La venta de lámparas LED ya superó en 166 por ciento al volumen de todo 2015

Se espera que se multiplique por cuatro cuando termine 2016, luego del sinceramiento tarifario impulsado por el gobierno nacional, que generó una mayor consciencia sobre la necesidad de reducir el consumo energético, aumentó la oferta del producto en el mercado, y redujo los precios que paga el público.

“A partir del sinceramiento de las tarifas, la producción y el consumo de tecnología LED, más costosa que la tradicional, comienza a tener mayor sentido económico”, explicó a Télam el director del área de iluminación de Philips para el Cono Sur, Guido Di Toto, quien subrayó que “en lo que va del año, el consumo de estas lámparas es casi tres veces mayor, y estimamos que cuando finalice 2016 se habrá cuadruplicado”.

La empresa acaba de anunciar una inversión de u$s 1 millón en su planta del barrio porteño de Saavedra, para aumentar su producción de luminarias LED, con la consecuente creación de 200 puestos de trabajo.

Este anuncio se suma al realizado semanas atrás por la empresa Shimisa, que desembolsará u$s 3 millones en su planta ensambladora de luminarias LED, actualmente en la provincia de Tierra del Fuego, pero que en los próximos meses se trasladará a Córdoba para atender la demanda de Brasil, que restringió la importación de lámparas sólo a las LED.

“Desde Philips venimos trabajando en alumbrado público LED desde hace 5 años, y hoy vemos una gran oportunidad de mercado a nivel residencial, y de contribuir a uno de los grandes problemas que es la crisis energética”, indico Di Toto.

A su criterio, “una de las soluciones a la crisis energética es la reconversión a LED del alumbrado público y privado”, y precisó que “se puede ahorrar un 50% en el consumo” de electricidad de los municipios.

El ejecutivo precisó que “los precios de las lámparas LED se redujeron 20% (de $ 125 a $ 100, en promedio), y con el ahorro de 50% que significa su utilización frente a las denominadas ‘bajo consumo’, y una vida útil superior a los 15 años, se generó una explosión de consumo en los hogares, y las ventas se multiplicaron”.

Pablo Michaud, de la fábrica de lámparas LED Convector, cuya planta está en el barrio porteño de Parque Patricios, precisó a Télam que “de agosto 2014 al mismo mes de 2015 se vendieron 6 millones” de luminarias.

“Desde a agosto de 2015 a hoy se vendieron 14 millones. Y el proyectado para dentro de un año es de 42 millones de lámparas LED”, completó Michaud, cuya empresa vendió 100.000 luminarias desde julio del año pasado a esta parte, y prevé comercializar unas 200.000 de acá a un año.

De acuerdo a una encuesta elaborada por la consultora D’Alessio Irol, un 76% de los ciudadanos del área metropolitana de Buenos Aires comenzó a adoptar diferentes comportamientos para reducir su nivel de consumo eléctrico.

Este mismo trabajo precisó que un 43% de los encuestados busca comprar electrodomésticos de mayor eficiencia energética, y un 34% está dispuesto a cambiar las lámparas tradicionales por las led.

Semanas atrás, desde la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (Cadieel) presentaron una propuesta que implica, según sus cálculos, un ahorro energético anual de unos u$s 5.000 millones, equivalente a lo que generará la proyectada central nuclear Atucha IV.

Este plan contempla el recambio total del alumbrado público por un sistema LED, de los artefactos de iluminación de los edificios públicos; y de las luminarias en los espacios comunes de los edificios de propiedad horizontal y barrios privados, que demandaría unos 20.000 empleos.

En ese sentido, Philips ya comenzó con la producción local de dos nuevos modelos de luminarias LED para alumbrado público: Xceed y Gol Led.

“Venimos trabajando desde hace años en el tema LED, muy fuertemente. Hoy tenemos instaladas 200.000 luminarias de LED, es decir, casi completo el parque lumínico de la ciudad de Buenos Aires”, remarcó Di Toto.

Aseguró que “en este momento hay mucho dinamismo en la reconversión del alumbrado público, gran interés por parte de una cantidad municipios”.

“Si bien hoy, el porcentaje de LED es muy bajo en el parque de alumbrado público, con menos de 5% del total del país, el potencial es enorme”, afirmó el ejecutivo, quien estimó que “la proyección que tenemos en Philips, si bien conservadora, es que la reconversión a LED no deberla ser menor a 15% por año, y completarse en el 2022”.

Subas en la luz: la gran mayoría ya cambia de hábitos

Encuesta en Capital y el Gran Buenos Aires Ahora la gente desenchufa los equipos que no usa, enciende menos el aire y lava la ropa con agua fría.

El promocionado “uso racional” de la electricidad, que con tantas campañas se buscó promover, finalmente comenzó a hacerse realidad en los hogares porteños. Fue en cuestión de semanas y el disparador no fue ningún aviso publicitario, sino la noticia de que las próximas facturas de luz, ya sin subsidios, llegarán con subas superiores al 600%. Esa amenaza al bolsillo, y la chance de aliviarla gastando menos energía, bastaron para que la mayoría de las familias se decidieran a modificar una serie de hábitos que venían elevando el consumo de forma innecesaria.

Así surge de una encuesta hecha en exclusiva para Clarín por la consultora D’Alessio IROL entre vecinos de Capital y el Gran Buenos Aires, los distritos que menos venían pagando por energía eléctrica y los más afectados por el alza de tarifas vigente desde el 1° de febrero.

Según el trabajo, hoy los usuarios tienen “pleno conocimiento” de que, si logran usar menos energía que el año pasado, eso será premiado con un incremento más leve en la factura, tal como anunció el Gobierno. En ese sentido, un 76% ya se decidió a “tomar medidas” concretas para reducir su nivel de consumo y sólo un 18% manifestó que no hará nada al respecto.

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“En general, los usuarios empezarían el cambio a partir de pequeñas acciones cotidianas”, interpretan en la consultora. Y es que más de la mitad de los encuestados (51%), por ejemplo, aseguró que ahora se ocupará de desenchufar televisores, otros equipos y sus cargadores cuando deje de usarlos. Y en un 45% de los hogares ya no dejarán luces, ventiladores o aires acondicionados prendidosen habitaciones que no estén ocupando.

Alrededor de un tercio de los usuarios domiciliarios, en tanto, ya toma medidas como prender menos el aire acondicionado (y en caso de hacerlo, fijarlo en 24 grados como mínimo), abrir la heladera sólo lo necesario y lavar la ropa con agua fría o en ciclos cortos.

Lo llamativo es que, además de estos cambios de hábitos, entre un cuarto y un tercio de la gente prevé incluso realizar obras e inversiones que tenía postergadas y que le permitirán reducir el gasto eléctrico. Se trata, mayormente, de comprar electrodomésticos con mayor eficiencia energética (lo anticipa el 43% de los encuestados), mejorar la aislación de los ambientes (35%) y cambiar lamparitas tradicionales por las de menor consumo (34%).

En todos los casos, son conductas básicas para el cuidado de la energía. Pero en los últimos años, con facturas bimestrales que en muchos casos no superaban los $ 50, se habían abandonado.

De hecho, ante la consulta, 7 de cada 10 vecinos admiten que no venían haciendo un uso “cuidadoso” o “ahorrativo” de la electricidad, y que pese a eso les llegaban facturas con montos “bajos”. Sólo un 13% consideró que “no debería haber aumentos”. Un 57% afirmó que le parece bien tener que ahorrar energía, también para cuidar el ambiente, y a otro 30% le pareció “incómodo, aunque comprensible”.

Por ejemplo, los usuarios que consumen entre 301 y 650 kWh por bimestre –el segmento mayoritario– tendrán un descuento del 17,6% en el precio de cada kWh si logran reducir su gasto energético en más de un 10% con respecto al mismo período del año anterior. Y si consiguen bajar el consumo en más del 20%, tendrán una rebaja del 30,4%. Lo que no podrán evitar ni aliviar será la suba del cargo fijo del servicio, de un 234%.

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El 70% de los fumadores intentó dejar el cigarrillo alguna vez

El dato es el resultado de una investigación en Argentina con motivo del Día Mundial de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica.
Siete de cada diez fumadores argentinos intentó dejar al menos una vez el cigarrillo, según un informe elaborado con motivo del Día Mundial de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (Epoc).

Según la misma encuesta, ocho de cada diez sienten en su cuerpo los efectos perjudiciales, en especial el cansancio. Las mujeres se preocupan además por las consecuencias estéticas, como manchas en piel y dientes, según el informe de D’Alessio IROL.

Otra de las conclusiones que se obtuvo de la investigación es que el fumador es indiferente a las opiniones de otras personas sobre lo malicioso de su hábito, pero su principal motivación para dejar el tabaco es temer por su propia salud.

Un hallazgo

A pesar de que muchos de los que deciden dejar de fumar no pueden hacerlo, saben de lo incomodo que es para los no fumadores el hábito que profesan, un 42% estaría de acuerdo en que se prohíba fumar en espacios verdes públicos.

Sobre cómo comenzaron a fumar tres de cada diez personas aseguran que lo hicieron para saber qué se siente, es decir por “curiosidad”. Este factor es más fuerte en las mujeres (36%) que en los hombres (29%).

Fumar, un hábito casi imposible de dejar

El 70% de los consumidores de cigarrillos de la Argentina admitió haber intentado abandonar la adicción en alguna oportunidad. Sin embargo, la mayoría reincidió a pesar de reconocer que se trata de una costumbre que es perjudicial para la salud.

No quedan dudas sobre los daños a la salud que provoca el cigarrillo. Ya ni las propias tabacaleras rechazan que el producto que fabrican y comercializan genera enfermedades que muchas veces terminan provocando la muerte de quienes tienen el hábito de fumar.
De hecho, en la Argentina, al igual que en el resto del mundo, se fueron endureciendo las normas y leyes anti tabaco durante los últimos años. Pero si bien está claro que fumar es una decisión personal que va mas allá de la conciencia sobre sus riesgos, se trata de un hábito casi imposible de abandonar.

Por lo menos así lo sugiere una encuesta dada a conocer ayer en la cual se asegura que siete de cada 10 argentinos intentó alguna vez dejar de fumar. Y la mayoría reincidió. La encuesta fue elaborada por la consultora D’Alessio IROL con motivo de conmemorarse hoy el Día Mundial de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (Epoc). Se trata de una investigación entre fumadores y ex fumadores y no fumadores para conocer su percepción sobre el tabaquismo, hábito indicado como el principal factor de riesgo de dicha dolencia.

De acuerdo al estudio, la curiosidad, junto con la presión social, son los factores que se convierten en la puerta de entrada a esta adicción. En este sentido, tres de cada 10 fumadores comenzaron para saber qué se siente al fumar.

Este factor es más fuerte en las mujeres (36%) que en los hombres (29%). Es que la imagen del cigarrillo está arraigada al “ser grande”. De todos modos, ocho de cada 10 encuestados admitieron sentir en su cuerpo las consecuencias de este hábito. ¿De qué manera?: Cansancio; manchas en los dientes; problemas para respirar y en la garganta; discusiones familiares; manchas en la piel.

Además, el 84% de los fumadores reconoce que el cigarrillo los ha perjudicado. “La sensación de cansancio es uno de los estados más frecuentes de un fumador, dado que el tabaquismo disminuye el rendimiento físico y mental”, dice el informe.

Entre quienes lograron dejar el hábito, el 56% respondió que la principal razón fue por salud. Otro 16% por la salud de su familia y seres cercanos. Un 5% por molestias relacionadas con el tabaco. El mismo porcentaje por recomendación médica y un 4% para ahorrar dinero.

En la encuesta se sostiene que “casi la totalidad de los fumadores se plantea en algún momento abandonar esta adicción. Los motivos se relacionan plenamente con el cuidado del propio cuerpo, cuando sienten amenazada su salud”. Un 63% de los consultados dijo estar dispuesto a seguir un programa para dejar de fumar y otro 30% lo rechazó. En cuanto a la cantidad de veces que intentaron abandonar el hábito, el 54% admitió haberlo hecho entre una y dos veces; otro 18% entre tres y cuatro veces; 17% más de cinco veces y un 11% dijo no haberlo intentado nunca. Además, cuatro de cada 10 encuestados que actualmente son fumadores estuvieron meses sin fumar.

Y un 30% incluso logró abandonar la dependencia por años, pero volvió al hábito. Otro dato de la investigación revela que el humo del cigarrillo incomoda a casi la totalidad de las personas que no fuman. Sin embargo, en muchos de los casos no se animan a pedirle al fumador que lo apague.

“Los ex fumadores son algo más tolerantes, sin embargo a un 70% de ellos también les incomoda que fumen en su presencia” dice el trabajo. Además, agrega que al 63% de los encuestados les parecería correcto que se prohiba fumar en los espacios verdes públicos. “La medida sería muy bien aceptada entre el grupo de los ex fumadores (65%) y no fumadores (77%). Incluso entre los fumadores 4 de cada 10 fumadores aceptarían este cambio”, agrega el trabajo.