¿Por qué el resultado de Córdoba será clave en la elección del domingo?

Fernández busca sumar 1,5% al resultado de Scioli en el balotaje y llegar a 610 mil votos. Macri espera repetir la cosecha de octubre de 2017 y alcanzar el millón de sufragios.

A diferencia de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (Paso) de agosto de 2015, se espera un escenario de alta polarización en los comicios del próximo domingo. Es una atmósfera de balotaje la que instalaron las dos fuerzas mayoritarias, el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, para condensar la intención de voto y alcanzar el mayor porcentaje posible.

Con el peronismo cordobés con `boleta corta` (sin candidato a presidente), todo indica que el grueso de los votos, como en la mayor parte del país, se dividirá entre Mauricio Macri y Cristina Fernández. La candidatura oficial, oxigenada con la presencia de Miguel Ángel Pichetto como vice, y la principal fórmula opositora, con la estratégica luición del exjefe de Gabinete Alberto Fernández.

Pocos lo recuerdan, pero en aquellas Paso de 2015 el triunfo en Córdoba se lo llevó la alianza que encabezaban Sergio Massa (hoy en el Frente de Todos) y el extinto exgobernador José Manuel de la Sota.

Compitiendo en la interna de Unidos por una Nueva Argentina (UNA) sumaron 744 mil votos, 65 mil más que todos los tres precandidatos de Cambiemos juntos (Macri, Ernesto Sanz y Elisa Carrió) y 463 mil más que el kirchnerismo.

Pero, ante este nuevo escenario polarizado, habría que tomar como referencia el resultado en Córdoba del balotaje de 2015. Por eso las expectativas de Juntos por el Cambio son altas.

Es obvio que ni propios ni rivales creen que Macri pueda reeditar la elección del 22 de noviembre de 2015, cuando aplastó a Scioli con el 71,5 por ciento. Sin embargo, todo indica que tiene chances de conseguir una ventaja que lo ayude a compensar el déficit que, dicen las encuestas, tiene en otros distritos.

En concreto, en aquel balotaje, la fórmula Macri-Michetti consiguió en Córdoba 1.545.217 votos, un volumen comparable con el de otras 11 provincias argentinas sumadas. Fue el distrito electoral en el que el voto a Cambiemos más creció entre las Paso y las generales (70%) y en el que consiguió la mayor ventaja: 43 puntos.

En aquellos comicios definitivos, Macri aventajó a la fórmula del Frente para la Victoria por más de 930 mil votos. La diferencia lograda era equiparable, por ejemplo, a la suma de las adhesiones que obtuvo Macri en otras dos provincias en las que también hizo grandes elecciones, como Mendoza (625 mil) y Entre Ríos (453 mil).

A tal punto es importante Córdoba para Macri que aquí obtuvo en 2015 incluso más votos que los que logró en la ciudad de Buenos Aires, distrito que gobernó durante ocho años y del que se fue con una altísima imagen positiva: el exjefe de Gobierno porteño contabilizó allí 1.258.151 votos (64,8%), 287 mil menos que en Córdoba.

Analizando en perspectiva aquellos números en Córdoba desde la visión del kirchnerismo, el balotaje fue una tragedia: Scioli obtuvo 616 mil votos, sólo el 28,4 por ciento. Comparando desempeños, en Córdoba sumó apenas un puñado más de votos que en Chaco (403 mil) o en Salta (400 mil), provincias con padrones con un tercio de electores que en esta provincia.

`Nuestro mejor escenario sería conseguir 30 o 32 puntos y que Macri no logre mucho más que 40 o 42. Creemos que eso es posible`, confió uno de los referentes locales del Psol, el partido del que proviene Eduardo Fernández, primer candidato a diputado por el frente opositor.

Para lograr el objetivo, con el actual padrón, Alberto Fernández debería sumar 611 mil votos en Córdoba, si la participación es baja (alrededor del 70%), y 699 mil, si la participación es alta (más cerca del 80%).

La última prueba en las urnas locales para el kirchnerismo fue en las legislativas de 2017, cuando Córdoba Ciudadana (el frente que apoyó Cristina) apenas logró 199 mil votos en el tramo para diputados. Cambiemos acarició el millón de sufragios (996 mil) y Unión por Córdoba, 626 mil. Imagen

La imagen de los candidatos también está en una grieta. Aunque en el Gran Córdoba la pobreza se elevó hasta el 36,5% y el desempleo, al 11,3%, la imagen positiva de Macri en los últimos dos años no bajó nunca del 41 por ciento.

Según datos del Monitor Social y Político que mensualmente Berensztein y D Alessio Irol elaboran para La Voz, la valoración positiva del Presidente entre los cordobeses creció 13 puntos en el bimestre pasado, de la mano de la estabilidad del tipo de cambio y de la moderación de la inflación. La imagen positiva se ubica ahora en el 54 por ciento.

En contraposición, la medición sitúa a Fernández con una valoración positiva del 26 por ciento (a julio) y una negativa del 69. Cristina mide peor: 19 por ciento de imagen positiva y 77 de negativa.

Publicado por La Voz el 05/08/19.

Elecciones 2019 | La valoración de los políticos en Córdoba y en Buenos Aires

El Gobierno sigue convenciendo a 6 de cada 10 votantes de Macri en el balotaje de 2015, pero no logra romper las barreras del segmento opositor, donde casi la totalidad (94%) desaprueba lo realizado hasta el momento. En la columna anterior, analizamos los matices que existen dentro de la opinión pública acerca de la visión de la situación económica del país, concentrándonos en las provincias de Buenos Aires y Córdoba, que en conjunto representan casi el 46% del electorado nacional. Allí se destacaban el optimismo de los cordobeses en contraposición con la mirada más pesimista de los encuestados que residían en la provincia de Buenos Aires. Pero estas miradas contrapuestas también están presentes en otros indicadores, por ejemplo, en la valoración de la imagen del gobierno nacional y en la de los principales candidatos que se medirán en las PASO en apenas tres semanas.

Según los datos del último Monitor de humor social y político que realizamos mensualmente junto a D´Alessio- Irol, la gestión del gobierno del presidente Macri, luego de haber alcanzado su valoración más baja en el mes de abril, mantiene los valores de mayo: el 32% apoya la gestión de Cambiemos, en tanto que el 66% la desaprueba. El gobierno sigue convenciendo a 6 de cada 10 votantes de Macri en el balotaje de 2015, pero no logra romper las barreras del segmento opositor, donde casi la totalidad (94%) desaprueba lo realizado hasta el momento. (Datos correspondientes a la medición realizada en forma online durante junio de 2019 a 1038 encuestados, mayores de 18 años, de todo el país).

Los valores son levemente más críticos si analizamos las respuestas de los consultados residentes en la provincia de Buenos Aires: 29% opina que la gestión del gobierno nacional es buena, contra el 68% que la evalúa negativamente. Y al igual que los valores obtenidos para el total nacional, el balance de gestión siempre fue negativo, es decir que el porcentaje de los que la consideraban mala era superior a los que la consideraban buena. (Datos pertenecientes a la medición de junio realizada en forma online a 361 encuestados, mayores de 18 años, con residencia en la provincia de Buenos Aires). Sin embargo, la brecha entre la valoración positiva y la negativa se acerca si los encuestados son cordobeses : el 44% aprueba la gestión nacional contra el 54% que la desaprueba. Estos valores siguen estando lejos de aquellos correspondientes a marzo de 2018, cuando eran más los cordobeses que apoyaban la gestión de Macri, 58%, que los que la cuestionaban, 40%. (Datos perteneciente a la medición de junio realizada en forma online a 325 encuestados, mayores de 18 años, con residencia en la provincia de Córdoba).

Al analizar la imagen del presidente Mauricio Macri, algo similar ocurre según lugar de residencia de los encuestados: la mirada es más positiva si viven en la provincia de Córdoba en tanto que se negativiza en el resto de las demás provincias relevadas. Así, para un mayoritario 56% a nivel nacional, la imagen de Macri es mala, contra un 39% que lo valora positivamente. Estos valores se acentúan en la provincia de Buenos Aires, donde la imagen negativa del presidente es del 59% y la positiva, del 37%, manteniendo el balance negativo de imagen desde marzo de 2018. En cambio, la valoración positiva de los cordobeses hacia el presidente siempre fue mayoritaria, a excepción del mes de abril pasado cuando registró su valor más bajo desde marzo de 2018: 41%. Desde este pico más bajo, la imagen del presidente, al igual que la valoración de su gestión, está en alza ya que creció 13 puntos porcentuales, alcanzando en esta medición una imagen positiva del 54% (el mejor registro desde hace un año) y una negativa de 40% (descendiendo 12 puntos desde abril).

En columnas anteriores, analizamos el ranking de imagen positiva a nivel nacional, donde la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, mantiene su liderazgo con el 48%, y sigue siendo la única figura con balance positivo de imagen, es decir cuya imagen positiva es mayor a la negativa. Es seguida por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich y el actual jefe de gobierno de la CABA, Horacio Rodríguez Larreta, ambos con 42% y ascendiendo dos puntos porcentuales respecto de la última medición. A sólo un punto aparecen los candidatos a gobernador por la provincia de Buenos Aires y a presidente por el Frente de Todos, Axel Kicillof y Alberto Fernández, los más valorados del arco opositor. Sigue con 39% el presidente Macri y a un punto, con 38%, el precandidato a senador nacional por la CABA de Juntos por el Cambio, Martín Lousteau, comparte idéntico porcentaje con el candidato a presidente de Consenso Federal, Roberto Lavagna, que también asciende dos puntos este mes. Más atrás, aparece la expresidenta Cristina Fernández, quien en junio recupera dos puntos y obtiene 37% de imagen positiva y 59% de negativa, valores que la aceran al récord de hace dos meses atrás
Pero ¿cómo valoran los cordobeses y los bonaerenses a los principales referentes de los frentes que se presentarán en 11 de agosto en las PASO? ¿Se mantienen las posiciones del ranking a nivel nacional?
En general, la mirada de los bonaerenses se asemeja a la del promedio a nivel nacional, aunque la valoración positiva es levemente superior en el caso de los principales candidatos del Frente de Todos. Pero si se trata de la provincia de Córdoba, los funcionarios del gobierno nacional y los principales candidatos de la coalición Juntos por el Cambio no solo son valorados positivamente, sino que los porcentajes de imagen positiva se elevan significativamente por sobre el promedio del total país.

Así, la gobernadora de la provincia de Buenos Aires continúa siendo la política nacional con la imagen positiva más alta (desde enero de 2018), pasando de 48% a nivel nacional al 63% en la evaluación de junio para La Docta. Pero, a diferencia del ranking nacional, el segundo lugar es para el presidente Macri, con 54% y el tercero, para Rodríguez Larreta, con 53%. Esta tendencia alcanza a la evaluación que hacen los cordobeses del candidato por el Frente Despertar, José Luis Espert: para el 32% tiene una imagen positiva, contra el 24% que obtiene a nivel nacional. En cuanto a los candidatos de Consenso Federal, también en la provincia de Córdoba se observa una mirada más benigna, aunque no tan marcada como la observada para los candidatos de Juntos por el Cambio: Juan Manuel Urtubey y Margarita Stolbizer miden 4 y 3 puntos porcentuales por encima del promedio nacional, con excepción del candidato a presidente, Roberto Lavagna, cuya imagen positiva se encuentra tres puntos porcentuales por debajo de dicho promedio.

Sin embargo, la mirada se endurece cuando los cordobeses tienen que evaluar a los candidatos del Frente de Todos y las opiniones positivas se derrumban si las comparamos con las obtenidas para el resto de las provincias: Alberto Fernández es el más valorado con el 26% de las menciones, seguido por Axel Kicillof y Pino Solanas, ambos con 23%. Recordemos que a nivel nacional medían 41%, 41% y 34%, respectivamente. En cuando a la imagen positiva de la candidata a la vicepresidencia por el Frente de Todos, Cristina Fernández de Kirchner, vuelve a caer dos puntos desde la medición anterior, pasando del 21% al 19%, cuando a nivel nacional mide 37%. Esto se explica por el antikirchnerismo cordobés, que se origina básicamente en el impacto de la crisis del campo por las retenciones múltiples a las exportaciones y en los intentos desde el gobierno kirchnerista de condicionar al gobierno provincial retaceándoles los fondos que le correspondían, como castigo porque el peronismo cordobés no se alineaba completamente al kirchnerismo. Este sentimiento alcanza a cualquier fuerza o candidato que se oponga al kirchnerismo, en su momento fue Cambiemos, con Macri.

Es por esto, que en las últimas semanas la campaña parece concentrarse en la provincia de Córdoba: por un lado, Macri con su renovado Juntos Por el Cambio intentará que se repita el porcentaje alcanzado en el balotaje en esta provincia, cercano al 72, que le permitió quedarse con la presidencia de la Nación en 2015. Por el otro, el candidato del Frente de Todos tiene como objetivo seducir a los desencantados de la gestión del gobierno de Macri, mostrándose más moderado y conciliador y, sobre todo, diferente de su candidata a vicepresidenta, enfatizando que su espacio abarca mucho más que al kirchnerismo. Deberemos esperar el gran ensayo general del 11 de agosto, que permitirá evaluar fortalezas y debilidades de las respectivas opciones.

 

Publicado por TN el 22/07/2019.

Una elección económica

 

La próxima elección presidencial cobra una trascendencia histórica que debieran valorar aquellos que creen que sólo se trata de una estrategia de polarización entre los dos márgenes de la grieta.

A comienzos de septiembre de 2018, para numerosos analistas las elecciones presidenciales de 2019 se definirían en términos de economía versus corrupción.

En agosto, la crisis cambiaria se había transformado en una crisis económica y política; y los arrepentidos de la causa de los cuadernos exfuncionarios y empresarios, sobre todo reconocían, entre otras cuestiones, la cartelización de la obra pública durante la pasada gestión kirchnerista.

El escenario que se vislumbraba era que si la sociedad priorizaba ponerle un límite a la corrupción, aun en medio de una complicada situación económica, Mauricio Macri obtendría otro mandato presidencial. Pero si la sociedad privilegiaba las urgencias económicas y dejaba en un segundo plano las causas por corrupción que acumulaba Cristina Fernández, la figura del peronismo que contara con su apoyo tendría chances de llegar a la Casa Rosada.

Tomando distancia de esa escena, sostuve la hipótesis de que la sociedad evaluaba a la dirigencia política en términos de economía versus economía (Una nueva demanda social, 12 de septiembre de 2018).

Mi razonamiento se basaba en una lectura cualitativa de las encuestas, sobre todo la que Berenstein y DAlessio Irol realizaban mensualmente para este diario: un 49 por ciento de los cordobeses y un 38 por ciento de los argentinos sostenían que dentro de un año su situación económica estaría mejor que entonces, lo que se traducía en una expectativa positiva en el plan económico del Gobierno.

El disgusto con la falta de resultados positivos daba pie al pedido de ciertos cambios en el Gobierno, pero no implicaba un deseo de cambiar de gobierno.

Esa demanda social parece coincidir, ahora, con la oferta electoral. El oficialismo ha cambiado algunas cosas, pero sostiene el rumbo de la economía, cuyos objetivos siguen siendo eliminar el déficit fiscal, contener la emisión monetaria (directa o indirecta), combatir la inflación, reducir los subsidios, abrir la economía, recuperar competitividad, apostar al crecimiento vía inversión privada y sostener la asistencia social para los sectores vulnerables.

 

Dos programas

El acuerdo de libre comercio firmado la semana pasada entre la Unión Europea y el Mercosur, luego de que el presidente Macri destrabara un último conflicto que enfrentaba a Francia con Brasil, reactualiza y potencia todos esos objetivos en el mediano plazo. Para que el acuerdo tenga vigencia, es imprescindible su aprobación en el Congreso. Y como ese debate político girará sobre cada una de las variables que definen la macroeconomía y cuestiones conexas, un resultado positivo aseguraría la estabilidad del esquema emergente en el largo plazo.

Ahora bien mientras los candidatos de Juntos por el Cambio apoyan esa línea, los del Frente de Todos se han opuesto desde el primer día. Ni siquiera se mostraron dispuestos a discutir la letra chica y técnica del acuerdo, algo que llevará su tiempo y donde podrían hacer aportes significativos.

Día negro, dijo Fernando Solanas, candidato a diputado nacional. Tragedia, rotuló Axel Kicillof, exministro de Economía de Cristina Fernández y candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires. Nada para festejar, concluyó el candidato presidencial Alberto Fernández, quien además lo interpretó como un tratado que condena al país a un modelo exportador de productos primarios y como un nuevo privilegio que Macri les otorga a las potencias extranjeras.

Tan categórico rechazo se vuelve un claro símbolo de la oposición de este sector al programa económico vigente. Su propuesta alternativa, aun con matices propios del momento, recicla el modelo que caracterizó al kirchnerismo hasta 2015: un fuerte intervencionismo del Estado para controlar cada una de las variables económicas, el privilegio del consumo como dinamizador del mercado interno y la reformulación por la negativa de la apertura global de nuestra economía.

En recientes declaraciones, Alberto Fernández no dudó en reivindicar el cepo cambiario como la vía menos dañina para hacer frente a la falta de dólares de nuestra economía, y manifestó que es responsabilidad del Gobierno garantizar el consumo; por lo tanto, en una hipotética presidencia suya, el Estado daría incentivos para hacer crecer la economía y el dólar dejaría de flotar libremente.

En consecuencia, y sin que esto implique desplazar a un segundo plano el grave problema de la corrupción, las dos fórmulas que disputarán la elección presidencial representan visiones opuestas del programa económico y del andamiaje institucional que el país requiere para solucionar sus problemas.

De un lado, la propuesta se parece demasiado a las que, en el pasado, sólo consiguieron acentuar el círculo vicioso de nuestras recurrentes crisis. Del otro, la alternativa es novedosa y no exenta de riesgos; por eso, como dijo el nuevo vocero del oficialismo, el candidato a vicepresidente Miguel Ángel Pichetto, hace falta explicarla.

Vista así, la próxima elección presidencial cobra una trascendencia histórica que debieran valorar aquellos que creen que sólo se trata de una estrategia de polarización entre los dos márgenes de la grieta.

 

Publicado por La Voz del Interior (Online) el 07/07/2019.

 

 

La imagen positiva de Macri en Córdoba volvió a los mismos valores que antes de la crisis

Según un sondeo del Monitor Social y Político, Macri tiene en la actualidad en Córdoba una imagen positiva del 54 por ciento, y una negativa del 40

La imagen positiva del presidente Mauricio Macri en Córdoba experimentó una importante recuperación y volvió a ubicarse en valores similares a los que había alcanzado previo la crisis financiera que terminaría en una larga recesión, lo que significó una fuerte caída de la economía en todo el país.

En abril de 2018, la imagen positiva de Mauricio Macri en Córdoba llegó al 60 por ciento. Sin embargo, lo peor para el Presidente llegó en abril pasado, después de un nuevo terremoto del dólar, cuando el registro positivo sobre Macri tocó su valor más bajo.

Sin embargo, esta tendencia parece haber cambiado desde mayo: en dos meses, la valoración positiva de los cordobeses hacia el Presidente creció 13 puntos porcentuales, para lograr el mejor registro desde hace un año.

El número surge del Monitor Social y Político que, mensualmente, las consultoras Berensztein y D’Alessio Irol elaboran para La Voz y que publicamos desde enero del año pasado.

Según la encuesta de junio, Macri tiene en la actualidad en Córdoba una imagen positiva del 54 por ciento, y una negativa del 40 (bajó 12 puntos desde abril).

Por el lado de Cristina Kirchner, en junio volvió a caer su imagen positiva en Córdoba. Pasó del 21 al 19 por ciento, mientras que la negativa creció un punto: 76 a 77.

La candidata a vicepresidenta por Todos había tenido su mejor mes en abril pasado, cuando alcanzó 26 por ciento de valoración positiva entre los cordobeses. Desde allí, perdió siete puntos hasta ahora.

Por su parte, la gobernadora bonaerense, como sucede desde enero de 2018, María Eugenia Vidal sigue siendo la política nacional con la imagen positiva más alta entre los cordobeses.

En junio, midió 63% (contra 31 de negativa), lo que significó un crecimiento de dos puntos con relación al mes pasado.

Luego la sigue otra mujer: Patricia Bullrich. La ministra de Seguridad de la Nación subió seis puntos y obtuvo un 56 por ciento de opiniones positivas.

Tercero queda Macri, y cuarto Horacio Rodríguez Larreta, el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

¿Quién es el kirchnerista mejor valorado entre los cordobeses? Axel Kicillof, con un 23 por ciento (la negativa es del 72).

Caso aparte es el de Miguel Ángel Pichetto. En marzo pasado, tenía una imagen positiva del ocho por ciento. En junio, ese número pasó a ser del 41.

No sólo la imagen de Macri subió en junio. También lo hicieron otros indicadores que le vuelven a sonreír al Gobierno nacional.

Por ejemplo, aquel que mide el optimismo a futuro. Según la encuesta, el 64 por ciento de los cordobeses cree que la situación económica dentro de un año será mejor que la que se vive hoy. La referencia es muy seguida por los analistas, que suelen ver en este número un anticipo de conducta de los electores.

El dato es que los cordobeses siguen siendo más optimistas que las demás provincias, ya que en el resto del país ese porcentaje es del 54 por ciento.

El cambio de la evaluación sobre el futuro económico es notable: en abril pasado, el 44 por ciento creía que el país estaría mejor dentro de un año. Pero en julio, ese número creció 20 puntos porcentuales, hasta llegar al 64.

Entre el votante de Cambiemos, el porcentaje llega al 74 por ciento, mientras que entre los kirchneristas ese número es del 36.

Ante la pregunta sobre cómo se evalúa la situación económica hoy con respecto al año pasado, el 71 por ciento dijo que “peor” (cuando en abril pasado ese número fue del 85 por ciento), mientras que los que ven que Argentina está mejor ahora llegaron al 26 por ciento (en abril era del 13).

Si se divide por simpatía política, el 92 por ciento de los kirchneristas dijo que “peor” o “mucho peor”.

Desde este escenario, el 75 por ciento de los que votaron a Cambiemos dijo que realizará algún proyecto este año, contra el 36 del kirchnerismo. ¿Qué podrían hacer? Tomarse vacaciones o comprar ropa.

Tal como sucedió en los últimos meses, la inflación sigue siendo el tema que más preocupa a los cordobeses. El 91 por ciento lo reconoció así. Segundo, la incertidumbre sobre la situación económica (el 70 por ciento), y tercero, aparecen la inseguridad y la delincuencia (58).

 

Publicado por iProfessional el 03/07/19.

El gen del hincha cordobés en números

Una encuesta realizada por la empresa D’Alessio Irol reveló varios aspectos acerca del perfil del “hombre del tablón”. El 84 por ciento se reconoció fanático de alguno de los clubes de la provincia.

¿Qué sería de un club sin el hincha? Una bolsa vacía. El hincha es el alma de los colores. Es el que no se ve, el que se da todo sin esperar nada. Eso es el hincha… Eso soy yo”, decía en 1951 Enrique Santos Discépolo personificando al “Ñato” en la película El hincha, un film clásico que intentó desentrañar ese personaje que puebla las tribunas de las canchas de fútbol.

D’Alessio Irol hizo una encuesta que descubre al hincha en su esencia. La empresa realizó un iné­dito estudio sobre el hincha del fútbol cordobés, dejando al descubierto algunos perfiles siempre reconocidos, aunque nunca medidos. El trabajo exclusivo, realizado sobre 7.311 usuarios de Facebook de Mundo D, pinta de cuerpo entero al futbolero, en un abanico de características que el argot popular suele dar por ciertas como “verdades de perogrullo”. El sondeo relevó a personas de ambos sexos y las dividió en sectores etarios.

Dentro del trabajo, tres de los datos arrojaron resultados por demás contundentes, que no dejan margen alguno para la polémica. El primero es el referido al origen del fanatismo por los colores que, como era de esperarse, reflejó la tradición familiar de la herencia.

El 72 por ciento de los sondeados reconoció a su padre, abuelo o hermano como responsable del amor por una camiseta. La cifra deja en elocuencia que ese vínculo (el familiar) es mucho muchísimo más fuerte que el de la amistad, por ejemplo, que arrojó solamente un seis por ciento de opciones de elección de los colores. Un poco más influyente resulta la proximidad con el club en cuestión durante la infancia, ya que el 12 por ciento aseguró que frecuentaba la institución desde niño.

Otro aspecto especialmente marcado es el referido a la cuestión geográfica y de identidad. El 84 por ciento confesó simpatía con algunos de los clubes cordobeses, dejando reducido a un escaso 16 por ciento las preferencias por clubes de órbita nacional. Entre ellos, Boca Juniors, con el seis por ciento, lidera el ranking de preferencias entre los no cordobeses.

El tercer punto indiscutible es un fenómeno relativamente moderno y que deja en evidencia el estado de exacerbación del hincha respecto de sus principales contrincantes.

El fanatismo extremo, muchas veces comprobables en los foros de discusión de las noticias del portal de Mundo D, se reflejó claramente en a la hora de rescatar la característica más valorada de su principal rival.

La opción “nada” fue la más votada con un 63 por ciento, seguida por un tibio reconocimiento a “la trayectoria” (15%), “la calidad de sus jugadores” (10%) y “la actitud para dar vuelta un partido” (6%). Está por demás claro que, aquellas postales de los 70/80, con las hinchadas unidas gritando el tradicional “Cor-do-bá, Cor-do-bá” cada vez que algunos de los equipos de la Docta marcaba un gol, es cosa del pasado. Lamentablemente, la rivalidad elevada a la máxima expresión ganó la partida por goleada.

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El perfil del hincha cordobés

D’Alessio Irol desprendió del estudio ocho características que identifican al futbolero de esta provincia.

1º) El hincha cordobés se siente parte de una comunidad y percibe que el amor que demuestra por su equipo y la forma en que lo sigue y alienta es el verdadero sustento de su club.
2º) No es resultadista. El concepto de “amar a tu equipo por sobre todas las cosas” es muy fuerte. El partido es un ingrediente importante pero no el único. El hincha sigue a su equipo más allá de un resultado final o de los ju­gadores.
3º) Hincha se nace, forma parte del designio familiar y el sentimiento se forma y se mantiene inamovible desde los primeros años.
4º) Un verdadero hincha tiene que cumplir al menos con dos condiciones: desde las más pasivas, como tener la camiseta del club o conocer sus noticias, hasta seguirlo en la cancha.
5º) En Córdoba, el fútbol sigue estando asociado a los hombres, aunque comienza a incrementarse la participación femenina. Un 17 por ciento de los más de 7.000 encuestados fueron del sexo femenino y la mitad de ellas van a las canchas.
6º) El hincha cordobés sigue claramente a un equipo de esta provincia. Esta pasión es uno de los vínculos y valores que parecen poder transmitirse cada vez más de padres a hijos.
7º) Al rival se le reconoce muy poco: más del 60 por ciento no pudo mencionar alguna característica positiva de su principal adversario.
8º) Tiene una asociación marcada con cuestiones místicas. Las cábalas no tienen eficacia comprobada, pero ningún hincha se arriesga a romperlas, y la mayoría tiene alguna cuando juega
su equipo.

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Fidelidad juvenil

El hecho de estar presente en la cancha para dar muestra del poder de convocatoria y estar al tanto de las novedades del club son las principales cualidades de un hincha verdadero.

Así lo manifestaron en un menú de respuestas, donde ambas características sumaron un 49 por ciento de adhesiones, aventajando a otras opciones como la de tener en el placard una camiseta de su equipo (46%), ser socio (28%) o no usar ropa con los colores de su tradicional rival (25%). Entre las respuestas recibidas, también figura una práctica habitual entre los más jóvenes: tener tatuado en la piel el escudo del club, una opción que tuvo 12 por ciento de adhe­rentes y que baja notoriamente su índice a partir de los 45 años, dónde sólo el cinco por ciento lo cree necesario.

La asistencia a la cancha es un requisito más valorado entre los jóvenes hasta 24 años (54%) que entre los mayores de 45 (41%), quienes sorpresivamente le dieron más valor al hecho de tener una casaca.

“La edad marca que ir a la cancha es más habitual a medida que son más jóvenes y, también, el iniciarse en el club. Ser más fanáticos con la ropa (conservar la camiseta y no usar los colores del equipo contrario) crece con los años”, fue la lectura que hizo la consultora.

Consultados sobre qué es lo más valorado de su equipo, el hincha no dudo en darse aires de protagonista. “El aliento permanente de su hinchada”, fue la elección del 76 por ciento de los consultados aventajando, incluso, a la historia del club, que sólo concitó el 58 por ciento. En mucho menor medida quedó aquello de “la identificación de los jugadores con su camiseta (14%) o el éxito deportivo las copas y torneos ganados (8%).

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Que las hay, las hay

Es cuestión de naturaleza. Las cábalas forman parte inseparable de los deportistas argentinos. Y también de sus hinchas. ¿Cuántas veces convivimos a diario con alguna formalidad derivada de la costumbre que acompañan a los más cabuleros?

A la hora de repetir un rito en ocasión de un acontecimiento deportivo, la incidencia de edad es leve: el 66 por ciento de los encuestados hasta 24 años reconocen tener alguna, mientras que entre los mayores de 45 esa tendencia es algo menor (55%).

“La importancia de la camiseta forma parte de las cábalas y de la piel del hincha. Ponerse la camiseta es como tener el equipo en el cuerpo”, analizó el informe de D’Alessio Irol, en referencia a que la costumbre más extendida es ponerse la camiseta mientras dure el encuentro del club de sus amores (35%).

Otro accionar recurrente es ver el partido rodeado de las mismas personas (15%), buscar ayuda en la fe y rezar antes y durante los juegos (14%) y seguir las alternativas frente a la televisión desde la misma silla o sillón (14%).

También se extendió entre los más cabuleros la costumbre que tomó notoriedad de la mano del entrenador Reinaldo Carlos Merlo: los cuernitos. Un 12 por ciento de los participantes admitió que hacen esa señal cuando su equipo está en peligro.

Menos habituales, pero también pero también con seguidores, figuran aquellos que lo escuchan por radio siempre con el mismo relator (9%) y quienes usan invariablemente la misma ropa interior (4%). “Los hinchas tienen claro que son el sustento del equipo”, sostiene la encuestadora. Porque al fin y al cabo, como decía Discépolo, “¿para qué trabaja uno si no es para ir el domingo a romperse los pulmones en las tribunas hinchando por un ideal?”. Eso es el hincha.