El impacto de dólar: de la obsesión a la incertidumbre

Las fluctuaciones del dólar repercuten en el día a día y tienen un impacto en el costado psicológico, según admiten los especialistas. Pero las experiencias pasadas vinculadas a los movimientos del tipo de cambio también contribuyen a la resiliencia.

Entre los efectos psicológicos que los profesionales asocian a las variaciones del tipo de cambio el principal es la incertidumbre, que alcanza a distintos sectores de la población.

Ese efecto puede generar distintos trastornos. Desde angustia y ansiedad hasta tensión y una mayor frecuencia de contracturas.

Algunos especialistas recomiendan desconectar por momentos la atención del tema como una forma de descomprimir tensiones.

Con todo, una encuesta realizada en estos días y en el marco del última alza por una consultora privada indica que la actitud más común de los argentinos apunta a hacer todo lo contrario.

El dólar es, según los conclusiones de ese estudio, una preocupación que se transforma en obsesión cuando sus fluctuaciones generan incertidumbre.

Los movimientos del precio de la divisa impactan en la economía real y tienen un efecto sobre el ánimo de la población.

En este marco, una encuestadora salió a medir ese impacto durante las jornadas del miércoles y el jueves pasado, día este último en el que la divisa llegó a superar por momentos la barrera de los 40 pesos.

La encuesta estuvo a cargo de D’Alessio IROL / Berensztein y se basó en una pregunta: ¿Hasta dónde llega la justificada obsesión de los argentinos con el dólar?

“9 de cada 10 argentinos realizan un seguimiento diario de la cotización del dólar”

Para hacer el trabajo se consultó 752 casos relevados a través de Internet.

Según la conclusión principal del sondeo, “9 de cada 10 argentinos realizan un seguimiento diario de la cotización” del dólar.

El estudio distinguió matices en ese grupo.

Así, registró que un 26% sigue la cotización de forma “permanente”. Esto significa que un cuarto de los consultados vive pensando en el dólar.

Detrás de ese grupo aparece un 23% que se detiene a mirar el precio de la divisa “entre dos y tres veces por día”.

Un 38%, en tanto, dijo que sólo se fija en ese indicador “una vez por día”.

Un 13% , en tanto, respondió que “no me interesa seguirlo a diario”.

El impacto es mayor cuando se mida la “reacción ante la suba del dólar”.

En ese caso sólo el 6% dice ser indiferente.

Los demás se dividen entre los que experimentan “incertidumbre” (43%), “enojo” (22%), “miedo” (16%) e “impotencia” (13%).

Publicado en Diario La Provincia el 03/09/2018