Corrupción, inflación y devaluación: qué preocupa más a los argentinos

Un repaso de los principales estudios de opinión, en medio de una agenda protagonizada por la crisis cambiaria y el caso de los cuadernos.

En las últimas semanas hubo tres temas que coparon la agenda mediática: la crisis cambiaria, la inflación y los cuadernos de la corrupción. Mientras los primeros dos sucesos le pegan de lleno al presidente Mauricio Macri, el tercero afecta a la ex mandataria, Cristina Fernández, quien por esa causa, podría ser procesada en breve por el juez Claudio Bonadio. Ahora bien, cuál es la problemática que prevalece entre los encuestados, en el último mes.

La ex presidenta debería ir presa para el 56% de los 800 encuestados por D’Alessio IROL/Berensztein, entre el 22 y 23 de agosto, por la causa de los cuadernos. Esa opinión, refleja el estudio online, crece significativamente entre los votantes de Cambiemos, donde alcanza al 91%, mientras desciende al 20% entre los adherentes del Frente para la Victoria (FPV).

Según una encuesta de Poliarquía hecha el 15 de agosto, con 1387 casos y con un margen de error de 2,69%, un 60% de los consultados consideran que es cierto que los Kirchner recibían bolsos con dinero, mientras que un 58% respondió estar de acuerdo en que el Senado le retire los fueros, lo que habilitaría la detención de la ex mandataria.

Otro de los estudios que se conoció en los últimos días fue el monitoreo nacional de Ricardo Rouvier & Asociados, hecho el mes pasado. En este, el 72% de los encuestados consideró que las denuncias de corrupción que surgieron tras la aparición de los cuadernos son creíbles. Y, de ese porcentaje, un 58,5% cree que Cristina Fernández es cómplice de hechos delictivos, mientras que el 26,7% opina que la ex jefa de Estado era “ajena a esos manejos”.

“La grieta” también se traslada a la causa de los cuadernos. O al menos así lo refleja una encuesta de Federico González & Asociados, hecha a 400 personas en GBA y CABA. De acuerdo al estudio, más del 91% de los que votarían por Macri el año que viene consideraron “muy creíbles” las revelaciones de los cuadernos. En cambio, casi el 86% de los simpatizantes de CFK respondieron  “poco creíble”.

Sobre la gestión de Macri

De acuerdo a la encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública hecha por la Universidad de San Andrés (UdeSA), realizada entre el 16 y el 25 de agosto a 1001 adultos de entre 18 y 64 años, conectados a Internet, un 43% desaprueba “mucho” la gestión del actual Presidente, y un 21% desaprueba “algo”, mientras que el 24% aprueba “algo” y el 10% aprueba “mucho”.

Ante la pregunta “Pensando en comparación con el inicio de la gestión de Mauricio Macri, ¿cómo cree que está la situación del país hoy?”, el 68% respondió peor; el 13% igual y el mismo porcentaje dijo “mejor”. A este interrogante sobre la visión retrospectiva se le sumó una sobre la visión prospectiva: “Pensando hacia el futuro, ¿cómo cree que estará la situación del país dentro de un año?”. En este caso, un 46% respondió que empeorará y un 26% opinó que mejorará. Para ambas preguntas (retrospectiva y prospectiva), las respuestas “mejor” vienen descendiendo significativamente. Por caso, en julio pasado habían sido 18% y 29%, respectivamente.

En oposición a esto, las respuestas “peor”, para ambas preguntas, vienen en ascenso. En julio, un 63% había respondido “peor” en la visión retrospectiva, mientras que un 41% en la percepción prospectiva. De esta manera, tal como apunta el estudio entre sus conclusiones: “La aprobación sigue cediendo y el efecto ‘luna de miel’ posterior a la elección de medio término se perdió en absoluto”.

Lo que importa

De acuerdo al mismo estudio de la UdeSA, el problema que más preocupa a los argentinos, en un 65%, es Delincuencia/robos/inseguridad. En segundo lugar se ubicó la inflación (43%) y completó el podio el tema corrupción, con 36%.

En cuanto a las perspectivas electorales del año que viene, un 27% opinó que votará por Cambiemos, un 35% todavía no sabe y un 30% lo hará por la oposición. Valores similares se habían obtenido en el relevamiento del mes anterior.

Por otra parte, en un estudio online hecho por Oh! Panel, a nivel país, en agosto pasado y sobre una muestra de mil casos, 6 de cada 10 afirmaron que la política económica “ha fracasado”. De todas maneras, el estudio resalta que la intención de voto al oficialismo continúa descendiendo, aunque constituye la primera minoría.  Además, el mismo estudio recalca: “La inflación se refuerza como la principal preocupación de los argentinos”.

Para cerrar, desde D’Alessio IROL/Berensztein, en medio de este escenario, preguntaron: “¿Preferiría que termine la corrupción o que mejore la situación económica?”. Las respuestas fueron bastante parejas: el 51% respondió que prefiere que termine la corrupción, mientras que el 46%, que mejore la situación económica.

Publicado en El Cronista el 17/09/2018

¿A favor o en contra?

En La raíz, Hugo Alconada Mon revela cómo la corrupción altera las prioridades de quienes toman las decisiones y cómo la impunidad atraviesa todos los órdenes del sistema argentino, ya sean políticos, empresariales, fiscales, sindicales y policiales.

En esta oportunidad, un fragmento sobre cómo se paga por el silencio de ciertos periodistas o cómo se enfoca la información de acuerdo a diferentes conveniencias:

Algunos manuales aún definen al periodismo como un “cuarto poder”. O como el “tábano” que pica al caballo, que lo molesta, que lo irrita incluso, y que lo obliga a moverse, a ser mejor. Pero en la práctica, muchos periodistas actúan como agentes de propaganda o callan cuando algo de los sótanos sale a la superficie. Por eso, la compra de periodistas resulta uno de los rubros más extendidos y caros de las campañas electorales, y por eso sobran también los periodistas procíclicos, que cuelgan medallas al campeón y lo patean cuando ya está caído. Sentado frente a un ministro de la gobernadora María Eugenia Vidal en un bar del centro platense, un conocido periodista de la televisión argentina fue directo al grano.

“Quiero una guita por mes”, dijo.

El ministro intentó esquivar el toro. O más llano, “hacerse el boludo”. “No sé de qué me estás hablando. Yo no manejo esos temas”. Pero el periodista ya estaba lanzado.

-Raro. Porque el que antes ocupaba tu mismo cargo sí la ponía, todos los meses -le espetó en plena transición del sciolismo.

-Mirá, yo no sé cómo habrás arreglado con el gobierno anterior, pero conmigo no.

-Creo que no entendiste. A mí me da igual si la ponés vos, si la ponen a través de un área de la gobernación o por medio de la SIDE, pero si no quieren quilombo, hay que ponerla -resumió.

¿Testigos? El vocero del ministro y el productor general del periodista, que por supuesto callarán en público

En términos cuantitativos, hay pocos datos certeros sobre la situación de la ética periodística general, aunque los indicios ofrecen un panorama desolador. El 91% de los casi mil periodistas encuestados en 2011 por la consultora CIO para el Foro de Periodismo Argentino (Fopea) respondió que conocía conductas antiéticas de sus colegas.

Esa misma encuesta detectó un problema subyacente: los periodistas cobraban salarios paupérrimos que obligaban a la mitad de los encuestados a tener un segundo empleo. En ciertos casos porque las empresas periodísticas no podían pagar mejores salarios (y menos pueden ahora, siete años después); y en otros casos, porque padecían un fenómeno que en el oficio se conoce como la “privatización”, “tercerización” o outsourcing de los salarios. Es decir, que la empresa X paga bajos salarios y mira para otro lado mientras el empleado, chapeando con que trabaja para X, pasa la gorra entre políticos, empresas o, en el caso de la sección Deportes, técnicos, dirigentes y representantes de jugadores de fútbol (…).

 Antes y después, las sospechas acerca de “sobres” para periodistas rodearon a la ex SIDE. Desde los tiempos de Menem y hasta la actualidad, con Mauricio Macri, pasando por todos los ocupantes de la Casa Rosada: De la Rúa, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Fernández, quienes siempre lo negaron, es justo aclarar, de manera furibunda.

Por arriba de los sótanos, esos mismos presidentes recurrieron al reparto discrecional de la publicidad oficial como una forma más sofisticada -y por momentos arbitraria- de definir premios y castigos con prescindencia del rating, la circulación o el “share” de la audiencia, o el apego a una política pública basada, por ejemplo, en la decisión de apoyar el desarrollo de medios pequeños e independientes o del interior del país:

Entre 2009 y 2015, los diez grupos de medios más beneficiados fueron Veintitrés (Szpolski-Garfunkel, con 814,9 millones de pesos), Albavisión-Canal 9 (Remigio González, 384 millones de pesos), Telefe (331,1 millones de pesos), Uno (Vila-Manzano, 311,1 millones de pesos), Página/12 (248,1 millones de pesos), Grupo Clarín (219,4 millones de pesos), Grupo Indalo (Cristóbal López, 158,6 millones de pesos), Grupo Crónica (Olmos, 140,3 millones de pesos), Diario Popular (Fascetto, 139,7 millones de pesos) y Ambito Financiero (Orlando Vignatti, 106,6 millones de pesos).

Al cabo del primer año de gobierno de Mauricio Macri, el listado registró cambios cualitativos. Primero quedó el Grupo Clarín (519 millones de pesos), luego Telefe (ya en manos de Viacom, 171,5 millones de pesos), Grupo Indalo (165,9 millones de pesos), Grupo América (Vila-Manzano, 133,4 millones de pesos), SA La Nación (118,7 millones de pesos), Grupo Crónica (107,9 millones de pesos), Albavisión-Canal 9 (65 millones de pesos), Radio y TV Argentina (57,4 millones de pesos), Diario Popular (53,1 millones de pesos) y Google (48,5 millones de pesos).

Ya en el primer semestre de 2018, los números cambiaron otra vez. El Gobierno gastó 654 millones de pesos en publicidad oficial durante los primeros seis meses del año; es decir, 60% menos respecto al mismo período del año anterior, cuando se iniciaba la campaña para las elecciones legislativas. ¿Lo más curioso? Mientras que la mayoría de los medios registraron una baja de ingresos por publicidad acorde a ese recorte, el canal C5N -sin contar al resto del Grupo Indalo, de Cristóbal López y Fabián de Sousa- subió de 5 millones a 9,44 millones de pesos; y Página/12 -también sin contar al resto del Grupo Octubre-, de 3,2 millones a 9,66 millones de pesos.

Porque cuando del mundo de la comunicación se trata, la dinámica excede a los periodistas y también abarca a los medios de comunicación y a sus dueños, aunque algunos prefieran olvidar tiempos pasados, del mismo modo que prefieren callar incómodas realidades presentes.

Porque no son pocos los funcionarios de extrema confianza del presidente Mauricio Macri, sin ir más lejos, que se quejan de las prácticas “extorsivas” de muchos empresarios de medios, tanto de la Ciudad de Buenos Aires como del interior del país, del mismo modo que deslizan que el poderoso dueño del Grupo Clarín, Héctor Magnetto “ya no pide; ahora exige” todo aquello que pretende obtener.

Nada distinto, según los memoriosos, de la impronta que ya mostró Magnetto en los años ochenta, en una de sus reuniones con el entonces presidente, Raúl Alfonsín. Según el recuerdo de dos testigos, el jefe de Estado quiso lisonjear al factótum del Grupo Clarín reconociendo su plusvalía como “cuarto poder de la República” y chocó con una respuesta inesperada, planteada sin soberbia, sino como una realidad evidente. “No, presidente, nosotros somos el primer poder”.

Curioso. Porque si esa anécdota la cuentan desde el círculo íntimo de Alfonsín, los menemistas de paladar negro cuentan un episodio similar. Dicen que Carlos Menem en un momento le preguntó a Magnetto si acaso él quería ser presidente. “No. Ese es un puesto menor”, le adjudican la respuesta. Y a Cristina Fernández de Kirchner le enrostró otra similar. “Para qué quiero ser presidente si donde estoy tengo más poder”.

“Eso pudo ocurrir, sí, pero con una salvedad, según le reconocen a Magnetto algunos de sus críticos actuales. Cuando los gobiernos de Menem y de los Kirchner lo tentaron con el oro y el moro a cambio de su apoyo a la reelección ilimitada de unos y otros, el cerebro del Grupo Clarín se negó. “En otros aspectos no, pero en eso aún tiene límites cívicos”, le remarcó uno de sus más acérrimos rivales empresarios de medios de las últimas dos décadas a este autor (…)

En cuanto a los periodistas -no ya los medios-, la pauta oficial de 2009 a 2015 mostró ciertas tendencias sintomáticas. Figuraron las productoras de Roberto Navarro (14,7 millones de pesos), Mauro Viale (13,8 millones de pesos), Jorge Rial (13,3 millones de pesos), Antonio Francisco Novas (Grupo Szpolski-Garfunkel, con 7 millones de pesos) y Javier Carlos “el Profe” Romero (4 millones de pesos), entre otros.

El reparto cambió por completo durante los primeros dos años presidenciales de Macri. Giró casi 6 millones de pesos a las productoras de ciclos periodísticos, señales de cable y webs personales de Luis Majul (La Cornisa Producciones, 2,2 millones de pesos), Joaquín Morales Solá (JMS y Asociados SA, 1,1 millones de pesos), Alfredo Leuco (L y M Producciones SRL, 940 mil pesos), Luis Novaresio (Comunicación Publicitaria SRL, 830 mil pesos) y Marcelo Longobardi (LRH Producciones SA, 750 mil pesos), entre otros

¿El reparto de publicidad oficial implica necesariamente el silencio cómplice o la buena voluntad del medio o del periodista? No. Eso depende de la línea editorial y de la ética propia de cada medio o periodista.

Nada distinto, según los memoriosos, de la impronta que ya mostró Magnetto en los años ochenta, en una de sus reuniones con el entonces presidente, Raúl Alfonsín. Según el recuerdo de dos testigos, el jefe de Estado quiso lisonjear al factótum del Grupo Clarín reconociendo su plusvalía como “cuarto poder de la República” y chocó con una respuesta inesperada, planteada sin soberbia, sino como una realidad evidente. “No, presidente, nosotros somos el primer poder”.

Curioso. Porque si esa anécdota la cuentan desde el círculo íntimo de Alfonsín, los menemistas de paladar negro cuentan un episodio similar. Dicen que Carlos Menem en un momento le preguntó a Magnetto si acaso él quería ser presidente. “No. Ese es un puesto menor”, le adjudican la respuesta. Y a Cristina Fernández de Kirchner le enrostró otra similar. “Para qué quiero ser presidente si donde estoy tengo más poder”.

“Eso pudo ocurrir, sí, pero con una salvedad, según le reconocen a Magnetto algunos de sus críticos actuales. Cuando los gobiernos de Menem y de los Kirchner lo tentaron con el oro y el moro a cambio de su apoyo a la reelección ilimitada de unos y otros, el cerebro del Grupo Clarín se negó. “En otros aspectos no, pero en eso aún tiene límites cívicos”, le remarcó uno de sus más acérrimos rivales empresarios de medios de las últimas dos décadas a este autor (…)

En cuanto a los periodistas -no ya los medios-, la pauta oficial de 2009 a 2015 mostró ciertas tendencias sintomáticas. Figuraron las productoras de Roberto Navarro (14,7 millones de pesos), Mauro Viale (13,8 millones de pesos), Jorge Rial (13,3 millones de pesos), Antonio Francisco Novas (Grupo Szpolski-Garfunkel, con 7 millones de pesos) y Javier Carlos “el Profe” Romero (4 millones de pesos), entre otros.

El reparto cambió por completo durante los primeros dos años presidenciales de Macri. Giró casi 6 millones de pesos a las productoras de ciclos periodísticos, señales de cable y webs personales de Luis Majul (La Cornisa Producciones, 2,2 millones de pesos), Joaquín Morales Solá (JMS y Asociados SA, 1,1 millones de pesos), Alfredo Leuco (L y M Producciones SRL, 940 mil pesos), Luis Novaresio (Comunicación Publicitaria SRL, 830 mil pesos) y Marcelo Longobardi (LRH Producciones SA, 750 mil pesos), entre otros.

¿El reparto de publicidad oficial implica necesariamente el silencio cómplice o la buena voluntad del medio o del periodista? No. Eso depende de la línea editorial y de la ética propia de cada medio o periodista.

¿El reparto de publicidad oficial implica necesariamente que quien distribuye ese dinero busca ese silencio cómplice o esa buena voluntad del medio o del periodista? Tampoco. Eso también depende de los criterios y de la ética de cada funcionario o área de gobierno.

Porque los grandes profesionales del periodismo son eso: grandes profesionales, ejemplos de honestidad, contracción al trabajo y seriedad. Pero hay algunos cuyo mejor trabajo es aquel que nunca salió al aire ni se publicó jamás… pero les permitió apretar y recaudar. Tal y como ocurre con ciertos legisladores, cuyos mejores proyectos nunca fueron ley… pero también les permitieron apretar y recaudar. “Muchos periodistas mantienen un sano espíritu crítico y un saludable instinto de investigación”, dividió las aguas uno de los columnistas dominicales del diario La Nación, Jorge Fernández Díaz. “Pero otros colegas, que recibían bajo la mesa dinero del justicialismo y a quienes no solo se les cortó el chorro, sino que además se les redujo la pauta publicitaria, se preguntan dos o tres veces al día por qué pensar en el país, si el país no piensa en ellos. Somos tan argentinos”.

La misma confusión se repite entre los anunciantes. Múltiples empresas y empresarios creen que comprar espacios para publicidad en un medio de comunicación, programa de tele o de radio, website o blog de un periodista conlleva comprar el silencio cómplice o la buena voluntad del periodista o del medio, del mismo modo que creen que contratar un vocero externo o lobista o “bolsero” les garantizará el silencio mediático. Falso. Aunque a menudo esos mismos operadores son los que alimentan ese engaño, llegan a decir frases como “yo controlo a 400 periodistas” y les sacan fortunas al pagador que cree, ingenuo, que son para el medio o el periodista, pero que en realidad nunca llegan a ese supuesto destinatario sino que quedan en el bolsillo del intermediario.

Otras veces, sin embargo, eso sí ocurre. Hay periodistas que cobran para decir que llueve cuando brilla el sol. O para hablar de cualquier otro tema salvo de la incómoda noticia que afecta a quien libró el cheque. O para atacar al político o juez o fiscal o medio o periodista que dejó mal parado al pagador, en una táctica tan antigua como la humanidad. Se llama argumentación ad hominem. El objetivo es sencillo: que se hable de otros temas; y si es imposible, al menos “matar al mensajero”. Saben que en tiempos de posverdad, grieta y tribalismo, las audiencias creerán aquello que quieran creer y buscarán cualquier dato o excusa para defenestrar la información que las incomode (…).

¿Quién considera que es, en última instancia, el responsable de la situación actual?, les preguntaron las consultoras D’AlessioIROL y Berensztein a 1.077 mayores de edad de todo el país, en mayo de 2018, cuando despuntaba una corrida cambiaria, en un contexto de inflación y retorno al Fondo Monetario Internacional (FMI).

El 68% de quienes votaron a Cambiemos en el ballottage de 2015 responsabilizó al kirchnerismo; el 14% responsabilizó por partes iguales a Cambiemos y al kirchnerismo y el 18% restante al gobierno actual.

Por el contrario, entre quienes votaron al Frente para la Victoria (FpV) en la segunda vuelta electoral de 2015, solo el 9% responsabilizó al gobierno anterior, apenas 8% repartió las culpas por partes iguales y el aplastante 83% señaló a la gestión de Mauricio Macri. La tendencia es a leer, escuchar y mirar aquello que reforzará las creencias previas y a desechar o incluso defenestrar el resto. Y aquellos que pagan y los periodistas que cobran lo saben.

Claro que no todas las empresas ni empresarios piensan así. Pero muchas, sí.

Como Odebrecht. Pagó a periodistas por su silencio o incluso por su cobertura favorable, tanto en Brasil como en otros países. Entre ellos, Perú. ¿Y la Argentina? ¿Por qué? ¿Para qué? Porque la premisa general del gigante brasileño era, en primer lugar, esquivar a la prensa como a la peste. Su objetivo primordial era jamás aparecer en los medios, ya fueran relevantes o pequeños portales de internet dedicados a chantajear. Y si eso era imposible, entonces pagaban para que se hablara de la empresa del mejor modo posible.

Porque muchos, demasiados, políticos y empresarios se mueven basados en estas diez leyes no escritas de la comunicación:

  1. Como Jano, muévete con dos rostros. Uno, para seducir a los periodistas, elogiándolos (diles incluso que su labor es un servicio a la República). Porque el culto al ego por lo general funciona; en especial si el periodista se creyó ese personaje en el que se convirtió. Pero si eso no funciona, recurre a tu otro rostro.
  1. La “familia”: apela al dolor que la publicación puede causar en tu familia, en tus seres queridos; recuerda que estás allí como funcionario para servir a la Patria. Incluso dile al periodista que estás sacrificando parte de tu patrimonio porque tu salario es más bajo que tus ingresos previos en el sector privado; y anticípale, de ser necesario, que estás tan harto del desgaste propio de la función pública que evaluás irte, aunque temes que aquel que te reemplace seguramente sea peor.
  1. Martes 13: invocá a los fantasmas pasados; plantéale al periodista que con su trabajo alimenta que vuelvan los anteriores gobernantes, que fueron peores. Como los alfonsinistas, cuando presionaban a los periodistas con que podían volver los militares; o como los kirchneristas, que apelaban al colapso de 2001-2002; o el actual gobierno, invocando el fantasma del retorno K (recurso muy útil si el periodista sufrió con el gobierno anterior, pero ineficaz si el periodista considera que los de ahora mantienen prácticas similares a las anteriores).
  1. El acupunturista: si las anteriores técnicas no sirven, busca al editor, jefe de redacción, director o accionista del medio de comunicación donde trabaja el periodista y “opera”. Que ese interlocutor funcione como el punto exacto donde el acupunturista inserta su aguja y bloquea la molestia.
  1. El esquí: como el buen esquiador en el slalom, esquiva a los periodistas molestos y recurre a los amigos (incluso del mismo medio) para una cobertura más benigna, aunque esta técnica conlleve un riesgo: cuanto más esquives o silencies, más aumentará la sospecha de que algo ocultas.
  1. Amigos son los amigos: si un periodista te pregunta algo incómodo, dile que volverás a llamarlo. Entonces busca a un amigo suyo entre todos los voceros, lobistas y prenseros para que sea él quien lo llame, busque limar asperezas, le hable bien de ti o ruegue clemencia. ¿El riesgo? Como es una técnica muy usada, ya está desgastada. ¿Sugerencia? Debe llamarlo alguien inesperado y que su abordaje sea el más elíptico posible.
  1. Déjala picando: nada es más eficaz que plantear una duda; ergo, si te cruzas con un jefe del periodista en el teatro, en un restaurante o en el club house de un country durante el fin de semana, no despellejes al periodista; basta con que siembres una duda, ambigua y no explicitada. Que sea como la gota que horada la piedra.
  1. Pauta: usa el dinero del Estado para alimentar prenseros oficialistas y ralear periodistas críticos; es una técnica muy eficiente en tiempos recesivos o en una economía donde conviene más ser empleado público o depender del Estado que trabajar en el sector privado.
  1. Redes sociales: los ataques personales y directos en las redes sociales son burdos y contraproducentes; para eso están los trolls y los tuiteros que son más papistas que el Papa. Pero recurrir a las redes sociales para enchastrar, desgastar, ridiculizar o demoler a un periodista solo resulta útil en la medida en que se use con la experticia suficiente; si no, puede obrar en contra de quien quiere ocultar información.
  1. Haz como Olaf, el Vikingo: siempre recuerda los tres consejos que el recordado personaje de historieta le dio una vez a su hijo: “Nunca pidas por favor”; “nunca pidas perdón” y… “que nunca te alcancen”. Porque si aplicas las reglas anteriores, más vale que siempre conserves el poder, porque el periodista te estará esperando.

 

Publicado en Perfil el 15/09/2018

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Expectativas, corrupción, elecciones: las cinco encuestas que calentaron el fin de semana

Son de diferentes consultoras. Hay relevamientos locales y nacionales. Macri y Cristina, en el centro de las mediciones.

La vorágine (negativa) de la economía y su impacto en la política reavivó el interés por las encuestas de opinión pública. Las dudas se acumulan y las preguntas se reformulan: ¿La gente espera que Macri domine la economía? ¿Cómo está hoy su candidatura? ¿Y Cristina? ¿Le pega el caso de los cuadernos de las coimas? ¿Hay lugar para un tercero?

Clarín juntó cinco sondeos de los últimos días, que responden parte de estas preguntas. Y en algunos casos, reabren nuevos interrogantes.

1) Management & Fit

El llamado “Indice de Optimismo” es una medición semanal y nacional que Management & Fit hace en exclusiva para Clarín. Se divide en dos grandes temas de la gestión de Mauricio Macri: política y economía; separados, a su vez, entre actualidad y expectativas. Hace meses que los números vienen dando en rojo.

En su último relevamiento, tanto el “Indice Global de Optimismo Económico” como el “Indice Global de Optimismo Político” volvieron a caer: 0,8 y 0,5 punto respectivamente.

En el primer caso, las expectativas económicas (28,6 puntos) superan a la confianza económica actual (25,1). En el segundo, en cambio, el clima político actual (25,9) le gana a las expectativas políticas (25).

“En materia económica, las expectativas sobre la situación de ingreso familiar descienden 2,1 puntos y sobre la situación de empleo y oportunidades de trabajo, 0,6 punto”, destaca el licenciado Juan Pablo Hedo, de la consultora.

Encuesta de Management & Fit, exclusiva para Clarín.

Y agrega: “En relación a la política, el indicador con mayor caída esta semana fue aquel que mide la percepción de preocupación del Gobierno nacional a la hora de gobernar (intereses particulares versus bien general); este se volvió 3,7 puntos más pesimista que la última medición”.

Igual, como se dijo de arranque, la tendencia es claramente a la baja: en esta última semana, de las 17 variables ponderadas por M&F, 13 cayeron y apenas cuatro subieron.

2) Synopsis

En su medición nacional de septiembre, la consultora vuelve a ponderar escenarios electorales. Y plantea un punto interesante: el rol decisivo que pueden tener los indecisos en un balotaje. La conclusión es inquietante para el oficialismo: Macri aparece con más intención de voto inicial que los cinco rivales que le enfrenta Synopsis, pero cuando se repregunta a esos indecisos, en cuatro casos el resultado se da vuelta.

El trabajo incluye un relevamiento de 1.143 casos en todo el país, con un margen de error de +/- 2,9%. Además de los escenarios electorales, se midieron otras variables. Estas fueron algunas de las conclusiones del director de la firma, Lucas Romero:

– “La valoración del desempeño del Gobierno de Mauricio Macri no muestra señales de recuperación en septiembre”.

– “La preocupación por la inflación pega un salto de +1,4% , acercándose nuevamente al techo de 40%2.

– “El porcentaje de gente que ve con pesimismo el futuro del país crece 1,5 puntos llegando al 51,1% de los encuestados”.

– “Por primera vez más del 50% de la gente percibe que este no es el rumbo económico correcto”.

Encuesta nacional de Synopsis.

En cuanto a la intención de voto, hay dos grandes mediciones. Primero, una general, que pregunta “si las elecciones presidenciales fueran hoy, ¿a qué fuerza política votaría?”. Cambiemos suma 32,9%, “Otra fuerza política” el 52% y los indecisos llegan a 15,1%. Casi los mismos números de agosto.

Luego viene la particularidad que se comentaba al principio respecto a los eventuales balotajes. Macri les gana en intención de voto inicial a Cristina (por 3,6 puntos), a Alberto Rodríguez Saá (por 3,7), a Sergio Massa (por 2,1), a Juan Manuel Urtubey (por 10) y a Sergio Uñac (por 12,1).

Sin embargo, cuando se repregunta a los indecisos, que van de 12% en el duelo con Cristina a 29,5% en la pelea con Uñac, Macri sólo se mantiene victorioso con la ex presidenta. Pero pierde con los otros cuatro. Esto explicaría, en parte, la preocupación del Gobierno por mantener “viva” políticamente a su archi rival.

3) Grupo de Opinión Pública

Se trata de uno de los capítulos de su medición mensual, en Capital y GBA, de 500 casos. Aborda el tema de la corrupción, a partir del caso de los cuadernos, pero lo amplía con preguntas incluso sobre otras presidencias. Se presenta con un margen de error de +/- 4,5%.

Encuesta del Grupo de Opinión Pública, en Ciudad y GBA.

A Raúl Timerman, director de la firma, le llamó la atención un dato en particular: pese a las revelaciones públicas, las confesiones de arrepentidos y otras pruebas que se acumulan en el expediente, un 28,8% de los consultados cree que la denuncia sobre los cuadernos es “mentira”.

Encuesta del Grupo de Opinión Pública, en Ciudad y GBA.

Después compara las presidencias desde la vuelta de la democracia, para ver en qué porcentaje la gente cree que hubo o hay, en el caso de Macri, “mucha corrupción”. Puntea Carlos Menem, con el 60,6%, lo siguen bastante pegados entre sí Cristina (41,1%), Macri (38,1%), Eduardo Duhalde (37,5%) y Néstor Kirchner (34,7%) y termina último, en este caso de manera positiva, Raúl Alfonsín con sólo el 3,4%.

Encuesta del Grupo de Opinión Pública, en Ciudad y GBA.

Interesante resulta también cuando se plantea un interrogante a futuro. ¿Qué puede pasar con la investigación de los cuadernos si gana el peronismo en 2019? Casi la mitad es pesimista.

4) D’Alessio IROL/Berensztein

Hizo una medición en septiembre sobre “Percepción de los reclamos sociales”, 942 encuestados en todo el país. Y va mostrando las diferencias entre los seguidores de Cambiemos y los del Frente para la Victoria

El trabajo arranca con un tema particularmente sensible: las declaraciones del humorista K Dady Brieva, que dijo que quería que Macri se quedara hasta el final del mandato y que la gente la pasara cada vez peor como lección para no volver a votarlo. Las aprobó el 19% del total: entre los kirchneristas sumó 40%, entre los macristas, 0%.

Luego, se ve un apoyo relativamente alto a las protestas de los docentes (59%) y a la huelga universitaria (61%). Y un rechazo aún más grueso a la legitimidad de los piquetes y las tomas de establecimientos como modo de protesta.

5) Raúl Aragón & Asociados

El consultor, que hizo trabajos para la oposición en las últimas elecciones, presentó ahora una encuesta de 600 casos en la Ciudad, con un margen de error de +/- 3,9%.

En general, muestra números negativos para la gestión de Macri. La mayoría (58,7%) considera que pese a las nuevas medidas el Gobierno no logrará controlar la inflación y muchos hasta dudan de la palabra del Presidente cuando dice que le “duele” la pobreza: casi un 60% “no le cree”.

El consuelo para el oficialismo es que, aun con este escenario, más de un 30% dijo que si Macri fuese por la reelección “lo votaría”.

Publicado en Clarín el 16/09/2018

Un desafío para el sistema de salud

La aparición de varios casos mortales en distintos lugares de la Argentina como consecuencia de infecciones causadas por la bacteria Streptococcus pyogenes, requiere que la población esté atenta y preparada, tanto en los aspectos preventivos como en lo que respecta a la consulta al médico en caso de la aparición de los síntomas característicos de le enfermedad.

La preocupación lógica por la situación no debe conducir, sin embargo, a un estado de alteración o de psicosis que obligue a comportamientos irracionales e inconvenientes para estas situaciones, como hacer colapsar las guardias de los hospitales ante síntomas menores, por ejemplos los de un típico resfrío, o practicar la automedicación.

Una encuesta de la consultora D´Alessio Irol del año pasado señala que más del 90 por ciento de los argentinos se automedica. Y no solo lo hace con medicamentos de los más comunes, como analgésicos leves, por ejemplo, sino también con remedios de mayor complejidad, como los antibióticos.

Los antibióticos sólo actúan eficazmente ante infecciones de tipo bacterianas; no obstante, mucha gente los emplea para enfermedades como el resfrío o la gripe, que son virales. En esos casos, no sólo no tienen ningún tipo de incidencia positiva, porque además ni siquiera alivian los síntomas, sino que además genera complicaciones mayúsculas que son subestimadas.

Está ampliamente demostrado desde una perspectiva científica que el uso indiscriminado de antibióticos genera lo que se conoce como resistencia a los antimicrobianos y la aparición de las denominadas súper bacterias, que son inmunes a los antibióticos tradicionales.

De modo que es recomendable recurrir en todos los casos al médico para que sea un profesional el que decida cuál debe ser el tratamiento a seguir de acuerdo con el diagnóstico efectuado.

Pero si la automedicación trae innumerables complicaciones a la salud pública que no son correctamente mensuradas, también es necesario señalar que, de acuerdo con la posición de expertos en este tipo de patologías, también los facultativos abusan de la indicación de antibióticos. María Cecilia Rodríguez, del laboratorio de Genética y Biología Molecular del Cerela (Conicet), considera que “en nuestro país hay una sobreindicación, y es alta la prescripción de antibióticos de amplio espectro, que deben estar reservados para infecciones graves”.

La aparición de los casos de infecciones ocurridas por la bacteria Streptococcus pyogenes, algunos de ellos fatales, constituye un desafío para el sistema de salud que atraviesa una situación preocupante, que tiene como emergentes principales la desjerarquización del área o el desfinanciamiento de los hospitales públicos, por ejemplo.

Es de esperar que, ante esta amenaza inesperada aunque por ahora muy acotada, el Estado dé respuestas sanitarias que estén a la altura de las circunstancias y que la población mantenga comportamientos responsables y prudentes, desechando conductas que estén movidas por la desesperación y la angustia, que en contextos como éstos son siempre desaconsejables.

 

Publicado en El Ancasti el 14/09/2018

Crece la morosidad en el sistema, pero no asusta a bancos ni a tarjetas

En un año, la morosidad de las familias con las tarjetas de crédito aumentó 33 por ciento, según el Informe sobre Bancos que el Central difundió ayer, y que corresponde a julio pasado.

 El coeficiente de morosidad de los préstamos a las familias se situó en 3,5 por ciento en julio frente al 2,3 por ciento del mismo mes de 2017.

De todos modos, el ratio es bajo en relación a otros países e incluso, a otras crisis locales. En 2009, por ejemplo, la mora en los plásticos fue del 6,4 por ciento. Por mora se considera a quien no puede cancelar la deuda dentro de los 90 días de vencido el plazo establecido.

Consumidores y tarjetas: ¿una crisis de pareja?

“Es una morosidad absolutamente controlada; la gente valora la tarjeta como instrumento y viene a negociar formas de pago”, dijeron fuentes de un banco local.

 Lo que sí advierten es un “deterioro controlado”: quienes pagaban la totalidad del resumen hoy abonan una parte, y los que asumían el mínimo, son los que entran en mora. En promedio, cada familia adeuda unos 9.500 pesos a las tarjetas. Las compras ya realizadas por cobrar suman 322 millones de pesos. En términos interanuales, el saldo de financiaciones aumentó 17,3 por ciento.

“Hay enojo cuando no se puede pagar todo lo que se compró y se la necesita (a la tarjeta) para cosas que ahora son urgentes”, señala Nora D’Alessio, de la consultora D’Alessio Irol.

La mayoría de las compras con plásticos se pagan en hasta tres cuotas, como máximo

“Súper y combustible son gastos que no deberían hacerse con tarjeta, o sólo en un pago, pero bueno, se hicieron así y hoy no se pueden terminar de pagar y los intereses empiezan a comerte”, grafica.

En tanto, la irregularidad en los créditos hipotecarios se mantiene en torno a 0,2 por ciento. “Uno de los niveles más bajos en la serie”, indica el Central. En julio de 2017, la mora era del 0,3 por ciento, lo que revela que las familias no atravesaban dificultades, al menos hasta julio, para afrontar el pago de la cuota, que se indexa con la unidad de valor adquisitivo (UVA), que en los últimos 12 meses aumentó 30,2 por ciento.

Y a pesar de la corrida cambiaria, en agosto el sistema financiero canalizó más de 8.900 millones de pesos en créditos en UVA al sector privado.

Publicado en La Voz del Interior el 13/09/2018

Tarjetas: te amo, te odio, dame más

Casi siete de cada 10 cordobeses tienen una deuda, y en ese grupo los plásticos explican casi la mitad de los compromisos. Consumidores y tarjetas: ¿una crisis de pareja?

El Banco Central ratificó esta semana –tal como se especulaba en los mercados– que al menos hasta fin de año mantendrá la tasa de interés de referencia en 60 por ciento, por lejos el nivel más alto en el mundo.

Esa medida, aplicada para poner algún tipo de obstáculo en la fuga hacia el dólar y, de paso, sujetar la inflación, no sólo tiene un mediocre resultado en la práctica, sino también efectos colaterales que se sienten en el financiamiento de la economía doméstica.

El reverso del premio que la Argentina ofrece a los inversores para que elijan quedarse en la moneda nacional es el altísimo costo que se paga por pedir pesos prestados. Y el impacto no es inocuo en la estrecha relación de los consumidores con las tarjetas de crédito.

Consumidores y tarjetas: ¿una crisis de pareja?

Si bien los principales plásticos aseguran que el financiamiento al consumo se mantiene en niveles aceptables, e incluso con crecimiento interanual en algunos rubros, la capacidad de los hogares para comprar en cuotas ha empezado a tocar ciertos límites.

Eso reflejamos en nuestro Primer plano, a partir de los resultados de una encuesta realizada en Córdoba por D’Alessio Irol en julio pasado, es decir, antes de la última disparada del dólar.

Ya en ese momento, los créditos a las familias canalizados por las tarjetas estaban copiando la curva descendente que los préstamos personales y prendarios reflejaron apenas arrancó este año, según los datos que el Banco Central recoge entre las entidades del sistema financiero.

Casi siete de cada 10 cordobeses tienen una deuda, y en ese grupo los plásticos explican prácticamente la mitad, en tiempos en que los pagos mínimos tienen costos financieros “prohibitivos”, que superan el 100 por ciento anual.

Eso explica que, aun cuando navegue por zonas bajas en la comparación histórica, el nivel de morosidad en los préstamos a las familias esté aumentando lentamente y ya se ubique en la misma cota de 2014, otro año en el que hubo devaluación y alta inflación.

Publicado en La Voz del Interior el 13/09/2018

Una nueva demanda social

El acuerdo político que el país necesita excede la aprobación del Presupuesto 2019 y no incluye un cogobierno

Desde que comprendimos que a la dirigencia política le importan mucho las encuestas, nos acostumbramos a tener en cuenta sus resultados. La pregunta clave es si hemos aprendido a leerlas de modo crítico. Es decir, si podemos hacer alguna interpretación interesante de los porcentajes y de las tendencias que informan.

Los estudios de opinión pública, en los últimos meses y en medio de la crisis económica y de la causa judicial por los cuadernos de las coimas, por ejemplo, detectan que el segundo tema no impacta demasiado y que el primero le provoca al Gobierno una fenomenal caída.

Es cierto que la evaluación negativa del gabinete de Mauricio Macri y del propio Presidente ha crecido de modo considerable. Eso llevó a algunos analistas a sostener que podría peligrar su reelección en 2019. Pero esos mismos analistas, más allá de advertir que Cristina Fernández puede haber mejorado su imagen en una proporción que no sería significativa electoralmente, subrayan que no hay ninguna figura en el espectro político que capitalice la debacle presidencial.

Por lo tanto, la pregunta que dejan abierta es si la elección de 2019 se definirá en términos de “economía versus corrupción”. Si una franja importante de la sociedad entendiese que ha llegado el momento del “nunca más” a la corrupción, podría votar por el oficialismo, aun en medio de una complicada situación económica; si, por el contrario, se privilegiara hallar una solución a las urgencias económicas, una figura del peronismo podría tener chances de volver a la Casa Rosada.

Es la economía

Mi lectura apunta en otro sentido. El monitor social y político que Berensztein y D’Alessio Irol realizan cada mes en nuestra provincia para este diario permite sostener la hipótesis de que la sociedad está evaluando a la dirigencia política en términos de “economía versus economía”.

En el relevamiento de agosto –mes que cerró con la crisis cambiaria ya transformada en crisis económica y política–, Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y Elisa Carrió son los únicos tres dirigentes cuya imagen posee un diferencial positivo, aun en plena caída. No hay una sola figura de la oposición que esté cerca de lograr algo semejante: Juan Manuel Urtubey tiene un diferencial de -21%, y Cristina Fernández, de -64%.

Ahora, en el plano económico, la encuesta registra estos dos datos: apenas un 10% de los encuestados afirman estar mejor que hace un año, pero un 49% de ellos sostienen que dentro de un año estarán mejor que hoy. La primera cifra describe una alta dosis de realismo. La segunda revela una expectativa positiva en el plan económico del Gobierno.

Berensztein y D’Alessio Irol subrayan que los cordobeses se desvían de la tendencia nacional: a nivel país, la idea de que dentro de un año estaremos económicamente mejor que ahora sólo es sostenida por un 38 por ciento de la sociedad.

Como esas diferencias están presentes desde las elecciones presidenciales de 2015, tal vez sea oportuno recordar que en la primera vuelta, un 53% de los cordobeses votaron al candidato de Cambiemos, que a nivel país sólo consiguió un 34% de los sufragios. Aquel 53% no está lejos de este 49% de los cordobeses, del mismo modo que aquel 34% a nivel nacional no está lejos de este 38%. Por el contrario, lo que el plan económico de Macri parece perder en nuestra provincia podría estar recuperándolo en el resto del país.

El camino elegido

Según esta lectura, entonces, un amplio sector de la sociedad está de acuerdo con las medidas centrales del programa económico del oficialismo: eliminar el déficit fiscal, contener la emisión monetaria (directa o indirecta), combatir la inflación, reducir los subsidios aunque aumenten las tarifas, abrir la economía liberando de modo paulatino sus variables, recuperar competitividad, apostar al crecimiento vía inversión privada y sostener la asistencia social para los sectores vulnerables.

El consiguiente rechazo de las figuras más destacadas del peronismo podría estar determinado por su insistencia en oponerse a ese programa económico, proponiendo en su lugar las medidas populistas de control de las variables y de supuesta protección social que tantas veces fracasaron en el pasado.

La caída de la imagen del elenco presidencial estaría indicando que la sociedad está disgustada con la administración y con la falta de resultados positivos, pero no con el camino elegido. Por eso, en otro estudio reciente de los mismos encuestadores, un 65 por ciento de los consultados pedía “cambios en el Gobierno”, no cambiar al gobierno.

Un vasto sector de la oposición debiera comprender esta nueva demanda social y obrar en consecuencia. El acuerdo político que el país necesita excede la aprobación del Presupuesto 2019 y no incluye un cogobierno que le dé, por ejemplo, ministros peronistas a Macri.

Lo que hace falta es que otras fuerzas políticas se comprometan a sostener desde sus programas el esquema macroeconómico actual. Sólo así tendrán la chance de producir un cisne negro y volverse preocupantes para Macri.

Publicado en La Voz del Interior el 12/09/2018

Encuesta: ¿Cómo está la imagen de los principales dirigentes oficialistas?

Tal como es costumbre, Grupo La Provincia te acerca los últimos estudios de opinión.

Grupo La Provincia te acerca las últimas encuestas, en esta oportunidad la realizada por la Consultora D’Alessio IROL, que encuestó a más de 1.400 personas de todo el país, sobre las principales figuras del oficialismo. Al respecto obtuvo los siguientes resultados:

Acerca de la figura presidencial, Mauricio Macri, el 54% de los consultados lo definió con una imagen negativa, mientras que el 41% aun tiene un buen concepto del jefe de Estado. Cabe destacar que en la proyección de los últimos 23 meses, el presidente supo conseguir varias fluctuaciones en su imagen, es decir, no tuvo un comportamiento uniforme ni la negativa ni la positiva, siendo la primera de ellas la que en los últimos meses creció un poco menos de diez puntos.

Con respecto a la figura de la gobernadora la misma obtuvo un 53% de imagen positiva, mientras que la negativa alcanzó un 42%. Con respecto a la evolución de la misma, los comportamientos no resultaron tan dispares en los últimos 23 meses, ya que el promedio de la positiva ronda el 55% aproximadamente, mientras que la negativa se posiciona un poco más que el 35%.

Publicado en Grupo La Provincia el 08/09/2018