Guerra de predicciones: Ahora los argentinos también se aferran al boom maya

La teoría del fin del mundo despertó el interés. Y los libros basados en ese calendario ya le disputan lectores a la astrología china y al zodíaco. Siete de cada diez personas consultan sobre su futuro.

La supuesta teoría del fin del mundo en diciembre de 2012 reconfirmó el creciente interés de los argentinos por la cultura maya. Según datos de Google, las búsquedas sobre el tema aumentaron un 83% en relación al año anterior. Esto se suma a la tradición de los argentinos por las creencias y prácticas que van más allá de las religiones formales. Siete de cada 10 argentinos consultan sobre su futuro, creen en el horóscopo y consumen libros afines, según un estudio de D’Alessio IROL: son datos formales que se traducen en una “guerra” de predicciones librada en un mercado que mueve fortunas, a fuerza de conquistar lectores de todas las clases.

Así, las diferentes predicciones mayas invadieron con fuerza librerías, kioscos de diarios y grillas de los canales de TV, y parecen haber llegado para quedarse. La competencia es palmo a palmo con la astrología china y las predicciones del zodíaco tradicional: desde diciembre aparecieron nuevos libros de Lilly Süllös ($60), Horangel ($83), Ludovica Squirru ($85) y predicciones mayas 2013, por ejemplo, de Federico De Roberts ($119).

El boom maya adquiere relevancia por el valor de lo ancestral, la naturaleza, lo indígena y el conocimiento que tenían de la astronomía. Alejandro López, astrónomo, antropólogo e investigador del CONICET, cuenta que dicho boom no pasa sólo en el país, sino que es parte de un movimiento global con raíces los ´50 y ´60. “Está vinculado a las nuevas dinámicas de lo cultural y lo religioso, y a una mayor circulación de lo que podríamos llamar los bienes de salvación; una especie de ‘mercados abiertos’, menos ligados a instituciones”, explica López. Los argentinos consumen las teorías mayas buscando una alternativa utópica a las estructuras sociales, económicas y políticas existentes.

El hecho de que los mayas hayan sido arrasados por conquistadores dota al fenómeno de una importante fuerza contracultural. Además, la cultura maya está emparentada a otro paradigma fuerte del momento: el ecológico. “Esta idea de que las culturas americanas originarias tenían modos de relacionarse con la naturaleza armónicos son base para un paradigma de alternancia”, finaliza López.

Otro foco de atracción para los argentinos fue la predicción apocalíptica que dominó las pantallas de TV, revistas y redes sociales. “Detrás hay un interés por lo que pasa el día después. La gente no piensa en el Apocalipsis porque tiene ganas de morirse, sino que quiere saber qué pasa en el mundo que viene y en el cual espera encontrarse entre los sobrevivientes y los elegidos. Espera que sea un orden social diferente y que resuelva los conflictos y los problemas que viene teniendo”, analiza López. En las últimas décadas, el movimiento maya cobró fuerza gracias a que la ciencia, dominada por esta cultura ancestral, también es noticia. “No anunciaban profecías, sino que a través de la observación y del cálculo predecían sucesos naturales periódicos, tales como eclipses o las fases de la Luna o Venus”, dice Beatriz García, astrónoma e investigadora del CONICET.

Federico de Roberts, autor del Calendario Maya 2013, cuenta que hoy existen varios tipos de calendarios. “Hay diferentes comunidades con su calendario. La base es la misma, pero depende del lugar donde haya sido tomado”, relata de Roberts. El calendario maya tiene 20 secuencias por 13. “Es una tabla de permutación armónica en donde se nace con una energía denominada sello. A partir de ahí, el individuo adquiere características, potencialidades, virtudes y desventajas y empieza a sincronizar con esa energía”, ilustra de Roberts, quien agrega: “Lo interesante es que el calendario no reconoce tiempo, sino ciclos”.