El impacto de la fórmula Fernández- Fernández en la opinión pública

A pesar de que con su anuncio Cristina Kirchner recuperó la iniciativa, una encuesta señala que sólo 3 de cada 10 argentinos estarían dispuestos a cambiar su voto.

Por Sergio Berensztein

Hace exactamente una semana los argentinos nos despertamos con la designación de Alberto Fernández como candidato a presidente por boca de Cristina Fernández de Kirchner, quien, gracias a su acto de autorelegación como su compañera de fórmula, logra recuperar la iniciativa y modificar de plano el escenario político nacional. Junto con D´AlessioIrol nos propusimos la realización de un sondeo online con la finalidad de evaluar el eventual impacto del lanzamiento de esta fórmula en la ciudadanía y para ello encuestamos durante el 20 y 21 de mayo a un panel de 800 personas, mayores de 18 años, de todo el país. Los resultados que obtuvimos nos dan una idea de cómo se está reacomodando la opinión pública luego de ese cimbronazo.

Por supuesto que hay que esperar la reacción de las demás fuerzas, sobre todo hasta qué punto cuaja el relanzamiento de Alternativa Federal y como terminará derealinearse el mapa electoral, pero en principio podemos afirmar el bajo impacto de la fórmula Fernández – Fernández de Kirchner sobre la intención de voto: sólo 3 de cada 10 argentinos estarían dispuestos a cambiarlo luego de este anuncio. De ese 32%, el 45% votaría a favor de Unidad Ciudadana o como finalmente se denomine a este frente kirchnerista y otro tanto, un 38%, por Cambiemos. El resto se dividiría entre Alternativa Federal y otras opciones.

Es decir, las preferencias de aquellos que sí cambian su voto se vuelcan hacía las dos fuerzas predominantes de la política nacional. A pesar de que en términos discursivos la grieta parece comenzar a cerrarse, en términos electorales el lanzamiento Fernández- Fernández la ha ensanchado aún más. De aquí en adelante, sería interesante rastrear, a modo de hipótesis, si esta fórmula post kirchnerista logra “puentear” la grieta y seducir al votante medio o si el proceso de polarización se acentúa.

Quiero detenerme en este punto porque nos encontramos ante dos dimensiones distintas: una es la grieta como tal y otra es la polarización que se puede dar con o sin grieta. Hasta ahora, tuvimos polarización parcial con una grieta enorme. Tal vez, la grieta se pueda ir suturando de a poco, pero la polarización puede, indudablemente, sobrevivir, por eso señalo que son dos dimensiones que pueden estar superpuestas o no. Puede haber una dinámica al menos discursiva de tratar de llegar a consensos, a la unidad nacional, pero la polarización se puede dar en primera vuelta y, obligadamente, en segunda vuelta. Esto es para tener en cuenta, sobre todo pensando en una dinámica como la actual en la que falta mucho para que se logre algún equilibrio. Pero en principio, el protagonismo mediáticamente parece estar dominado tanto por el gobierno nacional como por el espacio de Cristina.

El otro elemento para reflexionar a partir de este sondeo es si la imagen positiva de Alberto Fernández experimentó o no un salto como resultado de la designación de la expresidenta. Porque si bien era un dirigente importante en la política, su protagonismo en la sociedad en los últimos años era casi nulo. Un elemento que denota que no estaba en los cálculos de nadie que repentinamente su figura haya tomado tanta centralidad es la inexistencia de mediciones anteriores de su imagen y posicionamiento.

A pesar de que en términos discursivos la grieta parece comenzar a cerrarse, en términos electorales el lanzamiento Fernández- Fernández la ha ensanchado aún más.

En efecto, Alberto Fernández, en este estudio, presenta una imagen positiva nada despreciable, de alrededor del 42%, sólo superada por la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, con 51%, quien es la única dirigente evaluada con balance positivo de imagen. Sorprende además que la tasa dedesconocimiento de Fernández sea de apenas del 7%, a pesar de ese bajo perfil, porcentaje que, sin embargo, lo limita en cuanto a margen para crecer.

Le siguen Juan Schiaretti, Mauricio Macri y Cristina, los tres con 38% de imagen positiva; luego Lavagna, con 36% y más atrás Juan Manuel Urtubey, Sergio Massa y Pichetto, con 26%, 15% y 14%, respectivamente. Si buceamos dentro de estos porcentajes y los dividimos por voto en el balotaje en 2015, las únicas figuras equilibradas dentro de la grieta son Lavagna y Schiaretti, así como las que aparecen con mayor margen de crecimiento, por poseer un 18% de desconocimiento para el primero y un 20%, para el segundo.

Respecto de la medición de abril, este nuevo sondeo presenta algunas mejoras en la imagen positiva de la mayoría de los dirigentes evaluados, excepto por CKF y Pichetto que mantienen sus porcentajes y de Lavagna, que perdería algunos puntos, aunque se encuentra dentro del margen de error.

Un último punto, que deberemos seguir profundizando en posteriores estudios, es ¿qué opina el votante “duro” de Cristina? ¿Primará el liderazgo de Cristina y la fidelidad de su votante que con tal de seguirla y acompañarla acepta a quien ella señale?

Lo que sí es seguro es que la irrupción de la fórmula Fernández- Fernández representa una mala noticia para el presidente Macri: ratifica la preeminencia del votante moderado en este ciclo electoral, debilita su credencial de líder anti-K ya que pierde la potencialidad de recuperar su atractivo porque ya no se antepone a una figura polarizada e ideológicamente distinta como lo era la expresidenta, sino que se enfrenta con un perfil más moderado y pragmático como lo es Alberto Fernández.

Además, todo esto reaviva la discusión de si el presidente Macri es el candidato más competitivo de Cambiemos, en contraposición con la figura de María Eugenia Vidal, que traería aires de renovación a la coalición gobernante y no estaría salpicada por la crisis económica que tanto deteriora la imagen del presidente. Por lo pronto, los números favorecen a la gobernadora: mientras que para el 68% de los votantes del oficialismo en el balotaje en 2015 la imagen de Macri es positiva, un 24% opina lo contrario. Los porcentajes se incrementan cuando la evaluada es Vidal: el 86% tiene una imagen positiva contra apenas el 13%, que tiene una mala imagen.

Del otro lado de la grieta, el 73% de los votantes al Frente para la Victoria en el balotaje tienen imagen positiva de CFK contra un 23% que la evalúa negativamente. En cuanto a Alberto Fernández, el 76% aprueba su imagen contra el 12% que la desaprueba.

Tendremos que esperar a ver qué pasa con las idas y vueltas de ese tercer espacio alternativo, vinculado a sectores más moderados del peronismo: Alternativa Federal y Consenso 19, que, cuanto más fragmentado aparezca más allana el camino tanto a Cambiemos, por un lado, como a Alberto Fernández y a Cristina, por el otro. Sin duda, la descoordinación de este tercer espacio favorece la polarización.

Mientras que el resto de los actores navegaban en un mar de indefiniciones, Cristina Kirchner tomó la iniciativa política, provocando un tembladeral. Se inicia ahora un proceso de realineamiento y rebalanceo de fuerzas precipitado por el condicionamiento del calendario electoral. Debemos esperar a que la situación decante, sólo así podremos identificar de manera cabal los efectos concretos del anuncio Fernández-Fernández.