Eduardo D’Alessio en el programa “El noticiero A24” de Eduardo Feinmann
Transmitido por A24 el 27/09/2018
Eduardo D’Alessio en el programa “El noticiero A24” de Eduardo Feinmann
Transmitido por A24 el 27/09/2018
El 7 y 8 de enero de 1936, la CGT Catamarca y la CGT Independencia, realizaron el primer paro general del siglo, por 48 horas al entonces presidente Agustín P. Justo.
El motivo del reclamo sindical fue por apoyo a los trabajadores de la construcción y en repudio a la represión del Gobierno.
En la época del primer paro, el derecho a huelga no era parte de ningún derecho constitucional.
La inclusión del derecho de huelga se realizó en la reforma constitucional de 1957 y fue ratificada en la Convención Constituyente de 1994, considerando que la reforma constitucional del 57 había sido realizada por una Convención Constituyente convocada en oportunidad de una dictadura militar.
En la ratificación de 1994, quedó determinado que el Articulo 14 Bis tendría el siguiente texto:
“El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor; jornada limitada; descanso y vacaciones pagados; retribución justa; salario mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea; participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección; protección contra el despido arbitrario; estabilidad del empleado público; organización sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro especial. Queda garantizado a los gremios: concertar convenios colectivos de trabajo; recurrir a la conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga. Los representantes gremiales gozarán de las garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la estabilidad de su empleo.
El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter integral e irrenunciable. En especial, la ley establecerá: el seguro social obligatorio, que estará a cargo de entidades nacionales o provinciales con autonomía financiera y económica, administradas por los interesados con participación del Estado, sin que pueda existir superposición de aportes; jubilaciones y pensiones móviles; la protección integral de la familia; la defensa del bien de familia; la compensación económica familiar y el acceso a una vivienda digna”.
Existen tres motivos como justificación de una huelga:
-Huelga laboral: es la que tiene lugar por causas derivadas de la propia relación de trabajo.
-Huelga extra-laboral: es la que se lleva a cabo por motivos políticos o con cualquier otra finalidad ajena al interés profesional de los trabajadores afectados.
-Huelga de solidaridad o simpatía: los trabajadores defienden un interés ajeno a su relación contractual, actuando, sin embargo, en apoyo de otros trabajadores en conflicto, con los que se solidarizan.
Según el comportamiento que se lleve a cabo durante la huelga:
-Huelga turnante o rotatoria: es la que realizan de modo sucesivo en las distintas unidades productivas de una empresa o centro de trabajo, o sectores de la actividad económica en un ámbito geográfico determinado, alterándose sucesivamente en la cesación, en el trabajo, con la finalidad de afectar a la coordinación de la producción.
-Huelga estratégica, tapón o trombosis: es aquella que afecta tan solo de modo directo a la actividad productiva básica de la empresa, o a los sectores estratégicos del sistema económico, pero que comunica sus efectos en cadena a los demás ámbitos, consiguiendo la paralización de todo el proceso productivo.
-Huelga de celo o reglamento: consiste en una ejecución minuciosa y reglamentaria del trabajo, con el consiguiente retraso.
-Huelga intermitente: es aquella en la que se alterna momento de normalidad laboral y de cesación del trabajo. Posee una tipología bastante variada: alternancia de horas de trabajo y huelga a lo largo del día, de días de trabajo y huelga a lo largo de la semana o períodos más amplios.
-Huelga de brazos caídos: o huelga a pie de fábrica, en la que los trabajadores no abandonan las instalaciones de la empresa, sino que se establecen turnos de relevo para ocuparla permanentemente.
-Huelga escalonada: es aquella en que las actividades productivas son paralizadas progresivamente, unas después de otras.
-Huelga general: la que se plantea simultáneamente en todos los oficios de una o varias localidades.
Desde 1936, hasta el día de la fecha, las organizaciones sindicales argentinas, realizaron 72 huelgas (parciales o generales) contra 21 presidentes argentinos -democráticos y militares- en que se adujeron los más diversos motivos, aún contrariando la legislación vigente en la época, como factor fundamental para la realización de los reclamos.
Los Presidentes que más sufrieron la realización de las huelgas generales, fueron:
Raúl Alfonsín: 13
Fernando de la Rúa: 10
Carlos Saúl Menem: 9
Arturo Frondizi: 5
Arturo Umberto Illia: 5
Cristina Fernández de Kirchner: 5
Mauricio Macri: 4 (con la de hoy)
Reynaldo Bignone: 3
Alejandro Agustín Lanusse: 3
Eduardo Duhalde: 2
Isabel Perón: 2
Juan Carlos Onganía: 2
Nestor Kirchner: 1
Leopoldo Fortunato Galtieri: 1
Roberto Eduardo Viola: 1
Jorge Rafael Videla: 1
Roberto Levingsnton: 1
Jose Maria Guido: 1
Pedro Eugenio Aramburu: 1
Edelmiro Farrell: 1
Agustín Pedro Justo: 1
En 54 oportunidades, (o sea en el 75% de los casos) el motivo de la protesta fue de “rechazo” o “repudio” a algo.
En 45 oportunidades de estas 54 huelgas, el rechazo fue hacia la política económica y social del país (o sea el 60% del total de las huelgas, tuvieron este motivo).
Es importante mencionar que en ningún caso y en ninguno de los gobiernos, la huelga generó el cambio de ninguna política económica.
Desde el nacimiento del sindicalismo en Argentina, con ideologías socialistas y anarquistas en la creación de la Sociedad Tipográfica Bonaerense en 1857 , hasta la fecha, las demandas que se iniciaron para la obtención de mejoras en la ley laboral, fueron dando lugar a Sindicatos poderosos, dirigidos por sindicalistas millonarios que, abarcando diversas actividades económicas no relacionadas con las defensas sindicales, traspasan el poder a familiares y amigos, para poder continuar presionando a los gobiernos de turno.
¿La huelga general representa efectivamente a los trabajadores?
Según la encuestadora D’Alessio Irol–Berensztein, el 53% de los argentinos está en contra del paro general.
¿Cómo es posible entonces que el paro lo organice una minoría?
La respuesta es simple: el paro general no tiene como objetivo defender los derechos de ningún trabajador
El paro en Argentina se transformó en una herramienta de presión contra el gobierno, para demostrar poder ante eventuales procesos judiciales en los que dicho Gobierno, en teoría, no debería tener ninguna injerencia.
El sistema sindical argentino se tornó un bumerang por si solo, ya que el Gobierno reparte recursos públicos a los sindicatos, que utilizan esos recursos contra el propio gobierno, generando un caos en la ciudad y evitando que quien quiera trabajar pueda hacerlo.
Esta imposibilidad se debe a que el actor principal del reclamo es el segmento del transporte o porque entidades sociales, de personas que no trabajan, apoyan a los organizadores del paro, que pagan micros que estacionan en cualquier lado, que reparten dinero para militantes que cobran planes, y que llega al absurdo en que líderes sociales, aprovechen su tiempo libre en el medio del paro, para tomar café en empresas capitalistas a los que ellos, combaten con fervor.
Por la dificultad de movilizarse, el trabajador que no está de acuerdo con el paro general, no tiene como ir a trabajar y de esta forma, los organizadores se jactan de una efectividad del paro con porcentajes que no representan la realidad social y menos aún, cuando se incluye el acatamiento en las ciudades del interior.
Orilla lo sub-real que el centro de la ciudad de Buenos Aires se haya transformado en un lugar para organizar reclamos que no representan a la mayoría, donde se reivindican mejoras laborales de quien no tiene trabajo, (y no quiere trabajar), con recursos del propio Estado a quien le es realizada la protesta.
Por algún motivo difícil de entender para gran parte de la población, el gobierno observa el reclamo con una pasividad que no condice con el pedido de la gente de respetar el derecho constitucional del libre tránsito por el territorio nacional.
En definitiva, perdemos todos: Gobierno y trabajadores. Los únicos que ganan son los manifestantes mediante el reparto del dinero para ir a reclamar lo que representan.
Un estudioso brasileño de la política Argentina, el doctor Claudio Eltchenstein, me hizo la siguiente reflexión: “¿Qué podés esperar del sindicalismo argentino, que el 18 de Octubre de 1945 paró el país exigiendo la libertad del General Perón (al ex presidente Edelmiro Farrell) y que el 17 de Noviembre de 1972 volvió a parar el país festejando que Perón había regresado a la Argentina (al ex presidente Alejandro Agustin Lanusse)?”
Y concluyó: “Pensé que el reclamo era para que los Argentinos tuvieran mas trabajo…….. Y no menos”.
Publicado en Infobae el 25/09/2018
La combinación de inflación con recesión, desempleo y caída del poder adquisitivo en el salario es un problema que aun no encuentra solución por parte de la administración macrista, acerca posiciones en el sindicalismo y argumenta el paro nacional de la CGT.
El tiempo del conflicto social resurge en la Argentina como consecuencia de una gestión que, a lo largo de los últimos tres años, no supo encontrar en el manejo de la economía una fortaleza que sostenga el respaldo otorgado en dos ocasiones por los votos en las urnas.
La impericia para resolver los problemas de lo que Cambiemos denominó como la “pesada herencia recibida” y avanzar con un modelo superador que recupere la senda del crecimiento, terminó por agrupar a los diferentes sectores del sindicalismo en una protesta que, si bien no está exenta de un interés político, contiene una apreciación compartida por la mayor parte de la sociedad, incluyendo al propio Presidente: por cuestiones exógenas y dificultades propias, hoy la economía está en su punto más bajo desde que Mauricio Macri asumió la administración nacional y ese hecho le da marco al paro nacional, aunque una de cada dos personas considere que no es una medida apropiada para este momento, como lo reveló una encuesta de D’Alessio IROL/Berensztein, y el Gobierno advierta la fuerte pérdida que genera para la economía nacional el cese de actividades.
Los representantes de los gremios más poderosos mantuvieron sus diferencias durante los últimos años, trazando una división claramente expuesta entre la conducción de la CGT y el camionero Hugo Moyano. De hecho, aún hoy mientras Moyano se muestra cada vez más cerca de Cristina Kirchner, integrantes del triunviro que conduce la central obrera, como el sanitarista Héctor Daer, aseguran que el peronismo no debe contar con la ex presidenta como representante para las futuras elecciones.
Sin embargo, el escenario de estanflación que ofrece la economía les otorga argumentos comunes para sostener una protesta conjunta. Por un lado, la inflación proyecta una pérdida promedio de 15 puntos en el poder adquisitivo de los salarios que golpea a los trabajadores formales y tiene su correlato en la fuerte caída del consumo. Y por el otro, la recesión afecta al sector productivo y genera la pérdida de puestos de trabajo reflejada por el Indec, una estadística que aún no mostró su peor guarismo. Recién cuando se conozcan los datos del tercer trimestre que está por concluir, podrá observarse el verdadero impacto de la reciente devaluación en el nivel de empleo y, según anticipan los especialistas, la desocupación podría alcanzar las dos cifras. El combo se completa con un aumento de la pobreza, la vara por la cual Macri pidió ser juzgado al término de su mandato.
Hoy, con el jefe de Estado intentando convencer en Estados Unidos a la comunidad internacional, en particular a los inversores, de que lo peor ya pasó y que vuelvan a apostar en el país, la imagen que ofrece la Argentina refleja el reclamo sobre una situación delicada para la que se propone aplicar un ajuste que equilibre las cuentas, con el respaldo del financiamiento del Fondo Monetario Internacional. Pero mientras los gremialistas y representantes de la oposición piden mejorar la atención social, recuperar la industria, el consumo, el salario, las jubilaciones y el empleo, también reclaman bajar la presión impositiva y frenar el endeudamiento que sostiene un gasto creciente del que la economía vivió durante al menos la última década.
Pedidos lógicos para cualquier sociedad, aunque en un país en el que los ingresos no superan a ese gasto, la ecuación presentada parece insostenible. Claro que la obligación de encontrar una respuesta, la tiene el Gobierno. Y en el éxito de esa empresa no solo radica la posibilidad de vaciar la protesta de contenido sino también la de extender un proyecto político que hasta el año pasado parecía garantizado y hoy necesita reforzar sus cimientos.
Publicado en El Cronista el 25/09/2018
El 53% se mostró en contra de la medida de la CGT. La mayoría cree que el motivo es presionar al Gobierno para que cambie el programa económico, mientras que sólo una de cada cuatro personas piensa que se trata de una genuina defensa de los trabajadores.
El 53 por ciento de la gente se opone a la realización del paro nacional del próximo martes que convocó la Confederación General del Trabajo (CGT) en señal de protesta contra las medidas económicas del Gobierno, mientras que el 47% se mostró a favor de la medida, según los resultados de una encuesta realizada por D’Alessio Irol / Berensztein.
Entre los encuestados que declararon haber votado por Cambiemos en las elecciones presidenciales de 2015, el 82% se manifestó en contra del paro, mientras que apenas el 12% defendió la medida de la CGT.
Por el lado de los que reconocieron elegir al Frente Para la Victoria en los comicios de 2015, el 82% dijo estar de acuerdo con el paro, mientras que el 18% se mostró en contra.
En cuanto a las motivaciones del paro, el 44% de los encuestados consideró que la intencionalidad detrás de la medida de fuerza es presional al Gobierno para cambiar el rumbo económico, mientras que el 17% afirmó que pasa por una búsqueda de la CGT de mantener el liderazgo frente a sus representados y apenas el 15% sostuvo que se trata de una genuina defensa de los trabajadores.
Un 7% afirmó que el objetivo es desestabilizar al Gobierno con malestar social.
El motivo más elegido por los consultados que votaron a Cambiemos es el de la presión para que el Gobierno cambie su programa económico (36%), seguido por el de la búsqueda de la CGT por mantener su liderazgo (25%) y por las tensiones sindicales internas (21%).
Entre los votantes del Frente Para la Victoria, el 53% afirmó que la razón del paro es instar al Ejecutivo a rever sus medidas económicas, mientras que apenas el 26% cree que se trata de una genuina defensa de los trabajadores.
Publicado en El Cronista el 24/09/2018
Eduardo D’Alessio en el programa “El noticiero A24” de Eduardo Feinmann
Transmitido por A24 el 21/09/2018
Un repaso de los principales estudios de opinión, en medio de una agenda protagonizada por la crisis cambiaria y el caso de los cuadernos.
En las últimas semanas hubo tres temas que coparon la agenda mediática: la crisis cambiaria, la inflación y los cuadernos de la corrupción. Mientras los primeros dos sucesos le pegan de lleno al presidente Mauricio Macri, el tercero afecta a la ex mandataria, Cristina Fernández, quien por esa causa, podría ser procesada en breve por el juez Claudio Bonadio. Ahora bien, cuál es la problemática que prevalece entre los encuestados, en el último mes.
La ex presidenta debería ir presa para el 56% de los 800 encuestados por D’Alessio IROL/Berensztein, entre el 22 y 23 de agosto, por la causa de los cuadernos. Esa opinión, refleja el estudio online, crece significativamente entre los votantes de Cambiemos, donde alcanza al 91%, mientras desciende al 20% entre los adherentes del Frente para la Victoria (FPV).
Según una encuesta de Poliarquía hecha el 15 de agosto, con 1387 casos y con un margen de error de 2,69%, un 60% de los consultados consideran que es cierto que los Kirchner recibían bolsos con dinero, mientras que un 58% respondió estar de acuerdo en que el Senado le retire los fueros, lo que habilitaría la detención de la ex mandataria.
Otro de los estudios que se conoció en los últimos días fue el monitoreo nacional de Ricardo Rouvier & Asociados, hecho el mes pasado. En este, el 72% de los encuestados consideró que las denuncias de corrupción que surgieron tras la aparición de los cuadernos son creíbles. Y, de ese porcentaje, un 58,5% cree que Cristina Fernández es cómplice de hechos delictivos, mientras que el 26,7% opina que la ex jefa de Estado era “ajena a esos manejos”.
“La grieta” también se traslada a la causa de los cuadernos. O al menos así lo refleja una encuesta de Federico González & Asociados, hecha a 400 personas en GBA y CABA. De acuerdo al estudio, más del 91% de los que votarían por Macri el año que viene consideraron “muy creíbles” las revelaciones de los cuadernos. En cambio, casi el 86% de los simpatizantes de CFK respondieron “poco creíble”.
Sobre la gestión de Macri
De acuerdo a la encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública hecha por la Universidad de San Andrés (UdeSA), realizada entre el 16 y el 25 de agosto a 1001 adultos de entre 18 y 64 años, conectados a Internet, un 43% desaprueba “mucho” la gestión del actual Presidente, y un 21% desaprueba “algo”, mientras que el 24% aprueba “algo” y el 10% aprueba “mucho”.
Ante la pregunta “Pensando en comparación con el inicio de la gestión de Mauricio Macri, ¿cómo cree que está la situación del país hoy?”, el 68% respondió peor; el 13% igual y el mismo porcentaje dijo “mejor”. A este interrogante sobre la visión retrospectiva se le sumó una sobre la visión prospectiva: “Pensando hacia el futuro, ¿cómo cree que estará la situación del país dentro de un año?”. En este caso, un 46% respondió que empeorará y un 26% opinó que mejorará. Para ambas preguntas (retrospectiva y prospectiva), las respuestas “mejor” vienen descendiendo significativamente. Por caso, en julio pasado habían sido 18% y 29%, respectivamente.
En oposición a esto, las respuestas “peor”, para ambas preguntas, vienen en ascenso. En julio, un 63% había respondido “peor” en la visión retrospectiva, mientras que un 41% en la percepción prospectiva. De esta manera, tal como apunta el estudio entre sus conclusiones: “La aprobación sigue cediendo y el efecto ‘luna de miel’ posterior a la elección de medio término se perdió en absoluto”.
Lo que importa
De acuerdo al mismo estudio de la UdeSA, el problema que más preocupa a los argentinos, en un 65%, es Delincuencia/robos/inseguridad. En segundo lugar se ubicó la inflación (43%) y completó el podio el tema corrupción, con 36%.
En cuanto a las perspectivas electorales del año que viene, un 27% opinó que votará por Cambiemos, un 35% todavía no sabe y un 30% lo hará por la oposición. Valores similares se habían obtenido en el relevamiento del mes anterior.
Por otra parte, en un estudio online hecho por Oh! Panel, a nivel país, en agosto pasado y sobre una muestra de mil casos, 6 de cada 10 afirmaron que la política económica “ha fracasado”. De todas maneras, el estudio resalta que la intención de voto al oficialismo continúa descendiendo, aunque constituye la primera minoría. Además, el mismo estudio recalca: “La inflación se refuerza como la principal preocupación de los argentinos”.
Para cerrar, desde D’Alessio IROL/Berensztein, en medio de este escenario, preguntaron: “¿Preferiría que termine la corrupción o que mejore la situación económica?”. Las respuestas fueron bastante parejas: el 51% respondió que prefiere que termine la corrupción, mientras que el 46%, que mejore la situación económica.
Publicado en El Cronista el 17/09/2018
En La raíz, Hugo Alconada Mon revela cómo la corrupción altera las prioridades de quienes toman las decisiones y cómo la impunidad atraviesa todos los órdenes del sistema argentino, ya sean políticos, empresariales, fiscales, sindicales y policiales.
En esta oportunidad, un fragmento sobre cómo se paga por el silencio de ciertos periodistas o cómo se enfoca la información de acuerdo a diferentes conveniencias:
Algunos manuales aún definen al periodismo como un “cuarto poder”. O como el “tábano” que pica al caballo, que lo molesta, que lo irrita incluso, y que lo obliga a moverse, a ser mejor. Pero en la práctica, muchos periodistas actúan como agentes de propaganda o callan cuando algo de los sótanos sale a la superficie. Por eso, la compra de periodistas resulta uno de los rubros más extendidos y caros de las campañas electorales, y por eso sobran también los periodistas procíclicos, que cuelgan medallas al campeón y lo patean cuando ya está caído. Sentado frente a un ministro de la gobernadora María Eugenia Vidal en un bar del centro platense, un conocido periodista de la televisión argentina fue directo al grano.
“Quiero una guita por mes”, dijo.
El ministro intentó esquivar el toro. O más llano, “hacerse el boludo”. “No sé de qué me estás hablando. Yo no manejo esos temas”. Pero el periodista ya estaba lanzado.
-Raro. Porque el que antes ocupaba tu mismo cargo sí la ponía, todos los meses -le espetó en plena transición del sciolismo.
-Mirá, yo no sé cómo habrás arreglado con el gobierno anterior, pero conmigo no.
-Creo que no entendiste. A mí me da igual si la ponés vos, si la ponen a través de un área de la gobernación o por medio de la SIDE, pero si no quieren quilombo, hay que ponerla -resumió.
¿Testigos? El vocero del ministro y el productor general del periodista, que por supuesto callarán en público
En términos cuantitativos, hay pocos datos certeros sobre la situación de la ética periodística general, aunque los indicios ofrecen un panorama desolador. El 91% de los casi mil periodistas encuestados en 2011 por la consultora CIO para el Foro de Periodismo Argentino (Fopea) respondió que conocía conductas antiéticas de sus colegas.
Esa misma encuesta detectó un problema subyacente: los periodistas cobraban salarios paupérrimos que obligaban a la mitad de los encuestados a tener un segundo empleo. En ciertos casos porque las empresas periodísticas no podían pagar mejores salarios (y menos pueden ahora, siete años después); y en otros casos, porque padecían un fenómeno que en el oficio se conoce como la “privatización”, “tercerización” o outsourcing de los salarios. Es decir, que la empresa X paga bajos salarios y mira para otro lado mientras el empleado, chapeando con que trabaja para X, pasa la gorra entre políticos, empresas o, en el caso de la sección Deportes, técnicos, dirigentes y representantes de jugadores de fútbol (…).
Antes y después, las sospechas acerca de “sobres” para periodistas rodearon a la ex SIDE. Desde los tiempos de Menem y hasta la actualidad, con Mauricio Macri, pasando por todos los ocupantes de la Casa Rosada: De la Rúa, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Fernández, quienes siempre lo negaron, es justo aclarar, de manera furibunda.
Por arriba de los sótanos, esos mismos presidentes recurrieron al reparto discrecional de la publicidad oficial como una forma más sofisticada -y por momentos arbitraria- de definir premios y castigos con prescindencia del rating, la circulación o el “share” de la audiencia, o el apego a una política pública basada, por ejemplo, en la decisión de apoyar el desarrollo de medios pequeños e independientes o del interior del país:
Entre 2009 y 2015, los diez grupos de medios más beneficiados fueron Veintitrés (Szpolski-Garfunkel, con 814,9 millones de pesos), Albavisión-Canal 9 (Remigio González, 384 millones de pesos), Telefe (331,1 millones de pesos), Uno (Vila-Manzano, 311,1 millones de pesos), Página/12 (248,1 millones de pesos), Grupo Clarín (219,4 millones de pesos), Grupo Indalo (Cristóbal López, 158,6 millones de pesos), Grupo Crónica (Olmos, 140,3 millones de pesos), Diario Popular (Fascetto, 139,7 millones de pesos) y Ambito Financiero (Orlando Vignatti, 106,6 millones de pesos).
Al cabo del primer año de gobierno de Mauricio Macri, el listado registró cambios cualitativos. Primero quedó el Grupo Clarín (519 millones de pesos), luego Telefe (ya en manos de Viacom, 171,5 millones de pesos), Grupo Indalo (165,9 millones de pesos), Grupo América (Vila-Manzano, 133,4 millones de pesos), SA La Nación (118,7 millones de pesos), Grupo Crónica (107,9 millones de pesos), Albavisión-Canal 9 (65 millones de pesos), Radio y TV Argentina (57,4 millones de pesos), Diario Popular (53,1 millones de pesos) y Google (48,5 millones de pesos).
Ya en el primer semestre de 2018, los números cambiaron otra vez. El Gobierno gastó 654 millones de pesos en publicidad oficial durante los primeros seis meses del año; es decir, 60% menos respecto al mismo período del año anterior, cuando se iniciaba la campaña para las elecciones legislativas. ¿Lo más curioso? Mientras que la mayoría de los medios registraron una baja de ingresos por publicidad acorde a ese recorte, el canal C5N -sin contar al resto del Grupo Indalo, de Cristóbal López y Fabián de Sousa- subió de 5 millones a 9,44 millones de pesos; y Página/12 -también sin contar al resto del Grupo Octubre-, de 3,2 millones a 9,66 millones de pesos.
Porque cuando del mundo de la comunicación se trata, la dinámica excede a los periodistas y también abarca a los medios de comunicación y a sus dueños, aunque algunos prefieran olvidar tiempos pasados, del mismo modo que prefieren callar incómodas realidades presentes.
Porque no son pocos los funcionarios de extrema confianza del presidente Mauricio Macri, sin ir más lejos, que se quejan de las prácticas “extorsivas” de muchos empresarios de medios, tanto de la Ciudad de Buenos Aires como del interior del país, del mismo modo que deslizan que el poderoso dueño del Grupo Clarín, Héctor Magnetto “ya no pide; ahora exige” todo aquello que pretende obtener.
Nada distinto, según los memoriosos, de la impronta que ya mostró Magnetto en los años ochenta, en una de sus reuniones con el entonces presidente, Raúl Alfonsín. Según el recuerdo de dos testigos, el jefe de Estado quiso lisonjear al factótum del Grupo Clarín reconociendo su plusvalía como “cuarto poder de la República” y chocó con una respuesta inesperada, planteada sin soberbia, sino como una realidad evidente. “No, presidente, nosotros somos el primer poder”.
Curioso. Porque si esa anécdota la cuentan desde el círculo íntimo de Alfonsín, los menemistas de paladar negro cuentan un episodio similar. Dicen que Carlos Menem en un momento le preguntó a Magnetto si acaso él quería ser presidente. “No. Ese es un puesto menor”, le adjudican la respuesta. Y a Cristina Fernández de Kirchner le enrostró otra similar. “Para qué quiero ser presidente si donde estoy tengo más poder”.
“Eso pudo ocurrir, sí, pero con una salvedad, según le reconocen a Magnetto algunos de sus críticos actuales. Cuando los gobiernos de Menem y de los Kirchner lo tentaron con el oro y el moro a cambio de su apoyo a la reelección ilimitada de unos y otros, el cerebro del Grupo Clarín se negó. “En otros aspectos no, pero en eso aún tiene límites cívicos”, le remarcó uno de sus más acérrimos rivales empresarios de medios de las últimas dos décadas a este autor (…)
En cuanto a los periodistas -no ya los medios-, la pauta oficial de 2009 a 2015 mostró ciertas tendencias sintomáticas. Figuraron las productoras de Roberto Navarro (14,7 millones de pesos), Mauro Viale (13,8 millones de pesos), Jorge Rial (13,3 millones de pesos), Antonio Francisco Novas (Grupo Szpolski-Garfunkel, con 7 millones de pesos) y Javier Carlos “el Profe” Romero (4 millones de pesos), entre otros.
El reparto cambió por completo durante los primeros dos años presidenciales de Macri. Giró casi 6 millones de pesos a las productoras de ciclos periodísticos, señales de cable y webs personales de Luis Majul (La Cornisa Producciones, 2,2 millones de pesos), Joaquín Morales Solá (JMS y Asociados SA, 1,1 millones de pesos), Alfredo Leuco (L y M Producciones SRL, 940 mil pesos), Luis Novaresio (Comunicación Publicitaria SRL, 830 mil pesos) y Marcelo Longobardi (LRH Producciones SA, 750 mil pesos), entre otros
¿El reparto de publicidad oficial implica necesariamente el silencio cómplice o la buena voluntad del medio o del periodista? No. Eso depende de la línea editorial y de la ética propia de cada medio o periodista.
Nada distinto, según los memoriosos, de la impronta que ya mostró Magnetto en los años ochenta, en una de sus reuniones con el entonces presidente, Raúl Alfonsín. Según el recuerdo de dos testigos, el jefe de Estado quiso lisonjear al factótum del Grupo Clarín reconociendo su plusvalía como “cuarto poder de la República” y chocó con una respuesta inesperada, planteada sin soberbia, sino como una realidad evidente. “No, presidente, nosotros somos el primer poder”.
Curioso. Porque si esa anécdota la cuentan desde el círculo íntimo de Alfonsín, los menemistas de paladar negro cuentan un episodio similar. Dicen que Carlos Menem en un momento le preguntó a Magnetto si acaso él quería ser presidente. “No. Ese es un puesto menor”, le adjudican la respuesta. Y a Cristina Fernández de Kirchner le enrostró otra similar. “Para qué quiero ser presidente si donde estoy tengo más poder”.
“Eso pudo ocurrir, sí, pero con una salvedad, según le reconocen a Magnetto algunos de sus críticos actuales. Cuando los gobiernos de Menem y de los Kirchner lo tentaron con el oro y el moro a cambio de su apoyo a la reelección ilimitada de unos y otros, el cerebro del Grupo Clarín se negó. “En otros aspectos no, pero en eso aún tiene límites cívicos”, le remarcó uno de sus más acérrimos rivales empresarios de medios de las últimas dos décadas a este autor (…)
En cuanto a los periodistas -no ya los medios-, la pauta oficial de 2009 a 2015 mostró ciertas tendencias sintomáticas. Figuraron las productoras de Roberto Navarro (14,7 millones de pesos), Mauro Viale (13,8 millones de pesos), Jorge Rial (13,3 millones de pesos), Antonio Francisco Novas (Grupo Szpolski-Garfunkel, con 7 millones de pesos) y Javier Carlos “el Profe” Romero (4 millones de pesos), entre otros.
El reparto cambió por completo durante los primeros dos años presidenciales de Macri. Giró casi 6 millones de pesos a las productoras de ciclos periodísticos, señales de cable y webs personales de Luis Majul (La Cornisa Producciones, 2,2 millones de pesos), Joaquín Morales Solá (JMS y Asociados SA, 1,1 millones de pesos), Alfredo Leuco (L y M Producciones SRL, 940 mil pesos), Luis Novaresio (Comunicación Publicitaria SRL, 830 mil pesos) y Marcelo Longobardi (LRH Producciones SA, 750 mil pesos), entre otros.
¿El reparto de publicidad oficial implica necesariamente el silencio cómplice o la buena voluntad del medio o del periodista? No. Eso depende de la línea editorial y de la ética propia de cada medio o periodista.
¿El reparto de publicidad oficial implica necesariamente que quien distribuye ese dinero busca ese silencio cómplice o esa buena voluntad del medio o del periodista? Tampoco. Eso también depende de los criterios y de la ética de cada funcionario o área de gobierno.
Porque los grandes profesionales del periodismo son eso: grandes profesionales, ejemplos de honestidad, contracción al trabajo y seriedad. Pero hay algunos cuyo mejor trabajo es aquel que nunca salió al aire ni se publicó jamás… pero les permitió apretar y recaudar. Tal y como ocurre con ciertos legisladores, cuyos mejores proyectos nunca fueron ley… pero también les permitieron apretar y recaudar. “Muchos periodistas mantienen un sano espíritu crítico y un saludable instinto de investigación”, dividió las aguas uno de los columnistas dominicales del diario La Nación, Jorge Fernández Díaz. “Pero otros colegas, que recibían bajo la mesa dinero del justicialismo y a quienes no solo se les cortó el chorro, sino que además se les redujo la pauta publicitaria, se preguntan dos o tres veces al día por qué pensar en el país, si el país no piensa en ellos. Somos tan argentinos”.
La misma confusión se repite entre los anunciantes. Múltiples empresas y empresarios creen que comprar espacios para publicidad en un medio de comunicación, programa de tele o de radio, website o blog de un periodista conlleva comprar el silencio cómplice o la buena voluntad del periodista o del medio, del mismo modo que creen que contratar un vocero externo o lobista o “bolsero” les garantizará el silencio mediático. Falso. Aunque a menudo esos mismos operadores son los que alimentan ese engaño, llegan a decir frases como “yo controlo a 400 periodistas” y les sacan fortunas al pagador que cree, ingenuo, que son para el medio o el periodista, pero que en realidad nunca llegan a ese supuesto destinatario sino que quedan en el bolsillo del intermediario.
Otras veces, sin embargo, eso sí ocurre. Hay periodistas que cobran para decir que llueve cuando brilla el sol. O para hablar de cualquier otro tema salvo de la incómoda noticia que afecta a quien libró el cheque. O para atacar al político o juez o fiscal o medio o periodista que dejó mal parado al pagador, en una táctica tan antigua como la humanidad. Se llama argumentación ad hominem. El objetivo es sencillo: que se hable de otros temas; y si es imposible, al menos “matar al mensajero”. Saben que en tiempos de posverdad, grieta y tribalismo, las audiencias creerán aquello que quieran creer y buscarán cualquier dato o excusa para defenestrar la información que las incomode (…).
¿Quién considera que es, en última instancia, el responsable de la situación actual?, les preguntaron las consultoras D’AlessioIROL y Berensztein a 1.077 mayores de edad de todo el país, en mayo de 2018, cuando despuntaba una corrida cambiaria, en un contexto de inflación y retorno al Fondo Monetario Internacional (FMI).
El 68% de quienes votaron a Cambiemos en el ballottage de 2015 responsabilizó al kirchnerismo; el 14% responsabilizó por partes iguales a Cambiemos y al kirchnerismo y el 18% restante al gobierno actual.
Por el contrario, entre quienes votaron al Frente para la Victoria (FpV) en la segunda vuelta electoral de 2015, solo el 9% responsabilizó al gobierno anterior, apenas 8% repartió las culpas por partes iguales y el aplastante 83% señaló a la gestión de Mauricio Macri. La tendencia es a leer, escuchar y mirar aquello que reforzará las creencias previas y a desechar o incluso defenestrar el resto. Y aquellos que pagan y los periodistas que cobran lo saben.
Claro que no todas las empresas ni empresarios piensan así. Pero muchas, sí.
Como Odebrecht. Pagó a periodistas por su silencio o incluso por su cobertura favorable, tanto en Brasil como en otros países. Entre ellos, Perú. ¿Y la Argentina? ¿Por qué? ¿Para qué? Porque la premisa general del gigante brasileño era, en primer lugar, esquivar a la prensa como a la peste. Su objetivo primordial era jamás aparecer en los medios, ya fueran relevantes o pequeños portales de internet dedicados a chantajear. Y si eso era imposible, entonces pagaban para que se hablara de la empresa del mejor modo posible.
Porque muchos, demasiados, políticos y empresarios se mueven basados en estas diez leyes no escritas de la comunicación:
Publicado en Perfil el 15/09/2018
Son de diferentes consultoras. Hay relevamientos locales y nacionales. Macri y Cristina, en el centro de las mediciones.
La vorágine (negativa) de la economía y su impacto en la política reavivó el interés por las encuestas de opinión pública. Las dudas se acumulan y las preguntas se reformulan: ¿La gente espera que Macri domine la economía? ¿Cómo está hoy su candidatura? ¿Y Cristina? ¿Le pega el caso de los cuadernos de las coimas? ¿Hay lugar para un tercero?
Clarín juntó cinco sondeos de los últimos días, que responden parte de estas preguntas. Y en algunos casos, reabren nuevos interrogantes.
1) Management & Fit
El llamado “Indice de Optimismo” es una medición semanal y nacional que Management & Fit hace en exclusiva para Clarín. Se divide en dos grandes temas de la gestión de Mauricio Macri: política y economía; separados, a su vez, entre actualidad y expectativas. Hace meses que los números vienen dando en rojo.
En su último relevamiento, tanto el “Indice Global de Optimismo Económico” como el “Indice Global de Optimismo Político” volvieron a caer: 0,8 y 0,5 punto respectivamente.
En el primer caso, las expectativas económicas (28,6 puntos) superan a la confianza económica actual (25,1). En el segundo, en cambio, el clima político actual (25,9) le gana a las expectativas políticas (25).
“En materia económica, las expectativas sobre la situación de ingreso familiar descienden 2,1 puntos y sobre la situación de empleo y oportunidades de trabajo, 0,6 punto”, destaca el licenciado Juan Pablo Hedo, de la consultora.
Encuesta de Management & Fit, exclusiva para Clarín.
Y agrega: “En relación a la política, el indicador con mayor caída esta semana fue aquel que mide la percepción de preocupación del Gobierno nacional a la hora de gobernar (intereses particulares versus bien general); este se volvió 3,7 puntos más pesimista que la última medición”.
Igual, como se dijo de arranque, la tendencia es claramente a la baja: en esta última semana, de las 17 variables ponderadas por M&F, 13 cayeron y apenas cuatro subieron.
2) Synopsis
En su medición nacional de septiembre, la consultora vuelve a ponderar escenarios electorales. Y plantea un punto interesante: el rol decisivo que pueden tener los indecisos en un balotaje. La conclusión es inquietante para el oficialismo: Macri aparece con más intención de voto inicial que los cinco rivales que le enfrenta Synopsis, pero cuando se repregunta a esos indecisos, en cuatro casos el resultado se da vuelta.
El trabajo incluye un relevamiento de 1.143 casos en todo el país, con un margen de error de +/- 2,9%. Además de los escenarios electorales, se midieron otras variables. Estas fueron algunas de las conclusiones del director de la firma, Lucas Romero:
– “La valoración del desempeño del Gobierno de Mauricio Macri no muestra señales de recuperación en septiembre”.
– “La preocupación por la inflación pega un salto de +1,4% , acercándose nuevamente al techo de 40%2.
– “El porcentaje de gente que ve con pesimismo el futuro del país crece 1,5 puntos llegando al 51,1% de los encuestados”.
– “Por primera vez más del 50% de la gente percibe que este no es el rumbo económico correcto”.
Encuesta nacional de Synopsis.
En cuanto a la intención de voto, hay dos grandes mediciones. Primero, una general, que pregunta “si las elecciones presidenciales fueran hoy, ¿a qué fuerza política votaría?”. Cambiemos suma 32,9%, “Otra fuerza política” el 52% y los indecisos llegan a 15,1%. Casi los mismos números de agosto.
Luego viene la particularidad que se comentaba al principio respecto a los eventuales balotajes. Macri les gana en intención de voto inicial a Cristina (por 3,6 puntos), a Alberto Rodríguez Saá (por 3,7), a Sergio Massa (por 2,1), a Juan Manuel Urtubey (por 10) y a Sergio Uñac (por 12,1).
Sin embargo, cuando se repregunta a los indecisos, que van de 12% en el duelo con Cristina a 29,5% en la pelea con Uñac, Macri sólo se mantiene victorioso con la ex presidenta. Pero pierde con los otros cuatro. Esto explicaría, en parte, la preocupación del Gobierno por mantener “viva” políticamente a su archi rival.
3) Grupo de Opinión Pública
Se trata de uno de los capítulos de su medición mensual, en Capital y GBA, de 500 casos. Aborda el tema de la corrupción, a partir del caso de los cuadernos, pero lo amplía con preguntas incluso sobre otras presidencias. Se presenta con un margen de error de +/- 4,5%.
Encuesta del Grupo de Opinión Pública, en Ciudad y GBA.
A Raúl Timerman, director de la firma, le llamó la atención un dato en particular: pese a las revelaciones públicas, las confesiones de arrepentidos y otras pruebas que se acumulan en el expediente, un 28,8% de los consultados cree que la denuncia sobre los cuadernos es “mentira”.
Encuesta del Grupo de Opinión Pública, en Ciudad y GBA.
Después compara las presidencias desde la vuelta de la democracia, para ver en qué porcentaje la gente cree que hubo o hay, en el caso de Macri, “mucha corrupción”. Puntea Carlos Menem, con el 60,6%, lo siguen bastante pegados entre sí Cristina (41,1%), Macri (38,1%), Eduardo Duhalde (37,5%) y Néstor Kirchner (34,7%) y termina último, en este caso de manera positiva, Raúl Alfonsín con sólo el 3,4%.
Encuesta del Grupo de Opinión Pública, en Ciudad y GBA.
Interesante resulta también cuando se plantea un interrogante a futuro. ¿Qué puede pasar con la investigación de los cuadernos si gana el peronismo en 2019? Casi la mitad es pesimista.
4) D’Alessio IROL/Berensztein
Hizo una medición en septiembre sobre “Percepción de los reclamos sociales”, 942 encuestados en todo el país. Y va mostrando las diferencias entre los seguidores de Cambiemos y los del Frente para la Victoria
El trabajo arranca con un tema particularmente sensible: las declaraciones del humorista K Dady Brieva, que dijo que quería que Macri se quedara hasta el final del mandato y que la gente la pasara cada vez peor como lección para no volver a votarlo. Las aprobó el 19% del total: entre los kirchneristas sumó 40%, entre los macristas, 0%.
Luego, se ve un apoyo relativamente alto a las protestas de los docentes (59%) y a la huelga universitaria (61%). Y un rechazo aún más grueso a la legitimidad de los piquetes y las tomas de establecimientos como modo de protesta.
5) Raúl Aragón & Asociados
El consultor, que hizo trabajos para la oposición en las últimas elecciones, presentó ahora una encuesta de 600 casos en la Ciudad, con un margen de error de +/- 3,9%.
En general, muestra números negativos para la gestión de Macri. La mayoría (58,7%) considera que pese a las nuevas medidas el Gobierno no logrará controlar la inflación y muchos hasta dudan de la palabra del Presidente cuando dice que le “duele” la pobreza: casi un 60% “no le cree”.
El consuelo para el oficialismo es que, aun con este escenario, más de un 30% dijo que si Macri fuese por la reelección “lo votaría”.
Publicado en Clarín el 16/09/2018
La aparición de varios casos mortales en distintos lugares de la Argentina como consecuencia de infecciones causadas por la bacteria Streptococcus pyogenes, requiere que la población esté atenta y preparada, tanto en los aspectos preventivos como en lo que respecta a la consulta al médico en caso de la aparición de los síntomas característicos de le enfermedad.
La preocupación lógica por la situación no debe conducir, sin embargo, a un estado de alteración o de psicosis que obligue a comportamientos irracionales e inconvenientes para estas situaciones, como hacer colapsar las guardias de los hospitales ante síntomas menores, por ejemplos los de un típico resfrío, o practicar la automedicación.
Una encuesta de la consultora D´Alessio Irol del año pasado señala que más del 90 por ciento de los argentinos se automedica. Y no solo lo hace con medicamentos de los más comunes, como analgésicos leves, por ejemplo, sino también con remedios de mayor complejidad, como los antibióticos.
Los antibióticos sólo actúan eficazmente ante infecciones de tipo bacterianas; no obstante, mucha gente los emplea para enfermedades como el resfrío o la gripe, que son virales. En esos casos, no sólo no tienen ningún tipo de incidencia positiva, porque además ni siquiera alivian los síntomas, sino que además genera complicaciones mayúsculas que son subestimadas.
Está ampliamente demostrado desde una perspectiva científica que el uso indiscriminado de antibióticos genera lo que se conoce como resistencia a los antimicrobianos y la aparición de las denominadas súper bacterias, que son inmunes a los antibióticos tradicionales.
De modo que es recomendable recurrir en todos los casos al médico para que sea un profesional el que decida cuál debe ser el tratamiento a seguir de acuerdo con el diagnóstico efectuado.
Pero si la automedicación trae innumerables complicaciones a la salud pública que no son correctamente mensuradas, también es necesario señalar que, de acuerdo con la posición de expertos en este tipo de patologías, también los facultativos abusan de la indicación de antibióticos. María Cecilia Rodríguez, del laboratorio de Genética y Biología Molecular del Cerela (Conicet), considera que “en nuestro país hay una sobreindicación, y es alta la prescripción de antibióticos de amplio espectro, que deben estar reservados para infecciones graves”.
La aparición de los casos de infecciones ocurridas por la bacteria Streptococcus pyogenes, algunos de ellos fatales, constituye un desafío para el sistema de salud que atraviesa una situación preocupante, que tiene como emergentes principales la desjerarquización del área o el desfinanciamiento de los hospitales públicos, por ejemplo.
Es de esperar que, ante esta amenaza inesperada aunque por ahora muy acotada, el Estado dé respuestas sanitarias que estén a la altura de las circunstancias y que la población mantenga comportamientos responsables y prudentes, desechando conductas que estén movidas por la desesperación y la angustia, que en contextos como éstos son siempre desaconsejables.
Publicado en El Ancasti el 14/09/2018
Eduardo D’Alessio con Eduardo Feinmann
“¿Considera justos los piquetes?” por D’Alessio, en A24 con Feinmann – 13/09/18
Transmitido por A24 el 14/09/2018