En enero, la imagen negativa de Macri siguió alta

El Presidente sufrió un golpe en la consideración pública el pasado mes de diciembre. En enero, logró remontar unos puntos pero sigue lejos de sus mejores momentos. La gobernadora Vidal es la política con mejor imagen.

La consultora DAlessio junto a Berensztein publicó su estudio mensual sobre el “humor social y político” de enero de 2018, en la que afirma que la imagen del presidente Macri no logra remontarla caída que sufrió en diciembre pasado.

El estudio tiene datos correspondientes a la medición realizada en forma online durante enero de 2018, donde se relevó a 1.002 encuestados, mayores de 18 años, de todo el país.

Las principales conclusiones:

El 2018 comienza con cierto grado de incertidumbre, asociado a los rezagos del convulsionado mes de diciembre. Los ciudadanos están alertas a cómo evolucionarán temas sensibles como la inflación, el empleo y el tipo de cambio.

Los dirigentes del oficialismo siguen liderando el ranking de imagen positiva, pese a que todavía no retornaron a los valores de noviembre cuando predominaba el optimismo post-electoral.

La oposición no consigue apoyarse en figuras fuertes de amplia aceptación.

Sobre el estudio, se destaca un leve ascenso en la imagen positiva de Macri (pasó de 44 a 46% de diciembre a enero), aunque no llega al alto nivel de aprobación que llegó a tener entre septiembre y noviembre (pisó el 53%, su nivel más alto).

Por otro lado, desciende la imagen negativa del Presidente (de 51 a 49%) aunque sigue alta en relación a a octubre de 2017 (cuando era del 42%).

En cuando a las expectativas sobre la situación económica del país con respecto al año pasado, bajan las expectativas negativas pero no llegan a ser positivas.

Para el 44% de los encuestados, dentro de un año la situación del país a nivel económico será “mejor” o “mucho mejor” que lo que se vivió en 2017 (unos 4 puntos más arriba que el año que pasó). El resto, la ve “mala” o “muy mala”.

Sobre la gestión del Gobierno nacional en su conjunto, la valoración también sigue siendo negativa. Aunque en enero no creció en relación a diciembre (cuando se produjeron los hechos de violencia fuera del Congreso nacional por el tratamiento y la aprobación de la reforma previsional).

En el estudio, el 54% considera “mala” la gestión del Gobierno, mientras que el 44% piensa que es buena.

“Tras dos años de gestión, Cambiemos logra mantener conforme a la mayor parte de su electorado. Aún no consiguió sorprender favorablemente a un número significativo de quienes no optaron por io Macri”, afirma.

Es decir: el 77% de los que votaron a Cambiemos dice que la gestión es “buena”, mientras que sólo el 9% los que votaron al kirchnerismo dicen lo mismo.

En contraposición, el 89% de los que votaron al Frente para la Victoria dice que la gestión es “mala”.

Mejor imagen

Sobre la imagen y el posicionamiento de los dirigentes políticos del país, se mantiene al tope la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, que aumentó un punto en relación a diciembre aunque sigue abajo de sus mejores meses: septiembre y octubre, con 60%.

La sigue Elisa Carrio, lejos de Vidal, y tercero el presidente Macri. ¿El peor dentro de los políticos? Daniel Scioli, con una imagen positiva de apenas 12 puntos.

 

Publicado en La Voz el 06/02/2018

DISTINTOS INFORMES REVELAN EL FIN DEL OPTIMISMO

Según privados, crece la expectativa negativa de los argentinos en la economía

Distintos informes coinciden en el crecimiento del pesimismo de los argentinos respecto a la economía: inflación, ajuste y suba del dólar figuran entre los principales motivos del aumento de la expectativa negativa.

Según una medición del Monitor del Humor Social y Político que realizó DAlessio Irol/Berensztein, se observó un incremento en la evaluación negativa sobre la situación económica en la que se encuentra el país respecto de un año atrás. Así lo sostuvo un 57% de los encuestados, frente a un acotado 40% de respuestas positivas.

El sondeo, realizado durante el mes pasado a más de 1000 adultos en todo el país, mostró que se llegó a un pico de pesimismo desde julio de 2016, comenzó a publicarse la estadística. Más de la mitad de los encuestados cree que la situación económica dentro de un año estará peor, mientras que un 44% cree que mejorará.

Según se publicó, el origen del pesimismo de cara al futuro tiene que ver con la incertidumbre asociada a “los rezagos del convulsionado mes de diciembre”, enmarcados en los enfrentamientos durante las manifestaciones por la reforma previsional así como en la suba de precios.

En cuanto a la proyección del empleo, un 47% de los encuestados que votó a Mauricio Macri apunta a que este año aumentará, pero el número baja a sólo uno de cada diez entre quienes no votaron por el actual mandatario; al tiempo que, dentro de este último grupo, cuatro de cada cinco cree que disminuirá.

A la hora de hablar de inflación, un 41% de los votantes de Cambiemos durante el ballottage presidencial dice que bajará; por su parte, un 77% de los que adhirieron al Frente para La Victoria sostiene que crecerá. Respecto a bienestar, sólo el 36% de quien votó al oficialismo supone que crecerá, contra un 84% de los opositores que proyecta una reducción.

Entre los votantes de Cambiemos, uno de cada dos cree que la suba del dólar es un reacomodamiento necesario, mientras que un 79% de los opositores cree que acentúa la sensación de pérdida de control sobre la economía. Así, uno de cada tres encuestados señaló que su proyecto para este año era irse de vacaciones durante el verano y un 46% manifestó no tener ninguno.

En cuanto a la gestión del Gobierno, la calificación negativa se mantuvo en un 54% y la positiva cedió un punto, alcanzado el 44%.

Por su parte, una encuesta realizada por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP) exclusiva para Página 12 concluyó que la imagen del presidente Macri cayó 12 puntos en los últimos tres meses y que siete de cada diez personas creen que la economía está mal. Asimismo, el informe muestra la preocupación de los encuestados por el aumento del dólar y su indefectible traslado a los precios.

El 66% de los consultados dijo también que la situación en su hogar es mala o muy mala y justificó su enunciado en el aumento de tarifas de servicios. En tanto, un 56% se mostró “muy preocupado” por la suba del dólar y un 80% cree que este aumento de la divisa derivará en un incremento en los precios.

A la hora de evaluar la gestión Macri, un 65% tiene una visión negativa respecto al control de la inflación; mientras que un 67% tiene la misma opinión en cuanto al combate a la pobreza, una de las grandes promesas de campaña de Mauricio Macri. 

 

Publicado en Ámbito Financiero el 05/02/2018

Pico de pesimismo: para 57% la situación de la economía es más negativa que un año atrás

Relevamiento exclusivo de D´Alessio/Irol Berensztein sobre el humor social Pág. 6 PREVALECE LA POSTURA MAYORITARIAMENTE CRÍTICA SOBRE EL PRESENTE Y EL FUTURO Crece el malhumor en la sociedad por la situación económica Inflación, ajuste de tarifas y suba del dólar afectan la confianza sobre la gestión. El pesimismo en materia económica alimenta la grieta pero la dirigencia opositora no crece

Superado el tiempo de la disputa política por las elecciones legislativas y en pleno receso parlamentario, la brecha que divide a la sociedad desde hace varios años se expresa hoy por hoy con mayor intensidad a través de la lectura sobre la economía argentina. En ese terreno, la visión opositora se radicaliza y el oficialismo pierde adhesión entre quienes lo votaron para ejercer el poder. Como resultado de ello, se aprecia que predomina el pesimismo respecto de las principales variables y el futuro de la economía, más allá de que ese escenario no sea capitalizado por ningún referente de la oposición.

Así lo revela la última medición del Monitor del Humor Social y Político que realizó D´Alessio Irol/Berensztein en exclusiva para El Cronista. El sondeo, realizado durante el mes pasado a más de 1000 adultos en todo el país, exhibe un incremento en la evaluación negativa sobre la situación económica en la que se encuentra el país respecto de un año atrás. En esa línea se expresaron un 57% de los encuestados contra solo un 40% de respuestas positivas, un registro que marca un piso más favorable para comenzar el año, en comparación con lo registrado en 2017, aunque también señala el peor nivel desde julio pasado, el mes previo al paso por las urnas para las elecciones primarias.

Peor aún es la mirada sobre el futuro que alcanzó un pico de pesimismo desde julio de 2016, cuando comenzó a publicarse el estudio. Para más de la mitad de los entrevistados, la situación económica dentro de un año estará peor, mientras que un 44% cree que mejorará. Los datos son diametralmente opuestos a los recabados en noviembre último y muestran el peor nivel de la serie.

A la hora de analizar las razones, el informe hace hincapié en la incertidumbre asociada a `los rezagos del convulsionado mes de diciembre`, en el que fueron protagonistas los enfrentamientos en las calles durante la aprobación de la reforma previsional y la evolución de los precios encendió una luz de alerta.

De hecho, los incrementos de tarifas, el incumplimiento de las metas de inflación y los vaivenes del dólar, entre otros hechos, contribuyeron a una mayoritaria visión crítica atravesada por las diferentes posturas políticas. Por caso, a la hora de opinar sobre la proyección del empleo, un 47% de los encuestados que votó por Mauricio Macri en 2015 cree que este año aumentará, mientras que solo uno de cada diez de los consultados que no apoyaron en las urnas al actual Presidente se expresa de la misma forma y cuatro de cada cinco prevé que disminuirá.

La lectura se repite sobre la inflación y, en menor medida, respecto del bienestar. En el primero de los casos, un 41% de los votantes de Cambiemos en el ballottage presidencial dice que bajará, en cambio un 77% de los que adhirieron al por entonces FpV sostiene que crecerá. En el segundo, solo 36% de quien votó al ahora oficialismo supone que aumentará y el mismo guarismo espera que se mantenga igual, mientras que 84% de los opositores proyecta una reducción.

Asimismo, la suba del dólar es observada como un reacomodamiento necesario para uno de cada dos electores de Cambiemos pero acentúa la sensación de pérdida de control sobre la economía para los opositores (79%).

Como consecuencia de este panorama, la proyección de inversión o consumo personal se retrajo un poco, aunque presentó 54% de respuestas favorables. Una de cada tres personas indicó que su proyecto para este año era irse de vacaciones durante el verano y un 46% manifestó no tener ninguno. Respecto de la gestión, se mantuvo la calificación negativa para el Gobierno que había registrado en diciembre pasado (54%) y cedió un punto más la positiva (44%), aunque también allí la diferencia es marcada por la brecha. Cambiemos retiene la adhesión a su administración de 77% de sus electores consultados y tiene el rechazo de 89%. Sin embargo, remarca el estudio, `los votantes de Macri exigen más del gobierno que eligieron para esta segunda parte del mandato`, ya que uno de cada tres considera que la gestión aún es peor de lo que esperaba.

Pese a ello, los principales políticos oficialistas sigue liderando en imagen, aunque aún no retornaron a los valores de noviembre pasado. La gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal muestra un 54% de imagen positiva y es la única con un diferencia favorable (+13%). La siguen Elisa Carrió (47% de positiva y 47% de negativa) y Mauricio Macri (46% y 49%). El opositor mejor posicionado es Martín Lousteau (35% y 50%), mientras que Cristina Kirchner se mantiene con 28% de imagen positiva y 65% de negativa.

 

Publicado en El Cronista el 05/02/2018

El humor argentino se reinventa y hay temas que ya no causan gracia

Los rasgos físicos, la mujer como objeto, y la identidad y orientación sexual ya no son motivo de risa, según una encuesta que indaga sobre el humor de los argentinos.

Humor reinventado. ¿Cambio social y evolución? ¿Corrección política? ¿Quién define sobre qué se hacen chistes? / Ariel Grinberg.

Filmó a tres “pungas” en Corrientes y Florida

La obra Mount Olympus, del director belga Jan Fabre

El golazo del arquero del Lugo de España.

Escándalo boliche

Renovación de votos matrimoniales de la pareja que encerraba a sus hijos

Un gay sube al colectivo y… No, no.

Un enano, un rengo y un manco… No, tampoco.

¿Sabés por qué las mujeres no pueden…? Menos.

Los chistes sobre “defectos” físicos, identidad y orientación sexual, y aquellos que cosifican a las mujeres ya no causan gracia. A esa conclusión llegó un informe elaborado por la consultora DAlessio Irol al ubicar estos tres tópicos en los primeros puestos del ranking de temas que dejaron de ser divertidos.

¿Cambio social y evolución? ¿Corrección política? ¿Quién define con qué es posible hacer chistes? ¿Cuál es la sátira del milenio? ¿Hay una jocosidad en privado que se reserva para lo público?

¿Y vos, de qué te reís?

Discusión Ja-Já. Dady Brieva acaba de aterrizar en Montevideo, capital de Uruguay, donde esta noche de fines de diciembre hará un show. Su debut fue hace 34 años con Midachi. Después actúo en tiras de horario prime time, condujo programas en tevé abierta y también hizo radio. Le pregunto si modificó su propuesta a la hora de hacer humor y él, por teléfono, responde: “Hacía chistes sobre chicatos, arañas galponeras, putos… Aunque nunca tuve mala intención, ahora tengo mucho cuidado con eso. Yo creo que hay que hacer humor con todo, pero decido no hacerlo con determinadas cosas. Sobre las mujeres, por ejemplo, tuve que trabajar mucho porque soy parte de una generación donde el varón era el macho proveedor y la mujer, dependiente”. Los Midachi volvieron (sí, volvieron) pero el “Trío de putos”, un sketch de su autoría, ya no lo hacen. Agrega Dady: “También pienso que los artistas populares tendemos a perder efectividad cuando pasamos la cosa por el filtro del cerebro. Y a veces prefiero perder un juicio a perder la frescura”.

Los artistas populares tendemos a perder efectividad cuando pasamos la cosa por el filtro del cerebro. Y a veces prefiero perder un juicio a perder la frescura.

Dady Brieva

Dalia Gutmann pasó por la tele, la radio, publicó dos libros y va por la octava temporada de Cosa de minas, unipersonal escrito por ella. Otra experimentada en el campo del humor, dice que sabe diferenciar entre la impunidad que le otorga el escenario y la vida cotidiana, y que más que una alteración de parte del público, registró un cambio personal. Dalia se sincera: “Hoy me daría mucha vergüenza tirar un chiste que formaba parte del repertorio cuando recién empecé con la obra, en 2011. Era… ‘Una mujer que no hincha las bolas es un travesti’. Lo pienso y no lo puedo creer. Hoy digo que evolucioné”.

La Nena. Guillermo Franchella interpretaba a un padre atraído por la mejor amiga de su hija, Julieta Prandi, una chica de escuela secundaria. Se emitió en 2001. /Archivo.

Un sentido para el humor. “Somos seres históricos. Heredamos y dejamos para las próximas generaciones una legado cultural, modos de comprender el mundo. Y el humor es una posibilidad en ese sentido”, considera Mercedes Moglia, licenciada en Comunicación y doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Su tesis fue un trabajo de reflexión sobre Violencia Rivas, el personaje interpretado por Diego Capusotto. Allí se preguntó cómo un personaje surgido en los ‘60, Violeta Rivas, pudo inspirar una versión opuesta medio siglo después.

Para Moglia, el humor como modo de manifestación humana cambia con el correr del tiempo, al ritmo de las transformaciones sociales. Apunta que es equivocado decir, por ejemplo, que Alberto Olmedo y Jorge Porcel hacían un humor machista. “Ellos fueron actores de un sistema de producción, de fórmulas comerciales exitosas. A mí no me gusta preguntarle al humor si es machista o no, si es homofóbico o no, sino ver de qué se ríe el humor en cada época y cómo se ríe de aquello que elige como objeto de su humorada”, sigue.

Hoy me daría mucha vergüenza tirar un chiste que formaba parte de mi repertorio en 2011. Era: Una mujer que no hincha las bolas es un travesti.

Dalia Gutman

Pregunto entonces si considera que hay temas que ya no dan risa. “No, ni acuerdo con que haya que hacer una lista de temas con los que no se pueda hacer humor. Siguen existiendo chistes sobre temas ya mal vistos porque sigue funcionando la convención social de que aquello que es mayoritario es lo correcto, lo natural, y el resto es motivo de burla”, responde. En el imaginario popular argentino, lo “mayoritario” es ser blanco, clase media, heterosexual y católico. El resto vendría a ser “lo otro”. Incluso cuando lo otro, en conjunto, no sea una minoría.

El Manosanta. Alberto Olmedo en la piel de un pai umbanda que delira por una bebota, Adriana Brodsky. Beatriz Salomón era su asistente. /Archivo.

Con eso no se jode. En el monitoreo que DAlessio Irol realizó en exclusiva para Viva, 400 personas de distintos lugares del país respondieron un cuestionario virtual. De ese total, el 57 por ciento aseguró que no perdió el sentido del humor, pero ya no se ríe de lo mismo. Según la encuesta, a la mayoría le molesta las bromas inspiradas en mujeres o que aluden a alguna característica de las personas que no cumplen con el estándar de belleza (gordos, petisos, rengos, gangosos, discapacidades de cualquier grado y tipo), y también los que caricaturizan una sexualidad que no sea esencialmente hétero.

La Defensoría del Público es un organismo estatal creado en 2012 que recibe consultas y reclamos de parte de las audiencias de radio y televisión. No individualiza los tres tópicos que ahora habrían retrocedido, pero entre su clasificación existen categorías donde se agrupan las quejas del público referidos a estos temas. En la que se incluyen defectos físicos, registraron 18 denuncias el año pasado contra 8 en 2016. La categoría que implica ofensas para el colectivo de género, recibió 72 reclamos en 2017, mientras que el año anterior sumó 92. La que abarca un humor cosificador o estigmatizante hacia las mujeres terminó con 248 casos el año pasado, casi el doble que en 2016.

Algunos se quejan de que ya no se puede hacer humor con nada. Yo les digo que se puede, pero que piensen un humor que cuestione, que si extrañan parodiar al más débil, son un poco imbéciles.

Flora Alkorta

Pero en la Defensoría hablan de un declive. Argumentan que hay menos denuncias contra publicidades en las que se estigmatiza a las mujeres; que el avance del movimiento feminista –sobre todo el agrupado en #NiUnaMenos– fue crucial en el proceso; que la televisión tiene un mayor cuidado a la hora de descalificar a las personas de acuerdo a su físico y que hay mayor consciencia sobre los derechos adquiridos por el colectivo LGBT+.

El “corte de pollera” de Bailando por un Sueño. En 2006, Marcelo Tinelli dejaba en ropa interior a la participantes. /Archivo.

En 2015, en el segmento No me lo mandes por guasap, del ciclo Duro de domar, emitieron un video casero tomado con un celular. En la imagen se veía la cabina de un auto ocupada por varones que paseaban por una zona roja porteña. Uno de ellos bajaba el vidrio, esperaba a que una travesti se acercara al coche y después de avisarle que a él le dicen “el exterminador de travestis” le descargó un matafuegos en la cara. La escena fue puesta al aire al día siguente de que encontraran muerta a la activista travesti Diana Sacayán. El video llegó a la tevé luego de haberse viralizado por WhatsApp.

En la última Navidad circuló un meme por mensajería. Era la imagen de tres hombres colgados de un árbol. La leyenda decía algo sobre “tres bolitas”. ¿WhatsApp es el reducto de la incorrección política?

Marquesinas y algo más. Flor de pito inauguró el verano teatral en 2011. Qué gauchita mi mucama fue un éxito en la temporada 2011/2012. El champán las pone mimosas tuvo tres reposiciones: un estreno en 1982 y dos remixes, uno en 2007 y otro en 2016.

Un gugleo rápido indica que esta temporada no habrá títulos osados en Mar del Plata. Signo de época, en la cartelera figura El show de la menopausia. Veamos Carlos Paz: estrena La gorda y el galán, pero tampoco: la sinopsis dice que la obra se centra en “eliminar los prejuicios de la obesidad y darle una patada a la estética”.

Pero no es un cuestión de marquesinas. El año que pasó, agrupaciones feministas de Bahía Blanca y Punta Alta, provincia de Buenos Aires, se opusieron a que tocara el ex Bersuit, Gustavo Cordera, y a que el humorista Yayo Guridi realizara su show. El primero por haber dicho que “algunas mujeres necesitan ser violadas”, y el segundo porque, según las denunciantes, “incurre en violencia simbólica”. Los productores levantaron los espectáculos.

Tangalanga. Durante los 80 y 90 hacía bromas telefónicas a desconocidos. /Archivo.

No es hora de reír. Flora Alkorta es comediante y autora. Trabaja con su socia, la actriz Verónica Lorca. Ambas coinciden en que éste es un momento de cuestionamiento, de crisis de conceptos. “Lo que aparenta corrección política es, en realidad, un cambio importante. Está bueno que haya cosas que no sean graciosas”, opina Verónica. Se suma Flora: “Ahora algunos resoplan y se quejan de que ‘ya no se puede hacer humor con nada’. Yo les digo que se puede, pero que piensen un humor que cuestione, que si extrañan parodiar al más débil, son un poco imbéciles”.

¿Qué opinará la filosofía de todo esto? Darío Sztajnszrajber habla de sentido común: “El humor es subversivo o emancipatorio si lo que pone en evidencia es la caricatura del fuerte, no del débil. Cuando se ejerce contra al débil termina justificando las exclusiones. Si el humor construye sentido común, ese sentido común dejó de normalizar prácticas sexuales o formas de vida como naturales o mejores. Y los que creen que en breve no podremos reírnos de nada, que empiecen a reírse de sí mismos”.

Diana Maffia, doctora en filosofía por la Universidad de Buenos Aires, habla de estereotipos que se ponen en apuros. Y además, dice esto: “Los cambios legales y sociales que permiten una visión y convivencia cotidiana con la diversidad sexual desmienten la uniformidad de gays y lesbianas, corren el rótulo que los reduce a su orientación sexual y nos permiten identificarnos con muchos rasgos compartidos”.

En su mejor versión versión, el humor cuestiona a los poderosos. Gracias al humor podemos hablar de la muerte y sus formas. Con el humor nos atravemos a indagar en las sexualidades. Bueno: habrá que ponerse creativo.

Publicado en la Revista Viva (Clarín) el 22/01/2018

En números: Macri cae en el país y en Córdoba

Mauricio Macri volvió ayer de sus vacaciones con una certeza: a pesar de la difícil situación que enfrenta su gobierno desde diciembre, Córdoba sigue siendo un bastión en el que mantiene buenos índices de aprobación, aunque nada es para siempre y en su segunda provincia (como él la llama) también aparecieron alertas en el tablero de control.
Dos encuestas publicadas en los últimos días muestran que, desde el triunfo en las pasadas elecciones legislativas de octubre, el presidente y su gobierno no han logrado generar nuevas adhesiones, sino que, en diferentes niveles, han caído en el aprecio social. Siempre con Córdoba con índices un poco más altos que en las demás provincias argentinas. Pero cayendo.
Por ejemplo, hay diferencias entre los cordobeses y el resto del país en la percepción que se tiene sobre el futuro económico, y también en la evaluación de los dos años de gestión de Macri. Sin embargo, en algo coinciden todos: hoy, la inflación es el tema que más preocupa a los argentinos. Sean de donde fueren.

Hay también un tema excluyente a la hora de evaluar, negativamente, el presente del Gobierno: la gestión y la aprobación de la reforma previsional. Los jubilados son parte clave del asunto.
Por un lado, la consultora Synopsis publicó una encuesta a nivel nacional (realizada a comienzos de enero, vía telefónica y con 1.527 casos) en la que la valoración de los argentinos es hoy más negativa que positiva sobre el gobierno de Macri.Relacionadas La imagen positiva de Macri cae por la reforma previsional

Los cordobeses, enojados por el cambio en las jubilaciones

El agitado diciembre limó el caudal del Gobierno

Por un lado, el 42,6 por ciento de los entrevistados considera que la situación del país será peor dentro de un año. La cifra muestra que, de noviembre del año pasado a enero de 2018, las expectativas sobre el rumbo económico del país se fueron deteriorando. Un salto importante, ya que, en noviembre, un 33,3 por ciento mantenía la opinión negativa sobre lo económico.
¿Y cuántos argentinos creen que, a nivel nacional, la economía mejorará? Según la encuesta de Synopsis, un 29,7 por ciento, cuando en noviembre la luz verde para el Gobierno era de 43,2 por ciento.
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Más allá de lo económico y en una evaluación global sobre el Gobierno, aparecen números preocupantes para el macrismo: desde noviembre hasta enero, la caída de la visión positiva sobre la gestión de Cambiemos fue de 13 puntos porcentuales (de 51,6 a 38). ¿Subió la negativa? Sí: unos 11 puntos (del 30,2 al 41,4).
De todas maneras, y a nivel nacional, el macrismo ya había tenido una valoración negativa más alta que la de estos días: fue entre enero y marzo de 2017 (meses de la polémica por la deuda del Correo Argentino, por ejemplo), cuando, según los datos de Synopsis, el porcentaje llegó a ser de 42,5.
La valoración positiva más alta del último año se dio en época de elecciones legislativas, cuando más de la mitad de los encuestados (el 51,5 por ciento) evaluó como positiva la gestión de Macri. A partir de allí, y luego de la aplastante victoria nacional, cayó.
Córdoba
Por otro lado, DAlessio Irol y Berensztein midieron la temperatura social en Córdoba (fue a mediados de diciembre de 2017, sobre 348 casos encuestados on line) y encontraron que el optimismo mediterráneo es mayor que en el resto de Argentina. Pero en retroceso.
El optimismo poselectoral queda atrás a raíz de la incertidumbre provocada por las reformas previsional y fiscal. Sin embargo, la visión de los cordobeses muestra más confianza que la del resto del país, asegura el estudio de DAlessio.
En las conclusiones de la encuesta se remarca que Córdoba -en especial, los votantes de Cambiemos- no ha sido inmune al efecto de las medidas que tomó el Gobierno en los últimos meses, haciendo hincapié en el costo político de lo sucedido en el Congreso de la Nación en diciembre último.
¿Cómo evalúa la gestión del Gobierno nacional en su conjunto hasta el momento?, fue la pregunta. Las respuestas marcaron que hay un alza en el descontento de los votantes amarillos: si bien se mantiene un apoyo alto (un 59 por ciento cree que la gestión es buena), la respuesta mala creció un nueve, al 23 en diciembre último.
En la misma evaluación de la gestión nacional, y desde septiembre, cuando el índice marcaba 73 por ciento de aprobación, la valoración positiva cordobesa cayó 14 puntos y en diciembre se ubicó, como se mencionó, en un 59 por ciento.
Mientras, los que piensan que el Gobierno nacional tiene una gestión mala o muy mala (sin identificarse con Cambiemos) subieron desde un 25 por ciento en septiembre a un 39 en diciembre.
La opinión negativa sobre Macri crece cuando los consultados son del kirchnerismo cordobés: un 81 por ciento de los que votaron al Frente para la Victoria considera que la gestión del Presidente hasta hoy es mala o muy mala.
El escenario de incertidumbre económica, junto con el deterioro del poder adquisitivo, agudizan la evaluación negativa de la gestión de gobierno, agrega el informe deDAlessio.
De todas maneras, el optimismo se ve hacia el futuro: el 59 por ciento de los encuestados piensa que dentro de un año estará mejor (37 por ciento), o mucho mejor (22) a fines de 2018. En cambio, un 34 cree que la situación económica del país será peor (16) o mucho peor (18) el año que viene.

Descontento
A nivel nacional, y según Synopsis, también creció el descontento. Un buen porcentaje de la población sigue pensando, como hace tres meses, que el rumbo económico no es el correcto (aproximadamente un 36 por ciento). aunque lo que aumentaron fueron las dudas de otros sectores: en octubre del año pasado, un 28,2 por ciento de la gente no estaba segura de hacia dónde iba Macri, y en enero ese porcentaje trepó hasta el 33,8. ¿Y los que creían que todo iba bien en la economía argentina? Ahora son menos: desde las legislativas hubo una caída de seis puntos en la confianza hacia Cambiemos (30,7 por ciento contra 24,1).
Inflación
En algo Córdoba se encuentra alineada con el resto del país: la inflación es el problema que más preocupa. El aumento de los precios no se ha morigerado en la línea de lo prometido en los dos años de la gestión de Cambiemos.
Para los cordobeses, la inflación está por encima de la inseguridad entre las principales preocupaciones. Para el resto del país, luego del aumento de precios, lo que más preocupa son la corrupción, el desempleo y la inseguridad (en ese orden).

El peronismo: Números con tonada
Los cordobeses dieron su opinión sobre el PJ.

44% Es el porcentaje que ve algo debilitado al peronismo luego de la derrota en las elecciones. Además, 30% lo ve muy debilitado.

42% Es el porcentaje que quisiera ver un peronismo dialoguista durante los próximos años. En tanto, un 25% quisiera un PJ más innovador.

20% Es el porcentaje que ve a Juan Manuel Urtubey, el gobernador de Salta, como el dirigente capaz de liderar al peronismo. ¿Schiaretti? Suma un 4% en la misma encuesta.

Publicado en La Voz del Interior el 16/01/2018

Un nuevo enfoque para resolver el problema de los piquetes

En sintonía con el proceso de reformas y acuerdos que ha puesto en marcha el Gobierno de Mauricio Macri, fundamentalmente en el plano económico, inicia la segunda etapa de su mandato con la necesidad de comenzar a resolver la situación de conflictividad persistente que se padece en las calles y las rutas del país. Este fenómeno de los cortes sistemáticos en la vía pública constituye una singularidad negativa de nuestro país, al dejar en evidencia de manera palmaria el fracaso del Estado en una de sus prerrogativas esenciales, como lo es garantizar el orden público y la libre circulación de sus ciudadanos. Y pone en entredicho la declamada intención gubernamental de mostrar que el país va hacia la normalidad.

Es cierto que, como ocurre con otras cuestiones estructurales que obstaculizan las posibilidades de desarrollo de nuestro país, la pretensión de que se puede resolver de manera simple y expeditiva un problema del nivel de complejidad de los piquetes no sería realista. La apuesta al gradualismo también aquí podría ser acertada. Pero es un hecho que, sobre todo a partir del claro triunfo electoral de medio término, ya no subsisten los principales condicionantes que pudieron haber desalentado una acción firme al respecto, fundamentalmente las dudas de gobernabilidad que pesaban sobre un gobierno no peronista.

Por el contrario, para un oficialismo que parece tener allanado el camino hacia un ciclo de varios años de gobierno, constituye un mandato dar señales convincentes de que puede llevar adelante una política razonable de orden público, aun pagando costos en el corto plazo ante una opinión pública tan proclive a fluctuar en sus posiciones. Justamente, la relevancia pública del problema en la actualidad se ve en parte reflejada desde la percepción ciudadana, como revela una encuesta reciente de D’Alessio y Berensztein que sostiene que una mayor firmeza ante los piquetes está entre los principales reclamos que se le hacen al Gobierno.

Pero son sobre todo las cifras las que acercan a una real dimensión de la magnitud de la problemática. El último informe de Diagnóstico Político muestra que si bien hubo una disminución en la cantidad total de cortes registrados en 2017 (5.221 casos) en relación con los cinco años precedentes, el que pasó fue el sexto año consecutivo en que se superó el número de cinco mil piquetes en la Argentina. Si se consideran los últimos 9 años, la cantidad total de cortes llega a la inconcebible cifra de casi 45 mil casos.

A su vez, los dos factores que en 2017 caracterizaron la dinámica de los piquetes fueron una mayor politización y un aumento de la violencia, lo que constituye un agravante por cuanto exterioriza síntomas claros de degradación institucional. La creciente politización es un proceso que se viene registrando desde el inicio del Gobierno de Cambiemos, y se explica en buena medida a partir de la actitud de organizaciones afines al kirchnerismo que, por razones obvias, hasta 2015 no fomentaban la protesta callejera. En este sentido, la realización de cortes de calle llevados a cabo por gremios estatales, organizaciones sociales y agrupaciones político-partidarias ha ganado participación y representa en torno al 70% del total, al tiempo que se redujo la cantidad de cortes espontáneos (mayormente vecinos autoconvocados, que representaron el 15% en 2017).

En lo referente a la violencia en las calles, esta se puso de manifiesto fuertemente en la segunda parte del año, sobre todo a partir de los casos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, que dieron lugar a múltiples manifestaciones, cortes y destrozos tanto en las provincias patagónicas como en Buenos Aires. Recientemente, ante el tratamiento de la reforma previsional en el Congreso, donde grupos radicalizados en connivencia con algunos sectores políticos llevaron a cabo incidentes de una gravedad inusitada.

Dos lógicas temporales para resolver la problemática

Ante este cuadro de situación, resulta claro que los piquetes representan desde hace tiempo una práctica extendida y naturalizada por distintos sectores de la población, e incluso por actores políticos que la promueven. Un reclamo sindical de empleados con altos salarios, una interna partidaria a dirimir, una protesta estudiantil o bien un corte de luz en barrios de clase media alta, se constituyeron todas en razones legítimas para cortar y transformar en caos las calles, lo que perjudica a otros ciudadanos. Se ha consolidado lo que puede denominarse una “cultura del piquete”, que evidentemente no es un fenómeno aislado, sino una manifestación más de la anomia argentina y de la ausencia del Estado.

Por lo tanto, resulta imprescindible abordar el problema desde esa complejidad, con una mirada integral. Esto, por un lado, implica atender las cuestiones y las falencias estructurales que resultan en factores detonantes de la conflictividad en las calles (pobreza, exclusión), para lo que son indispensables políticas de mediano y largo plazo, sobre todo en materia de educación y desarrollo económico, que paulatinamente vayan recomponiendo el tejido social. Es decir, reducir las condiciones objetivas que explican una parte del fenómeno.

En simultáneo, pero en lo inmediato, debe sistematizarse una política de acción preventiva y ordenadora de los conflictos en la vía pública. Esto supone la intervención de los gobiernos en sus distintos niveles según corresponda (nacional, provinciales) para dar la respuesta adecuada ante las disímiles situaciones y variadas formas que adoptan los cortes, bajo la premisa de que debe primar ante todo el respeto a la ley y el derecho de todo ciudadano a transitar libremente. Para ello será condición necesaria que las fuerzas de seguridad se desempeñen con criterio en el marco de sus protocolos de actuación, y que el Poder Judicial empiece a tener una participación responsable.

Un enfoque que armonice estas dos lógicas, del corto y del largo plazo, permitirá disminuir la conflictividad en las calles y comenzar a desarraigar la cultura piquetera. Y constituirá un paso ineludible para restaurar el Estado de derecho y reinsertar a la Argentina en las vías de un desarrollo posible.

El autor es politólogo, analista jefe en Diagnóstico Político.

 

Publicado en Infobae el 9/01/2018

El 56% de la gente cree que el PJ tratará de poner frenos y distanciarse del Gobierno

La imagen del PJ ¿Cómo imagina que será la dinámica del peronismo dentro del Congreso en los próximos dos años?

Las elecciones legislativas evidenciaron una crisis dentro del peronismo. Así lo refleja un sondeo de la consultora D Alessio IROL, que señala que el 56% de la población piensa que el PJ `tratará de frenar u obstaculizar` los proyectos que proponga el Gobierno.

El 30% sostiene que si bien avalará los proyectos del oficialismo, el peronismo marcará las diferencias en los puntos en que no coincida y apenas el 2% cree que `tratará de apoyar` las propuestas del macrismo en el Congreso.

El sondeo revela, además, que a pesar de las dificultades afrontadas por el Gobierno en el último mes, el movimiento que engloba al Partido Justicialista y al Frente para la Victoria (FPV) aún no logra reacomodarse y su fragmentación es evidente.

Los resultados señalan también que el PJ es un partido `carente de poder de fuego`, aunque sí lo suficientemente combativo para obstaculizar los proyectos del Gobierno en los próximos dos años de gestión.

La encuesta, realizada entre el 19 y 20 del mes pasado de forma oriline a 1278 personas, indica que las tensiones provocadas durante diciembre durante el debate por la reforma previsional, los despidos y las políticas del Gobierno incidieron en contra de la imagen de todo el espectro político.

Los más afectados fueron las figuras de Cambiemos. Pero si bien muchos de los máximos exponentes del peronismo mejoraron sus niveles de adhesión, aún se ubican en los puestos del fondo de la lista. En esta misma línea, el 65% de los consultados cree que el peronismo se encuentra debilitado. Sin embargo, más de la mitad coincide en que adoptará una postura más dura y combativa.

En cuanto a las elecciones presidenciales de 2019, el panorama aún no es muy preciso. Las respuestas fueron bastante diversas. El 40% considera que el Partido Justicialista se presentará de forma fragmentada y el 19% sostiene que lo hará absorbiendo a Unidad Ciudadana. Al ser consultados sobre los dirigentes capaces de liderar la eventual reorganización del PJ, el 24% mencionó a Cristina Kirchner, seguida de Juan Manuel Urtubey (17%), Miguel Pichetto (7%), Florencio Randazzo (5%), Sergio Massa (4%) y el 13% eligió `algún otro dirigente`. En tanto, el 30% sostuvo que no hay ningún político que sea capaz de rearticular el partido.

Al respecto, los votantes de Cambiemos en las elecciones de 2015 consideraron en primer lugar la figura de Urtubey (30%), mientras que el núcleo de electores del FPV destacó básicamente aCristina Kirchner (45%).

Las conclusiones del sondeo presentan a un peronismo inmerso en su `propia grieta`, en un contexto de crisis de representatividad política, con una oposición dividida y falta de líderes políticos. La mayoría de los entrevistados adherentes al FPV sostuvieron que en los próximos años les gustaría ver a un peronismo combativo, mientras que los allegados a Cambiemos esperan encontrar una oposición más dialoguista.

Publicado en La Nación el 8/01/2018.

Enamorado de su gradualismo

Muchos esperaban que este 2018 sin elecciones a la vista pudiera ser el año del ajuste. Probablemente aún lo sea para quienes analizan la realidad desde una óptica populista y piensan que cesantear a un solo empleado estatal es poco menos que un sacrilegio. Pero las más recientes señales del gobierno de Mauricio Macri, empezando por la `recalibración` de las metas de inflación, indican que el combate al populismo se dará al compás de la canción que hizo célebre el puertorriqueño Luis Fonsi. Esto es, despacito.
¿Qué ocurrió para que, de pronto, el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, quedara reducido a la altura de un ministro del Poder Ejecutivo y por debajo del jefe de Gabinete, Marcos Peña? ¿Qué obró para que todos olvidaran que, al inicio de su gestión presidencial, Macri se jactaba de que una de las principales contribuciones que podía hacerle a la economía era respetar la autonomía del Banco Central?
Dos factores explican el triunfo de la postura encabezada por Peña y el enamoramiento del gradualismo. El primero fue que imperó cierto temor a que una excesiva concentración en la lucha contra la inflación terminara impidiendo un mayor crecimiento económico. El segundo, la caída en la imagen presidencial y en las expectativas económicas de la opinión pública durante el último mes.
Distintas encuestas reflejan que los sectores medios de la sociedad, en particular, quienes mayoritariamente votaron a Cambiemos, han comenzado a exhibir malestar ante el devenir económico. El estudio de DAlessio Irol y Berensztein, concluido el 20 de diciembre entre 1.278 encuestados, da cuenta de que, por primera vez en la presidencia de Macri, es negativa la percepción social sobre el futuro económico. La gestión del Gobierno, que en noviembre era calificada como buena por el 53% y mala por el 42%, pasó a fines de 2017 a ser calificada como mala por el 54% y buena por el 45%.
El consuelo para el oficialismo es que no solo cayó la imagen positiva de Macri (del 53 al 44% en un mes). También se derrumbó la imagen de prácticamente toda la dirigencia. La oposición no logra rearmarse y el peronismo es percibido como una fuerza fragmentada, carente de liderazgo y sin poder de fuego.
Solo Cristina Fernández de Kirchner surge con un claro perfil en la oposición. Ella misma lo dejó trascender en sus últimas exposiciones, tanto en el Senado como ante dirigentes de su sector: hay que oponerse a todo lo que proponga el gobierno de Macri. `Para eso nos ha votado la gente`, aclara la expresidente. Su objetivo de mínima es debilitar a Macri de cara a su posible reelección en 2019; su objetivo de máxima, bastante improbable, es forzar su retiro anticipado del poder, como ocurrió con De la Rúa.
Mientras los dirigentes peronistas debaten qué perfil adoptar y el Gobierno intenta aislar al kirchnerismo, la mencionada encuesta ofrece otro dato interesante: el 40% dice que le gustaría ver un peronismo dialoguista en los próximos años; solo el 22% prefiere un peronismo combativo.

 

Publicado en Diario Castellanos, el 6/01/2018.

Finalmente, el gobierno de Macri terminó enamorado de su gradualismo

El pulso político por Fernando Laborda.

Muchos esperaban que este 2018 sin elecciones a la vista pudiera ser el año del ajuste. Probablemente aún lo sea para quienes analizan la realidad desde una óptica populista y piensan que cesantear a un solo empleado estatal es poco menos que un sacrilegio. Pero las más recientes señales del gobierno de Mauricio Macri, empezando por la `recalibración` de las metas de inflación, indican que el combate al populismo se dará al compás de la canción que hizo célebre el puertorriqueño Luis Fonsi. Esto es, despacito.

¿Qué ocurrió para que, de pronto, el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, quedara reducido a la altura de un ministro del Poder Ejecutivo y por debajo del jefe de Gabinete, Marcos Peña? ¿Qué obró para que todos olvidaran que, al inicio de su gestión presidencial, Macri se jactaba de que una de las principales contribuciones que podía hacerle a la economía era respetar la autonomía del Banco Central?

Dos factores explican el triunfo de la postura encabezada por Peña y el enamoramiento del gradualismo. El primero fue que imperó cierto temor a que una excesiva concentración en la lucha contra la inflación terminara impidiendo un mayor crecimiento económico. El segundo, la caída en la imagen presidencial y en las expectativas económicas de la opinión pública durante el último mes.

Distintas encuestas reflejan que los sectores medios de la sociedad, en particular, quienes mayoritariamente votaron a Cambiemos, han comenzado a exhibir malestar ante el devenir económico. El estudio de D´Alessio Irol y Berensztein, concluido el 20 de diciembre entre 1278 encuestados, da cuenta de que, por primera vez en la presidencia de Macri, es negativa la percepción social sobre el futuro económico. La gestión del Gobierno, que en noviembre era calificada como buena por el 53% y mala por el 42%, pasó a fines de 2017 a ser calificada como mala por el 54% y buena por el 45%.

El consuelo para el oficialismo es que no solo cayó la imagen positiva de Macri (del 53 al 44% en un mes). También se derrumbó la imagen de prácticamente toda la dirigencia. La oposición no logra rearmarse y el peronismo es percibido como una fuerza fragmentada, carente de liderazgo y sin poder de fuego.

Solo Cristina Fernández de Kirchner surge con un claro perfil en la oposición. Ella misma lo dejó trascender en sus últimas exposiciones, tanto en el Senado como ante dirigentes de su sector: hay que oponerse a todo lo que proponga el gobierno de Macri. `Para eso nos ha votado la gente`, aclara la expresidenta. Su objetivo de mínima es debilitar a Macri de cara a su posible reelección en 2019; su objetivo de máxima, bastante improbable, es forzar su retiro anticipado del poder, como ocurrió con De la Rúa.

Mientras los dirigentes peronistas debaten qué perfil adoptar y el Gobierno intenta aislar al kirchnerismo, la mencionada encuesta ofrece otro dato interesante: el 40% dice que le gustaría ver un peronismo dialoguista en los próximos años; solo el 22% prefiere un peronismo combativo.

 

Publicado en La Nación 5/01/2018.

Consejos de los expertos a Macri para comunicar medidas antipáticas

LA OTRA MIRADA. Consejos de los expertos a Macri para comunicar medidas antipáticas. Más allá de algunos logros recientes, como la comunicación del anuncio de subas en el transporte -mitigada por el boleto multimodal- lo cierto es que el Gobierno tiene problemas para comunicar la crisis. Frente al panorama de reformas que se vienen, 3 Días consultó a varios expertos para saber cómo debería transmitirlo el Gobierno.

Por Giselle Rumeau.

Hay quienes creen que al no comunicar bien los cambios en las jubilaciones, el Gobierno malgastó el capital político que acumuló en las urnas. Pero la especialista en medios Adriana Amado plantea lo contrario: usó esa fuerza para realizar las medidas impopulares de golpe. Es una de esas tantas cosas que suceden inevitablemente en cualquier mandato de gestión política: ejercer el poder produce desgaste y los presidentes y sus gobiernos suelen sufrir caídas estrepitosas en la percepción de su imagen positiva por parte de la opinión pública. En el inicio de su tercer año al frente de la Casa Rosada, Mauricio Macri no es la excepción. Los cambios en el cálculo de la movilidad jubilatoria y la reforma previsional enturbiaron la visión optimista que creció tras los comicios de octubre. Basta un dato para corroborarlo: la imagen positiva del Presidente cayó a 44% en diciembre, 9 puntos desde el 53% registrado en octubre y noviembre, según el Monitor del Humor Social realizado el mes pasado por la firma D´Alessio IROL/ Berensztein y publicado el miércoles por El Cronista.

En el Gobierno prefieren mirar el lado lleno del vaso. Afirman que Macri aún mantienen una alta imagen positiva en relación al resto de los presidentes de Latinoamérica y destacan como algo normal que se produzca esa baja ante medidas antipáticas. Así, minimizan la medición como algo del momento, un mal humor de corto plazo, alentados por la experiencia: lo mismo -dicen- le sucedió hace un año, tras los tarifazos energéticos y finalmente ganó las elecciones.

Es verdad. Pero no menos cierto es que en los primeros meses del 2018 seguirán las malas noticias por la continuidad del plan de cambios estructurales. Habrá más medidas impopulares, como la reforma laboral o la extensión de la edad jubilatoria. Y la clave será la forma en que se comunique y se administre la crítica y el rechazo.

Mucho se ha dicho sobre las debilidades de la comunicación macrista para explicar y sostener medidas dramáticas. Hay quienes creen que el error fundamental fue no haber trnasmitido de entrada y sin reservas la hecatombe heredada del kirchnerismo, que minó el camino hacia adelante.

Otros identifican el problema en la falta de un relato M. Para evitar cualquier debate oseoso, vale aclarar que no se trata de pensar al relato político como una ficción. O peor aún, como una explicación desmesurada de lo absoluto, que no deje lugar a la disidencia y pida adhesiones incondicionales, tal como desplegó el Gobierno anterior. Lo que se le pide al macrismo es comunicar su visión de país de largo y mediano plazo, un plan que especifique el rumbo, con la dosis de mística que eso conlleva.

Para muchos, al no explica bien los cambios en las jubilaciones, Macri malgastó el capital político que acumuló con el triunfo de octubre. Pero la doctora en Ciencias Sociales por FLACSO y licenciada en Letras por la UBA, Adriana Amado, cree que sucedió exactamente al revés: el Gobierno usó esa fuerza para realizar todas las medidas antipáticas en un santiamén, sin dejar que los ciudadanos se recuperen del primero golpe. `Estratégicamente le sirvió para legitimar lo que viene ahora que es el recorte del gasto público. Paradójicamente, muchos de los críticos de la reforma previsional pedían a Cambiemos que saquen el dinero de otro lado. Y con el rechazo, estaban habilitando de alguna manera lo que vendrá, como el recorte de subsidios o el achicamiento de la planta pública`, asegura.

Más allá de algunos logros recientes, como la comunicación del anuncio de la suba de tarifas -mitigada por el boleto multimodal que incluye descuentos en viajes sucesivos- lo cierto es que el Gobierno tiene problemas para comunicar la crisis. Frente al panorama de cambios irreversibles, 3Días consultó a varios expertos de comunicación política para dar algunos consejos al Gobierno. Pasen y lean:

– Distinguir al equipo de comunicación de campaña del de gestión: algunos expertos consideran que gran parte del problema está en la amalgama que se hace entre comunicación electoral y de gestión. Si hay algo en lo que el Gobierno de Cambiemos resultó eficaz es en construir un discurso negativo del pasado centrado en el kirchnerismo. Esa estrategia de ´lo viejo contra lo nuevo´ le permitió ganar dos elecciones, pero la comunicación del día a día es diferente y por eso consideran que deberían ser diferentes los equipos. Es la visión del sociólogo Marcos Novaro. En cambio, el especialista en comunicación política, Orlando D´Adamo, remarca que la transición de la comunicación de campaña a la de gestión es compleja. `El gobierno no comunica mal pero es evidente que ha habido aciertos y desaciertos. Entre los primeros, la construcción de un estilo diferente de comunicación presidencial. El no uso de las cadenas nacionales (y menos el abuso de la era K), la realización de conferencias de prensa y las entrevistas a periodistas le han dado un toque de seriedad y formalidad muy importante a la vez que carece de la vocación autorreferencial de victimización permanente de los tiempos de Cristina. Si ´yo´ era la palabra más usada, ahora lo son ´equipo, argentinos o nosotros´. También se destaca la conferencia de prensa pos electoral como un acierto`, explica D´Adamo. En tanto -dicelas fallas más visibles se dieron en la comunicación de tarifas, la Ley Previsional y las nuevas medidas para la economía.

– Hacer docencia para explicar las medidas económicas: los analistas asumen que transmitir decisiones en política económica nunca es sencillo. La gente se aburre con la economía, parte de la base que siempre son malas noticias y en general no entiende en que medida esas decisiones pueden afectar su vida cotidiana. `Creo que habría que hacer una suerte de docencia en estas cuestiones, al menos como para que no se instale, como en la Ley Previsional, la opinión de la oposición como dominante`, remarca D´Adamo. En ese sentido, todos recomiendan realizar un trabajo informativo para explicar los motivos y objetivos de la medida y la proyección social de su impacto.

– Admitir que una medida puede ser impopular: el politólogo Julio Burdman también cree que existe cierta tendencia oficialista a negar que algunas políticas, como la reforma previsional, son impopulares. Y por lo tanto, no logran medir los costos de sus decisiones. `Deberían admitir que eso es una posibilidad y no negarla de raíz`, dice.

– Enfocarse en la prensa y los grupos ilustrados: la experta en medios Adriana Amado considera que quienes mejor comunican para el macrismo son los opositores. `El Gobierno es bastante torpe para comunicar el día a día pero como los otros dramatizan demasiado, esa exageración termina siendo un punto a favor del oficialismo: cuando las cosas malas suceden siempre es en menor escala de lo planteado`, remarca. Según su visión, las críticas no sólo le llueven de la oposición sino del grupo más activo e informado de la población. `Lo que falla es que aquellos que suelen mover la opinión publicada son siempre los más disconformes. Y esos son siempre los menos atendidos. Porque a este gobierno le cuesta mucho comunicar en la crisis. Y como estamos en épocas de crisis y reformas, creo que si no fuera por la decisión de la oposición de llevar la situación a un extremo, le costaría mucha más legitimarse en la opinión pública`, explica. Y agrega: `Falta ver como administrar esa crítica furibunda que hay en la prensa y en el grupo de la población más informado, posiblemente con razón, pero como es el grupo informado, al igual que lo hace la protesta social, llevan los argumentos a unos extremos que en ambos casos se clausura la escucha`. La clave de todo -dice- es la información. El gobierno debería elaborar más informes técnicos a través de especialistas y ponerlos a disposición de estos grupos informados. Con todo, la mayoría considera que la diferencia con el kichnerismo es inmensa. `El anterior gobierno comunicaba muy bien para fanáticos. Lo carismático y lo discursivo era lo principal, Y por eso los argumentos de Macri resultan muchas veces ´descremados´`, cierra Amado.

 

Publicado en El Cronista, Suplemento Tres Días, el 5/01/2018