Seis de cada diez mujeres fue manoseada en el transporte o la calle

Esta semana, un taxista porteño fue el primer condenado por acoso verbal a una joven y deberá hacer un curso de convivencia. Y aunque sólo tres de cada diez mujeres se animan a enfrentar a quienes las piropean, el 87% de los hombres no entiende los comentarios callejeros como maltrato.

La semana próxima, un taxista será la primera personas en cumplir una condena por acoso callejero en la Ciudad:deberá hacer un curso sobre convivencia por haber acosado a unachica durante dos cuadras, lo que para la ley porteña constituye unacontravención desde el año pasado.
Según una encuesta realizada por la consultora DAlessio IROL a 420 personas de todoel país, el 58% de las mujeres argentinas fue manoseada algunavez en el transporte o la vía pública, aunque sólo el 30% seanimó a confrontar al abusador.
Aunque sólo dos de cada diez mujeresconsideran que esos dichos son una forma de agasajo, la mayoríalo toma como una forma de ser masculina: forma parte de la picardíadel hombre, pero -a la vez- denigran a la mujer, opina el 39% de lasencuestadas.
Para los hombres, el panorama cambia la mujer’piropeada’ es una desconocida en la calle o parte de su familia:mientras que para nueve de cada diez los comentarios callejeros noconstituyen una forma de maltrato, si la halagada es una hija,una hermana o su propia mujer, por ejemplo, sólo el 9% considera queesos piropos son buenos para su autoestima.
Según el estudio, el contexto deinseguridad influye en la apreciación negativa de los comentariosmasculinos: lo que molesta, dicen ellas, no es necesariamente elcontenido de lo que se dice, sino la sensación de indefensión quegeneran. El ámbito en el cual se hace el comentario también marcala diferencia: un comentario -aunque sea bienintencionado,aclara el informe- dicho de noche, en una calle desierta, o poralguien que se acerca demasiado convierte el hecho en unasituación tensionante y desagradable para la mujer.
La cuestión generacional tambiénpesa: más de la mitad, tanto de hombres como mujeres, admiten que lospiropos son parte del acoso callejero cuando son menores de 35 años.Y las campañas -y la condena social a través de redes- han cambiadola actitud, o al menos lo que declaran, los hombres sobre sus propiasconductas: sólo el 1% admite que piropea a las mujeres a menudo,y el 30% dice que lo hace, pero cada vez menos, porque sé que amuchas mujeres les incomoda, concluye la encuesta.