Hace un año, las expectativas eran más o menos las mismas: todas las fichas al segundo semestre. Pero la segunda mitad de 2016 pasó sin pena ni gloria. Y los primeros meses de este año no han alcanzado para modificar el panorama de manera contundente, aun cuando los indicadores de la macroeconomía ofrecen varias líneas de optimismo.
PRIMER PLANO. La actividad avanza mucho más lento que lo previsto
Pero despacito y desparejo, como si tuvieran miedo de perder el leve ritmo que van tomando. Salvo algunos casos puntuales, todavía los números son amarretes y la sensación térmica sigue fría.
El Gobierno no lo desconoce y, aunque se esfuerza por darles visibilidad a algunos datos positivos, sabe que la elegida ruta del gradualismo tiene muchas más curvas que las deseadas.
El año ya se comió cinco meses y las elecciones de medio tiempo para validar pergaminos están a la vuelta de la esquina. Ergo, el Gobierno vuelve a apostar por el segundo semestre.Relacionadas
La actividad avanza mucho más lento que lo previsto
¿Cómo se ve a sí mismo y cómo lo ven quienes le toman el pulso a la economía? Eso abordamos en nuestro Primer plano, con un repaso de los principales indicadores públicos y de consultoras privadas, además de una entrevista al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, quien ayer realizó varias actividades en Córdoba.
Según el relevamiento que hicieron DAlessio Irol y Berensztein durante mayo, inflación, junto con aumentos en servicios públicos, presión impositiva e inseguridad, son las cuestiones dominantes en el humor social, pero con un detalle para nada menor: El bolsillo ganó en el primer lugar a la inseguridad.
Si bien el pesimismo decrece, todavía son mayoría quienes creen que la situación económica es peor que la de hace un año.
Que la economía sea uno de los aspectos que más influyen en las urnas no es novedad para la volatilidad argentina. Pero es la prueba que tiene que superar el oficialismo, incluso si aspira a persistir a mediano plazo en el tablero del poder vernáculo.