Fin del piropeador serial. Los hombres ya piensan dos veces antes de soltar un piropo

Piropo viene de “pyropus”, una piedra preciosa de color granate, intenso, similar al rubí. El rubí, justamente, simboliza el corazón y es la piedra que los hombres le regalaban a sus mujeres para gratificarlas. Hablamos de cientos de años ya, de una tradición que empezó como galantería y hoy agoniza. Según dos estudios a los que accedió Clarín, la mayoría de los hombres ya piensan dos veces antes de soltar un piropo. Y los que piropean prefieren que sea a mujeres de su círculo íntimo, con las que tiene confianza y trato cotidiano. Es una nueva era, que se ve sobre todo en las personas más jóvenes.

Cuando se analiza la encuesta de la Universidad Abierta Interamericana se advierte ese cambio generacional. En las siguientes preguntas “¿Se cuestiona antes de decir un piropo?”, “Alguna vez evita el piropo o lo reprime, por miedo a quedar catalogado como un machista o un acosador?”, “¿Evita decirle un piropo a una compañera de trabajo por miedo a ser considerado machista o acosador?”, “¿Nota que el piropo ahora está cuestionado o mal visto?”, en todos los casos, la franja de 18 a 29 años es la que tiene más porcentaje de respuestas positivas. Es decir que ese grupo pareciera mostrar una actitud más consciente sobre los piropos respecto de los hombres de 30 a 39 años, de 40 a 49 años y de 50 años o más, tal como estaba segmentado el estudio.

En la misma línea, según el estudio de D´Alessio IROL, el 50% de los encuestados mayores a 36 años admiten piropear con menos frecuencia que en otras épocas. Y el 80% de los consultados dice piropos, pero solo a mujeres con las que tiene confianza, familiares o amigas.

Un dato para los hombres: Si bien el 40% considera que los piropos son una forma de halago a la mujer, cuando se pasa de “la mujer en abstracto, a la personalización en algún integrante de su familia, solo un 9% piensa que son buenos para la autoestima femenina.

Si bien hay antecedentes respecto de la regulación de los piropos (ver “Un tango…”), en los últimos años aparecieron más iniciativas destinadas a controlar el acoso callejero, presentadas por funcionarios públicos y también motorizadas por asociaciones civiles y redes sociales.

“El acoso callejero es un tipo de violencia machista que sufrimos las mujeres desde niñas y que se encuentra muy naturalizado en nuestra sociedad”, dice Victoria Donda, que presentó un proyecto de ley en Diputados para penar el acoso callejero con multas. Ese proyecto fue asignado a las comisiones de Legislación Penal, Familia y Mujer y Legislación General. Aún no fue tratado en ninguna comisión pero tiene estado parlamentario.

Donda aporta también números de una encuesta sobre el acoso callejero: “El 70% de las encuestadas lidia con comentarios sobre su apariencia física. El 67% de las mujeres encuestadas toma rutas alternativas para sentirse seguras cuando planea salir de su casa. El 63% de las mujeres refiere salir acompañadas por un hombre, un grupo de personas o una mujer para sentirse más seguras al momento de transitar determinados espacios en la vía pública y un 59% debió soportar gestos vulgares”.

En estos días, la campaña #MiPrimerAcoso sirvió para difundir miles de casos en Latinoamérica sobre el acoso hacia la mujer. También el sitio “Acción Respeto” promueve campañas de concientización para reducir el acoso.

“Es como tener un granito, casi no te das cuenta de que lo llevas”

Lo dice Nicolás Batsios, un porteño de 33 años que hace cuatro meses se implantó dos chips, uno en cada mano.:
“Hace 4 meses me puse dos implantes NFC. La sensación es similar a un granito en cada mano. Al principio es extraño, lo tocás a cada rato, pero en unas pocas semanas ya casi no te das cuenta de que lo llevas metido bajo la piel”, cuenta Nicolás Batsios, un porteño de 33 años que se sumó a la tendencia.
“El chip viene dentro de una jeringa, que hace de aplicador. Yo no me animé a inyectarlos, me daba impresión, así que le pedí a un amigo que me ayudara. Es apenas un pinchazo”, recuerda. Para aquellos que tienen aprensión a insertar este chip bajo la piel, también hay anillos y piercings que cumplen la misma función.
Como Batsios se dedica a la seguridad informática, investigó durante varias semanas cúal era el mejor y lo encargó a un vendedor de China. “Yo los utilizo como método de autenticación, para agendar información y guardar claves. Pero puede servir también para abrir puertas o guardar tu historial médico. Y si sufrís un accidente, el médico que te atiende podría saber, con solo apoyar un lector en tu mano, tu tipo de sangre y si sos alérgico a determinados medicamentos o tu obra social. Lo podés programar desde la computadora o el celular”, detalla.
En nuestro país Batsios es un pionero, pero no es el único. Un estudio de la consultora D’Alessio IROL, sobre una base de 380 argentinos, refleja que si bien no todos están dispuestos a instalar uno de estos chips en su cuerpo, no hay dudas de que se trata de una tecnología que llegó para quedarse. Ante la pregunta si aplicarían un chip subcutáneo a sus hijos, 7 de cada 10 personas evaluarían la posibilidad. La mitad de los consultados lo haría para monitorear cuestiones relacionadas con la salud. La mayoría lo haría para almacenar sus datos médicos. La otra razón más elegida sería para poder rastrearlo, por si se pierde o lo secuestran. Además, tres de cada 10 personas evaluarían la posibilidad de utilizar chips como localizador, ante la posibilidad de ser víctimas de un secuestro.
Pero sólo la mitad de los encuestados se lo implantaría.

Celulitis: por el estilo de vida, la sufren hasta las nenas

Salud Un mal de época

A partir de los 12 ya empiezan las consultas. Es por la mala alimentación, el sedentarismo y el adelantamiento de la menarca, entre otras causas.

Las mujeres que hoy tienen más de 60 años dicen que, en su juventud, una mujer con celulitis era la excepción y no la regla. Que podían llegar a tener celulitis quienes habían pasado por varios embarazos o quienes habían subido mucho de peso, pero rara vez las adolescentes. Los médicos que ya tienen décadas de experiencia lo recuerdan y por eso siguen sorprendiéndose cuando las ven llegar a sus consultorios preocupadas: chicas que, a los 12 o 13 años, ya tienen celulitis. El asunto es que, detrás de lo meramente estético, hay un trasfondo ligado a la salud: si la celulitis aparece a edades cada vez más tempranas es, en gran parte, por algunos hábitos de vida poco saludables que hemos adoptado las mujeres.
La celulitis depende de tres factores centrales: la genética (las hijas de mujeres que tienen celulitis tienen mayor predisposición a tenerla), las hormonas femeninas (por eso tienen celulitis las mujeres y las travestís que toman estrógenos, y no los hombres) y el estilo de vida (los malos hábitos de alimentación, el sedentarismo, entre otros).
“¿Por qué estamos viendo celulitis en niñas desde los 12 años? “Básicamente, por el estilo de vida. Por un lado, por el tipo de alimentación: a diferencia de generaciones anteriores, donde se comía mucha comida casera y fresca, ahora se comen cada vez más alimentos procesados, enlatados y ensobrados, con muchos conservantes. También se hace menos actividad física: por cuestiones de seguridad, esas niñas salen menos a jugar al aire libre, como se hacía en las infancias de antes, y eso contribuye al sedentarismo”, explica la médica especialista en Endocrinología y Diabetes, Patricia Rodolfi. “A eso hay que sumarle el uso de tóxicos como el cigarrillo y el alcohol, que se empiezan a consumir a edades cada vez más tempranas, y la anticoncepción: hoy tenemos chicas que tienen vida sexual activa antes que en otras generaciones y por lo tanto arrancan más temprano a tomar anticonceptivos hormonales, que retienen agua e inducen a la celulitis”. A esto también hay que sumar el adelantamiento de la menarca (la primera menstruación) , que genera una explosión de hormonas precoz. Lo cierto es que cuando uno busca un tratamiento para mejorar el aspecto de la celulitis, se encuentra con varias opciones y una advertencia: ninguna funciona si no va acompañada de hábitos de vida saludables, como tomar entre 1 y 2 litros de agua por día, reducir el consumo de sal, bajar el consumo de alcohol y eliminar el cigarrillo. Y sin embargo, todo lo que no hay que hacer es lo que en esa franja etaria se hace cada vez más: un informe del Ministerio de Salud de la Nación mostró que el abuso de alcohol en los adolescentes se duplicó durante la última década, que la edad promedio de inicio es a los 13 años y que no hay diferencias de consumo entre varones y mujeres.
Pero no sólo en consumo de alcohol las mujeres venimos apropiándonos de hábitos que eran mayormente masculinos. En la última Encuesta Mundial de Tabaquismo en jóvenes se vio que en Argentina las adolescentes de entre 13 y 15 años ya fuman más que los varones de la misma edad (21,5% de ellas vs. 17,4% de ellos). Y acá no solo cuentan los hábitos que se adquieren, como fumar, sino los que se copian del seno familiar. ” Hablamos de niñas y adolescentes que, en muchos casos, se criaron con madres que trabajan mucho, duermen poco, fuman y, no tienen tiempo de enseñarles hábitos de vida saludables, por lo que heredaron ese estilo de vida”, agrega Leslie Ortner, médico especialista en clínica estética.
“La preocupación es cada vez más precoz. Tengo una paciente de 14 años que se ilumina los muslos con el celular para mostrarme que ya tiene celulitis”, dice el dermatólogo Sergio Escobar, miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología. Lo que también queda claro es que, lo que es un dramón estético para mujeres, es casi la nada misma desde la óptica masculina. Según una encuesta hecha por D’Alessio IROL para Clarín, la celulitis es, junto con la obesidad y la flacidez, la cuestión estética que más preocupa a las argentinas. La enorme mayoría de los hombres, en cambio, deja en claro que no vale tanto la pena hacer acrobacias para taparla (ver “Ocho de cada diez…). Juran que “no les interesa” o algo que para una mujer suena inconcebible: que si hay, ellos “ni siquiera se dan cuenta”.

Doce claves para evitar esa incómoda “piel de naranja”
1 Hacer actividad física. Las actividades de elongación favorecen el drenaje linfático. La natación es la más recomendada: siguen yoga, pilates, caminar. No ayudan a la celulitis las que implican microimpactos, como la equitación, el step o correr.
2 Tomar abundante agua. Resulta positivo para drenar líquidos tomar entre uno y dos litros de agua por día. No se recomienda beber más de la cantidad indicada porque se fuerza la diuresis sin beneficios probados.
3 Eliminar el cigarrillo y reducir el alcohol. El tabaco es uno de los grandes productores de radicales libres, que inducen a la fibrosis del tejido celular subcutáneo que genera la llamada “piel de naranja”.
4 Reducir la sal. Esto significa no agregar más sal a los platos (no hace falta comer sin sal). Los alimentos procesados, enlatados, conservados tienen exceso de sal. Si se le suman poco líquido bebido, hay retención de líquidos y empeora el aspecto.
5 Alimentos que no ayudan: fiambres y embutidos, por la carga de sal y conservantes. Tampoco ayudan los postres y los azúcares refinados. Esto porque producen “glicación” que le resta elasticidad a la piel.
6 Alimentos que ayudan: Los vegetales de todos los colores, las frutas, las legumbres y, en general alimentos no procesados, ayudan a eliminar líquidos retenidos y toxinas, y mejoran el aspecto de la celulitis.
7 Evitar la ropa ajustada: porque deteriora el drenaje linfático. Preferir zapatillas cómodas, zapatos bajos y, si se puede, hacer largas caminatas descalzas en la arena (también favorece mucho el drenaje linfático). Los tacos no son recomendables.
8 Mejorar la postura: No pasar mucho tiempo ni sentanda ni parada. Si trabaja sentada, pararse cada dos horas y caminar. Dormir con los pies elevados unos 15-20 cm: por ejemplo, poner un par de almohadas debajo de los talones.
9 Dormir bien: Ocho horas al día es lo recomendado. Está probado que la restricción de sueño enlentece los procesos metabólicos favoreciendo la retención de líquidos y la acumulación de grasa.
10 No usar anticonceptivos hormonales: favorecen la retención de agua en el organismo. Se puede conversar con el ginecólogo y pedirle alternativas de anticonceptivos con mínimas dosis hormonales o usar DIU sin hormonas.
11 Usar cremas y masajear: Usa cremas con cafeína, lipolíticos y extractos vegetales linfoquinéticos. Hacer el masaje circular ascendente desde el tobillo hacia la ingle y masajear bien la ingle para activar el drenaje linfático.
12 Hacer tratamientos según el tipo de celulitis: La mesoterapia es buena para la celulitis adiposa y flácida. La radiofrecuencia es útil en la flácida. La ultracavitación en la adiposa y en la compacta.

Encuesta exclusiva
Ellos no se fijan en “eso” que a ellas les molesta tanto
Hay chistes sobre celulitis:
– Tenes algo en la pierna. -¿Dónde?
– Ahí, entre Combate de los Pozos y Pavón.
Hay jeans, hechos con tela de cafeína, para combatir la celulitis, y hay cada vez más tratamientos en el mercado. Sin embargo, todo indica que se
trata de un drama de mujeres que a los hombres no les mueve un músculo. Una encuesta hecha por D’Alessio a pedido de Clarín preguntó a los varones: “¿Te fijas en la celulitis?”. El 51% contestó “Sí, pero no me interesa” y otro 27% restante dijo “No, no me doy cuenta”. Las mujeres, en cambio, sí le miran la celulitis a las otras mu-
jeres. Sólo 1 de cada 10 no se da cuenta si otra mujer tiene celulitis. Y el 35% contestó que sí se fija y que le resulta desagradable. Además, el 80% de las encuestadas hace algo para combatirla: la gran mayoría porque le incomoda, muchas otras por el “qué dirán” pero ninguna porque su pareja le haya hecho un comentario negativo.

Celulitis: a pesar de ser común, muchas mujeres aún la viven con vergüenza

Informe realizado por D’Alessio IROL, en base a encuestas online sobre panel propio, efectuadas a  250 argentinos. Las mismas fueron respondidas  entre el 5 y el 8 de septiembre de 2015.

La celulitis incomoda y en un 93% de los casos genera cambios en la forma de mostrarse y de comportarse.

 

SÍNTESIS

 

Preocupaciones estéticas

  • La celulitis está entre las tres cuestiones estéticas que más preocupan a las mujeres.
  • 80% de las mujeres consultadas realiza alguna acción para combatirla

Las mujeres tienen  una mirada más dura sobre el tema

  • 3 de cada 10 hombres ni siquiera notan si una mujer tiene celulitis. Y 5 de cada 10 lo ven, pero no les interesa.
  • En cambio ellas se sí fijan en la celulitis de otras mujeres y un 35% la considera desagradable.


Incomodidad con la propia imagen

  • 93% de quienes tienen celulitis confiesan que han efectuado cambios a partir de la incomodidad que les genera.
  • Los mismos van desde cuestiones externas, como la vestimenta, hace cuestiones más personales, como la forma de vivir la mirada de la pareja en situaciones de intimidad.

 

Las celulitis, entre las principales preocupaciones estéticas femeninas

 

¿Cuáles de estos temas estéticos te preocupan?

% Respuestas múltiples

1

Fuente: D’Alessio IROL

  • La celulitis es, junto con la obesidad y la flacidez uno de los problemas estéticos que más preocupan a las argentinas.
  • Si bien la inquietud por la celulitis ya está presente entre las más jóvenes, el pico de preocupación se da entre los 25 y los 34 años.
     

Las mujeres, críticas. Los hombres, indiferentes.

 

¿Te fijás en la celulitis de las mujeres?

2

Fuente: D’Alessio IROL

 

  • 3 de cada 10 hombres ni siquiera se dan cuenta de que una mujer tiene celulitis. Y 5 de cada 10 la ven, pero no les interesa.
  • Las mujeres son más críticas: 9 de cada 10 la notan en otras mujeres y sienten mayor desagrado.

 

La celulitis genera incomodidad con la imagen corporal

 ¿Cuál es tu principal motivación para querer combatir la celulitis?

Base: Mujeres que padecen celulitis – %

3

Fuente: D’Alessio IROL

  • Las mujeres afirman que su principal motivación para combatir la celulitis es mejorar la percepción que ellas mismas tienen de su propio cuerpo más que el “qué dirán”.
  • No mencionan haber recibidos comentarios directos de su pareja en relación al tema.

¿Hubo cambios  en tus hábitos ocasionados por la celulitis?

% Respuestas múltiples

Base: Mujeres que padecen celulitis

4Fuente: D’Alessio IROL

  • 93% de quienes tienen celulitis confiesan que han efectuado cambios tanto en su forma de vestir como en su manera de relacionarse con otros a partir de la incomodidad que les genera.

La relación con el otro

  • 3 de cada 10 mujeres casadas se sienten incomodas ante el hecho de que su marido les vea la  celulitis.
  • Entre las solteras, este dato empeora: 4 de cada 10 se sienten que la celulitis les genera mayor inseguridad al desnudarse en la intimidad frente a una persona a quien conocieron recientemente.

Se pierde la libertad de vestirse como se quisiera

  • El pareo se convierte en una pieza indispensable de la indumentaria de playa (64%)
  • Se cambia el estilo de traje de baño, buscando alguno menos revelador (36%)
  • Se abandonan short y minifalda (42%)
  • Estos datos se dan por igual en mujeres jóvenes que no tendrían otros motivos para modificar su vestimenta.

 

La celulitis preocupa y ocupa.

¿Qué solés hacer para combatir la celulitis?

% Respuestas múltiples

Base: Mujeres que padecen celulitis

5

Fuente: D’Alessio IROL

  • 80% de las mujeres realiza alguna actividad para intentar mejorar la celulitis.
  • Entre las más mencionadas están mantener una correcta hidratación (57% bebe al menos 2 litros de agua por día)  y utilizar cremas para mejorar el aspecto de la piel (50%).

Mantenidos hasta los 25: una reforma polémica al Código Civil Argentina

Hace seis años que Sebastián De Luca (24) estudia Derecho y le faltan no menos de otros tres para recibirse. A juzgar por el tiempo que le está llevando la carrera, cualquiera diría que tiene poca disciplina para el estudio, pero la realidad es más bien la opuesta. Obligado a trabajar para mantenerse, Sebastián anda siempre con sus apuntes encima y aprovecha cada minuto libre como remisero para preparar finales. Aún así le cuesta mucho avanzar y más de una vez, como él mismo reconoce, se ha planteado la posibilidad de dejar la facultad.
Su caso, lejos de una rareza, se ha convertido a lo largo de los últimos años en una situación tan frecuente que parece justificar un cambio normativo de fondo. Para evitar que un gran número de jóvenes con potencial terminen abandonando su formación profesional por falta de apoyo, el nuevo proyecto de reforma del Código Civil plantea extender la obligación de los padres de mantener a sus hijos estudiantes hasta los 25 años.

La propuesta -que se espera que llegue al Congreso antes de fin de año- se fundamenta en una situación familiar muy común de la que Sebastián, hijo de padres divorciados, prefiere no hablar. Como la obligación de manutención llega hoy hasta los 21 años, una vez que los hijos cumplen esa edad, muchos padres separados dejan de brindarles apoyo económico regular y deben abandonar los estudios para salir a trabajar.

Con ese trasfondo, el artículo 663 del proyecto de reforma del Código Civil plantea concretamente que “la obligación de los progenitores de proveer recursos al hijo” subsistirá “hasta que éste alcance la edad de 25 años, si la prosecución de estudios o preparación profesional de un arte u oficio le impide proveerse de medios necesarios para sostenerse independientemente”.

De ser aprobada por el Congreso, esta reforma vendría a convalidar un criterio que en la práctica ya se encuentra en vigencia. Y es que frente a los numerosos conflictos de este tipo que llegaron a la Justicia a lo largo de los últimos años, los jueces vienen fallando a favor de mantener a los hijos para que puedan completar su formación. Con todo, el hecho de que ese criterio se incorpore ahora al Código Civil despierta opiniones contrapuestas.

¿BENEFICIOSO O CONTRAPRODUCENTE?

Las primeras controversias en torno a los beneficios de extender la obligación de manutención sobre los hijos quedaron de manifiesto en una encuesta nacional realizada semanas atrás por la consultora D’Alessio IROL. Frente a la pregunta de si esta reforma aumentaría la capacitación de los jóvenes o sólo extendería su adolescencia, el 48% de los padres consultados consideró que retrasaría su madurez, contra un 22% que se mostró a favor de la medida, y un 30% que dijo que no tendrá mayor impacto.

“Muchos de nosotros completamos nuestras carreras mientras trabajábamos e incluso mientras criábamos hijos. No entiendo por qué esta generación no puede hacer lo mismo. No estoy para nada de acuerdo. Con este tipo de políticas vamos a seguir fomentando adolecentes de treinta años que no terminan nunca de irse de la casa de los padres y se sienten abrumados ante la mínima adversidad”, opina Víctor Mendoza (59), un ingeniero agrónomo padre de tres hijos.

“Me parece que una medida así puede ser muy buena en los casos de esos papás separados que se hacen los sonsos teniendo recursos. Pero la verdad es que no estoy segura de si es justo crearle una obligación legal a un matrimonio que tal vez hizo un gran esfuerzo durante años cuando sus hijos ya tienen edad suficiente para empezar a poner un poco el hombro”, dice Alicia Perrota (46), ama de casa y madre de dos adolescentes.

“Sé de varios chicos de la facultad que tuvieron que dejar de estudiar para bancarse por su cuenta. Estaría bueno que exista la obligación de que los padres los ayuden cuando pueden hacerlo. Pero también estaría bueno que la Universidad ofreciera becas especiales para los casos en que no se trata de un problema de mala voluntad”, entiende Ariel Bignoni (25), estudiante de Ingeniería.

Sin manifestarse a favor ni en contra, la psicóloga Fabiana Guerrero resalta un hecho que no puede ser pasado por alto en el contexto en que se plantea la reforma. “Nos encontramos en la actualidad con una tendencia a la extensión de la permanencia de los hijos en los hogares parentales, lo que pone de manifiesto la necesidad de un tiempo más extenso de sostén afectivo y económico para concretar el despegue”, dice.

ALCANCES

Lo cierto es que “la idea de aumentar hasta los 25 años la obligación alimentaria no es nueva. Ya en 1993 el Poder Ejecutivo había presentado un proyecto que proponía esta reforma en base a la jurisprudencia francesa. Pero no prosperó. Luego, en 2009, al discutirse la ley que bajó la mayoría de edad a los 18 años se decidió, como una forma de compensación, dejar la obligación alimentaria derivada de la patria potestad hasta los 21, que es la regla que nos rige a la fecha”.

Así lo explica el doctor Juan José De Oliveira, abogado y docente en Derecho Civil de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNLP, quien considera que la reforma sería positiva para que los padres les garanticen una formación profesional a sus hijos “siempre y cuando éstos no tengan los medios para sustentarse por su cuenta”.

“Porque ése -señala De Oliveira- es un punto que el proyecto de reforma del Código deja bien en claro. Después de los 21, la obligación alimentaria no puede estar solventada en la nada; sino que tiene que existir una `prosecución de estudios o preparación profesional de un arte u oficio´que impida al hijo mantenerse sin otra ayuda. Por lo cual, los padres quedarían eximidos de esa obligación si se comprobara que el hijo está concurriendo a la facultad solamente en forma ociosa”.

Otro aspecto a destacar de ese artículo del proyecto, menciona el especialista en Derecho Civil, es que “no sólo habilita al hijo a reclamar alimentos a uno o a ambos padres, sino que también podría hacerlo el progenitor con el cual convive, para que el otro colabore con la obligación alimentaria”.

Si bien el proyecto no detalla el alcance puntual de esa obligación, sino que habla simplemente de “proveer los recursos” para la “prosecución de estudios”, esto, entiende el doctor De Oliveira, “abarcaría la vivienda (si no convive con alguno de los padres), la comida, el transporte, los elementos de estudio, la cuota de la facultad si ésta fuera privada, y hasta el esparcimiento. Habrá que ver después cómo se lo instrumenta: si se establece un porcentaje del sueldo o una suma fija mensual acordada por ambas partes”. En cualquier caso,cuando no haya acuerdo para fijar la cuota, deberá ser el juez quién analice cada situación en particular.

Por ley, quieren que los hijos sean mantenidos hasta los 25

Es para los que estudian, y ya hay polémica. Lo establece un proyecto que impulsa el Gobierno. Ahora esa obligación vence a los 21. Según
un sondeo, la mayoría de los padres cree que la medida extenderá la adolescencia de los jóvenes.
15/04/12

Fue a mediados de la década del ‘70, cuando un grupo de chicos de ropas rotosas y pelos parados escandalizó al mundo y le devolvió un poco de sangre al rock and roll. El punk gritaba que no había futuro y mejor era morir antes de los 25. Cuarenta años después, la mayoría de ellos sigue vivo, se transformó en parte de aquello que odiaba y se preocupa porque a los 25 sus hijos todavía siguen en casa.

El Código Civil, el que rige la vida cotidiana de todos nosotros, fue escrito en 1869 cuando los muchachos de antes ni siquiera imaginaban la gomina. La reforma que impulsa el Gobierno nacional –que será enviada en las próximas semanas al Congreso– intenta ponerlo a tono con un mundo en el que los “indignados” ya no pelean por cambiarlo sino por no quedar afuera. El artículo 663 de este nuevo Código intentará establecer que mientras los hijos sigan estudiando los padres tendrán la obligación de mantenerlos hasta los 25 años (ahora es hasta los 21) .

La norma fue pensada para una Argentina en la que todas las edades se han retrasado: los viejos viven más, los embarazos llegan más tarde y los hijos retrasan su partida. Pero una Argentina en la que también los jóvenes son el blanco dilecto de la desocupación: Según datos del INDEC, mientras que el índice general de desempleo es del 6,7 %, entre las mujeres de menos de 29 años trepa al 16,7 %, y 11,9 % para los hombres. En Capital y GBA, llega casi al 20 %.

“Este artículo se basa en el principio de solidaridad familiar”, explica Nelly Minyersky, abogada de familia y una de las especialistas que participó de la redacción del anteproyecto. Y agrega: “Lo que se busca es continuar la responsabilidad con quien se ha compartido un proyecto de vida. Ese hijo que está estudiando seguramente ha sido impulsado por los padres”.

El espíritu de esta norma, explicaron los juristas que escribieron el texto, es que la ley refleje lo que ocurre con una clase media que suele financiar a sus hijos hasta que terminen los estudios. ¿Pero por qué hace falta una ley? Porque los antecedentes indican que los aportes se cortan cuando los padres están separados y entonces, en la mayoría de los casos, cuando los hijos cumplen 21 la madre es la que termina haciéndose cargo de todos los gastos . Para redactar este artículo, los juristas se basaron en una infinidad de casos en los que la Justicia ya dictaminó a favor de mantener a los hijos hasta los 25 .

El cambio ya genera polémicas. Para la psiquiatra y psicoanalista Graciela Onofrio, “cada vínculo filial va a definir los límites del amparo económico.

No necesitamos un padre más poderoso en épocas de paternidad tardía ; corremos el riesgo de obligar a un padre jubilado a sostener a un hijo adulto sólo por el efecto de una ley . Corremos el riesgo de fabricar hijos adultos “botines de guerra” de relaciones exconyugales disfuncionales”.

María Esther de Palma, de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar, coincide: “Yo no estoy de acuerdo. La intención puede ser buena pera la realidad es que la mayoría de los padres separados tiene dificultades para mantener dos casas”.

De acuerdo con un sondeo, de la consultora D’ Alessio IROL, para la mayor parte de los padres una medida así mantendrá a los hijos más tiempo en la etapa de adolescencia (Ver infografía) .

En el otro extremo, el doctor Andrés Rascovsky, presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina, es un firme defensor de esta norma: ” Es muy difícil desarrollarse sin el apoyo familiar en una sociedad tan competitiva.

Es una sociedad filicida, los jóvenes están desprotegidos, por eso me parece importante el cambio”.

La reforma establece como condición que los hijos vivan con sus padres, que no cuenten con recursos propios y que estén estudiando. Por eso, más allá de los puntos a favor y en contra, lo cierto es que es una norma para público reducido. Desde hace décadas, estudio y trabajo ya no vienen con garantía de inserción social.

Polémico proyecto para mantener a los hijos hasta los 25 años

De aprobarse la iniciativa impulsada por el Gobierno, el beneficio sería para aquellos que todavía estudien. En la actualidad esa obligación vence a los 21 años, y una encuesta revela que la mayoría de los padres cree que la medida extenderá la adolescencia de los jóvenes

La reforma que promueve el Poder Ejecutivo será enviada en las próximas semanas al Congreso. La norma fue pensada para una Argentina en la que todas las edades se han retrasado: las personas adultas viven más, los embarazos llegan más tarde y los hijos retrasan su ida de la casa paterna.

Pero como si todo eso no bastara, también es un país en el que los jóvenes son el principal blanco de la desocupación según datos del INDEC, mientras que el índice general de desempleo es del 6,7 %, entre las mujeres de menos de 29 años trepa al 16,7 %, y 11,9 % para los hombres. Y en la Capital Federal y el GBA, llega casi al 20 por ciento.

Nelly Minyersky, abogada de familia y una de las expertas que participó de la redacción del anteproyecto, explica que “este artículo se basa en el principio de solidaridad familiar. Lo que se busca es continuar la responsabilidad con quien se ha compartido un proyecto de vida, y ese hijo que está estudiando seguramente ha sido impulsado por los padres”.

El espíritu de esta iniciativa, según explicaron los juristas que escribieron el texto, es que la ley refleje lo que sucede con una clase media que suele financiar a sus hijos hasta que terminen los estudios. Aunque a pesar de esto es necesaria una norma porque los antecedentes indican que los aportes se cortan cuando los padres están separados y entonces, en la mayoría de los casos, cuando los hijos cumplen 21 la madre es la que termina haciéndose cargo de todos los gastos. Para redactar este artículo, los juristas se basaron en una infinidad de casos en los cuales la Justicia ya dictaminó a favor de mantener a los hijos hasta los 25 años.

Pero el cambio ya genera polémicas, y para la psiquiatra y psicoanalista Graciela Onofrio, “cada vínculo filial va a definir los límites del amparo económico”. En diálogo con el diario Clarín, agrega que “no necesitamos un padre más poderoso en épocas de paternidad tardía, porque corremos el riesgo de obligar a un padre jubilado a sostener a un hijo adulto sólo por el efecto de una ley. Así se corre el riesgo de fabricar hijos adultos “botines de guerra” de relaciones exconyugales disfuncionales”.

En la otra vereda el doctor Andrés Rascovsky, presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina, defiende con firmeza la aprobación de la iniciativa: “Es muy difícil desarrollarse sin el apoyo familiar en una sociedad tan competitiva. Porque ésta es una sociedad filicida donde los jóvenes están desprotegidos, y por eso me parece importante el cambio”.

De acuerdo con un sondeo de la consultora D’Alessio IROL, para la mayoría de los padres una medida así mantendrá a los hijos durante un lapso más prolongado en la etapa de adolescencia. La reforma establece como condición que los hijos vivan con sus padres, que no cuenten con recursos propios y que estén estudiando. Algo por lo cual queda claro que de recibir luz verde en el Congreso será un beneficio sólo para un segmento reducido de la población.

Por ley, los hijos serán mantenidos por sus padres hasta los 25 años

Eso ocurrirá si prospera un proyecto del Gobierno nacional. Será para los que estudian. Ahora esa obligación vence a los 21 años.

Fue a mediados de la década del ‘70, cuando un grupo de chicos de ropas rotosas y pelos parados escandalizó al mundo y le devolvió un poco de sangre al rock and roll.

El punk gritaba que no había futuro y mejor era morir antes de los 25. Cuarenta años después, la mayoría de ellos sigue vivo, se transformó en parte de aquello que odiaba y se preocupa porque a los 25 sus hijos todavía siguen en casa.

El Código Civil, el que rige la vida cotidiana de todos nosotros, fue escrito en 1869 cuando los muchachos de antes ni siquiera imaginaban la gomina.

La reforma que impulsa el Gobierno nacional –que será enviada en las próximas semanas al Congreso– intenta ponerlo a tono con un mundo en el que los “indignados” ya no pelean por cambiarlo sino por no quedar afuera.

El artículo 663 de este nuevo Código intentará establecer que mientras los hijos sigan estudiando los padres tendrán la obligación de mantenerlos hasta los 25 años (ahora es hasta los 21) .

La norma fue pensada para una Argentina en la que todas las edades se han retrasado: los viejos viven más, los embarazos llegan más tarde y los hijos retrasan su partida. Pero una Argentina en la que también los jóvenes son el blanco dilecto de la desocupación.

Según datos del INDEC, mientras que el índice general de desempleo es del 6,7 %, entre las mujeres de menos de 29 años trepa al 16,7 %, y 11,9 % para los hombres.

En Capital y GBA, llega casi al 20 %.

“Este artículo se basa en el principio de solidaridad familiar”, explica Nelly Minyersky, abogada de familia y una de las especialistas que participó de la redacción del anteproyecto. Y agrega: “Lo que se busca es continuar la responsabilidad con quien se ha compartido un proyecto de vida. Ese hijo que está estudiando seguramente ha sido impulsado por los padres”.

El espíritu de esta norma, explicaron los juristas que escribieron el texto, es que la ley refleje lo que ocurre con una clase media que suele financiar a sus hijos hasta que terminen los estudios. ¿Pero por qué hace falta una ley? Porque los antecedentes indican que los aportes se cortan cuando los padres están separados y entonces, en la mayoría de los casos, cuando los hijos cumplen 21 la madre es la que termina haciéndose cargo de todos los gastos . Para redactar este artículo, los juristas se basaron en una infinidad de casos en los que la Justicia ya dictaminó a favor de mantener a los hijos hasta los 25 .

El cambio ya genera polémicas. Para la psiquiatra y psicoanalista Graciela Onofrio, “cada vínculo filial va a definir los límites del amparo económico.

No necesitamos un padre más poderoso en épocas de paternidad tardía ; corremos el riesgo de obligar a un padre jubilado a sostener a un hijo adulto sólo por el efecto de una ley . Corremos el riesgo de fabricar hijos adultos “botines de guerra” de relaciones exconyugales disfuncionales”.

María Esther de Palma, de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar, coincide: “Yo no estoy de acuerdo. La intención puede ser buena pera la realidad es que la mayoría de los padres separados tiene dificultades para mantener dos casas”.

De acuerdo con un sondeo, de la consultora D’ Alessio IROL, para la mayor parte de los padres una medida así mantendrá a los hijos más tiempo en la etapa de adolescencia (Ver infografía) .

En el otro extremo, el doctor Andrés Rascovsky, presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina, es un firme defensor de esta norma: “ Es muy difícil desarrollarse sin el apoyo familiar en una sociedad tan competitiva.

Es una sociedad filicida, los jóvenes están desprotegidos, por eso me parece importante el cambio”.

La reforma establece como condición que los hijos vivan con sus padres, que no cuenten con recursos propios y que estén estudiando.

Por eso, más allá de los puntos a favor y en contra, lo cierto es que es una norma para público reducido. Desde hace décadas, estudio y trabajo ya no vienen con garantía de inserción social.

Una inversión mínima de $ 1.400

La pregunta del millón es: ¿Qué costo tiene para los padres mantener a sus hijos hasta los 25 años?

O puesto en otros términos: ¿Cuánto es lo que tienen que invertir? Martín Tetaz, economista, profesor e investigador en la Universidad Nacional de La Plata, lo explica: “En primer lugar hay que computar el costo de la canasta básica alimentaria para un joven de entre 21 y 25 años. De acuerdo a los informes metodológicos del INDEC, un varón de esa edad requiere 2.860 calorías diarias, mientras que una mujer necesita como mínimo 2.000. Para el INDEC, el costo de la canasta básica para un adulto era en febrero de $ 209,98 pero, como es sabido, esos números no son confiables. Por fortuna la Dirección de Estadísticas de la provincia de Santa Fe continúa publicando un índice de precios de alimentos, usando la misma metodología que tenía el INDEC antes de la intervención. Según esos datos, el costo es de $ 371,16”.

Y sigue: “Hay que contemplar también otros gastos, además de los alimentarios. Para arribar al costo de la Canasta Básica Total, el INDEC calcula que el 45% del gasto por adulto en el hogar es en alimentos, de modo que hay que agregar un 55% de otros gastos, lo que eleva la canasta total a los $823,97. Pero ese es el costo mínimo necesario para que un adulto no caiga debajo de la línea de la pobreza”.

En las clases medias, los gastos en comida -que son mayores- solo representan en promedio un 35% del gasto total del hogar.

Así, para los hogares con ingresos que van entre los $ 3.580 y $ 8.000 mensuales se necesitan $1.399,09 para mantener a un joven que tiene entre 21 y 25 años, concluyó Tetaz.

Fernando Blanco Muiño, de la Unión de Consumidores de Argentina, calcula un presupuesto mayor. “Entre la prepaga (500 pesos), la telefonía celular (150), los viáticos (150), el esparcimiento (600), la vestimenta (250) y los materiales didácticos (200) la cuenta sube a los 4.200 pesos mensuales, con alimentación y educación incluida”.

El cálculo del experto fue realizado en base a un hogar urbano, con ingresos superiores a los 12.000 pesos.

Hasta el momento, la obligación de los padres “comprende la satisfacción de las necesidades de los hijos en manutención, educación y esparcimiento, vestimenta, habitación, asistencia y gastos por enfermedad” hasta que cumplan los 21 años.

Según Tetaz, “la reforma propuesta viene a normar una conducta que resulta del propio interés de los padres dado que el artículo 367 del Código actual estipula una relación recíproca de mantenimiento por grado de consanguinidad entre padres e hijos. Así, como los hijos también tienen obligación de mantener a los padres en caso de imposibilidad de estos para generar sus propios medios (en la vejez, por ejemplo) y la cuantía del mantenimiento es proporcional a las posibilidades económicas de los hijos, pues resulta una excelente decisión invertir en la educación de los hijos para mejorar su posición económica”.

 

Por ley, quieren que los hijos sean mantenidos hasta los 25

Fue a mediados de la década del ‘70, cuando un grupo de chicos de ropas rotosas y pelos parados escandalizó al mundo y le devolvió un poco de sangre al rock and roll. El punk gritaba que no había futuro y mejor era morir antes de los 25. Cuarenta años después, la mayoría de ellos sigue vivo, se transformó en parte de aquello que odiaba y se preocupa porque a los 25 sus hijos todavía siguen en casa. El Código Civil, el que rige la vida cotidiana de todos nosotros, fue escrito en 1869 cuando los muchachos de antes ni siquiera imaginaban la gomina.

La reforma que impulsa el Gobierno nacional –que será enviada en las próximas semanas al Congreso– intenta ponerlo a tono con un mundo en el que los “indignados” ya no pelean por cambiarlo sino por no quedar afuera. El artículo 663 de este nuevo Código intentará establecer que mientras los hijos sigan estudiando los padres tendrán la obligación de mantenerlos hasta los 25 años (ahora es hasta los 21).

La norma fue pensada para una Argentina en la que todas las edades se han retrasado: los viejos viven más, los embarazos llegan más tarde y los hijos retrasan su partida.

Pero una Argentina en la que también los jóvenes son el blanco dilecto de la desocupación: Según datos del INDEC, mientras que el índice general de desempleo es del 6,7 %, entre las mujeres de menos de 29 años trepa al 16,7 %, y 11,9 % para los hombres. En Capital y GBA, llega casi al 20 %.

“Este artículo se basa en el principio de solidaridad familiar”, explica Nelly Minyersky, abogada de familia y una de las especialistas que participó de la redacción del anteproyecto. Y agrega: “Lo que se busca es continuar la responsabilidad con quien se ha compartido un proyecto de vida. Ese hijo que está estudiando seguramente ha sido impulsado por los padres”.

El espíritu de esta norma, explicaron los juristas que escribieron el texto, es que la ley refleje lo que ocurre con una clase media que suele financiar a sus hijos hasta que terminen los estudios. ¿Pero por qué hace falta una ley? Porque los antecedentes indican que los aportes se cortan cuando los padres están separados y entonces, en la mayoría de los casos, cuando los hijos cumplen 21 la madre es la que termina haciéndose cargo de todos los gastos.

Para redactar este artículo, los juristas se basaron en una infinidad de casos en los que la Justicia ya dictaminó a favor de mantener a los hijos hasta los 25 . El cambio ya genera polémicas.

Para la psiquiatra y psicoanalista Graciela Onofrio, “cada vínculo filial va a definir los límites del amparo económico. No necesitamos un padre más poderoso en épocas de paternidad tardía ; corremos el riesgo de obligar a un padre jubilado a sostener a un hijo adulto sólo por el efecto de una ley . Corremos el riesgo de fabricar hijos adultos “botines de guerra” de relaciones exconyugales disfuncionales”.

María Esther de Palma, de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar, coincide: “Yo no estoy de acuerdo. La intención puede ser buena pera la realidad es que la mayoría de los padres separados tiene dificultades para mantener dos casas”.

De acuerdo con un sondeo, de la consultora D’ Alessio IROL, para la mayor parte de los padres una medida así mantendrá a los hijos más tiempo en la etapa de adolescencia.

En el otro extremo, el doctor Andrés Rascovsky, presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina, es un firme defensor de esta norma: “ Es muy difícil desarrollarse sin el apoyo familiar en una sociedad tan competitiva. Es una sociedad filicida, los jóvenes están desprotegidos, por eso me parece importante el cambio”.

La reforma establece como condición que los hijos vivan con sus padres, que no cuenten con recursos propios y que estén estudiando. Por eso, más allá de los puntos a favor y en contra, lo cierto es que es una norma para público reducido. Desde hace décadas, estudio y trabajo ya no vienen con garantía de inserción social.

Fuente: Clarín

Mantenidos hasta los 25: ¿Aumentará la capacitación de los jóvenes o extenderá la etapa adolescente?

Irse o no de la casa:

Se h puesto en el tapete por el proyecto de ley que extiende la obligación de los padres de mantener a sus hijos hasta los 25 años mientras estén estudiando.

La sensación es que en lugar de adelantar su maduración, mantendrá más tiempo a los jóvenes en la etapa de adolescencia.

 

¿Qué opina del cambio de ley que extiende la obligación de los padres de mantener a sus hijos hasta los 25 años mientras estén estudiando?

%-Base de padres

Mejorará la formación/capacitación de los jóvenes

22

Retrasará la madurez de los jóvenes

48

No tendrá mayores cambios

30

 

 

 

 

Fuente: D’ Alessio IROL

 

¿Hasta qué edad mantenerlos?

Las posiciones están divididas:

  • La mitad de los padres piensan mantenerlos hasta el tradicional límite que marca la mayoría de edad.
  • Los 25 años parecen una edad probable para otra parte de los adultos.

 

¿Hasta qué edad mantendría a sus hijos por propia voluntad?

-% Base de padres

18-21 años

48

22-25 años

30

26-30 años

22

 

Fuente: D’ Alessio IROL


 

Lo bien que se está en casa…

  • Los padres piensan que sus hijos se quedaran viviendo en la casa familiar más años de lo que ellos desearían. Al 74% les gustaría que se queden hasta los 25 años, pero menos de la mitad, 39%, suponen que se cumplirá lo que desean. Incluso 2 de cada 10 predicen que continuarán viviendo con ellos aún cuando superen los 30 años.
  • Los hombres tienen a los 25 años como el límite máximo de edad en la que suponen sus hijos estarían en su mismo techo. En tanto las mujeres, quizás más realistas, lo extienden hasta los 30 años.

¿Hasta qué edad le gustaría que sus hijos vivan en su casa y hasta qué edad cree que van a vivir? Excluyente

%-Base de adultos mayores de 25 años

 

Me gustaría

Vivirían

18-21 años

22%

17%

22-25 años

52%

22%

26-30 años

22%

45%

Mayor de 30 años

4%

16%

 

 

 

 

Fuente D’Alessio IROL

 

Qué dicen los jóvenes…

De encuestas cualitativas que efectuamos para conocer “la otra visión”, encontramos que los adolescentes consultados piensan que esta ley puede ayudarlos en su formación y afirman que están cómodos y desearían quedarse en la casa familiar hasta los 25 años.

Su mayor inconveniente para dejar el nido es el económico. Extrañar a los padres no parece ser la barrera para pensar en irse a vivir solos.