La corrupción, otra vez como uno de los ejes de campaña de Cambiemos

El Decreto de Necesidad y Urgencia que habilita la extinción de dominio fue el puntapié inicial de la estrategia del oficialismo. Qué piensan los argentinos sobre el trabajo de Macri.

En diciembre de 2015, en su primer y breve discurso de apenas 29 minutos ante la Asamblea Legislativa, el flamante presidente Mauricio Macri prometió la unión de los argentinos, “sacar el enfrentamiento del centro de la escena” y uno de los tramos más aplaudidos fue cuando se refirió a la lucha contra la corrupción: “Voy a ser implacable con aquellos que, de cualquier partido, sean propios o ajenos, dejen de cumplir lo que señala la ley. No habrá tolerancia con esas prácticas abusivas, no hay principio ideológico que pueda justificarlas. Los bienes de la Argentina son para todos los argentinos y no para el uso incorrecto de los funcionarios”.

En enero de 2019, el gobierno de Cambiemos se encuentra en “modo electoral” y se pone nuevamente a la ofensiva en cuestiones vinculadas a la corrupción, reinstalando el tema en la agenda pública. En efecto, junto con el miedo al retorno de CFK y la lucha contra la inseguridad, la corrupción es el tercer issue o eje discursivo del oficialismo. Esto explica la polémica sanción del DNU sobre la extinción de dominio, pero más allá del debate acerca de la utilización correcta o incorrecta de los DNU, lo que se pone de manifiesto es la intención de que la campaña gire sobre temas no económicos, talón de Aquiles de la coalición gobernante.

 ¿Dónde se encuentra Argentina en el mapa de la corrupción mundial?

El Índice de Percepción de la Corrupción 2017 (IPC), de Transparency International, mide la percepción de la corrupción en el sector público, empleando una escala de cero a 100, en la cual cero equivale a muy corrupto y 100 a muy transparente. En un ránking de 180 países, este año los primeros puestos fueron para Nueva Zelanda (89 puntos) y Dinamarca (88). En los últimos puestos se ubicaron Siria, Sudán del Sur y Somalia con puntuaciones de 14, 12 y 9 respectivamente.

El IPC concluyó que más de dos tercios de los países obtienen una puntuación inferior a 50, y que la puntuación media es de 43. La región con mejor desempeño es Europa Occidental, con una puntuación media de 66; las regiones peor posicionadas son África Subsahariana (promedio de 32) y Europa del Este y Asia Central (promedio de 34). El promedio de América es de 44,19.

La Argentina, con 39 puntos, se ubica en el puesto 85 del mundo y en el puesto 16 entre los 31 países de América del Sur y del Caribe. Y si bien escaló 10 puestos respecto de la medición anterior, sigue estando en el grupo de los países corruptos a altamente corruptos y por debajo del promedio global y regional.

En realidad, todos los países que integran la región pertenecen a este grupo, se encuentran en rojo, a excepción de Uruguay, Chile y Costa Rica, que son percibidos como altamente transparentes. Uruguay se ubica primero en la región en términos de transparencia, en el puesto 23 del ranking global, con 70 puntos. En contraposición, Venezuela con apenas 18 puntos en la escala de transparencia, se ubica en el puesto 169 de 180.

En cuanto a la evolución del IPC para Argentina, se observa una mejora durante el gobierno de Cambiemos, puesto que en las mediciones entre 2012 y 2014 el país obtuvo alrededor de 35 puntos; en 2015 consiguió su peor puntaje, 32 y en cambio, en 2016 mejoró 4 puntos (36) y continúa haciéndolo en 2017, alcanzando los 39 puntos.

Pero, ¿cuál es la importancia que le otorgan los ciudadanos a la corrupción como principal problema del país? ¿La consideran una prioridad? A nivel nacional, según los datos del último Humor Social y Político que realizamos mensualmente junto con DAlessio-Irol, la corrupción preocupa a 4 de cada 10 argentinos. Se ubica, así, en el octavo puesto en el ránking de problemas a resolver prioritariamente.

Más precisamente, la corrupción alcanza al 38% y produce indignación en ambos lados de la grieta, diferenciándose al momento de especificar quiénes son los involucrados. En efecto, que queden sin castigar los actos de corrupción del gobierno anterior sigue siendo uno de los temas a resolver para el 65% de los partidarios de Macri en 2015, mientras que la mitad de los que votaron a Scioli pone la lupa en la posible corrupción del gobierno actual. (Datos correspondientes a la medición de diciembre realizada en forma online a 1.355 encuestados mayores de 18 años de todo el país.)

A nivel regional, según la última medición del Latinobarómetro, realizado entre el 15 de junio y el 2 de agosto de 2018, los encuestados de 18 países de América Latina mencionan a la corrupción, junto con la situación política, como el tercer principal problema a resolver en la región, con del 9% de las menciones; después de la economía, con el 35% y la delincuencia, con el 19%.

Al analizar el problema país por país, en los tres primeros puestos se encuentran: Colombia con 20%; Perú, 19%; y Brasil, 16%. Sin embargo, ni en Uruguay ni en Venezuela la corrupción representa un problema ya que sólo la mencionan el 1% de los consultados. Argentina aparece con el 3%, junto con El Salvador. “La Argentina es un país que ha tenido una larga historia de corrupción en sus instituciones públicas como ha quedado consignado en informes anteriores de Latinobarómetro. Sin embargo, en el año 2018, este problema país no aparece como relevante, ya que está opacado por la crisis económica actual”, se expresa en esta nueva edición.

Sin embargo, independientemente del lugar que ocupe la corrupción como principal problema a resolver, la percepción de su aumento persiste: mientras que en la medición anterior un 62% de los latinoamericanos decían que la corrupción había aumentado, en 2018 este porcentaje crece a 65%. Es más, en sólo en uno de los 18 países que participan de la medición, Honduras, el porcentaje está por debajo del 50%. En cuanto a Argentina, el 56% de los consultados considera que la corrupción aumentó respecto del año pasado.

Se preguntó por el grado de acuerdo/desacuerdo con la siguiente frase: “Se puede pagar el precio de cierto grado de corrupción, siempre que se solucionen los problemas del país” y como respuesta obtuvimos que 5 de cada 10 latinoamericanos estarían dispuestos a pagar ese precio. Entre los menos dispuestos, estarían Chile, Uruguay y Brasil, con 33,9%, 39,2% y 40,6%, respectivamente; y entre los más dispuestos, República Dominicana y Honduras, con 73,9% y 69,8%. En cuanto a la Argentina, la tolerancia a la corrupción fue creciendo: en 2012, sólo 2 de cada 10 argentinos estaba dispuesto a pagar este precio, pasando a 3 de cada 10 en 2016 y terminando en 5 de cada diez argentinos en esta última medición.

En cuanto al desempeño de los gobiernos latinoamericanos en la lucha contra la corrupción pública, el promedio regional demuestra la insatisfacción de la ciudadanía en la materia, ya que casi el 53% afirma que la actuación es mala (muy mala 18,45 y mala 34,2%), contra un tercio que opina lo contrario (muy buena 5,9% y buena 26,5). El 15,2 % restante no tiene la suficiente información como para opinar acerca de este tema. Entre gobiernos mejor evaluados se encuentran Ecuador, Nicaragua y Honduras, todos con balance positivo, 29,5%, 26,5% y 22,9% respectivamente. Entre los peores, aparece Brasil en primer lugar con balance negativo de casi 71%, seguido por Chile, con -47,8% y Venezuela, con -43,6%.

Respecto de la actuación del gobierno de Mauricio Macri en la lucha contra la corrupción pública, el 15,9% la evalúa como muy mala; el 29,3% mala; en tanto que para un 29% está actuando bien y, para un 8,3%, muy bien en la materia. Al igual que el promedio regional, también es alto el porcentaje de quienes no pueden calificar su desempeño por no contar con los datos suficientes: 17,5%.

Acerca de la percepción de quiénes son los actores políticos y sociales involucrados en actos de corrupción, para el 51% de los latinoamericanos “todos o casi todos” los parlamentarios están involucrados; el 50% cree que lo están los presidentes y el 47%, los concejales y el gobierno local. Entre los actores sociales considerados como no involucrados por la mayoría de los encuestados de la región se encuentran los líderes religiosos, con el 57%, los empresarios, con 53% y los empleados públicos, con 51%.

Haciendo foco en los presidentes y sus funcionarios, sólo en tres países su población cree que están minoritariamente involucrados en actos de corrupción: Uruguay (26%), Costa Rica (29%) y Chile (32%). En el resto de los países de la región la mitad o más de la mitad cree lo contrario y Argentina no escapa a esta percepción, con el 53%.

Para concluir, el tema de la corrupción no pasa desapercibido para los argentinos, según el Latinobarómetro, el 56% considera que ha aumentado, pero queda evidentemente relegado como problema prioritario a resolver en el país. Es preocupante la percepción que tiene el 53% de los ciudadanos acerca de que el presidente Macri y sus funcionarios estarían involucrados en actos de corrupción y que el 45% considere malo el desempeño del gobierno de Cambiemos en la lucha contra la corrupción pública.

¿Estará bien encaminada la estrategia electoral de Cambiemos al poner a este tema como eje de campaña? ¿Alcanzará, sumada al miedo al retorno populista y la inseguridad, para compensar las penurias económicas que experimentan la enorme mayoría de los argentinos, incluyendo a los que votaron por Cambiemos? Al menos reconocer su existencia y su importancia es sin duda el primer paso y la incorporación de propuestas anticorrupción en las plataformas electorales deberían tener como objetivo cambios estructurales, demostrando que existe un compromiso a largo plazo para combatirla.

Publicado por TN el 27/01/2019

La mayoría de los argentinos apoyaría una postura intervencionista en Venezuela

De 800 entrevistados, 65% cree que Macri debe tomar una postura más activa

Acorde con  un estudio realizado por una consultora privada, la mayoría de los argentinos encuestados piensan que el presidente, Mauricio Macri, debe tomar una posición activa ante la crisis política y humanitaria que atraviesa Venezuela, y casi la totalidad de los encuestados considera la democracia como la mejor forma de Gobierno.

Canciller venezolano acusa a Macri de ser influenciado por EE.UU.

Según información consignada por El Intransigente, los datos surgen de una encuesta elaborada por las consultoras D’Alessio IROL y Berensztein. De los 800 entrevistados, el 65% cree que Macri debe tomar una “postura activa” ante el Gobierno de Nicolás Maduro, mientras que el 93% opta “prefiere un Gobierno democrático”.

El estudio también realiza una desagregación partidaria y arroja que, dentro de los votantes de Cambiemos, un 71% sostiene que la posición de Macri debe ser “intervenir” en el conflicto, contra un 29% que se opone. Mientras que, entre los votantes del Frente para la Victoria (FPV), un 60% ve positiva una intervención del Gobierno nacional, contra un 40% que prefiere “no intervenir”.

Por su parte, se registró un mayor interés por resolver el conflicto apelando a las “vías diplomáticas” entre los votantes de Cambiemos (68%), mientras que entre el electorado del Frente para la Victoria, se prioriza la promoción del diálogo entre “Chavistas y la oposición”.

 Por último, ambos partidos destacan como el logro más importante de la democracia actual argentina, la “erradicación de los golpes militares” (Cambiemos 46%; FPV 61%), mientras que en segundo lugar ponderan la “libertad de expresión” (Cambiemos 35%; FPV 20%).

Ante la profundización de la crisis política en Venezuela, el Gobierno argentino salió a respaldar al titular de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, que se autoproclamó como “presidente interino” del país, en rechazo al Gobierno de Nicolás Maduro.

Publicado por El Instransigente el 26/01/2019

Qué pensamos los argentinos sobre la crisis en Venezuela y los valores democráticos

Un estudio en conjunto de las consultoras D’Alessio IROL y Berensztein reveló la opinión de los argentinos respecto a la grave crisis política y social que se sucede en Venezuela.

El Monitor de Humor Social y Político, que D’Alessio IROL efectúa junto a Berensztein, consultó los pareceres de los argentinos respecto a la crisis de Venezuela, sus posibles soluciones y también sobre su propia apreciación de los valores democráticos en una Argentina atravesada por la grieta.

 De esta forma, los encuestados expresaron su opinión sobre Venezuela y afirmaron su preferencia a tener un gobierno democrático, en lugar de un sistema que consideran contrapuesto y totalitario como los casos de Venezuela o Cuba.

 Una encuesta da ganador a Macri: “Mucha gente está insatisfecha pero seguirá votando al Gobierno contra Cristina”

La metodología para el revelamiento de datos fue mediante preguntas cerradas administradas de manera online. La muestra corresponde 800 personas de distintas partes de la República Argentina y que hayan cumplido más de 18 años.

 Una de las primeras consultas era sobre el sistema de gobierno preferido: el 93% de los encuestados eligió la democracia por sobre el 4% que optó por preferir un régimen totalitario.

 Dentro de ese minúsculo grupo que prefiere el autoritarismo, la encuesta demostró que aún entre quienes se identifican con el kirchnerismo  no elegirían como modelo a seguir a Cuba o Venezuela. De cada 10 votantes del Frente para la Victoria que prefieren el totalitarismo, sólo 2 elegirían como su modelo ideal los países caribeños.

 Más adelante, la encuesta pregunta sobre si la actitud del gobierno de Mauricio Macri debiera ser pasiva o intervenir activamente en el conflicto y de ambos lados de la grieta estuvieron de acuerdo en la necesidad de una interacción por parte de la Argentina. En total, 71% a favor los votantes de Cambiemos y 60% en la misma línea los del kirchnerismo.

Cuando se ahonda sobre las distintas variables de intervención, la grieta vuelve a estar marcada: los seguidores de Mauricio Macri quieren que por vías diplomáticas se reclame el respeto de los Derechos Humanos y la libertad de los presos políticos, mientras que los cristinistas desean darle más tiempo a Maduro promoviendo un diálogo entre el oficialismo y la oposición.

 Nuevamente ubicados sin distinción partidaria, los argentinos coincidieron mayoritariamente (90%) en que aún con sus falencias la democracia es el mejor sistema político que existe y que con el aprendizaje de las sociedades puede mejorar con el tiempo.

 A modo de cierre, tanto los votantes del kirchnerismo como los de Cambiemos coincidieron en que en estos treinta y seis años ininterrumpidos de democracia el mayor logro fue haber podido erradicar los golpes de estado.

Publicado por Radio Mitre el 26/01/2019

En Argentina, la mayoría cree que Macri debe intervenir en el conflicto en Venezuela

Según una encuesta de la consultora D´Alessio Irol Berensztein, el 93% de los consultados prefiere un gobierno democrático en el país latinoamericano

En días en donde el conflicto que está sucediendo en Venezuela es el centro de la atención, una consultora privada llevó adelante un sondeo para medir la opinión de los argentinos con respecto a la crisis política e institucional que se vive en el país latinoamericano.

Según la misma, el 65% de los encuestados considera que el Presidente Mauricio Macri debe tomar una posición activa e intervenir de alguna manera ante el Gobierno de Nicolás Maduro y el 93% “prefiere un Gobierno democrático” en Venezuela.

 Los datos fueron brindados por la consultora D´Alessio Irol Berensztein que entrevistó a 800 personas para esto.

 Si se tiene en cuenta el partido político, entre los votantes de Cambiemos un 71% sostiene que la posición de Macri debe ser “intervenir” en el conflicto, contra un 29% que se opone.

 Entre los votantes del Frente para la Victoria (FPV), un 60% ve positiva una intervención del Gobierno nacional, contra un 40% que prefiere “no intervenir”.

 La modalidad de intervención más apoyada es “reclamar por vías diplomáticas el respeto por los derechos humanos” (44%); seguida por “promover un efectivo diálogo políticoentre chavistas y la oposición” (41%) y “requerir de forma activa que Maduro libere a los presos políticos” (33%). La opción menos avalada por los encuestados (23%) fue “activar las acciones de la OEA que finalmente separen a Venezuela de esta organización”.

Publicado por iProfesional el 26/01/2019

El 65% cree que Macri debe intervenir frente a la crisis en Venezuela

Una encuesta reveló además que el 93% de los encuestados creen que la democracia es mejor que autoritarismo.

Frente a la crítica situación política y social que está atravesando Venezuela, el 65% de las personas encuestadas por la consultora D´Alessio Irol Berensztein considera que el presidente Mauricio Macri debe intervenir de alguna manera.

La modalidad de intervención más apoyada es “reclamar por vías diplomáticas el respeto por los derechos humanos” (44%); seguida por “promover un efectivo diálogo político entre chavistas y la oposición” (41%) y “requerir de forma activa que Maduro libere a los presos políticos” (33%). La opción menos avalada por los encuestados (23%) fue “activar las acciones de la OEA que finalmente separen a Venezuela de esta organización”.

Las opiones mayoritarias de los encuestados argentinos valoran especialmente la democracia como forma de organización política. Un 92% considera que “puede mejorar con el tiempo gracias al aprendizaje de las sociedades”, mientras que el 89% está de acuerdo con que “tiene errores básicamente económicos pero es el mejor sistema de Gobierno que existe”.

El logro “más importante” de la democracia en la Argentina es la “erradicación de los golpes militares” (54%), seguida por la libertad de expresión (28%).

Publicado por El Cronista el 25/01/2019

With Argentina in Recession, Macri Shifts Focus to Law and Order

As Argentina’s President Mauricio Macri tries to steer the national conversation away from economic gloom ahead of the October elections, one cabinet member is constantly by his side.

 Security Minister Patricia Bullrich stood prominently next to Macri at the presidential palace on Monday as he announced a decree strengthening the government’s powers to recoup goods obtained via bribery, drug-trafficking or other criminal activities. It was her second appearance alongside Macri in little over a week, prompting rumors in the local press about a possible vice-presidential candidacy.

 With Argentina in recession and nowhere near the rosy economic scenario once promised by Macri, the government is eager to shift public attention toward the issue of security. Recent polls show that, while Argentines believe Macri’s government has performed woefully on the economy, it has surpassed expectations on law and order. Bullrich, who is considered one of his most popular ministers, is helping him to pivot the conversation.

 “The government is in a battle to win back the middle class, and Macri can’t talk about the economy after the 2018 crisis,” said Lucas Romero, director of consulting firm Synopsis. “So he talks about an issue which the middle class is going to identify with: security.”

 To read more: Macri Re-Election Chances Hinge on Economic Recovery, Poll Shows

 Nine out of ten Argentines say inflation is the biggest worry, followed by economic uncertainty and utility price hikes. Six out of ten think insecurity is a big issue, according to a multiple-choice poll by D’Alessio IROL-Berensztein, which interviewed 1,355 people in December.

 Bullrich has cultivated a reputation as a stalwart minister in the fight against corruption and the government has confiscated a record amount of drugs under her watch. She also led the security organization for the summit of leaders of G-20 countries late last year, which went smoothly.

 Let’s Talk About Crime

Government Approval on Each Issue (%)

 The Opposition

Crime and corruption are also two weak spots for Macri’s likely opponent in the election, former President Cristina Fernandez de Kirchner. A couple of her former senior ranking officials are in jail following their conviction on bribery and corruption charges. Kirchner has been charged in multiple graft cases too, but currently enjoys legal immunity as a senator.

 Macri, a pro-business president who took office pledging to reduce poverty and inflation, saw his poll numbers fall in 2018 as Argentina plunged into a currency crisis. The peso weakened 50 percent last year, consumer prices rose by almost the same amount and the economy likely contracted about 2.5 percent. Poverty also ticked up after declining for two years. As the recession drags on, Macri wants to turn voters’ attention elsewhere.

The focus on crime “is a way of keeping corruption at the forefront of people’s minds where his opponent has a huge weakness,” Shannon O’Neil, senior fellow at the Council on Foreign Relations, said in Buenos Aires. For Macri, “if he’s lucky, the economy will have recovered by election time. But you have to run on something, and one of the things you see in the polls is that Argentines care about security.”

Publicado por Bloomberg el 22/01/2019

Cambiemos mostró su carta de campaña: la seguridad

Cambiemos dio el primer golpe de campaña. En las primeras semanas de 2019, el Gobierno propuso la creación de un ejército de reservistas civiles, reincorporó a once policías exonerados, confirmó la compra de pistolas Taser para las fuerzas de seguridad, dispuso la deportación de mil extranjeros, acordó la extradición con Brasil y retomó el debate en torno a la ley de control de barrabravas y la baja de la edad de imputabilidad, para lo cual anticipó que recurrirá a la convocatoria a sesiones extraordinarias. Mientras la oposición insiste en priorizar la danza de candidaturas, el Gobierno no perdió tiempo: en apenas siete días, hizo sus primeros movimientos para instalar a la seguridad como principal tema de campaña.

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, protagonizó todas las iniciativas, con excepción del proyecto de reservistas. No es casualidad que al mismo tiempo se analice como posible compañera de fórmula de Mauricio Macri.

La intención tiene lógica: la seguridad es, junto a la economía, una de las principales preocupaciones de la población. Una encuesta reciente deD’Alessio IROL –Berensztein muestra que 95% de los argentinos considera uno de los dos temas como la prioridad a resolver por el Gobierno Nacional que se desprenda de las próximas elecciones.

Pero a diferencia de la cuestión económica, en la cual el Gobierno tiene más errores que aciertos para mostrar, la seguridad es una temática que lo beneficia. En la misma encuesta de D’Alessio IROL – Berensztein, Cambiemos aparece ante los votantes como la fuerza que puede garantizar una mejora en la seguridad, aunque es superado por el kirchnerismo como opción para mejorar la coyuntura económica. La gestión del Gobierno en seguridad es mejor valorada que en economía y su imagen crece entre los y las votantes más preocupados por la inseguridad, según estudios de Synopsis y la Universidad de San Andrés. Iniciativas recientes del oficialismo como el nuevo protocolo para el uso de armas de fuego por parte de las fuerzas de seguridad recibieron un apoyo ampliamente mayoritario de seis de cada diez votantes, según sondeos de Poliarquía, Management & Fit y D’Alessio IROL Berensztein. Hablar de seguridad es moverse en el terreno donde Cambiemos tiene más para ganar.

La estrategia se destaca por su efectividad, no por su originalidad; es la base de cualquier campaña profesional. Lo explicaba en 1999 el consultor político norteamericano Dick Morris, en su libro “El Nuevo Príncipe”: “Manejar el diálogo de una campaña política es la tarea más importante que se plantea (…). La batalla para controlar una elección es una batalla entre los temas entre sí a fin de destacarse”. No se trata de decirle al electorado qué votar –cosa que intentarán todos los partidos– si no en base a qué deben decidir su voto.

“Cada lado tiene temas que le importan al público en los cuales probablemente haría el mejor trabajo. La clave es hacer que sus puntos fuertes sean más relevantes para los votantes que los de su oponente”, escribe Morris. En palabras del sociólogo argentino Manuel Mora y Araujo, la clave está en manejar “el poder de la conversación” sabiendo que al lograr esto, la balanza se inclinará a en favor propio.

Jaime Durán Barba también lo cree así. El consultor de Mauricio Macri conoció a los dos autores: fue alumno, discípulo y admirador de Manolo durante más de cuatro décadas, y colega, seguidor de la misma corriente profesional y competidor de Morris durante las últimas dos. “Es la estrategia, no la táctica, lo que gana elecciones.

La estrategia debe implicar un enfoque y un tema básico, que tomen en cuenta el estado de ánimo público, la debilidad del oponente y las propias fuerzas”, advierte Morris. “Una vez que se ha elegido el tema sobre el cual basará su campaña, nunca lo pierda de vista (…). La clave es machacar con el mensaje y el tema de la campaña y usar todo tema, acontecimiento, ataque y repudio para repetir la postura básica una y otra vez y no dejar que la táctica o los blancos de la oportunidad lo aparten de su mensaje”, recomienda.

Lo mejor que puede pasarle a Cambiemos en este escenario es que la oposición acepte estas reglas de juego e intente debatir el debate en torno a la seguridad para ganarle en ese terreno. Lo mejor que puede hacer la oposición es intentar la estrategia inversa a Cambiemos: correr de la agenda de campaña a la seguridad y desviar la atención hacia otro tema menos favorable al oficialismo, como la cuestión económica o la agenda del feminismo. De lo contrario, corre el riesgo de perder control de las elecciones mucho antes de la campaña oficial.

Publicado por El Economista el 18/01/2019

Lavagna recibió a Pichetto y, en silencio, continúa alimentando expectativas de una candidatura

Roberto Lavagna ya no solo le abre la puerta a los dirigentes de la oposición que se acercan a consultarlo por los avatares de la economía presente y futuros El exministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner se permite hablar con ellos de encuestas, construcciones políticas y candidaturas, al menos las ajenas. Y posa para las fotos con sus visitantes. El motor inmóvil de la oposición sigue dejando que otros hablen por él y se sirve de sus ecos. Pero ahora también se mueve y se muestra, en sandalias y con medias.

Esa fue la postal que dejó la visita que esta mañana hizo el senador nacional del PJ Miguel Ángel Pichetto, precandidato presidencial de Alternativa Federal, a la casa que Lavagna tiene en Cariló. La segunda en cuatro días, si se cuentan las imágenes que el economista compartió en el mismo lugar con el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz.

“Roberto es una figura presidencial, pero también es muy prudente y, eventualmente, él decidirá que camino seguir”, le dijo Pichetto a LA NACION, para destacar una coincidencia del café compartido con Lavagna: “Es fundamental que a partir de diciembre la Argentina tenga un gobierno de unidad nacional que reúna el aporte de todas las fuerzas democráticas. Quedó claro que las visiones sectarias le han hecho mucho daño al país”.

El viernes, Lifschitz había roto la inercia discursiva que siguió a los encuentros que Lavagna comparte desde hace años con gobernadores, sindicalistas, referentes opositores y empresarios. “Roberto estaría dispuesto a encarar un proyecto presidencial”, dijo el santafesino sin mayores tapujos.

Hasta ese entonces, y si se deja de lado el impulso que Duhalde viene dando a la postulación de Lavagna, la frase más arrojada había llegado de boca del gobernador sanjuanino, Sergio Uñac, que visitó al economista en diciembre. “Creo que si varios como yo nos juntamos y se lo proponemos, él podrá analizar ser candidato”, señaló.

¿Qué opinó en público Lavagna? Nada. Lo mismo que ayer, tras reunirse con Pichetto, y el viernes, tras conversar con Lifschitz. Igual que cuando semanas atrás recibió a referentes de la CGT, al gobernador salteño Juan Manuel Urtubey o al otro precandidato presidencial de Alternativa Federal, Sergio Massa, con quien habla seguido.

Para no censurar las expresiones públicas de sus invitados, o porque prefiere mantener viva la llama, el economista comenta entre los suyos que dichos como los de Lifschitz son “interpretaciones respetables” y que las peregrinaciones hacia su puerta, como otros movimientos en la oposición, responden a la idea de que un gobierno “de unión nacional” es “una necesidad a gritos después de ocho años de retroceso económico y social”, como define al último mandato de Cristina Kirchner y el de Mauricio Macri.

En su entorno más cercano son más tajantes. “Roberto no piensa ser candidato. Sigue sosteniendo, como hace tres años, que es tiempo de los jóvenes, que él está para ayudar. Escucha a todos los que lo visitan y les da consejos, pero a nadie le dice que va postularse o quiera hacerlo: eso sí, a todos les repite que hay que lograr la unidad”, enfatizan.

La visita de Pichetto a Lavagna no fue el primer encuentro entre ambos. De hecho, compartieron varios el año pasado. La diferencia es que ayer el rionegrino desembarcó con su equipo de comunicación y el bonaerense no tuvo reparos en posar para las cámaras. “Así como estaba”, bromeaban cerca del economista, a sabiendas que Lavagna presta poca atención a esos detalles.

El fenómeno del Lavagna como foco de atención opositor puede ser adjudicado tanto a la crisis económica que desde abril del año pasado le estalló al Gobierno como a la encuestadora D’Alessio IROL/Berenztein, que a mediados de 2018 reveló que el exministro aparecía como el dirigente -no en funciones- que mejor medía en el país. Al compás de los vaivenes financieros, Lavagna pasó de medir 47 puntos de imagen positiva en febrero a 55, en junio.

Cuando se dio a conocer esa encuesta se produjo el segundo fenómeno: inmediatamente después de que Lavagna se convirtió en un candidato posible para los encuestados, sus números dejaron de crecer y cayeron: en julio su imagen positiva bajó a 51 puntos.

“No hay que confundir imagen con intención de voto. Cuando uno se convierte en candidato debe empezar a dar respuestas, fijar posiciones”, resume Eduardo D’Alessio, presidente de la consultora. Le sucede cada año a las figuras con renombre fuera de la política que deciden postularse a un cargo.

Lavagna se maneja fuera de los márgenes de esas alquimias. “No le interesan, él sigue escuchando y dando consejos”, repiten a su lado. Pero ahora, también, se mueve.

Publicado por La Nación el 16/01/2019

¿Será Lavagna el candidato “tapado”?

Nadie puede asegurar hoy si el exministro de Economía Roberto Lavagna estará o no dispuesto a competir en el proceso rumbo a las elecciones presidenciales y convertirse en un “tapado”. Pero el simple hecho de que se lo mencione con tanta insistencia en las últimas horas y de que no pocos representantes del empresariado vean con buenos ojos su posible participación electoral da cuenta de una realidad: que hay una vasta porción de la ciudadanía que no se siente representada por Mauricio Macri , ni por Cristina Kirchner , ni por ninguno de los principales precandidatos del peronismo no kirchnerista.

La supuesta polarización del electorado entre Macri y Cristina Kirchner es por ahora una hipótesis de trabajo, que alientan tanto la Casa Rosada como los principales adláteres de la expresidenta de la Nación. La suma de la intención de voto entre ambas figuras solo arrastra por el momento al 60% del electorado o poco más. Quiere esto decir que alrededor del 40% de la ciudadanía no se ha subido a la teoría de que la única opción electoral está planteada entre el primer mandatario y su antecesora inmediata.

Este dato también da cuenta de la existencia de espacio para terceras alternativas. Por una cuestión de peso y de estructura territorial, sería la llamada Alternativa Federal, que reúne al peronismo no alineado detrás de Cristina Kirchner, el sector político llamado a ocupar ese lugar de tercera fuerza capaz de competir por un lugar en una hipotética segunda vuelta electoral.

La Alternativa Federal tiene a su favor el apoyo de referentes de 11 provincias, incluidos nueve gobernadores peronistas y los dirigentes Sergio Massa , de Buenos Aires, y Miguel Pichetto , de Río Negro.

Pero el grupo tiene dos cosas en contra: la primera es que la posibilidad de concurrir juntos o separados de Cristina Kirchner divide las opiniones entre sus dirigentes. La segunda es que ninguno de sus precandidatos presidenciales (Massa, Pichetto y Juan Manuel Urtubey ) ostenta una imagen positiva mayor que su imagen negativa, al tiempo que su intención de voto se ubica lejos de la que se les asigna a Macri y a la líder del kirchnerismo.

Es en este particular contexto que cobra importancia lo que pueda hacer Lavagna, una figura moderada con atributos personales que parecen otorgarle cierta competitividad electoral y que resulta atractiva tanto para hombres del peronismo como del radicalismo, al tiempo que, recientemente, recibió el apoyo explícito del gobernador de Santa Fe, el socialista Miguel Lifschitz . Este aseguró que Lavagna podría ser candidato si hay apoyo suficiente.

Una reciente encuesta de D’Alessio IROL y Berensztein ubicó a Lavagna como la figura política con mayor imagen positiva (52%), por encima de la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal , que lo sigue con el 48%. Ese mismo relevamiento, efectuado en diciembre entre 1355 encuestados que forman parte de un panel online, situó al exministro de Economía con el mejor diferencial entre imagen positiva y negativa. Su balance es de 20 puntos, que resulta de la resta entre el 52% de imagen favorable y el 32% de percepción desfavorable.

Algo interesante de Lavagna, según el mismo sondeo, es que tiene imagen positiva entre el 48% de los votantes de Cambiemos y entre el 58% de los votantes del kirchnerista Frente para la Victoria en el último ballottage presidencial de 2015.

Otra encuesta, de la consultora Opinaia, también lo ubica como el dirigente con mayor imagen positiva (52%), aunque eleva su imagen negativa al 48%.

Las probabilidades de que Lavagna pueda ser candidato de la Alternativa Federal habrían aumentado en los últimos días. Anoche, en el programa Terapia de Noticias, el senador Pichetto lo calificó como “un gran candidato”.

Quienes lo conocen, sin embargo, señalan que difícilmente Lavagna acepte ser de la partida “si no le ponen la mesa servida”. Esto es, si no hay un amplio consenso en torno de su postulación que le evite tomar parte en una primaria abierta para definir la candidatura presidencial definitiva. Hay quienes piensan que su edad (el 24 de marzo cumplirá 77 años) podría ser un limitante para una eventual postulación y están quienes descreen que su buena imagen en la opinión pública se traduzca fácilmente en los votos necesarios para superar a Macri o a Cristina Kirchner.

En las elecciones presidenciales de 2007, que ganó Cristina Kirchner con algo más del 45% de los votos, Lavagna compitió con una alianza encabezada por la Unión Cívica Radical y terminó tercero, con el 16,9% de los sufragios, detrás de Elisa Carrió , que cosechó el 23%.

Independientemente de las chances reales de que Lavagna compita o no, el dato llamativo es que el redescubrimiento de este veterano dirigente que fue ministro de Eduardo Duhalde y de Néstor Kirchner es un síntoma más de la debilidad que exhiben los principales postulantes presidenciales en vísperas de los comicios de octubre.

Publicado por La Nación el 15/01/2019

Corrupción y ficha limpia

Es necesario contar con instrumentos legales que impidan a un condenado en dos instancias judiciales ser candidato a un cargo público electivo.

n la ley de ficha limpia, “los corruptos van a ir a la cárcel en lugar de ir al Congreso”. La frase, contundente, fue lanzada durante la reciente Jornada de Derecho Electoral y Ética Pública, realizada en la Facultad de Derecho de la UBA, durante la que se debatió sobre la posibilidad de instaurar en nuestro país la norma que, en Brasil, impidió a Lula da Silva presentarse nuevamente como candidato presidencial.

La ley brasileña, que curiosamente fue sancionada en 2010 con el apoyo del propio Lula, impide que una persona que ha sido condenada en dos instancias judiciales se presente como candidata. También prohíbe que puedan competir por cargos públicos quienes atraviesan un proceso de impeachment o hayan renunciado a un cargo para evitar un juicio político.

En el caso de Lula, la Justicia brasileña lo condenó, en primera instancia, a nueve años y medio de prisión por haber aceptado sobornos en el escándalo de corrupción política conocido como Lava Jato. En segunda instancia, un tribunal de apelaciones de Porto Alegre confirmó los cargos en su contra y elevó la pena de cárcel a 12 años y un mes. Y, luego, el Tribunal Superior Electoral de Brasil, por seis votos contra uno, falló en contra de la intención de Lula de volver a ser candidato.

No fue un camino fácil en el vecino país llegar a esa norma en defensa de la transparencia y el combate de la corrupción. Como en nuestro medio, muchos dirigentes políticos que preveían que podían quedar eliminados de futuras contiendas electorales intentaron hacer caer la ley tildándola de inconstitucionial, pero fue el respaldo de gran parte de la sociedad lo que hizo posible su aplicación. Más de 1,3 millones de brasileños firmaron un petitorio en ese sentido.

La primera pregunta es si esa norma puede llegar a aplicarse en nuestro país.

Hace ya un tiempo, una diputada nacional por la Coalición Cívica, Marcela Campagnoli, acompañada por otros legisladores del oficialismo, presentó un proyecto de ley para limitar que puedan presentarse como candidatos quienes tengan una condena penal en segunda instancia.

Mediante ese proyecto se reforma la carta orgánica de los partidos políticos con el objetivo de que quienes pretendan acceder a un cargo público mediante elecciones presenten una declaración jurada en la que expresen que no cuentan con una sentencia penal condenatoria en segunda instancia respecto de todos los delitos dolosos. No solo los referidos a corrupción estatal. En la actualidad, la diputada Campagnoli, junto con sus pares de bancada Graciela Ocaña, Silvia Lospennato y Paula Oliveto, impulsa el ingreso al Congreso de un nuevo proyecto en la materia.

Cabe recordar en este punto lo que viene ocurriendo de manera escandalosa con el senador Carlos Menem. Hace dos años, la Cámara Nacional Electoral lo inhabilitó para competir por una banca por La Rioja, pero la Corte Suprema de Justicia terminó facultándolo. Para entonces, la Cámara Federal de Casación ya había confirmado la pena de siete años de prisión y 14 para ejercer cargos públicos para el expresidente por el tráfico de armas a Croacia y Ecuador durante la década del 90. Es decir, ya había una condena de segunda instancia. Finalmente, Menem fue absuelto por prescripción de la causa y no por supuesta inocencia, ya que habían pasado 23 años. O sea que la Justicia, invocando su propia torpeza (el excesivo paso del tiempo), avaló la impunidad.

En otra causa, en octubre pasado, Casación ratificó la pena de cuatro años de prisión contra el expresidente por el pago de sobresueldos a funcionarios de su gobierno. Menem y, ahora, Cristina Kirchner se amparan en un uso tan espurio como indebido de sus fueros parlamentarios para evitar ser encarcelados. Lo mismo intentó hacer Julio De Vido, pero la Cámara baja -no sin resistencias- le quitó los fueros, por lo que hoy se encuentra preso.

La senadora Kirchner no ha sido tratada con la misma vara como consecuencia de la oposición de la mayoría de senadores peronistas a desaforarla. Especulan, además, con la posibilidad de que la expresidenta vuelva a competir electoralmente por un nuevo mandato presidencial en los comicios por realizarse este año. Difícilmente los próximos meses la encuentren con una doble condena judicial confirmada, dada la lentitud con la que se mueve la Justicia, pero una ley de ficha limpia le impediría que volver a presentarse en elecciones siguientes. No solo a ella, sino a cualquier candidato en su situación.

El caso de Cristina Kirchner es, además, descabellado desde su propio punto de vista, cuando en 1996, siendo legisladora, pidió la renuncia del entonces ministro de Defensa, Oscar Camilión, en la propia cara del funcionario, acusado junto con Menem por la venta ilegal de armas. ¿Qué dijo entonces Cristina Kirchner?: “Es recurrente la afirmación del ministro Camilión en el sentido de que hasta tanto no tenga fin la investigación, parece que no pudieran determinarse responsables, con lo cual esto conduciría a la curiosa lógica de que los ministros en este país o se van presos o no se van de ninguna manera, porque entonces se puede ir preso únicamente cuando a uno lo condenan penalmente”.

El interrogante ahora es: ¿va la ley de ficha limpia contra la presunción de inocencia, como falazmente quieren hacer aparecer sus detractores? Quienes la impulsan en nuestro país sostienen que no, ya que no se trata de castigar un crimen -eso rige en sede penal-, sino que lo que se está protegiendo es el derecho de la ciudadanía a reglamentar las condiciones para ser candidato y evitar que nadie más pueda refugiarse en sus fueros parlamentarios como estrategia para escapar de la Justicia.

La tercera pregunta es si en nuestro país se puede iniciar este proceso mediante una iniciativa popular. La respuesta es sí. La reforma constitucional de 1994 incorporó ese mecanismo de democracia semidirecta. La ley que lo reglamentó dispone que los ciudadanos pueden ejercer el derecho de iniciativa popular para presentar proyectos ante la Cámara de Diputados de la Nación siempre que se logre la firma de un número de personas no inferior al 1,5% del padrón electoral, que represente a por lo menos seis distritos electorales y que no verse sobre reforma constitucional, tratados internacionales, tributos, presupuesto ni materia penal. La norma establece plazos de presentación para la obligatoriedad de su tratamiento por parte de los legisladores.

Vale hacer notar que ese impulso ciudadano comenzó a tomar forma en la plataforma change.org/fichalimpia, donde fue lanzada una petición a Diputados para solicitar la aprobación de esa ley.

Como otra muestra del interés ciudadano por poner freno a la corrupción en nuestro país, una reciente encuesta de la consultora D’ Alessio/Irol arrojó como resultado que esa norma cuenta con el apoyo de más del 60% de los encuestados.

Entre quienes escasea el interés es entre nuestros legisladores, que han dejado caer proyectos tendientes a transparentar la política y castigar a los corruptos.

Es de esperar que todos, como ciudadanos, nos comprometamos a hacer notar a nuestra dirigencia política que, como muchas veces se ha dicho, sin ética no hay democracia

Publicado por La Nación el 14/01/2019