Los empresarios festejan por adelantado, pero advierten que el populismo no está muerto

Frenar los piquetes a las fábricas y los juicios laborales, corregir los déficit gemelos y ponerle un tope al reclamo salarial son los temas ineludibles de la agenda. Para el establishment, después de las elecciones el Gobierno tendrá que ir más a fondo para consolidar el modelo

La euforia que vive por anticipado el mundo empresario por el resultado de las elecciones legislativas se plasmó en toda su intensidad durante el Coloquio de IDEA. El número uno del grupo Techint, Paolo Rocca, fue quien lo expresó con más claridad el viernes, al participar por primera vez de esta cumbre: “Vine porque siento que la Argentina tiene una oportunidad única por delante”. Pero la frase siguiente reveló también por dónde pasan los temores: “Si no tenemos éxito volverán los gobiernos populistas”.

Los tres días del encuentro desarrollado en Mar del Plata fueron un verdadero festejo adelantado del resultado electoral del domingo próximo. El establishment se siente representado por la política económica y aplaudió de pie a cada uno de los representantes del Gobierno que pasaron por la cumbre: la gobernadora María Eugenia Vidal el miércoles (‘les pido que piensen con el corazón), Marcos Peña el jueves (“Cambiemos llegó para empoderar a la gente”) y finalmente Mauricio Macri (“la Justicia tiene que hacer su trabajo, que es respetar la ley”).

El establishment pide que se avance más a fondo luego de las elecciones para evitar el péndulo típico de los últimos 40 años. Las fuertes reactivaciones seguidas de profundas crisis y mayor pobreza.

Los empresarios se entusiasman con la mayor cuota de poder que tendrá el Gobierno luego de las legislativas pero están lejos de relajarse: piden que se avance más a fondo con la gran cantidad de temas que históricamente ha impedido al país sostener su crecimiento por muchos años. El temor al péndulo está presente en una clase empresaria que ya vivió muchos procesos de este tipo en los últimos 40 años. Años de expansión seguidos de crisis. Y gobiernos que implementan reformas “de mercado” para luego dar paso a administraciones populistas que sólo piensan en aumentar el rol del Estado.

“No puede ser que diez personas alrededor de un fogón corten la ruta y nos paralicen una fábrica”, dijo Paolo Rocca, recibiendo la mayor ovación a lo largo de los tres días del Coloquio de IDEA.

Le pasó a Alfonsin, que tuvo su momento de “gloria” entre 1985 y 1987, a Menem entre 1992 y 1995 y a Néstor Kirchner entre el 2004 y el 2007. Esos períodos de fuerte expansión vinieron seguidos de fuertes recesiones y ajustes. El Gobierno asegura que esta vez las bases de la recuperación son completamente distintas a aquellos períodos. Pero nadie pondría hoy las manos en el fuego por esa afirmación.

La mayor ovación a lo largo de tres días del Coloquio fue para el propio Rocca en su debut. Una frase suya levantó como un resorte a los mil empresarios que colmaban el enorme salón del subsuelo. “No puede ser que diez personas alrededor de un fogón corten la ruta y nos paralicen una fábrica”, señaló el empresario durante la curiosa reedición de “la batalla de las superficies” que compartió con Marcos Galperín. Toda una señal respecto a cuáles son los temas más urgentes que los ejecutivos tienen en la cabeza. Los altos niveles de ausentismo que sufren las industrias y las millonarias demandas por accidentes de trabajo serían parte de este mismo fenómeno.

El presidente de Mercado Libre no se quedó atrás. Se metió a fondo con la reforma laboral y pidió que haya recambio en el sindicalismo y hasta se animó a cuestionar el pago obligatorio del 2,5% de los trabajadores a sus obras sociales que tienen como destino el bolsillo de los gremialistas.

Para los hombres de negocios el peor pecado que puede cometer el Gobierno luego del 22 de octubre es dejarse estar. Que el gradualismo fiscal contagie a todo lo demás, desde los cambios al esquema tributario hasta las nuevas reglas laborales imprescindibles para que las empresas puedan competir mejor. Confiar en que los mercados internacionales seguirán financiando durante varios años esta “transición” puede resultar un arma de doble filo. Y sin dudas un cambio de clima internacional resulta el mayor riesgo que enfrenta Macri en los dos próximos dos años. Si se corta el chorro de crédito externo, todo el andamiaje montado en estos dos años se derrumbaría.

Aunque la coyuntura económica estuvo casi ausente durante los tres días de debates, fue Javier Finkman, economista jefe del HSBC para la región Sur, quien se ocupó de poner el dedo en la llaga al hablar en el panel sobre los desafíos que tiene la Argentina para “subirse” al mundo, es decir, para empezar a competir. Allí advirtió sobre los efectos de un tipo de cambio que muestra síntomas de un atraso persistente. Y también sobre las dificultades que puede generar la continuidad de los déficit gemelos: el fiscal y el comercial. “Esta vez, a diferencia de la década de 1990, tenemos un tipo de cambio flotante y eso no es un detalle menor, explicó.

Pero mientras se habla de los riesgos que enfrenta la recuperación, la encuesta semestral que realizó la consultora D’Alessio IROL demostró que el optimismo de corto plazo está en su momento más alto. La visión unánime es que la economía acelerará su expansión en el 2018. Salvo el FMI que ve un crecimiento de 2,5%, lo mismo que espera para este año, el escenario base del mundo empresario es que no resultará difícil llegar al 3,5% e incluso algunos se entusiasman con un 4%.

Un dato alentador de esta semana fue que en septiembre el consumo masivo creció por primera vez desde que asumió Mauricio Macri, un tenue 0,4%. Es uno de los últimos sectores que aún faltaba reactivar y que está en línea con el aumento del volumen de ventas que registran las principales empresas del sector, cuyos ejecutivos también pasaron por Mar del Plata para el Coloquio, desde Arcor hasta Molinos, pasando por Coca Cola. “Hay un cambio en la conducta del consumidor, que ahora tiene más opciones de ahorro y muchos además tienen que pagar la cuota de un crédito. Hay que adaptarse al nuevo escenario”, señalaban.

Otro dato que ayuda a sostener expectativas favorables es que la inversión está creciendo mucho más rápido en 2017 y lo haría aún a una velocidad mayor el año próximo. Según un informe que distribuyó el economista Dante Sica, este año el incremento es del 10% y el que viene lo hará a un ritmo del 12%. “Si se mantiene la tendencia –agregó el titular de la consultora Abeceb- podemos empezar a tener esperanza de alcanzar un nivel de crecimiento sostenido en los próximos años”.