Elecciones 2019, bajo el signo del miedo

Los sondeos de opinión pública han demostrado repetidamente sus limitaciones para predecir resultados electorales días o incluso horas antes de que la ciudadanía emita su voto. Por eso, pretender proyectar datos actuales con un horizonte temporal de un año carece por completo de sustento metodológico. ¿Qué podemos anticipar con un mayor grado de precisión? En primer lugar, que buena parte de la dinámica electoral dependerá del nivel de fragmentación de la potencial oferta. También, que dado el evidente desgaste ya experimentado y las duras consecuencias tanto de la crisis económica como del ajuste que está implementando, la apuesta más segura de Cambiemos consiste en ganar en primera vuelta. En cualquier caso, el enigma más inquietante del actual escenario consiste en determinar si la gran masa de electores insatisfechos con las opciones existentes se resigna a optar por alguna de ellas o surge una candidatura por fuera del sistema que replique lo que está viviendo Brasil con Jair Bolsonaro o lo que ocurrió en los Estados Unidos con Donald Trump .

Con un sistema partidario deshecho desde la crisis de 2001, la fragmentación y el nivel de rechazo de las respectivas opciones han sido la clave para entender todas las elecciones desde entonces hasta la fecha. Cada vez que una coalición gobernante fue unida a una elección, logró imponerse (2005, 2007, 2011, 2017). Por el contrario, cada vez que los gobiernos sufrieron quiebres internos significativos, le facilitaron el triunfo a alguna expresión contingente de la oposición (2009, 2013, 2015). En este sentido, no es un dato menor que en el peor momento del gobierno de Mauricio Macri Cambiemos esté más unido que nunca.

Hace una semana se realizó en Parque Norte un encuentro que puso de manifiesto que, a pesar de su declive en la consideración popular y de los embates de una crisis económica que, por torpeza u omisión, se encargó de profundizar, la coalición oficialista no ha experimentado resquebrajamiento alguno. Por el contrario, en el único distrito donde Cambiemos no existía, terminó de consolidarse hace poco como fuerza política unificada. Se trata, paradójicamente (o no), de la ciudad autónoma de Buenos Aires, de donde provienen el presidente Mauricio Macri y la diputada Elisa Carrió , sus principales referentes. De este modo, Martín Lousteau comprendió que cualquier otra opción lo alejaba del poder, incluyendo incorporarse al Poder Ejecutivo en una eventual recomposición del plantel ministerial. Otro éxito del Horacio Rodríguez Larreta , especialista en desarticular pacíficamente a potenciales competidores.

Así, la fragmentación afecta más a la oposición que al oficialismo. Cristina Fernández de Kirchner mira ilusionada la elección en Brasil: aunque pierda Fernando Haddad , aunque siga preso Lula , la figura de Bolsonaro es ideal para alimentar su argumento conspirativo. La derecha y el mercado no solo persiguen judicial y mediáticamente a los líderes populares, sino que se sienten finalmente muy cómodos con figuras de corte abiertamente autoritario. Por fin se sacan la careta falsamente republicana e institucionalista. La señora de Kirchner necesita que Macri complemente su novedosa reconversión en piloto de tormentas con una postura más dura en materia del control del conflicto social: quiere demostrar que el ajuste fiscal y la caída de los salarios solo son posibles con mayor represión. Cambiemos le ha facilitado las cosas anunciando el apoyo de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfico, aunque curiosamente casi no se haya avanzado en el desplazamiento de tropas en la frontera para liberar gendarmes. El Gobierno tiene la costumbre de pagar muchos costos y no obtener casi beneficios al impulsar iniciativas que luego no concreta o cuyos objetivos iniciales quedan por lo menos muy desdibujados. Lo cierto es que, de aquí a fin de año, el obligado protagonismo de las fuerzas de seguridad le dará un fuerte espaldarazo a la hipótesis del giro a la derecha que requiere Cristina para fortalecer su candidatura.

Y no solo por la amenaza de saqueos o los conflictos que, como en diciembre pasado, pueden tener lugar frente al Congreso cuando se debata la nueva ley de presupuesto. En particular, la cumbre del G-20 a realizarse a fines de noviembre permitirá mostrar un desplazamiento coordinado de las fuerzas de seguridad locales con muchos servicios de inteligencia extranjeros. Y, como en casi todos los casos anteriores, hubo episodios de represión ante la provocación de grupos anarquistas y globalifóbicos. Una pesadilla para Nicolás Maduro: podría ver que en Buenos Aires se ejercitan las fuerzas de ocupación que intervendrían en Venezuela para derrocar su narcodictadura.

Ante la ausencia de un debate más estimulante y de un tejido político con umbrales mínimos de cultura democrática, el miedo es sin duda un poderoso factor de coordinación. El miedo al retorno del populismo autoritario le puede dar a Macri el atractivo del que hoy carece dentro del electorado independiente y desilusionado. Y el miedo al retorno de “una derecha ajustadora y represiva”, apoyada abiertamente por Donald Trump, le puede dar a Cristina la posibilidad de revertir el rechazo de más de dos tercios del electorado y soñar en serio con volver al poder.

La gran diferencia es que Cambiemos necesita ganar en primera vuelta, ante el riesgo de repetir la situación de 2015 en un eventual ballottage. Macri tiene algunas buenas noticias a pesar del drama económico: el mes pasado se registró una leve recuperación de su imagen, según un sondeo reciente realizado por D’Alessio Irol/Berensztein. Su reconversión en un líder duro, que sale a enfrentar la crisis sin reparos, que dice la verdad y asume los costos, parece estar dando algún resultado. Repite Macri la estrategia que utilizó como jefe de gobierno cuando admitió que seguirían las inundaciones hasta que se terminaran las obras de infraestructura. Por el contrario, Cristina necesita convertirse en la beneficiaria de la gran desilusión de los sectores medios frente al fracaso del modelo macrista. Su problema es que esos sectores la abandonaron por los mismos problemas que Cambiemos no pudo resolver.

En esta contradicción fundamental están centradas las esperanzas del peronismo moderado, que busca terciar en esta puja al mismo tiempo que define un mecanismo efectivo para disimilar sus profundas disidencias internas. Los integrantes del cuarteto ( Massa , Pichetto , Schiaretti y Urtubey ) saben que sin ellos es imposible, pero que solamente con ellos no alcanza. Necesitan sumar no solo a otros referentes peronistas, sino sobre todo a otras expresiones aunque sea de nicho para limitar, justamente, la fragmentación de la oferta opositora.

Tanto Margarita Stolbizer como el socialismo santafesino lucen como aliados potenciales, lo mismo que los fragmentos del radicalismo que nunca se sintieron cómodos con Cambiemos. Sin embargo, el principal desafío de este espacio aún embrionario es capturar también segmentos por ahora asociados a la expresidenta, sobre todo del sindicalismo. Y disuadir a potenciales candidatos que amenazan con conmover el actual statu quo de competir en una interna abierta. Ese es el caso de Marcelo Tinelli , que conversa también con conspicuos miembros de Cambiemos. O incluso de Facundo Manes , que pudo ser candidato oficialista en los últimos comicios.

Los vaivenes de una política errática y carente de pensamiento estratégico hacen que las ideas de cambio y de continuidad se entremezclen y pierdan nitidez. Entre los que están, los que fueron y los que quieren ser hay muchos más puntos de contacto e interacción de lo que los discursos de campaña y la imperiosa necesidad de diferenciación les permiten admitir públicamente.

Publicado en La Nación el 05/10/2018

Encuesta D’Alessio IROL y Berensztein: ¿Cómo está la imágen de Macri?

La Consultora D’ Alessio IROL y Berensztein realizó un estudio en el cual determinaron cuál era la imagen del presidente en un turbulento mes en lo económico. La misma se realizó de manera on line durante todo el mes de septiembre y se recabaron más del 1.400 opiniones, que se volcaron en los siguientes cuadros:

Respecto a la imagen presidencial, y su evolución, la negativa es preponderante por sobre la positiva. Desde octubre del año anterior, la misma viene en constante ascenso, por momentos más estabilizada, siendo la medición de agosto la mayor resgistrada en los últimos dos años.

En cambio, el comportamiento de la positiva, en abril de este año parecía remontar, aunque no fue de esa manera, ya que en los meses subsiguientes comenzó a caer para llegar a uno de sus picos más bajos durante el mes de agosto (37%), y en septimbre remontó al 39%.

Acerca de la gestión de Gobierno, la percepción “mala” del mismo ha ido en constante ascenso, desde el mes de marzo de este año hasta la última medición, la de septiembre, que se posicionó en un 68%, siendo la mayor de los últimos dos años.

Mientras que “buena”, que incluye la “muy buena” y la “buena”, también llegó a su pico más bajo en los últimos sondeos, siendo en septiembre del 29%. Cabe destacar que en octubre, el mes bisagra, había llegado a su punto máximo con el 56%.

Publicado en Grupo La Provincia el 02/10/2018

La recesión y la salud de la población

Como primera imagen es bueno pensar cuál puede ser el ánimo y la salud psicológica de aquellos que quieren trabajar, pero no consiguen ubicación y ya han pasado meses, quizás un año o dos. La víctima se mira en el espejo y percibe un fracasado. ¿Cómo impacta esta presión en su salud? ¿Cómo se vincula a diario con su familia? ¿ En qué condiciones se relaciona con su mujer, sus hijos, sus amigos? ¿Cómo termina todo ese bagaje pesado e insoportable?

Desde el bando oficial, de aquellos que tienen el poder, en su gran mayoría, no están advirtiendo el grado de stress de gran parte de la sociedad, que arrastra problemas de salud de todo tipo. Bien se sabe que el proceso de recuperación llevará bastante tiempo, que el 2019 será una prolongación de la profunda recesión actual, reconocida por la Casa Rosada y sin vueltas.

Se dirá que todo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional es así, donde sólo importan las variables económicas, no las de los sentimientos en la sociedad donde se aplican sus criterios. Otra cosa no se le puede pedir a un Fondo Monetario, cuyo Directorio está en manos de los países más ricos del mundo (por el momento sumidos en una guerra comercial, de grandes dimensiones). El Fondo hasta se siente dadivoso por haber salvado a la Argentina del default.

Según un estudio realizado a 578 adultos de todo el país, hace pocos días, a cargo de la consultora D’Alessio IROL/ Berenszteinnueve de cada diez argentinos señalan que la situación actual está impactando en su vida cotidiana. Los números preocupan: el 59 por ciento de los sondeados ven afectadas las relaciones en la familia, otro 59 por ciento daña su buen rendimiento en el trabajo, el 46 por ciento deja de salir con sus amigos porque cuando se reúnen la discusión política está a la orden del día, en vez de primar el “escape del día” o el bienestar. La encuesta también muestra afectadas a las parejas en un 33 por ciento.

El mismo estudio percibe que el 76 por ciento de los consultados considera que hay más agresividad en las calles, un 75 por ciento más de tensión y el 52 por ciento siente más miedo que antes.

Los síntomas de salud son dificultades del sueño nocturno, constante irritabilidad, depresión anímica, trastornos digestivos o cardiológicos, ausencia de concentración, alergias y otras nanas algunas más graves que otras, y una cadena de somatizaciones, en general paralizantes.

La encuesta no dice si se hizo en base a los distintos estamentos de la clase media (alta, mediana, baja). Por supuesto que los más pobres no se desligan de los mismos padecimientos.

El gobierno está en el centro de la tormenta. La consultora Synopsis evaluó el desempeño del gobierno. El 12 por ciento lo consideró “malo” y el 38,4 por ciento “muy malo”. Los que evaluaron el desempeño como “muy bueno” constituyeron el 7,6 por ciento y “bueno” el 19,5. Bien se sabe , las encuestas no son infalibles, se pueden caer todos los números dependiendo a quien se entrevista, en que momento y en que región del país. De este sondeo de Synopsis se considera que una minoría es la que está conforme con los hechos de la realidad. Recorriendo las redes sociales se advierte que las discusiones van en un increscendo vertiginoso. Reina una agresividad nunca vista. Y un golpeteo de propuestas golpistas y antidemocráticas. Un actor que fue devoto kirchnerista llegó a decir en estas horas : “que se vayan ya “. Un decir que es un cántico persistente en “La Cámpora”. No es ya enemigo del poder. Es un anarquista desmesurado.

El pesimismo sobre la economía, la casi seguridad en la proyección que el 2019 será la continuidad de todos los índices negativos del 2018, diagnóstico que la Casa Rosada lo reconoce, convierte al futuro en un tiempo más dificultoso que el hasta ahora vivido. Por ello se están frenando decisiones pequeñas o medianas de inversión y consumo, los ejecutivos de las grandes empresas son conscientes de las limitaciones. Seguirá la recesión, es posible que merme un poco la inflación, pero la demanda continuará ciega en tierra de nadie.

No es un tema de responsabilidad del gobierno de Macri, que empezó su administración como el gran salvador, el optimista, el iluminado. La crisis se viene arrastrando desde hace tiempo y ya la Iglesia Católica ha comenzado toda una movilización, junto a la ministra Carolina Stanley, para inundar de alimentos las regiones marginadas que se ubican entre el primero y tercer cordón suburbano.

En otras administraciones en más de los últimos 70 años de fracturas sociales y crisis, las montañas de raciones de la canasta básica o eran robadas o quedaban a merced de los caudillos zonales. Sin duda que la comida es necesaria pero habrá que valorar quien la distribuye. Se ha pedido ayuda a las Iglesias Evangélicas. Lo único cierto es que es una escasa solución para los 11 millones de pobres en el país, 750.000 ciudadanos más que en la segunda mitad del 2017. Hace falta mucho más, maniobras más urgentes y decididas.

Publicado en Infobae el 03/10/2018

Monitor de Humor Social y Político – Octubre

Datos pertenecientes a octubre del  Monitor de Humor Social y Político, que D’Alessio IROL efectúa en forma continua junto a Berensztein®.

-La visión crítica sobre el presente económico persiste afianzada en un nivel alto. Abarca a los ciudadanos de distintas posiciones políticas, aunque con distinta intensidad.

-Las expectativas hacia el futuro –favorables para un tercio de la población- caen algunos puntos por la merma de optimismo entre los cercanos a Cambiemos.

-Continúa la tendencia a la baja en la imagen del Gobierno: su gestión es rechazada por los votantes opositores y sigue sumando cuestionamientos entre electores propios.

-Distintos aspectos de la economía (inflación, tarifas e impuestos, principalmente) y la incertidumbre sobre su evolución mantienen su predominio entre las preocupaciones de los argentinos. En este marco, la inseguridad fue perdiendo protagonismo, pero genera angustia en una porción significativa. Le siguen temas vinculados a la corrupción, con foco en el macrismo o kirchnerismo según posicionamiento político, y la entrega indiscriminada de subsidios.

-El panorama que observan a nivel país aún no se traduce con fuerza en los proyectos personales que implican gasto de dinero. A su vez, esperan poder solventarlos con ingresos propios y tarjetas de crédito.

-Las figuras centrales del oficialismo (Vidal, Carrió y Macri) conservan su lugar en el podio de imagen, sustentados por votantes del actual Gobierno, pese a estar lejos de los valores positivos registrados en meses anteriores. Los electores de la oposición destacan a Fernández de Kirchner. Lavagna despierta aceptación en ambos lados de la grieta.

Datos correspondientes a la medición realizada en forma online durante octubre de 2018. Se incluyeron las respuestas de 1.531 encuestados, mayores de 18 años, de todo el país.

Informe completo: Monitor de Humor Social y Político – Octubre

 

El pesimismo sobre la economía frena decisiones de inversión y consumo

La visión negativa sobre el presente es casi total y afecta las decisiones futuras. Crece la incertidumbre sobre la situación del país y se relegan los proyectos personales

El progresivo deterioro que experimentó el escenario económico en los últimos meses llevó a la sociedad a asumir un comportamiento más conservador a la hora de resolver donde gastar sus ingresos. La combinación de altos niveles de inflación, con devaluación del peso y crecimiento del desempleo alimenta la incertidumbre sobre el futuro, lo que obliga a hacer a un lado los proyectos personales para atender la urgencia.

Así lo muestra la última entrega del Monitor del Humor Social elaborado por D’Alessio Irol/Berensztein en exclusiva para El Cronista. Los datos relevados el mes pasado a 1402 adultos en todo el país, reflejan de manera casi unánime una visión crítica sobre la actualidad económica (92% cree que es peor que la de hace un año) y, por primera vez desde abril del año pasado, muestra que la mayoría de los encuestados (56%) considera que no podrá llevar adelante ningún proyecto de inversión o consumo en este año, tales como la compra o mejora de vivienda, la adquisición de un vehículo, el pago de las deudas o hasta tomarse vacaciones, entre otros.

Los argentinos se muestran principalmente preocupados por la inflación (92%), la incertidumbre en la situación económica del país (88%), el aumento de la luz y el gas (85%), a tal punto que muchos de ellos ven afectada su salud o la de un pariente (ver aparte).

Sin embargo, dos de cada tres votantes del presidente Mauricio Macri en las elecciones de 2015 mantienen una expectativa positiva sobre el futuro y consideran que la situación estará mejor dentro de un año, en plena campaña para los comicios generales. Y es que más allá del deterioro económico y las causas por corrupción conocidas en los últimos años, tanto oficialistas como opositores mantienen un núcleo duro de adhesiones en materia política, según refleja el estudio. Por caso, la imagen negativa del Presidente alcanzaba a 52 puntos en septiembre de 2016. El mes pasado, ese número apenas subió a 55, con 39% de apoyos, pese a que la gestión solo fue aprobada por el 29% de los consultados, el punto más bajo de la serie. En el caso de Cristina Kirchner, más allá de que acumule causas en su contra, su imagen positiva refleja los mismos 30 puntos que tenía hace dos años, mientras que el rechazo pasó de 69 a 65. La gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal sigue siendo la única funcionaria con un balance de imagen favorable (50 positiva y 46 negativa), mientras que Roberto Lavagna es el líder político opositor mejor posicionado (50 positiva y 30 negativa).

El ministro de Hacienda enfatizó el impacto de la sequía, la volatilidad internacional y la crisis de los cuadernos, como los eventos que generaron el contexto económico negativo. Ponderó la gestión del presidente Mauricio Macri como “piloto de tormentas”

Al respecto, el analista Sergio Berensztein señaló que “los datos del monitor confirman las tendencias evidenciadas en las versiones anteriores: por un lado, el desgaste del Gobierno en el contexto de la crisis económica; pero por el otro, sigue habiendo un piso de apoyo muy homogéneo de alrededor del 30% de la ciudadanía”.

“Mas aún -agregó-, la grieta se ha venido profundizando como resultado del deterioro de la situación económica: los sectores más proclives al kirchnerismo son más críticos que antes respecto de Cambiemos, mientras que los núcleos más afines al Gobierno, si bien han experimentado un desgaste y cierta desilusión, siguen de todas formas confiados de que su situación mejorará el próximo año. En este contexto, las cuestiones económicas han desplazado a otros temas, como la inseguridad o la corrupción, de las prioridades de la ciudadanía”.

Sobre la situación económica. el informe señala también que un 55% de los ciudadanos ven en la ayuda social un mecanismo para evitar estallidos sociales. Sin embargo, plantean que antes que profundiza la asistencia es necesario revisar su distribución para que llegue a quienes más lo necesitan y apuntar a la capacitación en oficios.

Publicado en El Cronista el 02/10/2018

Agresividad, problemas de salud y familiares, los “daños” sociales del contexto económico

Una encuesta de D’Alessio Irol/Berensztein revela que para el 90% de los argentinos las vicisitudes de la Argentina impactan en su vida. Se agravan los valores respecto de 2017.

La crisis económica y política que afecta al país provocó cambios en las expectativas personales de los ciudadanos. Según un estudio de la consultora D’Alessio Irol/Berensztein un 90% de los encuestados cree que las vicisitudes de la Argentina impactan en su vida, uno de cada tres percibe “agresividad” en la calle, un 59% de las personas vio perturbadas sus relaciones familiares y una cuarta parte considera que no podrá partir de vacaciones.

La devaluación de los salarios, que en dólares se redujeron a menos de la mitad en nueve meses, y la recesión actual pintan de pesimismo el futuro de los ciudadanos. No se trata puramente de cuestiones económicas. El “daño” alcanza las relaciones de pareja o amistades. Inclusive, 7 de cada 10 consultados creen que afecta su salud o la de su familia.

Según el Monitor de Humor Social y Político, que la consultora realizó entre el 26 y 27 de septiembre pasado con entrevistas a 578 personas, las relaciones laborales y de familia están al tope de las cuestiones afectadas por el “contexto actual” con un 59%, mientras que las amistades se vieron dañadas para un 46% y uno de cada tres de los consultados cree que el contexto actual influye en cuestiones de pareja.

Un 75% opina que percibe “sensaciones” de tensión en la calle, un 62% tristeza, 52% miedo y tan sólo un 3% observa tranquilidad. El 70% de los encuestados “cree que la situación actual afecta su salud o la de su familia” y el 56% tiene problemas de ansiedad, 55% trastornos de sueño y el 45% está más irritable.

En el plano económico también se siente la crisis. “Hay menos gente que se va de vacaciones y menos tiempo”, explica a Tiempo Eduardo D’Alessio, socio de la consultora.

El 22% de las personas que respondieron el estudio se tomará menos de una semana de vacaciones, mientras que en 2017 esa cifra llegó al 13 por ciento.

El año pasado, el 32% de los consultados aseguró que se quedaría dos semanas en su lugar de descanso, mientras que para este año el número bajó al 19%.En 2018 casi una cuarta parte de los encuestados dijo que no irá a “ningún lugar” de vacaciones, en tanto que en 2017 ese número alcanzaba al 12 por ciento.

Con respecto a la situación política, el D’Alessio señaló que “el mejor momento del gobierno fue durante las Paso y las generales” y “desde entonces se fue deteriorando la percepción de la situación actual y del futuro. Tuvo un primer momento con la crisis de la Reforma Previsional y en mayo con la primera devaluación, y desde entonces viene cayendo la percepción”.

Sin embargo hasta ahora la caída de la imagen de los dirigentes oficialistas se mantiene estable. “El gobierno tuvo una bajada mucho más suave y los dirigentes de Cambiemos siguen al tope de la lista con Carrió, Vidal y Macri. Sacando a Cambiemos, la primera es CFK”, sostuvo el consultor.

Publicado en Tiempo Argentino el 30/09/2018

La polarización se refuerza también por la falta de alternativas

Aún en medio de la peor crisis desde que asumió en diciembre de 2015, Mauricio Macri y su gobierno retienen el apoyo de una porción considerable de la ciudadanía. Los consultores ubican ese porcentaje en torno a los 30 puntos.

¿Cómo se explica esa fidelidad del núcleo duro en plena debacle? ¿Qué puede pasar con ese porcentaje de leales en los próximos meses? ¿Y el año que viene?

El análisis de los especialistas tiene un eje común: la persistencia de la polarización entre Cambiemos y Cristina Kirchner y la consecuente falta de una “tercera opción” explican buena parte del fenómeno.

“Cuando se analizan las primeras consecuencias de la crisis se ve que los principales dirigentes de Cambiemos han caído en imagen, pero siguen siendo los primeros y Cristina se mantiene”, planteó Eduardo D’ Alessio, socio de D’Alessio Irol. El analista agregó números. “[ María Eugenia] Vidal tiene 48 puntos de imagen positiva. Viene bajando de manera sostenida desde después de las elecciones legislativas, cuanto llegó a tener 60 puntos. La siguen Macri y [Elisa] Carrió. Cristina sigue entre 30 y 32 puntos”, detalló. “Las explicaciones siguen estando en la grieta. La grieta está viva y gozando de buena salud”, concluyó.

Lucas Romero, director de Synopsis, explicó así el escenario actual: “Hay un tercio que apoya al Gobierno y ve al kirchnerismo como una amenaza y un tercio que apoya a Cristina. La polarización existe y la ausencia de una alternativa la congela”. Y ahondó: “Mientras no exista una tercera opción que se diferencie de Cristina y muestre candidatos que midan, no va a haber fuga de votos del oficialismo. Hay un electorado que frente a la crisis no tiene adónde ir”.

Hugo Haime hizo foco en el potencial de ese tercer espacio. “Un 60% por ciento nunca votaría a Macri y un 49% nunca votaría a Cristina. Solo un 30 por ciento nunca votaría una fórmula peronista no kirchnerista. El potencial de crecimiento de este tercer sector es muy grande. El clima de opinión demanda un cambio”, planteó.

El consultor coincidió con Romero en que ese espacio solo rompería la polarización “en tanto dispute el liderazgo a Cristina” y “no deje dudas de que es opositor”. Como contracara, advirtió: “Mientras prime la polarización y la gente no vea una alternativa, el núcleo de 30% de apoyo al Gobierno no se va a mover”.

Mariel Fornoni, por su parte, señaló que, aun con críticas al manejo de la economía, el núcleo duro de Cambiemos persiste, sobre todo, por “temor” al kirchnerismo. “Los que apoyan al Gobierno dicen: ‘Evidentemente no estaban preparados para esta crisis, pero son la única opción respecto de dónde veníamos'”, graficó la directora de Management&Fit.

Raúl Timerman, del Grupo de Opinión Pública (GOP), puso el fenómeno en clave 2019. “Creo que marchamos a la reelección de Macri, más por negligencia opositora que por mérito oficialista”, pronosticó.

Vencer la polarización aparece como un desafío complejo. “El peronismo no kirchnerista está muy condicionado por la polarización porque el tercio que queda es muy heterogéneo”, advirtió Romero.

Publicado en La Nación el 30/09/2018

La crisis afecta la imagen de Macri, pero más gradualmente

La crisis económica golpea fuerte la imagen y los índices de aprobación de Mauricio Macri y su gobierno. Además, como nunca antes en los últimos dos años y diez meses, están en duda los principales atributos simbólicos con los que Cambiemos accedió al poder: la credibilidad y la expectativa, la confianza en que el futuro sería mejor.

El quiebre mayor, sin embargo, no se registró en las últimas semanas. Data de mayo último, cuando Macri anunció el primer y fallido acuerdo con el FMI . Desde entonces, por la inflación, la recesión y la devaluación del peso, la caída es sostenida. Sin embargo, no se aceleró sustancialmente. Los analistas políticos coinciden en que no existe un clima como el de 2001, que hay una asunción de situación de crisis larga. Ese es el escenario que describieron, con matices, siete especialistas en opinión pública consultados por la nacion, a partir de sus últimas encuestas.

“La caída en la imagen y la aprobación del Gobierno empieza a ser persistente, pero el desgaste es acumulativo y viene del mes de abril. Ahí fue el quiebre. Hasta ese momento, la gente sabía que estaba mal, pero creía que podía estar mejor en el corto plazo. Abril fue el quiebre. A partir de ahí se le cayó la venda de los ojos. La gente ya sabe que las cosas están mal y ya asumió que no habrá ‘segundo semestre’ ni ‘lluvia de inversiones'”, analizó Mariel Fornoni, de Management&Fit.

Desde abril de 2016, la consultora elabora un índice de optimismo que se actualiza cada semana. El último registro disponible, del 17 de este mes, ubica el optimismo político en 26,9 puntos y el optimismo económico en 27,4 puntos. Un mes antes, a mediados de agosto, el primer indicador se ubicaba en 27,4 y el segundo en 28,6 puntos. Pero a mediados de abril, antes del anuncio de la vuelta al Fondo y de la primera devaluación brusca, cuando el dólar pasó de 20 a 25 pesos, el optimismo político superaba los 39 puntos y el económico, los 36.

La consultora Synopsis midió el desempeño del Gobierno por última vez el 11 de septiembre reciente. El 12 por ciento de los consultados entonces lo consideró “malo” y el 38,4%, muy malo, un total de 50,4% de imagen negativa. Los que evaluaron el desempeño como bueno (19,5%) y muy bueno (7,6%) sumaron el 27,1% de los encuestados.

Respecto del rumbo económico, Synopsis registró que el 50,4 por ciento contestó que “no es el correcto” y solo el 16,7% dijo que sí lo es. En marzo último, los detractores de la orientación económica eran 41,7% del total y en mayo, 44,8% de los consultados.

El Grupo de Opinión Pública (GOP), por su parte, midió los niveles de aprobación del Gobierno por última vez en agosto . Según ese registro, apenas el 10,8% “aprueba gran parte” de lo hecho por la administración Macri, mientras que 24,9% “aprueba algunas cosas” y 63,2% de los encuestados dijo “desaprobar gran parte”. En mayo, la aprobación de la gestión era de 16 puntos y la desaprobación, de 54,3 por ciento.

“El gobierno de Macri empezó con un gran nivel de expectativa: dijo que el control de la inflación no era difícil, que no iba a reducir los subsidios ni aumentar Ganancias. A lo largo de estos tres años no solo no se cumplió ninguna de las expectativas, sino que, además, la situación económica se deterioró mucho. Se nota un incremento importante de la desesperanza y de la preocupación, pero no se observa bronca, como sí hubo en 2001. La situación es diferente”, evaluó el director del GOP, Raúl Timerman.

En esa evaluación de que la crisis actual no es en ningún punto comparable a la de 2001 coincidió el resto de los analistas.

“El de Macri siempre fue un gobierno de generar expectativas. ‘Estamos saliendo’, ‘lo mejor está por venir’, ‘lo peor ya pasó’, pero todo eso termina en una gran decepción, en una crisis de credibilidad”, opinó Hugo Haime. “Hoy el 70 por ciento dice que las cosas van a empeorar, pero distingue esta situación de la de 2001 y el 26 por ciento confía en Macri y dice que seguirá confiando hasta el final de su mandato”, completó el analista.

El Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) que elabora la Universidad Torcuato Di Tella, en tanto muestra que en septiembre ese indicador, que se mide en una escala de 0 a 5 puntos, se ubicó en 1,75, un 10 por ciento menos que en agosto, cuando había sido de 1,94. Respecto de septiembre del año pasado la caída es del 39%. Es el peor índice desde que Macri es presidente y es menor (por 0,05 puntos) que el de diciembre de 2015, el último mes de Cristina Kirchner en el poder.

Tendencia consolidada

“La evolución parece reflejar la consolidación de la tendencia recesiva e inflacionaria de la economía y la agudización de la crisis cambiaria. Tampoco favorecen a la imagen del Gobierno el anuncio presidencial sobre acuerdos con el FMI que aún no se habían negociado, o la manera en que se manejó la reorganización ministerial”, sintetiza el informe del ICG.

También el último estudio de Opinaia, del 17 de septiembre último, muestra que el 70 por ciento de los encuestados evaluó la situación económica como “negativa”. Sin embargo, más del 60% cree que la situación sería “igual o peor” si gobernase la oposición y la mitad de los encuestados cree que “el ajuste es necesario” y “podría evitar nuevas crisis”.

El relevamiento más reciente de D’Alessio Irol, de este mes analizó las “expectativas personales”. Registró, por ejemplo, que mientras que el año pasado el 55% creía que podría tomarse vacaciones, este año ese porcentaje bajó a 31. La encuesta también muestra que 7 de cada 10 consultados cree que la situación económica actual “afecta su salud o la de su familia”. “Indudablemente ha habido una frustración respecto de expectativas”, evaluó Eduardo D’Alessio.

Publicado en La Nación el 30/09/2018

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La intimidad de la oposición El PJ no K se despereza, ya seduce a Tinelli y piensa en otros famosos para 2019

Cómo continúa la estrategia tras la primera foto. Los nombres que están en danza. El rol de cada uno y los límites a Cristina.

En Puerta de Hierro pueden escucharse tiros a cualquier hora del día. Es, probablemente, el barrio más peligroso del Conurbano y uno de los asentamientos más pobres de La Matanza, lo que ya es decir bastante para un distrito con 115 villas. Puerta de Hierro está compuesto por cerca de 600 viviendas, muchas de difícil acceso: las ambulancias no pueden entrar porque la mayoría de las casas no tiene calles, sino pasillos largos y angostos que parecen laberintos. El paco ha hecho estragos en grandes y chicos. La droga se prepara, se consume y se vende a través de ventanas del tamaño de un ventiluz.

Mientras estudia si se lanza o no a la arena política el año próximo, Marcelo Tinelli puso un pie en esa tierra. Su fundación colabora con uno de los comedores y lleva un registro de qué tan delicada es la situación social. Es parte del trabajo que hacen en escuelas, hospitales y barrios carenciados, desde Purmamarca hasta la provincia de Buenos Aires. Las donaciones comprenden bolsones de comida, agua e instalación de juegos para chicos. El conductor asiste en persona de tanto en tanto. En el último tiempo solo se lo vio en territorio bonaerense y acaso ese sea un dato en sí mismo. A veces difunde las fotos. Pero en la mayoría de las bajadas prefiere que no quede ningún registro.

“¿Mirá si no está pensando en ser candidato? Se está preparando”, confían quienes promueven su desembarco. Entre ellos están los integrantes de “Alternativa para Argentina”, el provisorio nombre que lleva la sociedad que acaban de presentar Miguel Ángel Pichetto, Sergio Massa, Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey, un bloque de peronistas no kirchneristas que procura abrir una tercera vía electoral que escape de la grieta entre macristas y cristinistas. La figura de Tinelli ha pasado a ser parte de sus conversaciones. El plan de seducción, parsimonioso pero sin pausa, ya está en marcha.

“Marcelo es un hombre sensible e interesado en la cosa pública. Tiene las dudas lógicas de una persona que es exitosa en lo suyo y tiene que pasar a lo desconocido. Pero hay que alentarlo. Sería valioso que pueda sumarse”, dice Massa a Clarín. ¿Podría terminar Tinelli siendo uno de los candidatos a presidente? Responde Urtubey: “Sí, podría ser. La política no puede ser un gueto de un grupo selecto de gente que se ve diferente”.

Pero no son ni Massa ni el gobernador de Salta -quienes, además de verse en privado y en reuniones sociales con el conductor, han participado de sus shows en la TV-, los que más hablan con él. Tampoco el cordobés Juan Schiaretti, el gobernador opositor que gobierna el segundo distrito más grande del país. Puede parecer extraño, pero su nexo principal en ese grupo es Pichetto, con el que se ve y habla en reserva.

 Tinelli les avisó que no tiene decidido ser candidato, pero que tampoco lo descarta. Quienes lo impulsan le muestran encuestas y trabajos de focus group en los que mucha gente se muestra decepcionada con la clase política y pide que “venga alguien de afuera”. El conductor analiza cada trabajo y no responde ni sí ni no, pero sus amigos cuentan que para él “es un orgullo” que lo ubiquen en la grilla. Tinelli, dicen, les ha comentado que es consciente de que “las cosas no se cambian desde afuera sino desde el poder”. Uno de sus interlocutores revela que cuando escucha que en su grupo de amistades se quejan de la situación del país, él les responde: “¿Y vos con qué te comprometés?”

Hace días, a las oficinas de la productora de ShowMatch llegó un informe de la consultora D’Alessio IROL/Berensztein con los siguientes datos: 9 de cada 10 argentinos dice que la crisis “está impactando” en su vida cotidiana y 7 de cada 10 sostiene que “afecta su salud o la de algún familiar”. Los que quieren ver a Tinelli con un pie adentro de la política cuentan que “la recesión lo tiene muy preocupado” y revelan detalles de sus charlas sobre economía con Martín Redrado, con el massista Marco Lavagna y con Gustavo Marangoni, el ex funcionario de Daniel Scioli. Los que le ven con un pie afuera, en cambio, alertan que “Marcelo está preocupado por cómo mejorar el rating de su programa, que ha llegado a su piso en los últimos programas”. Y anticipan, además, que “tiene resistencia de un sector de su entorno”.

Otro detalle no menor es su afinidad con un ala de Cambiemos. Horacio Rodríguez Larreta habla con él tanto o más que los peronistas. El jefe de Gobierno le propuso hace un tiempo que si esá decidido a dar el salto lo haga bajo el paraguas oficialista. Es una idea que no comparten del todo algunos funcionarios de peso en la Casa Rosada, pero tampoco le quitan los ojos de encima. Dato: aunque los dos se cuidaron de que no trascendiera, Tinelli y Mauricio Macri volvieron a compartir una cena hace muy poco.

En este juego de aproximaciones también aparece María Eugenia Vidal, quien visitó las oficinas del conductor hace un mes. Habrá que ver cómo está la agenda de la gobernadora el 3 de noviembre: ese día Tinelli organiza en Bolívar, por vigésimo año consecutivo, la maratón Dino Hugo Tinelli. Solía ir Scioli. Ahora la invitada estelar es ella.

En el peronismo dicen que no es tiempo de definiciones. El video que postearon en simultáneo Schiaretti, Massa, Urtubey y Pichetto fue sólo el primer paso. Ahora dejarán correr hasta noviembre para una nueva foto. Aseguran que en el próximo encuentro recibirán la presencia de muchos otros gobernadores. Hoy los frena la discusión por el Presupuesto, donde no existen posiciones homogéneas entre los mandatarios peronistas. Luego de la segunda foto, empezarán a diagramar el verano. El diseño de la campaña en la Costa Atlántica coincidirá con el trabajo de los equipos técnicos, que buscan cerrar un programa que se concentre en lo social, lo económico, en la seguridad y en plano educativo.

El Grupo de los Cuatro pretende ampliar el espacio más allá del peronismo. “Ensanchar la avenida del medio”, bromea un dirigente del Frente Renovador. No será un camino fácil. Felipe Solá, que aún no sacó formalmente los pies del massismo, dijo que ningún espacio opositor puede prescindir del poder electoral de Cristina. En algo tiene razón: la ex presidenta no resigna un solo voto de sus adherentes duros, por más procesamientos que lluevan desde Comodoro Py. Con Cristina están cada vez más pegados Alberto y Aníbal Fernández, además de La Cámpora. Un combo, aducen los peronistas no kirchnertistas, imposible de digerir.

“Hay que ampliar, pero con Cristina afuera”, repiten. Massa tendrá la misión de lograr que Margarita Stolbizer -su aliada en la última elección, ahora cercana al socialismo- no se espante frente a tanto dirigente peronista. Ese “ampliar” ya tiene una lista de famosos -en la que también trabaja Massa- que va desde el psicólogo Gabriel Rolón hasta figuras del deporte como Agustín Calleri y Matías Lammens.

Otro nombre que interesa mucho es el de Facundo Manes, que en su momento fue codiciado por Vidal. A Manes lo tentaron y esperan que regrese de Portugal, donde participa en un congreso sobre la neurociencia de la cognición social, para volver a la carga.

Publicado en Clarín el 30/09/2018