El que ahorra en el banco quiere dejar de sentirse un perdedor

Imaginen la peor decisión de ahorro que se pueda hacer. De acuerdo, así planteado las respuestas pueden ser muchas. Desde prender puchos con billetes o sumarse esperanzado a un esquema piramidal, por decir un par. Pero pongamos que la pregunta va orientada a las inversiones tradicionales, las que cualquier ahorrista promedio puede hacer y entender, sin buscar inventar la pólvora o intentar volverse Gordon Gekko de la noche a la mañana gracias a un curso online.

El youtuber financiero Ramiro Marra supo quizás resumirlo a través de las pintadas callejeras con las que se promociona o como eslogan de sus charlas públicas: `Si invertís en plazo fijo sos un boludo`.

El Banco Central supo darle la razón en algunas de sus publicaciones. No literalmente, claro, el lenguaje fue diferente. Pero, a nivel más conceptual, podríamos decir que si.

Fue en 2016, en tiempos también ya pasados en los que Federico Sturzenegger intentaba -sin éxito- frenar la inflación. En ese momento, la entidad publicó datos sobre el resultado histórico de ahorrar en plazo fijo, dólares y ladrillos.

No es que los argentinos ahorren solo en eso, según datos de D´Alessio Irol a marzo del año pasado algo menos del 60% de los argentinos con capacidad de ahorro atesoraba dólares, 45% colocaba ahorros a plazo fijo y 10% invertía en propiedades (este número competía con 13% en fondos comunes, 10% en bonos y 9% ciones). Pero el ejercicio no es mío.

Los númerosdel BCRA mostraban que el ahorrista que puso el equivalente a $ 100 en plazo fijo en 1980, y mantuvo esa inversión renovándola por 36 años, hubiera encontrado en 2016 el equivalente a $ 1,40 de aquél capital inicial. Esto es, luego de descontar la inflación, más de dos décadas de tasa hubieran permitido comprar lo mismo que 36 años antes se conseguía con $ 1,40.

Las otras dos alternativas rendían mejor en el ejercicio del Central. Pero tampoco tanto.

Si el ahorrista ochentoso en cuestión hubiera, en cambio, cambiado los mismo $ 100 por dólares en lugar de colocarlos a plazo en el banco, en 2016 la capacidad adquisitiva de ese ahorro hubiera caído al equivalente de $ 77 de 1980.

No es un gran resultado, de hecho esa colocación se desvalorizó, pero no vamos a negar acá que es mucho mejor que el plazo fijo. De hecho, 55 veces mejor, para ser exactos.

El ladrillo (difícil comprar algo con $ 100 en este mercado, en 1980 y hoy también, pero sigamos la lógica), en cambio, tuvo un -levísimo- rendimiento positivo. El ahorrista del siglo pasado tenía hace dos años el equivalente a $ 128 gracias a esa añeja inversión.

La explicación de esta pérdida en el poder adquisitivo no está en los saltos del dólar en las últimas tres décadas y fracción (si fuera así, atesorar divisas hubiera sido un negoción). Está, en realidad, en que las tasas que pagaron históricamente los plazos fijos estuvieron por debajo de lo que subieron los precios. Por debajo de la inflación. Lo que los economistas llaman `tasas reales positivas`. Con datos menos antiguos que los del BCRA que el economista Federico Muñoz le cedió a este diario, llegan hasta 2013, podemos ver lo raro que es lo contrario. Lo raro que es encontrar `tasas reales positivas`, es decir, que rindan más de lo que daña al valor de los ahorros la inflación.

La tasa real positiva es una obsesión de los economistas, en especial los halcones anti inflación. Dicen que, sostenidas en el tiempo, pueden hacer que un país tenga una moneda estable. Pero no estamos hablando de eso acá.

En los últimos 198 meses, dado que alrededor del 80% de los depósitos a plazo se colocan a menos de 44 días tomo como unidad el mes, la tasa promedio de plazos fijos le ganó a la inflación sólo en 40 ocasiones. La llegada de Cambiemos al poder no cambió tanto eso: de 43 meses, los plazos fijos sólo ganaron en 14 oportunidades.

La novedad desde que en octubre del año pasado el BCRA y el FMI adoptaron un duro esquema de agregados monetarios -al que no vamos a evaluar acá- 7 de 9 meses la tasa promedio de plazo fijo le ganó a la inflación.

Poco comparado con, por ejemplo, Brasil, donde las tasas perdieron contra los precios brevemente en 2013. Y nunca más (la caderneta de poupan^a, un depósito de ahorro popular, garantiza tasas reales positivas a los brasileños).

Pero con suerte los primeros pasos para que el que invierta en plazo fijo pueda, quizás no fanfarronear el trade perfecto, pero al menos no sentirse un boludo.. Desde 2003, la tasa promedio de plazo Jijo le ganó 40 veces a la inflación, de un total de 198 meses Atesorar dólares entre 1980 y 2016 rindió más que el plazo fijo, pero menos que la inflación del período.

 

Publicado por El Cronista el 16/07/19.

El 54% ahorra en dólares y solo 20% va al mercado

TENDENCIA ALCISTA: LA CUARTA MEDICION DEL ICI FUE 69 PUNTOS
El 54% de los argentinos ahorra en dólares y solo un 20% invierte en el mercado Del sondeo del Indice de Confianza del Inversor (ICI) se desprende que el 80% posee una inversión. Las más elegidos son las más tradicionales: los dólares y plazos fijos SOFÍA BUSTAMANTE sbustamante@cronista.com Aún con el dólar atrasado y los plazos fijos con tasas de interés negativas, y en un escenario de expectativas positivas sobre la economía del país, la mayoría de los argentinos siguen eligiendo invertir en moneda estadounidense y en depósitos con vencimiento, al menos así se desprende de una encuesta de DAlessio IROL para la Cámara de Agentes de Bolsa sobre el índice de Confianza del Inversor (ICI).

El 80% de los entrevistados por la consultora respondió que cuenta con una inversión, de los cuales el 54% dijo tener dólares y el 41% informó la tenencia de plazos fijos. El resto de los inversores indicó que poseía propiedades, el 12%; fondos comunes de inversión, un 11% y títulos públicos o bonos, el 10%. En cuanto a las acciones, solo el 8% asumió que elegía herramienta, mientras que el 3% restante mencionó tener Obligaciones Negociables y otras colocaciones.

Según el informe de DAlessio, dado que la concentración está en las herramientas más conocidas y un 20% no invierte en ningún instrumento financiero, existe un amplio mercado para expandir. `Las preferencias se mantienen sobre las inversiones más tradicionales (dólares y plazo fijo), con buena aceptación de las Lebac y Fondos Comunes de Inversión y predisposición a diversificar las carteras`, aseguraron.

El Indice de Confianza del Inversor es realizado por la consultora basándose en 500 encuestas mensuales a argentinos

de clase media, mayores de 18 años, bancarizados y de todo el país. Los resultados de octubre revelaron una tendencia alcista del ICI: en su cuarta medición alcanzó los 69 puntos. Cabe señalar que en septiembre el índice midió 67, en agosto 66 y en julio 60 unidades.

Según detallan en DAlessio IROL,`tras el triunfo del oficialismo en las elecciones, se reafirma el optimismo de los inversores` y hay un `alineamiento entre la percepción del escenario actual y las expectativas`. A su vez, explican que a partir de un desarrollo matemático conceptual, se efectúan los cálculos que dan origen al índice; el dato se obtiene a partir de las encuestas mensuales, que contienen preguntas sobre la situación de la economía en general tanto presente como futura, la percepción de satisfacción respecto al resultado de las inversiones personales presente y futura y las decisiones en relación a la cartera de inversión en el próximo mes.

El objetivo de la Cámara de Agentes de Bolsa al lanzar el índice de Confianza del Inversor era generar un `mapa` de conocimiento de la clase media bancarizada sobre sus opciones de inversión y medir percepciones y expectativas de los inversores.

`El índice de confianza del inversor será una clara indicación de cómo varía el humor del inversor minorista. Desde la Cámara de Agentes de Bolsa proponemos que cada vez más los pequeños y medianos ahorristas se orienten al mercado de títulos, fondos y acciones`, dijo Federico Spragon Hernández, presidente de Cámara frente a los asistentes al 4to Congreso del Mercado de Capitales celebrado en el IAEF el miércoles pasado. El ICI se calcula con las respuestas de 500 argentinos de clase media, mayores de 18 años y bancarizados.