Los empresarios esperan un mejor semestre, pero son cautos

El 56% cree que disminuirá su rentabilidad por el incremento de los costos laborales
Los empresarios prevén un segundo semestre algo mejor que el primero, aunque se muestran cautelosos respecto de la realidad de sus compañías en los próximos meses. Así se desprende de la Encuesta de Expectativas de Ejecutivos que hizo la consultora D’Alessio-Irol para el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA).El sondeo, que se realizó online entre 234 ejecutivos de IDEA entre el 2 y el 20 de julio pasado, señala que la percepción de la situación económica del país para el próximo período con respecto a lo que sucedió el último semestre mejoró en una escala de 39 a 42 (siendo que 50 es el valor que indica una convergencia hacia la normalidad).

Para el 45% de los encuestados, en tanto, la situación económica del país será igual que la del semestre anterior (contra 40% en la encuesta pasada) y para el 40% será entre moderadamente peor (33%) y mucho peor (7%), contra 47% del sondeo previo.

“Todos esperan un segundo semestre un poco mejor, pero no mucho mejor que el anterior”, opinó el economista Dante Sica, director de la consultora Abeceb.com. “Lo que está claro es que están más cautelosos para el semestre que viene. Porque empiezan a sentir que tienen pérdida de rentabilidad”, dijo el economista. El 48% de los ejecutivos reconoció que sus costos laborales se incrementaron en al menos cinco puntos por encima que los precios de sus productos o servicios, y el 56%, que tendrán una menor rentabilidad en los próximos 12 meses.

“A diferencia de años anteriores, donde los ojos estaban puestos sobre la movilidad del mercado, la situación actual lleva a las empresas a la revisión y mejoras puertas adentro”, comentó Sica, que participó de la presentación de la encuesta en la sede de IDEA, junto con el encuestador Eduardo D’Alessio. “Todo lo que van a hacer para mejorar en el segundo semestre es vía más eficiencia y competitividad.”

La encuesta revela, de hecho, que el 52% de las compañías no prevé un incremento en sus exportaciones y es más la cantidad de ejecutivos que creen que sus ventas externas caerán (de 8% a 17%). También el 40% de los ejecutivos dijo que no se modificarán sus inversiones y 45%, que disminuirá levemente o significativamente. Para este semestre crece también la proporción de ejecutivos que esperan una caída en las ventas (pasó de 21 a 38%) y un deterioro del mercado laboral. En la encuesta, 59% de los ejecutivos (en el sondeo anterior, el 55%) respondió que no espera modificaciones en el empleo en los próximos 12 meses y 23% (antes 14%) dijo que disminuirá leve o significativamente .

“En la encuesta pasada, que fue en octubre de 2011, los empresarios se habían mostrado más optimistas de lo que después sucedió. Quien se quema con leche, ve una vaca y llora, por eso ahora los veo más cautelosos”, interpretó Sica.
Pocas inversiones
El contexto internacional es otra de las variables que nublan el escenario a mediano plazo de los ejecutivos. El 84% de los encuestados estimó que la crisis internacional afectará a la Argentina “algo negativamente” y “muy negativamente”. Según Sica, del contexto internacional lo que más inquieta a los ejecutivos es la evolución de la economía brasileña. Después de todo, según el economista, “la denominada crisis internacional fue para la Argentina que Brasil no arrancó”.

De ahí que, en promedio, las empresas consultadas estiman que destinarán apenas un 10% de su facturación anual a nuevas inversiones, esto es poco menos que en 2009 (11%), cuando también el mundo se encontraba en plena crisis, y apenas más que en 2008 (9%), año en que se desató el tembladeral financiero con la caída de Lehman Brothers.

La inversión se volcará asimismo a aspectos soft o blandos, como la búsqueda de nuevos mercados, la capacitación y el desarrollo de nuevos productos, tecnología, software y sistemas.

Los ejecutivos dicen que las medidas más importantes para restablecer la inversión pasarían por una política fiscal pro inversión, la eliminación de impuestos distorsivos, la clarificación de reglas de juego, el financiamiento de largo plazo y la recomposición de costos laborales.
Por Florencia Donovan | LA NACION