Subas en la luz: la gran mayoría ya cambia de hábitos

Encuesta en Capital y el Gran Buenos Aires Ahora la gente desenchufa los equipos que no usa, enciende menos el aire y lava la ropa con agua fría.

El promocionado “uso racional” de la electricidad, que con tantas campañas se buscó promover, finalmente comenzó a hacerse realidad en los hogares porteños. Fue en cuestión de semanas y el disparador no fue ningún aviso publicitario, sino la noticia de que las próximas facturas de luz, ya sin subsidios, llegarán con subas superiores al 600%. Esa amenaza al bolsillo, y la chance de aliviarla gastando menos energía, bastaron para que la mayoría de las familias se decidieran a modificar una serie de hábitos que venían elevando el consumo de forma innecesaria.

Así surge de una encuesta hecha en exclusiva para Clarín por la consultora D’Alessio IROL entre vecinos de Capital y el Gran Buenos Aires, los distritos que menos venían pagando por energía eléctrica y los más afectados por el alza de tarifas vigente desde el 1° de febrero.

Según el trabajo, hoy los usuarios tienen “pleno conocimiento” de que, si logran usar menos energía que el año pasado, eso será premiado con un incremento más leve en la factura, tal como anunció el Gobierno. En ese sentido, un 76% ya se decidió a “tomar medidas” concretas para reducir su nivel de consumo y sólo un 18% manifestó que no hará nada al respecto.

Clarín 22

“En general, los usuarios empezarían el cambio a partir de pequeñas acciones cotidianas”, interpretan en la consultora. Y es que más de la mitad de los encuestados (51%), por ejemplo, aseguró que ahora se ocupará de desenchufar televisores, otros equipos y sus cargadores cuando deje de usarlos. Y en un 45% de los hogares ya no dejarán luces, ventiladores o aires acondicionados prendidosen habitaciones que no estén ocupando.

Alrededor de un tercio de los usuarios domiciliarios, en tanto, ya toma medidas como prender menos el aire acondicionado (y en caso de hacerlo, fijarlo en 24 grados como mínimo), abrir la heladera sólo lo necesario y lavar la ropa con agua fría o en ciclos cortos.

Lo llamativo es que, además de estos cambios de hábitos, entre un cuarto y un tercio de la gente prevé incluso realizar obras e inversiones que tenía postergadas y que le permitirán reducir el gasto eléctrico. Se trata, mayormente, de comprar electrodomésticos con mayor eficiencia energética (lo anticipa el 43% de los encuestados), mejorar la aislación de los ambientes (35%) y cambiar lamparitas tradicionales por las de menor consumo (34%).

En todos los casos, son conductas básicas para el cuidado de la energía. Pero en los últimos años, con facturas bimestrales que en muchos casos no superaban los $ 50, se habían abandonado.

De hecho, ante la consulta, 7 de cada 10 vecinos admiten que no venían haciendo un uso “cuidadoso” o “ahorrativo” de la electricidad, y que pese a eso les llegaban facturas con montos “bajos”. Sólo un 13% consideró que “no debería haber aumentos”. Un 57% afirmó que le parece bien tener que ahorrar energía, también para cuidar el ambiente, y a otro 30% le pareció “incómodo, aunque comprensible”.

Por ejemplo, los usuarios que consumen entre 301 y 650 kWh por bimestre –el segmento mayoritario– tendrán un descuento del 17,6% en el precio de cada kWh si logran reducir su gasto energético en más de un 10% con respecto al mismo período del año anterior. Y si consiguen bajar el consumo en más del 20%, tendrán una rebaja del 30,4%. Lo que no podrán evitar ni aliviar será la suba del cargo fijo del servicio, de un 234%.

 Clarín 21