Cada año más gente sale a hacer ejercicio, pero pocos pueden practicarlo a diario

Hay una mayor conciencia por evitar el sedentarismo. Una encuesta reveló que en el último año 6 de cada diez personas hicieron gimnasia. Pero la falta de tiempo sigue siendo un obstáculo para darle continuidad.
Hace 50 años, se fumaba en todos lados. En los bares, en las casas, en las oficinas, en las reuniones de amigos. Las estadísticas médicas, las leyes que prohibieron fumar en lugares cerrados y una voz cada vez más fuerte que ganaron los no fumadores cambiaron el consenso social. Ahora, para encender tabaco hay que salir a un lugar abierto.
Con la actividad física pasó algo parecido: no hacer ningún tipo de gimnasia pasó a ser un disvalor. Es un signo de pasividad, de abandono y, se sabe, estar quieto puede despertar problemas de salud.
Una encuesta a 1.200 personas mayores de 18 años de todo el país parece confirmar ese nuevo consenso: 7 de cada 10 argentinos respondieron que “si tuviera hijos, les recomendaría hacer gimnasia”, aunque ellos no puedan cumplir con ese compromiso.
Además, 6 de cada 10 dijeron que practican actividad física con regularidad.
El año pasado se había hecho el mismo sondeo con preguntas similares y, en cambio, estaban compenetrados con el ejercicio sólo 5 de cada 10. Sin embargo, ahora sólo el 19% lo hace todos los días, contra el 26% del año pasado.
La investigación la llevaron adelante la Facultad de Motricidad y Deportes de la Universidad Abierta Interamericana (UAI) en colaboración con la cadena de gimnasios Megatlón.
No estar en movimiento genera culpa. Del 42% de los entrevistados que contestó que no practica ningún tipo de ejercicio, 5 de cada 10 aseguraron que el problema es “la falta de tiempo”. Se sabe: cumplir con el trabajo, la familia, los amigos y, también, con el cuerpo, no es sencillo.
¿Cómo resolver esa tensión entre la presión por ejercitarse y la falta de horas? Sergio Doval, director del programa de Opinión Pública de la UAI, cree que las empresas deberán poner una cuota de esfuerzo para contribuir a mejorar la salud pública. “Hay más consenso sobre las enfermedades derivadas del estrés y las problemáticas que genera la alta demanda laboral, al mismo tiempo que muchas empresas ponen más el acento en el bienestar de sus trabajadores y en estimular su creatividad. En ese sentido, seguramente crecerán los espacios lúdicos o deportivos que autoricen tiempos específicos dentro de la jornada laboral para realizar algún tipo de actividad física”.
La variante se puede poner en práctica de varias maneras: desde 30 minutos en una sala de juegos dentro de la misma oficina hasta un descuento especial que la empresa ofrezca como estímulo en algún gimnasio cercano.
La preocupación por evitar el sedentarismo ya se vio reflejada en iniciativas públicas: en la Ciudad de Buenos Aires y en decenas de municipios, en los últimos años
se instalaron aparatos para poder hacer gimnasia al aire libre.
Para Doval, la propia sociedad empieza a “subir la vara” de la exigencia. “Se nota, sobre todo, en las generaciones más jóvenes.
Practicar algún deporte ya no es una obligación o un hobby, sino que se toma como una responsabilidad”.
En ese sentido, el cardiólogo Domingo Motta, jefe del área de Medicina del Deporte de la Fundación Favaloro, explica: “El sedentarismo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es el cuarto factor de riesgo en la mortalidad global y el factor principal en el desarrollo de las enfermedades no transmisibles”.
La evidencia científica señala su relación con algunas patologías graves: actúa como una de las causas en el 25% de los cánceres de mama y de colon, y tiene una incidencia del 27% en el desarrollo de la diabetes. “También es la causa del 30% de las enfermedades coronarias”, señala Motta. Ahora que hace calor, es el momento de correr o caminar más.

El tiempo no alcanza
Una encuesta de la consultora D’Alessio Irol sobre 370 casos concluyó, el año pasado, que el 70% de la gente siente que el tiempo no le alcanza. Solamente un 16% respondió que le “sobra tiempo para ocio”.
A la hora de “sacrificar” cosas que les gustaría hacer, 6 de cada 10 hombres suspenden la actividad física.
El descanso también sufre: en primer lugar, tanto varones como mujeres respondieron que eligen recortar horas de sueño Según la investigación, el concepto de “tiempo muerto” cambió. En la era de la productividad, el 94% de los encuestados dijo que usa esos ratos entre una actividad y otra para planificar el resto del día o solucionar tareas pendientes.
“Para muchos, dormir, desayunar, hacer una cola o dormir una siesta puede vivirse como una infracción o pérdida de tiempo”, analizó Enzo Cascardo, del Centro de Investigaciones Médicas en Ansiedad.

La cifra
150 minutos semanales de actividad física necesitan las personas de entre 18 y 64 años, según la OMS.

“Nunca puedo mantener la regularidad y voy poco”

Fernanda Bustos (45) siente culpa. “Hace 15 años que pago el gimnasio, pero nunca puedo mantener la regularidad y voy poco”, se lamenta. Esta licenciada en marketing, que tiene dos trabajos, cuenta: “Estoy todo el día corriendo y no me dan los tiempos. A veces me juro, mañana voy seguro, pero después el
día se complica y lo primero que suspendo es el gimnasio. Para mí, las obligaciones laborales están primero; a fin de mes, caigo en que prácticamente no fui”. Fernanda probó con ir a la primera clase de la mañana (a las 8), pero … “Tengo que estar a las 10 en el Centro y nunca llego a tiempo desde Núñez”. Por eso, descartó esa opción.
“Me propuse ir a última hora, pero llego agotada y digo: ‘Nooo…
mejor mañana’”. Otras veces, prefiere bajar de la adrenalina del día y quedarse en casa charlando con su pareja. “Me da culpa porque sé que es importante para la salud y que la actividad física también te despeja mentalmente, por eso pago la cuota, pero no logro acomodarme”, se sincera. Fernanda espera, en 2016, poder reservarse algún horario.

“El cuerpo responde mejor y está tonificado”

Dalila Vainer (21) estudia y su preocupación se centra en el año que viene. “Cuando empiece a trabajar, voy a tener que hacer menos actividad física. Pero me gusta tanto, que me propuse no abandonar. Voy a encontrar los horarios”. Esta futura corredora inmobiliaria empezó a entrenarse hace unos tres años para bajar unos kilitos y se enamoró del deporte. “Voy cuatro veces por semana al gimnasio, a la mañana, y si tengo ratos libres hago bicicleta o salgo a correr”, describe. La inquietud nació cuando estudiaba nutrición.
“Me di cuenta de que la alimentación es fundamental para estar bien físicamente, pero tiene que ir acompañada con actividad física”.
Ahora, se transformó en una motivadora natural. “Mis amigas me dicen: ‘Qué bueno que te guste ir tanto’. Yo noto la diferencia en lo físico, el cuerpo responde mejor a las exigencias y está tonificado.
Ahora, lo que trato de hacer es de incentivar a los que están en la duda. A mis viejos, que no tienen incorporado el hábito, todo el tiempo trato de darles motivación para que empiecen a hacer gimnasia”, contagia.

Los avances médicos incluyen el ejercicio
Análisis Any Krieger*
Que se sienta cierta responsabilidad por mantenerse saludable es algo positivo.
En la cultura de la época. Cada vez con más fuerza está presente la actividad física. Pero no es sólo un imperativo social, sino que además la medicina moderna reforzó ese aspecto. Los avances médicos incorporaron de una manera importante el ejercicio en la mejora de la salud. Hoy se sabe que muchas enfermedades pueden ser prevenidas si se evita el sedentarismo y se pone el cuerpo en movimiento. A veces, algunos tratamientos, incluso, no solo se basan en medicación, sino en volver a tener una rutina de ejercicios adecuada a las necesidades del paciente. De hecho, hay evidencias científicas que marcan que estar físicamente activo puede mejorar el estado de ánimo y demorar la aparición de enfermedades cardiovasculares o de hasta distintos tipos de cáncer. Desde ese punto de vista, no hay crítica posible al hecho de que practicar ejercicio se haya transformado en un mandato social, en un nuevo ingrediente del “sentido común”. Por otra parte, el auge de la estética también influye en esta realidad. La cultura contemporánea induce a lo bello, a poder mostrar un cuerpo contorneado, con los músculos marcados, en una época en que la imagen está en el centro de la atención todo el tiempo. En ese sentido, el cuerpo se ha tornado un fetiche hasta el punto que pareciera que es lo que más interesa en la vida. La juventud y el cuerpo son dos elementos que están en matrimonio y pasaron a ser lo más codiciado en la sociedad de hoy. Esa valoración, incentivada por el marketing y la publicidad, puede encerrar algunos peligros: uno es el de caer en los excesos. Eso es lo que se debería evitar.
Si el cuidado físico se vuelve una obsesión, ya estamos en un plano patológico, que a la larga va a generar angustia. Quienes toman este último camino, pueden sufrir consecuencias no deseadas que rayan en lo patológico, como anorexias, vigorexias o incluso la adicción a las cirugías estéticas. Estas complicaciones no eran tan frecuentes décadas atrás. La relación con el cuerpo siempre es una sublimación. Se trata de una insatisfacción radical respecto de un ideal al que nunca se llega, ni con cirugías ni con actividad física. En este sentido, resulta sumamente interesante comprobar los resultados del psicoanálisis en la pacificación en torno a la imagen de nuestro cuerpo.

*Psicoanalista. Miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA)

Las mujeres tardan más en liberarse del estrés

Les lleva horas poder recuperarse de la tensión del día de trabajo.

Las mujeres deberían recostarse al menos unos diez minutos al llegar a casa, luego de la jornada laboral, para quitarse el estrés. Lo sostiene una investigación del Departamento de Medicina Ocupacional de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca.

Este dato surgió luego de un estudio en el que, mediante un análisis de orina, se pudo comprobar que los niveles de estrés de hombres y mujeres son muy diferentes al concluir un día de trabajo.

“Mientras ellos se liberan poco tiempo después de salir de la oficina, ellas continúan estresadas por varias horas”, expresó Ane Marie Thulstrup, directora del estudio.

Este trabajo se complementa con un hallazgo previo realizado en Filadelfia, Estados Unidos, y publicado en la revista Molecular Psychiatry, que encontró que el cerebro de las mujeres es más sensible a la acción de una hormona que organiza la respuesta del cuerpo ante el estrés.

Qué pasa con el trabajo
En la Argentina, según un relevamiento realizado por la consultora D’Alessio IROL, ocho de cada diez personas dicen padecer estrés laboral, una proporción elevada que ubica al país en el ranking mundial de ansiedad en la vida cotidiana.

En términos generales, el estrés no es algo de por sí negativo. Se trata de una reacción puntual ante un peligro potencial, que permite el enfrentamiento o la huida de la situación que lo está provocando. Pero, cuando se produce en el trabajo, se transforma en algo más complejo.

En un estudio publicado en 2009, el Hospital Alemán de Buenos Aires describió al estrés como un agotamiento del sistema nervioso, con tendencia a volverse crónico, y que produce un desgaste que da origen a síntomas de tipo depresivos.

Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, detalla dos grandes tipos de síntomas: físicos y psicológicos. Éstos, a su vez, engloban malestares que van desde el cansancio hasta el insomnio, pasando por problemas de alimentación, e incluso de tipo sexual.

En cuanto al trabajo, los estresores más importantes están relacionados con la sobrecarga de trabajo, la excesiva responsabilidad y, fundamentalmente, la sobrevaloración de las nociones de éxito o fracaso. También influyen el clima que se puede dar en el ámbito laboral, las condiciones personales y los propios recursos para enfrentar distintas situaciones, algo que se conoce como resiliencia.

¿Pero cuánto demoramos en reponernos? Según Vanesa Fernández, psicóloga del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, el tiempo que tarda el cuerpo en eliminar el estrés que acumula durante todo el año depende de la persona; aunque, admite, “en menos de una semana es difícil” porque “el organismo necesita como mínimo ese tiempo, sobre todo a nivel físico, para recuperar la fatiga”, explicó la especialista, dando pie a entender que la única solución que nos queda son las vacaciones.

Los estresores más importantes son la sobrecarga de trabajo, la excesiva responsabilidad y la sobrevaloración del éxito.

Algunos tips
Evitar que nos afecte el trabajo

Respetar el almuerzo
Solemos saltear comidas. Alimentarnos nos ayuda a reponer energías.

Pausas
Cuando una tarea nos excede, es beneficioso tomarse un recreo.

Moverse
Levantarse, estirar los pies, caminar y oxigenarse ayudan a relajarse.

Relacionarse
Mantener un trato de camaradería es una vía para distenderse.

Enfocarse
Al final de la jornada hay que concentrarse en las tareas logradas y no en las pendientes.

Vivir a mil no es vivir por mil

La velocidad con que sentimos que transcurre el tiempo no tiene precedentes. El 70% de los argentinos dice que “no le alcanzan las 24 horas del día”. Sin embargo, actuamos a medias, “total mañana será otro día”.

En agosto del 2014, la consultora D’Alessio IROL, realizó una encuesta* en la que 7 de cada 10 argentinos indicaron que “les quedan tareas pendientes al finalizar el día”, y sólo un 16% señaló que “le sobra tiempo para el ocio”.
Según la encuesta, al terminar la jornada, los sentimientos que predominan en la mayoría de las personas son el agotamiento y el estrés. Hayamos sido encuestados o no, sabemos exactamente de qué se trata ésta sensación, repetimos cual mantra “el tiempo es corto, no alcanza, siempre estoy corriendo”. Y por supuesto, lo que decimos lo padecemos, lo creamos y recreamos diariamente.

Vivimos a mil, es cierto, pero no vivimos por mil. Vivimos en la superficialidad del ahora, tan preocupados por “lo que se termina” o “lo que va a venir” que apenas tomamos conciencia de quiénes somos, qué hacemos, y dónde estamos en el presente. Sin embargo, saber qué nos pasa AHORA es fundamental para ajustar las velas de nuestro barco, y poder orientarlo hacia ese norte que estamos buscando.

Vivimos a mil, ya lo creo, pero no vivimos por mil. Por las mañanas, apenas nos despertamos ya sentimos que “el tiempo se nos escapa” pero no somos coherentes con lo que eso realmente significa. No tomamos conciencia que este minuto puede ser el último, y que quizás mañana todo se terminará. Si lo hiciéramos, sería altamente probable que nuestras acciones, y vínculos estuvieran orientados a lo que para nosotros es valioso, verdadero, importante. Seguramente, muchos estaríamos en otro lugar, veríamos a otras personas, conversaríamos de otras cosas. Malgastamos las horas propias, “total mañana será otro día” y por si fuera poco abusamos del tiempo ajeno de clientes, proveedores, amigos ya que “los otros pueden esperar”. Nos creemos eternos, y nos pensamos siendo los únicos importantes en el Universo.

Las palabras comprometerse, involucrarse, jugarse, servir, aparecen en el diccionario de la RAE, nosotros no las aplicamos. Para muchos sólo hay que aparecer, aparentar que estamos ahí, simular que somos algo que en realidad no somos, vender espejitos de colores. Lo importante es sólo lo propio. Políticos de turno, empresarios, docentes, profesionales, comerciantes, estudiantes, lo que nos toque ejecutar, preferimos retacearlo, porque creemos que “mañana seguiremos remando” o que “esa respuesta, ese compromiso puede esperar”.

Vivimos a mil, no vivimos por mil. Estamos más angustiados por “el tiempo del reloj”, que ocupados en vivir minuto a minuto, segundo a segundo entregando lo mejor que sabemos hacer. Nos encanta juzgar, criticar, ser directores técnicos. Algunos hasta transitamos las horas midiéndolas y cuantificando cuánto fuimos capaces de producir. Sin embargo, todos sabemos que al hacerlo, cumplimos a medias, trabajamos como podemos, y llegamos apenas hasta ahí ocupándonos de la cantidad; ¿la calidad? después llegará.

Hacemos múltiples tareas a la vez, sin darnos cuenta que es más efectivo focalizar, dar el 100% de nuestra atención, a quién está frente a cada uno de nosotros en este momento. Vivimos a mil, corremos… hasta que un buen día fallece el amigo entrañable, el vecino de la infancia que tenía tu misma edad, con el que compartías juegos, confidencias, momentos que ya no volverán. Y entonces, sólo entonces, nos damos cuenta que en vez de preocuparnos porque “no alcanza el tiempo” deberíamos ocuparnos viviéndolo de la mejor manera posible, al mil por ciento, porque se trata de un regalo.

¿Qué harías hoy, dónde estarías, qué dirías… si supieras que sólo te quedan 24 horas de vida? Y si te quedara una semana de vida, un mes, un último año ¿qué harías, dónde estarías, de qué hablarías? Estas preguntas pueden ayudar a reencauzar la brújula de nuestros proyectos. ¿Nos animamos? Cambiar el rumbo, ajustarlo, a veces da mucho miedo. Sin embargo, todos sabemos que ahora es el único momento que realmente existe y en el que podemos accionar al cien por ciento.

* Link a la Fuente D’Alessio IROLhttp://goo.gl/2EC1lx

A 7 de cada 10 argentinos no les alcanzan las 24 horas del día

  • El 72% de los encuestados siente le quedan tareas pendientes al finalizar el día.
  • Al terminar la jornada, los sentimientos que predominan son el agotamiento y el estrés.
  • Hay una tendencia a proponerse más actividades de las que se pueden cumplir.
  • A solo un 16%  le sobra tiempo diario para el ocio.
  • Las mujeres, con menos tiempo libre: además del trabajo suman en mayor medida tareas de cuidado del hogar y tienen mayor predisposición a buscar actividades extra.

Dormir vs. trabajar

  • 75% de los encuestados duerme entre 6 y 7 horas diarias. Y 57% trabaja entre 8 y 10 horas por día.
  • Lo primero que se sacrifica por falta de tiempo son las horas de sueño.
  • En un 72% de los casos el trabajo “invade” el hogar.

Perder el tiempo

  • De cada 10 personas, a 6 las exaspera esperar que cargue una página web. Y a 4 hasta les enoja el tiempo perdido ante el semáforo.
  • 94% de los consultados busca llenar los tiempos perdidos de espera.

 

24 horas no son suficientes

 

¿Cómo calificarías tus días en relación a las tareas que te proponés hacer?

%

Las hago todas y me sobra tiempo

15

Cumplo con todo, con lo justo

13

Me suelen quedar algunas tareas pendientes

53

Cumplo solo una pequeña parte de lo que me gustaría

19

Fuente: D’Alessio IROL

 

  • Los argentinos hoy viven ocupados, con poco tiempo libre: las 24 horas del día no son suficientes para realizar todo lo que se proponen.
  • 7 de cada 10 argentinos se van a dormir sabiendo que les han quedado tareas pendientes. Su lista de actividad incluye no solo aquellas obligatorias, como ir a trabajar, sino también las que se autoimponen: hacerse un tiempo para los amigos, ir al gym, realizar actividades de capacitación, etc.
  • Esta sensación de que siempre se está “en deuda con el reloj” no es solo síntoma de una vida atareada, sino también de autoexigirse realizar más cosas de las que razonablemente se pueden cumplir.
  • Solo a un 15% de sobra tiempo para dedicar al ocio. En este grupo, hay más hombres que mujeres: 20% de ellos tiene tiempo de sobre, contra 8% en las mujeres.

 

 

Aparte del trabajo, ¿qué actividades solés hacer cotidianamente?

% Respuestas múltiples

Tareas hogareñas

63

Compras

55

Cuidado de los hijos

34

Reuniones con familia y amigos

34

Deporte o gimnasia

32

Estudio

23

Fuente: D’Alessio IROL

  • Terminada la jornada laboral, los encuestados suman actividades extra. En promedio, las mujeres agregan unas tres actividades, mientras que los hombres unas dos.
  •   Se destacan aquellas relacionadas con el cuidado del hogar y la familia por sobre aquellas destinadas a la mejora persona (como el estudio o el ejercicio)

 

  • El día a día del hogar sigue recayendo en mayor medida en la mujer. A pesar de esto,  ellas también son las que más realizan otras actividades como ir al gimnasio, visitar amigos o estudiar

Aparte del trabajo, ¿qué actividades solés hacer cotidianamente?  

 

Hombre

Mujer

Tareas hogareñas

50

77

Compras

46

65

Cuidado de los hijos

21

39

Reuniones con familia y amigos

25

38

Deporte o gimnasia

21

38

Estudio

14

35

 

 

 

 

  • Un 75% de los encuestados duerme entre 6 y 7 horas por día.
  • Solo un 10% logra dormir las 8 horas diarias recomendadas.
    • Un 57% de los encuestados trabaja entre 8 y 10 horas por día
  • 81% de los consultados se encuentra trabajando actualmente.

 

  • Las horas de sueño parecerían ser lo primero que se sacrifica cuando el día “no alcanza”.
  • Los encuestados pasan más horas de su vida trabajando de las que duermen habitualmente. Esto se debe también a la cantidad de ocupaciones y responsabilidades que los argentinos asumen a diario. Aún así el tiempo no parece alcanzar.

 

¿Qué cosas dejaste de hacer por falta de tiempo?

% Respuestas múltiples

Dormir más horas

48

Hacer actividad física

46

Leer

41

Encontrarme con amigos

32

Cuidado personal y belleza

30

Tomarme tiempo suficiente para almorzar

24

Hacer salidas de pareja

24

Desayunar antes de salir de casa

20

Fuente: D’Alessio IROL

 

  • Nuevamente, vemos que la mitad de los adultos encuestados dejó de dormir más horas para llegar a cumplir con todas sus tareas diarias.
  • Por otro lado, actividades como el deporte o la lectura placentera que pueden llegar a distender y relajar el cuerpo y la mente son postergadas poniendo en primer lugar las ocupaciones diarias. Esto lleva generalmente a que los encuestados terminen el día más agotados y estresados.
  • Se resienten además otros aspectos relacionados con la salud, como tomarse el tiempo para desayunar o almorzar.

 

 

Hombre

Mujer

Dormir más horas

50

65

Hacer actividad física

57

35

Leer

47

35

Encontrarme con amigos

50

31

Cuidado personal y belleza

11

34

Tomarme tiempo suficiente para almorzar

21

23

Hacer salidas de pareja

25

12

Desayunar antes de salir de casa

14

35

 

  • Lo que los hombres sienten que sacrificaron principalmente es el tiempo para la actividad física y el deporte. Las mujeres, las horas de sueño.

 

¿Cómo te sentís al haber terminado un día cotidiano de trabajo?

 % Respuestas múltiples

Agotado

52

Estresado

38

Realizado

23

Relajado

17

Feliz

17

Orgulloso

12

Indiferente

10

Culpable

6

Fuente: D’Alessio IROL

 

  • La suma de: exceso de tareas, pocas horas de sueño y escasa  actividad física o placentera hacen que el estrés, el cansancio físico y mental aparezcan al final del día.
  • La multiplicidad de ocupaciones que se asumen, lejos de generar orgullo o placer termina impulsando sentimientos negativos. Solo un 17% de los argentinos se siente relajado y feliz al terminar su día laboral.
  • Esta sensación es compartida por hombres y mujeres.

El tiempo, un bien valioso que nadie desea perder

¿Cuáles de estas situaciones te hicieron perder tiempo en el último mes?

% Respuestas múltiples

Hacer fila para pagar o hacer trámites

50

Esperar en un consultorio

42

Esperar en un embotellamiento

41

Esperar que me atiendan en un call center

33

Fuente: D’Alessio IROL

  • La vida cotidiana está llena de momentos que roban el valioso tiempo.
  • Durante el último mes, de cada 10 argentinos: 5 tuvieron que esperar para hacer trámites; 4 en un consultorio; 4 en embotellamientos y 3 al teléfono, esperando ser atendido por un call center.

  • La sensación de que el tiempo nunca alcanza hace que el98% de los argentinos se vuelva impaciente ante situaciones que demandan un lapso de espera. Los jóvenes suelen tener aún menos paciencia que los mayores de 35.

 

Esclavos de las propias decisiones 

Si tenés planificada una reunión importante, ¿qué hacés?

%

Salís con mucho tiempo de anticipación

20

Salís con algo de tiempo extra

58

Calculás para llegar justo

15

Intentás llegar a horario, pero terminás llegando tarde

7

Fuente: D’Alessio IROL

  • En la vida cotidiana, hay pequeñas decisiones que influyen en la forma en que se  vive (o se padece) el tiempo.
  • Por ejemplo, ante una reunión importante, un 23% de las personas consultadas no prevé salir con unos de tiempo extra, lo que genera situaciones de estrés frente a cualquier contratiempo menor que impida cumplir con la cita en el horario pactado.
  • Los hombres suelen ser más previsores en relación al tiempo.

 

 

Hombres

Mujeres

Salís con mucho tiempo de anticipación

29

8

Salís con algo de tiempo extra

50

58

Calculás para llegar justo

18

23

Intentás llegar a horario, pero terminás llegando tarde

4

11

 

 

Si durante el día te invitan a una actividad que no tenías prevista, ¿qué solés hacer?

 %

Me hago tiempo para ir

28

Voy, aunque sea más tarde

18

Intento ir, pero finalmente no llego

13

Invento una excusa para no ir

16

Digo “Gracias, no puedo”

25

Fuente: D’Alessio IROL

  • La difícil tarea de decir “no”: Solo 1 de cada 4 consultados tiene la capacidad de declinar directamente una actividad que no tenía planificada en su día.
  • Frente al ofrecimiento de sumar una ocupación extra a la jornada, un 28% logra acomodar satisfactoriamente sus horarios. Pero casi la mitad de los consultados (el 47%) se pone a sí mismo en una situación de incomodidad: O bien llega tarde al evento, o promete ir pero no lo logra, o miente e inventa alguna excusa.

 

Incapacidad para disfrutar del “dolce far niente”

 

¿Qué hacés habitualmente cuando tenés un tiempo “muerto” de espera?

% Respuestas múltiples

Miro Facebook

45

Planifico las actividades del resto del día

39

Leo

34

Hago llamadas de teléfono

30

Respondo mails laborales

28

Juego con mi celular

27

Otras

23

No hago nada

6

Fuente: D’Alessio IROL

  • Dado que el tiempo vale “oro”,  94% de los encuestados suelen buscar alguna forma de llenar los momentos “perdidos” de espera.
  • Algunos se orientan a actividades placenteras. Entre ellas, Facebook, rápido y accesible incluso desde el celular, es el favorito de los argentinos. Otras opciones en este grupo son  Jugar desde el celular o leer.
  • Con el objetivo de “ganar” tiempo, hay quienes buscan actividades como planificar su agenda, hacer llamados telefónicos o responder mails laborales.

 

¿Te llevás trabajo a casa?

 %

Habitualmente

20

Ocasionalmente

18

No, pero suelo mirar mails o responder llamados

12

No, pero pienso a menudo en asuntos laborales

22

No, logré separarlo de mi vida personal

18

No trabajo

10

Fuente: D’Alessio IROL

 

  • Difícil cortar con la rutina: En un 20% de los casos el trabajo “invade” el hogar. Por más que los argentinos intenten NO llevarse trabajo a su casa, siguen pensando en él o respondiendo llamados y mails.
  • Las mujeres tienen mayor dificultad para separar la vida personal y la laboral.

 

Si el fin de semana no hacés ninguna actividad más que descansar… %

Lo disfrutás a pleno

44

Sentís que estás desperdiciando tu tiempo libre

18

Nunca me pasa no tener cosas para hacer el fin de semana

38

Fuente: D’Alessio IROL

  • De cada 10 consultados, 4 no logran ni siquiera el fin de semana tener un momento de total ocio. En especial, los hombres suelen estar más atareados estos días.
  • Un 18% reconoce que no hacer nada le genera una sensación poco agradable de estar perdiendo el tiempo. 

El presente informe fue realizado por D’Alessio IROL, en base a encuestas online efectuadas a  370 argentinos. Las mismas fueron efectuadas entre el 13/08 y el 20/08 de 2014.