Por qué Lavagna puede ser un cisne negro para Cambiemos

Su equipo de confianza, encabezado por Miguel Peirano y su hijo Marco, avanza en el armado de una eventual postulación presidencial, que se materializaría si Macri no logra estabilizar la economía y se concreta un acuerdo con el peronismo.

Cada vez que le preguntan si en 2019 volverá a ponerse el traje de candidato presidencial, Roberto Lavagna responde con buenas frases: “Hay que dejarle lugar a los jóvenes”, repite por estos días sin negar ni aclarar nada. Hasta ahora, el economista siempre se mostró desinteresado en volver al ruedo. Pese a mantener su gran ego intacto, creía que su tiempo ya había pasado y que había que apostar a las nuevas generaciones. Pero las cosas cambiaron y esa posibilidad tomó fuerza entre propios y extraños por la caída en la confianza que sufre el Gobierno y la ineficacia de la oposición -en especial del peronismo- para capitalizar ese desgaste. Según pudo saber 3Días de fuentes de su entorno, Lavagna ya dio el visto bueno para que su equipo de confianza -encabezado por Miguel Peirano y su hijo Marco- comience a trabajar en su candidatura, que podría materializarse si Mauricio Macri no logra estabilizar la crisis y avanzan las negociaciones de sus delfines con el peronismo.

Son varios los sectores del justicialismo que vienen fogoneando la postulación de Lavagna. Con hocico de lebrel, el primero en considerar que el ex ministro de Economía es “el hombre para ser candidato y restaurar al peronismo en el poder en 2019” fue el ex presidente Eduardo Duhalde. “La Argentina necesita un Gobierno de transición de cuatro años para ordenar las cosas. Y Lavagna es un hombre muy experimentado”, propuso el bonaerense en declaraciones a varios programas de radio la semana pasada.

Otro sector del peronismo -cuya cara visible es Miguel Pichetto- también se ilusiona con que la figura del ex funcionario de Duhalde, Raúl Alfonsín y nestor kirchner logre superar las viejas antinomias y aglutine a la fuerza detrás de su postulación. Las negociaciones con el Frente Renovador de Sergio Massa -en el que está enrolado el ex ministro- están a la orden del día y se suceden bajo el más absoluto hermetismo. Pero la condición del equipo de Lavagna es clara: trabajar para que su jefe no aparezca como el candidato del peronismo sino como la cabeza de una coalición más amplia en la no estaría incluido el kirchnerismo. “No hace falta que sea el candidato del peronismo, sino de una construcción entre parte del PJ y otras fuerzas. Desde hace rato, en el país ganan frentes electorales, no candidatos puros”, dice un hombre de su equipo.

El razonamiento es simple: creen que en el electorado crece el rechazo por igual hacia Mauricio Macri y Cristina Kirchner, y que la mayoría ya no es ni macrista ni kirchnerista puro.

Los últimos resultados del monitor de credibilidad que realizan mensualmente las firmas Taquión y Trespuntozero confirma esta tendencia, así como la baja credibilidad que tienen en general las figuras públicas e institucionales. El 70% cree que el país no es confiable. Cuando hablan, solo el 33,4% le cree al Presidente y el 33,1% a Cristina Kirchner. Con todo, a la oposición le va peor que al oficialismo. “Quizá lo que más explica la falta de crecimiento de la oposición ante los problemas del Gobierno es que cuando el Gobierno dice que trabaja para mejorar el futuro de todos los argentinos, el 33,5% le cree. Ahora, cuando se le pregunta lo mismo respecto de cuando lo dice la oposición sólo lo hace el 21,4%. La oposición está enmarcada frente a la sociedad como un conjunto de gente que sólo está trabajando para recuperar el poder, no está pensando en mejorar la realidad del pueblo”, explica Sergio Doval, director de Taquión. Pero cree que Lavagna podría ser “un cisne negro” para el Gobierno.

Pues bien, no sorprende que el peronismo busque colgarse de la buena estrella del ex ministro. Es que el ex funcionario es uno de los pocos candidatos de la oposición que tiene una alta imagen positiva y podría obtener votos de distintas fuentes. Según el Monitor de Humor Social y Político realizado por las consultoras D’Alessio IROL y Berensztein, Lavagna se ubica tercero en el ránking de posicionamiento de dirigentes, con un 49% de imagen positiva y 35% negativa, detrás de María Eugenia Vidal (57% positiva y 37% negativa) y Elisa Carrió (51% positiva y 43% negativa). En el cuarto puesto aparece Macri con el 45% de imagen positiva y el 48% negativa. Cómo se ve, la crisis impacta negativamente en la imagen de gestión, no así en los referentes de Cambiemos. Por caso, José Manuel Urtubey registra un 32% de imagen favorable y un 48% en contra, mientras Sergio Massa va a la cola de la fila, con tan sólo 10% de imagen positiva y un 80% de negativa. Algo que podría llevarlo a construir una alternativa opositora de la mano de Lavagna en la provincia de Buenos Aires, el talón de Aquiles del espacio.

Aunque no se trata de intención de voto sino de imagen del potencial candidato, Sergio Berensztein -titular de la consultora que lleva su nombre- afirma que ambas variables están relacionadas.

“Lavagna tiene tres cosas a favor que son bastante inusuales: arrastra votos de otras fuerzas políticas, algo que pocos líderes de la oposición logran. Lo votan peronistas, radicales y votantes de Cambiemos que están decepcionados. Es, además, uno de los pocos políticos que entiende de economía. Y el tercer atributo, muy tentador, es que sería un presidente para un solo mandato, debido a su edad. Eso lo vuelve muy atractivo como solución contingente”, analiza Berensztein.

En síntesis, al peronismo le cierra que el economista de 76 años sea un candidato de transición, una suerte de bombero que apague el incendio y se vaya a su casa. Les daría tiempo así a los caciques peronistas -que en octubre perdieron en las elecciones legislativas locales- a concentrarse en el armado electoral en sus propios terruños, de cara al 2023.

Menos Cristina, la opositora con mejor intención de voto, que no supera el 25% promedio en las encuestas, y con techo muy definido, todos los candidatos peronistas tienen chances de crecer y construir una candidatura.

Para Lavagna, que siempre tuvo ambiciones presidenciales, llevarse el bronce al final de su carrera política no sería nada despreciable. Incluso Pichetto podría ser el compañero de fórmula que selle el acuerdo, según una versión echada a rodar en base a los buenos números que arroja esa dupla en una encuesta.

La gran incógnita por estas horas es que hará Margarita Stolbizer, socia en la última elección de Sergio Massa. ¿Estaría la titular del GEN dispuesta a apoyar la candidatura del economista? Fue precisamente la postulación presidencial de Lavagna con el sello de la UCR, y en una fórmula con Gerardo Morales, el principal motivo por el que la dirigente pegó el portazo en 2007 y se fue del centenario partido. Pero ya se sabe: en la Argentina, todo es posible.

Publicado en El Cronista el 28/06/2018

Monitor de Humor Social y Político – Junio

-Los sucesos económicos recientes acentuaron la crítica del presente y el pesimismo hacia el futuro.

-Los votantes del actual Gobierno sienten que aún no recibieron lo que esperaban, pero mantienen su confianza en la gestión.

-Pese a la leve caída en junio, siguen vigentes los proyectos personales que implican dinero y la intención de afrontarlos con ingresos propios y el apoyo de las tarjetas.

-Inflación e inseguridad continúan siendo los temas preocupantes más recurrentes. Muestran interés por la corrupción, con foco en el pasado o el presente según posicionamiento político. Electores de Cambiemos: sostienen reclamos por movilizaciones/piquetes y subsidios indiscriminados; Votantes del FPV hacen mayor hincapié en la economía cotidiana: tarifas, desempleo y deudas.

-El acuerdo con el FMI no sería un motivo de celebración. Se trataría de una mala decisión a rechazar (según opositores) o de un mal necesario para evitar una crisis, por lo cual todo el arco político debería acompañar (según oficialistas).

-Cae la imagen de las principales figuras políticas en el último mes. De todas maneras, los dirigentes de Cambiemos (encabezados por Vidal, Carrió y Macri) conservan una distancia significativa sobre los opositores.

Informe completo: Monitor de Humor Social y Político – Junio

Los dilemas de la oposición le dan aire a Cambiemos para 2019

Tres hipótesis de por qué al peronismo se le hace difícil capitalizar el desgaste del gobierno.

Hasta ahora, durante los 31 meses que lleva Cambiemos en la gestión, los partidos y líderes de oposición fueron incapaces de capitalizar en términos políticos y electorales el natural desgaste experimentado por el gobierno. Esto incluye, ciertamente, los denominados “errores no forzados” que todas las administraciones padecen y que suelen acelerar la pérdida de imagen. ¿A qué se debe este fenómeno? ¿Cambiará acaso con la reciente crisis cambiaria y la previsible recesión que tendremos al menos por los próximos dos trimestres? Se trata de dos interrogantes cruciales para entender la dinámica del proceso electoral de cara al 2019. Sobre todo por el hecho de que, si no aprovechamos el próximo martes la gran oportunidad que nos han dado nuestros hermanos nigerianos, los potenciales competidores, que estaban preparados para comenzar sus respectivas campañas ni bien termine el Campeonato Mundial de Rusia, se verán obligados a acelerar sus planes originales. Ojalá que esto no ocurra y que nuestra querida Selección se reponga rápidamente del papelón del jueves pasado. En un país tan futbolizado como el nuestro, a nadie le puede sorprender que el calendario de la política esté concebido en función de un torneo de semejante envergadura.

La primera

No hay uno o varios partidos de oposición con la organización y los recursos necesarios como para justamente aprovechar oportunidades como estas. En efecto, el sistema de partidos está enormemente desgastado en la Argentina. Se trata de maquinarias electorales vetustas, muy oxidadas, que se ponen cada dos años en valor gracias a que aún tenemos un sistema de votación absurdo y arcaico en el que los punteros y los fiscales tienen vital importancia. A propósito, esto explica la escasa (o nula) voluntad para introducir modificaciones sencillas como la boleta única, como ocurre actualmente en las elecciones provinciales en Santa Fe y Córdoba, habida cuenta de las dudas que generan otras alternativas tecnológicamente más sofisticadas como la boleta electrónica utilizadas en Salta o en la Ciudad de Buenos Aires. Lo cierto es que, con partidos tan débiles, no hay quien esté en la práctica en condiciones de coordinar los esfuerzos necesarios para aprovechar política o, al menos comunicacionalmente, los errores forzados y no forzados del gobierno.

La segunda

Tampoco hay líderes o candidatos individuales que puedan sacar ventajas, reemplazando el vacío que dejan los partidos. En muchos casos de crisis de sistemas de partidos, aparecen líderes “extra-sistémicos” u otra clase de organizaciones políticas o de la sociedad civil que ocupan el espacio dejado justamente por el fracaso de las organizaciones partidarias. Este no es el caso de la Argentina, a pesar de la histórica importancia que tienen por ejemplo los sindicatos y otras organizaciones sociales (incluso religiosas).

La tercera

Comunicacionalmente el gobierno ha sido muy eficaz en el uso de la famosa grieta, aprovechando la imagen negativa que sigue teniendo Cristina Fernández de Kirchner. Tiende entonces a victimizarse, atribuyendo las eventuales críticas a intentos de desestabilización o bloqueo a la gestión del gobierno. Esto tiene un efecto disuasivo en líderes opositores que necesitan diferenciarse del kirchnerismo para recuperar apoyo entre los votantes independientes, sobre todo en los grandes centros urbanos, que es donde se concentran los segmentos sociales que más rechazo experimentan por el gobierno anterior.

Como puede observarse en la siguiente tabla, que corresponde a un sondeo reciente que realicé junto a D’Alessio IROL, el único dirigente peronista que tiene mayor imagen positiva que negativa es Roberto Lavagna. Recordemos que en el año 2007, el exministro de economía de Duhalde y Néstor Kirchner compitió como candidato presidencial contra Cristina, que tiene una imagen negativa realmente muy elevada, de 75%.

Vale la pena entonces preguntarnos si estamos frente a un fenómeno transitorio, que puede modificarse como consecuencia de la reciente crisis cambiaria y la erosión adicional que experimentará el gobierno como resultado de la recesión, o si por el contrario se trata de un hecho de características permanentes, que no habrá de modificarse en el marco del proceso electoral 2019. A partir de la experiencia histórica, puede especularse con que la fuerte devaluación del peso y la consecuente caída en los ingresos impactarán negativamente en la imagen del gobierno y sus principales líderes. Recordemos que la mayoría de la población ya considera que está económicamente peor que hace un año, y que su situación no mejorará en el futuro cercano. Como admitió el propio Nicolás Dujovne, es muy probable que la situación económica se deteriore aún más al menos durante el próximo trimestre. La mayoría de los analistas económicos independientes considera que el impacto de la reciente corrida cambiaria se puede extender bastante más. El siguiente gráfico, extraído del mismo sondeo, permite comprender la situación actual en materia de expectativas económicas.

Esto nos hace entonces suponer que para el gobierno, en materia de desgaste lo peor aún no pasó. Sin embargo, dentro de la Casa Rosada no abandonan su optimismo respecto del año próximo. Por un lado, consideran que el sector agroindustrial traerá nuevamente buenas noticias. Esta campaña de trigo será excepcional y, clima mediante, la terrible sequía de este año dará lugar a una fuerte recuperación en los volúmenes de soja y maíz. Esto ayudará no solo en términos de recuperación de la actividad económica, sino también para despejar los interrogantes que produce el deterioro de la balanza comercial. Siempre, claro está, que la guerra comercial entre Estados Unidos, Europa, China y también India no nos perjudique en materia de precios. Por otro lado, el nuevo nivel de tipo de cambio, que el Banco Central buscará mantener para favorecer la competitividad, en la práctica protege a un importante número de sectores industriales que sufrían por las importaciones. Esto contribuirá a sostener fuentes de trabajo, sobre todo en grandes centros urbanos, menos impactados por la esperada recuperación del sector agroindustrial. En tercer lugar, si bien este año se espera una caída en el salario real, es evidente que el mismo gobierno impulsará su recuperación en el 2019 para favorecer sus chances en el proceso electoral. Esto también debería impactar positivamente en el consumo doméstico, lo mismo que la esperada reducción de la tasa de interés (que sigue muy alta para desalentar la compra de divisas). Finalmente, el gobierno espera poder implementar, como ocurrió en el ciclo electoral 2017, con algunas oportunidades para incentivar el consumo de los sectores populares, por ejemplo con programas como los créditos Argenta, que favorecieron a los jubilados con prestaciones mínimas y a quienes reciben planes sociales.

Si bien es cierto que el esfuerzo para reducir el déficit fiscal implicará acotar la inversión esperada en obra pública, que solo parcialmente podrá compensarse vía los famosos PPP (Proyectos de infraestructura público-privados), en Cambiemos esperan llegar al 2019 con un clima económico muy distinto al actual.

La crisis cambiaria y haber tenido que recurrir al FMI obligó a modificar los planes de Macri y sus estrategas, pero tal vez el timing no fue tan malo: queda tiempo para intentar una recuperación.

Como Argentina frente a Nigeria, el gobierno depende de sí mismo. Pero para seguir adelante, necesita mejorar y mucho. Tiene una nueva oportunidad. La gran pregunta es si habrá de aprovecharla.

Publicado en TN el 23/06/2018

La crisis no impacta de lleno en los referentes de Cambiemos

Así se desprende del reciente Monitor de Humor Social y Político de D’Alessio IROL y Berensztein. El principal factor es que esta coalición fue votada por factores políticos e ideológicos antes que económicos. De todos modos, es creciente el descontento con la gestión.

Los acontecimientos de mayo impactaron negativamente en la visión sobre el presente económico, lo que deparó en más críticas entre votantes del actual Gobierno, quienes siguen esperando más de la gestión.

La preocupación por la actualidad no se traslada por completo a las expectativas, pues predomina un pesimismo sobre la situación general, pero dentro de valores equilibrados; y conservan proyectos personales solventados principalmente por ingresos propios.

An Digital

De acuerdo al Monitoreo de Humor Social y Político elaborado por D’Alessio IROL y Berensztein, inflación e inseguridad siguen siendo los temas que más preocupan en ambos lados de la grieta.

Además, necesitan percibir acciones concretas ante los vaivenes económicos, y los cambios en el Gabinete serían una buena señal. En este marco, valoran la ampliación de la “mesa chica” de Mauricio Macri.

Como dato saliente del informe de mayo, vale resaltar que la incertidumbre coyuntural no impacta de lleno en la imagen de los principales dirigentes de Cambiemos (Macri, María Eugenia Vidal y Elisa Carrió).

Esta coalición fue votada por factores políticos e ideológicos antes que económicos y su panorama electoral sería favorable.

Finalmente, la gobernadora Vidal continúa siendo la dirigente opositora más reconocida por quienes votaron al FpV, con un 28 % de calificaciones positivas en este segmento.

Publicado en AN Digital el 04/06/2018

El desborde inflacionario genera un pico de pesimismo en la sociedad

Tres de cada cuatro personas evalúa que la situación económica es peor a la de hace un año y la mayoría le pone nota negativa al Gobierno. Piden cambios en el Gabinete.

Como corolario de una corrida cambiaria que desbordó los niveles de inflación esperada para el mes pasado, la sociedad exhibe signos de desgaste en la relación con el Gobierno que se reflejan en un alto pesimismo sobre el andar de la economía. Hoy, tres de cada cuatro personas considera que la situación actual es peor que la de hace un año y la mayoría estima que es tiempo de hacer correcciones en el gabinete ministerial.

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Así lo muestra la última entrega del Monitor del Humor Social, que elabora D’Alessio Irol/Berensztein en exclusiva para El Cronista. El resultado de la encuesta, realizada el mes pasado a 1510 adultos en todo el país, arroja un pico de 75% en la visión negativa sobre la actualidad económica, que supera las diferencias de la grieta política. Y es que mientras casi un 89% de quienes votaron al Frente para la Victoria en la última elección presidencial sostiene en el tiempo que la situación es peor o mucho peor que la de hace un año atrás, también un 60% de los que optaron por Mauricio Macri se manifiestan de esa forma, 20 puntos más que la cifra registrada para el mismo grupo en abril pasado.

“Buena parte del crecimiento de la disconformidad proviene de Cambiemos. Hoy la discusión con quienes no lo votaron gira en torno a tarifas y el FMI, aunque en otro momento pueden ser los despidos u otro tema… Haga lo que haga el Gobierno, la relación con la oposición no cambia. Sin embargo, hay deterioro de la relación con los votantes propios”, señala el consultor Eduardo D’Alessio quien, no obstante resalta que “no hay dirigentes que puedan capitalizar ese descontento y los votantes de Macri no piensan en saltar a otro lado”.

Por su parte, el analista Sergio Berensztein agregó su valoración política. “La crisis cambiaria potenció el desgaste que la administración Macri viene experimentado desde diciembre pasado”, remarcó. “Sin embargo, vale la pena resaltar dos elementos de la actual coyuntura política. Por un lado, una fragmentada oposición sigue sin poder capitalizar el creciente descontento de la opinión pública. Veremos si esto cambia en el contexto de las medidas de austeridad que son ahora impostergables”.

Para Berensztein, “Cambiemos sigue teniendo el apoyo de alrededor de un tercio de la sociedad, lo que constituye un piso significativo y sobre todo superior al que obtienen otros espacios políticos. Si la oposición continúa fragmentada, el gobierno sigue siendo muy competitivo en términos electorales”.

La tendencia negativa comenzó a escalar en octubre pasado y fue acompañada, en menor escala, por una mirada cada vez menos optimista sobre el futuro. Si bien en mayo esa medición no registró variables, aún un 52% de los entrevistados, el valor más elevado de la serie; supone que la situación económica del país estará peor dentro de un año, frente a un 43% que proyecta que será mejor.

Esta visión tiene su correlato en la calificación que se le otorga a la gestión de Gobierno, que de la misma manera exhibe un máximo de 56% en las notas malas, contra un mínimo de 40% en las buenas. Lejos de los valores del clima de victoria electoral de 2017, hoy uno de cada tres de los votantes oficialistas considera que la gestión es mala o muy mala. Más aún, un 62% de quienes eligieron a Macri piensa que es necesario que el jefe de Estado realice cambios en el Gabinete.

Al respecto, también un 62% de los encuestados consideró positiva la ampliación de la “mesa chica” de decisiones en la que el Presidente apoya su administración, con la inclsuión del ministro del Interior, Rogelio Frigerio; el titular de la Cámara Baja, Emilio Monzó, y el radical Ernesto Sanz.

La principal razón del enojo se puede encontrar en la falta de una solución al principal temor que arrastra la sociedad, sea cual sea la preferencia política del consultado. Con una inflación que, según estiman las consultoras privadas, alcanzó al menos el 2,7% en mayo y acumula ya más de 12% en cinco meses, la suba de precios continúa al tope de los temas que más preocupan para nueve de cada diez encuestados, seguida por la inseguridad (72%), el aumento de las tarifas de luz y el gas (64%) y la presión impositiva (58%).

Pese a todo, un 71% de los votantes de Cambiemos (42% del FpV) cree que en el próximo año podrá concretar proyectos personales como comprar o reparar la vivienda, adquirir un vehículo, salir de vacaciones o saldar deudas, entre otros. Quizá porque, según el sondeo, solo 16% de los que pusieron la boleta de Macri en la urna lo hicieron “para estar mejor económicamente”, un 34% tomó esa decisión “para que no gane el kirchnerismo”, mientras que un 45% la eligió para “volver alas instituciones republicanas”. Es este último grupo el que mantiene la visión más positiva sobre el devenir económico del país y personal. Pero los que optaron por Macri para derrotar al kirchnerismo o estar mejor económicamente, esperan más de la actual gestión y remarcan la necesidad de cambios en el Gabinete.

Publicado en El Cronista el 04/06/2018

Aprender a gobernar desde la debilidad.

Vivimos en un país caracterizado por una endémica fragilidad institucional que explica recurrentes crisis de gobernabilidad. Nada hace suponer que estemos, al menos por ahora, próximos a un nuevo episodio, pero el entorno político ha cambiado de forma súbita y profunda. Sin embargo, algunos actores políticos, sobre todo dentro del Gobierno, no se han adaptado aún al nuevo escenario. Por el contrario, continúan comportándose como si la reciente crisis cambiaria no hubiese implicado un punto de inflexión en la historia de la administración Macri.

Parecen esos boxeadores que luego de sufrir un duro golpe bailotean en el ring buscando oxígeno como si nada hubiera pasado. Pero el impacto se ha sentido, queda aún un largo round cambiario por delante y es imperiosa una estrategia adecuada para recuperar la iniciativa, pues la pelea por la reducción del déficit fiscal recién está comenzando. Ni hablar del proceso electoral 2019, que parecía resuelto hasta hace unas semanas y hoy está caracterizado por niveles de incertidumbre muy considerables.

La pelea por las tarifas, la votación del Senado y el posterior veto son tres fotos con un mismo origen: remiten a la renuencia por parte del Gobierno a concretar un acuerdo macro de gobernabilidad que incluya pautas concretas en materia de políticas de estabilización y reformas estructurales. La tentación hiperpresidencialista de Cambiemos, o al menos del macrismo puro, derivó en una errónea lectura de las victorias de 2015 y 2017: era posible gobernar con acuerdos contingentes, minimalistas y de limitada importancia. Por no querer aparecer débil y buscar el consenso con la legitimidad y el prestigio intactos, ahora el Gobierno no tiene más opción que lograr un compromiso, pero lo hace desde una posición de fragilidad.

El Gobierno necesita los apoyos necesarios para aprobar el presupuesto 2019 con fuertes recortes: esto implica en la práctica el fin (el fracaso) del gradualismo. En estos días se está negociando con el FMI la profundidad de las medidas de austeridad, pero todo hace suponer que si este año el déficit rondará los 2,5% del PBI, el año próximo debería reducirse al menos a la mitad. Semejante recorte implica un esfuerzo muy superior a las medidas que en su momento propuso Ricardo López Murphy en su breve paso como ministro de Economía de Fernando de la Rúa. Por eso Macri está rápidamente buscando el diálogo con los gobernadores: aunque la mayoría tenga un presupuesto relativamente equilibrado, la Argentina necesita gastar mucho menos, tanto en la administración central como en las provincias y los municipios. Además, es imperioso bajar la carga tributaria para estimular el crecimiento: tenemos múltiples desafíos en materia de competitividad, pero uno de los obstáculos más evidentes es la presión fiscal. Nada de eso puede lograrse sin un consenso que incluya a los gobernadores. Aunque debería involucrar a otros actores económicos, políticos y sociales.

¿Está trabajando el Gobierno en esa dirección? Hasta ahora no parecen haberse dado los pasos necesarios. La reincorporación de los exiliados (Monzó, Frigerio) a la mesa política constituyó un giro más cosmético que real. Y si bien es cierto que Nicolás Dujovne tiene asignada la agria tarea de “ajustador oficial”, no hubo una modificación efectiva en los principales procesos de toma de decisiones. El concepto que impulsaron los gurúes comunicacionales del oficialismo durante la reunión de gabinete ampliado la semana pasada fue “convicción”. Nada indica que exista en Cambiemos algo parecido a un espíritu autocrítico. Como si la tormenta cambiaria hubiese constituido un hecho discreto sin repercusiones relevantes en el equilibrio político real.

Esto puede generar entonces un problema reputacional. ¿Tiene el Gobierno las credenciales adecuadas para buscar un acuerdo? Tantas idas y venidas, tantos amagues nunca concretados pueden generar dudas en los potenciales involucrados. De hecho, los intentos para que el Senado aborte la cuestión tarifaria fueron hechos a destiempo y sin la sutileza necesaria. “Es tarde”, sentenció Miguel Ángel Pichetto cuando la Casa Rosada pretendió forzar la negociación para evitar el costo político del veto presidencial. Cambiemos debe reforzar mucho su músculo político si en efecto pretende concretar un plan de austeridad sustentable y convencer a los mercados de que tiene una política económica seria.

Sin embargo, la debilidad política del Gobierno debe ser puesta en contexto: el presidente aún conserva el apoyo de al menos un tercio de la población, algo de lo que no pueden jactarse muchos de sus colegas de la región. El desgaste limó su imagen, pero aún sigue siendo competitivo en la medida en que los líderes opositores sigan siendo incapaces de capitalizar los cambios de humor social. Más aún, tanto Elisa Carrió como, sobre todo, María Eugenia Vidal siguen teniendo umbrales de imagen positiva muy significativos. Lo mismo ocurre con Rodríguez Larreta en el AMBA. Es notable el caso de la gobernadora de Buenos Aires, que de hecho experimentó una leve mejora en el contexto de la crisis, de acuerdo con un sondeo recientemente realizado por D’Alessio Irol/Berensztein. Matices interesantes de un gobierno que pensaba llegar al proceso electoral de 2019 con una gestión consolidada y reconocida como eficiente. Sobre todo en materia económica, la gestión podrá mostrar muchos menos logros de los esperados.

La ausencia de candidatos competitivos por parte de la oposición es generalmente evaluada como una debilidad. Pero pueden contemplarse otras visiones alternativas. Si en efecto el peronismo ya tuviera una figura instalada, estaría sometido al desgaste de tener que dar respuesta a múltiples cuestiones de coyuntura. Como ocurrió con Sergio Massa desde las elecciones de 2013, picar en punta demasiado pronto puede ser contraproducente. Por el contrario, mantener la incertidumbre y aparecer sobre el final del proceso electoral aprovechando el factor sorpresa puede constituir una estrategia más adecuada, sobre todo dadas las restricciones presupuestarias que imperan en esta etapa en que el sector privado está mayoritariamente apoyando a Cambiemos.

Deben descartarse sin embargo sprints finales como los de Raúl Alfonsín en 1983 o el del mismo Néstor Kirchner dos décadas más tarde. En efecto, el nuevo régimen electoral, incluyendo las PASO, obliga a todos los participantes a mostrar su juego con mucha anticipación. Esto siempre beneficia al “incumbente”, el que está en el ejercicio del poder, pues cuenta con más recursos políticos, institucionales e incluso económicos para torcer al menos en el margen voluntades electorales, como ocurrió la primavera pasada con los “préstamos Argenta”, focalizados en jubilados con prestaciones mínimas y beneficiarios de programas sociales. Esto explicó al menos en parte la mejora de la imagen del Gobierno justo antes de las elecciones, así como su declive cuando esos préstamos implicaron descuentos en los ingresos en un contexto de más inflación de la esperada.

Las prácticas demagógicas cruzan a todo el sistema político, incluyendo al Gobierno. Y las “magias” de corto plazo siempre se desmoronan ante el peso de una realidad atrapada en viejos problemas estructurales.

Por: Sergio Berensztein

Publicado en La Nación el 01/06/2018

Monitor de Humor Social y Político – Mayo

La crisis impacta negativamente  en la imagen de Gestión, no así en los referentes de Cambiemos. María Eugenia Vidal, incluso, vuelve a crecer.

-Los acontecimientos de mayo impactaron negativamente en la visión sobre el presente económico.
-Crecen las críticas entre votantes del actual Gobierno. Siguen esperando más de la gestión.
-La preocupación por la actualidad no se traslada por completo a las expectativas: predomina un pesimismo sobre la situación general, pero dentro de valores equilibrados; y conservan proyectos personales solventados principalmente por ingresos propios.
-Inflación e inseguridad siguen siendo los temas que más preocupan en ambos lados de la grieta. Difieren en: reclamos sobre la corrupción del pasado, la distribución de subsidios y los piquetes (votantes de Cambiemos); y el rechazo al aumento tarifario (electores del FPV).

-Necesitan percibir acciones concretas ante los vaivenes económicos, y los cambios en el gabinete serían una buena señal. En este marco, valoran la ampliación de la “mesa chica” de Macri.

-La incertidumbre coyuntural no impacta de lleno en la imagen de los principales dirigentes de Cambiemos (Macri, Vidal y Carrió). Esta coalición fue votada por factores políticos e ideológicos antes que económicos y su panorama electoral sería favorable. Vidal, la diregente opositora más reconocida por quienes votaron al FPV, con un 28% de calificaciones positivas en este segmento.

Consumidor con otra visión, pero hipersensible y malhumorado

La suba de tarifas y el retraso salarial ante la inflación impactan en la demanda masiva. Los hogares se cuidan en el gasto, y los que pueden, ahorran, viajan y buscan experiencias.

Por Diego Dávila

El mercado está frente a un consumidor hipersensible a las sacudidas del dólar y de la inflación, y con malhumor por el aumento de las tarifas y el retraso salarial. Pero es diferente al perfil del consumidor promedio con el que interactuó hasta 2015. El actual no gasta todo sus ingresos, compra menos ropa, va al shopping a comer más que a adquirir productos, apuesta a la vivienda con créditos hipotecarios y prioriza el turismo, las salidas y las experiencias.

Así lo destacan consultores especializados en consumo, para quienes este el cambio ha llegado para quedarse. El malhumor.

Hasta 2015, el consumidor destinó la mayor parte de su ingreso a consumo porque no tenía demasiadas opciones. La inflación y luego el cepo conspiraron contra el ahorro. A partir de 2016 empezó a captar las dificultades del nuevo escenario, pero creyó ver alguna recuperación en un horizonte cercano.

Según la encuesta nacional de Humor Social y Político de D’Alessio Irol y Berensztein, hasta el año pasado más del 50 por ciento de los consultados consideró que la situación económica del país era peor comparada con 2016 (en Córdoba, la misma proporción pensó que era mejor), pero un porcentaje similar confiaba en que mejoraría al año siguiente.

En 2018 esto cambió. Esa mayoría sigue considerando que la economía está peor comparada con 2017, pero entre enero y abril casi la mitad cree que no mejorará. `Se perdió la euforia sobre el futuro. Esto no quiere decir estar en bancarrota. Muestra que está molesto`, asegura Eduardo D´Alessio, uno de los responsables de la encuesta.

Según el estudio, en abril los temas económicos más preocupantes fueron la inflación, el aumento de la luz y el gas, y la alta presión impositiva.`La inflación es el gran generador de molestia. Pero las tarifas sumaron otro problema. Mientras fueron baratas, la clase media envió a sus hijos a un colegio privado o compró tecnología en cuotas. Ahora tiene que pagar más por los servicios y no tiene un horizonte claro de hasta cuándo van a seguir aumentando`, explica D´Alessio. 

Por segmento el mercado de consumo masivo cayó uno por ciento en 2017 y otro uno por ciento en el primer trimestre de este año, según la consultora Kantar Worldpanel. Pero no fue igual en todos los niveles socioeconómicos. El sector bajo inferior aumentó tres por ciento en 2017 (tras la baja de ocho por ciento en 2016) y otro uno por ciento entre enero y marzo pasados. Se benefició con el crecimiento de la construcción, la creación de empleo informal y los reajustes en los planes sociales.

En cambio, el nivel bajo superior lo achicó dos por ciento en 2017 y otro cuatro por ciento en el primer trimestre de este año.`Este ha sido el sector más afectado por la inflación y el ajuste de tarifas y transporte. Hay que entender que entre 15 y 20 por ciento de su ingreso disponible se destina a servicios públicos. En este segmento hay acumulado mucho malhumor social`, advierte Federico Filipponi, director comercial de Kantar Worldpanel.

Según el ejecutivo, estos hogares recortaron consumo por obligación. Los superiores lo hicieron por elección.`En el segmento medio-bajo, las tarifas representan siete a ocho por ciento del presupuesto. Tiene margen para el ahorro, mantiene el gasto pero sacrifica marcas y elige lugares baratos. Junto al nivel alto medio son los que siguen haciendo la compra mensual en el canal mayorista`, agrega.

Los dos niveles superiores son también los que apostaron a los créditos hipotecarios en UVA, alentados en 2017 por una visión positiva del futuro y la promesa del Gobierno de bajar la inflación. ‘Estos niveles consumen menos productos masivos, pero compran autos usados y nuevos, motos, turismo y bienes durables. Esto reconfigura el gasto`, explica Filipponi.

Un clic en los hábitos
Más allá del malhumor coyuntural, en el consumidor se produjo `un clic, un cambio que va a durar, que llegó para quedarse`. Así lo asegura Federico Filipponi, director comercial de Kantar Worldpanel, según el cual el comprador pone un equilibrio `más razonable` en sus compras.

Para el especialista, el cambio que muestra el consumidor tiene `dos aristas`. Una es de fondo y modificó la composición de sus gastos. Empezó a relegar productos masivos y re direccionó su demanda hacia experiencias como el turismo, las tecnologías y las salidas. Otra coyuntural, ya que al acelerarse la inflación, fue más amplia la distancia que puso con el consumo masivo. `Si de ahora en más los cambios son mayores o menores no importa, esta tendencia no va a cambiar`, resalta.

Resta determinar el impacto que tendrán en la Argentina fenómenos como el comercio electrónico.`El e-commerce no creció en el segmento de los productos masivos, que apenas representan 0,5 por ciento del consumo total en el país, porque los supermercados no lo desarrollaron`, explica el especialista.

Algo similar advierte Eduardo D´ Alessio, de D´Alessio Irol, a partir de la encuesta de Humor Social y Político. `A pesar del malhumor, el consumidor no toca los grandes proyectos: vivienda, automóvil y vacaciones`, señala.

Compras por sector social. Variación del consumo en productos masivos según el nivel socioeconómico.
A diferencia del ciclo kirchnerista, que sostuvo la economía mediante el incentivo al consumo, el gobierno de Cambiemos le quitó fuego a esta actividad para darle lugar a la inversión.
Esto profundizó el cambio que provocaron los millennials (nacidos durante el cambio de siglo), generación con una incidencia cada vez mayor en la economía. Así lo asegura Oscar Piccardo, presidente de IPorl, consultora especializada en consumo.`El consumo encontró competidores: el crédito hipotecario y el aumento de las tarifas. Además, las tarjetas bajaron la agresividad de sus planes hasta 12 cuotas y no en todos los casos. Tanta agresividad era inviable para el comercio y para los bancos, que habían encontrado su techo`, opina.

Este proceso aceleró el `redireccionamiento` en la toma de decisiones de los consumidores, lo que explica que los últimos fines de semana largos hayan registrado cifras récord de turistas y de gasto, mientras que, en forma simultánea, el consumo masivo se reducía.

`El consumidor millennial no gasta 100 dólares en una chomba, tiene un ropero más chico. Mientras tanto, el comercio tradicional sigue basado en el atributo simbólico de la marca prestigiosa, cuando estos nuevos compradores tienen un consumo racional, gastan sus ingresos de manera distinta`, resalta.

Comercio en crisis.
Según Piccardo, este cambio en el consumidor se trata de una tendencia global y que puso en crisis al comercio a niveles globales. ‘Esta situación ha provocado mortandad de shoppings y de grandes centros comerciales en Estados Unidos. También aceleró la crisis de los grandes jugadores del retail, como las cadenas de supermercados`, explica.

Agrega que en Latinoamérica, todo el comercio se queja de la dificultad para crecer. `Lo que sucede en Argentina es que la situación económica genera un cóctel que lo potencia, y ante esto el consumidor responde de manera sensible y exagerada`, indica.

Para el especialista, hay un nuevo consumidor que `vive la vida hoy`. Puesto en el contexto argentino, el millennial racionaliza su consumo, reacciona de manera sensible a las fuertes contracciones del ingreso y redirecciona su gasto a los servicios públicos y tarifas, pero también al turismo, a la gastronomía o a la vivienda.

`Si el comercio no vuelve a pensar la forma en que hace las cosas y no se redimensiona, está condenado a seguir cayendo. Todo depende de la espalda (financiera) que tenga para aguantar. Al que no trabaje con experiencias y con lo digital, le costará mantenerse. Ya no alcanza con estar en los shoppings o en la peatonal, el volumen de circulación de gente no lo es todo`, advierte. Cambios Comercio electrónico El `e-commerce` versus el comercio tradicional.

Canales.

Para Oscar Piccardo, el ecommerce empezó a horadar a algunos sectores del comercio tradicional, ya que se trata de un canal de venta distinto. Un ejemplo es la venta de indumentaria, rubro en el que el comercio electrónico `está modificando los ámbitos y las cantidades del consumo`, señala el especialista.

Publicado en La Voz del Interior el 15/05/2018

Monitor de Humor Social y Político – Diciembre

LA CRISIS DE LA LEY PREVISIONAL IMPACTÓ NEGATIVAMENTE EN LA IMAGEN DEL GOBIERNO Y DE SUS PRINCIPALES REFERENTES

-Merma del optimismo post electoral a raíz de la incertidumbre provocada por las reformas previsionales y fiscales. El tratamiento de las mismas -y los hechos de violencia posteriores- impactan en la valoración de la situación económica.
-Por primera vez desde que iniciamos las mediciones, es negativa la percepción del futuro económico nacional.
-A pesar de las dificultades afrontadas por el oficialismo, la oposición no logra rearmarse: se percibe a un peronismo fragmentado y carente de poder de fuego.
-Las tensiones generadas durante diciembre golpean en forma directa a casi todo el espectro político y provocan un retroceso en la imagen de la mayoría de los dirigentes.

Créditos fintech versus bancos: clientes prefieren el sistema clásico

Cronista 9-10

Según un estudio de D´Alessio IROL, el público parte de lo conocido para evaluar lo que aún no probó. Así es como los bancos siguen siendo la primera opción entre los tomadores de créditos: aún con condiciones similares, el 74% los eligió. El mayor temor que generan las fintech es que no se respeten las condiciones del compromiso pactado. Sin embargo, las fintech suman interés

Si bien el mercado local está más receptivo a las innovaciones tecnológicas, los bancos siguen siendo la primera opción de la mayoría de los argentinos al momento de pedir un préstamo. Así, frente a la avalancha de fintech que buscan captar a esa gran demanda aún insatisfecha, los bancos pueden quedarse tranquilos, liderarán el negocio, aunque probablemente no por mucho tiempo.

El informe de D´Alessio IROL `Bancos y Fintech: ¿Opuestos o complementarios?` sostiene que estas entidades comparten una raíz común, ambas son financieras, no obstante aclaran que tienen ideas diferentes respecto a cómo aplicar las innovaciones tecnológicas, a dónde quieren llegar y cómo planean hacerlo.

Nora DAlessio, vicepresidente de DAlessio IROL, detalló que para conocer las preferencias utilizaron un ejemplo concreto: `Preguntamos si le ofrecen un préstamo de $ 100.000 apagar en 24 meses y un banco cobraría $ 7.250 y una Fintech $ 7.400 por mes,¿cuál elegiría?`.

El 74% eligió `el banco con el proceso y requisitos habituales`, mientras que un 11% optó por `una de las nuevas fintech`. En tanto, el 13% dijo que `no lo sabe` y 2% aseguró que `ninguna opción`.

Para D´ Alessio, ante este resultado, la tranquilidad de los bancos `es por un tiempo`, cree que ese 11% representa `un mercado enorme que, en la proyección, daría un nivel muy interesante para avanzar`. Al momento de comparar bancos y fintech, el estudio subraya que el público parte de lo conocido para evaluar lo que aún no probó. De todas formas, sobre la conformidad que generan los créditos bancarios, las respuestas están divididas: 3 de cada 10 actuales tomadores de créditos están muy conformes con lo que obtuvieron, pero en la misma proporción se encuentran los decepcionados, ya que otros 3 se encuentran muy insatisfechos.

Esta disconformidad está marcada por los costos y la comunicación. El 60% del impacto en la no conformidad con los créditos bancarios está compuesto por el Costo, un 30%, y por la Comunicación, el otro 30%. En tanto, el 60% del impacto negativo entre los tomadores de créditos en fintech se divide en Seguridad, Producto y Comunicación, en un 22%, 21% y 10%, respectivamente. Las respuestas más comunes fueron: `Siento que no son tan seguras como un banco` y `No sé si mantendrán los compromisos con sus clientes`.

`La gente tiene miedo porque supone que la fintech se puede ir, tener una letra chica o simplemente ser vendida y que el nuevo dueño no respete lo pactado. El problema de base tiene que ver con la desconfianza, y esta desconfianza existe porque no creen en la comunicación; ahí está la madre de la ecuación`, enfatizó DAlessio.

Los encuestados indicaron que la comunicación de una fintech es más transparente y directa que la de las entidades bancarias. El estudio asegura que las fintech generan interés, `pueden lograr algunos aspectos superadores a los créditos bancarios como una comunicación que esperan sea más clara y transparente`, sin embargo, advierte que el costo puede ser una decepción, porque los encuestados suponen que al no tener una estructura física, serían más bajos; y, al menos hoy, no lo son.

Un 32% indicó que se encuentra pagando un préstamo en este momento y que un 35% confirmó que desea hacerlo, de este último grupo, lo significativo, es que casi la mitad serían nuevos tomadores. Además, otro punto llamativo es que la variable que marca el requerimiento de crédito es el nivel socioeconómico: crece la atracción a medida que el nivel es más bajo. `Hay mucho por hacer en bancos y fintech, los clientes necesitan poder experimentar las potencialidades de ambos tipos de entidades`, concluyó D´Alessio. 

EL DATO

35% Es el porcentaje de los consultados por D´Alessio indicó que está evaluando sacar un préstamo. El

informe destaca que la mitad de éstos se tratarían de nuevos tomadores. Un 32% indicó que se encuentra pagando un préstamo en este momento. Además, otro punto llamativo es que

la variable que marca el requerimiento de crédito es el nivel socioeconómico: crece la atracción a medida que el nivel es más bajo

74% Es la porción eligió `el banco con el proceso y requisitos habituales`, mientras que un 11% optó por `una de las nuevas fintech`. En tanto, el 13% dijo que `no lo sabe` y 2% aseguró que `ninguna opción`. Para D´Alessio, ante este resultado, la tranquilidad de los bancos `es por un tiempo`, cree que ese 11% representa `un mercado enorme que, en la proyección, daría un nivel muy interesante para avanzar`

Para D´ Alessio, ante este resultado, la tranquilidad de los bancos `es por un tiempo` I Un 32% de los encuestados indicó que se encuentra pagando un préstamo en este momento.