En abril las ventas en supermercados cayeron 12,6%, mientras que en shoppings se desplomaron 22,9%

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), difundió este martes su Encuesta de Supermercados y Autoservicios mayoristas correspondiente a abril de 2019, así como la Encuesta de Centros de Compras para el mismo período.

El ente estadístico comunicó que las ventas en supermercados a precios constantes (base de diciembre de 2016) sumaron en abril pasado un total de $23.097,7 millones, lo que representa una caída de 6,4% respecto al mes anterior y una caída del 12,6% respecto a abril de 2018.
El INDEC añadió que las ventas a precios corrientes para abril de 2019 relevadas en la Encuesta de Supermercados sumaron un total de $49.672,3 millones, lo que representa una caída de 2,8% respecto al mes anterior y un aumento de 45,6% respecto al mismo mes del año anterior, congruente con una inflación interanual de 55,8 por ciento.

Asimismo, las ventas en los centros de compras (shopping center) restaron en abril un 22,9% a precios constantes (de abril de 2016) en la comparación interanual, a 3.252,0 millones de pesos. Respecto de marzo, la caída de ventas se acota a 7,4% en términos reales, que incorporan la inflación.

A precios corrientes, en abril último las ventas de los shoppings alcanzaron un total de $7.036,7 millones, lo que representa una disminución de 2,3% respecto al mes anterior y un incremento de 21,2% respecto al mismo mes del año anterior.

Con estos datos, el primer cuatrimestre de 2019 finalizó con una baja de 12,5% en las ventas de supermercados a precios constantes, y con una disminución de 17,5% en el caso de los centros de compras., siempre en comparación con el primer cuatrimestre de 2018.

En cuanto al personal ocupado en los supermercados y autoservicios, el INDEC reportó un recorte de 3% en la plantilla en comparación con abril del año pasado, y de 0,6% contra el mes previo.

SIN HORIZONTE DE RECUPERACIÓN

Un informe sobre el mercado argentino de supermercados elaborado por la consultora Claves indicó que la situación del sector es “sumamente delicada”.

“No solamente se trata de uno de los rubros más golpeados por la caída del consumo, hecho que generó que varias empresas cerraran el 2018 con balances en negativo, sino que, además, las perspectivas no hacen presumir una pronta recuperación”, explicó Claves.

Una encuesta de D’Alessio/IROL detalla que ocho de cada diez consumidores se pasaron a segundas marcas y las utilizan en un rango del 20 al 60 por ciento de sus categorías de compras.

Grandes cadenas aumentan la elaboración de marcas propias para ganar clientes

La pérdida de poder adquisitivo hizo que el consumidor cambie sus hábitos de consumo y recurra a productos de segunda líneas. Atentos a esta tendencia, los supermercados empezaron a aumentar la elaboración de sus marcas para ganar clientes en ese mercado.

Una encuesta elaborada por DAlessio/IROL detalló que 8 de cada 10 consumidores se pasaron a segundas marcas y las utilizan en el 20% a 60% de sus categorías de compras. El motivo responde a la gran caída en el poder adquisitivo de los hogares, que generó nuevas estrategias de compra: cambiar de comercios, de marca o buscar promociones para hacer rendir al máximo su gasto en la canasta básica.

En esa línea, el trabajo detalló que los niveles de ventas en supermercados registraron una caída del 14,5% a precios constantes en marzo de 2019, mientras que en autoservicios mayoristas esta caída fue del 16,0 por ciento.

Frente a la retracción del consumo y a un cambio de hábitos por parte de los consumidores, el sector supermercadista viene potenciando la expansión de la marca propia, buscando la innovación y el desarrollo de productos a menor costo. Algunas de las cadenas ya han desarrollado más de 400 productos básicos de su marca propia, ofreciendo un surtido amplio a menor costo. Otras empresas también apelaron a estrategias de reorganización del negocio a través de procesos de reconversión, ampliación y reducción.

Para aumentar las ventas y disminuir su stock, supermercados ofrecen promociones (la segunda unidad al 50% de descuento; 3×2; 2×1; ofertas especiales en determinados di as) y alternativas de pago y financiación (descuentos con algunos bancos y pago en cuotas). Otras empresas también apelaron a estrategias de reorganización del negocio a través de procesos de reconversión, ampliación y reducción.

Las segundas marcas ganaron 10 puntos de mercado en los últimos tres años, también en ese período las marcas premium perdieron dos puntos en los sectores de alimentos y lácteos, pero resisten en cuidado del hogar y belleza. Los mayoristas alcanzan su participación histórica y los formatos de cercanía como discounters y minimercados son los que más crecen.
Para la consultora, la gran caída en el poder adquisitivo de los hogares, debido principalmente al aumento en las tarifas y el aumento generalizado de precios, hace que el momento del consumo masivo en Argentina sea quizá uno de los más complejos de su historia. La investigación señala que los supermercados no ven en el corto plazo que la recuperación económica se vaya a manifestar en el consumo masivo; prevén un año difícil y entienden que va a haber que trabajar aún con más austeridad.

 

Publicado en BAE el 26/06/19.

Por las elecciones y la caída del consumo, se desplomó 60% el financiamiento estructurado

La calificadora de riesgo detectó que por las presidenciales, la crisis económica y las altas tasas la “mayoría” de los emisores argentinos redujeron sus volúmenes de originación y se enfocan en los deudores de alta calidad. La incertidumbre política por las elecciones y las elevadas tasas de interés que encarecen el crédito provocaron una abrupta caída de las emisiones de financiamiento estructurado en la Argentina.

Según un reporte de Standard & Poor’s, el número de emisiones de financiamiento estructurado en América Latina bajó 30% a u$s 2.600 millones en el primer trimestre del año, por una fuerte de caída en la cantidad de transacciones con derivados financieros locales. Este tipo de emisiones incluyen transacciones toda clase de valores respaldados por activos o no como los créditos hipotecarios, prendarios o al consumo, las cuentas por cobrar, ingresos o flujos futuros de diversos tipos, entre otros.

“Las emisiones en la Argentina durante el primer trimestre de 2019 bajaron 60% en comparación con el primer trimestre de 2018”, remarcó S&P. “Todavía proyectamos que las principales emisiones estén respaldadas por los ingresos de las cuentas por cobrar de tarjetas de crédito regionales y por créditos al consumo no garantizados. Las nuevas emisiones aumentaron en abril y mayo, pero no prevemos un crecimiento real en el volumen de 2019”, agregó.

La calificadora de riesgo detectó que por las presidenciales, la crisis económica y las altas tasas la “mayoría” de los emisores argentinos redujeron sus volúmenes de originación y se enfocan en los deudores de alta calidad.

Pero además, alertaron por la fuerte caída del consumo masivo por la “complicada” situación económica, aunque admiten que todavía hay margen para endeudarse.

“Este tipo de operaciones todavía tienen suficiente respaldo crediticio a través de la subordinación y el margen excedente para tolerar mayores niveles de morosidad”, señalaron, y remarcaron que hasta junio los portafolios “más afectados” son los de los minoristas y las pequeñas empresas financieras que otorgan créditos personales.

En este marco, indicaron que el desempeño de las tarjetas de crédito regionales se estabilizó tras el endurecimiento de las políticas de originación (análisis crediticio del cliente) y el fortalecimiento de los procesos de cobranza, y que los créditos con descuento vía nómina (descuento salarial) todavía presentan el nivel más bajo de pérdidas de todos los activos locales.

Para S&P, el perfil del deudor común de un crédito al consumo estructurado se mantiene en un l rango de ingresos “bajo a mediano” y que destina los fondos para refinanciar otro crédito anterior o para comprar de bienes de consumo básico, como los alimentos. Por este motivo, la calificadora alertó que la pérdida del crédito disponible podría afectar significativamente el ingreso de las familias.

Un reciente estudio de la consultora D’Alessio IROL presentado en un seminario económico organizado por el IAEF reveló que los deudores argentinos que pagan cuotas de tarjetas de crédito desean pagar en el primer vencimiento, pero cuatro de cada 10 ya no pueden hacerlo. Hoy, un 77% dijo que no paga en fecha cuando un año atrás eran el 68%. El atraso en las tarjetas es el inicio de un espiral del endeudamiento y reducen hasta un tercio de los ingresos de los hogares.

A pesar de los incumplimientos, S&P aseguró que una intensificación de las diversas prácticas para cobrar los servicios de la deuda reflejan cifras de morosidad más bajas que las de otros países de la región.

En América Latina, Brasil encabeza la tendencia de emisión de estos activos en la región. Standard & Poor’s estimó que la expectativa total para 2019 se ubica entre u$s 11.000 millones y u$s 13.000 millones. “Esperamos estabilidad en las calificaciones en las carteras de financiamiento estructurado de América Latina. La tendencia de los activos en la región se mantiene sin cambios, y seguimos esperando la llegada de nuevos emisores y nuevas clases de activos en 2019”, afirmaron.

 

Publicado por Ámbito Financiero el 24/06/19.

Nada que festejar

Excepto por la estabilidad, algo ficticia, de la cotización del dólar y la intrascendente baja del índice riesgo país, datos que los propios funcionarios del gobierno confiesan manejarlos electoralmente, nada de la economía real parece darle la razón a la esperanza de mejora que declaman los círculos del poder.

Como expresamos más de una vez, no hay un solo dato que permita darle credibilidad a esos discursos de la recuperación mágica que llegaría por fin en el infinito semestre. Más bien la foto de cada día se parece más a aquella columna que detallamos a mediados del año pasado “Números que duelen, palabras que ofenden”. Más bien las variables macroeconómicas en su totalidad han empeorado notablemente, tal es así que la desocupación volvió a los dos dígitos, el consumo y la producción industrial no dejan de caer, el déficit fiscal comienza a tornarse en inmanejable por el peso de la deuda y la lista de etcéteras es casi interminable, casi como la masa de intereses que paga el gobierno por fracasados instrumentos de supuesto control de la inflación como las Leliq.

La forzada estabilidad cambiaria ya no alcanza como dato macroeconómico positivo, porque el proceso inflacionario sigue su curso y todavía tiene resto de vida para complicar las expectativas. Los casi 20 puntos de diferencia entre el índice mayorista y el IPC son la clara muestra que la carrera aún no terminó.

La caída del consumo y la producción parece no encontrar piso por lo que el panorama solo se tiñe de negro. La consultora D’Alessio Irol Berenstein (a quien nadie puede acusar de tener antipatía con el Gobierno) presentó esta semana dos trabajos uno el Monitor de humor social y político y otro sobre el consumo.

Antes de detallar el desastre real de la situación económica que refleja el estudio de consumo, vale destacar el tratamiento que se dio al estudio sobre el humor político social. Varios de los de los medios hegemónicos destacaron la “mejora en las expectativas de los ciudadanos” sin embargo, olvidaron reflejar un dato fundamental que destaca el trabajo de la consultora: “las expectativas económicas vuelven a ser mayoritariamente favorables debido al crecimiento de la confianza en el electorado oficialista y a una mejor perspectiva de un segmento de los votantes opositores, presuntamente motivados por las elecciones”, es decir que la buena perspectiva vuelve porque una parte importante de los consultados confía en que habrá un cambio de gobierno para el año que viene.

El estudio que difundieron sobre el consumo es la foto perfecta del porqué de la destrucción del aparato productivo, industria y económico no encuentra piso; desde las costeletas a los viajes en taxi, de la leche a la compra de remedios y la conexión a Netflix, todo cayó en números estrepitosos en los últimos 12 meses.

Ocho de cada diez consumidores sustituyó las primeras marcas por segundas y terceras, el 70% de los encuestados redujo sus compras de carne vacuna y gaseosas, el 60 por ciento disminuyó la compra de productos de higiene personal y el 80 % de los consultados abandonó directamente la compra de indumentaria.

A pesar de que el INV dice que los despachos de vino aumentan en pequeñísima escala, el trabajo de D’Alessio Irol y Berenstein afirma que el 54 % de los consultados abandonó el consumo de vino y un 66 % la cerveza. También con disminuciones por arriba del 50 por ciento en el consumo de los encuestados, los postres en base de lácteos y los fiambres que se sabe escalaron a precios solo para entendidos.

En el rango del 30 al 50 por ciento de consumidores que disminuyeron o abandonaron el consumo aparecen el pescado, la manteca, el yogur, los quesos, aceite, galletas, pan y leche. En una foto perfecta de la crisis de consumo y alimentaria, el 40 por ciento de los consultados asegura haber aumentado el consumo de arroz y fideos.

La crisis de consumo empieza a perder pertenencia a un sector social o económico para comenzar a cruzar a todos los estamentos de la sociedad sin distinción.

Casi el 80 % de los encuestados redujo o abandonó los gastos de comer afuera y delivery, el 70 % cortó los viajes en taxi, el 62 % limitó el uso del auto particular y hasta la telefonía celular sufre la crisis, casi 6 de cada 10 consultados redujo sus consumos en el rubro.

La crisis también afecta a los nuevos consumos, el 34 % bajó o anuló internet y un 33% de los encuestados dio de baja el servicio de Netflix.

Los datos son contundentes y es difícil encontrar dónde están las posibilidades de recuperación de una economía que además seguirá sufriendo un estrangulamiento sin par por parte de un equipo económico que solo sabe de ajuste y no de crecimiento para enfrentar los problemas.

Para darse cuenta de la magnitud del ajuste que deberá aplicar el Gobierno si sigue encerrado en sus políticas hay que desmentir, una vez más, al Ministro de Hacienda, Nicolas Dujovne. El ex panelista de tv festejó esta semana en su cuenta de twitter un superávit de 26 mil millones de pesos. Falso como moneda de chocolate. Ya que la realidad marca que el pago de intereses de la deuda en mayo se triplicó respecto a un año atrás llegando a 64.600 millones de pesos, por lo que mayo cerró con un déficit de 38.600 millones de pesos y los primeros cinco meses del año acumulan 219.000 millones de pesos, creciendo un 35% interanual y llegando ya a un punto del PBI.

Como se ve, más allá de publicaciones en las redes sociales, con títulos obsecuentes y declaraciones rimbombantes, nada hay para festejar.

 

Publicado por Sitio Andino el 23/06/19.

De alimentos a Netflix, todo cae en el recorte

Una encuesta de D’Alessio IROL revela que el 70 por ciento de los consumidores redujo sus compras de alimentos, pero también hay recortes en gastos de Internet y Netflix.

El 70 por ciento de los consumidores redujo sus compras de carne vacuna y de gaseosas en los últimos meses y el 80 por ciento sustituyó primeras marcas por otras opciones más baratas en el mercado de consumo masivo. También 8 de cada 10 personas bajaron o abandonaron sus compras de indumentaria y 6 de cada 10 achicaron el consumo de artículos de higiene personal. El 40 por ciento redujo sus compras de remedios: “los medicamentos no fueron abandonados, pero sí están en disminución, en especial en el nivel socioeconómico medio bajo”, indica la última edición del Monitor de Humor Político y Social que realiza mensualmente en forma online la consultora D’Alessio IROL y Berensztein en base a 700 encuestados. Los datos muestran que el deterioro del poder adquisitivo que se viene acumulando en los últimos años tiene impacto en prácticamente todo tipo de consumos, desde la comida hasta Netflix. Y del otro lado está el empleo, afectado porque no hay ventas, en un círculo que se autoalimenta.
Según un reciente informe de la UMET, el poder adquisitivo del salario acumula desde el comienzo del gobierno de Mauricio Macri una baja del 17 por ciento en promedio, con caídas mensuales ininterrumpidas desde diciembre de 2017. Ese deterioro se explica porque los salarios corren muy por detrás a la inflación pero también por el aumento del desempleo, caída de horas extra, suspensiones y la incertidumbre que hace del consumidor más previsor.

El alimento más afectado por la baja de consumo es la carne vacuna, ya que el 72 por ciento de los encuestados dijo haber restringido o abandonado esas compras, junto con gaseosas. Le siguen cerveza (-66,0), vino (-54,0), postres lácteos (-54,0) y fiambres (-51 por ciento). Entre el 40 y el 50 por ciento de los encuestados achicó o abandonó sus compras de pescado, manteca, azúcar, agua mineral, quesos y yogur, mientras que en la franja de entre el 40 y el 30 por ciento de los encuestados aparece la caída o eliminación del consumo de aceite, galletitas, leche y pan. Los únicos dos productos que mejoraron su desempeño es arroz y fideos, ya que cuatro de cada diez encuestados dice haber aumentado esos consumos.

Por fuera de alimentos y bebidas, en el tope del ranking de las restricciones según D’Alessio IROL y Berensztein está ir a comer fuera de casa, ya que el 81 por ciento de los consumidores redujo o abandonó ese gasto en lo que va del año. En el caso del delivery, el 77 por ciento achicó sus gastos. Por eso, el sector gastronomía viene siendo uno de los grandes perjudicados por la política económica del gobierno de Mauricio Macri. En el caso de las pizzerías (que no son el segmento más afectado ya que ofrecen un producto relativamente económico), el dato es que en el último año cerró el 7 por ciento de los locales (400 establecimientos).

El segundo sector de la economía más afectado por la baja del consumo es indumentaria, ya que el 78 por ciento de los consumidores dicen haber bajado o anulado esas compras. Como contraparte, los textiles vienen penando hace tiempo, afectados también por las importaciones. Se estima una reducción de un 30 por ciento de la actividad textil a lo largo de los cuatro años de la administración Cambiemos y un fuerte deterioro laboral.

En cine, teatro y entretenimiento, hay una merma en el 76 por ciento de los encuestados, lo cual afecta a todo el abanico cultural, mientras que en viajes y vacaciones el 74 por ciento bajó su nivel de consumo. En el taxi, el porcentaje de encuestados que redujo su consumo o dejó de consumir pasó del 42 al 70 por ciento, también a causa del crecimiento de Uber.

Además, hay achicamiento de gastos en rubros más esenciales, como artículos de perfumería e higiene personal (el 66 por ciento dice haber bajado sus compras) y artículos de limpieza (63 por ciento). El 62 por ciento limitó el uso del auto propio a causa de la fuerte suba de la nafta y de los peajes, el 60 por ciento restringió el uso del gimnasio y el 5, de los cursos y otro tipo de proyectos de formación. En telefonía celular, el 55 por ciento bajó su consumo.

En la escala de los rubros más afectados por la crisis de consumo luego aparece la televisión por cable, en donde el 44 por ciento pidió cambios en los abonos, y actividades extracurriculares para los chicos (42 por ciento). Seguidamente aparecen los medicamentos, un rubro que lidera las subas inflacionarias por el alto contenido importado de las drogas, en donde el 41 por ciento de los encuestados dijo hacer achicado su consumo, un porcentaje muy alto si se tiene en cuenta que es un sector de primera necesidad. Menos afectadas que el rubro de medicamentos están las clases de apoyo escolar para los chicos (39 por ciento de los encuestados bajó o anuló el consumo), Internet (34,0) y Netflix (33,0).

Luego de su momento más crítico, mejora la imagen de la gestión de Macri

El 31% de los consultados aprueba su administración al frente de la Casa Rosada y en las últimas semanas recuperó siete puntos.

Según los datos del último Monitor Social y Político que realizamos mensualmente junto a D´Alessio- Irol, la gestión de gobierno del presidente Mauricio Macri, luego de haber alcanzado su etapa más crítica el mes pasado, parece haber detenido su caída: el 67% califica su administración como mala en tanto que el 31% la apruebarecuperando 7 puntos porcentuales contra el 74% y 24% obtenidos en la anterior medición, respectivamente.

Y en esta recuperación mucho tuvo que ver la visión entre sus simpatizantes: el 56% de los electores de Cambiemos en el balotaje de 2015 apoya la gestión del presidente Macri contra el 41% que la reprueba. Por el contrario, el rechazo asciende al 93% entre los votantes del Frente para la Victoria.

Si analizamos la gestión de Cambiemos teniendo en cuenta la edad de los consultados, las críticas merman entre los mayores de 55 años, con el 56%, en tanto que en los demás tramos etarios se mantienen alrededor del 74%. (Datos correspondientes a la medición de mayo realizada en forma online a 1.054 encuestados, mayores de 18 años, de todo el país).

Luego de alcanzar en el anterior sondeo valores récords de disconformidad para ambos lados de la grieta desde que iniciamos las mediciones de nuestro monitor en julio de 2016, el balance entre aprobación y desaprobación de la gestión de gobierno vuelve a ser positivo entre electores de Cambiemos, regresando a valores similares a los de agosto del año pasado. En cambio, entre opositores se observa un rechazo de lo hecho hasta el momento por la gestión Macri del 93%, cifra que persiste desde julio de 2018.

La Argentina está muy condicionada por la crisis económica y a pesar de que hay algunos indicios de que “lo peor ya pasó”, la realidad es que la situación económica sigue siendo angustiante para la enorme mayoría de los argentinos. A pesar del descenso de 8 puntos porcentuales respecto de la medición de abril, todavía 8 de cada 10 consultados considera que se está peor que el año pasadocontra el 16% que opina que la economía del país está mejor.

Entre los electores de Cambiemos en el balotaje en 2015 la visión es un poco más alentadora: los que expresan que la economía está mejor que hace un año atrás alcanza al 28%. En cambio, entre los opositores el pesimismo reina: apenas un escueto 4% confiesa que está mejor que en 2018.

Sin embargo, un dato sobresaliente de este monitor es el retorno del optimismo, donde las expectativas económicas a futuro volvieron a ser favorables, hecho que no se daba desde noviembre de 2017: el 48% cree que la economía del país estará mejor dentro de un año, contra el 40% que opina que estará peor.Este optimismo es sostenido principalmente por electores de Cambiemos: el 69% considera que estará mucho mejor o mejor el año entrante. Aunque el 57% de los votantes al FPV en el balotaje en 2015opinan lo contrario, también se observa un marcado descenso de casi 20 puntos en la visión negativa hacia el futuro en el grupo de electores de la oposición, quizás debido a la esperanza que sientan por un cambio de gobierno con cual se sientan más identificados.

No obstante, para el 44% de los consultados el gobierno no puede garantizar la estabilidad del dólar hasta las elecciones, mientras que el 31% confía en que sí puede lograrlo y un 25% todavía tiene sus dudas. El 53% del segmento de votantes oficialistas se muestra más tranquilo en torno a este punto; mientras que el 70% de los opositores imaginan inestabilidad cambiaria. Además, el 64% supone que la subida del dólar acompañará o superará a la inflación, pero a mayor cercanía con el Gobierno crece la confianza en que el alza de la divisa no supere al aumento general de precios.

Consecuentemente, una vez más los temas vinculados a la economía siguen siendo los que predominan entre las preocupaciones de los argentinos: la obsesión por la inflación y la incertidumbre sobre el rumbo económico se encuentran entre los principales problemas que nos desvelan. Para el 92% de los consultados, a ambos lados de la grieta, la inflación lidera el podio, seguida por la falta de certeza respecto del rumbo de la economía del país, con el 75%, aunque pareciera tener mayor peso entre los opositores (83%) que entre los partidarios de Cambiemos (67%). En tercer lugar, cerrando el podio, aparece los temas vinculados a la inseguridad y delincuencia con el 59%, preocupación que crece al 67% entre oficialistas. En cuarto lugar, con 46%, las menciones a no ver propuestas realizables para mejorar el crecimiento económico, seguida por el persistente reclamo por la corrupción del gobierno anterior, con énfasis entre los partidarios de Cambiemos. Le siguen la dificultad para pagar tarjetas y créditos y el temor a perder el trabajo, con 38% y 36%, respectivamente, ambas con mayor fuerza entre votantes al FPV en el balotaje en 2015. A un 35% le preocupa la entrega indiscriminada de subsidios, reclamo sostenido por el 55% de electores oficialistas. Sigue la inquietud acerca de la posible corrupción del actual gobierno, con el 33%, preocupación que alcanza al 49% de los opositores. Finalmente aparecen quién resultará vencedor en octubre, con el 32% y la falta de control de los piquetes, con 27%, inquietudes que tienen mayor peso entre oficialistas: 44% (contra 18% entre opositores) y 46% (contra 7% entre opositores), respectivamente.

Al analizar qué es lo que más preocupa a los argentinos por edad, vemos que la inflación y no ver propuestas realizables para lograr el crecimiento económico, atraviesan de manera similar a todos los encuestados por igual, sin distinción por tramo etario. Sin embargo, las diferencias aparecen en torno a la inseguridad y a cuestiones de tinte político, como la corrupción, la entrega indiscriminada de subsidios, que se afectarían más a los mayores de 55 años. También se observan distinciones respecto del temor a perder el trabajo, que afectarían más a los segmentos de hasta 55 años y de las dificultades para afrontar los pagos de créditos y tarjetas, a los comprendidos entre los 35 y 54 años. Por último, a los más jóvenes les inquieta la falta de crédito para comprar una vivienda.

Dentro de pocos meses los argentinos deberemos definir quien nos gobierne por los próximos cuatro años. Nos encontramos en un contexto de (mal) humor social y también político electoral en el cual la economía se ha vuelto una obsesión. Para ser competitivo, el gobierno deberá sobreponerse a la cuestión económica y trabajar mucho para que ésta no repercuta en las chances de reelección del presidente Macri. Veremos si lo logra.

 

Publicado por TN el 22/06/2019.

Encuestas políticas: cuáles pueden ser los riesgos de su sobreinterpretación

La proliferación de sondeos antes de las elecciones genera incógnitas acerca de la efectividad y su utilización. Con qué herramientas se trabaja y cuáles son los riesgos de sobrelectura de los resultados Aprobación de gestión, imagen, intención de voto –incluso para la segunda vuelta electoral– y perspectivas económicas son algunos de los datos que se publican mes a mes en una gran multiplicidad de encuestas. En un año impar, en el que habrá elecciones, este fenómeno se potencia. En muchos casos, el impacto del dato puntual desposeído de contexto le gana a las cuestiones metodológicas, a las tendencias y a los atenuantes que pueda tener si se observa la película completa.

“Se sobredimensiona el valor de la encuesta”, dispara Mariel Fornoni, socia directora de Management & Fit, quien justamente realiza sondeos de opinión política. Según su visión, este fenómeno sucede porque los candidatos, en vez de decir qué van a hacer, “discuten cuánto miden. Y como los políticos no dicen nada, los periodistas también dicen cuánto mide cada uno”. Pero en realidad, agrega, son pocas las veces en las que un candidato se sorprende con el resultado que obtiene en una elección.

Por otro lado, Fornoni recuerda que no hay que olvidar que el insumo de las encuestas “es lo que la gente dice que va a hacer, que no siempre es lo que hace”. Por eso, cuenta que realizan preguntas de control. Por ejemplo, si se detecta a una persona indecisa en cuanto a la intención de voto, se le pregunta cuál es la imagen que tiene tanto de los candidatos del oficialismo como de la oposición, aunque reconoce que “cada vez más la gente dice menos lo que va a hacer en realidad”.

Otra de las complicaciones que registra la analista es que mucha gente no sabe a quién votará con demasiada anticipación. Devela que “el 50% lo define un mes antes. Pero el 25% lo hace en la semana previa y el 10% adentro del cuarto oscuro”, lo que conlleva inconvenientes sobre la eventual capacidad predictiva de los relevamientos.

Sobre el contexto actual, agrega la presencia de un fenómeno conocido, el voto vergüenza. “Hay mucha gente que insulta a Mauricio Macri y después lo termina votando. Y mucha otra no dice que va a votar a Cristina Kirchner, lo cierto es que sucede en ambos casos”, desarrolla. Eso lo comprueban con preguntas complementarias de los cuestionarios. Por ejemplo, consultan sobre el voto pasado. Cuando los oficialismos están mal, son muy pocos los que confiesan haberles dado el voto, lo que refuerza las dificultades de guiarse por las declaraciones de los encuestados.

Diego Reynoso, director de la Encuesta de satisfacción política y opinión pública de la Universidad de San Andrés, aclara sobre la cuestión metodológica que ellos realizan encuestas online, ya que “los usuarios de internet son casi el 90% de la población”, por lo que tiene más cobertura que los teléfonos fijos y también se reducen los sesgos de las entrevistas presenciales, ya que hay lugares alejados a los que es difícil acceder.

Sobre la utilidad de las encuestas, recuerda los conceptos brindados por Manuel Mora y Araujo, uno de los grandes referentes en la materia. Él diferenciaba tres instancias: conocer las opiniones del electorado, elaborar un diagnóstico y, finalmente, desarrollar una estrategia. El tema, agrega, es que “todo el mundo toma el resultado para hacer una predicción. Eso tiene que ver con cómo se usan, no con el trabajo de la encuesta”. Y ejemplifica la complicación de utilizar las encuestas de enero para escenarios de octubre, ya que suceden muchas cosas en el medio y los actores juegan su rol.
En este sentido, sostiene que su trabajo no es predecir, sino analizar. “No quiero caer en el juego de que soy bueno si acierto y malo si erro, es muy perverso”, comenta. Además, añade que no conoce a nadie que quiera predecir, ya que “el stress que se vive es enorme”.

Además, Reynoso agrega que los actores tienen papeles activos, y que “a partir de las encuestas se pueden generar profecías autocumplidas, lo que cambia el resultado”. Lo que plantea es que se puede decir una “burrada”, pero tal vez los protagonistas actúan en función de eso, por lo que a la postre se puede cumplir.

Coincide con él Eduardo D”Alessio, director de D”Alessio IROL, quien cuenta que no hacen “predicción electoral, sino imagen de candidatos”. Una de las dificultades de la actual coyuntura es la incertidumbre que hubo acerca de las candidaturas. “A un mes del cierre de listas no se sabía quiénes serían los candidatos que aparecerían en las listas. Tendremos PASO y generales, entonces hablar de la segunda vuelta es muy prematuro. Se hacen hipótesis, pero estamos demasiado lejos y hay mucho margen de error”, asegura, y justifica que por eso prefieren medir imagen de los protagonistas.

Agrega otros elementos que pueden atentar contra las predicciones. Por un lado, ejemplifica que en la última elección “el 7% confesó haber tomado la decisión adentro del cuarto oscuro, y en definitiva Macri ganó por dos puntos”, por lo que la incertidumbre es grande. Esto se acentúa en el actual contexto, ya que se mantuvo una gran incertidumbre sobre las alianzas y las candidaturas hasta los últimos días.
Y, por otro lado, D”Alessio suma las dificultades de basarse en lo que la gente dice que va a hacer en el futuro. “Si te pregunto qué comiste, probablemente me digas la verdad. Pero si te pregunto qué vas a comer mañana, capaz que no es verdad, porque en el medio puede haber cambios que no estén previstos”, ilustra.

Por todo esto considera que existe una sobreinterpretación de las encuestas, ya que, en muchos casos, “se difunden los datos parcialmente. Cuando que se publica una encuesta debería indicarse la ficha técnica, con el método de recolección de la información, lo que se hace cada vez más seguido”.
Finalmente, Celia Kleiman, al frente de CK Consultores, contrasta con sus colegas, ya que sostiene, tajante, que “es mentira que las encuestas no pronostican. Si no pronostican es porque están mal hechas”. En este sentido, lo vincula a los análisis de mercado del sector privado, que usan técnicas similares. “Una multinacional toma decisiones millonarias antes de lanzar un producto. Si no pronosticaran, no lo harían”, compara.

Por eso es que se detiene sobre la cuestión metodológica, y rescata que lo mejor “es tocar el timbre”. Es decir, realizar entrevistas presenciales. Desconfía, por ejemplo, de los relevamientos telefónicos, ya que se encuentran pocos hombres y jóvenes, por lo que “hay que ponderar con muy pocos casos y se dispara el margen de error”.

Sobre las encuestas online también agrega reparos, ya que, más allá de la cobertura, “el nivel bajo no se encuentra, ya que tienen sistemas prepagos”. Según su visión, quienes consumen de esta forma no van a gastar los datos en completar una encuesta.

Igualmente, Kleiman no pierde de vista el tema de los costos, ya que reconoce que las encuestas online son las más económicas. El problema, según señala, es que “no hay precios, se cobra cualquier cosa una encuesta telefónica, entonces una presencial es imposible”. Algo similar sucede con el tiempo, ya que todos quieren la información inmediatamente. “Una presencial a nivel nacional es cara y lleva tiempo. Entonces se forma un círculo perverso y es muy difícil salir de ahí”, agrega.

Por último, destaca la importancia de saber interpretar los datos además de saber recabarlos. “Si uno tiene experiencia, los datos le hablan”. Es decir, no solo se trata de hacer una encuesta, sino que también es importante cómo procesarla, cruzar las variables y leer los flujos de votos. “A veces parece que es una fábrica de pastas, que cualquiera puede salir a encuestar. Pero no, es una especialidad”, finaliza.
¿Qué se decía en la previa a las elecciones generales de 2015?

Hace cuatro años el contexto electoral fue muy distinto. Mauricio Macri, Daniel Scioli y Sergio Massa estuvieron lanzados como los principales candidatos un año y medio antes de los comicios, a diferencia de lo que ocurre en esta oportunidad.

Es decir, había un candidato del oficialismo de aquel entonces, uno del peronismo disidente y otro opositor. La única gran modificación llegó cuando se conformó Cambiemos. Es decir, cuando el radicalismo y la Coalición Cívica se unieron al PRO y decidieron ir a las primarias.
A continuación, y como se ve en el cuadro, un repaso por los datos que informaban algunas de las principales encuestadoras después de las PASO de agosto y antes de las elecciones generales, en septiembre de 2015. Y, además, la comparación con los números finales de las elecciones de octubre, cuando Scioli se impuso a Macri por tres puntos, aunque luego no podría mantenerlo en la segunda vuelta.

En todos los casos se pronosticaba una mejor performance para el Frente para la Victoria. La fórmula Daniel Scioli – Carlos Zanini obtuvo un 37,08%. La encuesta que auguraba una peor performance le daba 37,9%, mientras que la que más confiaba en su candidatura preveía un 42,6%. Además, tres de las seis encuestas lo daban como vencedor en la primera vuelta, sin necesidad de recurrir a un ballottage.
A contramano, todas auguraban un peor resultado para Cambiemos. Mauricio Macri llegó al 34,15% el 25 de octubre, pero las previsiones calculaban entre un 26,7% y un 31,1%.

El caso de Sergio Massa fue más variable: obtuvo un 21,39% y las encuestas le daban entre 19% y 24,2%. Es decir, en el caso del tigrense los relevamientos previos estuvieron más cerca que en los casos de Scioli y Macri. Todos estuvieron en un margen de casi 3 puntos porcentuales de diferencia.

Luego de las elecciones generales de octubre, igualmente, la situación cambió. Es que casi todas las encuestadoras del mercado previeron la victoria de Cambiemos en el ballottage, lo que se comprobó en noviembre, cuando Mauricio Macri se impuso por casi tres puntos a Daniel Scioli.

Después de las generales de octubre se había registrado un cambio de tendencia. Es que no solo Macri quedó más cerca de lo previsto –fueron tres puntos, y se habían previsto entre 8 y 14 de diferencia–, sino que además la provincia de Buenos Aires tuvo su peso propio. Es que en octubre se confirmó el triunfo de María Eugenia Vidal, quien aseguró un resonante triunfo para Cambiemos.

 

Publicado por El Cronista el 20/06/19.

El sector más pudiente del país ya se refugia en las segundas marcas de alimentos y bebidas

Un relevamiento expuso que los sectores de clase media alta producto de sus ingresos también vio afectados sus hábitos de consumo producto de la crisis y la inflación. En los últimos nueve meses, nueve de cada diez hogares argentinos cambió la compra de productos de primera línea por otras alternativas de menor precio.

El cuarto año de mandato de Mauricio Macri expone la gravedad de la crisis económica que atraviesa el país y el brutal aumento de los precios producto de la incesante inflación. Un relevamiento expuso que los sectores de clase media alta y clase alta cambiaron sus hábitos de consumo para saltar a las segundas marcas, en especial en el rubro de bebidas y alimentos.

“El 89% de la clase media alta es el que más optó por marcas de menor precio, mientras que tanto clase media y baja, fue del 83%. Se debe a que los niveles más bajos, abandonaron mucho antes las primeras marcas. Es la primera vez que la diferencia es de 6 puntos más que en las clases más bajas”, explicó Nora DAlessio, vicepresidente de DAlessio Irol al portal BAE Negocios.

La investigación realizada por la consultora D´Alessio Irol y Berensztein en toda la Argentina muestra que el 83% de los habitantes del país abandonaron las primeras marcas para refugiarse en segundas marcas y etiquetas propias. El estudio indica que “9 de cada 10 argentinos bajaron el consumo de alimentos y bebidas”.

En promedio, todas las clases sociales bajaron el consumo de trece productos entre alimentos y bebidas. Los argentinos empezaron a comer más arroz en los últimos nueve meses, el consumo creció un 43%, pero sin diferencias en cuanto a nivel socioeconómico.

El producto más reemplazado fueron las gaseosas, un 72% ya no las consume como sucedía antes y se puede observar en todos los niveles sociales. El 74% de las clases más bajas la dejaron, el 73% de la clase media alta modificó el consumo y los sectores medios bajos lo hicieron en un 71%

En cuanto a los alimentos el producto que menos se consume es la carne, el 72% del sector más pudiente del país ya no logra consumirla mientras que en el segmento de bebidas alcohólicas el consumo de cerveza cayó un 66% y el de los vinos un 64.

La situación se extiende a otras categorías como las de artículos de limpieza donde el 66% de los consultados disminuyo la compra. Si el tema es perfumería e higiene personal, el 70% modificó su consumo y el 63% lo disminuyó. Sólo el 35% de los niveles más altos no modificó sus hábitos, el 32 de la clase media pudo mantener sus costumbres de higiene y perfumería sin cambiar nada, mientras que en la clase media baja, sólo un 22% pudo resistir.

Por último, casi el 50% de los argentinos modificó el uso de remedios. El 40% de los niveles más altos cambió el consumo, el 45% de la clase media y el 60% de la clase baja ya no puede comprar más remedios como lo hacía antes.

 

Publicado por Política Argentina el 19/06/19.

Un dato que alarma: 37% de los argentinos paga sólo el mínimo de la tarjeta de crédito

La crítica situación económica del país logró que un 49% se encuentre bastante frustrado porque no puede concretar proyectos que requieran de dinero. Un 77% de la clase media está endeudada. Un 58% tiene deudas con la tarjeta de crédito. El dato más alarmante es que un 37% de los argentinos paga sólo el mínimo y agrega que es “para quedarse tranquilos”.

Nora DAlessio, vicepresidenta de DAlessio Irol, quien realizó el estudio señala que “no pagar el total de la deuda de la tarjeta es la puerta para el espiral del endeudamiento”. Los encuestados confiesan que toman préstamos, o sea se endeudan más, para poder cancelar la tarjeta.

Un 12% está endeudado en tarjeta no bancarias, un 31% en préstamos bancarios, un 8% le debe a una concesionaria de autos o terminal, un 7% a cadenas de comercio, un 6% a otras entidades financieras y un 6% tiene deudas con el supermercado. “Las cuotas de la tarjeta de crédito son el principal “rubro” de sus deudas.

Sólo 4 de cada 10 argentinos que están endeudados pagando cuotas, destinan menos del 20% a esas deudas. Un 38% destina el 40% de sus ingresos familiares a pagar deudas. La mitad espera poder saldar sus deudas antes de fin de año, pero la otra mitad asegura que necesita por lo menos tres años más para cumplir el sueño de no tener deudas.

El año pasado, el 47% estaba conforme con los préstamos que había pedido, hoy la misma valoración bajó a la mitad; apenas el 24% no reniega. Los tres aspectos principales que tienen en cuenta a la hora de tomar un crédito para un auto o vivienda es el nivel de inflación (42%), el monto final con intereses (35%) y poder pagar la cuota (32%).

 

Publicado por BAE el 19/06/19.

D’Alessio IROL Créditos: la necesidad siempre está vigente

Más allá de la crítica a la situación económica del país, la mitad de los argentinos tiene algún proyecto al que destinarían una parte de sus ingresos. La mayor parte preferiría pagarlos en efectivo; ya conocen el efecto espiral del endeudamiento cuando solo llegan a pagar el mínimo, pero la tarjeta continua siendo una aliada necesaria.

PRINCIPALES CONCLUSIONES

  • Los proyectos que implican dinero existen, pero se encuentra una brecha entre el deseo (79%) y su posibilidad de lograrlo (49%).
  • El deseo es muy grande (79%), pero solo la mitad cree poder satisfacerlo. Y, de esta relación surge un alto nivel de frustración.
  • La incertidumbre económica está presente a la hora de tomar decisiones de compra. A esto se agrega la inflación con su impacto en las altas tasas y, el grado de endeudamiento de la familia.}
  • 77% prefiere manejarse con efectivo para auto-limitarse en las compras “me evita tentarme”, y para evitar la recarga de intereses que afectan el presupuesto familiar.
  • La expectativa es independizarse de las cuotas. La realidad: que tiene el público es la necesidad de manejarse con dinero plástico para poder comprar. Lo prefieren antes que utilizar crédito bancario / financiero.
  • Cuando contratan un préstamo verifican, hoy además del “puedo pagar –o no- la cuota”, conocer el monto final con intereses y la tasa a la que se calcula.

Publicado por La 5ta Pata el 18/06/19.