La app macrista para convencer indecisos ya genera polémica: ¿hay violación a la privacidad?

En la campaña electoral de los memes, WhatsApp, los videos y los audios “caseros”, las aplicaciones también comienzan a hacer su aparición. Tras conocerse que Juntos por el Cambio diseñó una app para capturar la voluntad de los indecisos, desde las asociaciones que velan por los derechos humanos -entre ellos, el de la privacidad-, se hicieron las primeras advertencias.

La app del oficialismo expresa en sus “permisos” que puede solicitar acceso a la cámara, los contactos, el micrófono, el teléfono y el almacenamiento, entre otros. Si bien en su leyenda dice que se pueden inhabilitar algunos de esos permisos al ingresar a la configuración del teléfono, también advierte que “es posible que las actualizaciones de Juntos por el Cambio agreguen automáticamente funciones adicionales dentro de cada grupo”.

“Cuando descargás una aplicación, lo primero que debe mostrar son los términos de uso. El perfil de origen dirige a una dirección en Balcarce al 400, y al ingresar en la política de privacidad se direcciona al sitio de Juntos por el Cambio, donde no apareció nada vinculado con una política de privacidad”, dijo a iProfesional, Beatriz Busaniche, presidente de la Fundación Vía Libre.

La directiva, que se manifiesta abiertamente crítica a este tipo de aplicaciones -incluso cuando son voluntarias y cada quien elige instalarlas en su teléfono o no-, sostuvo que “el problema más grave que veo es el microtargeting, porque tienen a su disposición la base de datos de los ciudadanos y están siendo usados. Y es indistinguible la publicidad oficial de la de campaña”, sentenció.

Está claro que esta campaña será en la que más uso se haga de la segmentación. Producto de los procesos que transitan las sociedades, los votos de aquellos que aún no los tienen decididos se encuentran dispersos en múltiples espacios. Y sólo se puede apuntar hacia ellos mediante estrategias apuntaladas en tecnologías como la de Big Data e inteligencia artificial.

“La app no guarda datos de la agenda, sólo se accede. Pero la app no transmite nada de nada de nada. Sólo usa los recursos del teléfono para lo que precisa hacer, pero no se lleva ningún tipo de información”, aseveró a iProfesional Guillermo Riera, asesor digital de la campaña de Juntos por el Cambio.
El experto, quien también trabajó en la campaña de 2015, afirmó también que la aplicación no pide geolocalización. Y reiteró que “los teléfonos no te dejan hacer aquello a lo que no le das permiso. Y acá se dice lo que se usa”.

El manejo de los datos resulta un tema sumamente sensible, especialmente en tiempos electorales. Los expertos en las cuestiones vinculadas con la privacidad siempre elevan los niveles de alerta cuando aparecen sistemas que pueden vulnerar derechos humanos como la privacidad.

A esto se suma que no deja de sobrevolar el caso de Cambrigde Analytica y Facebook que estalló hace más de un año, y que sembró las sospechas sobre la intrusión de Rusia en las elecciones de Estados Unidos de 2016, donde Donald Trump fue erigido como presidente.

Más cerca en el tiempo y en la geografía, el uso de la funcionalidad de Empresas de WhatsApp para la campaña electoral en Brasil -en la que ganó Jair Bolsonaro- también sembraron dudas sobre el manejo de los datos y la desinformación.

Esto explica, además, por qué las plataformas digitales y empresas de Internet, como Facebook, Twitter y Google, los medios de comunicación y la Cámara Nacional Electoral firmaron un compromiso para prevenir la desinformación. Acuerdo que no firmó WhatsApp, no por mala voluntad, por su propia característica: se trata sistema para enviar mensajes privados, no es una plataforma de difusión, por lo que tampoco tiene responsabilidad sobre los contenidos que hacen circular sus usuarios. Razón por la que la llamada micromilitancia se ejerce en ese espacio.

Es la estrategia que definieron el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el asesor estrella Jaime Durán Barba, y en la que se promueve esa especie de “poder” para que el ciudadano se convierta en difusor de su voluntad de que tal o cual candidato se imponga en las elecciones. Ese “poder” ahora también se extiende a la app, donde WhatsApp también tiene su espacio.

Se trata de una movida que cobra sentido adicional ante un electorado en líneas generales descreído. Las publicidades electorales están siendo recibidas “entre un desagrado generalizado y aceptación pero sólo de algunas piezas. Como sensación predomina el hastío, con un 38%, siendo más notorio en los mayores de 40 años, seguido por el agotamiento, con el 18%”, determinó un informe realizado para la Asociación Argentina de Publicidad (AAP) por las consultoras D´Alessio Irol y Berenzstein.

El informe sostuvo, además, que los candidatos hacen promesas sólo en busca de votos y casi la mitad cree que está alejada de los intereses de los ciudadanos. Millennials y centennials, es decir, votantes menores de 40 años, se muestran un poco más receptivos. De ahí que el 20% de la pauta para campaña se haya destinado a los medios digitales.

Datos que sí
Juntos por el Cambio es, hasta ahora, el único frente que tiene una aplicación de estas características. El Frente de Todos también cuenta con la propia pero sólo para descargar stickers (también los tiene el oficialismo) para WhatsApp. Hasta ahora estos archivos están libres de cualquier tipo de desconfianza.
Sí se debe colocar el DNI en la aplicación de Juntos por el Cambio, obviar el género, e indicar en qué zona del país vive y con qué número de teléfono. A partir de esa información, el usuario de ese teléfono recibirá su bienvenida desde la app en forma de video y de parte de un ciudadano perteneciente a esa misma provincia que uno detalló.
“La aplicación puede pedir cualquier tipo de información de acceso público, no sensible. Lo que no pueden es pedir datos para la finalidad para la que no se pidió. Y puede ser que los soliciten en el marco de la campaña, con la intención de diseñar estrategias. Pero mientras pidan permiso está bien. Además, el oficialismo está muy bien asesorado con los temas de manejo de datos”, dijo un abogado experto en temas de seguridad y privacidad que prefirió la reserva.
Pero las sospechas aparecen siempre, se esté de un lado u otro de la grieta o se pretenda caminar por el medio. Porque nadie puede asegurar que esa recolección de información no pueda llegar a usarse para otros fines.
“El que tiene más datos te controla más y puede usarlos para cualquier cosa”, agregó el abogado. Visión que fue compartida por un experto en seguridad informática que sostuvo que, si bien está claro que la idea de la campaña es “viralizar, cuando una aplicación pide demasiados permisos puede ser peligroso”.
Hasta ahora, la aplicación de Juntos por el Cambio se encuentra en fase beta. Y según confirmó Riera, cuenta con más de 2.500 descargas. Aún le faltan algunas funcionalidades y como es de tan reciente aparición no se atreven a proyectar cuántas descargas más hacia adelante podría tener, más aún porque no ha sido presentada oficialmente.
Donde más evidente queda el pedido de permiso es cuando se invita al usuario de la app a ir a “Mi Lista” donde dice “Convencé a tus amigos indecisos”. Para encarar esa acción hay que autorizar a la aplicación a acceder a los contactos. Si uno lo rechaza, no pasará nada.
Previo a ello, hay otra funcionalidad llamada “Sumá a un amigo”. Para ello, hay que ingresar el nombre, apellido, dirección de correo electrónico, y teléfono celular con el código de área, pero también hay una advertencia: a ese contacto le llegará un email invitándolo a sumarse y si él no acepta no se lo ingresará en esa base.
“Es preocupante la creciente recolección de datos personales, aún más en el contexto de campañas electorales. Como mínimo es fundamental contar con una política de privacidad que sea comprensiva y accesible, que detalle cómo funciona la recolección de información por el uso de cada función de la app, por cuánto tiempo se almacena, con quiénes se comparte, quiénes tienen acceso, por mencionar algunas preocupaciones”, indicó Leandro Uciferri, de la Asociación por los Derechos Civiles (ADC).
Esta asociación desarrolló, en paralelo a la campaña, la herramienta con la que están recolectando datos sobre lo que sucede con la publicidad electoral en redes sociales, sin afectar la privacidad de los usuarios. Y aplica sobre Facebook.
Ante la descripción de este panorama, Riera volvió a asegurar que “no nos llevamos el contacto de nada en ningún caso. El acceso a fotos y audio es para compartir los videos pero si no se comparte, no se comparte. La aplicación es simple y dice lo que se usa”, amplió.
Varios de los consultados para esta nota coincidieron en que no bajaría la app de Juntos por el Cambio desde su equipo personal, por considerar que su información podría estar en riesgo.
Los contenidos de la aplicación son noticias cortas de lo que busca mostrar el oficialismo: obras públicas. El foco está puesto allí, en aquellos usuarios amplifiquen eso que se ve en la televisión, que se escucha en la radio y también en las redes sociales. Y también en aquellas cosas que ven los usuarios sobre mejoras en su barrio, o su ciudad “con fotos, audios o videos”.
La campaña, especialmente la que se desarrolla en modo digital, encara su recta final hacia las PASO, para las que faltan apenas 16 días. Todo aquello que se pueda impulsar desde la emoción y desde los dedos estará en la prioridad de cada día.

 

Publicado por iProfesional el 26/07/19

La publicidad electoral impacta en los más jóvenes

La televisión continúa siendo la principal fuente de consumo de pauta política, pero las redes sociales ocupan un lugar predominante entre los jóvenes como medio de información sobre los candidatos.

El domingo 7 de julio se comenzaron a emitir los anuncios de la campaña electoral de cara a las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Según un estudio realizado para la Asociación Argentina de Publicidad por las consultoras D´Alessio Irol y Berensztein, la propaganda política presenta una tendencia a generar desagrado y hastío en la población en general, pero encuentra un nuevo público interesado entre los centennials.

En cuanto al atractivo de las publicidades electorales, existe una división entre un desagrado generalizado y aceptación pero solo de algunas piezas. Como sensación, predomina el hastío, con un 38%, siendo más notorio en los mayores de 40 años, seguido por el agotamiento (18%).

Los atributos negativos superan a los positivos, resaltando la falta de credibilidad y cercanía, la distorsión de la realidad y la ausencia de propuestas claras. Dos tercios de los encuestados consideran que los candidatos solo hacen promesas en busca de votos y casi la mitad cree que está alejada de los intereses de los ciudadanos.

Si bien se resalta un mayor escepticismo entre hombres y mayores de 40 años, se percibe una visión favorable entre la Generación Z.

La claridad del mensaje es el elemento más destacado, aunque en baja medida, seguido por la creatividad y la relevancia de la información. En este aspecto, nuevamente es el grupo más joven el que realiza mayores valoraciones, y la tendencia demuestra que a mayor edad, mayor rechazo.

En lo que respecta a la grieta, se hace presente determinando la atracción o el rechazo de las publicidades electorales, y sobre todo en la recordación y valoración de las mismas.

Medios de difusión e impacto

El informe elaborado por la AAP tiene un apartado dedicado a los medios con los que se informa la población, teniendo en cuenta que este año se destinó un 20% de los espacios de campaña a medios digitales. Sin embargo, la televisión continúa siendo la principal fuente de consumo de propaganda política.

La televisión y los diarios online son los más consumidos. La primera tiene un impacto mayor en el segmento adulto de la sociedad, mientras que los medios digitales sobresalen entre millennials, y se percibe una gran importancia de las redes sociales, especialmente entre millennials y centennials.

La mitad de los encuestados califica a la publicidad electoral como “muy invasiva”. A la inversa, millennials y centennials son más tolerantes y receptivos.

Si bien este año el espacio destinado para los partidos políticos se redujo en un 50% en lo que respecta a la emisión diaria, no se percibe una visión predominante con respecto a la notoriedad de esta modificación.

En relación a la regulación de la pauta electoral, mientras que 6 de cada 10 coinciden en el pedido por una menor duración y espacio, con mayor intensidad entre mayores de 25 años, el grupo de menor edad evidencia conformidad con la normativa actual.

Finalmente, al momento de definir el voto, 9 de cada 10 mencionan no haber sido influenciado por la publicidad política en su decisión, sin embargo, un tercio de los centennials indica que fue de utilidad. Además, el 77% de los encuestados aseguró no sentirse representado.

Informe completo: Análisis publicidad electoral – Julio 2019

Ficha técnica:

Muestra: 582 casos

Universo: Población mayor de 18 a 70 años, ambos géneros, de niveles medios.

Plaza: Nacional

Fecha: Julio 2019