Las últimas encuestas y un alerta para el Gobierno: pese a los cambios, no mejoran las expectativas económicas

Clarín accedió a ocho sondeos distintos. Locales y nacionales. El descontento en la tropa propia y el consuelo de la grieta.

Incertidumbre. Acaso en una sola palabra, que el Gobierno no logra despejar, se explique el (mal) humor social extendido entre los argentinos. Y que encuentra hoy al presidente Mauricio Macri y su administración en un presente complicado a los ojos de la sociedad: pese al acuerdo con el FMI, pese a los cambios de funcionarios, las expectativas económicas siguen con tendencia a la baja. Ahora, con un aditamento extra: el descontento también se siente fuerte entre los votantes de Cambiemos.

Clarín analizó los resultados de 8 encuestas de diferentes consultoras a las que accedió en los últimos días. Decenas de números que muestran el recorrido de la imagen de Macri y su gestión, de dónde viene, la foto actual y lo que vislumbran los argentinos a futuro.

Más allá de los matices, hay algunas conclusiones bastante generalizadas:

– La imagen del Presidente y su administración habían tocado un pico (positivo) tras el triunfo electoral de octubre, pero tras la cuestionada reforma previsional empezó a caer y aún no está claro cómo terminará. Hoy todos esos números tienen un diferencial en rojo (más negativos que positivos).

– La caída de Macri arrastró a sus dos principales gobernadores: María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. Más a la primera que al segundo en varios sondeos, aunque la mandataria bonaerense sigue siendo la dirigente con mejor imagen del país.

– Ningún opositor logró capitalizar aún esta caída. La que más creció es Cristina Kirchner, con su inteligente silencio en medio de la crisis económica, pero aún mantiene altos niveles de rechazo.

– Esta particularidad, y la persistencia gruesa de la grieta, hace que Cambiemos (Macri, básicamente) siga conservando números aceptables cuando se plantean escenarios electorales para 2019.

Sin embargo, los últimos trabajos encienden dos nuevos alertas: los anuncios económicos (el acuerdo con el Fondo, y el recambio de funcionarios en el Banco Central y los ministerios de Producción y Energía) no lograron recrear las expectativas económicas, un insumo clave para los triunfos electorales de Cambiemos. El dólar inestable y la inflación en alza repercuten claramente.

La mayoría de los consultados por las firmas dice que está peor que hace un año y cree que dentro de un año el panorama será aún más complicado. También ponen en duda la capacidad del Gobierno para solucionar los problemas.

Uno por uno, estos son los datos más salientes de las encuestas:

Management & Fit

La encuesta semanal, nacional, que la consultora hace en exclusiva para Clarín muestra en su última medición números bajos en las expectativas económicas y políticas.

El trabajo se denomina “Indice de Optimismo”, aunque a futuro pareciera haber más bien pesimismo. El índice de expectativas económicas llega a 32,1 puntos sobre 100. Apenas un 10,3% cree que la situación de los precios mejorará. También hay alertas por el empleo.

Respecto a las expectativas políticas, cayó en la última semana la ponderación del liderazgo del Presidente y de la capacidad del Gobierno (en 27,6 y 22,3 puntos, respectivamente).

“La diferencia en el optimismo entre lo que se espera del futuro de la economía y el diagnóstico sobre la situación actual se situó en 4,6 puntos (la diferencia entre índice de expectativas y el de confianza económica). Esto implica una caída de 8,2 puntos en dicha diferencia respecto a su pico en Junio de 2016, cuando las expectativas mantenían un nivel muy por encima del diagnóstico actual”, resume el licenciado Juan Pablo Hedo, de M&F.

D’Alessio IROL – Berensztein

Sondeo online, nacional, de 1.477 casos. ¿Algunas conclusiones? “Los sucesos económicos recientes acentuaron la crítica del presente y el pesimismo hacia el futuro. Los votantes del actual Gobierno sienten que aún no recibieron lo que esperaban, pero mantienen su confianza en la gestión”, dice el informe en su arranque.

Opinaia

Otra consultora que mide online y tuvo excelentes pronósticos en las últimas elecciones. En este caso, su último trabajo incluye el análisis de 3.108 casos, de todo el país, con un margen de error de 1,5%.

A favor del Gobierno, mejora la ponderación de la situación económica actual (la negativa baja de 55 a 50 puntos y la regular sube de 31 a 37), pero sigue creciendo el pesimismo respecto a cómo estará dentro de un año. El 45% cree que empeorará; 15 puntos más que en noviembre.

En este trabajo también aparece fuerte el descontento de los seguidores de Cambiemos: aunque por poco, son más los que creen que la situación actual del país es entre “mala y muy mala” (28%) que los que la consideran “buena y muy buena” (26%).

Gustavo Córdoba & Asociados

Días atrás, presentó su último trabajo nacional, de 1.200 casos y un margen de error de 2,83%. Sus principales conclusiones:

– La inflación sigue siendo el principal problema que preocupa a los argentinos (25,5%).

– La gestión del presidente Macri mantiene los altos niveles de rechazo en la opinión pública, con un 60%.

– Se mantiene el pesimismo respecto de la marcha de la economía a futuro. La mayoría de los argentinos cree que dentro de un año la situación de la economía va a empeorar y sólo 27% opina de modo contrario.

Ricardo Rouvier & Asociados

Su último monitoreo nacional, de 1.200 casos y un margen de error de +/- 2,8%, hace dos ponderaciones de las expectativas económicas. Una general y otra puntual con la inflación. Las dos le dan al Gobierno en baja.

Consuelo para Macri: aunque se trata de un encuestador que midió durante años para el kirchnerismo, es uno de los que aún le otorga una diferencia clara al actual presidente en un eventual balotaje con Cristina: 43,6% vs. 35,8%.

CIGP

El trabajo de la Consultora de Imagen y Gestión Política, una firma chica que viene midiendo en las últimas elecciones, es de Ciudad y Provincia de Buenos Aires: 939 casos con un margen de error de 3,2%.

El pesimismo sobre la gestión del Gobierno y el futuro económico se manifiesta en varios cuadros y números: más de un 60% considera estos dos años y medio de Macri como malos o muy malos; un 57,83% cree que el Gobierno no será capaz de revertir la crisis económica que atraviesa el país; un 60% piensa que el año próximo empeorará su situación personal; y un 68% opina que la situación del país también evolucionará para mal en 2019.

Taquion / Trespuntozero

En este caso, los datos de alerta para el Gobierno vienen en un interesante estudio sobre “credibilidad”, cuyos resultados adelantó Clarín la semana anterior. Fue un trabajo nacional, de 2.275 encuestados y un margen de error de +/- 2,05%.

En un nivel de desconfianza generalizado entre las figuras y los partidos políticos, un 55,6% dijo que “no le cree” a Macri cuando habla (contra 34,4% que “sí le cree”) y fueron más aún los que aseguraron no creer “cuando el Gobierno dice que trabaja para mejorar el futuro de los argentinos”.

Circuitos

Otra encuestadora chica, que también midió para los últimos comicios. Ahora hizo un estudio en la provincia de Buenos Aires, de 955 casos y margen de error de +/- 3,5%.

Es de las que peores números le da al Gobierno en el principal distrito del país. Respecto al futuro, más del 50% cree que la situación económica en los próximos meses empeorará y un 57,1% piensa que el Gobierno no puede resolver los problemas económicos del país.

Publicado en Clarín el 08/07/2018

Las fortalezas de Cambiemos

La imagen de Macri sigue siendo positiva y la alianza gobernante tiene un piso importante de apoyo aún en un contexto económico tan complicado. A esto, se suma la incapacidad de opositores y críticos, entre otros factores.

Hace apenas ocho meses, luego del triunfo en las elecciones de mitad de mandato de octubre pasado, casi nadie ponía en duda que Mauricio Macri se encaminaba hacia su reelección y que su poder iba camino a consolidarse en su segundo mandato. Más aún, algunos incluso ya pensaban en la sucesión del 2023.

Había, de hecho, una “lista de buena fe” dentro de Cambiemos, por cierto para nada numerosa: la mejor posicionada, por lejos, era María Eugenia Vidal, la gobernadora de la provincia de Buenos Aires que desde hace tiempo lidera los sondeos de opinión pública gracias a su excelente imagen y reputación de fortaleza y honestidad.

Sin embargo, era una suerte de secreto a voces que -gracias al estratégico lugar que ocupa junto al Presidente de la Nación, quien lo considera casi un hijo- venía ganando impulso el “JFK argentino” (por John F. Kennedy), Marcos Peña. Aún sus críticos le reconocen una enorme influencia en el proceso de tomas de decisiones, gran habilidad en materia de comunicación electoral y una notable capacidad para plantear y sostener los ejes discursivos del gobierno, a pesar de que a menudo no se logren los resultados esperados.

Hubo, sin embargo, una predicción esencial que lo impulsó a Peña al corazón del poder y consolidó así, tal vez para siempre, su vínculo con Macri. En efecto, hacia mediados de mayo del 2015, cuando arreciaban en Cambiemos las presiones para abrir la coalición y llegar a un acuerdo electoral con el Frente Renovador, Peña y sus colaboradores, inspirados en los trabajos de Jaime Durán Barba, llegaron a la conclusión de que era posible ganar “en tres tiempos”, manteniendo la autonomía de Cambiemos: las PASO, la primera vuelta de octubre y el ballotage. Entonces, su gran obra maestra fue haber dibujado el camino crítico hacia el triunfo electoral y manejado con astucia y disciplina toda la campaña eventualmente ganadora. Es más, cinco meses antes de la definición de todo el proceso electoral, Marcos Peña le acercó al por entonces jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires un conjunto de escenarios que, con asombrosa precisión, fueron efectivamente acertados.

No fue su primer aporte a la consolidación del proyecto presidencial de Mauricio Macri. Desde el 2005 fue ganando espacio (y elecciones) de forma ininterrumpida, construyendo una relación profesional, afectiva y personal con su jefe político. Por último, corriendo de atrás, atrincherado en la impactante sede de Parque Patricios y apostando al éxito de su gestión como sucesor de Macri en la jefatura de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, aparecía callado Horacio Rodríguez Larreta. Sin el carisma de Vidal ni la cercanía con Macri de la que disfruta Peña, Larreta se consolidó políticamente dentro y fuera del gobierno. Mantiene un diálogo fluido con los principales factores de poder del país. Es respetado por todos por su impresionante capacidad de trabajo, eficiencia, pragmatismo y manejo de equipos. Una inusual mezcla de olfato político y obsesión por la gestión lo había convertido en un candidato natural en esa lista corta de la que tanto se hablaba.

Desde esa etapa poselectoral, sobre todo desde ese ya famoso 28 de diciembre, a la fecha, el entorno político y económico se ha modificado tan dramáticamente que no solo no se habla del 2023, sino que incluso aparecen cuestionamientos respecto de qué hacer para llegar con chances en el 2019. Aquel trío de potenciales sucesores (Vidal, Peña, Larreta) están más cerca que nunca de Mauricio Macri, pero como integrantes ahora de una suerte de informal comité de crisis. Llevamos 11 semanas de una crisis que, lejos de aplacarse, acuerdo con el FMI mediante, sigue girando como una rueda loca, sin que por lo menos hasta ahora el gobierno haya logrado retomar el control de la situación. Ayer la tasa de las LEBAC llegó al 65% anual. Esto es, la demanda de dólares (es decir, la desconfianza en el peso) por parte de los inversores y de la ciudadanía en general sigue siendo imparable.

Curiosamente, al menos para mí, los funcionarios más allegados al presidente Macri consideran que, a pesar de todo, incluyendo la importante caída de imagen que experimentó tanto el gobierno como sus principales referentes desde diciembre en adelante, a pesar también del pesimismo reinante en materia de las perspectivas económicas futuras, Cambiemos cuenta todavía con enormes chances de ganar las elecciones del próximo año. “La reelección de Mauricio está garantizada”, me aseguró uno de los funcionarios más cercanos al epicentro del poder. Es cierto que hay otras voces menos apasionadas. “Por supuesto que estamos muy preocupados, pero vamos a salir adelante y llegaremos recompuestos y con muchas fuerzas al proceso electoral, que es lo que mejor sabemos hacer”, afirmó otro integrante (siempre cauto) de una de las mesas chicas donde se definen los destinos de la Nación.

¿Cuáles son los fundamentos empíricos y conceptuales que tiene el Gobierno para contemplar con semejante optimismo el proceso electoral del año próximo? ¿No estarán, una vez más, sesgando la lectura de la realidad con hipótesis un tanto benevolentes? Veamos entonces fríamente que nos dicen los datos disponibles. De acuerdo a una encuesta que realicé recientemente con D’Alessio IROL, a pesar del desgaste que efectivamente experimentó en los últimos tiempos, la imagen de Mauricio Macri y de la gestión de gobierno siguen siendo considerables.

Si bien la economía es sin lugar a dudas el principal motivo de preocupación, hay todavía un núcleo significativo de argentinos que sigue pensando que las cosas van a mejorar el año próximo. Es cierto que los primeros cuatro meses del año fueron relativamente buenos, y que la desaceleración se comenzó a sentir a partir de la corrida a finales de abril. Muchos economistas consideran que los próximos dos trimestres serán muy duros, pero que con la próxima campaña de la cosecha gruesa (maíz y soja), clima mediante, la tendencia debería revertirse. Más allá de estas especulaciones, la información que surge de ese mismo estudio de opinión pública es que, en efecto, Cambiemos tiene un piso importante de apoyo aún en este contexto económico tan complicado.

Asimismo, hasta ahora una de las características más interesantes de este gobierno fue que los opositores y críticos fueron incapaces de capitalizar el desgaste de la gestión y los errores no forzados cometidos por el oficialismo. ¿Se ha modificado hasta ahora esa tendencia? Analicemos comparativamente los datos de imagen de los principales líderes oficialistas y de oposición.

Como puede advertirse, sigue cumpliéndose esa máxima registrada hasta ahora, con la parcial excepción de Roberto Lavagna, que se ha consolidado como uno de los líderes mejor considerados. Digo parcial, pues el exministro de Economía hace mucho que no está en los primeros planos de la política nacional, lo que lo preserva del natural desgaste, si bien tiene una clara identificación con el Frente Renovador de Sergio Massa.

Esto sugiere, entonces, que el optimismo que impera por lo menos en una parte importante del gobierno no es absoluto infundado. En mi próxima columna, como continuidad de este análisis, incluiré otros aspectos a mi entender muy importantes y característicos de Cambiemos como coalición, incluyendo un excelente equipo de comunicación electoral, que refuerzan esta idea de que Mauricio Macri conserva aún muy buenas posibilidades de retomar la iniciativa política y plantarse como un candidato competitivo con chances de conseguir su reelección.

Publicado en TN  el 04/07/2018

La crisis social hace emerger a un tapado: una encuesta muestra a Lavagna como presidenciable

Un estudio de D´Alessio IROL y Berensztein asegura que por el escenario de crisis económica que se vive en la actualidad, el exministro de Economía de Néstor Kirchner y actual integrante del equipo técnico massista reúne una imagen positiva superior a ala de la actual gobernadora bonaerense. Los datos son correspondientes a una medición realizada en forma online durante junio de 2018.

La crisis social hace emerger a un tapado: una encuesta muestra a Lavagna como presidenciable

D´Alessio IROL y Berensztein dio a conocer su última encuesta y para sorpresa de uchos emergió un actor tapado en las consideraciones presidenciables de los argentinos.

Los datos, correspondientes a una medición realizada en forma online durante junio de 2018 y extraídos de una muestra que abarcó respuestas de 1.477 encuestados, mayores de 18 años de todo el país asegura que el exministro de Economía de Néstor Kirchner y actual integrante del equipo técnico/económico del massismo sostiene mejor imagen positiva que la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal.

55% de imagen positiva es el número que alcanza Lavagna superando por dos puntos porcentuales a la mandataria provincia que ostenta el 53%. En tercer lugar aterriza Carrió con un 44% y en el cuarto el actual Jefe de Estado, Mauricio Macri, con 41%.

Según el análisis de los datos, el estudios sotiene que este escenario se genera debido a que “la idea de crisis podría afectar negativamente a la imagen de los principales políticos en actividad”.

En ese sentido, el análisis sostiene que “Lavagna es aprobado en ambos lados de la grieta con un 61% de buena visión sobre votantes del FpV y un 48% de misma valoración en votantes de Cambiemos”

Y agrega que “Lavagna consigue su mejor evaluación desde su ingreso al tracking” al tiempo que apunta que “entre las figuras que no forman parte de la política, Manes logra un peso relevante de aprobación, a diferencia de Tinelli”.

Entre los argumentos que posibilitan estas variables encuentran mucha incidencia el humor social ya que “los sucesos económicos recientes acentuaron la crítica del presente y el pesimismo hacia el futuro”.

“Los votantes del actual Gobierno sienten que aún no recibieron lo que esperaban, pero mantienen su confianza en la gestión”, acota el estudio que además revela que “inflación e inseguridad continúan siendo los temas preocupantes más recurrentes”.

“Los encuestados muestran interés por la corrupción, con foco en el pasado o el presente según posicionamiento político”, asegura el estudio y muestra que “los electores de Cambiemos sostienen reclamos por movilizaciones/piquetes y subsidios indiscriminados; mientras que los del FPV hacen mayor hincapié en la economía cotidiana: tarifas, desempleo y deudas”.

Publicado en La Tecla el 04/07/2018

Macri intenta contagiar un optimismo que escasea

Las encuesta que llegan a Casa Rosada marcan el incremento de las miradas negativas sobre su gestión. La apuesta por el rumbo elegido y la necesidad de los acuerdos.

En Casa Rosada se leen más encuestas que diarios, se solía decir hace un tiempo para responder a los que alertaban sobre contratiempos posibles en la marcha de la administración de Cambiemos. Los pronóstico podían ser agoreros, pero varios de los funcionarios adictos a los estudios de opinión tenían números a favor para mostrar, para contrarrestar. Más en términos de expectativas que en evaluación de la gestión. Lo que cambió en estos últimos meses no fue el consumo de estos indicadores. Más bien su sentido. Desde diciembre pasado, la ponderación del Gobierno no deja de caer. También la imagen de sus principales figuras.

Los últimos que llegaron a Balcarce 50 ratifican esta idea. Por caso, el seguimiento de humor social de D´Alessio IROL, Berensztein. Con caída en la consideración del presidente Mauricio Macri, por tercer mes consecutivo y un retroceso menor de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal. `Les agradezco que me estén acompañando en esta transformación de la Argentina. Estamos convencidos de que hemos tomado el camino correcto para la Argentina. Sin el aporte de ustedes, nada de esto sería posible`, aseguró el Primer Mandatario, intentando insuflarle optimismo no sólo a una sociedad más retraída, sino también a sus adherentes y varios de los funcionarios de segundas y terceras líneas, preocupados por las turbulencias que no cesan. Aunque el mensaje haya sido en un acto en el barrio porteño de Belgrano junto a fuerzas de seguridad, en homenaje a las `víctimas en cumplimiento de su deber`.

El jefe de Gabinete, Marcos Peña, es otra de las pieza clave del Gobierno que salió a calmar las aguas y apostar por el optimismo. Reconoció que existe `un clima tormentoso, producto de varios factores externos`, pero aseguró que el Ejecutivo `va a cumplir` su objetivo de reducir el déficit fiscal, una de las metas u obsesiones del Gobierno en estos días, con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y las negociaciones por el Presupuesto 2019 como parte del meollo. En ese sentido, el funcionario ratificó que la iniciativa de bajar el costo público `no tiene marcha atrás` y resaltó que durante la administración de Cambiemos se redujo `4 puntos el gasto en nuestro PBI, además de bajar 2 puntos de impuestos`. `Hay un avance muy concreto, como lo han expresado la mayoría de los gobernadores y los referentes opositores, en que va a haber un acompañamiento en el Presupuesto que marque ese camino del 1,3 del déficit fiscal para el año que viene`, señaló el jefe de Gabinete. En el frente externo, el Gobierno espera sumar al peronismo que llama `racional`, mientras recela del líder del Frente Renovador, Sergio Massa, y por supuesto, del kirchnerismo. Apuesta a una negociación cara a cara, uno a uno, con los gobernadores, que intentarán plantearle una estrategia común. Mientras que en el frente interno, Cambiemos también tiene sus dudas y resquemores. Cierto tensión menor con el radicalismo que pide no quedar afuera de las reuniones decisivas y cierto enojo, también menor, de los gobiernos propios de Ciudad y provincia de Buenos Aires por los costos que les puede tocar asumir.

Publicado en El Economista el 03/07/2018

La crisis no tiene fin para los argentinos: más de la mitad cree que estará peor el año que viene

Casi 8 de cada 10 cree que está peor hoy que hace 12 meses. Y el Gobierno tiene su peor ponderación en dos años. Los candidatos con mejor imagen para 2019.

La crisis parece no tener fin para los argentinos. Al menos, eso se desprende de una encuesta de D’Alessio IROL & Berensztein que arroja que el 78% cree que hoy está peor que el año pasado, contra un 20% que considera estar mejor. Y el 57% asegura que el año próximo se agravará la situación, contra el 39% que tiene una visión más positiva.

De acuerdo con el sondeo “Humor Social y Político”, el “pesimismo” de los argentinos está en su punto más alto de los últimos dos años, en tanto que el “optimismo” se ubica en su nivel más bajo durante el mismo lapso.

Pero el trabajo también indaga según a qué partido votaron en las últimas elecciones presidenciales de 2015 los entrevistados. Dentro de los que apoyaron a Cambiemos, el 63% opinó que está peor que en 2017, contra el 34% que indicó lo contrario. Por su parte, entre los que eligieron al Frente para la Victoria, las cifras son más abultadas: el 93% asegura que su situación es decayó en el último año.

No obstante, los seguidores del oficialismo no perdieron del todo el optimismo a futuro. El sondeo señala que el 66% cree que estará mejor el año que viene, contra un 28% que espera lo contrario. Para quienes votaron al FPV, la situación es inversa: el 87% pronostica un futuro poco alentador contra el 10% que tiene una visión más optimista.

Proyectos y preocupaciones

La falta de optimismo también impacta en los proyectos personales que implican algún tipo de inversión de los entrevistados. En este caso, el 51% aseguró que posee planes a futuro (el punto más bajo en un año), en tanto que el 49% se mostró en la línea contraria (el nivel más alto desde mayo de 2017).

De esta forma, el 25% espera comprar o reparar la vivienda, mientras que un 10% planea comprar o cambiar el auto. Por su parte, un 11% espera ponerse al día con las deudas. Además, el 30% proyecta irse de vacaciones en tanto que el 13% espera comprar indumentaria.

A la hora de evaluar los temas que desvelan a los argentinos, las cuestiones de la economía cotidiana estuvieron al orden del día.

En este sentido, la inflación se colocó al tope de la lista: 91%, contra el 74% de hace un año. En segundo lugar, se ubicaron la inseguridad y los aumentos de las tarifas de luz y gas, con 66%. Las subas de impuestos y otros incrementos completaron el top-five, con 54% y 50%, respectivamente.

La imagen del Gobierno

La evaluación de la gente sobre la gestión de Cambiemos no es alentadora para el oficialismo: el 61% cree que es mala o muy mala, 12 puntos por encima de las mediciones de hace dos años; contra el 36 que considera que es buena o muy buena, 11 puntos por debajo de julio de 2016.

La principal baja en la ponderación del Gobierno se da entre los propios votantes de Cambiemos: en octubre de 2017 estaba en 93%, pero en junio pasado llegó a 65%, es decir, una pérdida de 28 puntos porcentuales. Y esa visión “negativa” se aún peor al de quienes votaron al Frente para la Victoria: 91%, con un crecimiento de 12 puntos en el mismo periodo.

A la hora de evaluar los principales candidatos en la carrera a 2019, el 53% de los entrevistados optó por María Eugenia Vidal. Para quienes votaron a Cambiemos en 2015, el porcentaje llega a 73%, contar quienes eligieron al frente para la Victoria.

Por su parte, Elisa Carrió se ubicó segunda, con el 44%, seguida de Mauricio Macri (44%), Martín Lousteau (40%), Esteban Bullrich (36%) y Horacio Rodríguez Larreta (33%).

En tanto que la expresidenta Cristina Kirchner aparece con 30%, quedando en lo más alto entre quienes votaron al FPV (56%) y con apenas 5% entre quienes apoyaron a Cambiemos.

Publicado en IProfesional el 03/07/2018

Monitor de Humor Social y Político – Junio

-Los sucesos económicos recientes acentuaron la crítica del presente y el pesimismo hacia el futuro.

-Los votantes del actual Gobierno sienten que aún no recibieron lo que esperaban, pero mantienen su confianza en la gestión.

-Pese a la leve caída en junio, siguen vigentes los proyectos personales que implican dinero y la intención de afrontarlos con ingresos propios y el apoyo de las tarjetas.

-Inflación e inseguridad continúan siendo los temas preocupantes más recurrentes. Muestran interés por la corrupción, con foco en el pasado o el presente según posicionamiento político. Electores de Cambiemos: sostienen reclamos por movilizaciones/piquetes y subsidios indiscriminados; Votantes del FPV hacen mayor hincapié en la economía cotidiana: tarifas, desempleo y deudas.

-El acuerdo con el FMI no sería un motivo de celebración. Se trataría de una mala decisión a rechazar (según opositores) o de un mal necesario para evitar una crisis, por lo cual todo el arco político debería acompañar (según oficialistas).

-Cae la imagen de las principales figuras políticas en el último mes. De todas maneras, los dirigentes de Cambiemos (encabezados por Vidal, Carrió y Macri) conservan una distancia significativa sobre los opositores.

Informe completo: Monitor de Humor Social y Político – Junio

La crisis financiera puso en duda la receta de Durán Barba: ¿conviene recurrir a Maquiavelo?

Nicolás Maquiavelo recomendaba en “El Príncipe” hace más de 500 años que el mal había que hacerlo todo de golpe y después ir haciendo el bien de a poco. Un seguidor de los principios del diplomático y analista florentino le podría haber recomendado al presidente Mauricio Macri mostrar con mucha más crudeza la herencia que recibió del kirchnerismo para poder aplicar un programa económico menos gradual y con más reformas estructurales.

A esta altura en Cambiemos deben estar arrepentidos de no haber seguido los consejos de Maquiavelo.

Los principios rectores de los días de diciembre de 2015, cuando asumió el presidente Macri, no fueron los de Maquiavelo, sino los del gurú electoral Jaime Durán Barba. En una entrevista a poco de asumir Macri, el asesor ecuatoriano me dijo que el gobierno de Cambiemos no debía perder “ni un día” con el pasado porque excepto un 4 por ciento del “círculo rojo”, a nadie le interesaba que le refrieguen cómo era la herencia que dejó Cristina Kirchner.

Un año más tarde pude volver a hacerle una pregunta similar cuando ya se empezaba a debatir más sonoramente si un poco menos de gradualismo no sería mejor idea, a la luz de una economía con “brotes verdes” que crecían muy lentamente. Su respuesta: “No se puede hacer un ajuste, a nadie le puedes demostrar que es bueno quitarle sus cosas”.

No hace falta seguir explicando que el gradualismo terminó en mayo de 2018 con la marcha al FMI y una importante devaluación del peso.

Hacer un análisis contrafáctico de qué pasaría hoy si Macri aplicaba en 2016 un plan económico con reformas estructurales (y culturales) más ambiciosas puede parecer un ejercicio masoquista. Pero es imprescindible para que el gobierno de Cambiemos entienda si los fundamentos que guiaron su toma de decisiones eran los correctos o si el diagnóstico estaba errado. Y no hay terapia que funcione con un diagnóstico equivocado.

Síntesis del principio duranbarbiano: no hacía falta explicar nada, porque a la gente no le interesa escuchar planes políticos, y es imposible proponer ajustes o cambios drásticos, porque nadie acepta que le toquen nada.

¿Es realmente así? Una encuesta de D’Alessio IROL de fines de 2016 mostraba que en la mesa de fin de año el 60 por ciento de los argentinos habían discutido sobre política desde ambos lados de la grieta. No se incluyen a las familias que hablaron de política desde el mismo lado de la grieta (muchas).

A la encuestadora Taquión en un trabajo de principios de año para la Universidad Abierta Interamericana le dio que más del 70 por ciento discutió de política con familiares o amigos en los anteriores 12 meses. El 20 por ciento en esa encuesta nacional dijo que se dejó de ver con familiares o amigos por discusiones políticas, y el 12 por ciento dijo haber llegado “a las manos” por temas vinculados con peleas políticas.

La última encuesta mensual de GOP (Grupo de Opinión Pública) indica que el 60 por ciento mira noticieros de TV con regularidad. El 22 por ciento ve incluso programas políticos.

Los ratings lo confirman: la suma de los programas políticos del domingo le ganan a cualquier partido de fútbol. Quizás la excepción sea un superclásico. Los noticieros suman a la noche entre 20 y 30 puntos de rating. Jorge Lanata arrancó este año con 15 puntos.

Por eso el supuesto de que “a nadie le interesa” que le expliquen los planes de gobierno y las herencias no se verifica en la realidad, por lo menos en la politizada Argentina.

El otro supuesto que entró en crisis con las turbulencias financieras de abril y mayo es que la clave para gobernar bien es hacer lo mismo que en campaña, por lo tanto no se le puede ofrecer a la gente algo que no le guste.

De eso se trataron siempre los rotundos éxitos electorales de Durán Barba: leer las encuestas como nadie para entender qué ofrecerle al electorado.

Un ejemplo brillante de cómo Jaime Durán Barba supo leer magistralmente las opinión pública fue cuando Mauricio Macri, en medio de un salvaje paro de Aerolíneas en las vacaciones de invierno de 2015 -plena campaña electoral-, dijo ante cientos de militantes atónitos del PRO: “No vamos a privatizar YPF ni Aerolíneas, las vamos a administrar mejor”.

Y está cumpliendo. Esa inesperada vocación de estatismo fue clave para ganar el ballotage: la opinión pública argentina es la más estatista de América latina.

Pero el problema se plantea a la hora de gobernar: leer las encuestas en clave de campaña electoral puede llevar a no hacer los cambios necesarios para evitar que el ajuste, al final, lo termine haciendo el mercado y desordenadamente, como sucedió en mayo.

Otro análisis para completar el diagnóstico era si alcanzaba con negociar lo mejor posible con este Congreso y los gobernadores lo que éstos estuviesen dispuestos a aceptar. La conclusión a la que llegó el gobierno de Macri es que no se podía esperar demasiado de este Parlamento: este es el primer gobierno de la democracia en minoría en ambas cámaras. Se hizo lo que se pudo, que no fue poco.

Pero como se interpretó que la gente está desentendida de la política o que no se la puede convencer de nada que no quiera, Cambiemos no apostó a una alianza fuerte con la opinión pública que presionara sobre el Congreso y los sindicatos para lograr imponer un programa económico un tanto más ambicioso. Era lo recomendable: trabajar fuertemente sobre la opinión pública para “cambiar las encuestas”, no seguirlas.

Y aquí es donde la crisis de confianza de los mercados en la economía argentina puso en jaque otro principio esgrimido por muchos expertos en comunicación política: no puede haber buena comunicación allí donde no hay buena gestión. ¿Es así?

El mejor ejemplo es la reforma laboral, de la que probablemente este año se apruebe una tenue sombra de lo que el ministro Jorge Triaca le propuso a fin de año ala CGT. Sin una reforma profunda, el Estado jamás dejará de ser el sustituto del mercado laboral que es desde hace décadas y terminó quebrando a la Argentina. Solo si se alienta a las Pymes a tomar empleo se puede resolver a largo plazo la alta dependencia de la Argentina del empleo público y los planes sociales que generaron el infinanciable déficit fiscal.

La comunicación debe funcionar como lubricante para facilitar el funcionamiento de los engranajes de la gestión, especialmente cuando un gobierno es políticamente débil: la comunicación y la gestión deben ir juntas.

Para vencer la feroz resistencia que opone el peronismo en el Congreso y el sindicalismo, era necesaria una estrategia de comunicación para que la opinión pública -ya las encuestas muestran que hay cierta comprensión de la necesidad de una flexibilización laboral- estuviera tan convencida que el peronismo y el sindicalismo acaben aceptando esa reforma y otras transformaciones que hoy parecen tabúes.

Y si la opinión pública no lo reclama, el peronismo jamás le entregaría a Macri la llave de la solución al problema económico de fondo de la Argentina: el desempleo encubierto con planes y empleo público.

Cambiemos necesita cambiar -y no seguir- a la opinión pública y entender que un gobierno en minoría con una economía inviable debe apelar a mucha comunicación de sus planes y de la necesidad de transformar la economía y la cultura del país.

Siguiendo los principios de Durán Barba (a nadie le interesa escuchar y no se puede hacer nada que la gente no quiera) solo quedaba esta apuesta de alto riesgo aun gradualismo que en cualquier momento podía terminar mal.

Cambiemos podría poner en práctica estos nuevos principios para la ardua negociación del Presupuesto 2019 que le espera con un Congreso y un sindicalismo muy entusiasmados con ponerle palos en la rueda para cortarle el sueño de la reelección en 2019.

Las encuestas están mostrando que los argentinos le tienen pánico al FMI, que va a reclamar austeridad. El escenario cambió. Y ese nuevo escenario requiere una nueva estrategia de comunicación.

Quizás sirva de ejemplo el ex ministro de Economía Ricardo López Murphy, que en 2001 propuso un recorte de sueldos estatales y jubilaciones de 13 por ciento. El gobierno del presidente Fernando De la Rúa no supo o no quiso convencer a la opinión pública que la alternativa era mucho peor. A los 15 días López Murphy renunció.

La caída de la convertibilidad triplicó en un mes los índices de pobreza e indigencia.

Publicado en Infobae el 06/06/2018

Vidas ultrajadas, leyes que no se cumplen

Cada tres horas una nena de entre 10 y 14 años es madre en la Argentina.

Una nena de 10 años llega con su mamá a un hospital infantil de Salta con muy fuertes dolores abdominales. Para sorpresa de ambas, los estudios determinan que la chiquita tiene un embarazo de 21 semanas. Confiesa entonces que su padrastro, es decir, la pareja de la madre, la viola.

Desde el hospital se da intervención a la Policía, y la Fiscalía correspondiente inicia la investigación. La asesora de Incapaces y Menores de la provincia informa que tanto la madre como la nena desean seguir adelante con el embarazo. Pocos días después de conocerse esta noticia, la indignación se redobla cuando se hace público en Mendoza el caso de otra nena, de 11 años, violada por su padrastro y embarazada de más de cuatro meses. El detonante es la viralización de un audio de parte de una maestra. También en esta ocasión se informa que la decisión familiar es la de continuar con el embarazo.

Además de una enorme conmoción, ambos casos recientes -que no son los primeros- sacaron a luz y dejaron en claro varias cuestiones. Por un lado, ni Salta ni Mendoza habían adherido al protocolo nacional que determina que el aborto no es punible cuando es producto de una violación o cuando pone en riesgo la vida de la madre. En Salta existía un decreto que establecía en 12 semanas el tiempo límite para un aborto de esa naturaleza, y a raíz del escándalo desatado por la noticia citada, la provincia finalmente se sumó al protocolo nacional, que establece que no hay plazos para practicarlo con esas causales.

En ambos casos, además, las nenas habían sido violadas por las parejas de sus madres. Madres que miran para otro lado, que no saben, no pueden o no quieren. Cómplices o víctimas, por miedo al abandono, o por considerarse ellas ,y por lo tanto su descendencia, propiedad del hombre, -viejo resabio del machismo más acendrado- aceptan en silencio el ultraje de sus hijas, privilegiando el mal entendido “amor” o el sustento económico, antes que la protección filial que deben brindar. Y más allá: ¿hasta qué punto una nena de 10 u 11 años está en condiciones de decidir ser madre? ¿Hasta dónde entiende de qué se trata? ¿Hasta dónde está preparada, desde todo punto de vista, para serlo? Los expertos advierten que una cosa es estar biológicamente en condiciones de engendrar,y otra es estar en condiciones de parir. Sin hablar de lo emocional, y sin mencionar que el bebé que den a luz será además el hijo de su violador. Según datos de Unicef, cada tres horas una nena de entre 10 y 14 años es madre en la Argentina.

De cárceles, comisarías y presos con celular

Y el tema, una vez más, es la educación. Una completa, en serio, en las escuelas y afuera. Hay quejas reiteradas de que la ley nacional 26.150 de Educación Sexual Integral, vigente en todo el país desde 2016 para escuelas de todos los niveles, públicas y privadas, no se aplica como debería. Una encuesta de la consultora D’Alessio Irol hecha para Clarín en marzo comprobó que sólo 2 de cada 10 alumnos de la Ciudad y el GBA recibían educación sexual de manera habitual en el colegio. La Defensoría del Pueblo en la Ciudad preparó ahora una guía para los secundarios públicos del distrito. La cuestión es más amplia: tiene que ver con la enseñanza de derechos y deberes de hombres y mujeres, de uno con la otra y viceversa.

Tiene que ver con el respeto, con la noción de igualdad; con saber que una no debe estar sometida al otro; que una nena o una mujer son dueñas de su cuerpo, que ni la fuerza ni el género deben ser excusa para ultrajarlo, bajo ningún punto de vista ; que toda mujer debe ser capacitada, con las necesarias herramientas tangibles e intangibles, para valerse por sí misma, sin dependencias de ninguna especie.Y algo más, vinculado con la responsabilidad, que supera todas las instancias y convoca a todos los sectores, especialmente en una semana en que empieza en el Congreso el debate político por la despenalización del aborto. Lo primero es tener buenas leyes; lo segundo, trabajar para que se cumplan.

Publicado en Clarín el 03/06/2018

La corrida del dólar y los precios generan un pico de pesimismo en la sociedad.

El 60% de los votantes de Macri tiene una visión negativa, según el monitor de D’Alessio IROL/Berensztein. El desborde inflacionario genera un pico de pesimismo en la sociedad Tres de cada cuatro personas evalúa que la situación económica es peor a la de hace un año y la mayoría le pone nota negativa al Gobierno. Piden cambios en el Gabinete

Como corolario de una corrida cambiaria que desbordó los niveles de inflación esperada para el mes pasado, la sociedad exhibe signos de desgaste en la relación con el Gobierno que se reflejan en un alto pesimismo sobre el andar de la economía. Hoy, tres de cada cuatro personas considera que la situación actual es peor que la de hace un año y la mayoría estima que es tiempo de hacer correcciones en el gabinete ministerial.

Así lo muestra la última entrega del Monitor del Humor Social, que elabora D’Alessio Irol/Berensztein en exclusiva para El Cronista. El resultado de la encuesta, realizada el mes pasado a 1510 adultos en todo el país, arroja un pico de 75% en la visión negativa sobre la actualidad económica, que supera las diferencias de la grieta política. Y es que mientras casi un 89% de quienes votaron al Frente para la Victoria en la última elección presidencial sostiene en el tiempo que la situación es peor o mucho peor que la de hace un año atrás, también un 60% de los que optaron por Mauricio Macri se manifiestan de esa forma, 20 puntos más que la cifra registrada para el mismo grupo en abril pasado.

`Buena parte del crecimiento de la disconformidad proviene de Cambiemos. Hoy la discusión con quienes no lo votaron gira en torno a tarifas y el FMI, aunque en otro momento pueden ser los despidos u otro tema… Haga lo que haga el Gobierno, la relación con la oposición no cambia. Sin embargo, hay deterioro de la relación con los votantes propios`, señala el consultor Eduardo D´Alessio quien, no obstante resalta que `no hay dirigentes que puedan capitalizar ese descontento y los votantes de Macri no piensan en saltar a otro lado`.

La tendencia negativa comenzó a escalar en octubre pasado y fue acompañada, en menor escala, por una mirada cada vez menos optimista sobre el futuro. Si bien en mayo esa medición no registró variables, aún un 52% de los entrevistados, el valor más elevado de la serie; supone que la situación económica del país estará peor dentro de un año, frente a un 43% que proyecta que será mejor.

Esta visión tiene su correlato en la calificación que se le otorga a la gestión de Gobierno, que de la misma manera exhibe un máximo de 56% en las notas malas, contra un mínimo de 40% en las buenas. Lejos de los valores del clima de victoria electoral de 2017, hoy uno de cada tres de los votantes oficialistas considera que la gestión es mala o muy mala. Más aún, un 62% de quienes eligieron a Macri piensa que es necesario que el jefe de Estado realice cambios en el Gabinete.

Al respecto, también un 62% de los encuestados consideró positiva la ampliación de la `mesa chica` de decisiones en la que el Presidente apoya su administración, con la inclsuión del ministro del Interior, Rogelio Frigerio; el titular de la Cámara Baja, Emilio Monzó, y el radical Ernesto Sanz. La principal razón del enojo se puede encontrar en la falta de una solución al principal temor que arrastra la sociedad, sea cual sea la preferencia política del consultado. Con una inflación que, según estiman las consultoras privadas, alcanzó al menos el 2,7% en mayo y acumula ya más de 12% en cinco meses, la suba de precios continúa al tope de los temas que más preocupan para nueve de cada diez encuestados, seguida por la inseguridad (72%), el aumento de las tarifas de luz y el gas (64%) y la presión impositiva (58%).

Pese a todo, un 71% de los votantes de Cambiemos (42% del FpV) cree que en el próximo año podrá concretar proyectos personales como comprar o reparar la vivienda, adquirir un vehículo, salir de vacaciones o saldar deudas, entre otros. Quizá porque, según el sondeo, solo 16% de los que pusieron la boleta de Macri en la urna lo hicieron `para estar mejor económicamente`, un 34% tomó esa decisión `para que no gane el kirchnerismo`, mientras que un 45% la eligió para `volver alas instituciones republicanas`. Es este último grupo el que mantiene la visión más positiva sobre el devenir económico del país y personal. Pero los que optaron por Macri para derrotar al kirchnerismo o estar mejor económicamente, esperan más de la actual gestión y remarcan la necesidad de cambios en el Gabinete.

Publicado en El Cronista el 04/06/2018

Rusia 2018: Messi es el héroe; Sampaoli, la duda, y Alemania, el rival

-Grandes expectativas para la Selección en el Mundial: 7 de cada 10 consultados cree que el equipo de Sampaoli llegará hasta las últimas instancias. Solo uno de cada cuatro se anima a predecir que seremos campeones.

-Los alemanes desplazaron a Brasil como el rival supremo a derrotar en la final soñada.

-Preferencias: Armani al arco y el “Kun” Agüero como 9. Se espera que este sea el momento de la revelación de Pavón. El gran faltante: Icardi.

-Sampaoli tiene que ganarse el amor de los simpatizantes: 6 de cada 10 creen que no está a la altura de las circunstancias.

-Messi es profeta en su tierra: se lo considera el mejor del mundo y se espera que pueda jugar también el próximo Mundial.

-El equipo campeón del ’86 es considerado el mejor de la historia argentina y Bilardo el mejor técnico.

-El Mundial cambia las rutinas diarias: 4 de cada 10 argentinos reacomodarán sus horarios.

-Si bien mayormente se considera que los resultados futbolísticos no impactarán en el clima social hacia el Gobierno, alrededor del 30% de los consultados creen que puede tener alguna influencia.

-La televisión es el formato por excelencia para ver los partidos. Se complementa con sitios online y redes sociales.

 

Informe completo:  7 de cada 10 argentinos confían en que la Selección llegará al menos a cuartos de final