Empresarios prevén mejor segundo semestre pero baja de rentabilidad

Consideran que la reforma impositiva es vital para los negocios. La comunicación y la conformación del equipo económico, los mayores errores del Gobierno.

El optimismo empresario chocó contra la realidad económica. La percepción de los ejecutivos para el primer semestre fuela más alta en los 22 años que D’Alessio Irol realiza una encuesta junto al Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA). Pero una vez superado este período, el balance de los ejecutivos es como el célebre “no positivo”. El 68% de los 230 empresarios relevados afirma que su situación está mucho o moderadamente peor en la primera parte del año. Sin embargo, los resultados de la medición de junio arrojan un panorama alentador para los hombres de negocio, ya que más de la mitad (51%) pronostica un segundo semestre mejor. La reforma impositiva es uno de los temas mencionados como vitales para los próximos meses. Además señalan a la comunicación y a la conformación del equipo económico como los mayores errores del Gobierno.

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Para los ejecutivos que ven con buenos ojos la performance de los últimos seis meses, los puntos más altos son el acuerdo con el FMI, la reclasificación de la Argentina como “mercado emergente”, la apertura internacional y el aumento del dólar. En cambio, aquellos que evalúan que están en una situación actual “mucho peor” señalan a la inflación, la devaluación, las elevadas tasas de interés y la crisis cambiaria como algunas de las principales causas.

“Hay una percepción adversa del primer semestre, pero existe una expectativa de recuperación”, mencionó Eduardo D’Alessio durante la presentación del informe. Entre los relevados, solo el 25% pronostica un semestre moderadamente o mucho peor, mientras que 2 de cada 10 creen que la performance no cambiará.

La única variable económica en la que los empresarios muestran perspectivas positivas son las exportaciones. El 43% afirma que aumentarán entre moderada y significativamente, lo cual marca un aumento respecto al 31% de la encuesta de octubre de 2017. Esto es producto, de acuerdo al informe, de las modificaciones cambiarias. Solo el 8% señala que disminuirán.

Las expectativas para las ventas y la inversión son menos prometedoras. Una quinta parte de los consultados confía en incrementar las inversiones, especialmente las empresas medianas. En tanto, tres de cada 10 aseguran que disminuirán en los próximos 12 meses. No obstante, la inversión estimada como porcentaje de la facturación anual continúa por encima del promedio de los últimos años.

Respecto a las ventas, un tercio de las empresas espera subas (34%), a diferencia del resultado de octubre de 2017 que arrojaba optimismo en 83% de los relevados. Más del 40% de los ejecutivos prevé que las ventas caigan el año que viene.

La mitad de los ejecutivos (49%) considera que no habrá cambios en materia de empleo. El 19% espera que aumente, en particular las empresas pequeñas y de servicios, mientras que un 32% asegura que disminuirá. En la medición de octubre de 2017, solo el 11% pronosticaban un descenso. Los empresarios también esperan que la rentabilidad de sus compañías acuse recibo de la turbulencia económica. El 48% pronostica una caída para los próximos 12 meses.

Publicado en El Cronista el 11/07/2018

Las últimas encuestas que alertan al Gobierno: no mejoran las expectativas económicas

Distintas consultoras reflejan un escenario similar: se agudiza la percepción negativa del futuro. Cómo cae la imagen del Presidente y qué dicen sobre 2019

Las encuestas, uno de los principales instrumentos para medir el humor social, no arrojan buenas noticias para el Gobierno.

Desde que comenzó la corrida cambiaria, que llevó a que el dólar rozase los $30 y aumentase la inflación, el presidente Mauricio Macri no logró torcer el rumbo de las expectativas de la sociedad en torno al futuro económico del país. Estas siguen a la baja, lo que implica un mal augurio para Cambiemos. Es que el malestar se siente, incluso, en la tropa propia. Ni los cambios en el gabinete nacional ni el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) lograron repercutir positivamente en la opinión pública.

Distintas encuestas de diferentes consultoras a las que accedió Clarín muestran el recorrido de la imagen de Macri y su gestión.

Tras el triunfo de Cambiemos en las elecciones de octubre, la imagen de Macri y el Gobierno tocó su pico. Pero el optimismo no se mantuvo. Tras la cuestionada reforma previsional, los números empezaron a caer. No obstante, ante la medición de los distintos escenarios electorales, el Presidente se muestra como un candidato aceptable para el 2019, con capacidad de traccionar los votos necesarios para lograr un triunfo.

La baja de Macri, como suele suceder cuando cae la imagen del referente de un espacio, arrastró a las de la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, y del jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

Tan evidente como esto fue que ningún opositor logró capitalizar el descenso de la imagen del oficialismo en general.

En pos de avivar la grieta, y acaso una buena noticia para la Casa Rosada, es que la que más creció fue la expresidenta Cristina Kirchner, quien aún mantiene altos niveles de rechazo.

Ricardo Rouvier & Asociados

La encuesta mensual que realiza la consultora Ricardo Rouvier & Asociados, una firma que estuvo relacionada al kirchnerismo, realizó en su último monitoreo nacional dos ponderaciones de las expectativas económicas. Una general y otra puntual con la inflación. Las dos le dan al Gobierno en baja.

Según el trabajo de Ricardo Rouvier, la imagen negativa de Macri asciende al 58,8% contra una positiva de 37,4%. Las cifras son similares a las de mayo.

La imagen del Gobierno nacional empeora un poco más respecto a la de su referente: 61,8%. Y también se profundiza la caída de las expectativas económicas: 51,9% es pesimista respecto al futuro.

No obstante, a la hora de evaluar un escenario de balotaje entre Macri y la ex presidenta Cristina Kirchner, gana el actual mandatario: 43,6% contra 35,8%. La grieta vuelve a jugar a favor de Cambiemos.

Management & Fit

La encuesta semanal, nacional, que la consultora hace en exclusiva para Clarín, muestra en su última medición números bajos en las expectativas económicas y políticas.

El índice de expectativas económicas llega a 32,1 puntos sobre 100. Apenas un 10,3% cree que la situación de los precios mejorará. También hay alertas por el empleo.

Respecto a las expectativas políticas, cayó en la última semana la ponderación del liderazgo del Presidente y de la capacidad del Gobierno.

“La diferencia en el optimismo entre lo que se espera del futuro de la economía y el diagnóstico sobre la situación actual se situó en 4,6 puntos (la diferencia entre índice de expectativas y el de confianza económica). Esto implica una caída de 8,2 puntos en dicha diferencia respecto a su pico en Junio de 2016, cuando las expectativas mantenían un nivel muy por encima del diagnóstico actual”, resume el licenciado Juan Pablo Hedo, de M&F, según publicó el matutino.

CIGP

En el mismo sentido que las anteriores, el sondeo mensual de la Consultora de Imagen y Gestión Política (CIGP) le da números en rojo a Macri y su Gobierno pero el Presidente se mantiene medianamente sólido electoralemente.

El trabajo de CIGP es en la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires: consta de 939 casos con un margen de error de 3,2%.

El pesimismo sobre la gestión del Gobierno y el futuro económico se manifiesta en varios cuadros y números del estudio.

Según la encuesta, un 44,41% considera que la gestión de Cambiemos es “muy mala” mientras que un 17,89% la considera “mala”. Esto implica que más de un 60% considera estos dos años y medio de Macri como “malos o muy malos”.

Además, un 57,83% no cree que Macri sea capaz de “revertir la crisis”.

En lo que implica una profundización de la caída de las expectativas, un 60% piensa que el año próximo empeorará su situación personal. Un poco más, el 68%, considera que la situación del país tampoco se revertirá en 2019.

A pesar de estos datos, en el escenario electoral, si bien cae un poco la intención de voto del oficialismo y crece la del FPV, Cambiemos sigue arriba.

Opinaia

Otra consultora que mide online, Opinaia, registra una mejora de la percepción de la situación económica actual (la negativa baja de 55 a 50 puntos y la regular sube de 31 a 37), pero también refleja que sigue creciendo el pesimismo respecto a cómo estará dentro de un año.

El 45% cree que empeorará. Esto implica 15 puntos porcentuales más que en noviembre.

En este trabajo también aparece fuerte el descontento de los seguidores de Cambiemos: son más los que creen que la situación actual del país es entre “mala y muy mala” (28%) que los que la consideran “buena y muy buena” (26%).

Gustavo Córdoba & Asociados

Días atrás, presentó su último trabajo nacional en el que registró que la inflación sigue siendo el principal problema que preocupa a los argentinos (25,5%) y que la gestión de Macri mantiene altos niveles de rechazo (un 60%).

Ante este escenario, no sorprende que haya pesimismo respecto de la marcha de la economía a futuro.

Taquion / Trespuntozero

En este caso, se destaca un estudio de credibilidad, en el que se registró un nivel de desconfianza generalizado entre las figuras y los partidos políticos.

Un 55,6% dijo que “no le cree” a Macri cuando habla (contra 34,4% que “sí le cree”) y fueron más aún los que aseguraron no creer “cuando el Gobierno dice que trabaja para mejorar el futuro de los argentinos”.

Circuitos

El sondeo de la consultora Circuitos también muestra números muy negativos en cuanto a las expectativas económicas, pubicó Clarin.

Es de las que peores números le da al Gobierno en el principal distrito del país: la provincia de Buenos Aires.

Respecto al futuro, un 57,1% piensa que el Gobierno no puede resolver los problemas económicos del país.

Un 33,5% cree que la situación actual del país es “muy mala” y 25,3% “mala”; un 58,9% considera que las medidas adoptadas por Macri “lo perjudican”; y 35,2% cree que la situación económica puede “empeorar” en los próximos meses.

Finalmente, un 22,4% cree que el cuadro económico puede “empeorar mucho”.

D’Alessio IROL – Berensztein

Según esta consultora, “los sucesos económicos recientes acentuaron la crítica del presente y el pesimismo hacia el futuro. Los votantes del actual Gobierno sienten que aún no recibieron lo que esperaban, pero mantienen su confianza en la gestión”, dice el informe, publica Clarín.

De acuerdo al trabajo, un 57% considera que la situación económica del país dentro de un año estará peor.

Publicado en IProfesional el 09/07/2018

Los ministros de Mauricio Macri, en rojo: el 70% tiene imagen negativa

Jorge Triaca, titular de la cartera de Trabajo, es el “peor” para los votantes. Frigerio, el “mejor”.

En medio de la devaluación, las dificultades para contener la inflación y un contexto social cada vez más complejo, otra mala noticia llegó a los pasillos de la Casa Rosada. Se trata de una encuesta que midió a los 20 ministros de la gestión de Mauricio Macri y el resultado fue contundente: 14 tienen imagen negativa.

El trabajo, realizado por la consultora Marketing & Estadística SRL, se basó en preguntarle a más de 1.000 personas sobre los “mejores” y “peores” ministros nacionales. Debían incluir a tres en cada grupo y el titular de la cartera de Trabajo, Jorge Triaca, es el más complicado. Un 29,6 % lo reprobó, mientras que solo un 1,5 lo avaló. El diferencial de sus número arroja un -28,1 por ciento.

El segundo lugar pertenece a un funcionario que ya no está: Juan José Aranguren. Para un 20,7 % de los votantes, el exministro de Energía era el “peor” del gabinete, mientras que un 3,3 por ciento lo consideró “el mejor”. El resultado también fue negativo: -17,4 % en el diferencial.

Al ahora titular del Banco Central, Luis Caputo, apenas un 2 % lo puso “entre los mejores”, y un 17,4 por ciento entre los peores, por lo que obtuvo un resultado final de -15,4. Apenas por debajo, Nicolás Dujovne cerró con un -12,5 %, producto del diferencial entre el 18,5 % que lo cuestionó, y el 6 por ciento que lo apoyó.

El top 5 lo completa Patricia Bullrich. La ministra de Seguridad es un caso particular: obtuvo la mayor cantidad de votos negativos (33%), aunque paradójicamente fue la funcionaria con más apoyo: un 23,2 por ciento dijo que era “la mejor”. En el diferencial, obtuvo un saldo negativo de -9,8 por ciento.

En la vereda de enfrente, Rogelio Frigerio es el ministro con mejor imagen: un 19,4 por ciento dijo que es el “mejor”, mientras que un 4,6 por ciento lo rechaza. La titular de la cartera de Desarrollo Social, Carolina Stanley, es la segunda funcionaria con mejores números, al recibir un 11,3 por ciento de apoyo, y un 3,9 % de disconformidad con su gestión. El diferencial es positivo con +7,3%.

Guillermo Dietrich también puede estar contento. Un 9,2 por ciento de los usuarios de redes sociales que participaron de esta encuesta cree que el ministro de Transporte está en la cima de los mejores, mientras que un 4,8 lo ubicó en el subsuelo. El saldo también es positivo: +4,5 por ciento.

El top 5 de los más acompañados por la gente lo completan Gustavo Santos, de Turismo, quien obtuvo +1,7 y Lino Barañao, de Ciencia y Tecnología, con +1,2 por ciento.

La encuesta no incluyó al Presidente Mauricio Macri, que según una encuesta que recientemente realizó Sergio Berensztein con D’Alessio IROL, conserva el 54 por ciento de los votos. El propio analista político lo definió como un número “considerable”.

Publicado en TN el 05/07/2018

Las fortalezas de Cambiemos

La imagen de Macri sigue siendo positiva y la alianza gobernante tiene un piso importante de apoyo aún en un contexto económico tan complicado. A esto, se suma la incapacidad de opositores y críticos, entre otros factores.

Hace apenas ocho meses, luego del triunfo en las elecciones de mitad de mandato de octubre pasado, casi nadie ponía en duda que Mauricio Macri se encaminaba hacia su reelección y que su poder iba camino a consolidarse en su segundo mandato. Más aún, algunos incluso ya pensaban en la sucesión del 2023.

Había, de hecho, una “lista de buena fe” dentro de Cambiemos, por cierto para nada numerosa: la mejor posicionada, por lejos, era María Eugenia Vidal, la gobernadora de la provincia de Buenos Aires que desde hace tiempo lidera los sondeos de opinión pública gracias a su excelente imagen y reputación de fortaleza y honestidad.

Sin embargo, era una suerte de secreto a voces que -gracias al estratégico lugar que ocupa junto al Presidente de la Nación, quien lo considera casi un hijo- venía ganando impulso el “JFK argentino” (por John F. Kennedy), Marcos Peña. Aún sus críticos le reconocen una enorme influencia en el proceso de tomas de decisiones, gran habilidad en materia de comunicación electoral y una notable capacidad para plantear y sostener los ejes discursivos del gobierno, a pesar de que a menudo no se logren los resultados esperados.

Hubo, sin embargo, una predicción esencial que lo impulsó a Peña al corazón del poder y consolidó así, tal vez para siempre, su vínculo con Macri. En efecto, hacia mediados de mayo del 2015, cuando arreciaban en Cambiemos las presiones para abrir la coalición y llegar a un acuerdo electoral con el Frente Renovador, Peña y sus colaboradores, inspirados en los trabajos de Jaime Durán Barba, llegaron a la conclusión de que era posible ganar “en tres tiempos”, manteniendo la autonomía de Cambiemos: las PASO, la primera vuelta de octubre y el ballotage. Entonces, su gran obra maestra fue haber dibujado el camino crítico hacia el triunfo electoral y manejado con astucia y disciplina toda la campaña eventualmente ganadora. Es más, cinco meses antes de la definición de todo el proceso electoral, Marcos Peña le acercó al por entonces jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires un conjunto de escenarios que, con asombrosa precisión, fueron efectivamente acertados.

No fue su primer aporte a la consolidación del proyecto presidencial de Mauricio Macri. Desde el 2005 fue ganando espacio (y elecciones) de forma ininterrumpida, construyendo una relación profesional, afectiva y personal con su jefe político. Por último, corriendo de atrás, atrincherado en la impactante sede de Parque Patricios y apostando al éxito de su gestión como sucesor de Macri en la jefatura de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, aparecía callado Horacio Rodríguez Larreta. Sin el carisma de Vidal ni la cercanía con Macri de la que disfruta Peña, Larreta se consolidó políticamente dentro y fuera del gobierno. Mantiene un diálogo fluido con los principales factores de poder del país. Es respetado por todos por su impresionante capacidad de trabajo, eficiencia, pragmatismo y manejo de equipos. Una inusual mezcla de olfato político y obsesión por la gestión lo había convertido en un candidato natural en esa lista corta de la que tanto se hablaba.

Desde esa etapa poselectoral, sobre todo desde ese ya famoso 28 de diciembre, a la fecha, el entorno político y económico se ha modificado tan dramáticamente que no solo no se habla del 2023, sino que incluso aparecen cuestionamientos respecto de qué hacer para llegar con chances en el 2019. Aquel trío de potenciales sucesores (Vidal, Peña, Larreta) están más cerca que nunca de Mauricio Macri, pero como integrantes ahora de una suerte de informal comité de crisis. Llevamos 11 semanas de una crisis que, lejos de aplacarse, acuerdo con el FMI mediante, sigue girando como una rueda loca, sin que por lo menos hasta ahora el gobierno haya logrado retomar el control de la situación. Ayer la tasa de las LEBAC llegó al 65% anual. Esto es, la demanda de dólares (es decir, la desconfianza en el peso) por parte de los inversores y de la ciudadanía en general sigue siendo imparable.

Curiosamente, al menos para mí, los funcionarios más allegados al presidente Macri consideran que, a pesar de todo, incluyendo la importante caída de imagen que experimentó tanto el gobierno como sus principales referentes desde diciembre en adelante, a pesar también del pesimismo reinante en materia de las perspectivas económicas futuras, Cambiemos cuenta todavía con enormes chances de ganar las elecciones del próximo año. “La reelección de Mauricio está garantizada”, me aseguró uno de los funcionarios más cercanos al epicentro del poder. Es cierto que hay otras voces menos apasionadas. “Por supuesto que estamos muy preocupados, pero vamos a salir adelante y llegaremos recompuestos y con muchas fuerzas al proceso electoral, que es lo que mejor sabemos hacer”, afirmó otro integrante (siempre cauto) de una de las mesas chicas donde se definen los destinos de la Nación.

¿Cuáles son los fundamentos empíricos y conceptuales que tiene el Gobierno para contemplar con semejante optimismo el proceso electoral del año próximo? ¿No estarán, una vez más, sesgando la lectura de la realidad con hipótesis un tanto benevolentes? Veamos entonces fríamente que nos dicen los datos disponibles. De acuerdo a una encuesta que realicé recientemente con D’Alessio IROL, a pesar del desgaste que efectivamente experimentó en los últimos tiempos, la imagen de Mauricio Macri y de la gestión de gobierno siguen siendo considerables.

Si bien la economía es sin lugar a dudas el principal motivo de preocupación, hay todavía un núcleo significativo de argentinos que sigue pensando que las cosas van a mejorar el año próximo. Es cierto que los primeros cuatro meses del año fueron relativamente buenos, y que la desaceleración se comenzó a sentir a partir de la corrida a finales de abril. Muchos economistas consideran que los próximos dos trimestres serán muy duros, pero que con la próxima campaña de la cosecha gruesa (maíz y soja), clima mediante, la tendencia debería revertirse. Más allá de estas especulaciones, la información que surge de ese mismo estudio de opinión pública es que, en efecto, Cambiemos tiene un piso importante de apoyo aún en este contexto económico tan complicado.

Asimismo, hasta ahora una de las características más interesantes de este gobierno fue que los opositores y críticos fueron incapaces de capitalizar el desgaste de la gestión y los errores no forzados cometidos por el oficialismo. ¿Se ha modificado hasta ahora esa tendencia? Analicemos comparativamente los datos de imagen de los principales líderes oficialistas y de oposición.

Como puede advertirse, sigue cumpliéndose esa máxima registrada hasta ahora, con la parcial excepción de Roberto Lavagna, que se ha consolidado como uno de los líderes mejor considerados. Digo parcial, pues el exministro de Economía hace mucho que no está en los primeros planos de la política nacional, lo que lo preserva del natural desgaste, si bien tiene una clara identificación con el Frente Renovador de Sergio Massa.

Esto sugiere, entonces, que el optimismo que impera por lo menos en una parte importante del gobierno no es absoluto infundado. En mi próxima columna, como continuidad de este análisis, incluiré otros aspectos a mi entender muy importantes y característicos de Cambiemos como coalición, incluyendo un excelente equipo de comunicación electoral, que refuerzan esta idea de que Mauricio Macri conserva aún muy buenas posibilidades de retomar la iniciativa política y plantarse como un candidato competitivo con chances de conseguir su reelección.

Publicado en TN  el 04/07/2018

La AFA y el problema de que nos sigan sacando la lengua

Aterrizar en Ezeiza con la burlona lengua de los Rolling Stones en el fuselaje generó hoy un extraño efecto: puso en marcha la máquina del tiempo. Sólo así se explica el tono sepia que se desprendía de las fotos, obviamente en colores, que registraron la llegada de Claudio “Chiqui” Tapia a Buenos Aires. Al estilo del peronismo verticalista de los ’70, sesenta dirigentes aplaudiendo al líder, muchos de ellos sin poder dejar de mirar al piso. ¿Pudor? Seguramente, porque no está el asunto precisamente para aplaudir. Y los aplaudidores no sabían aún del resultado del trabajo de D’Alessio IROL/Berenzstein que LA NACION publicará mañana. Un adelanto: el 87 por ciento de los encuestados cree que Tapia deben dejar su puesto. Lo mismo cree el 86 por ciento sobre Jorge Sampaoli. Un dato que no le hará ni cosquillas a la dirigencia de la AFA, que sigue el modelo del sindicalismo peronista: el desprestigio es un asunto menor, la clave pasa por mantener el poder y lo que se ha dado en llamar “la caja”. La AFA, dice, tiene “la caja” mejor que nunca, porque cumple con sus pagos en término y ya no existe más el tráfico de cheques endosados. Cuando la economía funciona, ninguna molestia por otros aspectos gana suficiente entidad, pasa también en la política.

Lo que está claro ya es que lo de la AFA es caso de estudio, protagonista de un insólito agrande tras el peor resultado de la selección en 16 años. Es cierto que la salud del fútbol argentino no pasa sólo por los resultados de la selección, y es cierto, también, que esta AFA gobierna hace sólo un año. Pero es la que gobierna, por eso es la responsable. No sirve tomarse en serio lo que dice Humberto Grondona (“Mi Papá elegía a entrenadores campeones y del medio local. Nunca hubiera pagado una rescisión como la de Sampaoli”), entre otras cosas porque su padre le dio la selección en un Mundial a Diego Maradona. Pero, claro, fueron 35 años, y el fútbol argentino tiene el problema de seguir recordando a papá.

En todo caso, papá es hoy “Chiqui”, dueño de un sólido poder no necesariamente condicionado por el de Daniel Angelici. Lo asombroso es cómo se sostiene el enojo con Marcelo Tinelli. No les alcanza el 38-38, ahora lo acusan de “grondonista”. “La continuidad del grondonismo era Tinelli. Ni Tapia ni ninguno de nosotros fuimos socios de Burzaco. Tinelli, sí. No fuimos tampoco socios de Cristóbal López y Fabián de Souza. Tinelli, sí. A Tinelli no le fue bien en una sola empresa, todas las quebró. Vendían a Tinelli como lo nuevo y era la continuidad de Burzaco”. Hablan los incondicionales de Tapia, que siguen exhibiendo el poder del fútbol de ascenso contra los clubes grandes y son capaces de pronunciar frases como la siguiente: “Esto es como cuando estaban convencidos de que ganaba Tinelli, se equivocó todo el periodismo. Fue Atlas, Villa Dálmine, Claypole y Victoriano Arenas contra Mirtha y los Leuco”.

El fútbol argentino tiene un problema si se instala la idea de que en la noble competencia de la D y el ascenso en general está su fuerza y su futuro. El fútbol son todos, claro, pero una federación nacional, que representa al país ante una internacional como la FIFA, y que tiene además una selección que disputa Mundiales con la ambición de llegar lejos, tiene que aspirar a más.

Si no sucede lo que se está dando con Sampaoli, ese técnico que fracasó y que por eso, pese a bajar del mismo avión con la lengua afuera, hoy fue ignorado por prácticamente todos los dirigentes que aplaudieron a Tapia. Ese Sampaoli que no fue contratado un año y medio atrás porque su cláusula de rescisión del Sevilla costaba un millón y medio de dólares, ese mismo que hoy, si lo forzaran a irse, podría costarle 11 millones a la AFA. O menos, si el “operativo desgaste” cumple sus objetivos, pero millones al fin. El avión tiene razón: nos siguen sacando la lengua.

Publicado en La Nación el 04/07/2018

Los dilemas de la oposición le dan aire a Cambiemos para 2019

Tres hipótesis de por qué al peronismo se le hace difícil capitalizar el desgaste del gobierno.

Hasta ahora, durante los 31 meses que lleva Cambiemos en la gestión, los partidos y líderes de oposición fueron incapaces de capitalizar en términos políticos y electorales el natural desgaste experimentado por el gobierno. Esto incluye, ciertamente, los denominados “errores no forzados” que todas las administraciones padecen y que suelen acelerar la pérdida de imagen. ¿A qué se debe este fenómeno? ¿Cambiará acaso con la reciente crisis cambiaria y la previsible recesión que tendremos al menos por los próximos dos trimestres? Se trata de dos interrogantes cruciales para entender la dinámica del proceso electoral de cara al 2019. Sobre todo por el hecho de que, si no aprovechamos el próximo martes la gran oportunidad que nos han dado nuestros hermanos nigerianos, los potenciales competidores, que estaban preparados para comenzar sus respectivas campañas ni bien termine el Campeonato Mundial de Rusia, se verán obligados a acelerar sus planes originales. Ojalá que esto no ocurra y que nuestra querida Selección se reponga rápidamente del papelón del jueves pasado. En un país tan futbolizado como el nuestro, a nadie le puede sorprender que el calendario de la política esté concebido en función de un torneo de semejante envergadura.

La primera

No hay uno o varios partidos de oposición con la organización y los recursos necesarios como para justamente aprovechar oportunidades como estas. En efecto, el sistema de partidos está enormemente desgastado en la Argentina. Se trata de maquinarias electorales vetustas, muy oxidadas, que se ponen cada dos años en valor gracias a que aún tenemos un sistema de votación absurdo y arcaico en el que los punteros y los fiscales tienen vital importancia. A propósito, esto explica la escasa (o nula) voluntad para introducir modificaciones sencillas como la boleta única, como ocurre actualmente en las elecciones provinciales en Santa Fe y Córdoba, habida cuenta de las dudas que generan otras alternativas tecnológicamente más sofisticadas como la boleta electrónica utilizadas en Salta o en la Ciudad de Buenos Aires. Lo cierto es que, con partidos tan débiles, no hay quien esté en la práctica en condiciones de coordinar los esfuerzos necesarios para aprovechar política o, al menos comunicacionalmente, los errores forzados y no forzados del gobierno.

La segunda

Tampoco hay líderes o candidatos individuales que puedan sacar ventajas, reemplazando el vacío que dejan los partidos. En muchos casos de crisis de sistemas de partidos, aparecen líderes “extra-sistémicos” u otra clase de organizaciones políticas o de la sociedad civil que ocupan el espacio dejado justamente por el fracaso de las organizaciones partidarias. Este no es el caso de la Argentina, a pesar de la histórica importancia que tienen por ejemplo los sindicatos y otras organizaciones sociales (incluso religiosas).

La tercera

Comunicacionalmente el gobierno ha sido muy eficaz en el uso de la famosa grieta, aprovechando la imagen negativa que sigue teniendo Cristina Fernández de Kirchner. Tiende entonces a victimizarse, atribuyendo las eventuales críticas a intentos de desestabilización o bloqueo a la gestión del gobierno. Esto tiene un efecto disuasivo en líderes opositores que necesitan diferenciarse del kirchnerismo para recuperar apoyo entre los votantes independientes, sobre todo en los grandes centros urbanos, que es donde se concentran los segmentos sociales que más rechazo experimentan por el gobierno anterior.

Como puede observarse en la siguiente tabla, que corresponde a un sondeo reciente que realicé junto a D’Alessio IROL, el único dirigente peronista que tiene mayor imagen positiva que negativa es Roberto Lavagna. Recordemos que en el año 2007, el exministro de economía de Duhalde y Néstor Kirchner compitió como candidato presidencial contra Cristina, que tiene una imagen negativa realmente muy elevada, de 75%.

Vale la pena entonces preguntarnos si estamos frente a un fenómeno transitorio, que puede modificarse como consecuencia de la reciente crisis cambiaria y la erosión adicional que experimentará el gobierno como resultado de la recesión, o si por el contrario se trata de un hecho de características permanentes, que no habrá de modificarse en el marco del proceso electoral 2019. A partir de la experiencia histórica, puede especularse con que la fuerte devaluación del peso y la consecuente caída en los ingresos impactarán negativamente en la imagen del gobierno y sus principales líderes. Recordemos que la mayoría de la población ya considera que está económicamente peor que hace un año, y que su situación no mejorará en el futuro cercano. Como admitió el propio Nicolás Dujovne, es muy probable que la situación económica se deteriore aún más al menos durante el próximo trimestre. La mayoría de los analistas económicos independientes considera que el impacto de la reciente corrida cambiaria se puede extender bastante más. El siguiente gráfico, extraído del mismo sondeo, permite comprender la situación actual en materia de expectativas económicas.

Esto nos hace entonces suponer que para el gobierno, en materia de desgaste lo peor aún no pasó. Sin embargo, dentro de la Casa Rosada no abandonan su optimismo respecto del año próximo. Por un lado, consideran que el sector agroindustrial traerá nuevamente buenas noticias. Esta campaña de trigo será excepcional y, clima mediante, la terrible sequía de este año dará lugar a una fuerte recuperación en los volúmenes de soja y maíz. Esto ayudará no solo en términos de recuperación de la actividad económica, sino también para despejar los interrogantes que produce el deterioro de la balanza comercial. Siempre, claro está, que la guerra comercial entre Estados Unidos, Europa, China y también India no nos perjudique en materia de precios. Por otro lado, el nuevo nivel de tipo de cambio, que el Banco Central buscará mantener para favorecer la competitividad, en la práctica protege a un importante número de sectores industriales que sufrían por las importaciones. Esto contribuirá a sostener fuentes de trabajo, sobre todo en grandes centros urbanos, menos impactados por la esperada recuperación del sector agroindustrial. En tercer lugar, si bien este año se espera una caída en el salario real, es evidente que el mismo gobierno impulsará su recuperación en el 2019 para favorecer sus chances en el proceso electoral. Esto también debería impactar positivamente en el consumo doméstico, lo mismo que la esperada reducción de la tasa de interés (que sigue muy alta para desalentar la compra de divisas). Finalmente, el gobierno espera poder implementar, como ocurrió en el ciclo electoral 2017, con algunas oportunidades para incentivar el consumo de los sectores populares, por ejemplo con programas como los créditos Argenta, que favorecieron a los jubilados con prestaciones mínimas y a quienes reciben planes sociales.

Si bien es cierto que el esfuerzo para reducir el déficit fiscal implicará acotar la inversión esperada en obra pública, que solo parcialmente podrá compensarse vía los famosos PPP (Proyectos de infraestructura público-privados), en Cambiemos esperan llegar al 2019 con un clima económico muy distinto al actual.

La crisis cambiaria y haber tenido que recurrir al FMI obligó a modificar los planes de Macri y sus estrategas, pero tal vez el timing no fue tan malo: queda tiempo para intentar una recuperación.

Como Argentina frente a Nigeria, el gobierno depende de sí mismo. Pero para seguir adelante, necesita mejorar y mucho. Tiene una nueva oportunidad. La gran pregunta es si habrá de aprovecharla.

Publicado en TN el 23/06/2018

El debate por el aborto nos recordó que la educación sexual integral ya era ley

Aprobado en 2006, recién este año el programa de Educación Sexual Integral (ESI) se aplicará en toda la provincia. El debate por la despenalización del aborto le está dando en todo el país el empujón estratégico que le faltaba para derribar tabúes, prejuicios y temores.

El intenso y extenso debate que abrió la despenalización del aborto tiene entre sus muchos efectos colaterales el haber reimpulsado el interés y la atención por la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas. Uno de los pocos puntos donde coinciden ambos sectores en pugna, los verdes y los celestes, es que este programa aprobado por ley en el 2006 es una base fundamental para evitar llegar a la instancia extrema del aborto. Educar, entonces, más allá de toda grieta.

En Mendoza, después de 12 años de contar con esta normativa, recién en este ciclo lectivo se logró completar la capacitación de los docentes de toda la provincia. Desde que se creó este plan, su aplicación en todo el país ha sido muy despareja. De hecho, en la provincia las capacitaciones masivas arrancaron en el 2012 y hubo que derribar muchos mitos y prejuicios en el camino.

Así llegamos a un presente donde ya no hay impedimentos formales para que el programa funcione a pleno. Lo que sigue es una puesta al día para saber dónde y cómo estamos respecto a un contenido que siempre fue incómodo, pero que al lado del aborto hoy se permite abrir con más libertad puertas antes vedadas.

Actualmente, todas las escuelas de la provincia, de todos los niveles (primario, secundario, jóvenes y adultos) y modalidades, de gestión estatal y públicas de gestión privada, están obligadas por ley a la implementación de la Educación Sexual Integral (ESI).

En cuanto al seguimiento y acompañamiento, en el arranque el programa ESI está haciendo foco en las escuelas públicas antes que en las privadas. La razón, explica Miguel Conocente, titular de la DOAITE (Dirección de Orientación y Apoyo Interdisciplinario a las Trayectorias Escolares), es que se prioriza el trabajo en aquellos departamentos o secciones en donde se registran mayores índices de abuso sexual infantil y de embarazo no intencional adolescente. En esas escuelas es donde se apunta a fortalecer el programa ESI.

La intención es que los contenidos que se trabaja en las aulas no quede ahí. Por eso a partir de este año las escuelas tienen que visibilizar el trabajo que van haciendo en educación sexual con sus alumnos, ya sea con talleres que incluyen a los padres o con materiales que se incluyen en la carpeta de los chicos y que dan cuenta de lo que trabajan. La coordinación central de este programa les pide a las escuelas una agenda para ver en qué momento están trabajando el tema de educación sexual y con qué cursos.

La visita a las escuelas se realiza en función de la agenda que éstas presentan. Por ejemplo, la semana pasada integrantes del ESI estuvieron en escuelas del Valle de Uco monitoreando la implementación del programa. Una condición básica es que cada docente capacitado para desarrollar la temática de educación sexual integral tiene que contemplar las características de su escuela. No se trata aquí de bajar contenidos cerrados y acríticos.

La fuerte polémica que disparó la discusión del aborto en el Congreso nacional tuvo, como era de esperar, rebote en las aulas. Docentes que quieren hablar del tema, otros que le huyen como a una enfermedad contagiosa, chicos que preguntan, chicos que repiten lo que escuchan en sus hogares; una mezcla de opiniones, frases sacadas de contexto y argumentos a mitad de camino.

Todo este combo no es ajeno a las autoridades educativas que, lógicamente, pretenden tener la mayor claridad posible respecto del aborto para no confundir a los alumnos pero tampoco evadir el desafío de debatir una problemática tan sensible.

Conocente, como parte de la estructura de la Dirección General de Escuelas, es consciente de la repercusión que está teniendo el tema dentro y fuera de las aulas, por eso cuenta en qué instancia está Mendoza y puntualmente el programa ESI: “Con respecto al tema del aborto, estamos a la espera de que la Nación envíe un material que están elaborando. Paralelamente, nosotros preparamos un material propio con algunas recomendaciones para trabajar este tema. En la última reunión del Consejo Federal de Educación se estableció para el nivel secundario, que se trata de un tema a trabajar, cosa que no era así hasta ahora en las indicaciones para trabajar ESI. Es muy importante porque no ha tenido que ver solamente con lo que sucedió en la Cámara de Diputados, sino con todo el movimiento social que ha habido en relación con este tema. Por supuesto, que empezaron a surgir desde diferentes puntos del país la duda de cómo trabajar esto porque ya están sucediendo las preguntas en las escuelas. En el documento del Consejo Federal de Educación establece que hay que trabajar lo legal, lo social, lo ético, lo biólogo, en relación con el aborto, pero no trazan algunos lineamientos de cómo pretenden que lo trabajemos. Por eso es que acá en Mendoza estamos elaborando algunas recomendaciones”.

Lagunas, seguimiento & monitoreos

Mientras el Senado se apresta a iniciar su propio camino a la aprobación o no de la ley de interrupción legal del embarazo y la grieta de los pañuelos volverá amarcar la cancha del debate, crece el consenso de que chicos y adolescentes tienen el derecho de recibir Educación Sexual Integral.

Según una reveladora encuesta de consultora D’Alessio Irol en la provincia de Buenos Aires, sólo 2 de cada 10 alumnos recibió este tipo de instrucción en las aulas. Lo que es evidente es que todavía persisten muchas diferencias entre las provincias en relación a su aplicación “gradual” y a la cantidad de docentes capacitados para esa tarea.

En virtud de estos lamentables desfasajes y lagunas, y para darle un enfoque educativo a la norma en ciernes, en la media sanción de Diputados a último momento se le sumó un artículo que obliga a los funcionarios de los ministerios de Educación a informar en el Congreso qué obstáculos tienen para aplicar la ley 26.150 de Educación Sexual Integral. Esto significa que deberán presentar informes ante una Comisión Bicameral de Seguimiento de las leyes sobre Salud Reproductiva y Educación Sexual, la cual se formará si es que la ley de aborto legal es aprobada y promulgada.

Ese será el ámbito para recibir denuncias e informes de las distintas comunidades educativas acerca de los inconvenientes que se presenten para una aplicación efectiva de la ley, como también impulsar nuevas normas o reformas. Sobran los ejemplos de provincias a las que se les enviaba material didáctico y ex profeso no lo bajaban a las escuelas.

Tampoco serán válidas las excusas relacionadas al presupuesto. Para este año, el Ministerio de Educación de la Nación destinará unos $100 millones, 150% más que los $40 millones asignados a la ESI en 2017. Estos fondos estarán destinados sobre todo a las capacitaciones de los docentes y a la publicación de material didáctico específico.

Publicado por MDZ el 21/06/2018

Gran parte de los cordobeses que votaron a Macri aseguran que están peor que el año pasado

Una encuesta que releva la opinión de los cordobeses destaca que el 47% de los encuestados califica como mala o muy mala la gestión de Mauricio Macri mientras el 70% asegura que la situación económica hasta peor que hace un año. El mayo negro del mercado cambiario impactó duramente en el humor social.

La consultora D’Alessio Irol y Berensztein realizó un relevamiento en la provincia de Córdoba donde se arrojó un fuerte descontento con la gestión del Gobierno de Mauricio Macri y en especial con el rumbo económico en relación al último año. El mayo negro de los mercados y la suba del dólar fueron los que provocaron el mayor impacto.

La pregunta que genera una mayor visibilidad al descontento de los cordobeses se da sobre como considera su actualidad económica en relación al último año. Si se tiene en cuenta que en el mes de abril un 48% aseguraba estar peor, a la hora de ver los indicadores de mayo se desprende que un 70% de los cordobeses consideran que hoy están peor que hace un año atrás.

“Es fuerte el impacto negativo de los sucesos de mayo en la evaluación sobre el presente económico, especialmente entre votantes de Cambiemos. Pese a eso, conservan el optimismo hacia el futuro”, explica el estudio. Ahí se desprende que los que consideran estar peor que el año pasado son más entre los que votaron por Macri (el 52%) que entre los que lo hicieron por el Frente para la Victoria (42%).

De todos modos los cordobeses que votaron por Macri son los más optimistas acerca del futuro del país (40%). No obstante son los más jovenes -menores de 34 años- los menos optimistas contra apenas el 29% de los mayores de 55 que creen que la cosa no mejorará.

En cuanto a la percepcion sobre la gestión de Gobierno, los cordobeses siguen siendo optimistas aunque la calificación positiva cayó de un 56 a un 50%. De esta forma se observa que la curva de la evaluación negativa (la gestión es “mala” o “muy mala”) subió del 41% al 47% y se acerca a la positiva.

Pero un dato a tener en cuenta es la caída en la aprobación por parte de la base electoral de Cambiemos en Córdoba. Si se tienen en cuenta los indicadores de octubre de 2017, la evaluación positiva de gestión cayó un 29% pasando del 92% al 63 en este mayo. En forma lineal la desaprobación paso del 8% en el mencionado mes del año anterior a ser del 35 en el quinto mes del 2018.

Publicado en Política Argentina el 19/06/2018

Sobre los paraguas que hacen llover y el FMI

Memorias. Néstor Kirchner firmó el último acuerdo con el FMI. Mitos y verdades de los ajustes

El 11 de septiembre del 2003, en pleno gobierno de Nestor Kirchner, la Argentina cerró su ultimo acuerdo con el FMI. No eran tiempos tranquilos; aunque la economía ya se había empezado a recuperar, los indicadores sociales resultaban calamitosos y el financiamiento internacional estaba cerrado porque habíamos entrado en default en la corta presidencia de Rodriguez Saa. En la memoria popular, sin embargo, ese acuerdo nunca existió: la mayoría de la gente piensa que la ultima vez que arreglamos con el Fondo fue en el 2001 y que ello profundizó el derrumbe de la economía.

Tan es así, que una encuesta reciente de D’Alessio IROL muestra que el 75% de los argentinos considera inadecuado pedir ayuda al Fondo y que 57% piensa que la economía empeorará por esa decisión.

La memoria, se sabe a partir de las investigaciones de Elizabeth Loftus y Daniel Schacter, dista de ser una grabadora fiel, sino que mas bien edita los recuerdos y los acomoda para que sean compatibles con las reconstrucciones que cada tanto hacemos del pasado. El 15 de diciembre del 2005 el entonces presidente anunció el pago anticipado de la deuda con el organismo multilateral planteando la medida como un paso trascendental en la recuperación de la soberanía económica. Esa ultima versión, que había sido mas el resultado pragmático de una coyuntura internacional favorable, que una convicción ideológica, reemplazó en la memoria el recuerdo de la gestión que personalmente hizo Nestor el 6 de septiembre del 2003, para destrabar el acuerdo que se firmaría una semana después con el FMI. Es lógico entonces que exista una aversión masiva al Fondo, porque todos pensamos que la ultima vez que tocamos las puertas de su sede de Washinghton terminamos mal, cuando en realidad la ultima vez que lo hicimos nos fue tan bien que pudimos pagar por anticipado.

Sesgo de correlación Pero las fallas de la memoria no son el único defecto de nuestro sistema cognitivo; además somos bastante malos para distinguir entre correlaciones y causalidades. Lo cierto es que, si el fenómeno A y el B ocurren simultáneamente, es tan posible que sea A el que genera a B, como que suceda exactamente al revés, o incluso que se trate de una merca coincidencia. En las clases de econometría los profesores suelen usar el ejemplo de la educación y los ingresos para ilustrar este punto. Todos sabemos que hay correlación y que, en términos generales, la gente con mas formación gana mejor que los que estudian menos, pero no se puede descartar que la causalidad no vaya en el sentido opuesto y que en realidad lo que esté ocurriendo es que los que tienen una mejor posición económica familiar tengan mas posibilidades de estudiar y luego tengan ingresos mas altos por su herencia o sus relaciones y no por sus estudios.

Me gusta pensar al Fondo Monetario Internacional como una ambulancia. Es cierto que en general las personas que son transportadas en esas unidades médicas móviles están enfermas, pero nadie en su sano juicio pensaría que es la ambulancia la que causó el paro cardíaco, o indispuso al paciente, del mismo modo que anadie se le ocurriría pensar que los paraguas hacen llover, por más que nadie puede negar que es mucho más probable que llueva los días que la gente sale de casa con paraguas.

Del mismo modo que nadie llama una ambulancia por diversión, ningún país con una macroeconomía saludable pide asistencia del FMI. Si Argentina llama otra vez la ambulancia es porque el gradualismo fracasó; simplemente el mercado, que hasta noviembre pasado creía y financiaba la transición a la estabilidad, dejó de hacerlo. En este caso está claro que es la crisis la que causó la aparición del Fondo y no viceversa.

Así y todo, es legítimo cuestionar si la firma del acuerdo y las medidas de política económica que se desprenden de ese compromiso, resuelven o agravan la crisis.

¿Que dice la ciencia?

La Academia está dividida respecto del efecto que finalmente causa el FMI, porque metodológicamente no es fácil separar los efectos e identificar las verdaderas causas de la performance de los países que firman con el organismo. Por ejemplo, sabemos que la última experiencia argentina fue positiva a partir del acuerdo del 2003, pero no es fácil determinar hasta que punto la fuerte recuperación de la economía en 2004 y 2005 se debió al FMI y hasta que punto es atribuible a la suba internacional de la soja o a la fuerte devaluación previa. Sabemos también que la experiencia griega fue dolorosa, pero no es posible establecer claramente si lo fue por culpa de este organismo o es atribuible a las medidas dispuestas por la troika. Tampoco sabemos que hubiera pasado si, alternativamente, los helenos hubieran abandonado el Euro y devaluado luego de la crisis del 2009.

El politólogo Nathan Jensen estudió 68 países y llegó a la conclusión de que los países que firman con el Fondo reciben luego, en promedio, un 25% menos de inversiones. Sin embargo, el economista Axel Dreher concluyó, luego de un riguroso estudio econométrico, que acordar con el organismo reduce significativamente las chances de tener una nueva crisis, una vez que se controla por el hecho de que en general los países que acuden al fondo son mas propensos a las crisis, que los que tienen una macro mas sana. Finalmente, una investigación de Muhammet Bas, de la Universidad de Harvard y Randall Stone, de Rochester, sobre la base de 104 países, que fueron estudiados entre 1970 y 2008, confirma que efectivamente los países con economías mas inestables son mas propensos a acudir al Fondo y que, en promedio, los que lo hacen crecen luego más que los que, con una misma macro, no lo hacen. No obstante, descubrieron que los efectos sobre el crecimiento ulterior dependían inversamente de la severidad de la crisis previa, lo que nos hace pensar que, en el caso de Argentina, con altas reservas internacionales y relativamente baja deuda, podríamos esperar efectos positivos de mayor magnitud.

Dicho esto, también es cierto que independientemente de cual haya sido el impacto en la historia, si la opinión mayoritaria de la gente es que ir al Fondo resulta pernicioso, una suerte de profecía autocumplida podría profundizar la crisis, si el temor al Fondo se traduce en una menor predisposición al consumo de las familias y una mayor retracción a hundir capital por parte de las empresas.

Publicado en Clarín el 18/06/2018

Detrás del plan V

En plena turbulencia económica, alientan incluir a Vidal en la fórmula para 2019.

La reasignación de funciones en el equipo técnico y político del oficialismo es parte de la estrategia electoral de 2019, donde otras dos iniciativas tienen un papel importante: la despenalización del aborto que discute el Congreso y lo que es, por ahora, una hipótesis para la reelección de Mauricio Macri en la presidencia. Incorporar a María Eugenia Vidal en la fórmula. Recuperar la confianza de los mercados y rectificar el manejo del cambiario luego de que el dólar superase los 28 pesos está detrás de la designación de Luis Caputo en el Banco Central y de fortalecer a Nicolás Dujovne con un Ministerio de Economía que unifica Finanzas y Hacienda.

En esta crisis y en la de mayo, a Federico Sturzenegger se le reprochó impericia para intervenir en la cotización a través de la mesa de pases de esa entidad, con pérdida de reservas por 9 mil millones. Pero no todos los efectos de la devaluación serían tan gravosos. Chance. A la Tesorería ingresarán más pesos cuando el Central licite los 7.500 millones por el primer tramo del préstamo con el FMI. Pero además, por el impacto de inflación y reajuste tarifario podría darse que los consumidores fijen el precio de los productos, como insiste el especialista Guillermo Olivetto. Con una economía de ajuste, se invertiría la lógica del mercado: se pasaría de uno de demanda a otro de oferta, dominado por lo que los usuarios elijan comprar. Si ese fuese el contexto, inhibiría el traslado automático de inflación a precios. Lo que no despeja un horizonte complejo.

Los estudios de opinión pública de junio coinciden en destacar la inflación como la prioridad entre las preocupaciones de la ciudadanía. Explica el paro de actividades dispuesto por la CGT para el 25 y la interrupción del diálogo con el Gobierno, a quien le exigió la reapertura de paritarias, el congelamiento de despidos por seis meses, la eliminación de Ganancias en el medio aguinaldo y fondos frescos para las obras sociales sindicales. Está claro que terminar de controlarla es la expectativa más difícil de cumplir. Lo confirman las proyecciones de las autoridades económicas para 2018: entre un 27% y un 34%.

El anuncio de la salida de Sturzenegger el mismo día que la ley de despenalización del aborto tuvo media sanción en Diputados no parece casual. Tampoco que Miguel Angel Pichetto se atreviese a adelantar que lo propio podría ocurrir en el Senado. Predicciones. En la poco conocida faceta predictiva de Pichetto incide la presencia de Cristina Fernández de Kirchner en esa Cámara.

La ex presidenta pasó de su declarado antiabortismo a adelantar que votará afavor de la ley. Cristina sigue siendo un tema convocante para acercar posiciones con el Gobierno. Con mandato hasta 2019, Pichetto está convencido de la necesidad de dar una vuelta de página al kirchnerismo, del que también intenta diferenciarse la CGT conducida por el triunvirato de Juan Carlos Schmid, Carlos Acuña y Héctor Daer. Con ellos se reunió antes de verse con Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, la semana pasada, para discutir el traspaso de Aysa al gobierno porteño y al bonaerense, con el que insisten los gobernadores peronistas para negociar con Macri el ajuste incluido en el acuerdo con el Fondo Monetario. Es un tema que todavía no está resuelto, como confió Vidal al gabinete ampliado que reunió en La Plata el jueves y donde el tema de la ley de despenalización del aborto no fue analizado. O no, al menos, con el nivel de detalle que lo hicieron en la mesa chica del PRO y otras figuras de la oposición. Un caso es el de Felipe Solá, que cambió y votó a favor. En la reunión con intendentes en su domicilio de General Rodríguez del 2 de junio sinceró la disyuntiva de su eventual candidatura presidencial. No lo conocen los menores de 45 años, que en 2019 serán el 40% de los electores. En la franja de entre 15 y 29 años, más del 70% está a favor de la despenalización. Es comprensible que esa morfología del padrón inquiete también al kirchnerismo.

Los millennials serán los que definan las elecciones en las que Macri y Cristina representan situaciones asimétricas. La ex presidenta es la preferida del kirchnerismo para 2019 con un 84% de adhesiones, seguida muy lejos por Axel Kicillof (11%) y Agustín Rossi (4%), según la medición de junio de la consultora Agora. Si la elección se definiese solo en esa minoríaintensa, CFK arrasaría a Macri por más de 25 puntos en la lectura propuesta por Synopsis. Macri se impone en los escenarios donde la política no es un valor significativo en la vida cotidiana.

Hasta antes de la última corrida, la imagen positiva del Presidente se situaba en torno a los 45 puntos. Es decir, los mismos valores de mayo de 2017, de acuerdo con D’Alessio IROL. Ella. Mientras, Vidal vuelve a rondar los 60 puntos. La gobernadora evitó embanderarse con la ley de despenalización del aborto que por segunda vez enfrentó al kirchnerismo y a la Iglesia. La primera fue en 2015, cuando el clero promovió el voto a favor de Vidal y en contra de Aníbal Fernández.  Mérito de Cambiemos, tildado de naif cuando Macri anunció el envío de la iniciativa al Congreso durante la Asamblea Legislativa.

Apropósito, ¿le habrá adelantado Vidal al Papa su estrategia en su visita al Vaticano? Quienes alientan la candidatura de Vidal a vicepresidenta insisten, precisamente, en el fenómeno de dos años atrás, cuando una perfecta desconocida le ganó a un peronismo en descomposición. Eso, para desbaratar el argumento de los que creen imprescindible a Vidal para retener la provincia de Buenos Aires. Las especulaciones son muchas. Otros sacan cuentas desmedidas. Si acompañase a Macri en la fórmula, la gobernadora quedaría limitada a una sola reelección como candidata a presidente en 2023. Parece un exceso de cálculo y de optimismo. Dos factores que empujaron la crisis que se intenta remediar.

Publicado en Perfil el 16/06/2018