó otro pilar para su gobernabilidad. Logró tener el Presupuesto votado por la Legislatura provincial que prevé un endeudamiento de $ 68.500 millones. Imprescindible para funcionar, según el oficialismo. Destinado únicamente a pagar deuda, de acuerdo con la interpretación de sectores de la oposición. Lo cierto es que esa aprobación requería de los dos tercios de los votos. Que Vidal logró cosechar con el peronismo dialoguista y el massismo. Aunque el líder del Frente Renovador haya ordenado rechazar el resto del Presupuesto.

 El Gobierno ingresa en tres semanas muy difíciles. Con el bálsamo que dejó el G-20. Pero sin el optimismo banal del cual supo hacer gala en otras oportunidades. Macri eligió la prudencia. Aclaró que no hará más pronósticos económicos. Hace bien: varias veces se quemó con leche. El Gobierno sabe el tiempo que se avecina. Cambió el optimismo por la moderación. Presidente Mauricio Macri.

Publicado por Clarín el 05/12/2019

La desaceleración de los precios le puso un techo al pesimismo social

Con la estabilización del dólar y la baja en el ritmo de la inflación experimentada en noviembre, el monitor elaborado por D´AlessioIrol/Berensztein registró un freno en la caída de imagen del Gobierno y una leve mejora en la expectativa sobre el futuro económico, fundamentalmente entre el electorado de Cambiemos.

EL PESIMISMO SOCIAL PARECE HABER TOCADO UN TECHO La desaceleración de la inflación frena la caída de imagen del Gobierno Moderada la suba de precios y con el dólar más calmo, mejoran levemente las expectativas en el electorado de Cambiemos. El futuro electoral aún es incierto

La mayor estabilidad cambiaria y la desaceleración de la inflación en noviembre generó una leve mejora de las expectativas sobre la evolución delos precios que quedó reflejada no solo en el relevamiento que el Banco Central realiza entre las principales consultoras económicas (ver suplemento F&M), sino también en el freno de la caída de imagen de la administración macrista, como lo mostró la última medición del Monitor del Humor Social, que D´Alessio Irol/Berensztein realiza en forma exclusiva para El Cronista.

El estudio exhibe un freno en la tendencia ascendente de la percepción negativa sobre la situación actual de la economía, que tras alcanzar un pico de 92%, retrocedió a un 89% de las respuestas brindadas por los 1439 adultos encuestados en todo el país. En ese escenario, la inflación sigue siendo un desvelo que abarca a nueve de cada diez entrevistados. De allí que la baja en el ritmo inflacionario también haya generado una leve recuperación de la confianza sobre el futuro, fundamentalmente entre quienes eligieron tres años atrás a Mauricio Macri. Hoy, la posición mayoritariamente negativa sobre el estado en que se encontrará la economía doméstica dentro de un año retrocedió cinco puntos. Mientras que a la hora de evaluar la gestión del Gobierno, el avance de las críticas del propio oficialismo cedió por primera vez en más de un año, aunque exhibe una paridad entre quienes la califican como mala y los que consideran que es buena (ver gráfico).

`En esta medición hay indicios de que la caída en imagen del Gobierno puede haber encontrado un piso. Deberemos esperar a las próximas para comprobar o no esta hipótesis pero es probable que la estabilidad cambiaria haya generado un efecto de relativa calma luego de las turbulencias experimentadas a lo largo del año, y sobre todo en los últimos meses`, señala el politólogo Sergio Berensztein.

En esa línea, el analista Eduardo D´Alessio remarcó que `los principales indicadores de imagen y gestión del Gobierno muestran un comienzo derecuperación` y proyectó que `el resultado del G-20 puede producir un punto de inflexión`.

`Macri se ha mostrado cómodo entre los líderes mundiales, mostrando una Argentina que mantiene intacta sus poco ejercidas capacidades organizativas y de control de la calle`, resaltó.

Por lo pronto, la imagen de los principales dirigentes del oficialismo no mejoró en la encuesta efectuada previamente a la cumbre, más allá de que la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, la diputada Elisa Carrió y el jefe de Estado se mantienen como los mejor evaluados entre los dirigentes políticos que se encuentran en funciones y son los más aceptados por los votantes de Cambiemos, dos rankings en los que, en tiempos de complicaciones económicas, gana adhesiones Martín Lousteau.

Entre los opositores, las preferencias se inclinan hacia los senadores Cristina Kirchner y Fernando Pino Solanas. Sin embargo, poseen una mejor evaluación quienes se mantienen alejados de la arena política, como el ex ministro Roberto Lavagna (51% de imagen positiva) y el neurólogo Facundo Manes (38%).

Al respecto, Berensztein observó que `es notable que las distintas expresiones de la oposición hayan sido incapaces, al menos hasta ahora, decapitalizar el desgaste experimentado por el oficialismo. Esto no se ha modificado y surgen interrogantes respecto del futuro inmediato, sobre todo de cara al proceso electoral`.

La evolución de la economía en los próximos meses será clave para proyectar lo que pueda ocurrir en las urnas.

Publicado por El Cronista el 05/12/18