La crisis no impacta de lleno en los referentes de Cambiemos

Así se desprende del reciente Monitor de Humor Social y Político de D’Alessio IROL y Berensztein. El principal factor es que esta coalición fue votada por factores políticos e ideológicos antes que económicos. De todos modos, es creciente el descontento con la gestión.

Los acontecimientos de mayo impactaron negativamente en la visión sobre el presente económico, lo que deparó en más críticas entre votantes del actual Gobierno, quienes siguen esperando más de la gestión.

La preocupación por la actualidad no se traslada por completo a las expectativas, pues predomina un pesimismo sobre la situación general, pero dentro de valores equilibrados; y conservan proyectos personales solventados principalmente por ingresos propios.

An Digital

De acuerdo al Monitoreo de Humor Social y Político elaborado por D’Alessio IROL y Berensztein, inflación e inseguridad siguen siendo los temas que más preocupan en ambos lados de la grieta.

Además, necesitan percibir acciones concretas ante los vaivenes económicos, y los cambios en el Gabinete serían una buena señal. En este marco, valoran la ampliación de la “mesa chica” de Mauricio Macri.

Como dato saliente del informe de mayo, vale resaltar que la incertidumbre coyuntural no impacta de lleno en la imagen de los principales dirigentes de Cambiemos (Macri, María Eugenia Vidal y Elisa Carrió).

Esta coalición fue votada por factores políticos e ideológicos antes que económicos y su panorama electoral sería favorable.

Finalmente, la gobernadora Vidal continúa siendo la dirigente opositora más reconocida por quienes votaron al FpV, con un 28 % de calificaciones positivas en este segmento.

Publicado en AN Digital el 04/06/2018

La corrida del dólar y los precios generan un pico de pesimismo en la sociedad.

El 60% de los votantes de Macri tiene una visión negativa, según el monitor de D’Alessio IROL/Berensztein. El desborde inflacionario genera un pico de pesimismo en la sociedad Tres de cada cuatro personas evalúa que la situación económica es peor a la de hace un año y la mayoría le pone nota negativa al Gobierno. Piden cambios en el Gabinete

Como corolario de una corrida cambiaria que desbordó los niveles de inflación esperada para el mes pasado, la sociedad exhibe signos de desgaste en la relación con el Gobierno que se reflejan en un alto pesimismo sobre el andar de la economía. Hoy, tres de cada cuatro personas considera que la situación actual es peor que la de hace un año y la mayoría estima que es tiempo de hacer correcciones en el gabinete ministerial.

Así lo muestra la última entrega del Monitor del Humor Social, que elabora D’Alessio Irol/Berensztein en exclusiva para El Cronista. El resultado de la encuesta, realizada el mes pasado a 1510 adultos en todo el país, arroja un pico de 75% en la visión negativa sobre la actualidad económica, que supera las diferencias de la grieta política. Y es que mientras casi un 89% de quienes votaron al Frente para la Victoria en la última elección presidencial sostiene en el tiempo que la situación es peor o mucho peor que la de hace un año atrás, también un 60% de los que optaron por Mauricio Macri se manifiestan de esa forma, 20 puntos más que la cifra registrada para el mismo grupo en abril pasado.

`Buena parte del crecimiento de la disconformidad proviene de Cambiemos. Hoy la discusión con quienes no lo votaron gira en torno a tarifas y el FMI, aunque en otro momento pueden ser los despidos u otro tema… Haga lo que haga el Gobierno, la relación con la oposición no cambia. Sin embargo, hay deterioro de la relación con los votantes propios`, señala el consultor Eduardo D´Alessio quien, no obstante resalta que `no hay dirigentes que puedan capitalizar ese descontento y los votantes de Macri no piensan en saltar a otro lado`.

La tendencia negativa comenzó a escalar en octubre pasado y fue acompañada, en menor escala, por una mirada cada vez menos optimista sobre el futuro. Si bien en mayo esa medición no registró variables, aún un 52% de los entrevistados, el valor más elevado de la serie; supone que la situación económica del país estará peor dentro de un año, frente a un 43% que proyecta que será mejor.

Esta visión tiene su correlato en la calificación que se le otorga a la gestión de Gobierno, que de la misma manera exhibe un máximo de 56% en las notas malas, contra un mínimo de 40% en las buenas. Lejos de los valores del clima de victoria electoral de 2017, hoy uno de cada tres de los votantes oficialistas considera que la gestión es mala o muy mala. Más aún, un 62% de quienes eligieron a Macri piensa que es necesario que el jefe de Estado realice cambios en el Gabinete.

Al respecto, también un 62% de los encuestados consideró positiva la ampliación de la `mesa chica` de decisiones en la que el Presidente apoya su administración, con la inclsuión del ministro del Interior, Rogelio Frigerio; el titular de la Cámara Baja, Emilio Monzó, y el radical Ernesto Sanz. La principal razón del enojo se puede encontrar en la falta de una solución al principal temor que arrastra la sociedad, sea cual sea la preferencia política del consultado. Con una inflación que, según estiman las consultoras privadas, alcanzó al menos el 2,7% en mayo y acumula ya más de 12% en cinco meses, la suba de precios continúa al tope de los temas que más preocupan para nueve de cada diez encuestados, seguida por la inseguridad (72%), el aumento de las tarifas de luz y el gas (64%) y la presión impositiva (58%).

Pese a todo, un 71% de los votantes de Cambiemos (42% del FpV) cree que en el próximo año podrá concretar proyectos personales como comprar o reparar la vivienda, adquirir un vehículo, salir de vacaciones o saldar deudas, entre otros. Quizá porque, según el sondeo, solo 16% de los que pusieron la boleta de Macri en la urna lo hicieron `para estar mejor económicamente`, un 34% tomó esa decisión `para que no gane el kirchnerismo`, mientras que un 45% la eligió para `volver alas instituciones republicanas`. Es este último grupo el que mantiene la visión más positiva sobre el devenir económico del país y personal. Pero los que optaron por Macri para derrotar al kirchnerismo o estar mejor económicamente, esperan más de la actual gestión y remarcan la necesidad de cambios en el Gabinete.

Publicado en El Cronista el 04/06/2018

La oposición no capitaliza el malhumor con la gestión.

Pese al retroceso progresivo que evidencia la gestión del Gobierno en el sondeo de D’Alessio IROL/Berensztein, en particular en el capítulo económico, la imagen de los principales dirigentes de la oposición no logra captar mayor adhesión y, por el contrario, se solidifica la de algunos oficialistas. Por caso, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal cosechó un mayo un 57% de las valoraciones positivas, dos puntos más que el mes anterior, contra solo un 37% de negativas. La diputada Elisa Carrió, a su vez, trepó al 51% de imagen positiva, mientras que el presidente Mauricio Macri cayó dos puntos hasta el 45%. Entre los opositores, el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey ascendió a un 32% de calificación positiva, pero con un 48% de negativa. Aún así, su imagen es mejor que la del jefe de Gabinete, Marcos Peña (30% y 57%, respectivamente) y muy superior a la de otros opositores como los senadores Cristina Kirchner (20% y 75%) y Miguel Ángel Pichetto (19% y 63%).

 

Publicado en El Cronista el 04/06/2018

El desborde inflacionario genera un pico de pesimismo en la sociedad

Tres de cada cuatro personas evalúa que la situación económica es peor a la de hace un año y la mayoría le pone nota negativa al Gobierno. Piden cambios en el Gabinete.

Como corolario de una corrida cambiaria que desbordó los niveles de inflación esperada para el mes pasado, la sociedad exhibe signos de desgaste en la relación con el Gobierno que se reflejan en un alto pesimismo sobre el andar de la economía. Hoy, tres de cada cuatro personas considera que la situación actual es peor que la de hace un año y la mayoría estima que es tiempo de hacer correcciones en el gabinete ministerial.

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Así lo muestra la última entrega del Monitor del Humor Social, que elabora D’Alessio Irol/Berensztein en exclusiva para El Cronista. El resultado de la encuesta, realizada el mes pasado a 1510 adultos en todo el país, arroja un pico de 75% en la visión negativa sobre la actualidad económica, que supera las diferencias de la grieta política. Y es que mientras casi un 89% de quienes votaron al Frente para la Victoria en la última elección presidencial sostiene en el tiempo que la situación es peor o mucho peor que la de hace un año atrás, también un 60% de los que optaron por Mauricio Macri se manifiestan de esa forma, 20 puntos más que la cifra registrada para el mismo grupo en abril pasado.

“Buena parte del crecimiento de la disconformidad proviene de Cambiemos. Hoy la discusión con quienes no lo votaron gira en torno a tarifas y el FMI, aunque en otro momento pueden ser los despidos u otro tema… Haga lo que haga el Gobierno, la relación con la oposición no cambia. Sin embargo, hay deterioro de la relación con los votantes propios”, señala el consultor Eduardo D’Alessio quien, no obstante resalta que “no hay dirigentes que puedan capitalizar ese descontento y los votantes de Macri no piensan en saltar a otro lado”.

Por su parte, el analista Sergio Berensztein agregó su valoración política. “La crisis cambiaria potenció el desgaste que la administración Macri viene experimentado desde diciembre pasado”, remarcó. “Sin embargo, vale la pena resaltar dos elementos de la actual coyuntura política. Por un lado, una fragmentada oposición sigue sin poder capitalizar el creciente descontento de la opinión pública. Veremos si esto cambia en el contexto de las medidas de austeridad que son ahora impostergables”.

Para Berensztein, “Cambiemos sigue teniendo el apoyo de alrededor de un tercio de la sociedad, lo que constituye un piso significativo y sobre todo superior al que obtienen otros espacios políticos. Si la oposición continúa fragmentada, el gobierno sigue siendo muy competitivo en términos electorales”.

La tendencia negativa comenzó a escalar en octubre pasado y fue acompañada, en menor escala, por una mirada cada vez menos optimista sobre el futuro. Si bien en mayo esa medición no registró variables, aún un 52% de los entrevistados, el valor más elevado de la serie; supone que la situación económica del país estará peor dentro de un año, frente a un 43% que proyecta que será mejor.

Esta visión tiene su correlato en la calificación que se le otorga a la gestión de Gobierno, que de la misma manera exhibe un máximo de 56% en las notas malas, contra un mínimo de 40% en las buenas. Lejos de los valores del clima de victoria electoral de 2017, hoy uno de cada tres de los votantes oficialistas considera que la gestión es mala o muy mala. Más aún, un 62% de quienes eligieron a Macri piensa que es necesario que el jefe de Estado realice cambios en el Gabinete.

Al respecto, también un 62% de los encuestados consideró positiva la ampliación de la “mesa chica” de decisiones en la que el Presidente apoya su administración, con la inclsuión del ministro del Interior, Rogelio Frigerio; el titular de la Cámara Baja, Emilio Monzó, y el radical Ernesto Sanz.

La principal razón del enojo se puede encontrar en la falta de una solución al principal temor que arrastra la sociedad, sea cual sea la preferencia política del consultado. Con una inflación que, según estiman las consultoras privadas, alcanzó al menos el 2,7% en mayo y acumula ya más de 12% en cinco meses, la suba de precios continúa al tope de los temas que más preocupan para nueve de cada diez encuestados, seguida por la inseguridad (72%), el aumento de las tarifas de luz y el gas (64%) y la presión impositiva (58%).

Pese a todo, un 71% de los votantes de Cambiemos (42% del FpV) cree que en el próximo año podrá concretar proyectos personales como comprar o reparar la vivienda, adquirir un vehículo, salir de vacaciones o saldar deudas, entre otros. Quizá porque, según el sondeo, solo 16% de los que pusieron la boleta de Macri en la urna lo hicieron “para estar mejor económicamente”, un 34% tomó esa decisión “para que no gane el kirchnerismo”, mientras que un 45% la eligió para “volver alas instituciones republicanas”. Es este último grupo el que mantiene la visión más positiva sobre el devenir económico del país y personal. Pero los que optaron por Macri para derrotar al kirchnerismo o estar mejor económicamente, esperan más de la actual gestión y remarcan la necesidad de cambios en el Gabinete.

Publicado en El Cronista el 04/06/2018

Argentines Stage Protest Against Decision to Seek IMF Help

BUENOS AIRES, Argentina — Thousands of Argentines swarmed into the capital’s downtown Friday to protest the government seeking financial help from the International Monetary Fund.

Marching on the holiday commemorating the Revolucion de Mayo, which led to Argentina’s independence from Spain in 1816, demonstrators draped themselves in the white-and-sky blue national flag. They also held banners protesting high inflation and rises in fuel and transportation costs.

Protesters snarled traffic as they blocked some of the city’s busiest streets in a march that was organized by some of the country’s largest unions and human rights groups and drew popular musicians, actors and other artists.

President Mauricio Macri announced earlier this month that he was starting talks with the IMF on getting a credit line to finance his government, following a sharp drop in the value of Argentina’s peso.

The decision unsettled Argentines, many of whom blame the IMF for introducing policies that led to the country’s economic implosion in 2001 and its record $100 billion bond default in 2002. The crisis left one of every five Argentines out of work.

Former President Cristina Fernandez said Friday that it was “a tragedy” to be asking for IMF help, in her first public comment since Macri’s May 8 announcement.

Fernandez and her late husband and predecessor as president, Nestor Kirchner, renegotiated or paid off most of Argentina debt after the collapse, kept energy cheap through subsidies and dug deep into the treasury to redirect revenue to the poor through handouts.

For a few years, Argentina enjoyed fast growth fueled by Chinese demand for its agricultural commodities, but then demand waned and economic growth fell. Macri inherited myriad economic problems from Fernandez, including an inflation rate estimated at about 30 percent.

Since taking office in 2015, he has focused on cutting government spending and ending economic distortions blamed for years of spiraling consumer prices. Macri has also been credited with resolving a long dispute with creditors to return Argentina to global credit markets.

But he has faced labor protests after ordering thousands of layoffs of public workers and raising utility rates while Argentines continue to lose purchasing power amid one of the world’s highest inflation rates.

“All of the policies that have been put in place since the beginning of this government are against the lower classes, the working classes and even against the middle classes,” said protester Marcos Mino. “The pressure that they (the government) are putting on us is really extreme.”

A survey by pollsters D’Alessio Irol/Berensztein said 75 percent of Argentines feel that seeking assistance from the IMF is a bad move. The survey of 1,077 people in early May had a margin of error of three percentage points.

 

Publicado por The New York Times el 25/05/2018

El FMI puede ser la última carta para salvar el gradualismo en la economía

Volver al FMI: ¿última carta de Macri para salvar el gradualismo? El gobierno busca una garantía del Fondo Monetario para evitar un ajuste profundo. Pero se desconocen las condiciones que impondrá el organismo. Las claves.

Por Sebastián Aulicino

Curiosamente, más allá de los pronósticos más catastróficos y resquemores por los condicionamientos que el FMI pueda imponer, hay consenso de diagnóstico en el mundo económico: en Washington, el gobierno se juega la última carta para sostener el `gradualismo`. Las diferencias surgen cuando se evalúa si el Ejecutivo se adelantó al pedir un crédito al Fondo y quemó esa carta anticipadamente, o si no le quedaba otra salida. Pero el mismo oficialismo ubica al FMI abiertamente como `garante` para mantener el plan económico y evitar el ajuste salvaje. La negociación sigue mañana entre los equipos técnicos, una discusión que a pesar de la decisión del Fondo de hacerlo de manera expeditiva, demoraría varias semanas.

No hay certezas por ahora. Según el Ministerio de Hacienda, que encabeza Nicolás Dujovne, y el FMI, el gobierno negocia un crédito `stand-by` de `alto acceso`, un préstamo de duración flexible entre 1 y 3 años, sujeto al cumplimiento de `las políticas del FMI`. La cifra oscila, dependiendo de las fuentes, entre los u$s 20.000 y 30.000 millones, pero no hubo aún confirmación oficial, tampoco sobre la tasa, aunque se habla del4%.

Mientras negocia, el gobierno busca calmar las aguas en el frente interno. Aunque no logra controlar la suba del dólar -que el viernes se fue a 23,70-, el Ejecutivo recibió respaldo político, aunque tibio, de los gobernadores del PJ dialoguista: San Juan, Entre Ríos, Chaco, Tucumán y Córdoba. En el plano internacional, sí ha recibido el apoyo que buscaba. En los últimos días confirmaron su respaldo Estados Unidos, China, Japón, Brasil y Chile. El Tesoro de EE. UU. -miembro más importante del Fondo- transmitió su `fuerte apoyo al programa de reformas` del gobierno y `le dio la bienvenida` a las conversaciones de la Argentina con el FMI. Japón también está entre los socios de mayor peso del organismo. La misma directora del FMI, Christine Lagarde, expresó la intención del organismo de arribar a un acuerdo de forma `expeditiva` y reiteró, también, el `firme apoyo a las reformas`.

Las dudas pasan sobretodo por cuáles serán las condiciones. Un pronóstico puede hacerse revisando la relación del FMI con la gestión Macri. En noviembre del 2016, luego de tres años, el Fondo levantó la moción de censura sobre Indec por manipulación de datos durante el gobierno kirchnerista. Al año siguiente, llegó la primera misión FMI desde el 2006, para realizar la auditoríayel informe económico al que se someten todos los miembros. El resultado fúe elogioso: `regreso a los mercados`, `desequilibrios macroeconómicos corregidos`, `recuperación sostenida de la recesión`.

Pero no faltaron advertencias, que se convirtieron ahora en profecías cumplidas. El Fondo consideró que el plan fiscal estaba bien orientado, pero una aceleración de las reformas mitigaría vulnerabilidades, entre las que se consideró un posible `endurecimiento de las condiciones de financiamiento externas`, tal como sucedió. También observaban una caída de la inflación más lenta de lo previsto y el tipo de cambio real presionado. Celebró la reforma tributaria, pero planteó la necesidad de una reforma laboral. El gobierno trabaja una en el Congreso. No mencionó la necesidad de una reforma del sistema previsional, tremendamente deficitario, pero es una discusión pendiente. Hasta ahora sólo ha modificado el cálculo de reajuste jubilatorio.

El Ejecutivo considera que la única manera de sostener el gradualismo es, hoy, el financiamiento externo. Nohay otro ajuste posible sin desmadre social: el 70% del Presupuesto nacional lo consumen jubilaciones, planes sociales y sueldos. La obra pública, que ya sufrirá un recorte de $ 30.000 millones, no incide tanto. Pero la suba de tasas en EE. UU. oscureció el panorama para la colocación de bonos. El crédito del FMI -más barato económicamente, pero mucho más caro políticamente- se perfila como la última carta del gobierno. Qué pidió la misión que vino en septiembre

Un equipo de técnicos del FMI visitó el país en septiembre de 2017 para una consulta periódica, por primera vez desde el 2006. Esto pidió: Se precisan esfuerzos adicionales. Un menor déficit fiscal reduciría las vulnerabilidades externas, generaría credibilidad y ayudaría a anclar las expectativas de inflación y mitigaría las vulnerabilidades de generaría un endurecimiento de las condiciones de financiamiento. Es esencial reducir el gasto público, sobre todo en los ámbitos en que ha aumentado en los últimos años, en particular salarios, pensiones y transferencias sociales. La reforma de las instituciones del mercado laboral contribuiría a reducir la informalidad.

1958. Argentina solicita el primer acuerdo `stand-by` durante el gobierno de Arturo Frondizzi, por u$s 75 millones. 76/82. Al inicio de la dictadura, con ajuste ortodoxo, el FMI dio asistencia. La deuda externa llegó a u$s 42,000 millones. Un pasado de desencuentros

83/89. Alfonsín logró 2 líneas de crédito, pero los planes de estabilización fracasaron y terminó con hiperinflación. 89/99. Hasta el 88, el FMI acompañó la Convertibilidad con cinco créditos. Pero el entró en crisis y creció la deuda. 00/01. Recesión. De la Rúa sostiene la convertibilidad. FMI presta u$s 20.000 millones. Corralito y cese de pagos. Una palabra maldita en la historia económica argentina

La decisión de volver al FMI es muy reciente y hay pocas encuestas aún para medir cuál es el efecto concreto sobre la evaluación del gobierno. Las consultoras D´Alessio y Berensztein se adelantaron al anuncio que el martes realizó Macri y midieron, días antes, la popularidad que tendría la medida de ser tomada. El rechazo fue alto: el 75% consideró que la medida sería inadecuada; el 18% lave como `adecuada pero resistida`; sólo el 2% la calificó de `adecuada`. La mitad de los votantes de Cambiemos está en contra. `Río Negro` consultó a Jorge Giacobbe y Enrique Zuleta Puceiro, dos de los consultores que previeron con mayor certeza los resultados de la última elección nacional. `ElFMIesuna palabra que despierta todos los temores de los argentinos, bien no va a caer. Este último mes, a aquellos que creen que el ajuste de tarifas lo tiene que pagar el Estado y no los ciudadanos le preguntamos cómo lo tiene que pagar el Estado. Tomando deuda lo dice el 2%. O sea, la política que implementa el gobierno es popular para el 2%. El 18% emitiendo dinero, que termina en inflación. Y el 76% dice que lo debería recortar de otro presupuesto`, cuenta Giacobbe. La pregunta es de dónde recortar: `Nadie sabe. ¿Obra pública, jubilados, empleados públicos, educación, salud? No, no y no. Saben lo que no quieren, pero no saben cómo hacerlo de otra manera`, dice Giacobbe. Para Zuleta, director de OPSM, el FMI dejó de ser una buena opción incluso en lo que podría considerarse su propio público: `No es un lugar que tenga prestigio ni siquiera como receta ortodoxa, no se cree que de allí puedan venir recetas innovadoras o ingresos de inversión que hoy no existen, ya no es esa especie de fuerza representativa de un capitalismo potente de la globalización, como garantía tranquilizadora. Es notable, porque en los años 90 parecía lo contrario`, sostiene.

 

Publicado en Río Negro el 17/05/2018

Por el dólar, el “círculo rojo” improvisa tregua con Macri, pero desconfía del plan oficial para superar la crisis

En la intimidad del mundo corporativo resurgen quejas y reproches hacia equipo económico. Critican su falta de reacción al desbarajuste cambiario. Además, hay un grupo que considera que algunas de las últimas decisiones oficiales tendrán un impacto negativo. El martes se renuevan Lebac.

La corrida tomó desprevenido al “círculo rojo” y lo sumió en un clima de incertidumbre, como no se veía desde la crisis del 2008. El estado de alteración quedó reflejado en la maratón de reuniones y cumbres que encabezó el grupo selecto esta semana y que concluyó el viernes en Olivos, donde una decena de estos empresarios fueron recibidos por Mauricio Macri y parte de su gabinete.

En el último encuentro estuvieron Jaime Campos (Asociación Empresaria Argentina), Amancio Oneto (Molinos Rio de La Plata), Gerardo Díaz Beltrán (Came), Miguel Acevedo (UIA), Luis Betnaza (Techint), Eduardo Eurnekian (AA2000), Enrique Cristofani (Santander Río), Alfredo Coto (Coto), Eduardo Elzstain (IRSA), Cristiano Rattazzi (FCA) y Martín Migoya (Globant).

El motivo de la cita extraordinaria fue la necesidad del Presidente de trasmitirles tranquilidad, luego de la decisión de negociar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Pero la convocatoria cursada por Macri también buscó mostrarlo rodeado de dirigentes poderosos -con varios de los que mantiene una tensión velada- y pedirles de nuevo que confiaran en el Gobierno.

El mismo día, el líder de Cambiemos había hecho algo similar con siete gobernadores, una cifra insuficiente si se quiere en el “poroteo” nacional, pero mejor que el apoyo mostrado inicialmente por sus interlocutores provinciales. La renovada preocupación oficial por tender puentes coincide con la avanzada opositora contra la suba de tarifas, medida que provocó a la vez cortocircuitos con Elisa Carrió y la UCR.

En las más altas esferas del empresariado, hay un consenso implícito de evitar que la crisis se traslade al terreno político y cierta sensación sobre la conveniencia de una “tregua” con el oficialismo. Con esa preocupación, buena parte de los hombres de negocios salieron a respaldar la decisión de negociar un crédito con el FMI, cuyos detalles se desconocen aún, pero que según analistas alcanzaría los u$s30.000 millones.

“La economía muestra una buena y positiva situación, por lo que ratificamos las medidas que está implementando al presente el Gobierno nacional”, dijo Eurnekian. Menos entusiasta fue la declaración reciente del Grupo de los Seis, que se limitó a señalar que el equipo económico “cuenta con los instrumentos” para generar previsibilidad. El espacio está integrado por la UIA, la Cámara de Comercio, Construcción, la Bolsa de Comercio, la Sociedad Rural y la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba).

El repentino giro hacia el Fondo del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, quien en 2016 rechazaba volver al organismo, se sumó así al paquete anunciado el viernes previo, por el que se subió la tasa al 40%, se disminuyó la posición neta en dólares de los bancos y se ordenó recortar la obra pública en $30.000 millones.

Con esos instrumentos y las reservas, se intenta frenar la divisa, aunque sin resultados: la última semana siguió en alza y cerró en $23,70. Igual de fluctuantes, en la intimidad del mundo corporativo resurgen quejas y reproches al equipo económico. En primer lugar, por su incapacidad de reacción al desbarajuste cambiario.

Pero sobre todo, se nota el descontento de aquellos que se ven perjudicados por las últimas decisiones oficiales, que según prevén tendrán un impacto negativo en la inflación, el consumo y la actividad.

Una prueba de fuego.
La sensación predominante es que primero hay que “pasar la tormenta”. La prueba de fuego para el Banco Central llegará este martes, cuando vencen Lebac por unos $640.000 millones. El JP Morgan advirtió que “una falla en la renovación de las acciones de Lebacs en proceso de vencimiento generaría una oferta por desorden sobre el dólar y una salida de capital renovada”.

En el sector financiero, también están expectantes por conocer el volumen del préstamo que negocia la Argentina con el FMI y las condicionalidades que se espera imponga el organismo. “No vemos una situación grave, algunos se quejan de las tasas pero primero hay que resolver esto”, dijo a iProfesional la mano derecha de un banquero privado al salir de un evento privado.

En la mesa de dinero de otra entidad comparten el “cambio de estrategia” adoptado por el equipo económico de Cambiemos para tratar de frenar la sangría de reservas que provocó un “desbalanceo cambiario”.

La lectura optimista es que “el Banco Central volvió a tomar el timón” al elevar el 4 de mayo pasado en 1.275 puntos la tasa y dejar atrás el 28D. El relajamiento de las metas de inflación a fines de diciembre fue leído por la banca como la victoria del ala política del gabinete sobre el el titular de la autoridad monetaria, Federico Sturzenegger, quien redujo entonces la tasa al 27%, decisión que según los analistas financieros terminó por desembocar en una suba del dólar.

En la city financiera creen que hay una “migración hacia el dólar” motorizada por la devaluación de las monedas, el encarecimiento del financiamiento para la Argentina, el impuesto anunciado a la renta financiera y la falta de oferta de divisas del sector privado por la retención de liquidación de exportaciones de granos. Pero también responsabilizan al BCRA.

“Está tomando medidas con agresividad, pero no todas fueron bienvenidas”, admitieron en un banco privado. Los analistas cuestionan la demora en reaccionar y la eficacia de incrementar las tasas a niveles récord. Pero tampoco ven con buenos ojos la orden dada a los bancos de reducir del 30 al 10% su posición general neta en dólares.

“Ellos quieren que se pesifique el mercado, pero si buscaban forzar a los bancos a vender divisas en el spot o futuros, no fue efectivo”, explicó un operador. Desde la entidad aseguran que el sector público es el que posee una mayor tenencia de dólares, entre ellos el Banco Nación. Otra lectura posible es que el “mensaje” apuntó a evitar una recompra de dólares de los privados, antes que a un desprendimiento de moneda extranjera. Sería una manera de inducirlos a absorver Lebac este martes.

Interna empresaria
Con el pasar de los días, el temor a un agravamiento de la corrida terminó por unificar o al menos dejó en segundo plano la internaentre un sector de empresarios que salió a respaldar sin fisuras al Gobierno frente a la embestida opositora para frenar la suba de tarifas y, por otra parte, un arco heterogéneo de industriales, el campo y el comercio, molestos por los aumentos en las boletas y el impacto de las últimas medidas sobre la economía.

Con familiares de funcionarios en su seno, la Cámara de Comercio mantiene un apoyo cerrado al Gobierno. En sus comunicados dejó en claro que las decisiones oficiales apuntan a “fortalecer las finanzas de la economía a fin de darle mayor certidumbre y estabilidad a nuestro país en un contexto externo más adverso y volátil”.

Asimismo, respaldaron la iniciativa de lograr el apoyo financiero del FMI “de manera preventiva”, ya que de ese modo -sostienen- la tasa de interés sería “significativamente menor” a la que podría ofrecer el mercado de capitales.

En tanto, el comité ejecutivo de la UIA decidió llevar calma con la difusión de un comunicado el martes pasado de tono neutral en el que se aseguró que “las áreas responsables de la política económica (BCRA, Ministerio de Hacienda y Ministerio de Finanzas, entre otros) cuentan con los instrumentos y los activos necesarios para brindar previsibilidad cambiaria y financiera de largo plazo.

“No estamos en el 2001, la idea es esperar que pase todo esto para volver al rumbo productivo”, tradujo José Urtubey a iProfesional. De ese modo, los industriales optaron por la prudencia después de debatir durante tres horas si publicar o no un comunicado. Dentro de la central fabril persisten diferencias entre los “optimistas y pesimistas” sobre la política económica. Mientras los sectores exportadores piden paciencia, las industrias ligadas al mercado interno reclaman una reacción urgente.

La UIA quedó envuelta en un conflicto semanas atrás, cuando apareció acompañando como parte del Foro Convergencia el rechazo del Gobierno a bajar las tarifas. “Hay un quilombo tremendo en UIA con las tarifas porque el 98% son Pymes y muchos quedan fuera de mercado con los aumentos”, reconoció el directivo de una alimenticia de primer nivel.

En algunos sectores empresarios, ven que el aumento de las tasas y el recorte a la obra enfriará aún más la economía, mientras que el esquema de tarifas llevaría la inflación a entre el 23 y 25%. La preocupación es compartida por industriales, la Cámara de la Construcción e incluso inversores que esperaban un despegue de la actividad en el segundo semestre.

“Seguimos sin tener un programa industrial, el tema es cómo generás dólares genuinos”, dijo a este medio Silvio Zursolo, directivo de la cámara de industriales bonaerenses ADIBA y miembro del comité de la UIA.

Por lo pronto, el Gobierno enfrentará mayores dificultades para cubrir sus pasivos. Con una menor perspectiva de producción, inversión y exportaciones, la economía no generará los recursos suficientes para reducir el rojo provocado por la salida de dólares vía importaciones (entre ellas las de combustibles) y turismo.

La balanza comercial acumuló en el primer trimestre del año un saldo negativo de u$s2.494 millones, más del doble que los u$s1.177 millones del año pasado. Sin una fuente propia de dólares y la toma de nueva deuda, los intereses seguirán en ascenso.

En ese contexto, los economistas ya hablan de los “ganadores y perdedores” del plan de emergencia que según Macri busca preservar la estabilidad financiera y el “gradualismo”. “En la foto, los sectores exportadores se benefician por el tipo de cambio, y se perjudican los que venden al mercado interno y se financian en el mercado local en pesos, al igual que los asalariados”, explicó a este medio Marina Dal Pogetto, directora de EcoGo.

Entre los ganadores figuran los fondos especulativos que desarmaron posiciones en pesos e iniciaron la corrida a favor del dólar. Pero también, el complejo cerealero que aporta el 44% de las exportaciones argentinas y se beneficia de la devaluación, que desde diciembre ya acumula un 25%. Lo mismo ocurre con los productoresque retienen granos.

En los primeros cuatro meses, el polo agroexportador liquidó u$s6.000 millones, pero las autoridades esperaban un mayor volumen. Si bien la sequía en el campo redujo el nivel de cosecha previsto y las lluvias en los últimos 15 días dificultaron la llegada de camiones a los puertos, los operadores admiten que “es un momento complejo para liquidar porque cada sector especula”.

Contra ellos se despachó Carrió, sorprendida por la reacción del sector que se ve también beneficiado por la baja gradual de retenciones. “Nosotros acompañamos al campo en los momentos difíciles, bajamos las retenciones, la sociedad acompañó… ahora les digo a ellos: Hagan patria, no retengan la soja, empiezen a liquidar para que ingresen divisas”, rogó la diputada días atrás.

Incertidumbre política
Una de las cuestionas que genera desconcierto en el “círculo rojo” es la capacidad política del Gobierno para encauzar su programa económico, cuestionado desde dentro de la alianza oficialista como desde la oposición y una parte del empresariado. Los ejecutivos siguen de cerca las encuestas que muestran una menor simpatía de la ciudadanía por Cambiemos.

“La confianza se derrumbó como un castillo de naipes”, explicó uno de los principales miembros de la UIA. Según un estudio de la consultora Analogías realizado el 6 y 7 de mayo en la provincia de Buenos Aires, la desaprobación del Gobierno alcanza el 60,1%, un aumento de 8,1 puntos desde abril, mientras que la imagen positiva descendió 20 puntos desde las elecciones legislativas de octubre pasado.

La caída en la valoración positiva del desempeño presidencial se extendió incluso a la percepción sobre la gobernadora María Eugenia Vidal, que hasta ahora se mantenía indemne. En tanto, el paquete de medidas contra la corrida recibió un rechazo mayoritario entre los bonaerenses, del 67% y se impone incluso en segmentos que simpatizan moderadamente con el macrismo.

Ahora, se espera que el regreso al tutelaje del FMI impacte aún más en la imagen de Macri. Un relevamiento realizado a inicios de este mes por las consultoras D´Alessio IROL y Berensztein, reveló que el 75% de los encuestados considera “inadecuado” pedir ayuda al organismo internacional.

Al igual que el sondeo de Analogías, el rechazo no solo proviene de quienes votaron a la oposición sino también de los votantes de Cambiemos, en el cual llega al 58%. Los empresarios tomaron nota del escenario político más adverso. Si bien aseguran que no hay una oposición que capitalice la pérdida de apoyo del Gobierno, creen que el peronismo está en condiciones de especular con dar la pelea en un eventual ballotage.

Un alto ejecutivo de la Cámara de Empresas Alimenticias (Copal) vinculó los nuevos vientos con la caída de las expectativas económicas de la gente. En la entidad ya aseguran que el primer trimestre fue “malo para el consumo” y que, si bien prevén nuevos aumentos de precios en los próximos 15 días, aseguran que el traslado de mayores costos por los insumos dolarizados tiene un límite.

El consumo masivo cerró el primer trimestre del año con una caída del 1% frente al mismo período del año pasado, según la consultora Kantar Worldpanel. Salvo dos sectores (bebidas y alimentos secos), el resto de los rubros (lácteos, congelados, infusiones, cuidado personal y cuidado de higiene) registraron caídas de hasta el 9%.

Según datos de la Copal a los que accedió iProfesional, la manteca cayó 6%, quesos 5,7%, yogures 5% y pastas frescas 4,5%. La caída de las ventas se sintió hasta en el papel higíenico, que registró una baja del 5%. La menor demanda coincide con un nuevo retroceso en la percepción sobre la situación económica futura y un deterioro en las percepciones sobre el momento para la compra de bienes durables. Según un estudio de Kantar TNS, un 53% dice no tener el dinero para vivir según las necesidades y expectativas para su propia vida.

“Esta situación se acentúa principalmente en los niveles socioeconómicos medio bajos y bajos y, en el Gran Buenos Aires, dato que marca una disminución del poder adquisitivo respecto a los últimos dos años”, explicó Mercedes Ruiz Barrio, Investigadora Senior de la consultora.

 

Publicado en IProfesional el 14/05/2018

Monitor de Humor Social y Político – Enero

EL GOBIERNO NO LOGRA REMONTAR AÚN LA CAÍDA DE DICIEMBRE

-El 2018 comienza con cierto grado de incertidumbre, asociado a los rezagos del convulsionado mes de diciembre. Los ciudadanos están alertas a cómo evolucionarán temas sensibles como la inflación, el empleo y el tipo de cambio.

-Los dirigentes del oficialismo siguen liderando el ranking de imagen positiva, pese a que todavía no retornaron a los valores de noviembre cuando predominaba el optimismo post-electoral.

-La oposición no consigue apoyarse en figuras fuertes de amplia aceptación.

Puede descargar el informe acá: EL GOBIERNO NO LOGRA REMONTAR AÚN LA CAÍDA DE DICIEMBRE

Un nuevo enfoque para resolver el problema de los piquetes

En sintonía con el proceso de reformas y acuerdos que ha puesto en marcha el Gobierno de Mauricio Macri, fundamentalmente en el plano económico, inicia la segunda etapa de su mandato con la necesidad de comenzar a resolver la situación de conflictividad persistente que se padece en las calles y las rutas del país. Este fenómeno de los cortes sistemáticos en la vía pública constituye una singularidad negativa de nuestro país, al dejar en evidencia de manera palmaria el fracaso del Estado en una de sus prerrogativas esenciales, como lo es garantizar el orden público y la libre circulación de sus ciudadanos. Y pone en entredicho la declamada intención gubernamental de mostrar que el país va hacia la normalidad.

Es cierto que, como ocurre con otras cuestiones estructurales que obstaculizan las posibilidades de desarrollo de nuestro país, la pretensión de que se puede resolver de manera simple y expeditiva un problema del nivel de complejidad de los piquetes no sería realista. La apuesta al gradualismo también aquí podría ser acertada. Pero es un hecho que, sobre todo a partir del claro triunfo electoral de medio término, ya no subsisten los principales condicionantes que pudieron haber desalentado una acción firme al respecto, fundamentalmente las dudas de gobernabilidad que pesaban sobre un gobierno no peronista.

Por el contrario, para un oficialismo que parece tener allanado el camino hacia un ciclo de varios años de gobierno, constituye un mandato dar señales convincentes de que puede llevar adelante una política razonable de orden público, aun pagando costos en el corto plazo ante una opinión pública tan proclive a fluctuar en sus posiciones. Justamente, la relevancia pública del problema en la actualidad se ve en parte reflejada desde la percepción ciudadana, como revela una encuesta reciente de D’Alessio y Berensztein que sostiene que una mayor firmeza ante los piquetes está entre los principales reclamos que se le hacen al Gobierno.

Pero son sobre todo las cifras las que acercan a una real dimensión de la magnitud de la problemática. El último informe de Diagnóstico Político muestra que si bien hubo una disminución en la cantidad total de cortes registrados en 2017 (5.221 casos) en relación con los cinco años precedentes, el que pasó fue el sexto año consecutivo en que se superó el número de cinco mil piquetes en la Argentina. Si se consideran los últimos 9 años, la cantidad total de cortes llega a la inconcebible cifra de casi 45 mil casos.

A su vez, los dos factores que en 2017 caracterizaron la dinámica de los piquetes fueron una mayor politización y un aumento de la violencia, lo que constituye un agravante por cuanto exterioriza síntomas claros de degradación institucional. La creciente politización es un proceso que se viene registrando desde el inicio del Gobierno de Cambiemos, y se explica en buena medida a partir de la actitud de organizaciones afines al kirchnerismo que, por razones obvias, hasta 2015 no fomentaban la protesta callejera. En este sentido, la realización de cortes de calle llevados a cabo por gremios estatales, organizaciones sociales y agrupaciones político-partidarias ha ganado participación y representa en torno al 70% del total, al tiempo que se redujo la cantidad de cortes espontáneos (mayormente vecinos autoconvocados, que representaron el 15% en 2017).

En lo referente a la violencia en las calles, esta se puso de manifiesto fuertemente en la segunda parte del año, sobre todo a partir de los casos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, que dieron lugar a múltiples manifestaciones, cortes y destrozos tanto en las provincias patagónicas como en Buenos Aires. Recientemente, ante el tratamiento de la reforma previsional en el Congreso, donde grupos radicalizados en connivencia con algunos sectores políticos llevaron a cabo incidentes de una gravedad inusitada.

Dos lógicas temporales para resolver la problemática

Ante este cuadro de situación, resulta claro que los piquetes representan desde hace tiempo una práctica extendida y naturalizada por distintos sectores de la población, e incluso por actores políticos que la promueven. Un reclamo sindical de empleados con altos salarios, una interna partidaria a dirimir, una protesta estudiantil o bien un corte de luz en barrios de clase media alta, se constituyeron todas en razones legítimas para cortar y transformar en caos las calles, lo que perjudica a otros ciudadanos. Se ha consolidado lo que puede denominarse una “cultura del piquete”, que evidentemente no es un fenómeno aislado, sino una manifestación más de la anomia argentina y de la ausencia del Estado.

Por lo tanto, resulta imprescindible abordar el problema desde esa complejidad, con una mirada integral. Esto, por un lado, implica atender las cuestiones y las falencias estructurales que resultan en factores detonantes de la conflictividad en las calles (pobreza, exclusión), para lo que son indispensables políticas de mediano y largo plazo, sobre todo en materia de educación y desarrollo económico, que paulatinamente vayan recomponiendo el tejido social. Es decir, reducir las condiciones objetivas que explican una parte del fenómeno.

En simultáneo, pero en lo inmediato, debe sistematizarse una política de acción preventiva y ordenadora de los conflictos en la vía pública. Esto supone la intervención de los gobiernos en sus distintos niveles según corresponda (nacional, provinciales) para dar la respuesta adecuada ante las disímiles situaciones y variadas formas que adoptan los cortes, bajo la premisa de que debe primar ante todo el respeto a la ley y el derecho de todo ciudadano a transitar libremente. Para ello será condición necesaria que las fuerzas de seguridad se desempeñen con criterio en el marco de sus protocolos de actuación, y que el Poder Judicial empiece a tener una participación responsable.

Un enfoque que armonice estas dos lógicas, del corto y del largo plazo, permitirá disminuir la conflictividad en las calles y comenzar a desarraigar la cultura piquetera. Y constituirá un paso ineludible para restaurar el Estado de derecho y reinsertar a la Argentina en las vías de un desarrollo posible.

El autor es politólogo, analista jefe en Diagnóstico Político.

 

Publicado en Infobae el 9/01/2018

Retrocede el índice de confianza del inversor por segundo mes

Tras la aprobación del paquete fiscal se reafirma la tendencia y por segundo mes consecutivo retrocede el Índice de Confianza del Inversor, según muestra un trabajo es realizado por D´Alessio IROL para la Cámara de Agentes de Bolsa, a fin de conocer la situación y percepción de los argentinos bancarizados, de clase media, en relación a sus inversiones personales y el escenario nacional.

Los datos corresponden a la sexta medición, realizada en diciembre, de forma online, a 500 encuestados mayores de 18 años, bancarizados, de todo el país.

El índice se obtiene de los resultados de una encuesta mensual que contiene preguntas sobre: la situación de la economía en general presente y futura, la percepción de satisfacción respecto al resultado de las inversiones personales presente y futura y las decisiones en relación a la cartera de inversión en el próximo mes.

La conclusión general es que se acentúa la baja de la confianza por parte de los inversores y retroceden tanto la percepción del escenario actual como las expectativas. `Se profundiza el proceso de incertidumbre y volatilidad económica post-electoral, a partir de la aprobación de las primeras medidas del paquete fiscal que ingresaron al Congreso`, apunta el informe. De todos modos, las expectativas con respecto al escenario inversor argentino del año próximo se mantienen positivas.

En cuanto a las preferencias de los inversores por instrumento, dólar y plazo fijo continúan al frente de las opciones de ahorro e inversión. Si bien en términos generales el inversor permanece optimista, se reafirma la tendencia negativa en la valoración del entorno propicio para la inversión aunque se mantienen las expectativas con respecto al rendimiento futuro de las inversiones personales.

Entre quienes no poseen inversiones, se observa una menor propensión a la compra de dólares a causa de las elevadas tasas de referencia que mantiene la autoridad monetaria. Hay también mayor predisposición a disminuir o abandonar el plazo fijo. Entre quienes ya tenían inversiones, existe predisposición a diversificar a el portfolio, particularmente entre los que constituyeron un plazo fijo.

 

Publicado en El Cronista el 5/01/2018