La suba de tarifas y el retraso salarial ante la inflación impactan en la demanda masiva. Los hogares se cuidan en el gasto, y los que pueden, ahorran.
El mercado está frente a un consumidor hipersensible a las sacudidas del dólar y de la inflación, y con malhumor por el aumento de las tarifas y el retraso salarial. Pero es diferente al perfil del consumidor promedio con el que interactuó hasta 2015. El actual no gasta todo sus ingresos, compra menos ropa, va al shopping a comer más que a adquirir productos, apuesta a la vivienda con créditos hipotecarios y prioriza el turismo, las salidas y las experiencias.
Así lo destacan consultores especializados en consumo, para quienes este el cambio ha llegado para quedarse, según La Voz. Hasta 2015, el consumidor destinó la mayor parte de su ingreso a consumo porque no tenía demasiadas opciones. La inflación y luego el cepo conspiraron contra el ahorro. A partir de 2016 empezó a captar las dificultades del nuevo escenario, pero creyó ver alguna recuperación en un horizonte cercano.
Según la encuesta nacional de Humor Social y Político de D’Alessio Irol y Berensztein, hasta el año pasado más del 50% de los consultados consideró que la situación económica del país era peor comparada con 2016, pero un porcentaje similar confiaba en que mejoraría al año siguiente.
Según el estudio, en abril los temas económicos más preocupantes fueron la inflación, el aumento de la luz y el gas, y la alta presión impositiva.
“La inflación es el gran generador de molestia. Pero las tarifas sumaron otro problema. Mientras fueron baratas, la clase media envió a sus hijos a un colegio privado o compró tecnología en cuotas. Ahora tiene que pagar más por los servicios y no tiene un horizonte claro de hasta cuándo van a seguir aumentando”, explica D’Alessio.
Por segmentos, el mercado de consumo masivo cayó 1% en 2017 y otro 1% en el primer trimestre de este año, según la consultora Kantar Worldpanel. Pero no fue igual en todos los niveles socioeconómicos. El sector bajo inferior aumentó 3% en 2017 (tras la baja de ocho por ciento en 2016) y otro 1% entre enero y marzo pasados. Se benefició con el crecimiento de la construcción, la creación de empleo informal y los reajustes en los planes sociales.
Publicado en IProfesional el 13/05/2018