Efecto FMI: vuelve a caer la imagen de Macri en las encuestas

Así lo marcan siete trabajos a los que accedió Clarín. El peso de la herencia K, también en baja.

Si, como dicen en su entorno, Mauricio Macri está dispuesto a pagar un alto costo político por su decisión de volver al Fondo Monetario Internacional (FMI) para frenar la corrida cambiaria, el Presidente debe ser advertido: según las últimas encuestas, parte de ese capital personal ya lo estaría perdiendo. Así lo muestran al menos siete encuestas a las que accedió Clarín en los últimos días. Se trata, en realidad, de la profundización de una caída que arrancó en diciembre, con la aprobación de la reforma previsional. La incógnita ahora, paradójicamente, es inversa a la del dólar: aquí no se duda del techo sino del piso.

Los sondeos son de Management & Fit (exclusivo para este diario), Synopsis, D’Alessio-Irol/Berensztein, Taquion/Trespuntozero, Gustavo Córdoba & Asociados, Analogías y CIGP. En el Gobierno dijeron no tener mediciones para difundir.

La mayoría trabaja dos ejes: la negociación con el Fondo y las miradas sobre Macri y el Gobierno. Los números, en general, no traen buenas noticias para el oficialismo. A la mencionada caída en la imagen presidencial, se suman opiniones más negativas que positivas respecto a las últimas decisiones económicas. En realidad, son todas cifras que se alimentan mutuamente.

Las encuestas, además, traen una confirmación y una novedad: por un lado, como adelantó Clarín, se ratifica que el escenario actual también pega en la ponderación de la gobernadora María Eugenia Vidal;por el otro, cuando Macri ya transcurrió más de la mitad de su mandato, pareciera empezar a diluirse en la gente la idea la herencia K. Esto eso, que todos los males actuales tienen raíz en los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.

Management & Fit, la consultora que hace en exclusiva para Clarín una encuesta nacional sobre la gestión de Macri muestra esta semana un fenómeno inédito: cayeron todas las variables que pondera y que forman el llamado Indice de Optimismo, dividido a su vez en la mirada económica y política de la administración.

Synopsis, una de las que mejor pronosticó la elección de 2017, terminó el fin de semana su última medición nacional. Allí aparece una fuerte caída en las expectativas económicas y el desacuerdo con la decisión de ir al FMI casi que duplica a los que avalan esa jugada. Además, es una de las mediciones que muestra un cambio en la grieta: un 45,2% cree que Macri “tiene más responsabilidad de la situación económica actual” contra un 42,6% que apunta a CFK.

D’Alessio IROL-Berensztein fue de las primeras en difundir un trabajo sobre la negociación con el Fondo. Y es la que exhibe el mayor nivel de desacuerdo con la decisión (a sólo un 2% le parece “Adecuado” solicitar ayuda al organismo). También abona la teoría del menor impacto de la herencia: un 50% responsabiliza “al Gobierno actual” por la situación económica contra 39% del “Gobierno anterior”.

2”.

 

Taquion/Trespuntozero también trae datos preocupantes para el oficialismo. Pregunta directamente: ¿el anuncio sobre el FMI hizo que cambiara la imagen que usted tenía del Gobierno? Gana el 47,9%, que dice que “sí, para peor”.

Gustavo Córdoba & Asociados, otro sondeo nacional que hace un recorrido de la caída de la imagen del Gobierno y advierte que “desde diciembre, cayó 25 puntos la aprobación” de la gestión de Macri.

Analogías, la firma que conduce un ex funcionario K hizo un relevamiento bonaerense y alerta sobre la desconfianza en el Gobierno: más del 50% “no” cree que logrará parar la corrida cambiaria.

CIGP, una de las firmas más chicas; su trabajo se circunscribe a las dos Buenos Aires. Afirma que más de la mitad está en desacuerdo con negociar con el FMI.

 

Publicado en Tiempo de San Juan el 13/05/2018

Prevén una mayor caída en la imagen de Mauricio Macri

La desaprobación llegó a su pico por las tarifas y el dólar. Ahora, analistas estiman que seguirá en picada. En la Rosada trabajan para recuperar confianza.

En el Gobierno buscan darse ánimo, pero la realidad es que hay mucha preocupación. “Hay una caída esperable, sobre todo por las tarifas”, reconocen, y ya trabajan para resolverlo.

La mini-125 del gobierno llegó a las encuestas. Incluso antes de ordenar un acuerdo a las apuradas con el (antipático) FMI, la imagen de Mauricio Macri había alcanzado su piso desde diciembre de 2015. Y los consultores no pronostican una mejoría, al menos en el corto plazo.

La reforma jubilatoria (un ajuste, en los hechos inmediatos), más los tarifazos, la corrida cambiaria y el nivel de inflación (superior al 15% previsto) potenciaron la desaprobación al Presidente. Y ahora, en la semana en la que comenzó la negociación con el FMI, la imagen de Macri parece seguir su ritmo descendente.

Desde las elecciones de octubre de 2017, la caída promedia casi 20 puntos, según un combo de encuestas recientes. El Gobierno afirma que el descenso es mucho menor, pero se resiste a mostrar encuestas propias (en general encargadas a Isonomía). Y, a su vez, celebra la ausencia de referentes opositores que capitalicen su mal momento.

Al final de la semana más difícil para el ciclo cambiemita, un grupo heterogéneo de analistas coincide en que se abrió un escenario político riesgoso para el macrismo, al margen de los problemas económicos y financieros. Una etapa en la que el oficialismo deberá mostrar cintura y audacia para restituir la confianza perdida. Con un detalle en su contra: tras el triunfo de las legislativas, el recurso de la polarización con el kirchnerismo quedó bastante diluido.

 “El rey está desnudo. Estamos ante un punto de inflexión, aunque no conocemos la resolución final. Yo veo un problema de comunicación: primero anuncian que recurrimos al Fondo, y después nos explican que no es grave”, opina el consultor Eduardo D’Alessio.

Según una encuesta reciente de D’Alessio IROL/Berensztein (hecha online sobre 1077 casos), un 75% consideró “inadecuado” pedir ayuda al FMI, mientras que un 18% lo interpretó “adecuado, pero resistido”, y sólo el 2% como “adecuado”, según Perfil.

Pese al optimismo habitual de los voceros oficiales, en Casa Rosada admiten la dificultad de presentar como favorable una negociación urgente con el Fondo. “Comunicar que se vuelve al FMI es una confesión de fracaso. Hay pocos consensos tan amplios como el rechazo al Fondo”, asegura el director de Ibarómetro, Ignacio Ramírez. Y agrega que “la marca Cambiemos envejeció demasiado rápido, sin una belle epoque que lo sostuviera en las malas”.

En un estudio cerrado el 3 de mayo pasado, la consultora Management & Fit concluyó que Macri atraviesa su peor imagen en casi dos años y medio: un 54,9% de rechazo a la performance presidencial, contra un 35,1% de aprobación.

La encuesta, hecha a pedido de Clarín, se realizó durante una de las últimas escaladas del dólar. “La macroeconomía aguanta. El desafío del Gobierno es generar confianza. Y en estos días no lo logró: se lo vio nervioso”, señaló la directora de M&F, Mariel Fornoni.

El consultor Hugo Haime no percibe demasiados matices: “En Argentina cuando se te escapa el dólar y tenés que ir al FMI, eso se llama crisis político económica”.

Según una encuesta que terminó a fines de abril, Macri llegó a un récord negativo de 64% de desaprobación. O sea, 17 puntos menos que en septiembre pasado. “Este es un gobierno de expectativas. Y ahora se derrumbaron: pasaron de positivas a negativas”, resume el experimentado Haime.

Su colega Jorge Giacobbe señala a Cambiemos “desconcertado”. A punto de terminar una medición de 2500 casos telefónicos (previa al inicio de las negociaciones con el FMI), Giacobbe anticipa una imagen negativa del 48% para Macri.

Para Analogías, Macri también está en su piso histórico. Un estudio telefónico sobre 2820 bonaerenses (el 6 y 7 de mayo), reveló un rechazo del 60,1%, unos 20 puntos más que en octubre pasado. De acuerdo a Gustavo Córdoba y asociados, Macri perdió 7,4% de imagen positiva sólo en mayo.

Más agorero aún, el sociólogo Artemio López cree que existe un”temblor estructural”. Y suma un agravante: “El FMI restringirá la vía de la heterodoxia que había ensayado el oficialismo en 2017”. En la Rosada, en cambio, tratan de darse ánimo: “Hay una caída esperable, sobre todo por las tarifas. Pero no es terrible”, promete un asesor presidencial.

 

Publicado en IProfesional el 13/05/2018

La imagen presidencial, al fondo.

Los encuestadores coinciden en que tras el diálogo con el FMI aumentó la desaprobación social sobre Macri, en un pico de negatividad desde que llegó a la Casa Rosada.

EFECTO NEGOCIACION CON EL FMI. Preveen mayor caída en la imagen de Macri. La desaprobación había llegado a su pico máximo por las tarifas y el dólar. Y ahora los analistas estiman que seguirá en picada. En la Rosada trabajan para recuperar la confianza.

La mini-125 del gobierno llegó a las encuestas. Incluso antes de ordenar un acuerdo a las apuradas con el (antipático) FMI, la imagen de Mauricio Macri había alcanzado su piso desde diciembre de 2015. Y los consultores no pronostican una mejoría, al menos en el corto plazo. La reforma jubilatoria (un ajuste, en los hechos inmediatos), más los tarifazos, la corrida cambiaría y el nivel de inflación (superior al 15% previsto) potenciaron la desaprobación al Presidente. Y ahora, en la semana en la que comenzó la negociación con el FMI, la imagen de Macri parece seguir su ritmo descendente.

Desde las elecciones de octubre de 2017, la caída promedia casi 20 puntos, según un combo de encuestas recientes. El Gobierno afirma que el descenso es mucho menor, pero se resiste a mostrar encuestas propias (en general encargadas a Isonomía). Y, a su vez, celebra la ausencia de referentes opositores que capitalicen su mal momento.

Al final de la semana más difícil para el ciclo cambiemita, un grupo heterogéneo de analistas coincide en que se abrió un escenario político riesgoso para el macrismo, al margen de los problemas económicos y financieros. Una etapa en la que el oficialismo deberá mostrar cintura y audacia para restituir la confianza perdida. Con un detalle en su contra: tras el triunfo de las legislativas, el recurso de la polarización con el kirchnerismo quedó bastante diluido. Panorama duro. `El rey está desnudo. Estamos ante un punto de inflexión, aunque no conocemos la resolución final. Yo veo un problema de comunicación: primero anuncian que recurrimos al Fondo, y después nos explican que no es grave`, opina el consultor Eduardo D´Alessio. Según una encuesta reciente de D´Alessio IROL/Berensztein (hecha online sobre 1077 casos), un 75% consideró `inadecuado` pedir ayuda al FMI, mientras que un 18% lo interpretó `adecuado, pero resistido`, y sólo el 2% como `adecuado`.

Pese al optimismo habitual de los voceros oficiales, en Casa Rosada admiten la dificultad de presentar como favorable una negociación urgente con el Fondo. `Comunicar que se vuelve al FMI es una confesión de fracaso. Hay pocos consensos tan amplios como el rechazo al Fondo`, asegura el director de Ibarómetro, Ignacio Ramírez. Y agrega que `la marca Cambiemos envejeció demasiado rápido, sin una belle epoque que lo sostuviera en las malas`.

En un estudio cerrado el 3 de mayo pasado, la consultora Management & Fit concluyó que Macri atraviesa su peor imagen en casi dos años y medio: un 54,9% de rechazo a la performance presidencial, contra un 35,1% de aprobación. La encuesta, hecha a pedido de Clarín, se realizó durante una de las últimas escaladas del dólar. `La macroeconomía aguanta. El desafío del Gobierno es generar confianza. Y en estos días no lo logró: se lo vio nervioso`, señaló a PERFIL la directora de M&F, Mariel Fornoni.

El consultor Hugo Haime no percibe demasiados matices: `En Argentina cuando se te escapa el dólar y tenés que ir al FMI, eso se llama crisis político económica`. Según una encuesta que terminó a fines de abril, Macri llegó a un récord negativo de 64% de desaprobación. O sea, 17 puntos menos que en septiembre pasado. `Este es un gobierno de expectativas. Y ahora se derrumbaron: pasaron de positivas a negativas`, resume el experimentado Haime.

Su colega Jorge Giacobbe señala a Cambiemos `desconcertado`. A punto de terminar una medición de 2500 casos telefónicos (previa al inicio de las negociaciones con el FMI), Giacobbe anticipa una imagen negativa del 48% para Macri.

Para Analogías, Macri también está en su piso histórico. Un estudio telefónico sobre 2820 bonaerenses (el 6 y 7 de mayo), reveló un rechazo del 60,1%, unos 20 puntos más que en octubre pasado. De acuerdo a Gustavo Córdoba y asociados, Macri perdió 7,4% de imagen positiva sólo en mayo. Más agorero aún, el sociólogo Artemio López cree que existe un `temblor estructural`. Y suma un agravante: `El FMI restringirá la vía de la heterodoxia que había ensayado el oficialismo en 2017`.

En la Rosada, en cambio, tratan de darse ánimo: `Hay una caída esperable, sobre todo por las tarifas. Pero no es terrible`, promete un asesor presidencial.

`El desafio del Gobierno es generar confianza. En estos días se lo vio nervioso (Fomoni) `Anuncian que recurrimos al FMI, y luego explican que no es grave` (D´Alessio).

EN BAJA. 54,9 por ciento de rechazo tenía a principios de mayo la imagen presidencial, según Management & Fit. 48 por ciento de imagen negativa de Macri arrojó la última medición de Giacobbe y Asociados.

PREOCUPADOS. En el Gobierno buscan darse ánimo: `Hay una caída esperable, sobre todo por las tarifas`.

 

Publicado en Perfil el 13/05/2018

Un nuevo enfoque para resolver el problema de los piquetes

En sintonía con el proceso de reformas y acuerdos que ha puesto en marcha el Gobierno de Mauricio Macri, fundamentalmente en el plano económico, inicia la segunda etapa de su mandato con la necesidad de comenzar a resolver la situación de conflictividad persistente que se padece en las calles y las rutas del país. Este fenómeno de los cortes sistemáticos en la vía pública constituye una singularidad negativa de nuestro país, al dejar en evidencia de manera palmaria el fracaso del Estado en una de sus prerrogativas esenciales, como lo es garantizar el orden público y la libre circulación de sus ciudadanos. Y pone en entredicho la declamada intención gubernamental de mostrar que el país va hacia la normalidad.

Es cierto que, como ocurre con otras cuestiones estructurales que obstaculizan las posibilidades de desarrollo de nuestro país, la pretensión de que se puede resolver de manera simple y expeditiva un problema del nivel de complejidad de los piquetes no sería realista. La apuesta al gradualismo también aquí podría ser acertada. Pero es un hecho que, sobre todo a partir del claro triunfo electoral de medio término, ya no subsisten los principales condicionantes que pudieron haber desalentado una acción firme al respecto, fundamentalmente las dudas de gobernabilidad que pesaban sobre un gobierno no peronista.

Por el contrario, para un oficialismo que parece tener allanado el camino hacia un ciclo de varios años de gobierno, constituye un mandato dar señales convincentes de que puede llevar adelante una política razonable de orden público, aun pagando costos en el corto plazo ante una opinión pública tan proclive a fluctuar en sus posiciones. Justamente, la relevancia pública del problema en la actualidad se ve en parte reflejada desde la percepción ciudadana, como revela una encuesta reciente de D’Alessio y Berensztein que sostiene que una mayor firmeza ante los piquetes está entre los principales reclamos que se le hacen al Gobierno.

Pero son sobre todo las cifras las que acercan a una real dimensión de la magnitud de la problemática. El último informe de Diagnóstico Político muestra que si bien hubo una disminución en la cantidad total de cortes registrados en 2017 (5.221 casos) en relación con los cinco años precedentes, el que pasó fue el sexto año consecutivo en que se superó el número de cinco mil piquetes en la Argentina. Si se consideran los últimos 9 años, la cantidad total de cortes llega a la inconcebible cifra de casi 45 mil casos.

A su vez, los dos factores que en 2017 caracterizaron la dinámica de los piquetes fueron una mayor politización y un aumento de la violencia, lo que constituye un agravante por cuanto exterioriza síntomas claros de degradación institucional. La creciente politización es un proceso que se viene registrando desde el inicio del Gobierno de Cambiemos, y se explica en buena medida a partir de la actitud de organizaciones afines al kirchnerismo que, por razones obvias, hasta 2015 no fomentaban la protesta callejera. En este sentido, la realización de cortes de calle llevados a cabo por gremios estatales, organizaciones sociales y agrupaciones político-partidarias ha ganado participación y representa en torno al 70% del total, al tiempo que se redujo la cantidad de cortes espontáneos (mayormente vecinos autoconvocados, que representaron el 15% en 2017).

En lo referente a la violencia en las calles, esta se puso de manifiesto fuertemente en la segunda parte del año, sobre todo a partir de los casos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, que dieron lugar a múltiples manifestaciones, cortes y destrozos tanto en las provincias patagónicas como en Buenos Aires. Recientemente, ante el tratamiento de la reforma previsional en el Congreso, donde grupos radicalizados en connivencia con algunos sectores políticos llevaron a cabo incidentes de una gravedad inusitada.

Dos lógicas temporales para resolver la problemática

Ante este cuadro de situación, resulta claro que los piquetes representan desde hace tiempo una práctica extendida y naturalizada por distintos sectores de la población, e incluso por actores políticos que la promueven. Un reclamo sindical de empleados con altos salarios, una interna partidaria a dirimir, una protesta estudiantil o bien un corte de luz en barrios de clase media alta, se constituyeron todas en razones legítimas para cortar y transformar en caos las calles, lo que perjudica a otros ciudadanos. Se ha consolidado lo que puede denominarse una “cultura del piquete”, que evidentemente no es un fenómeno aislado, sino una manifestación más de la anomia argentina y de la ausencia del Estado.

Por lo tanto, resulta imprescindible abordar el problema desde esa complejidad, con una mirada integral. Esto, por un lado, implica atender las cuestiones y las falencias estructurales que resultan en factores detonantes de la conflictividad en las calles (pobreza, exclusión), para lo que son indispensables políticas de mediano y largo plazo, sobre todo en materia de educación y desarrollo económico, que paulatinamente vayan recomponiendo el tejido social. Es decir, reducir las condiciones objetivas que explican una parte del fenómeno.

En simultáneo, pero en lo inmediato, debe sistematizarse una política de acción preventiva y ordenadora de los conflictos en la vía pública. Esto supone la intervención de los gobiernos en sus distintos niveles según corresponda (nacional, provinciales) para dar la respuesta adecuada ante las disímiles situaciones y variadas formas que adoptan los cortes, bajo la premisa de que debe primar ante todo el respeto a la ley y el derecho de todo ciudadano a transitar libremente. Para ello será condición necesaria que las fuerzas de seguridad se desempeñen con criterio en el marco de sus protocolos de actuación, y que el Poder Judicial empiece a tener una participación responsable.

Un enfoque que armonice estas dos lógicas, del corto y del largo plazo, permitirá disminuir la conflictividad en las calles y comenzar a desarraigar la cultura piquetera. Y constituirá un paso ineludible para restaurar el Estado de derecho y reinsertar a la Argentina en las vías de un desarrollo posible.

El autor es politólogo, analista jefe en Diagnóstico Político.

 

Publicado en Infobae el 9/01/2018

El 56% de la gente cree que el PJ tratará de poner frenos y distanciarse del Gobierno

La imagen del PJ ¿Cómo imagina que será la dinámica del peronismo dentro del Congreso en los próximos dos años?

Las elecciones legislativas evidenciaron una crisis dentro del peronismo. Así lo refleja un sondeo de la consultora D Alessio IROL, que señala que el 56% de la población piensa que el PJ `tratará de frenar u obstaculizar` los proyectos que proponga el Gobierno.

El 30% sostiene que si bien avalará los proyectos del oficialismo, el peronismo marcará las diferencias en los puntos en que no coincida y apenas el 2% cree que `tratará de apoyar` las propuestas del macrismo en el Congreso.

El sondeo revela, además, que a pesar de las dificultades afrontadas por el Gobierno en el último mes, el movimiento que engloba al Partido Justicialista y al Frente para la Victoria (FPV) aún no logra reacomodarse y su fragmentación es evidente.

Los resultados señalan también que el PJ es un partido `carente de poder de fuego`, aunque sí lo suficientemente combativo para obstaculizar los proyectos del Gobierno en los próximos dos años de gestión.

La encuesta, realizada entre el 19 y 20 del mes pasado de forma oriline a 1278 personas, indica que las tensiones provocadas durante diciembre durante el debate por la reforma previsional, los despidos y las políticas del Gobierno incidieron en contra de la imagen de todo el espectro político.

Los más afectados fueron las figuras de Cambiemos. Pero si bien muchos de los máximos exponentes del peronismo mejoraron sus niveles de adhesión, aún se ubican en los puestos del fondo de la lista. En esta misma línea, el 65% de los consultados cree que el peronismo se encuentra debilitado. Sin embargo, más de la mitad coincide en que adoptará una postura más dura y combativa.

En cuanto a las elecciones presidenciales de 2019, el panorama aún no es muy preciso. Las respuestas fueron bastante diversas. El 40% considera que el Partido Justicialista se presentará de forma fragmentada y el 19% sostiene que lo hará absorbiendo a Unidad Ciudadana. Al ser consultados sobre los dirigentes capaces de liderar la eventual reorganización del PJ, el 24% mencionó a Cristina Kirchner, seguida de Juan Manuel Urtubey (17%), Miguel Pichetto (7%), Florencio Randazzo (5%), Sergio Massa (4%) y el 13% eligió `algún otro dirigente`. En tanto, el 30% sostuvo que no hay ningún político que sea capaz de rearticular el partido.

Al respecto, los votantes de Cambiemos en las elecciones de 2015 consideraron en primer lugar la figura de Urtubey (30%), mientras que el núcleo de electores del FPV destacó básicamente aCristina Kirchner (45%).

Las conclusiones del sondeo presentan a un peronismo inmerso en su `propia grieta`, en un contexto de crisis de representatividad política, con una oposición dividida y falta de líderes políticos. La mayoría de los entrevistados adherentes al FPV sostuvieron que en los próximos años les gustaría ver a un peronismo combativo, mientras que los allegados a Cambiemos esperan encontrar una oposición más dialoguista.

Publicado en La Nación el 8/01/2018.

Enamorado de su gradualismo

Muchos esperaban que este 2018 sin elecciones a la vista pudiera ser el año del ajuste. Probablemente aún lo sea para quienes analizan la realidad desde una óptica populista y piensan que cesantear a un solo empleado estatal es poco menos que un sacrilegio. Pero las más recientes señales del gobierno de Mauricio Macri, empezando por la `recalibración` de las metas de inflación, indican que el combate al populismo se dará al compás de la canción que hizo célebre el puertorriqueño Luis Fonsi. Esto es, despacito.
¿Qué ocurrió para que, de pronto, el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, quedara reducido a la altura de un ministro del Poder Ejecutivo y por debajo del jefe de Gabinete, Marcos Peña? ¿Qué obró para que todos olvidaran que, al inicio de su gestión presidencial, Macri se jactaba de que una de las principales contribuciones que podía hacerle a la economía era respetar la autonomía del Banco Central?
Dos factores explican el triunfo de la postura encabezada por Peña y el enamoramiento del gradualismo. El primero fue que imperó cierto temor a que una excesiva concentración en la lucha contra la inflación terminara impidiendo un mayor crecimiento económico. El segundo, la caída en la imagen presidencial y en las expectativas económicas de la opinión pública durante el último mes.
Distintas encuestas reflejan que los sectores medios de la sociedad, en particular, quienes mayoritariamente votaron a Cambiemos, han comenzado a exhibir malestar ante el devenir económico. El estudio de DAlessio Irol y Berensztein, concluido el 20 de diciembre entre 1.278 encuestados, da cuenta de que, por primera vez en la presidencia de Macri, es negativa la percepción social sobre el futuro económico. La gestión del Gobierno, que en noviembre era calificada como buena por el 53% y mala por el 42%, pasó a fines de 2017 a ser calificada como mala por el 54% y buena por el 45%.
El consuelo para el oficialismo es que no solo cayó la imagen positiva de Macri (del 53 al 44% en un mes). También se derrumbó la imagen de prácticamente toda la dirigencia. La oposición no logra rearmarse y el peronismo es percibido como una fuerza fragmentada, carente de liderazgo y sin poder de fuego.
Solo Cristina Fernández de Kirchner surge con un claro perfil en la oposición. Ella misma lo dejó trascender en sus últimas exposiciones, tanto en el Senado como ante dirigentes de su sector: hay que oponerse a todo lo que proponga el gobierno de Macri. `Para eso nos ha votado la gente`, aclara la expresidente. Su objetivo de mínima es debilitar a Macri de cara a su posible reelección en 2019; su objetivo de máxima, bastante improbable, es forzar su retiro anticipado del poder, como ocurrió con De la Rúa.
Mientras los dirigentes peronistas debaten qué perfil adoptar y el Gobierno intenta aislar al kirchnerismo, la mencionada encuesta ofrece otro dato interesante: el 40% dice que le gustaría ver un peronismo dialoguista en los próximos años; solo el 22% prefiere un peronismo combativo.

 

Publicado en Diario Castellanos, el 6/01/2018.

Consejos de los expertos a Macri para comunicar medidas antipáticas

LA OTRA MIRADA. Consejos de los expertos a Macri para comunicar medidas antipáticas. Más allá de algunos logros recientes, como la comunicación del anuncio de subas en el transporte -mitigada por el boleto multimodal- lo cierto es que el Gobierno tiene problemas para comunicar la crisis. Frente al panorama de reformas que se vienen, 3 Días consultó a varios expertos para saber cómo debería transmitirlo el Gobierno.

Por Giselle Rumeau.

Hay quienes creen que al no comunicar bien los cambios en las jubilaciones, el Gobierno malgastó el capital político que acumuló en las urnas. Pero la especialista en medios Adriana Amado plantea lo contrario: usó esa fuerza para realizar las medidas impopulares de golpe. Es una de esas tantas cosas que suceden inevitablemente en cualquier mandato de gestión política: ejercer el poder produce desgaste y los presidentes y sus gobiernos suelen sufrir caídas estrepitosas en la percepción de su imagen positiva por parte de la opinión pública. En el inicio de su tercer año al frente de la Casa Rosada, Mauricio Macri no es la excepción. Los cambios en el cálculo de la movilidad jubilatoria y la reforma previsional enturbiaron la visión optimista que creció tras los comicios de octubre. Basta un dato para corroborarlo: la imagen positiva del Presidente cayó a 44% en diciembre, 9 puntos desde el 53% registrado en octubre y noviembre, según el Monitor del Humor Social realizado el mes pasado por la firma D´Alessio IROL/ Berensztein y publicado el miércoles por El Cronista.

En el Gobierno prefieren mirar el lado lleno del vaso. Afirman que Macri aún mantienen una alta imagen positiva en relación al resto de los presidentes de Latinoamérica y destacan como algo normal que se produzca esa baja ante medidas antipáticas. Así, minimizan la medición como algo del momento, un mal humor de corto plazo, alentados por la experiencia: lo mismo -dicen- le sucedió hace un año, tras los tarifazos energéticos y finalmente ganó las elecciones.

Es verdad. Pero no menos cierto es que en los primeros meses del 2018 seguirán las malas noticias por la continuidad del plan de cambios estructurales. Habrá más medidas impopulares, como la reforma laboral o la extensión de la edad jubilatoria. Y la clave será la forma en que se comunique y se administre la crítica y el rechazo.

Mucho se ha dicho sobre las debilidades de la comunicación macrista para explicar y sostener medidas dramáticas. Hay quienes creen que el error fundamental fue no haber trnasmitido de entrada y sin reservas la hecatombe heredada del kirchnerismo, que minó el camino hacia adelante.

Otros identifican el problema en la falta de un relato M. Para evitar cualquier debate oseoso, vale aclarar que no se trata de pensar al relato político como una ficción. O peor aún, como una explicación desmesurada de lo absoluto, que no deje lugar a la disidencia y pida adhesiones incondicionales, tal como desplegó el Gobierno anterior. Lo que se le pide al macrismo es comunicar su visión de país de largo y mediano plazo, un plan que especifique el rumbo, con la dosis de mística que eso conlleva.

Para muchos, al no explica bien los cambios en las jubilaciones, Macri malgastó el capital político que acumuló con el triunfo de octubre. Pero la doctora en Ciencias Sociales por FLACSO y licenciada en Letras por la UBA, Adriana Amado, cree que sucedió exactamente al revés: el Gobierno usó esa fuerza para realizar todas las medidas antipáticas en un santiamén, sin dejar que los ciudadanos se recuperen del primero golpe. `Estratégicamente le sirvió para legitimar lo que viene ahora que es el recorte del gasto público. Paradójicamente, muchos de los críticos de la reforma previsional pedían a Cambiemos que saquen el dinero de otro lado. Y con el rechazo, estaban habilitando de alguna manera lo que vendrá, como el recorte de subsidios o el achicamiento de la planta pública`, asegura.

Más allá de algunos logros recientes, como la comunicación del anuncio de la suba de tarifas -mitigada por el boleto multimodal que incluye descuentos en viajes sucesivos- lo cierto es que el Gobierno tiene problemas para comunicar la crisis. Frente al panorama de cambios irreversibles, 3Días consultó a varios expertos de comunicación política para dar algunos consejos al Gobierno. Pasen y lean:

– Distinguir al equipo de comunicación de campaña del de gestión: algunos expertos consideran que gran parte del problema está en la amalgama que se hace entre comunicación electoral y de gestión. Si hay algo en lo que el Gobierno de Cambiemos resultó eficaz es en construir un discurso negativo del pasado centrado en el kirchnerismo. Esa estrategia de ´lo viejo contra lo nuevo´ le permitió ganar dos elecciones, pero la comunicación del día a día es diferente y por eso consideran que deberían ser diferentes los equipos. Es la visión del sociólogo Marcos Novaro. En cambio, el especialista en comunicación política, Orlando D´Adamo, remarca que la transición de la comunicación de campaña a la de gestión es compleja. `El gobierno no comunica mal pero es evidente que ha habido aciertos y desaciertos. Entre los primeros, la construcción de un estilo diferente de comunicación presidencial. El no uso de las cadenas nacionales (y menos el abuso de la era K), la realización de conferencias de prensa y las entrevistas a periodistas le han dado un toque de seriedad y formalidad muy importante a la vez que carece de la vocación autorreferencial de victimización permanente de los tiempos de Cristina. Si ´yo´ era la palabra más usada, ahora lo son ´equipo, argentinos o nosotros´. También se destaca la conferencia de prensa pos electoral como un acierto`, explica D´Adamo. En tanto -dicelas fallas más visibles se dieron en la comunicación de tarifas, la Ley Previsional y las nuevas medidas para la economía.

– Hacer docencia para explicar las medidas económicas: los analistas asumen que transmitir decisiones en política económica nunca es sencillo. La gente se aburre con la economía, parte de la base que siempre son malas noticias y en general no entiende en que medida esas decisiones pueden afectar su vida cotidiana. `Creo que habría que hacer una suerte de docencia en estas cuestiones, al menos como para que no se instale, como en la Ley Previsional, la opinión de la oposición como dominante`, remarca D´Adamo. En ese sentido, todos recomiendan realizar un trabajo informativo para explicar los motivos y objetivos de la medida y la proyección social de su impacto.

– Admitir que una medida puede ser impopular: el politólogo Julio Burdman también cree que existe cierta tendencia oficialista a negar que algunas políticas, como la reforma previsional, son impopulares. Y por lo tanto, no logran medir los costos de sus decisiones. `Deberían admitir que eso es una posibilidad y no negarla de raíz`, dice.

– Enfocarse en la prensa y los grupos ilustrados: la experta en medios Adriana Amado considera que quienes mejor comunican para el macrismo son los opositores. `El Gobierno es bastante torpe para comunicar el día a día pero como los otros dramatizan demasiado, esa exageración termina siendo un punto a favor del oficialismo: cuando las cosas malas suceden siempre es en menor escala de lo planteado`, remarca. Según su visión, las críticas no sólo le llueven de la oposición sino del grupo más activo e informado de la población. `Lo que falla es que aquellos que suelen mover la opinión publicada son siempre los más disconformes. Y esos son siempre los menos atendidos. Porque a este gobierno le cuesta mucho comunicar en la crisis. Y como estamos en épocas de crisis y reformas, creo que si no fuera por la decisión de la oposición de llevar la situación a un extremo, le costaría mucha más legitimarse en la opinión pública`, explica. Y agrega: `Falta ver como administrar esa crítica furibunda que hay en la prensa y en el grupo de la población más informado, posiblemente con razón, pero como es el grupo informado, al igual que lo hace la protesta social, llevan los argumentos a unos extremos que en ambos casos se clausura la escucha`. La clave de todo -dice- es la información. El gobierno debería elaborar más informes técnicos a través de especialistas y ponerlos a disposición de estos grupos informados. Con todo, la mayoría considera que la diferencia con el kichnerismo es inmensa. `El anterior gobierno comunicaba muy bien para fanáticos. Lo carismático y lo discursivo era lo principal, Y por eso los argumentos de Macri resultan muchas veces ´descremados´`, cierra Amado.

 

Publicado en El Cronista, Suplemento Tres Días, el 5/01/2018

Monitor de Humor Social y Político – Diciembre

LA CRISIS DE LA LEY PREVISIONAL IMPACTÓ NEGATIVAMENTE EN LA IMAGEN DEL GOBIERNO Y DE SUS PRINCIPALES REFERENTES

-Merma del optimismo post electoral a raíz de la incertidumbre provocada por las reformas previsionales y fiscales. El tratamiento de las mismas -y los hechos de violencia posteriores- impactan en la valoración de la situación económica.
-Por primera vez desde que iniciamos las mediciones, es negativa la percepción del futuro económico nacional.
-A pesar de las dificultades afrontadas por el oficialismo, la oposición no logra rearmarse: se percibe a un peronismo fragmentado y carente de poder de fuego.
-Las tensiones generadas durante diciembre golpean en forma directa a casi todo el espectro político y provocan un retroceso en la imagen de la mayoría de los dirigentes.

¿Cómo impacta en la imagen del Gobierno la protesta social?

Dos relevamientos dan cuenta del poco consenso, el rechazo que generó en la opinión pública y la tensión social que produjo la Reforma Previsional. Más de la mitad de los encuestados cree que perjudicará a los jubilados.

Según dos encuestas de la consultora D’Alessio IROL y de la consultora Ágora, el Gobierno nacional sufrió un impacto en su imagen tras las semanas de tensión por la aprobación de la Reforma Previsional. A primera vista, según los relevamientos, el proyecto de ley aprobado por el Congreso no tiene el suficiente consenso social entre los ciudadanos y genera más rechazos que adhesiones.

De los datos de D’Alessio IROL se desprende que la Reforma es una medida de gestión que no tiene suficiente consenso social: el 85% de los encuestados cree que es mala, de los cuales el 55% además cree que es innecesaria. El 30% considera que a pesar de ser mala era necesaria y solo un 15% la considera buena.

Ágora también releva un 53% de ciudadanos que la creen innecesaria contra un 40% que la suponían necesaria. Sin embargo 3 de cada 4 votantes de Cambiemos la consideran necesaria, por otro lado el 85% de los cercanos al kirchnerismo y el 71% de los peronistas la consideran innecesaria.

Mientras la mitad de los encuestados cree que el gobierno nacional sale debilitado de la aprobación de la reforma, pero un 61% cree que sale igual o fortalecido de los hechos de violencia ocurridos en las inmediaciones del Congreso.

El mayor golpe percibido a la imagen de la gestión fueron los cacerolazos: el 54% cree que el Gobierno sale debilitado y el 62% considera que fueron espontáneos.

Números similares muestra el relevamiento de Ágora: 55% de la población cree que la reforma perjudicará a los jubilados y solo un 9% que los beneficiará. Consecuentemente dos de cada tres está en desacuerdo con la modificación que impulsó el Gobierno y solo el 29% está de acuerdo.

Lo que sí existe es un fuerte consenso sobre el accionar de las fuerzas de seguridad frente a los disturbios o las manifestaciones que sucedieron en el Congreso: el 58% de los habitantes del AMBA cree que las FFSS deben actuar para desalojar un corte de calle, el 51% está de acuerdo con reprimir las manifestaciones y el 48% está de acuerdo con el accionar de las fuerzas en el Congreso.

Sin embargo – curiosamente – la responsable política de las fuerzas de seguridad, la ministra Patricia Bullrich es muy mal evaluada por su actuación en los incidentes del Congreso. El 52% cree que actuó mal y solo un 27% que lo hizo correctamente. Números similares de desaprobación se muestra hacia el accionar del Gobierno en general.

Los mejores evaluados en su gestión frente a los incidentes son las fuerzas de seguridad (41% a favor y 40% en contra) y la diputada oficialista Elisa Carrió, que con su juego político del jueves pasado logró un 38% de aprobación y un 40% de desaprobación.

Evaluación de gestión, imagen de dirigentes y potencialidad de voto en 2019

Por el momento la evaluación de gestión de la gobernadora María Eugenia Vidal salió indemne de la tensión reformista. A pesar de haber logrado su propia reforma previsional y la modificación de las jubilaciones del Banco Provincia la gestión provincial mantiene un 55% de evaluaciones positivas contra un 39% de negativas, lo que le deja un saldo positivo de 16 puntos.

Herida salió sin dudas la gestión nacional del presidente Macri: un 44% de positivas contra un 50 % de negativas, con un saldo neto de 6 puntos negativos. El poco consenso hacia la reforma, la represión y el cacerolazo pegaron bajo la línea de flotación de la gestión.

Respecto de la imagen personal también Vidal se mantiene en la cima de las preferencias: 6 de cada 10 habitantes del AMBA la evalúan positivamente, seguida de lejos por Carrió que tiene un 49% de aprobación.

Mauricio Macri mantiene una imagen positiva de 49%, pero con un 48% de negativa, lo que deja un magro saldo neto de 1 punto para el presidente.

Florencio Randazzo es el dirigente peronista mejor evaluado a pesar de tener un 44% de imagen positiva y un saldo neto negativo de 3 puntos. En último lugar aparece la exmandataria Cristina Kirchner con 55% de imagen negativa.

Cabe destacar que en diciembre cayeron de manera relativa a noviembre las imágenes positivas de todos los dirigentes evaluados, lo cual indica que la tensión y los incidentes de las últimas semanas hicieron mella sobre toda la clase política nacional.

Respecto del potencial voto presidencial en 2019 en diciembre creció levemente la posibilidad de un voto a CFK o candidato que ella designe respecto de noviembre, l la vez que bajó la potencialidad de un voto por Macri, Vidal o un candidato que ellos apoyen.

Situación económica, estado de ánimo nacional y principales problemáticas

Existe entre los encuestados un desfasaje entre la percepción de la situación económica nacional y la personal. Mientras un 55% cree que la economía a nivel país es positiva solo un 46% percibe su situación personal de la misma manera.

Estas percepciones sobre la economía van a contrapelo de los estados de ánimo expresados por los encuestados. A nivel país predominan la preocupación (33%), la tristeza (24%) y el enojo (15%). Solo aparece la esperanza (23%) como estado positivo y predomina únicamente entre los que expresaron cercanía partidaria con Cambiemos.

Por último las principales problemáticas nacionales percibidas son la corrupción (22%), el aumento de tarifas (17%), la pobreza (16%), el desempleo (15%) y la inseguridad (13%). La corrupción predomina como problema para el núcleo duro de votantes de Cambiemos, mientras que para el sector del peronismo (k y no-k) y la izquierda el foco está en la pobreza.

 

Publicado en El País Digital el 21/12/2017

Repercusiones: El ajuste a los jubilados afecta la imagen del Gobierno

Así se desprende a la última encuesta realizada por D’Alessio IROL y Berensztein. El 55 % de los consultados cree que la reforma previsional es “mala e innecesaria”. Además, una porción superior de la sociedad valoró como “espontáneos” a los cacerolazos en rechazo a la medida.

Desmadre en las afueras del Congreso (foto: Federico Hernández).

CAPITAL FEDERAL (ANDigital) El último tracking de humor social y político, que D’Alessio IROL efectúa en forma continua junto a Berensztein, evaluó el impacto de la recientemente sancionada ley de reforma previsional, la cual ha impactado negativamente en la imagen del Gobierno.

La mayoría de la sociedad, el 56 %, dijo saber de la normativa sólo a través de los medios, mientras que un 38 % se jactó de conocerla en detalle, versus el 6 % que adujo desconocimiento.

En tanto, el 55 % de los encuestados considera que la reforma es “mala e innecesaria”, muy por encima del 15 % que cree que es “buena”, mientras que el 30 % opina que es “mala pero necesaria”.

Un dato llamativo es el que tiene que ver con los actos de violencia que tuvieron lugar en las inmediaciones del Congreso mientras se debatía la ley. Es que casi las tres cuartas partes de los ciudadanos aseveran que fueron “planificados”, mientras que en contraposición un 62 % indica que los cacerolazos de repudio a la medida del Gobierno fueron “espontáneos”.

Finalmente, en torno al eventual costo político que tiene la administración de Mauricio Macri por este ajuste a los jubilados, la mitad de los encuestados habla de un Gobierno que sale debilitado.

 

Publicado en AN Digital el 20/12/2017.